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No puedo vivir sin ti

Estaba débil, un peso casi muerto entre sus brazos. No se movía a pesar de que él la estaba zarandeando mientras gritaba su nombre entre sollozos.

¿Por que había pasado esto?

No podía pasar de nuevo. No otra vez.

¿Como había dejado que ella resultase herida de nuevo?

Unas lagrimas resbalaban por sus mejillas, resbalaban hasta caer en la cara de su hermosa prometida.

-No...Akane...No lo hagas...no me dejes...Akane...-Balbuceaba.

<<Unas horas antes>>

Era Mayo, un Mayo cualquiera en la ciudad de Nerima. Tres años después de la boda fallida, tres años después de la ultima discusión entre los prometidos más famosos de la ciudad. 
Nada había sido igual para nadie. Las demás prometidas seguían intentando tomar su correspondiente lugar al lado del chico de la trenza, quien no dictaminaba a cual de ellas iba a tomar por esposa.

La vuelta de la señora Saotome había sido un balde de agua fría para todos. La única buena noticia había sido que con su llegada había traído la cura para la maldición del chico, quien no podía ser más feliz. Inclusive había desatendido a su prometida para festejar que ya era "normal". Akane no había dicho nada.

Pero, no todo era felicidad. Pasados los meses, cada vez venían mas enemigos que tenían algo que ver con Ranma o les guardaban rencor a la familia Saotome.

El más conflictivo fue Rakan, un antiguo compañero de Ranma, el cual había caído también en una de las pozas encantadas, que lo convertía en un monstruo. 
Apareció un día por el dojo Tendo, buscando pelea pero justamente ese día el joven Saotome no se encontraba allí, ya que había salido para comer en el restaurante de una de sus prometidas.  Así que quien lo recibió fue Akane. 

Al ver las ganas de pelea que tenía el chico, la joven Tendo le ofreció pelear con él lo que hizo reír al contrario, quien aceptó gustoso ya que la joven le pareció realmente bonita. 
¿Por que no aprovechar para tener un poco de contacto con ella?

La pelea no duró mucho. Al ver una de las manos del chico en uno de sus pechos no pudo moverse. Él le dedicó una mirada coqueta y luego la soltó,  echándose hacia atrás. Dijo que volvería luego y se marchó.

Nadie podía imaginar lo que iba a pasar.

Cuando Ranma volvió al dojo, se fue a dormir sin cenar, sin decir nada a nadie. Estaba muy cansado y no quería seguir oyendo comentarios sobre su relación con él y su prometida. Estaba algo cansado con ese tema. Decidió ir a ver a su prometida al caer la noche, cosa que solía hacer a menudo sin que la familia se diera cuenta. Se quedaba un rato viendo dormir a su prometida y luego se marchaba. Era su manera de protegerla y también de pasar rato con ella.

Esa noche también lo hizo pero cuando llegó a la ventana la descubrió abierta y algo rota. Entró algo asustado para encontrar la habitación revuelta y con una nota encima de la cama.

"Ahora sabrás lo que es perder lo que más aprecias. 
He visto como la miras, aunque ahora lo haré yo.

Su piel se verá preciosa después de haber puesto mis manos en ella.

Siente el dolor, Saotome."

Ranma arrugó la nota en su mano hasta hacerla pedazos. Luego gritó.

<<<

El chico de la trenza, junto a Ryoga, Mousse, Shampoo y Ukyo, los cuales se habían unido sin preguntar, corrían para salvar a Akane del peligro. Ranma conocía a Rakan, era fuerte y aunque no recordaba mucho su pasado con él, sabía que era un mujeriego y  no quería pensar en lo que la nota que le había dejado podía insinuar. Estaba enfadado como nunca lo había estado. Se había enterado por el señor Tendo que ese malnacido había ido al dojo cuando él había sido invitado por Shampoo para comer fideos y había luchado con Akane en vez de con él. Seguro que en ese momento trazó su plan. Sabía que si quería hacerle daño solo tenía que tomar a su prometida y él haría todo lo que él quisiera. No quería poner en peligro a Akane.

