14 Dejar Amar
"¡Oh, lindo cariño!
No me destruyas, te lo ruego.
Oh, lindo cariño.
Ahora que te he encontrado,
quédate y déjame amarte.
Cariño, déjame amarte."
Can't Take My Eyes Off You – Muse's Version
No habían tenido tiempo suficiente para hablar, y es que tal vez esa conversación duraría más de lo que ellos esperaban. Aunque ahora estaban tranquilos. JungKook estaba más relajado, pero muy impaciente de poder estar a solas con su novio. No va a negarlo. Sólo faltó un poco de tiempo a solas con él para que sus instintos despertaran y quizá más intensos que antes.
Volvieron al horario habitual de esperarse a la salida de la escuela. JungKook fue el primero en salir de su salón. JiMin antes había tenido una conversación divertida con sus padres para pedirles permiso de quedarse en Seúl y no tener que ir a Busan por dos poderosas razones; JungKook y la detención del día sábado.
Agradecía que sus padres fuesen tan abiertos de mente como para no escandalizarse con el hecho de que les pidió entre líneas poder quedarse en casa para follar con su novio y poder tener tiempo de calidad a solas.
Llegaron tomados de la mano mientras comían de su helado. Para ese momento JiMin esperaba que su casa estuviese completamente sola. Y así fue. Cuando abrió la puerta encontró todo perfectamente silencioso y con las luces apagadas. JungKook entró detrás de él completamente despreocupado y caminó por el pasillo como si fuese su casa.
—Debo decir que mis suegros son muy generosos conmigo—el pelinegro lo miró con una sonrisa ladina—Siempre voy a valorar que me dejen follarte en su casa.
—Exactamente... —se cruzó de brazos y lo miró de arriba abajo— ¿qué te hace pensar que estamos aquí para follar? No he dicho que te perdono. Todavía tienes mucho que explicarme.
JungKook se acercó a él para tomarlo de las caderas, pero contrario a que parecía que le daría un beso en los labios, lo depositó en su frente con brutal cariño y luego suspiró.
—Tú haz las preguntas y yo las respondo con gusto—aseguró con una sonrisa dulce—Pero primero que nada, debes saber que estoy muy agradecido de que me permitas acercarme de nuevo.
JiMin igual suspiró y se colgó de su cuello para pegarlo más a su cuerpo. Más que tensión, había cierta necesidad por tener un momento íntimo y una forma de crear conexión entre ambos, aunque realmente no la necesitaban en lo absoluto, pues ellos ya se entendían lo suficiente.
— ¿Qué soy para ti? —preguntó el rubio con hilo de voz.
—Todo—respondió JungKook con convicción—Y quiero demostrártelo con acciones, más que con mis propias palabras, puedo decirte que eres el único dueño de mi corazón.
— ¿Qué acciones serán? —preguntó con un tono coqueto.
—Ya sabes, uno poco de esto—sonrió y depositó un besó en el cuello del rubio—Un poco de aquello—pasó sus labios un poco más abajo y apretó sus nalgas—Y amarte mientras estás desnudo debajo de mí... mientras gimes mi nombre.
Un suspiró completamente involuntario escapó de los labios de JiMin y los latidos de su corazón se volvían más acelerados a medida que JungKook se acercaba a su rostro. Podía sentir la tensión en su aliento, sobre todo en la erección que se está rosando con su muslo.
Tampoco puede negar que ha deseado esto y que estuvo pensando de más en el último día. Precisamente por eso decidió que ya no tenían que esperar y que, lo que sea que tengan que hablar, lo harán después de desvanecer el deseo que se acumula en sus pantalones.
Lo tomó de la mano para guiarlo directamente hasta su habitación, el lugar que muchas veces se ha convertido en un santuario para ambos. La puerta no fue cerrada y ellos despejaron su mente de todo lo que pudiese suceder, porque los sentimientos eran intensos, eran puros, al igual que la necesidad de pertenecerse y sentirse mutuamente con sus pieles desnudas y libres al tacto.
