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12 Sueño Sin Sentido



"Tal vez esto es una ilusión.

Probablemente soñando sin sentido.

Pero si amamos de nuevo,

te juro que te amaría bien.

Retrocedería en el tiempo

y lo cambiaría,

pero no puedo.

Así que si la cadena está en tu puerta,

entiendo."

Back To December – Taylor Swift



JiMin lloraba escondido en los brazos de su madre. No quería que lo viera así de abatido, pero fue imposible entrar en su casa y que ambos vieran que algo había sucedido. Quiso encerrarse en su habitación, pero Rosé corrió detrás y no se lo permitió.

Su padre, JaeHyung, miraba desde el marco de la puerta sin saber qué hacer exactamente. Ver a su hijo en ese estado le hacía hervir la sangre, pero no quería ser tan duro con el chico que espera en la estancia de su casa por una respuesta, y tal parecía que JiMin no se las daría.

—Dinos qué paso, cielo—decía Rosé con voz dulce— ¿Cómo te ayudamos?

Pero el rubio sólo negó con la cabeza y se acurrucó más contra su madre. Ella suspiró y JaeHyung estaba por perder la paciencia. Ya estaba más que claro quién había hecho llorar a su pequeño y no la iba a pasar nada bien si no daba una explicación convincente.

—JungKook está abajo, cielo. Quiere hablar contigo—le dijo Rosé con suavidad.

—No—negó sin salir de su escondite—No quiero verlo. Dile que se vaya.

Rosé miró a su esposo con un rostro suplicante para que no bajara a cometer una locura y él, aunque no quería, le hizo caso.

— ¿Quieres estar solo? —preguntó la mujer.

—Por favor—asintió.

Ambos depositaron un beso cariñoso sobre la cabellera del rubio quien se había ocultado en la almohada, y luego salieron de la habitación. Rosé caminó al frente de su esposo para interceder si era necesario. Cuando se trataba de JiMin, él no entendía mucho de razones, pero al menos tenía la idea de que el pelinegro no era un mal chico.

—Lo siento, pero no quiere bajar—avisó Rosé con desánimo—Me temo que...

— ¿Qué pasó? ¿Qué le hiciste? —preguntó JaeHyung con un tono muy tosco.

JungKook, más que asustado, estaba molesto consigo mismo y aceptaba la actitud del mayor. En ese momento se culpaba por todo y no sentía que debieran tener compasión por él.

—No quiero que piensen que lo dañé intencionalmente. Eso no fue así—negó ansioso.

— ¿Entonces qué fue? —volvió a preguntar JaeHyung con los brazos cruzados—Mi hijo está llorando, JungKook. Tampoco quiere decirnos que pasó, pero es evidente que todo es culpa tuya...

—JaeHyung—le llamó Rosé con advertencia y lo mandó a sentar al sofá.

El mayor bufó y se sentó como si fuese un niño regañado, sin haber quitado su mirada del pelinegro.

—Dinos, por favor—pidió Rosé con un tono calmado.

—Cometí un error sin intenciones de lastimarlo, lo juro—alzó su mano y la puso en su corazón—Resulta que los regalos de San Valentín que le di... primeramente no eran para él. Y es que... todo es absurdo. El profesor de literatura me sugirió dárselos a JiMin, y yo... sólo quería que alguien valorar lo que hice.

—No estoy entendiendo mucho—negó Rosé— ¿Mi hijo era una opción para ti? —lo miró sorprendida.

—No, no. Nada de eso—negó apresurado—Sé que así parece, pero no es como lo piensan. JiMin es importante para mí, desde ese día lo vi con otros ojos.

—No me convence—negó JaeHyung—Necesito que te expliques mejor.

JungKook suspiró pesado y cansado. Pero se obligó a acomodar las ideas en su mente para ser lo más objetivo posible. Contó primero lo que pasó exactamente con MinGyu y cómo HoSeok le sugirió algo que no llevaba dobles intenciones. Aseguró más de una vez que JiMin era importante para él y que consideró que era el único que podía merecer esos regalos. Pero no contaba con que eso les afectaría, mucho menos que el mismo MinGyu se atreviera a decirle eso, pues no conforme con entrometerse, mintió con toda la intención de dañar. Había querido buscarlo para afrontarlo y exigirle que dijera la verdad, pero ahora no quería perder tiempo con él. Necesitaba recuperar a JiMin.

Si pudiera retroceder el tiempo lo cambiaría, pero no puedo—dijo tratando de aguantar el llanto que estaba en su pecho—Yo les juro que no deseaba vengarme. Sí, tal vez no debía darle esos regalos. Quizá debí comprarle otros. Sólo necesito que él entienda... que ustedes también me crean que estoy enamorado de él. Todo lo que he hecho y le dicho desde ese día hasta hoy es real. Yo... yo lo amo. JiMin es todo para mí.