Se dirigían a un palacio en medio del bosque que Rakan había decidido dejarles, donde su prometida estaría prisionera. El chico de la trenza rezaba porque Akane estuviera bien.

Al llegar allí descubrieron que el lugar tenía varias plantas, por lo que decidieron separarse. Claro que eso resultó mas difícil de lo que parecía.  Ukyo y Shampoo insistían en ir con él, por lo que empezó una discusión sobre quien de las dos iría....Al ver que sus compañeros (o ayuda insuficiente y molesta) se quedaban discutiendo, decidió adelantarse y buscar a su prometida por su cuenta. Necesitaba ponerla al menos a salvo antes de pelearse con el que había sido su amigo en el pasado.

El palacio estaba en mal estado, por lo que se apuró en su busqueda, llegando a la segunda planta donde una amplia estancia se abrió hacia él. No estaba realmente muy decorada, quedaban los vestigios de lo que fue un palacio y en el medio de la estancia una televisión y una silla. En ella había un trozo de ropa que distinguió como de Akane y un mechón azulado de cabello.

Ranma corrió hacia ellos. Los tomó en sus manos.

-¡¡Akane¡¡ ¿Estas aquí?-Gritó, mirando hacia todas las direcciones posibles, pero solo había dos entradas, una por la que entró. No había señal de que la joven estuviera allí.

La televisión se encendió, sobresaltando al chico. En ella se vio reflejada una especie de sala inferior, como un sótano. En ella se veía a una encadenada Akane sujeta a una viga de metal. Su cabeza caía hacia abajo y su cabello cubría su rostro.

-Akane¡¡-Gritó Ranma, atónito por lo que veía, que intuyó era un vídeo.

El vídeo seguía reproducionendose, una voz se escuchaba preguntándole algo a Akane. Ella al no contestar recibió un golpe con algo que parecía una cuerda. En el vídeo se repetía el golpe un par de veces, cada vez machacando más la suave piel de Akane.
Ranma tuvo que voltear para no mirar aquello. Le dolía. Mucho.

-Era una chica demasiado tozuda-Respondió una voz a su espalda-A pesar de todo, no soltó prenda.

Ranma se volteó para descubrir a Rakan mirando divertido la escena. Una vena palpitó en su sien..

-¿QUE LE HAS HECHO?-Bramó, sus puños apretados.

-¿Yo? Solo quería darte una lección

-¿QUE DICES?-Bramó de nuevo, corriendo para cogerle del cuello-¿QUE NARICES LE HAS HECHO A AKANE?

-Nada en comparación con lo que me has hecho tu a mi

Ranma le golpeó en la cara, haciéndolo caer.

-¿POR QUE? ¿Que le has hecho? ¿Por que ella?-Sus ojos se anegaban de lagrimas al pensar en el dolor que le había hecho pasar a Akane.

-Debías haberla escuchado. Como te defendía, aunque le pregunté hasta la saciedad no soltó lo que yo quería saber, debo admitir que tiene valor....aunque...

-Maldición, ella no tiene nada que ver con esto

-Sé que si no la tomaba, tú no vendrías

-¿Para que viniste? ¿Que te he hecho? ¿Por que tomaste a Akane?-El chico estaba colérico, no podía calmarse ni estarse quieto. Sufría por su prometida, por las imágenes del vídeo que seguían pasando.

-¿No lo recuerdas? CLARO QUE NO LO RECUERDAS-Gritó Rakan-Tú me quitaste lo que más quería. Cuando eramos más jóvenes¡¡

-¿Que?

-Yuri, ella era mi novia y te prefirió a ti maldito-Dijo con rabia, intentando pegar a Ranma, quien tropezó pero logró esquivarlo-Ella era mi todo y ya no está¡¡ Por eso quise hacer lo mismo contigo.

