(Narrado por Ranma)

No podía creerlo. Sin duda aquello era una maldita broma del destino.

¿Como había acabado peleando por un viaje a China y además teniendo que ser Romeo en una ridícula obra de teatro en la que Akane haría de Julieta?

Todos los muchachos querían el papel, no entendía porque lo hacían....una obra ridícula con aquella chica tan poco femenina y que golpeaba a la primera de cambio.

¿Quien podría?

Cuando la vi, parada en el escenario supe que debía comerme mis palabras. Estaba sinceramente hermosa. Su rostro levemente maquillado, sus ojos brillantes con una pequeña capa de color negro, haciendo gruesas sus lindas pestañas....su nariz pequeña...tan fina..y más abajo...sus sonrosados labios coloreados de fresa.

Eran muy apetitosos.

-Ohh...Romeo...mi Romeo

Aun puedo recordar su voz siguiendo las líneas del guión marcado...cuando nuestros ojos se encontraron mi voz se fue tan rápido como mis ojos se quedaron prendados de ella. Todos pensaron que era parte del guión e incluso gustó a muchos pero la verdad es que no podía mover un músculo....estábamos tan cerca...y ella no apartaba la vista de mi...

Por un momento me pregunté si podría llegar a estar más cerca...quizá sentir así su calidez...que ella me correspondiese..Quizá nosotros podríamos..

Pero todo se fue al traste al entrar en acción nuestros padres...siempre era lo mismo y al final terminé diciendo que nunca la besaría...

Como podría...

No se me dan bien esas cosas....

No podría besarla con todos mirando alrededor...sería muy vergonzoso.

Akane se enfadó, su bonito rostro curvado con una mueca de disgusto.

Más el mío....Insinuó que quería hacer la escena de amor con Kuno o incluso con el viejo de Happosai!!! Nunca lo permitiría

Solo podría ser YO quien besase los labios de Akane.

Por ello cambié de papeles con ella. Puagg...de solo recordar el sabor de la cinta en los labios de Kuno. Que asco. Pero no podía dejar que ese imbécil besase a mi prometida. Jamás.

Cuando quise darme cuenta estaba persiguiendo a una molesta Akane por los pasillos de los camerinos para continuar con la odiada obra. Todos los pesados estaban amarrados y puestos en custodia.

Pero Akane no quiso. Insinuó de nuevo con su boquita torcida que siguiera la escena con Kuno. Malvada marimacho. ¿Como puede pensar aquello si es solo con ella con quien me gustaría hacerlo? Solamente quería hacer eso con ella, probar por fin sus labios, besarla hasta que me dolieran los labios, por fin cumplir mi sueño....

Me cerró la puesta en las narices, dejándome sorprendido y a la vez dolorido por su actitud. Quizá después de todo ella no quería hacerlo conmigo...

Me iba a marchar cuando escuché el sonido de algo cayendo. Pateé la puerta hasta que cedió y entré para descubrir a mi prometida, inconsciente en brazos del malvado Sasuke. ¿Como osaba si quiera tocarla? Lo matería. Aun me entran ganas de hacerlo cuando lo pienso. Solo pensar en sus manos tocando la suave piel de Akane....Grrrr

Entonces sucedió, al parecer cambiarían el guión para que Julieta recibiera el "beso del despertar" de Romeo. Me molestó mucho que insistieran con el tema de los besos. ¿Por que debía hacerlo frente a todos? ¿Por que no podía ser valiente y hacerlo? ¿Querría Akane?
Esas preguntas me las hacía mientras mi padre convertido en panda me lanzaba contra mi prometida dormida. Pude agarrarme antes si quiera de rozar la piel de su mejilla.  

Mi corazón palpitaba intensamente mientras la miraba. Estaba segura de que todos en la sala podían escuchar mis latidos. No podía hacerlo...pero si lo hacía...iría a China...

Podría dejar de convertirme en mujer. Sería un hombre completo. Sin transformaciones, sin tener que esconderme y llevar siempre conmigo agua caliente y teteras.

La tomé suavemente de los hombros para acercarme a su rostro...Incluso ahora pienso que me veía realmente estúpido haciendo aquello. Solo era un beso, ¿Que tan difícil era?

Pero cada vez que me movía podía sentir con más nitidez su respiración suave, su perfume de cerezos y podía ver la forma de su pequeña nariz, las finas y pequeñas pecas que tenía en su puente. Era muy bonita...

-Ranma...

Su voz. Ella me habló y me preguntó porque no quería besarla. ¿Como pudo preguntarme aquello? Claramente quería besarla pero no delante de toda la gente¡¡ ¿Por que nadie me entendía?

"Te ayudaré" Dijo ella entonces.

Akane entreabrió sus carnosos labios, una suave invitación para mi. Aquella tonta...Aquella pequeña boquita, tan fina...prometía muchas cosas. Desde el día en que la conocí como Ranko y me sonrió supe que caería por ella. En realidad era dulce, por lo que sus labios seguro que también lo serían. Y yo quería probarlos.

Murmuré su nombre mientras me acercaba de nuevo a su boca. 

Pero de nuevo. Los miedos, las dudas....

No es que dudara de ella. Era una pelea conmigo mismo. Con mis dudas. Sobre si ella me querría de igual manera, sobre si era bueno hacerlo...

Una parte de mi me gritaba que si ella no lo querría no estaría ofreciéndose. En cierto modo tenía razón, Akane nunca haría algo así pero...

No podía.

