11 Camino Perdido
"Ellos dicen que el camino
se pone difícil y te pierdes.
Cuando te dejas llevar
por una Fe ciega."
False God – Taylor Swift
No había mejor tranquilidad que estar en los brazos de JungKook después de haber hecho el amor con él. Se sentía bien el calor de su cuerpo desnudo y poder escuchar los latidos de su corazón, sobre todo si le acaricia la espalda de esa manera cariñosa.
Hasta ahora pensaban que las cosas iban bien... más que bien. Estaban juntos. Se sentían felices. Y no había nada que les afectara. Eso los llevaba a pensar en el futuro. ¿Qué tan lejos pueden llegar después de la preparatoria? Lo que sigue en sus vidas es estudiar la universidad para forjar los cimientos de su vida personal y económica. Cada uno sabe lo que desea y lo que quiere. Y, después de encontrarse en el camino, se han incluido mutuamente dentro de esos planes.
JiMin siempre ha visto a JungKook de la misma manera, aunque también pensaba que, de no haberlo conocido, habría ido a la universidad y se habría obligado a olvidar su enamoramiento para continuar su vida. Quizá conocería a otro chico. Volvería a enamorarse, pero no con la misma intensidad. Se habría casado con él y luego hubiera formado una familia. Sin embargo, las cosas no pasaron como lo que parecía predecible y ahora estaba ahí con JungKook, en su habitación y disfrutando del buen sexo que acaban de tener.
El pelinegro, por otro lado, pensaba también en como aceptar una sugerencia le cambió todo su mundo. Puso sus ojos en el chico equivocado, pero ahora estaba con el correcto. Sentía su respiración e incluso ha escuchado los latidos de su corazón. Sobre todo, lo ha incluido en su plan de vida. No sabe si es demasiado apresurado pensar en ello, pero lo siente y no puede evitar sentirlo.
Ve a JiMin como su novio, su compañero de vida y como el futuro padre de sus hijos.
—Amor, ¿ya te dormiste?
El corazón del rubio dio un vuelco después de escuchar ese mote cariñoso. Soñó demasiadas veces con esto y con otras cosas, y aun así parecía irreal. Le encantaba.
—Aún no—respondió y alzó la vista para mirarlo— ¿Por qué?
—Pues hace un rato dijiste que me dejarías embarazarte—le recordó con un tono divertido— ¿Era verdad?
JiMin suspiró y se ruborizó de las mejillas. Ahora se golpeaba mentalmente por haber dicho esa estupidez, pero, primero que nada; estaba muy excitado y se dejó llevar. Y segundo; es algo que desea, algo que a veces puede ser más fuerte que él.
— ¿Va a cambiar algo si te digo que sí?—inquirió con timidez y escondió su rostro en el cuello de su novio.
Una risita ronca salió de la boca de JungKook y procedió a abrazarlo con más fuerza. Era lo más adorable que había visto en su vida.
— ¿Por qué habría de cambiar algo? Estoy loco por ti, tanto, que yo también quiero embarazarte.
Impulsivamente JiMin salió de su escondite y miró los ojos de su novio para buscar la burla o la mentira, pero no encontró absolutamente nada. Él estaba diciendo la verdad.
— ¿Lo estás diciendo enserio? Porque justo ahora estoy dispuesto a dejar que me embaraces—le pestañeó coqueto.
JungKook soltó una carcajada y JiMin rio junto con él. Pero en realidad no estaba bromeando.
—Tampoco hay que ir tan rápido, Minie—lo tomó de una mejilla como un gesto cariñoso—Tenemos muchas cosas que hacer. Debemos ir a la universidad. Debes publicar tu libro. Yo debo convertirme en un Idol. Y después necesitamos comprar una casa.
—Podemos hacer todo eso teniendo al bebé—le habló coqueto para intentar persuadirlo.
—Tu mamá tenía razón con que intentarías convencerme para tener bebés—lo miró burlón.
—Es que yo quiero uno—le hizo un puchero manipulador—Quiero un bebé tuyo. Que tenga tus ojos, tus labios, tu cabello. Todo. Puedo ser una fotocopiadora de tus hijos sí así lo deseas—le habló meloso.