Rosé tenía un puchero en la cara y ganas de llorar. El discurso de JungKook había sido conmovedor y podía ver la sinceridad en sus ojos de bambi que ahora estaban cristalinos. Incluso el corazón de JaeHyung se removió, pero no lo demostraba porque se suponía que debía ser el frente de su familia y defender los sentimientos de su hijo.

—Si no fuera verdad no estaría aquí—retomó JungKook—Me habría escondido o simplemente lo hubiese dejado pasar, pero no. Estoy aquí enfrentando el error que cometí y les digo de la manera más sincera que adoro a su hijo con toda mi alma.

JaeHyung miró a su esposa y le hizo un pequeño gesto de aprobación. Ellos le creían, pero la parte difícil sería convencer a JiMin. Después de todo tiene el carácter de su padre.

—Por ahora no podrás hablar con él—habló JaeHyung—No te va a escuchar.

—Sí, sólo dale espacio para que se calme un poco—sugirió Rosé—JiMin es igual de orgulloso que su papá.

—Tsk... mira quién habla—bufó JaeHyung—La última vez que te enojaste conmigo no me hablaste una semana, tuve que arrastrarme rogándote perdón.

—Era lo menos que podías hacer—rodó los ojos—Rompiste mi colección de maquillaje, y sabes perfectamente que amo mi maquillaje.

—Fue un accidente, ¿okay? —se defendió.

—Ese no es el tema—negó y lo calló—JungKook, yo me encargaré de cuidar a JiMin, ¿de acuerdo? Por ahora sólo déjaselo al tiempo.

— ¿Toma mucho tiempo? —la miró ansioso.

—Pues...

—Una semana sin hablarte, tal vez dos—habló JaeHyung con sorna.

—No le hagas caso—negó con una suave sonrisa y se acercó a él—Ve a casa y descansa. Será un fin de semana largo.

—Está bien—asintió y le hizo una reverencia—Lo siento mucho.

—Ya después tendrás tiempo de pedirle perdón a JiMin.

Antes de irse les hizo una reverencia a ambos, pero no sentía nada de alivio. Miró la ventana del cuarto de su chico y, con un suspiro, se rindió y comenzó a caminar a su casa. Era difícil contener el llanto y sobre todo la culpa. Le gustaría retroceder, tirar esos regalos y comprar unos nuevos, darle algo mucho mejor que eso, pero ya no se podía. Ahora sólo debía esperar.

Cuando entró a casa se descalzó y caminó por el pasillo hacia las escaleras para subir a su habitación, pero su padre Jin apareció en el acto con una sonrisa, misma que se desvaneció al ver sus ojos llenos de lágrimas.

— ¿Qué pasó, Kookie? —preguntó preocupado.

—Pa... no quiero perder a JiMin—le dijo con voz rota y funesta—Él es todo para mí y ahora no quiere verme.

—Pero...—boqueó—Ay, mi cielo. Ven aquí.

No preguntó por ahora, sólo extendió sus brazos para abrazar al chico de su vida y por el cual daría lo que fuera para no verlo llorar.

Esa tarde, JungKook lloró en los brazos de su padre hasta que se quedó completamente dormido.

Al menos en sus sueños podía estar cerca de JiMin.

Definitivamente no iba a aceptar que las cosas estaban hechas. No. Porque, en cierta parte, no había mentido con respecto a sus sentimientos. Aunque sí debe aceptar que fue un error darle algo que en un inicio no estaba destinado para él.

MinGyu había mentido con toda la intención, pero JungKook decidió simplemente ignorarlo pese a que lo ha estado mirando mucho en los últimos días. Ha pasado casi una semana desde el incidente y no habido día en el que no llore. Se duerme pensando en él y en si está comiendo bien. Sólo ha podido mirarlo de lejos, porque cada vez que se le acerca huye rápidamente. Claro, después de mirarlo con desdén y con algo de rencor. Eso lo está matando lentamente y a veces se pregunta si esto podría tener solución.

Hoy despertó un tanto cansado y estresado, ya que están en la semana de evaluaciones. Pero aun así se animó a levantarse, tomar una ducha, ponerse loción y pasó a la florería a recoger un ramo pomposo de girasoles que llevaba un conejito rosa en medio. A estas alturas ya no sabía qué más hacer, pero sus padres le dijeron que siempre era bueno insistir con flores.

La cosa es que JungKook había llevado un ramo de girasoles todos los días y otros más los envió a la casa de JiMin. Y cada uno fue rechazado o devuelto.

Dolía.

Cuando llegó a la escuela intentó buscarlo, pero no logró alcanzarlo. Para cuando pasó por su salón ya estaba adentro y acostado sobre su pupitre. Quiso entrar así sin más, pero de pronto sólo se acobardó y se fue a su salón. Sintió la mirada de MinGyu, pero nuevamente lo ignoró y se sentó en su pupitre a esperar a que la clase comenzara.

