Capítulo III: el sueño del canario
Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede herir la suceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo leas. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno.
Para Charlie, el escenario era su mundo y cantar su más grande dicha, pero fuera de los reflectores de aquel singular espacio, había un ser igual de apasionado, una criatura entregada, dispuesta a todo, cuya capacidad de amar era tan grande, que la volvía ciega.
Atada a un alma que era por demás oscura, su brillo no parecía opacarse, sino incrementarse por ello, de modo que, en medio de ese cándido sueño, permanecía tranquila en su pequeña jaula de oro.
Sintiendo el leve vibrar de una radio y la tenue melodía del piano, los ojos negros del canario se abrieron en medio de una somnolencia placentera. Mirando a su alrededor ante la falta del calor que le acompañaba, observo desde su sitio como el ser escarlata estaba de pie a su lado tomando una llamada. Charlie se quedó en silencio mirándolo, notando como este se daba cuenta que había despertado, sonriéndole con confidencia mientras seguía hablando a alguien que le era desconocido.
—Buenas tardes mi pequeño canario ¿Morfeo ha decidido liberarte de sus brazos finalmente? —pregunto travieso, dándole una suave caricia que fue bien recibida por ella.
—Más bien, me he despertado porque te has alejado de mis brazos —le dijo, gateando hasta donde él se había sentado—. ¿Ya es demasiado tarde? —pregunto tratando de observar el reloj de pared.
—Estas bien de tiempo, ayer tuvimos una sesión muy intensa y es bueno que descanses un poco antes de tu próximo show—le comento, chasqueando los dedos para que apareciera frente a ella una bandeja de comida con diferentes tipos de frutas, panqueques y miel. Enternecida, Charlie se arrimó a él, dándole un beso de agradecimiento.
Como cantante estelar del The Great Canary, Charlie gozaba de una agenda ocupada en la que tenía no solo sus presentaciones, sino también entrevistas, sesiones de fotos y promociones de productos que se vendían en todo el infierno, sin contar su trabajo como acompañante en el bar, que era atrapar incautos que, engatusados por sus atributos, dejen todo su dinero en el local.
Por supuesto, esto último no era todos los días, ya que quien quisiera tener el derecho de tener su humilde compañía, debía agendarse en una larga lista de espera y pagar una cuantiosa suma de dinero que no incluía en ello la disposición de otros servicios más íntimos. Ese era un servicio exclusivo que solo el dueño del local podía poseer.
Todas esas tareas conllevaban un gran esfuerzo de parte de la cantante que solía quedar bastante agotada al final del día, pero era la única que tenía a su disposición dos días libres que podía utilizar como quisiera, dejándole la oportunidad de dormir como quería o, en otros casos, salir a divertirse en compañía de su amo.
—¿Tienes algún para esta noche cariño? —le pregunto mientras tomaba una taza de café sentado a su lado. Ella pareció pensarlo.
—En un principio iba a llamar a Ángel para salir de compras, pero tuvo una grabación extra que le hizo cambiar los planes —comentó con un puchero, habían estado organizando esa salida por semanas, ya que querían ver un producto especial que habían sacado de la colección de la reina Lilith.
—Es una lástima que tus planes hayan cambiado, pero en vista de eso —dijo el ciervo—, sería bueno que dejaras un espacio libre para un nuevo plan.
—¿Saldremos esta noche otra vez? —pregunto, sus ojos brillando de emoción ante la idea. Con una caricia revoltosa sobre su cabello, el wendigo rio, asintiendo.
—Por supuesto querida, te lo has ganado —expreso conforme con su reacción. La cantante se levantó sobre la cama, flotando sobre sus delicados pies.
—¡No puedo esperar! Hace tanto tiempo que no salimos a pasear —gracias a las ultimas renovaciones y los grandes festivales musicales que se habían promocionado en el último tiempo, las oportunidades para salir a divertirse los dos juntos se habían reducido demasiado.