JungKook volvió a reír, esta vez más fuerte. Murió de ternura por la forma en que su novio le estaba pidiendo al bebé. Era como un niño pequeño que insiste por un juguete. Podía ver el capricho en sus ojos, pero también el deseo inconmensurable. Él de verdad deseaba convertirse en papá.
—Yo también quiero tener hijos contigo, ¿sabes?—le sonrió con ternura—Pero no es el momento.
—Pero, Kook—hizo otro puchero y sus ojos desbordaron desilusión.
—No te pongas triste, amor—le consoló y besó su frente—Primero permíteme tener un buen trabajo, para ti, para los niños. Necesito comprarles una casa grande. Tener dinero para darles lo mejor. Y deseo que tú también te realices. No dejes nada a la deriva. En algún momento podremos tenerlos, estoy convencido, sólo hay que ser pacientes. ¿Hum?
Aunque JiMin hubiese querido insistir no podía. Las palabras de JungKook estaban llenas de razón y no podría contradecir aquello. Como él, también deseaba realzarse profesionalmente. Quería ir a la universidad, publicar su libro y luego forjar su propio patrimonio. Está seguro de que con el tiempo viene el momento de la paternidad, así como sus padres y sus suegros hicieron, pero aun así es inevitable tener ese deseo... el deseo de tener un bebé con JungKook.
—Bien—se rindió y suspiró—Voy a esperar.
—Cuando menos lo esperes vas a tener esta pancita cargada con un bebé—le dijo con dulzura—Te lo juro.
JiMin sonrió cual niño consentido y se acurrucó nuevamente en el cuello de su novio. Para ese momento aún tenían tiempo de sobra y deseaban hacer más cosas que sólo tener sexo. El tiempo juntos era indispensable y lo utilizaban para más cosas. Por lo regular miraban series en la televisión.
— ¿Quieres ver esa película de la que me hablaste hace unos días? —preguntó JungKook con voz cariñosa.
— ¡Ay sí! —expresó emocionado—Te va a encantar. Es como un clásico de los romcoms.
JiMin tomó el control para encender la pantalla y buscó en netflix su película favorita que por tanto tiempo le ha encantado.
—Diez cosas que odio de ti—le dijo JiMin con una sonrisa en los labios.
Se recostó en el pecho desnudo de JungKook y junto a él miró la película en completo silencio, aunque algunas veces él daba su opinión con respecto a lo que veía. No conocía la existencia de esa película hasta que JiMin le habló de ella y ahora estaba ahí con él viéndola y poniéndole atención para saber qué responder cuando le esté hablando sobre eso.
Llegaron a la parte donde Patrick le canta a Kat la canción de Can't Take My Eyes Off You y eso hizo al rubio reír, pues alguna vez pensó que un momento tan romántico como ese podría sucederle, ya sea para conquistarlo o para reconciliarlo. JungKook le había cantado una canción en completa privacidad, lo mejor es que se la había escrito a él. Y podría ser muy loco que lo hiciera frente a toda la escuela.
—Creo que fue muy idiota de su parte—habló JungKook después de que terminó la película—Es decir, ¿quién jugaría de esa forma con los sentimientos de una persona? Yo no lo hubiera perdonado.
—Puede que sea culpable, pero fue valiente al admitirlo, ¿no lo crees? —lo miró con ojos risueños—Ellos se querían de verdad.
—Aun así—negó otra vez—Estuvo mal.
—Lo bueno es que sólo es una película—volvió a acurrucarse con él.
— ¿Sabes? Yo no haría nada para lastimarte—se apresuró a decir—Te quiero demasiado. Yo sería incapaz de hacerte llorar o de mentirte de esa manera.
—Lo sé—asintió y suspiró—Tengo Fe ciega en ti—se volvió a incorporar para mirarlo—No quiero pelear nunca contigo.
—Bueno, los mal entendidos pueden ser inevitables—le dijo con una pequeña mueca.