JiMin fue el primero en tocar la cama y se quedó sentado en espera de las acciones del pelinegro. Lo mira fijamente y puede ver que su sonrisa es tan diabólica y lujuriosa como todas las demás, pero también encuentra cierto brillo que se acentúa rápido, y es lo que lo hace sentir seguro de sus palabras.
—Dada la situación y que quieres explicaciones—decía mientras se quitaba la corbata del uniforme—me temo que debo esmerarme contigo.
— ¿Y cómo lo harás? —preguntó JiMin al tiempo que se recargaba sensualmente sobre la cama.
—Empezaré con algo simple, pero que te va a encantar—sonrió ladino y terminó por quitarse el chaleco.
El espectáculo para JiMin era sublime. Ver cómo JungKook se quitaba prenda por prenda del conjunto de su uniforme escolar era una fantasía que ya desde hacía mucho cumplió, pero que ahora estaba cargada de sentimientos intensos y una necesidad apabullante de tumbarlo sobre la cama y tomar el control. Pero no. En esta ocasión no será así, y no porque quiera cederle todo el asunto, más bien porque sabe que no se lo va a permitir.
Hay advertencia en su mirada oscura como la noche, esa misma que le pide que se quede sentado y en espera de lo que hará, sin importar que pueda tardarse más de lo normal. Aunque no pasa mucho tiempo para que la desnudez de JungKook quede completamente a la vista de JiMin, y es entonces que ambos tienen una urgencia feroz por terminar con todo, pero no sucederá.
Es JungKook quien tiene todo bajo su control y lo demuestra con esa mirada oscura, con la forma en que comienza a quitar la corbata de JiMin, luego su chaleco y al último va por su camisa, aunque sólo la deja abierta.
Se hinca frente a él y con la yema de sus dedos hace un recorrido por su torso y provoca que muchos suspiros salgan de sus labios. Se escuchan tenues y dulces, justo como le gusta cuando empiezan en el acto.
Sube y baja, acercándose peligrosamente a los pezones hasta que toma uno delicadamente, pero lo suficientemente fuerte para extraer un gemido más sonoro del contrario. Éste se deshace con sólo esa acción, y su alma se vuelve ceniza cuando el otro pezón es estimulado con un pulgar. Todo su cuerpo se debilita y responde gustoso a las caricias del único dueño que puede poseerlo cuando desee, y no hay nada que pueda detener lo que ha comenzado en su interior.
La libido en la mirada de JungKook es intensa, es poderosa, tanto, que cuando JiMin pone ahí mismo sus propios ojos recibe una sacudida que lo haca jadear. Siente desespero, pero alivio también de tenerlo frente suyo, hincado y completamente a sus pies.
Finalmente le quita la camisa y la desecha en algún lugar de la habitación que tiene buena iluminación de la tarde que entra por la ventana, y eso hacer resaltar la belleza del cuerpo de JiMin, pese a que sólo está desnudo de la parte de arriba. Aunque JungKook no tarda demasiado en buscar su pantalón para bajar el cierre que hace un ruido ligeramente estruendoso y tenso para los oídos de ambos. Cuando llega al final es como un click que acciona partes de los dos, pero que se esfuerzan por mantener al margen, para que las emociones no sean desbordadas prematuramente.
JungKook comienza a deslizar el pantalón por los muslos de JiMin, pero lo hace lento, cariñoso y tocando intencionalmente con los nudillos para brindarle mejor satisfacción. Logra quitárselo y simplemente lo deja a un costado porque ya no tiene nada de relevancia. Cuando alza la mirada lo ve en esa ropa interior de encaje que a veces usa, pero no contaba con que hoy era uno de esos días. Fue inevitable para él llevar una mano para acariciar el bulto que se esfuerza por permanecer detrás de la tela, haciéndolo tan delicado y cuidadoso que el cuerpo contrario se sacude involuntariamente, evidenciando que le gusta y que le excita demasiado.