"Solo piensa que es una actuación"

Aquellas palabras detuvieron momentáneamente mi corazón. Ella me miraba, sus ojos castaños chocolate me miraban como si me atravesasen el alma. Akane sabía que tenía miedo pero aún así quería ayudarme...Siempre está ayudándome.

Por eso ella me....

Sin saber como mi cuerpo se movió solo, yendo a su encuentro, al encuentro de sus labios. Lo ultimo que vi fue como ella cerraba sus ojos.

La imité.

Besaría a Akane.

Pasaron los segundos pero había algo....algo que no esperaba. Su contacto no fue lo que esperaba. No tenía ninguna idea sobre besos pero....aquello no parecía un beso.

Fue cuando me separé y me di cuenta de que mi boca estaba sellada con una cinta. Del mismo tipo que yo había utilizado para besar a Kuno. 

Akane había cubierto mi boca con una cinta!!

Me sentí molesto. Me sentí mal. 

Los sentimientos se mezclaban en mi cuerpo no siendo capaz de describir o elegir ninguno. Había demasiados. Por una parte sentía vergüenza por lo que mi prometida había hecho. Estaba decidido a besarla, QUERÍA besarla, pero no sobre una cinta.

El enfado siguió en mi mientras caminábamos de vuelta al dojo. Ella iba risueña, sonriendo en sus pensamientos mientras yo seguía enfadado, con una estúpida marca de cinta en mi boca. La miraba de reojo como intentando que supiera lo mucho que su gesto me había molestado pero ella seguía en lo suyo.

Una hora después, tras una horrible noticia y un enfado consecuente, me encontraba en la oscuridad de mi cuarto. Maldecía mi mala suerte, maldecía a mi bonita y tonta prometida y maldecía al ruido que hacían en el salón que no me dejaba concentrarme.

Mi cabeza era un absoluto hervidero de pensamientos que no hacían más que consumirme y que amenazaban mi buen juicio. De seguro de mi cabeza saldría humo en cualquier momento.

Abrí la ventana de mi cuarto y subí al tejado.
Siempre fue mi lugar de calma y en el que podía relajarme. Me estiré en el tejado para mirar las estrellas que ya se veían en el cielo. Suspiré cansado sin saber que debía hacer.

¿Por que Akane había hecho aquello? Por un momento pensé que íbamos a besarnos.

-Pensé...

-¿Que pensaste?

Akane me dio el susto de la vida. Por poco y no caigo del tejado. Mi rostro enrojeció. 

-A-kane...

-¿Por que estás tan enfadado?

-No lo estoy

-Estuviste huraño durante todo el trayecto...¿Tanto te molestó lo de la cinta?

Su voz risueña y su tenue sonrisa me hicieron enfadar, notaba mis puños apretados hasta tener los nudillos blancos.

Sentí como ella se agachaba a mi altura, muy cerca. Podía sentirla, después de todo tenía una gran sensibilidad cuando se trataba de ella. 

De mis labios salió un gruñido y mi mano tiró de ella, sentí como su cuerpo chocó con el mío pero poco o nada me importó. Mis dedos se enterraron en su cabellera suave azabache y acerqué su rostro al mío. 

Estaba enfadado. Había deseado aquel contacto durante mucho tiempo.

No era una persona paciente.

Devoré sus labios con toda la pasión que tenía en aquel momento. Me atreví incluso a morder levemente su labio inferior haciendo que ella soltase un pequeño pero deseoso gemido. Aproveché aquello para introducirme en su interior y rozar su lengua con la mía.

Sabía a pecado, a dulce y pecaminoso pecado. Y yo me convertí en adicto. 

Pensé en que me iba a golpear en cuanto la soltase pero no fue así, nos quedamos mirándonos con las respiraciones aceleradas e intentando recuperar el aliento.

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-¿En que piensas?-Preguntó una voz que me acariciaba el cabello. Sus refrescantes dedos trazaron la forma de mi frente, despertándome del sueño que estaba teniendo.

-Pensaba en la primera vez que te besé-Respondo tomando aquella pequeña mano y besando sus dedos.

-Fuiste muy brusco

-Me vengué por la tontería de la cinta-Musité algo enfadado.

-Sabía que te había molestado

Adoraba su risa y se lo hice saber mordiendo levemente uno de sus dedos.

-Ranma!

-No tienes idea de cuanto me molesto aquello, Señora Saotome-Dije apretando mi agarre en su cintura.

-Señor Saotome, está siendo demasiado posesivo hoy-Dijo Akane con una tenue risa, sin mostrar enfado. Revolvió mis cabellos de nuevo.

-Sabes que eres mía

-Tu caíste primero-Me sacó la lengua y yo sonreí mientras me levantaba de su regazo y me acercaba a su rostro. Ella como siempre se sonrojó por mi cercanía pero eso solo hacía que mi deseo por ella se incrementase. 

La besé suavemente, empezando con cuidado para después empezar más deseoso, sintiendo como ella le correspondía buscando más contacto.

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Recorría la espalda desnuda de Akane con las yemas de mis dedos. Ella dormía agotada y yo no podía más que observarla sobre mi pecho, durmiendo tranquilamente. Sentía sus pechos pegados a su pectoral y sus piernas enredadas en las mías.

No había lugar mejor.

Recordé de nuevo como había pasado aquello, como al año de nuestro primer beso habiamos decidido casarnos y por fin aceptar que desde siempre nos habíamos amado.

Akane me pertenecía. Mi mujer. 

Desde el inicio.

Mi Julieta.