—Yo sé que sí—asintió ansioso—Mamá y papá han tenido malos entendidos en todos sus años juntos, pero han sabido cómo resolverlo. Y espero que tú y yo siempre seamos capaces de mirarnos con amor a pesar de estar enojados.
JungKook lo miró y acarició su mejilla que aún estaba sonrojada. Tener sus cuerpos juntos generaba calor en ambos y eso le encantaba. Pero que le dijera esas palabras, prácticamente diciendo que podrían llegar a pelear, le había causado un nudo en el estómago. No quería eso. Al menos no tan pronto.
—Prométeme que, aunque estemos muy enojados, nos vamos a escuchar y trataremos de solucionar los malos entendidos—JungKook le pidió con ojos ilusionados.
—Te lo prometo—respondió sin dudar—Siempre buscaremos la forma de arreglarlo. Y nunca terminaremos. Siempre estaremos juntos.
JungKook sonrió y se acercó para besar su frente con mucho cariño.
—Y en caso de que llegue a pasar algo así, puedo hacer lo que Patrick hizo con Kat—sonrió burlón.
— ¿Me cantarías frente a toda la escuela? —inquirió coqueto, aunque lleno de esperanza.
—Si eso evita perderte, entonces sí. Lo haré—aseguró con convicción.
Pero JiMin pensó que eso no sería necesario, porque se amaban tanto que ningún mal entendido sería capaz de separarlos. Confiaba ciegamente en JungKook y en que era incapaz de lastimarlo.
No, él no haría algo como eso.
Había tenido que esperar a su novio porque se atrasó con la entrega de un proyecto escolar que estaba siendo sometido a revisión. Y se estaba volviendo un poco aburrido. JiMin necesitaba besitos y atenciones del pelinegro, pero su profesor de historia se negaba a dejarlo salir hasta que hayan pulido todos los detalles del proyecto.
Llevaba mucho rato esperando afuera del salón, pero no había señales de que pronto fuera a terminar. Antes de levantarse salió una tanda de alumnos suspirando cansados, pero JungKook no apareció, así que decidió ir rápido al baño, porque el jugo de un litro que bebió por la ansiedad le estaba causando efecto.
Fue corriendo y entró en el primer cubículo que encontró desocupado e hizo sus necesidades. A los pocos segundos escuchó el sonido de la puerta y, seguido de eso, que la llave de agua se abría. Terminó con lo suyo y salió al lavabo para limpiar sus manitos, ahí mismo estaba un chico mirándose al espejo acomodando su cabello ligeramente oscuro. Lo miró por cortos segundos y lo reconoció de la clase de JungKook, pero no le prestó atención. Sólo abrió una llave y comenzó a lavar sus manitos.
—Eres Park JiMin, ¿cierto? —preguntó el chico.
El aludido lo miró un poco desconcertado y sólo asintió para continuar con lo suyo.
—Y tu novio es Jeon JungKook, ¿no? —insistió.
Con eso el rubio terminó de lavar sus manos y buscó toallitas para secarse. Al tiempo asintió para el contrario y lo miró con curiosidad. ¿Por qué le preguntaba eso?
— ¿Eres amigo de JungKook? —inquirió con una media sonrisa.
—No... no en realidad—dijo y suspiró—Soy Kim MinGyu, un placer.
El chico estiró su mano para ser amable y JiMin, aunque lo dudó, terminó por tomar su mano para no ser descortés. Inusualmente un nudo se instauró en su estómago, así que optó por escapar de ese lugar y del alcance de ese chico.
—Me tengo que ir... Kook se preguntará dónde estoy...
—Espera—se apresuró a detenerlo—Antes debo decirte algo muy importante.
Nuevamente dudó, pero se regresó a él y le dio toda su atención.
—Se nota que eres un chico agradable—comenzó y fingió estar afligido—Y no considero que sea justo que JungKook te haya engañado.
— ¿Perdona? —lo miró sorprendido.
—Sí—asintió e hizo un puchero— ¿Sabes? Los regalos que te dio en San Valentín eran para mí inicialmente, pero cómo lo rechacé, dijo que se vengaría. Nunca me imaginé que te los daría a ti—puso ojos de cachorro.