La forma en que lo mira hace que JiMin se sienta amado, muy amado, pero sobre todo deseado, y es que en los últimos días tuvo ese conflicto y esas dudas que iban y venían todo el tiempo. Pero ahora todo está despejado. Su cielo deja de ser cubierto por las nubes grises que amenazaban con una lluvia feroz, porque ahora el único sol está frente suyo y le dice de la mejor manera que es el único para él.
Las caricias en su bulto se sienten bien, pero pronto son combinadas con besos en sus muslos. Ahí es cuando echa la cabeza hacia atrás y suspira con pesadez mientras cierra los ojos. Sabe las intenciones y no piensa detenerlo por nada del mundo. Porque esta sería la primera vez que le hace algo así.
—Te haré sentir bien—susurra JungKook sin dejar de besar los muslo ajenos—Todos los días, a cada minuto y a cada segundo, te daré todo lo que te mereces... voy a follarte de la manera correcta... de la manera en que sientas verdadero todo lo que siento por ti.
Un gemido involuntario escapa de los belfos del rubio e inconscientemente lleva una mano para acariciar el cabello azabache de su novio. Es suficiente para hacerle saber lo que desea y que ya no quiere esperar más para sentir una primera liberación.
Sus bragas terminan fuera de su cuerpo y lo dejan completamente expuesto ante la mirada más oscura que pueda poseer un depredador. Guía la mirada hacia JungKook y se encuentra con una imagen sexy y seductora, pero con esa aura tan oscura que le caracteriza, misma que le sube los niveles de excitación sin el más mínimo esfuerzo.
Cuando siente que por fin recibirá un poco de consuelo, JungKook se pone de pie de la nada y va hacia la mesita de noche donde sabe que encontrará lo que necesita.
—Recuéstate—le ordena con voz profunda y terriblemente sexy—Pon las manos sobre tu cabeza y abre bien tus piernas. Déjame ver todo lo que voy a comer.
Las mejillas de JiMin adquirieron un rubor pequeño, pero lo suficiente para hacerlo ver precioso. Y, aunque realmente se puso tímido por aquellas palabras, acató cada palabra que JungKook ordenó.
Quedó completamente expuesto y sensual sobre la cama. Las manos sobre su cabeza lo mostraban completamente vulnerable y acentuaban sus curvas, pero sin duda la vista de su entrada y su pene erecto provocaron gran efecto en el interior de JungKook.
—Deberías verte—le dijo y subió a la cama como si fuese un felino acechando a su presa—Te ves tan ardiente, tan perfecto... y tan mío—sonrió diabólico.
— ¿Qué vas a hacerme? —preguntó con un hilo de voz.
—Mejor dicho; ¿qué no voy a hacerte?
Se rio, tan calmado, tan pausado y tan sensual, con un tuno ronco que consiguió estremecer al rubio, tanto, que le erizó la piel de pies a cabeza.
Después de que sus miradas hacen un intenso contacto, JungKook empieza con un recorrido de besos que inicialmente se concentran en los muslos de su novio. Son toques suaves, lentos, delicados y amorosos en toda la extensión de la palabra. Mantiene los ojos cerrados y suspira incluso, porque hay mucha satisfacción en explorar las partes prohibidas de JiMin previo a darle el mejor placer de su vida. Porque besarlo al completo desnudo también es hacer el amor y es una prueba contundente de que lo quiere de verdad, que sus sentimientos son reales y que son únicamente para él.
Sube lentamente, aspirando su aroma y disfrutando de la suavidad. Pasa peligrosamente por su intimidad y siendo malvado al hacerle creer que terminaría ahí, pero al final sube al abdomen donde se encarga de ser más cariñoso de lo normal.
JiMin siente esas acciones y no puede evitar mirar la escena que se quedará grabada en su mente por mucho tiempo. Se siente como si su vientre estuviese cargado, como si en su interior estuviese esa semilla que tanto anhela, y justo ahora JungKook le está enviando todo su amor. No puede evitar sonreír, pero luego suspira cuando se da cuenta de que está subiendo lentamente por en medio de su torso. Siente la humedad de su lengua que lo recorre obscenamente y sin reparo hasta que se posiciona en uno de sus pezones que es succionado al instante.