—Y como es una ocasión especial, he preparado una sorpresa para que la uses esta noche—indico chasqueando sus dedos. De inmediato, la sombra que había fungido como ayudante sirviendo otros detalles del desayuno, desapareció rápidamente, apareciendo con una caja grande entre sus manos que llevo hasta las piernas de Charlie.
Tomando la caja, la abrió descubriendo un nuevo vestido rojo de lentejuelas que venía acompañado de tacones del mismo color y prominentes perlas. Con emoción, abrazo la caja sumamente feliz del obsequió. Desde su lugar, Alastor la miraba con atención, dejando la taza sobre la mesita cercana, al mismo tiempo que la bandeja de comida se transportaba al comedor de la habitación.
—En la parte baja podrás encontrar algo más que usaras mientras esperamos el final de la noche —comentó, y con un movimiento rápido, la dejo debajo de él, causando un pequeño jadeo de ella una vez sus manos fueron colocadas encima de su cabeza. Con una sonrisa oscura y sus ojos llenos de lujuria, se acercó hasta su oreja, suspirando de satisfacción y necesidad—. Sera un completo deleite quitarlo por completo cuando estés nuevamente a mi merced.
Suspirando, Charlie cerro los ojos cuando los labios del wendigo se pasaron por su oreja, bajando por su cuello. Sin posibilidad de moverse, la cantante se dio la tarea de enfocar toda su atención en el rostro de Alastor. No sabía cómo podía sonreír siempre, en todo el tiempo que llevaban conociéndose, jamás miró una expresión diferente, su sonrisa eterna acompañado de esa energía pretenciosa y narcisista, que le daba un aire de superioridad que podía llegar a ser intimidante, pero para Charlie tenía el efecto contrario. Suspirando, se removió inquieta sintiendo el calor subir por su vientre, el fino perfume del demonio entrando por sus fosas nasales, el tacto caliente de sus manos sosteniendo las de ella, la mirada oscura y profunda que la recorría, consumiéndola por completo, tantas cosas al mismo tiempo nublaron su mente y solo la risa burlona del proxeneta la devolvió a su juicio.
—Pareces incapaz de contenerte querida —expreso el demonio coqueto y burlón, Charlie bufo, su rostro enrojecido dejándola en evidencia. Sin embargo, al bajar la mirada descubrió algo que podría ayudarla a cambiar la situación.
—Hablas demasiado, pero —su pie se estiro hacia el borde de su cinturón, sintiendo una dureza particular sobresalir de ella. En respuesta, el soltó un escueto siseo, ella asintió victoriosa—... yo creo que quien no puede contenerse es otro.
Con confidencia, ambos se besaron con fogosidad, aventurando sus manos sobre la piel ajena, disfrutando el tacto húmedo entre sus lenguas al tiempo que sus intimidades se frotaban apenas separadas por la tela. Bajando con rapidez la bragueta de su pantalón, Alastor levanto las piernas de Charlie posicionándose entre ellas sin impedimentos. No tuvo que forzar demasiado el camino, que ya se encontraba húmedo con los restos de su encuentro anterior y mientras movía con rapidez sus caderas sobre el coño húmedo de su cantante, mordía la piel palida de su hombro, lamiendo las marcas anteriores y creando una serie de nuevos chupetones que la joven cantante expondría con orgullo en cada salida, sesión de fotos y presentación que tuviera, porque eso al menos era el fiel indicativo de que tenía un dueño.
Con desesperación, Charlie tocaba sus senos a la par de los movimientos de Cadera de Alastor, sus piernas se sentían acalambradas, el calor abrumante colapsando lentamente su vientre y una necesidad infinita de liberación comenzaron a nublar su juicio, movimiento sus caderas al mismo tiempo que el wendigo, buscando profundizar las estocadas, enloqueciendo con el placer de tenerlo única y exclusivamente para ella en esos momentos, porque no había nadie más con el que Alastor hiciera esto, así como ella era un premio que solo le pertenecía a él y nadie más.
—¿Dónde lo quieres cariño? —su voz gruesa era solo leña que alimentaba el fuego interno de la rubia, apenas podía decir algo coherente entre sus jadeos, aunque no es como si él estuviera en mejor condición, mareado de la calidez y humedad de su interior que lo apretaba con fuerza, indicándole la proximidad inminente de su liberación.