-No tenía ni idea¡¡-Dijo el chico de la trenza de manera sincera pues casi no recordaba su pasado. Quizá era de tantos golpes del mazo de Akane-No lo recuerdo pero aún así no tenías por qué hacerle daño a Akane¡¡

-¿Crees que no me he dado cuenta?-Dijo con burla-¿Ella es importante para ti no? Ella es hermosa, nunca creí que podría ver a alguien más que a Yuri, pero ella....ella de nuevo ....ELLA DE NUEVO, como Yuri, TE PREFIRIÓ A TI¡¡ 

Ranma se sonrojó al pensar en que Akane lo quería pero no se dejó engañar. Estaba ansioso por partirle la casa a ese sujeto y poder buscar donde estaba encerrada su prometida. Ya había visto suficiente del vídeo, a pesar de que seguía reproduciendose a sus espaldas. Estaba preocupado por ella y más por las palabras del chico. De nuevo todo había sido su culpa de alguna manera y su amada prometida había sido de nuevo el blanco.

-¿Quieres pelea? ¿Es eso?-Dijo poniéndose en guardia-Peleemos 

Ambos se enfrentaron con puños y dientes. Él estaba enfadado por hacerle daño a Akane por lo que sus golpes eran certeros y fuertes. Estaba alterado y no pensaba en lo que hacía. Mandó a volar a Rakan contra la pared y notó un pequeño dolor en sus nudillos, que estaban ensangrentados. Pero poco o nada le importaba.

-Ahora dime, ¿donde está Akane?-Bramó, tomándolo de las solapas de su ropa.

Rakan rió.

-¿Tienes miedo? jaja ¿que se siente al saber que está en peligro? ¿Duele verdad?

-Maldito¡¡

-Si no fuera por el respeto de Yuri, esa chica terca hubiera sido mía...en todos los sentidos

Ranma empezó a verlo todo negro. No podía estar insinuando aquello, no a su Akane...

Le dio un par de golpes que lo mandaron de nuevo al suelo.

-Te mataré, maldito-Gruñó el chico de la trenza

Cuando vio que el chico no se movía se levantó algo cansado y tropezó un par de veces. El sudor corría por su frente y se apartó un poco el pelo para respirar hasta normalizarse.
No le llevó más de dos o tres segundos.

Su mirada se volvió hacia la televisión donde una llorosa Akane seguía siendo golpeada e interrogada por el malvado Rakan. La ira volvió a correr por su cuerpo y de una patada, tiró el televisor.

-¡Ranma¡

-¡Ran-chan¡

Sus amigos en tropel habían aparecido por la entrada en la que él había entrado pero él no les hizo mucho caso. Su mente solo buscaba la manera de encontrar a Akane.

"Sótano, parecía un sotano y seguro que está en este lugar."-Se decía a si mismo mientras corría, olvidando los gritos de sus amigos.

Saltó casi golpeándose contra las paredes mientras bajaba las plantas del palacio en busca del sótano. Encontró una pequeña puerta de metal que claramente no era de la época del palacio. Claramente era algo añadido.

Empujó la puerta con fuerza, haciéndola chirriar. Era una sala grande, revestida de metal pero los ojos de Ranma solo se fijaron en la pobre chica que estaba encadenada en la mitad del espacio.

-A-Akane...-Susurró, corriendo hacia ella.

Tenía la cabeza ladeada hacia un lado, su cabello estaba revuelto y podía notar donde le habían hecho el corte de su cabello. Tenía un pequeño morado en una mejilla y restos de lagrimas secas. Sus muñecas estaban sujetas por unas cadenas que ya le habían hecho unas marcas rojas muy feas, seguramente por resistirse. 
Su ropa consistía en jirones de lo que fue un vestido amarillo y de su blusa blanca solo quedaban las mangas. Tenía su pecho descubierto y algunas raspaduras rojas por todo él, como un tres en raya. No llevaba zapatos.

El chico corrió hacia ella y no supo que hacer durante unos instantes increíblemente largos. No sabía si debía tocarla, quizá le haría daño...Sus manos finalmente se movieron y rompieron las cadenas como si fueran de mantequilla. El cuerpo de la joven  cayó flácido, siendo recogido por el artista marcial. 

Ranma se sacó la camisa china que llevaba puesta y la cubrió con suma delicadeza y mimo. Apartó algunos cabellos de su rostro y le besó la frente.

-Perdóname....Akane...