—Mgh, Kook—se le escapa un gemido necesitado.
Lo toma de su cabellera azabache para pegarlo aún más, para que no se le escape, para que haga un buen trabajo. JungKook es obediente al pasar su lengua más de una vez e incluso gruñir por la satisfacción. También se pega al cuerpo de JiMin y en el proceso sus erecciones se rozan. Es entonces que ambos entonan gemidos, no importando que el pelinegro está ocupado con la boca.
Después de un rato más no lo soporta y sube haciendo el mismo recorrido con sus labios hasta que llega al cuello ajeno. Lo marca, porque es suyo, y porque está de vuelta en su territorio. Al final sube más hasta que culmina en sus labios, y es ahí donde la pasión se desata, se vuelve incontenible, ambos respiran con sus gemidos y disfrutan del exquisito roce de sus erecciones desnudas.
JiMin lo envuelve completamente con sus pies y también con sus brazos para no permitir que se pierda el ritmo del beso. Usan sus lenguas y no les importa soltar más saliva de lo normal. JungKook succiona descaradamente su lengua y luego su labio inferior, mismo que muerde sin nada de cuidado, pero al instante retoma el beso.
El fuego y la necesidad los hace separarse, pero el pelinegro está moviendo sus caderas para frotarse con el contrario. Antes de que llegue el éxtasis, vuelve a descender nuevamente con sus labios, sin embargo, esta vez es más rápido hasta que ahora sí llega a donde está la intimidad de JiMin esperándolo ansioso.
—Quiero que te descargues en mi boca, ¿me oíste? —le habló con fuerza al tiempo que tomaba su miembro para darle placer—Respóndeme.
—B-bien—logró articular.
En sólo cuestión de segundos JungKook había engullido el miembro ajeno, extrayendo un gemido largo y agudo del portador. Se retira sólo por cortos segundos para poder mirarlo y luego pasa la lengua por la punta más de una vez. Se concentra en el sabor y deja que sus oídos se deleiten con los más dulces gemidos que puedan existir en esta tierra. Alza la mirada y lo encuentra completamente entregado al placer que recorre a su cuerpo, y por la forma en que frunce el seño sabe que ya no durará demasiado.
Le concede más satisfacción al engullir nuevamente, esta vez casi toca su garganta, pero no lo suficiente. No repara en sus movimientos que van de arriaba hacia abajo y que generan sonidos obscenos que rápidamente se esparcen en la habitación. Es JiMin quien está deshecho sobre la cama y quien no puede soportar todo lo que se arremolina en su interior. Sube sus pies sobre los hombros de JungKook y coloca una manito en su cabellera oscura para pegarlo más a su intimidad, si es que se puede, pero al instante el cosquilleo se acentúa en su interior y el orgasmo se vuelve completamente inevitable.
Expulsa su esencia sobre la boca de su novio quien lo recibe gustoso y complacido. Todo se queda quieto cuando la última gota sale y cede ante el efecto del primer orgasmo provocado por el sexo oral.
JungKook le brinda unos cuantos segundos para admirarlo y para tragar todo lo que quedó en su boca. Lo hace sin dejar de mirarlo y se lambe los labios completamente hambriento y deseoso de más.
—Date la vuelta, amor—le dice con voz dulce, pero hipnotizante—No he terminado contigo.
JiMin parpadea por unos cuantos segundos para enfocar la vista y se deleita también por unos cuantos segundos con la imagen tan sexy de su novio completamente desudo. Sólo sonríe al tiempo que, con lentitud e intenciones de incitar, se incorpora para quedar sentado y posteriormente se da la vuelta sobre la cama para quedar completamente recostado y con las piernas abiertas.
JungKook no puede evitar tocarse para despertar nuevamente a su miembro, aunque no hizo falta, porque la vista de JiMin recostado era bastante excitante. Suficiente para que su pene se pusiera duro de nuevo.
Desciende y se pega contra él para frotarse con su trasero. Es suave al tacto, tan irresistible que no puede evitar pensar en que quiere follárselo durante toda la tarde, pero también quiere comerlo.