El resto del día fue en automático. Sólo estaba ahí, pero no sentía absolutamente nada, sólo cuando miraba a JiMin, ahí sí que sentía cómo su corazón latía con fuerza. Pero no duraba mucho, porque se empeñaba en huir a cualquier lugar donde no estuviera él.

Y no sólo JungKook la había pasado mal. El rubio había tenido que lidiar con ese dolor insoportable en su pecho, sobre todo en las noches antes de dormir. Miraba una que otra foto que no había podido borrar y luego lloraba sobre su almohada. Las pesadillas no lo dejaban dormir y a veces sólo se quedaba despierto mirando hacia el techo, pensando en si quizá debía darle un espacio para hablar, para que intentara justificar lo que pasó. Porque no puede creer que de pronto todo se haya acabado y que haya vivido en la completa mentira.

Su madre le había dicho que sería bueno escucharlo para al menos solucionar todo y terminar bien, si es que eso decidía después de hablar. Pero la rabia abundaba en su interior y entonces terminaba retrocediendo al tiempo que rompía todas las ilusiones.

Había pasado este día pensando y pensando, además de tratar de prestar atención a sus clases, pero simplemente no lo conseguía. Para cuando el timbre de salida sonó sólo respiró profundo y guardó sus cosas en su mochila.

Nuevamente tenía que huir de él, porque bien sabía que lo buscaría de cualquier forma y volvería a acercarse con un tonto ramo de girasoles.

Al salir del salón ahí lo vio; parado con el ramo que esta vez tenía un peluche en el medio. Aunque no hubiese querido, lo inspeccionó rápidamente, y se dio cuenta de que no lucía como siempre. Sus ojos oscuros no brillaban como alguna vez lo hicieron y debajo de ellos había ojeras que ahora sí eran muy notorias. Y aun así se esmeraba por verse presentable.

Maldito.

No permitió que eso lo conmoviera y nuevamente pasó de largo frente a él, dejándolo derrotado y con los hombros caídos.

—Supongo que vas a tener que esmerarte el doble—le dijo TaeHyung con una pequeña mueca de compasión.

—La verdad es que ya no sé qué más hacer—suspiró desganado y bajó el ramo de girasoles.

—Dámelo a mí. Yo me encargaré de dejarlo en su casa, al menos para que esta vez no lo tires a la basura—le dijo con una media sonrisa.

—No quiero molestarte—negó y volvió suspirar—Seguramente saldrás con EunWoo.

—No—negó enseguida y le quitó el ramo—Toda esta semana no hemos salido. JiMin me necesita y no soy capaz de dejarlo solo.

—Pues te lo agradezco—le sonrió medianamente y luego lo miró con cautela—Tú... ¿no estás enojado conmigo?

—Al principio sí—respondió y le hizo una seña para que caminaran hacia la salida—Quería romperte los huevos por haber lastimado a mi alma gemela, pero EunWoo me contó todo y lo que pasó realmente.

—Al menos tú sí me perdonaste—habló desganado.

—Es que no es del todo tu culpa—intentó alentarlo—Fue ese cabroncito... ay, olvidé el nombre...

—MinGyu...

—Exacto. Ese maldito—negó y chasqueó la lengua—Él mintió y se nota que lo hizo por envidia. No soportó que tú hayas encontrado a alguien mejor que él. Supongo que esperaba a que lo persiguieras y le dieras más regalos. ¡Ja! JiMin estaba aquí. Siempre estuvo para ti, pero ya pasaron las cosas así y no se puede cambiar—hizo una pausa y luego agregó—Yo intenté ayudarte. Quise decirle a JiMin lo que realmente pasó, pero se enojó conmigo por eso y comprenderás que no puedo darme el lujo de alejarlo de mí. Necesito estar cerca para cuidarlo y escucharlo cuando quiera hablar de ello.

—Está bien, no te preocupes—le sonrió débil y se detuvo porque habían llegado a la salida del instituto—Me corresponde a mí arreglar esto. Pero aun así te agradezco que lo hayas intentado, que me creas y que estés ahí para él.

—No es nada—se encogió de hombros—Me tengo que ir, porque lo acompañaré a su casa... nos vemos mañana.

Se despidió agitando una mano en el aire y luego corrió hacia donde JiMin esperaba el autobús para ir a casa. JungKook se quedó parado detrás de un poste para observarlo hasta que por fin lo vio marcharse con esa carita de siempre.

Ya no soportaba esta situación y comenzaba a sentirse desesperado. Pensaba en más opciones mientras viajaba en el autobús, pero no encontraba nada.