Tomándola con sumo cuidado y acunándola con protección se levantó para salir de aquel lugar. Pegó su rostro al de su prometida mientras caminaba hacia la salida, sintiendo como las ganas de llorar aumentaban y no podía dejar de soltar pequeños sollozos.

Poco le importaba que lo vieran. No le importaba llorar en esos momentos. El dolor de ella era el suyo propio y no había podido ayudarla. 

Shampoo y los demás lo alcanzaron y se quedaron callados mientras veían al joven artista marcial cargando delicadamente a su amada sin reparar en ellos, solo preocupado en estar en contacto con ella.

Ranma corrió al consultorio de Tofú, importándole poco la hora o los clientes que pudiera tener. El médico se sorprendió por el estado de la joven Tendo pero se colocó las gafas y se apresuró a tratar las heridas de la pequeña peliazul.

Ranma esperó como un lobo enjaulado en la sala de espera mientras trataban a la joven. No conseguía estarse quieto de los nervios que sentía por el estado de su prometida. Mientras la cargaba hacia la consulta pudo ver las múltiples heridas que le habían hecho con la cuerda, tanto en su pequeña espalda como en su pecho y piernas. Le dolió verlo, mucho, pues seguramente le había dolido mucho.

Sus amigos habían pasado por allí pero él no les hizo mucho caso, de hecho no podía estar tranquilo y respondía mal. Ryoga lo miró como entendiendo sus sentimientos, pues él estaba igual de intranquilo y furioso pero finalmente decidió marcharse, con el resto de sus compañeros.

Tofú salió media hora después y por su rostro, supo que estaba tan triste y debatido como él. Se quitó los guantes y fue a lavarse las manos mientras sentía la mirada azulada del chico de la trenza. Suspiró y lo enfrentó.

-Todo acabó, Ranma-Empezó-Ahora está durmiendo y puedes pasar si quieres pero no hagas mucho ruido. Necesita descansar-Dijo más serio.

-¿Ella....está bien?-Preguntó temeroso y nervioso a la vez.

-Te seré sincero Ranma...ella recibió muchos golpes, gracias a dios no ....sucedió nada muy grave pero mientras la revisaba pude comprobar que pudo pasar.

-¿A que se refiere?-Preguntó confundido por el giro de palabras del doctor.

-Bueno, está claro que Akane-chan se resistió, es una chica fuerte pero ...hay señas de que intentaron...bueno...

-Dígalo ya doctor-Dijo el chico perdiendo un poco la paciencia.

-Intentaron violarla, Ranma-Dijo mirando como el rostro del chico se contraía-No sucedió nada, no hay desgarros y sigue siendo pura pero...esta claro que intentaron forzarla. Seguramente cuando despierte sentirá mucho dolor y no quiera hablar de ello. No hay que forzarla y ponerla nerviosa.

Ranma se quedó helado. Seguramente si alguien lo pinchara, no sangraría. Se llevó las manos a la cabeza y por primera vez en años sintió ganas de llorar y de que alguien, quien fuera lo pudiera consolar. Quería sentir la calidez de los brazos de su prometida, quien siempre estuvo a su lado, quería que su madre lo abrazara ...

Se arrodilló en el suelo y dejó que los sollozos salieran de si. Tofú se agachó y puso una mano en su hombro, intentando calmar a aquel guerrero fuerte que sufría por su amada.

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Una semana y media después, Akane ya estaba en su casa, siendo cuidada por todas las manos de la casa. Nadie la dejaba sola ni un instante. Ranma se portaba más protector que nunca, no se alejaba de ella ni permitía que nadie que no fuera de su familia la tocase o cuidara de ella.

La chica al estar adolorida no se podía mover mucho y aunque lo intentara, el chico no se lo permitía, lo hacía todo él. La llevaba en brazos a todas partes: cocina, baño, sala de estar....
Akane al principió no quería y se mostraba reacia pero él también lo era, así que finalmente se dejaba ayudar. Pero solo por él.