—Te voy a chupar el culo—le advierte y deja salir una risa malévola—Más te vale gemir mi nombre, mi amor.
JiMin gira el rostro para mirarlo, pero demasiado tarde porque él ha descendido para besar las extensiones de su espalda. La piel ahí sigue siendo suave y deseable, tanto, que no se inmuta de pasar su lengua para saborear un poco. Desciende hacia donde están ese par de montañas esponjosas que no puede evitar morder con deseo. La marca aparece y sonríe malvado, aunque no espera que nadie pueda verla, más que él cada vez que vuelva a hacerle el amor.
Gradualmente se abre paso y con ambas manos toma los mofletes para separarlos lentamente. La entrada palpitante de JiMin queda completamente expuesta; se ve rosada y ansiosa, tanto como JungKook está por probarla.
—Oh, mgh... Kook.
Se escapa el primer gemido, porque el aludido ha pasado la punta de su lengua para acariciar la entrada. Al tacto percibe un sabor salado que le gusta y que le incita para probar más. Segundos después su lengua se desplaza con mayor facilidad ya muy concentrado en sus acciones y dejando que JiMin se deshaga en gemidos sobre la cama.
En este punto ambos están descubriendo un montón de emociones y sensaciones que eran desconocidas y que sin duda les encantan. Es el rubio quien se siente perdido y muy vulnerable, porque la lengua de su novio es bastante hábil con lo que hace.
Sus ojos se abren en sorpresa cuando siente la invasión de la punta y cómo ingresa lentamente hasta donde considera prudente llegar y el contrario puede sentir cómo su tensión disminuye considerablemente. Se da cuenta de que esta es una mejor forma de estimularlo para avanzar más rápido, pero aun así decide que quiere ir lo más lento posible.
Nuevamente lo toma de las nalgas y saca su lengua para apreciar la vista que tiene de su entrada húmeda y que se contrae con más necesidad. Acerca la punta de la lengua sólo para provocarlo hasta que finalmente vuelve a meterla y esta vez hace movimientos con ella.
—Jung... agh... JungKook.
Sale fuerte y claro de los belfos de JiMin, y el pelinegro no puede evitar sonreír, incluso gruñir lleno de satisfacción. El sonido causa una vibración que al rubio le provoca una oleada de calor poderoso y que cada vez lo hace sentir más vulnerable. Está seguro de que sólo con esas acciones es capaz de correrse por segunda ocasión, pero intenta soportar todo lo que JungKook desea estar ahí pegado disfrutando y devorando ansioso.
Sus manitos se aferran a las sábanas mientras sus ojos se cierran y comienza a gemir con más frecuencia. Siente cómo la lengua ingresa cada vez más lejos, pero no lo suficiente para estimular su punto dulce. El pelinegro lo sabe, y es por eso que sólo se permite saborear por unos cuantos segundos más hasta que por fin logra despegar el rostro.
Respira un poco agitado y busca con la mirada el bote de lubricante que había dejado sobre la cama. Cuando lo encuentra lo toma y rápidamente deposita una cantidad considerable sobre sus dedos. Los frota por unos cuantos segundos mientras que al tiempo observa la posición en la que ha deja a su novio; abierto de piernas y con el trasero ligeramente elevado sólo para él. Lo toma de las caderas con una sola mano para ponerlo en cuatro y dejarlo más expuesto de lo que ya está. Cuando encuentra la posición correcta, lleva un dedo hacia su entrada y lo mete lentamente para tantear la zona. Puede sentir que lo aprieta, pero que rápidamente se amolda y lo recibe con calidez.
Inicia con movimientos lentos que gradualmente van adquiriendo mayor velocidad. Los gemidos de JiMin le avisan que todo está bien, más que perfecto y listo, pero aun así se toma el tiempo de ingresar un segundo dedo y hace tijeras al instante. En su interior hay una lucha interna entre la cordura y la necesidad de complacerse también. Su erección duele, pero hablaba enserio cuando le dijo que se esmeraría en esto, en demostrarle que era importante, y por eso priorizaba el placer contrario por encima del suyo.