Sus padres siempre le daban buenas ideas, así que, cuando llegó a casa, corrió a buscar a Jin en la cocina donde la mayor parte del tiempo estaba. Por fortuna también estaba su padre NamJoon.

—Necesito ayuda—lloriqueó y les hizo un puchero.

NamJoon dejó a un lado su tablet y Jin se sentó a un costado de él para tomar su mano.

Ambos no podían negarse cuando su hijo les pedía ayuda.

— ¿Qué necesitas? —preguntó NamJoon al instante—¿Dinero? ¿Ideas para regalos? Dinos. Haremos lo que sea por ti.

JungKook sonrió como un niño consentido. Debía admitir que tener a sus padres mostrándole ese apoyo era como un curita a su lastimado corazón. Tal vez no sería capaz de hacer nada por su cuenta si no fuera por ellos. Les debía demasiado.

—Sólo ideas—negó con la cabeza—Todavía tengo dinero y mi paga es el sábado.

— ¿El ramo de hoy? ¿Qué pasó? —preguntó Jin.

—No lo quiso—bajó la vista con desánimo—TaeHyung lo tomó y dijo que lo llevaría a su casa. Pero... realmente JiMin no quiere verme, por eso necesito su ayuda. Los regalos no funcionan. Las flores ya no surten efecto en él. Le envié chocolates y aparecieron en mi pupitre al día siguiente. Nada le convence... pero me encanta que sea difícil, aunque... estoy un poco cansado.

—No es para menos—habló NamJoon—Ha sido una larga semana—se detuvo e hizo un gesto pensativo— ¿Sabes? Una vez tu papá y yo estuvimos a punto de separarnos, precisamente por los malditos chismes.

—Oh, es verdad—se integró Jin y sonrió.

—Ajá, ¿y qué más? —preguntó JungKook ansioso.

Jin le dedicó una mirada cómplice a su esposo, porque ambos estaban recordando aquel momento que estuvo a punto de terminar con todo lo que tenían, todo porque los rumores fueron fuertes, mismos donde acusaban a NamJoon de infiel y mujeriego. Unas fotos muy bien truqueadas casi los hacen flaquear, pero por fortuna todo se resolvió y desde entonces ese tipo de conflictos no surgen entre ellos.

— ¿Has pensado en llevarle una serenata? —le dijo Jin con una sonrisa sugestiva—Aquella vez tu padre me llevó serenata a casa de los abuelos y cantó para mí una de mis canciones favoritas.

— ¿Sólo con eso? —lo miró curioso.

—Bueno, también hablamos y él me dio su voto de confianza—intervino NamJoon—Pero el punto aquí es que JiMin vea que eres capaz de hacer lo que sea por él.

—Si le llevo una serenata, ¿creen que pueda ceder aunque sea un poco? —los miró con ilusión.

—Pero debe ser algo original—advirtió Jin—Piensa en su canción favorita o puedes componerle una canción de disculpa y luego cantársela. Cosas así, algo que sea único. Algo con lo que estés seguro que puede abrirte las puertas.

JungKook se recargó en el respaldo de la silla y pensó un poco. Componer una canción podía tomarle tiempo, ya que bajo presión no podía hacerlo porque todo sonaría muy forzado y no quiere eso. Aunque la canción sí se la debe escribir. Entonces pensó en otra cosa. A JiMin le encantaba Taylor Swift, y lo consideró, pero de pronto recordó algo que podría funcionarle aún mejor que todo eso.

—Su película favorita—musitó.

— ¿Qué dijiste? —preguntó NamJoon.

—Que tengo la canción perfecta para darle serenata... pero necesito aprenderla ya mismo—se levantó y tomó su mochila.

Salió corriendo de la cocina, pero de pronto recordó algo importante y se devolvió a la cocina también corriendo. Primero abrazó a su papá Jin y le dio un beso en la mejilla. Y repitió lo mismo con su padre NamJoon. Se paró en el marco de la puerta de cocina y les sonrió contento.

—Los amo. Son los mejores papás del mundo.

—Nosotros también te amamos—dijeron al unísono.

—Anda, hijo. Recupera a tu chico. Recuerda que un Jeon jamás se rinde—le incitó NamJoon.

—Y no te preocupes por comida. Yo te llevo en un momento—le sonrió Jin.

—Genial—les mandó un beso volado.

Era todo un reto, pero necesitaba aprenderse la letra de la canción Can't Take My Eyes Off You para antes de mañana. No importaba si no dormía, si no comía bien o si lastimaba sus manos por tocar la guitarra durante toda la madrugada, de alguna u otra forma obtendrá el perdón de JiMin.

Porque es el amor de su vida y porque vale toda la pena del mundo.


Hellow!!! Nuevo capítulo :)

Les prometo que este drama es pasajero, e intentaré subirles el otro en un rato :)

Espero que les haya ustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!

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