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Ranma se levantó temprano, como solía hacer últimamente y después de vestirse, fue a la habitación de Akane para despertarla y llevarla a desayunar.
La joven le había pedido de nuevo a Kasumi que le arreglara el cabello, por lo que de nuevo, su cabello tenía aquel corte de chico que a Ranma tanto le gustaba.
Cuando entró en su cuarto ella estaba echa una bola en una esquina de su cama, durmiendo o eso parecía. Al acercarse vio que gemía y sollozaba.

Tenía una pesadilla.

Ranma se apoyó en el borde de la cama y la acercó suavemente a él para abrazarla. Últimamente la joven Tendo tenía muchas pesadillas, por lo que Ranma ya sabía que debía hacer. La acunó en sus brazos, pegando su boca al cuello de Akane, respirando suavemente, calmándola y haciendo que deje de sollozar.

Akane se acurrucó contra esa calidez que la estaba apartando de su pesadilla. Lentamente abrió los ojos para descubrir que de nuevo estaba en brazos de Ranma, que tenía su boca en su cuello, algo que hacía para calmarla. Sentir sus callosas pero suaves manos en su cabello o acariciándole la espalda para calmarla le trasmitía paz y le gustaba. Era agradable y era lo único que conseguía alejar sus pesadillas. Era Ranma y se sentía segura con él.

El chico la besó en la frente.

-Buenos días-Dijo con cuidado.

-Ho..la...-Dijo con voz pastosa.

Ranma tuvo cuidado de tocarla pues aún le dolían algunas heridas. Llevaba un fino pijama de algodón que dejaba ver algunos de los vendajes que Tofú le había colocado. Estos vendajes eran cambiados por Ranma o por Kasumi dos veces a la semana. 
Akane lo miró con algo de temor por la reciente pesadilla y miró aquellos hermosos ojos azules de su prometido que la miraba con cariño. Incluso con amor, pensaba la joven.
Desde aquel día, ella al principio no quiso hablar de lo ocurrido, de lo que le había hecho Rakan, no hacía ningún movimiento y se comunicaba a base de monosílabos o con asentimientos de cabeza. Ranma intentó no presionarla y eso la enterneció, así que siete días después decidió confesarle a su prometido el miedo que tenía y un poco de lo que le hizo el tal Rakan. Podía notar los cambios de humor de su prometido, la ira corriendo por sus facciones y también la tristeza por no haberla ayudado. Pero ella no le dijo nada sobre el intento de violación. No estaba preparada para ello.

-¿Como que te besó?-Preguntó enfadado el chico de la trenza cuando ella se lo contó. Estaban solos en la habitación de ella, con una cena a medio comer en la mesa de ella.
Akane asintió lentamente, intentando no mirar a su prometido que parecía una bestia encorvada. Sabía que no debía decírselo, pero finalmente había confesado.

-¿Donde?

-¿Eh?

-¿Donde te besó?-Preguntó mirándola fijamente a los ojos.

-Ranma,...

El chico le tocó la mejilla con lentitud, por si ella se asustaba. No lo hizo. Al verla quieta, puso un dedo sobre su labio inferior, trazandolo con suma suavidad.

-¿Aquí? ¿Te besó aquí?-preguntó con voz ronca.

Ella bajó la mirada con pena y asintió una sola vez. Ranma tragó duro. Se sentía aun peor.

-¿fue?

-Ese maldito robó mi primer beso¡¡-Gimió ella llorando abiertamente. Ranma la abrazó pudiendo sentir su dolor y la acarició sin saber que otra cosa podía hacer por ella.

-¿Que puedo hacer por ti? ¿Que quieres que haga?-Preguntó mirándola-Haré lo que quieras, Akane.

Ella lo miró y levantó sus manos para tocar el rostro de su prometido. Trazó su mandíbula, sus mejillas...

-Bésame

-¿Que?

-Quiero borrar....yo...

Al verla tan pequeñita y débil, Ranma la tomó suavemente de los hombros y la acercó a él. Con amor en su mirada se acercó a la boquita de su prometida y con las mejillas encendidas posó sus labios en los de Akane. Primero solamente los posó pero ella le pidió más por lo que el beso se convirtió en un beso de verdad. Más intenso y dulce.

