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ACTO II (Dieciochoava Escena)

Escena XVIII: La reflexión de Junsefo sobre su vida en el trabajo, el trasfondo personal de su madre Ormenia y el cambio de Junsefo Lante Binte de punto de vista sobre el dinero

Fecha: 11 de abril del 2019 (Noche)

Personajes:

· Ormenia Bentio

· Junsefo Lante Bentio

· Irlute Lante Bentio

Lugar: La sala de estar – El hogar de la familia Lante Bentio

(Descripción del lugar: La sala de estar es un espacio amplio que conforma las siguientes características. En el lado izquierdo del escenario, nos podemos percatar de un mueble marrón y un cuadro de una pintura amazónica que se encuentra colgada en la pared y detrás del mueble. El mueble se halla decorado con dos almohadas cubiertas de una tela blanca. En el centro del escenario, se halla una mesa de cristal. Sobre la mesa, se puede observar un ramo de girasoles colocado sobre un florero de cristal y una taza que contiene un delicioso café. En el lado derecho del escenario, se puede mirar un televisor que se halla en la pared. Aquel televisor es muy grande y es de color negro. Debajo del televisor, existe un estante que contiene dos pisos. En el primer piso, se hallan las llaves de la casa y las del auto. En el segundo piso, se encuentran dos fotos familiares que se hallan decoradas con un marco negro cada una. En una foto podemos ver a Junsefo de pequeño y en la otra podemos apreciar a toda la familia que incluye a Ormenia, Junsefo y Irlute)

(Se abre el telón)

(Ingresa Junsefo Lante Bentio caminando al escenario por el pasillo izquierdo)

(Ingresa Ormenia Bentio caminando al escenario por el pasillo derecho)

Junsefo: (nervioso) Madre, debo decirte que me encuentro muy dubitativo ahora. Mi jefe me ofreció dinero, pero sospecho de él. Además, me siento tan impotente que mejor debería pensar solo en mi cuarto sin tener que contarte sobre mi vida. Perdón por ser a veces sensible, pero es que no suelo reprimir lo que siento.

Ormenia: (tranquila) Junsefo, es normal que te sientas nervioso por haber recibido una propuesta de tu jefe Kiurno. Ese hombre es un gran estafador que solo quiere verte arruinado o pisoteado por cualquier persona. No le creas nada de lo que diga, porque seguro querrá humillarte en frente de todos.

(Ormenia se acerca a Junsefo y le besa la frente)

Junsefo: (asombrado) Me sorprende que sepas de la existencia de mi jefe, Madre. Espero que no hayas charlado con él a solas sin consultarme antes. Odio cuando las personas actúan sin decirme nada anteriormente y luego me terminó enterando por terceras personas. Ojalá no lo hayas hecho, madre.

Ormenia: (sincera) La verdad que una vez sí hablé con tu jefe. Lo hice, porque pensaba que estabas trabajando mucho sin mucho dinero en el bolsillo. Le reclamé más de dos veces que te entregué un salario decente, pero no me hizo caso. Dijo que una madre de casa no debería estar enterada de la vida laboral de su hijo.

Junsefo: (confundido) ¿Espera? ¿Entonces significa que a mi jefe le desagrado por culpa tuya? ¿Es en serio madre? ¿No te das cuenta que voy a seguir teniendo un salario miserable si no soluciono ese asunto con Kiurno? ¿Estás loca o no sabías lo que estabas haciendo? Definitivamente ya ni siquiera puedo confiar en ti.

Ormenia: (tranquila) Perdóname, hijo. Desde niño, te he cuidado con cautela como cuando por ejemplo te caíste de la escalera. Lo que hice fue cargarte hasta llevarte al hospital. Comprendo que has crecido, pero me cuesta dejarte solo y que debas solucionar tus asuntos de forma personal.

Junsefo: (asombrado) ¿Y entonces por qué no te das cuenta que ya no soy un niño? Ya tengo un trabajo de practicante, pero lo tengo. Ya no tengo dificultad para caminar y también ando en la universidad, aunque el último ciclo que pasó, pues no me inscribí por realizar esta práctica pre profesional. No quiero perder mi tiempo en un trabajo que no gano casi nada. Necesito que seas sincera conmigo sin ningún secreto por esconder.

Ormenia: (calmada) Está bien, hijo. Solo por favor no te olvides de cenar, porque me costó cocinar esa comida para la noche. Tu hermana anda como difunta, ya que ha roto con Rutaldo y ni siquiera quiere bañarse en la ducha. Seguro ella lo hizo por ti, porque cuando le hablé de ti, pues ella mostró una sonrisa.

