Capítulo VII. Un pajarillo herido
Sintiendo como se ahogaba en su propio pánico, el ángel de cabellos dorados quería escapar, pero sus piernas estaban congeladas en su lugar.
¿Dónde estaba ella? Era la pregunta constante de sus pensamientos mientras trataba de calmarse y buscar algo que le diera indicio de su ubicación. El lugar donde estaba, ese mundo que parecía apocalíptico y terrorífico, estaba plagado en llamas, y el cielo era de un profundo color rojo sangre. Aunque quería decirse que estaba en el mundo humano por los rascacielos y las luces de neón, los habitantes que apenas podía apreciar le decían todo lo contrario.
La peculiar vista acompañada del repentino sabor a hierro pesado y azufre casi la hace vomitar, conteniendo a duras penas las arcadas.
Sosteniéndose de la pared con una mano, Charlie se agarró la cabeza que le palpitaba mientras intentaba concentrarse, pero el zumbido en los oídos y la visión borrosa se lo impidieron. ¿Cómo llegó allí? Quizás eso le daría una respuesta de como regresar al cielo. No podía precisar los detalles, pero recordaba haber bajado siguiendo a las escuadras angelicales. Sin embargo, en algún punto del camino no podía recordar como siquiera había logrado poner pie en ese sitio, su mente estaba borrosa y entumecida. Pero si estaba segura de una cosa, fuera lo que fuera ese lugar, alguien quizás podría decirle como regresar a su hogar.
Se las arregló para ponerse de pie delirantemente justo cuando los sonidos de gritos ahogados y distorsionados entraron en sus oídos. Su vestido blanco estaba rasgado a lo largo del dobladillo, su cabello rubio estaba enredado y salvaje, y no sus tenía zapatos.
¿Qué estaba pasando?
Y fue entonces cuando se apoderó del pánico. Charlotte comenzó a arrastrarse por el ladrillo manchado de humo a lo largo del callejón en el que parecía estar, hiperventilando al ver disparos de armas, granadas arrojadas y cuchillos blandiendo. Se congeló con una sacudida repentina cuando un líquido rojo salpicó todo su torso. Gotas salpicaron su rostro al mismo tiempo, e incluso le dieron un sabor.
Sangre.
Inmediatamente llevó sus manos a su boca. El pobre ángel no podría haberlo explicado, aunque hubiera querido, pero antes de darse cuenta, supo que tenía la sangre de una persona que había muerto en frente de sus ojos a causa de una lanza angelical. Las conocía muy bien y a pesar del impacto que la hizo pegarse de espalda al costado del edificio de ladrillos en llamas, ella sabía que al final, había presenciado un vil asesinato que paso justo frente a sus ojos.
¿Es que el precio para poder ver a los humanos? ¿o había cometido un terrible error producto de su anhelo? No sabía si en verdad estaba en el cielo, o en algún otro lugar tan terrible y desconocido, pero sabía que tenía que algo malo estaba por pasar.
Algo horrible de lo que no podría escapar si se quedaba ahí.
Por eso corrió, escapo y corrió, porque estaba consciente de que alguno de los ángeles de su hogar la estaría buscando, así que, decidió que sea donde sea que se encontrara, encontraría el por qué había sido traída tan abruptamente, y también, una manera de regresar a casa con su familia.
—Por dios ¿Dónde estoy? —se decía presa del pánico, mientras las lágrimas brotaban sin cesar de sus ojos escocidos.
Tenía que saber dónde estaba, como podía salir de allí, un lugar seguro donde huir, hasta que comenzó a ver a los ángeles con los que había bajado.
Fue casi como una iluminación divina que la hizo perder el miedo y salir del escondite que había alcanzado, estaba tan feliz de verlos y tener una oportunidad de volver a casa, de modo que no lo dudo dos veces para ir hacia donde estaban ellos.
—Oigan ¡Oigan! Soy yo, Charlie ¡Ayúdenme! —les gritaba dando saltos para intentar captar su atención.