El corazón de JiMin latió con fuerza y en sus oídos se instaló una especie de pitido. No. Esto no podía ser verdad, estaba seguro de que su JungKook era incapaz de hacerle algo así. Él prometió no lastimarlo ni hacerlo llorar.
—Estás mintiendo, ¿no? —lo miró inseguro y se alejó unos cuantos pasos.
—Me temo que no, pequeño—negó con un puchero—Puedes preguntarle a él para que estés seguro. O a su amigo EunWoo... a cualquiera de nuestro salón. Todos vieron ese momento.
La respiración de JiMin se volvía inestable y, por alguna razón, pensaba que el chico podría tener razón. En todo ese tiempo de preparatoria, jamás, JungKook le dedicó una sola mirada. Y de la nada aparecía con regalos para él, así sólo porque sí.
No podía ser cierto.
Él lo prometió.
—Mira—retomó MinGyu—Puedes desconfiar de mí, pero insisto con que investigues. Ya te dije; eres un chico agradable. No mereces que te mientan así—tomó su mochila y se la echó al hombro—Bueno, adiós, JiMin.
Sin más se fue con una sonrisa burlona en el rostro, misma que el rubio ya no vio porque se quedó completamente inmóvil en su lugar. Se sostuvo del lavabo y luego miró su reflejo en el espejo; sus ojos estaban llenos de lágrimas y tenía un pequeño puchero en sus labios. No quería creer en eso, pero una parte suya le decía que investigara.
Salió del baño de vuelta al salón de JungKook y, justo cuando iba llegando, lo vio salir con EunWoo mientras hablaban de algo. Sólo se quedó parado esperando a que notara su presencia, y no pasó mucho tiempo para eso.
—Siento mucho haberte hecho esperar—le dijo rodando los ojos—Pero el maldito trabajo por fin quedó—sonrió.
Se acercó a él para darle un beso, pero grande fue su sorpresa al ver que se alejó y lo miró con ojos iracundos.
— ¿Qué pasa, amor? —preguntó desconcertado.
—Tenemos que hablar—dijo y se dio la vuelta—Ahora mismo.
Un montón de ideas pasaron por la cabeza de JungKook, pero ninguna parecía lógica. Las cosas con JiMin estaban perfectas en este punto y no entendía por qué razón podría estar enojado para actuar así. Sintió miedo, pero sólo pudo seguirlo en completo silencio hacia donde estaba el patio de la escuela y donde ya no había ningún alumno merodeando.
— ¿Es verdad que los regalos que me diste en San Valentín no eran para mí? —preguntó sin más y tratando de retener las lágrimas.
La confusión llegó al pelinegro y enseguida entró en pánico. No hizo falta demasiado para JiMin, porque esos ojos negros no le mentían. Estaban asustados y podía verlo.
—Entonces no eran para mí—dijo con un hilo de voz.
—Escucha, amor—habló apresurado—Sí, no eran para ti, pero no quiero que pienses...
—Cállate—negó.
—JiMin...
— ¡Que te calles! —gritó iracundo—¡Cállate! ¡Cállate!
Los gritos hicieron eco en todo el patio y JungKook sintió una fuerte opresión en el pecho. En algún punto llegó a pensar que debía decirle a JiMin sobre esos regalos, pero con el paso del tiempo lo olvidó por completo. Se había ensimismado demasiado en su enamoramiento y en pasar tiempo con él, que aquel detalle perdió total relevancia. Además él, EunWoo y el profesor Jung eran los únicos que sabían... y MinGyu también.
—Me mentiste—lo miró con ojos destrozados.
—No, no. No fue así—intentó acercarse, pero JiMin se alejó—Por favor escucha lo que debo decir.
—No quiero—negó y cubrió su rostro para llorar.
A JungKook se le estaba rompiendo el corazón en mil pedazos y comenzaba a entrar en desesperación. Sólo necesitaba que JiMin lo escuchara, pero sobre todo que le creyera. Sin embargo, él estaba dolido, estaba deshecho, porque todo lo que creó con altas expectativas se había venido para abajo. Dolía la ilusión de haber creído que los sentimientos de JungKook eran sinceros, pero desde el inicio sólo fue una opción para él y un motivo de venganza.