(Junsefo respira profundamente y coloca su brazo izquierdo debajo de su mentón e inclina su cabeza hacia el lado izquierdo)

Junsefo: (reflexivo) Madre, tal vez el dinero ya no es importante para mí. ¿Y si mejor dejo ese trabajo aburrido de practicante y busco trabajo cuando ya sea un estudiante egresado? No quiero perder mucho tiempo en anhelar un sueldo que probablemente no lo tenga. Quizás le pueda mostrar mi renuncia a Kiurno.

Ormenia: (tranquila) Junsefo, veo que trabajas duro cada día, porque incluso te levantas temprano. Me acuerdo que tu infancia te levantabas tarde y no te gustaba trabajar, pero ahora veo que has crecido y no puedo negar que has aprendido a valorar el dinero. Haz lo que quieras, porque al final la decisión es tuya.

Junsefo: (reflexivo) Creo que el dinero solo sirve para hacerme sentirme orgulloso de mí, pero tal vez pueda obtener esa satisfacción de otra manera. Quizás buscar un descanso en una linda playa de Ica o ir a un hotel lujoso de Ayacucho. Creo que el otro ciclo de la universidad ya podría regresar para continuar con mis estudios.

(Ormenia Bentio y Junsefo Lante Bentio se acercan entre ellos y se abrazan)

(Junsefo Lante Bentio respira profundamente y coloca su brazo izquierdo en una de sus rodillas)

Junsefo: (reflexivo) Madre, ¿Acaso has tenido experiencias similares a las mías? Me parecería interesante escuchar tu experiencia, porque eres una de las personas con las que tengo más cercanía. Me encantaría conocer más de tu vida para poder aprender de lo que digas. No es necesario que me cuentes todas tus vivencias.

Ormenia: (nostálgica) Cuando era niña, yo solía imaginar que el mundo era un lugar feliz donde todas las personas eran buenas por dentro. Sin embargo, en una ocasión me di cuenta que estaba errada y nunca más volví a confiar en todas las personas por igual. Me volví más retraída o cerrada en esos tiempos.

Junsefo: (sincero) Madre, ¿Usted ha tenido una infancia feliz o trágica a comparación de la mía? En realidad, mi conflicto es con el dinero que no puedo tener por poseer poca experiencia. Sin embargo, ahora pienso que quizás no sea necesario ahora la plata, pero tal vez sí es más importante que sea feliz.

Ormenia: (nostálgica) La mía fue una combinación de ambas. Desde pequeña, siempre me gustó ahorrar tanto que hasta llegué a tener más de cien soles. Sin embargo, una vez me robaron todo ese dinero y me acuerdo que me puse a llorar en frente de todas las personas. Tan solo tenía quince años y era muy sentimental para mi edad.

Junsefo: (asombrado) Veo que te tocaron vivir otras experiencias distintas a las mías, pero me parece muy lamentable el hecho de que alguien tuviera en mente robarte todo el dinero que ahorrabas con tanto esfuerzo. Espero que mis abuelos no hayan pagado una fortuna por recuperar ese dinero robado.

Ormenia: (nostálgica) Me acuerdo que solo me dieron diez latigazos y después estuve castigada por un mes. Creo que eso fue la razón por la que estaba llorando mucho. La verdad es que no recuerdo haber tenido otro motivo para empezar a derramar lágrimas de mi rostro. Ojalá me acuerde bien para contártelo.

Junsefo: (calmado) Madre, tómate tu tiempo. En mi caso, solo he tenido ganas de llorar cuando mi salario había sido miserable. Quería comprarme unas ricas papas fritas con el primer salario de practicante, pero no me alcanzó para comprarme nada. Esa tarde fue una de las peores de mi vida y nunca la olvidaré.

(Ingresa Irlute Lante Bentio caminando al escenario por el pasillo derecho)

Irlute: (alegre) Junsefo, me alegra verte en esta casa. Además, siento que puedo estar cerca de ti para abrazarte y brindar todo el cariño que tengo dentro de mí hacia ti. Espero no incomodarte con mi actitud positiva y cariñosa. No quiero escuchar el nombre de Rutaldo en esta casa, hermano

(Ormenia Bentio se retira caminando por el pasillo derecho)

(Irlute Lante Bentio se retira caminando del escenario por el pasillo izquierdo)

(Junsefo Lante Bentio se retira caminando del escenario por el pasillo derecho)

(Cierre del telón) (Fin de la escena XVIII)

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