Fue dedicado y atento con cada movimiento que sus dedos hicieron, y agregó el tercero sólo para tantear que la zona fuese la adecuada. Cuando tocó el punto lo escuchó gemir dulce y bonito, y sólo fue cuestión de unos cuantos segundos para terminar con ello e ir en busca del condón.
Lo tomó rápido y abrió el empaque con agilidad. Lo colocó en su miembro erecto que masturbó rápidamente y usando de motivación el culo de su novio que no ha descendido ni un poco. Y al final lo toma de las caderas para dejar a un lado la delicadeza, para llenarlo por completo y hasta el fondo.
— ¡Oh sí! JungKookie... Hazme el amor... ya.
El aludido sólo sonríe completamente extasiado por escuchar su nombre con esos gemidos adornándolo, y remplaza la quietud por el movimiento de sus caderas que le permiten a su miembro recibir placer.
Es sensual al inicio, pero se vuelve rudo con el paso del tiempo. Lo estoca certero y con motivación, pero cuando piensa que puede ir más rápido se detiene sólo para descender y besar su espalda desnuda. Deja marcas territoriales que no se irán tan pronto y sube un poco más a donde está su oído sólo para chuparlo, para pasar su lengua con sensualidad.
—Sigues siendo mío, ¿sabes? —le decía mientras lo estocaba—¿Crees que podría enamorarme de alguien más? Fuiste el primero y siempre serás el único... sólo quiero estar dentro tuyo y hacerte el amor en muchas posiciones. Sólo contigo, amor... amor de mi vida.
JiMin se sentía como hipnotizado por esas palabras y por el placer que recorre a su cuerpo. JungKook tiene la capacidad de llenarlo perfectamente, pero también de hacerlo sentir especial con sus palabras, mismas que hoy son más especiales que en ocasiones anteriores. Lo siente tan profundo que continúa gimiendo su nombre y aferrando sus manos a las sábanas de su cama ya casi deshecha. Y el placer se vuelve más grande a medida que las estocadas en su interior aumentan. Es certero y toca su punto que lo hace gritar y estremecer al mismo tiempo. Cuando piensa que ya no puede sostenerse, su novio acude a ese llamado y lo toma en sus brazos para pegarlo a su cuerpo sin dejar de estocarlo con rapidez.
—Te amo, mi amor—le dice con voz agitada y con todo el amor desbordando en cada acción—Te amo tanto que no quiero que esto se acabe nunca.
El corazón de JiMin se acelera, al igual que las estocadas que provocan sonidos de chasquidos en toda la habitación. Aquello lo deja tan vulnerable que es inevitable dejarse llevar por el placer que pronto lo recorre con fuerza y que termina en un orgasmo muy placentero.
JungKook había clavado sus labios en el cuello ajeno sin dejar de buscar su propia liberación hasta que por fin llega y lo deja completamente debilitado. Se ha vaciado en el condón y mantiene el cuerpo de su novio con sus brazos para evitar que se vuelva a escapar... espera que no lo haga de nuevo. Ya no podría soportarlo.
—Te amo—le repite y le da un dulce beso en la mejilla.
Con una enorme sonrisa sale de su interior para quitarse el condón y lo arroja al cesto de la basura sin esforzarse demasiado en apuntar, porque sabe que lo hará. Se acerca a JiMin nuevamente para llevárselo con él hacia la cama y lo sienta a horcajas sobre sus muslos sólo para abrazarlo y para darle caricias cariñosas, para hacerlo sentir especial, para que sepa que sus palabras no sólo están siendo echadas al viento.
Se quedan en silencio, pero en JiMin resuenan ese par de palabras que jamás pensó que algún día escucharía, al menos no de JungKook, pues en los últimos días dio por definido absolutamente todo. Sin embargo, verlo cantar sólo para él frente a toda la escuela, muy consciente de que eso le traería un castigo, y ahora hacerle el amor de esa manera, hacía que se enamorara inevitablemente de él... otra vez.