Dolía. El maldito sentimiento funesto dolía como la mierda.
¿En qué más mintió?
¿En la canción?
¿En que era el único?
¿En que pasarían el resto de sus vidas juntos?
Seguramente en todo.
Nada fue real.
Ahora todo se desvanecía a la nada.
Lo había perdido todo.
—Por favor, amor—suplicó JungKook con la voz quebrada—Tienes que escucharme, te prometo que todo tiene una explicación.
— ¡Ya te dije que no! —volvió a gritarle y lo miró con dolor, rabia y todo contenido—No importa qué digas, no voy a creerte. Porque desde el inicio mentiste. Yo te pregunté si eso era para mí y dijiste que sí... tú dijiste que sí.
—No voy a negar eso, pero tienes que escuchar mi versión, por favor.
—No creo que MinGyu esté mintiendo. Tú mismo me lo estás diciendo ahora.
— ¿Qué? —abrió los ojos en grande y golpeó al aire—Mierda.
— ¿Lo ves? —lo miró decepcionado—Todo es verdad. Sólo querías vengarte porque te rechazó.
—Espera, espera. Eso no es verdad. Las cosas no pasaron así...
—No te creo—negó y se alejó.
—Por favor, créeme—suplicó e intentó tomarlo de la mano.
— ¡Déjame! ¡No me toques!
Y en se momento, aunque no supo cómo, JiMin sacó fuerzas de algún lado para empujar a JungKook lejos de él. Ambos se miraron con dolor por distintos motivos y con el miedo latente de que esto se estaba perdiendo.
—Prometimos solucionarlo—le recordó con voz rota—Prometimos mirarnos con amor sin importa qué sucediera.
JiMin rio sin gracia, casi al borde de un llanto doloroso y desgarrador, pero se recompuso, porque no quería ser tan débil ante el chico que le había roto el corazón... por primera vez en su vida.
Sí, tenía que ser su primero en todo.
—Eso fue antes de saber que eres un maldito mentiroso—lo acusó y se alejó aún más—Estoy terminando contigo. No quiero volver a verte jamás en mi vida.
Y corrió fuera de él, de su alcance y de su vida. Fue el primero en darle ilusiones y los mejores momentos que haya podido vivir, pero también era el primero que le arrancaba el corazón sin piedad. Él lo veía así.
JungKook se quedó estático por varios segundos hasta que por fin reaccionó y, con lágrimas en sus ojos, corrió por donde el amor de su vida se había marchado.
Sí, él era el amor de su vida, porque no mintió cuando le dijo que era el único. Y lucharía por él sin importar lo que tuviese que pagar.
Cuando salió de la escuela lo vio en la estación de autobús, pero aunque corrió ya no pudo alcanzarlo. Se había ido con esa carita triste y deshecha, y ahora se odiaba a sí mismo. Había prometido no hacerlo llorar y en cuestión de dos días rompió esas palabras tan sagradas, aunque no fue su intención, lo hizo, y ahora se sentía con la imperiosa necesidad de solucionarlo todo, no importando que MinGyu lo haya jodido con toda la intención.
Tomó el siguiente autobús después de diez minutos de espera y muy decidido a recuperar a JiMin.
El camino se había puesto difícil. Sus padres le dijeron que no todo podía ser perfecto, pero nunca se imaginó que sucedería algo así de grave, tanto para que lo terminara.
Pero tenía Fe ciega en que esto se podría solucionar, porque, aunque no tuvo un buen comienzo, nunca mintió con respecto a sus sentimientos.
JungKook amaba a JiMin, y lo hacía con locura.
Okay, se viene el drama :(
Pero es muy poquito, lo juro. En la mañana les subo dos capítulos más para que no sufran tanto.
Ya saben que mis historias siempre tienen final feliz :)
Confíen en el proceso :)
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar :)
Las tkm!!!
Nuestro chico malo :(
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