—Dentro, hazlo dentro —jadeo desesperada, pero ladeando su cuello mientras se impulsaba con su brazo, la cantante llego a escasos metros de sus labios, quería, no necesitaba tanto besarlos mientras llegaba al orgasmo, no había bendición más grande que esa.
El efecto pareció ser el mismo en Alastor quien abrazo sus caderas, moviéndose con frenesí mientras empujaba su pene más fuerte dentro de ella, los besos ahogan gran parte de los jadeos que soltaban con cada estremecimiento y sensación de placer, hasta que finalmente todo sentimiento de resistencia termino roto por el éxtasis.
Soltando un grito sumamente indecoroso, Charlie soltó los labios de Alastor apretándose contra él, el Wendigo hizo lo mismo, estremeciéndose mientras su propia liberación se derramaba dentro de ella.
Permanecieron un instante en la misma posición, desplomados uno encima del otro, aun conectados mientras las estrellas estallaban detrás de sus párpados.
Alastor salió de ella, la ausencia de ese algo fue liberador, en conjunto de la satisfacción que convino verlo acostarse sobre ella, reposando los efectos del orgasmo sobre la calidez de su pecho, disfrutando levemente de ellos. Con una gran alegra, Charlie acaricio las orejas del wendigo con suavidad, tarareando una melodía de victoria a duras penas.
—Al final —la voz le faltaba, la cabeza oculta del demonio entre sus senos tampoco le ayudaba a recuperar el aliento—... perdiste la compostura —susurro, risueña. Alastor compartió su risa.
—Que puedo decir, cariño —se encogió de hombros, levantándose de la cama y procediendo a verla a los ojos, un brillo travieso seguía atravesando aquellos ojos escarlatas—. Eres una demonio en verdad encantadora.
Entre su bruma de éxtasis, Charlie sonrió, viéndolo acomodar sus ropas mientras ella solo le miraba desnuda desde la comodidad de la cama.
—Vagatha vendrá en un par de horas a ayudarte a arreglarte, está atenta para no atrasarte —indico, y Charlie asintió, viendo como este desaparecía por el umbral de la puerta.
Acompañada únicamente de la música de la radio que había en la habitación, Charlie dio una vuelta sobre el colchón, tapando sus ojos mientras suspiraba. Paseando sus manos por las zonas que Alastor había acariciado, aun sentía su interior caliente y lleno por él, contrayéndose lentamente, ante la ausencia de este. Mirando la imponente lámpara que colgaba del techo, se preguntó verdaderamente si no había mayor felicidad en eso.
—¡Otra vez lo hicieron antes de que yo llegara!
Levantándose de golpe, la cantante se encontró con la expresión desencajada de una morena demonio de largos cabellos plata, su único ojo analizaba con estupor cada rincón del cuerpo desnudo de Charlie, sumamente marcado por las garras y marcas de beso dejados por el wendigo. Con una sonrisa avergonzada, Charlie ladeo la cabeza en señal de disculpa.
—Buenos días, Vaggie —saludo encogiendo la cabeza.
—Les he dicho mil veces que no hagan... sus cochinadas justo antes de que esté a punto de llegar ¡Por dios! ¡La maldita habitación huele a sexo todavía! —se quejó.
—Sí, lo sé, pero no sabía que estabas tan cerca —comentó levantándose de la cama en busca de su bata de baño. En sí mismo, no tenía nada que ocultar de su amiga, pues llevaban conociéndose el tiempo suficiente como para no tener reservas con su cuerpo, además, este era su principal accesorio de trabajo luego de su voz, en, asimismo, no había mucho que no hubiera visto ya sobre el escenario.
Aun así, por mínimo pudor decidió vestirse para proseguir con su desayuno que había sido dejado a medias, mientras disfrutaba de las fresas con crema y los panqueques un poco fríos, escucho la voz de su amiga maldecir por todo lo alto, mientras retiraba las sabanas de la cama de Charlie.