 Él era cuidadoso con lo que hacia, pues estaba preocupado por su prometida. No iba a negar que besarla era delicioso y lo había deseado durante mucho tiempo, pero no quería asustarla.

Cortaron el beso con cuidado. Pero no pudieron evitar volver a hacerlo.

<<<

Habían pasado dos meses desde aquel beso. Akane había mejorado notablemente y aunque no tenía ya casi ninguna marca de los golpes y se podía mover perfectamente, su esquivo prometido no la dejaba ni un minuto sola.
Hace tiempo aquello la habría enfadado pero ahora no lo hacía. Le gustaba esa preocupación de su prometido y aunque no le gustaba admitirlo le gustaba ser mimada por él. 

Ranma a veces la invitaba a salir al parque, a alguna heladería o al cine. Pequeños momentos que pasaban juntos que ella adoraba. Aún eran tímidos e inseguros, no faltaba algún insulto a veces pero era distinto. Como una broma entre ellos.

Ranma había conseguido que sus pesados pretendientes dejaran de molestarlos. No iban ya al dojo con malas intenciones y no los interrumpían. Después de todo había ido a hablar personalmente con cada uno y había admitido que su único amor era la joven Tendo. Que iba a estar con ella pasase lo que pasase, que la iba a cuidar. Algunas no lo tomaron muy bien pero el chico de la trenza fue firme.

Esa misma tarde iba a por fin pedirle por fin lo que tanto deseaba hacer. Tenía todo pensado, la invitaría a un delicioso helado, luego una pequeña película noña de esas que le gustaban a Akane y luego un bonito paseo por un lugar nuevo que había descubierto recientemente.

Le dejó una nota en la habitación de Akane y fue a buscar un conjunto de ropa adecuado para la cita. Eligió uno verde que había usado cuando vio por primera vez a su madre. Complementó el atuendo con una gorra haciendo juego.

A media tarde ambos chicos se encontraron en la puerta del dojo. Él tenía una hermosa y grande rosa roja en sus manos y cuando Akane bajó para encontrarse con él pensó que estaba frente a un ángel.  

Akane llevaba puesto un conjunto compuesto por un top anudado y una minifalda entubada. Se veía terriblemente hermosa y el chico quedó como tonto mirándola.

-¿Nos vamos?-Preguntó ella con aquella dulce sonrisa que tardó en recuperar.

-Si...claro...-Le dio la rosa con un ligero temblor y juntos se encaminaron hacia su cita. Todo fue perfecto, sin discusiones, solamente un bonito momento juntos.

Al atardecer ambos volvían agarrados de la mano como una pareja dulce y acaramelada. Ranma estaba nervioso por el paso que iba a dar. Le dijo de sentarse en un pequeño parque que quedaba cerca del dojo. Ella aceptó y ambos se sentaron.

-¿Que ocurre, Ranma?

-Yo...bueno...quería ...

-¿Si?

-Akane...sabes que no soy muy bueno con las palabras....la verdad es que no sé como hacerlo...-Dijo con miedo-Verás, yo quería...después de todo este tiempo....sabes que eres muy importante para mi, desde que ya no peleamos he descubierto...que bueno...te quiero a mi lado Akane

-Ranma....eso...

-Por eso...yo quería pedirte...-Buscó en su chaqueta china la cajita que tan cuidadosamente había estado guardado.-Akane Tendo, no puedo vivir sin ti, desde hace tiempo que quería estar a tu lado....soy muy tonto, un burro total pero necesitaba tenerte a mi lado.

-Yo...

-Akane, sé que nos han comprometido sin pedir siquiera nuestra opinión. Han pasado tres años desde que llegué a tu casa convertido en chica. Siempre me aceptaste, por lo que quiero aceptarte a ti también-Sacó la cajita y la abrió frente a ella-Quiero estar contigo, no porque lo digan nuestros padres, si no porque ambos lo queremos. Akane, ¿quieres estar conmigo, convertirte en la señora Saotome y casarte conmigo?

Los ojos de la joven se inundaron de lagrimas y lo abrazó con fuerza.

-Si, Ranma. Claro que si

-Akane

Suavemente la tomó y selló su promesa con un beso.


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