Pero hay mucho que decir, porque está consciente de que no todo se soluciona con sexo, al menos eso es lo que le ha dicho su mamá.
— ¿De verdad... me amas? —pregunta el rubio con un hilo de voz—¿No me mientes?
—Para nada, Minie—le responde y deposita un beso en su cabellera dorada—Te amo en serio y estoy completamente enamorado de ti.
Para el aludido se siente como antes, como cuando todo era nuevo y estaban iniciando. Hay verdad en sus palabras y su corazón se aferra a ello ciegamente, porque confía en él, porque está seguro de que no cualquiera comete locuras por amor. Hoy JungKook hizo mucho por él.
Suspira y sale de su escondite sólo para verlo a los ojos, esos mismos que justo ahora le están profesando el amor más puro y sincero que ha existido en la historia de la tierra.
—Yo también te amo—confiesa y lo toma de las mejillas—Sabes que desde mucho antes mi atención ha estado en ti y que esperé mucho para esto—le dijo y sus ojos atisbaron unas cuantas lágrimas—Por favor, dime que no me estás mintiendo—por sus mejillas comenzaron a bajar, porque necesitaba saber, necesitaba confiar—Saber que me mientes me matará la siguiente vez y yo... yo no voy a poder con eso.
JiMin había comenzado a llorar y JungKook se apresuró a tomarlo de las mejillas para tomar sus lágrimas, para no permitir que su llanto fuese de dolor.
—Minie, sé que comencé mal, pero te juro que todo lo que he hecho por ti a partir desde ese día ha sido sincero—le consoló y tomó su manito para llevarla a la parte izquierda de su pecho—Este es mi corazón y ha latido por ti desde el día de San Valentín. No te puedes imaginar cómo se acelera cuando te veo, o cuando te beso, o cuando te hago el amor. Ahora mismo puedes sentirlo; cada latido es por ti... y es todo tuyo... yo soy todo tuyo.
JiMin sonrió aún con sus lágrimas y se puso tímido, porque la intensidad de la mirada de JungKook era completamente inevitable. Además, aunque se hubiese resistido, esas palabras causaron un gran efecto en él.
—Ya no llores, por favor—le dijo el pelinegro con voz dulce—Haré todo lo que sea para recuperar tu confianza, para que veas que hablo en serio cuando digo que te amo—JiMin sonrió con más amplitud y se dejó consentir por él—Ya te había dicho que quiero ser el padre de tus hijos—sonrió coqueto—Estoy tan enamorado que justo ahora quiero preñarte, ¿sabes? Quiero hacer todo lo que tú me pidas, también para que tengas la certeza de que realmente te amo con todo mi ser.
— ¿Y qué te detiene para dejarme embarazado? —inquirió coqueto y secó sus lágrimas.
—Tus padres—le dijo y sonrió nervioso—Sobre todo tu padre.
—Él sí quiere nietos—informó y se colgó de su cuello—Me lo dijo hoy... podemos no usar condón—intentó manipularlo.
—Ni lo intentes—negó con una sonrisa divertida.
—Dijiste que me amas—le hizo un puchero.
—Y porque te amo tanto es que te respeto—insistió y lo tomó de las caderas.
—No me respetes—insistió.
—Lo siento, amor, pero por ahora debemos continuar con esto—dijo y mostró otro condón—Anda, móntame ahora. Ámame mientras saltas sobre mi polla.
JiMin sonrió contento y meneó sus caderas al tiempo que tomaba la erección de JungKook para masturbarla. Todo fue más rápido esta vez y, cuando menos se lo espero, se encontraba saltando encarecidamente sobre su novio disfrutando de todo el placer que lo envuelve antes de tener otro orgasmo más.
Por un momento dejó calmado el tema del bebé, pero esto no terminaba aquí.
Lo prometido es deuda jajaja :) De los detalles que nos gustan :)
Les dije que el drama era corto y nada de cuidado.
Ya se pueden ir olvidando de MinGyu jsjs
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!!
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