—Seguro fue ese maldito bastardo —vocifero, rechinando los dientes—. No le ha bastado con hacerme limpiar el maldito semen de todas las habitaciones de este inmundo hotel, también quiere que limpie el suyo ¡Cabrón, hijo de perra!
En realidad, había sido una jugarreta de la cantante, mas no parecía ser el momento oportuno para develar eso. Su amiga parecía de un humor terrible, pero Charlie seguía sin entender el motivo.
Vagatha, o Vaggie como le decía, era una "trabajadora" del Hotel donde Charlie vivía, que se encargaba de la limpieza de las habitaciones y de algunas secciones del casino como recurso para obtener más dinero. Se habían conocido poco después de su "llegada" y parecía que la demonio polilla tenía al menos unos cuantos años trabajando para Alastor. Ella no estaba feliz de eso, ni siquiera quería tener que verle la cara, pero parecía que no tenía una opción, por lo que, para salvar su propia existencia, colaboraba de buena gana en las labores que rutinariamente el wendigo le pedía. Entre esas, una de las principales acciones de Vaggie era atender la limpieza de la habitación de Charlie, impedir la entrada de cualquier ser extraño que osara querer irrumpir en la morada, así como bridar apoyo en todo lo que requiriera.
—En cuanto termines de desayunar será mejor que limpies tu cuerpo, mientras tanto iré seleccionando tu traje de esta noche —expreso. La rubia asintió, terminando poco a poco los restos de su comida.
Era una bendición que alguien como ella no solo la ayudara en cada detalle de su vestuario y preparación, sino que era una gran compañía cuando estaba obligada a permanecer dentro de la protección de su habitación en el hotel. Charlie sabía que estaba siendo obligada a trabajar con ella, era una de las tantas funciones que la morena debía hacer dentro de su jornada rutinaria, pero habían tenido una química tan amigable una vez que comenzaron a interactuar, que no había otra persona que la cantante pudiera llamar como una verdadera amiga. Al menos no en el infierno.
Una vez dentro del baño, ingreso a la regadera a fin de limpiar todas las regiones de su cuerpo que pudieran estar sucios, lavando su cabello con suaves y perfumadas pociones, mantenía el brillo de este y enriquecía su piel al mismo tiempo, quedando como una muñeca de porcelana que estaba lista para ser exhibida. Salió de la regadera acompañada del vapor caliente, viendo como Vaggie ya tenía preparada en la cama el vestido, los zapatos y accesorios que usaría esa noche con Alastor.
—Ven, voy a arreglar tu cabello para la ocasión —expreso la polilla, invitando a Charlie a sentar en la silla de la hermosa peinadora de la habitación.
Asintiendo, la rubia siguió la orden, dejando que sus finas hebras color oro fueran suavemente manejadas por Vaggie.
La cantante no podía notarlo, encontrándose espaldas contra el espejo, pero en cada movimiento del cepillo, la mano de Vaggie temblaba en ansiedad, ahogada por el fino aroma de la lavanda que emanaba de su pelo, dejaba algunos besos por las puntas, tratando de hacerlo sin ser notada. Ella deseaba a Charlie como ninguna otra persona, encantada de su delicada faz, de lo encantador de sus facciones y la curva de sus líneas, enamorada de su forma de ser y secuestrada por el júbilo de su voz que, de verdad, simulaba el canto de un canario. La polilla estaba feliz de servirla, honrada por el único regalo que tenía de ser quien tuviera ese privilegio y no ningún otro trabajador del hotel. La única persona que rompía con esa magia era el maldito que la había llevado a ese lugar en primer lugar, aprovechándose de su situación y su vulnerabilidad, la obligo a realizar un trato con él como medida de protección de quienes la buscaban. El precio era tener que trabajar para él en todo lo que este exigiera, por el resto de sus días en el infierno, hasta que finalmente pudiera pagar su deuda.
Estaba atada de manos. No tenía ni el poder ni el dinero para escapar de ese bastardo, la morena lo sabía. Pero, al menos tenía un consuelo.