Sin embargo, para su consternación y tremendo horror, vio como una persona cayo desparramada justo a un lado de ella. Charlie jadeo y sintió que nuevamente se ahoga al mismo tiempo que sus pies cedían, aterrizó con fuerza sobre sus rodillas mientras los demonios huían.
Sintió como la sangre se le helaba con lo que comenzó a suceder a continuación.
Gritos espeluznantes resonaron en el callejón mientras Charlotte mantenía los ojos cerrados, escuchando el desagradable sonido de la alfombra al rasgarse. Fue entonces cuando se dio cuenta del lugar en donde estaba, del terrible lugar en el que había caído si los ángeles exterminadores estaban en ese lugar con ella.
Finalmente entendió que había caído en lo profundo del abismo.
Estaba en el infierno.
Allí, el miedo y la desesperación comenzó a agobiarla, trato de razonar con sus compatriotas, pero estos solo la ignoraban, matando a todos los seres que se atravesaban a su paso. Camino entre los demonios despavoridos y los ángeles encontrándose en medio de un caos interminable, y por más que lo intentaba, no lograba salvar a nadie, con cada rato que pasaba veía como los pecadores morían justo frente a sus ojos, intento pedir ayuda para los que estaban agonizando, pero nadie la ayudo.
Solo había sangre, sangre y más matanza indiscriminada mientras su corazón se rompía y sentía como todo el calor se iba de su piel.
Luego de que terminó el exterminio, noto a duras penas como los ángeles, pero por más que les rogo, por más que les grito, jamás se voltearon a verla y se quedó completamente sola.
Jamás imagino el terrible dolor que ese abandono había significado, ni siquiera sabía si lo estaba procesando, estancada en un sitio viendo como los demonios comenzaban a salir nuevamente a las calles y los ángeles que la habían ignorado la dejaron a su suerte en el infierno.
Entonces, sintiéndose cansada y abandonada, comenzó a escuchar una serie de pasos, con sus sentidos debilitados, notando que unos pies se detuvieron justo cerca de ella.
Asustada, Charlie cubrió su rostro temiendo ser atacada, los pecadores le daban miedo y el caos eran terrible por lo que no sabía qué hacer cuando, de forma inesperada, la persona frente a ella solo tanteo levemente su hombro, llamando su atención.
Alzando el rostro lentamente, observo frente a sí ante lo que parecía un demonio inofensivo con una sonrisa alegre, pero su comportamiento era solo la ilusión de algo mucho más macabro. Haciéndola estremecerse, aquel extraño transeúnte estaba vestido de pies a cabeza en rojo escarlata con atuendo formal. Su abrigo a rayas estaba hecho jirones en los extremos y en el cuello resaltaba un cuello esponjado de piel animal, junto a unos lentes circulares que descansaba debajo de sus ojos brillantes que se oscurecían cada segundo.
Con una amable sonrisa, se agacho hasta quedar a su altura, manteniendo su expresión inalterable y su aura afable, ladeando la cabeza, la miro detenidamente antes de hablar.
—Buenas noches cariño ¿puedo ayudarte de algún modo? —le pregunto, y ese fue el simple inicio de todo.
Bueno corazones, no tengo mucho que decir al respecto. Como bien hemos visto desde el capítulo anterior, nos hemos traslado al pasado, a donde todo comenzo, y el momento donde un pequeño ángel se ira transformando poco a poco en un ave cantora iniciara de este modo ¿cuales son sus espectativas al respecto? Me gustaria leerlos.
Tambien aviso que me tomare un descanso de al menos dos semanas, tengo un bloqueo motivado a circunstancias personales y no he logrado salir bien de él aun, de forma que todas mis historias ya llegaron al tome de lo que tenia escrito para ellas. Espero salir de él pronto, muchas gracias por su apoyo y todas las ideas que gusten agregar son bienvenidas
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