—Estoy de verdad muy emocionada por hoy —comentaba la rubia en verdad emocionada—. Han sido días muy ocupados y finalmente, podre salir otra vez a la ciudad.
—De verdad me imagino como debes sentirte —respondió con tono afable.
Charlie se había convertido en la única luz que tenía en ese maldito abismo, y odiaba con todo su ser que un ser tan puro como ella tuviera que arrastrarse en ese asqueroso mundo, entregándole lo más importante a un ser que no lo merecía, que jamás podría amarla como ella y que solo le veía como un objeto.
Sin poder evitarlo, dejo de peinar sus cabellos para acercarse hasta su níveo cuello y aspirar su aroma. Era tan dulce y ligero, nada que ver con todos los demás seres asquerosos que vivían en el infierno, ella tenía una esencia parecida a la vainilla, demasiado irresistible, haciéndola sentirse tentada a tener la dicha de pasar sus manos por sobre todo su cuerpo hasta tener la oportunidad de estar en el lugar que ese maldito bastardo le había quitado.
—¿Vaggie?
—¿S-SI? —salió abruptamente de su ensoñación, alejándose del cuerpo de Charlie, atemorizada del modo en cómo se perdió en el cuello de la rubia.
—¿Sucedió algo? Estabas oliendo muy cercana de mi cuello —pregunto algo incomoda.
—Estaba verificando que no quedara rastros del semen del maldito bastardo, tenía que ser un maldito venado con poderoso aroma, apesta a kilómetros —mintió descaradamente, pero tal parecía que su mentira tuvo el efecto deseado.
—¿En serio? —se volteó sumamente avergonzada—. ¿Tan fuerte es? ¿Debería darme otro baño? —pregunto desesperada, no se había dado cuenta de ese ligero detalle. Una cosa era querer sentirse reclamada por Alastor, otra muy diferente era caminar apestando por el escenario.
—No, por esta vez estas bien —expreso, dejándola más tranquila. No quería angustiarla con cuestiones banales, pero sus momentos de ensoñación estaban comenzando a salirse de control—. Bien, ya está listo, te ayudare a ponerte el vestido.
—¡Claro, gracias Vaggie! —le agradeció, encantada del resultado obtenido en su cabello, sin imaginar la oscura mirada que recibió de la polilla.
Luego de unos minutos, la cantante estaba finalmente lista. Se veía espectacular, el rojo sin dudas era el color que mejor le quedaba, y ese tono en particular le daba un aire de fémale fatale que era imposible de eludir. Sin dudas, ambas quedaron conformes con el resultado.
—oh señor, te ha quedado todo hermoso Vaggie —se emocionó, abrazando a su amiga, quien correspondió el abrazo con el mismo cariño.
—No es nada, es simplemente algo que tenía que hacer —respondió encogiéndose de hombros.
—Alastor estará encantado con esto—dijo, cambiando con ello la expresión súbita del rostro de la polilla—. Deberé ir saliendo, tengo que esperarlo en la recepción dentro de poco. En verdad gracias —expreso, atravesando la puerta hasta cerrarla tras de sí.
Una vez quedó sola, la morena observo la puerta vacía por un instante antes de arrojar el jarrón de la entrada con furia contra la pared. Pisando las piezas rotas de la porcelana, maldijo una y otra vez el destino de Alastor, por tener algo que ella deseaba con toda su alma. Estaba harta de tener que ser su esclava, de tener que cumplir todas sus malditas órdenes y tener que ver como un alma pura era denigrada cada día ante sus ojos.
Charlie merecía la libertad que no tenía, necesitaba saber, que existían más cosas que esa maldita jaula en donde vivía.
Buenos mis corazones, hoy ha sido un día bastante largo y laborioso, por eso disculpen la tardanza del capítulo, pero tenía que traerselos de una forma u otra <3 Esta vez vimos como es la relación de Alastor y Charlie tras banbalinas ademas de que nos encontramos con Vaggie tambien, quien no parecía contenta con el tipo que relación que estos dos llevan ¿como creen que se desenvuelva todo esto? Me gustaria conocer sus impresiones a este tercer capítulo
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