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10 Caricias De Por Vida



"Sé que quieres mis caricias para toda la vida.

Si me amas correctamente,

entonces, ¿quién sabe?

Podría dejar que me embaraces."

JUNO – Sabrina Carpenter



Fue una pequeña tortura tener que separarse para tomar sus clases en los salones que, evidentemente, estaban separados. JungKook fue el primero en salir para buscar a JiMin y lo esperó impaciente hasta que por fin pudo tomarlo de la mano y escapar de la escuela. Subieron al primer autobús que pasó y nuevamente tuvieron que esperar.

El camino de la estación de autobuses hasta la casa de JungKook era aproximadamente de unos diez minutos, pero a ellos les parecieron eternos, no obstante, aun cuando llevaban mucho afán, que Jin estuviese aún en casa era un impedimento para ellos.

En cuanto JiMin cruzó la puerta y su suegro lo vio, no hubo fuerza mayor que lo detuviera de estrecharlo en sus brazos y de prepararle algo de comida. Lo llevó con a la cocina y lo sentó en la mesita para consentirlo. JungKook los siguió detrás con los hombros caídos y con una expresión ansiosa que su padre notó, pero a la que no le prestó atención.

Lo conocía perfectamente.

—Tu madre y yo acordamos en organizar una comida familiar el domingo, porque son los únicos días libres de ella y de tu padre—decía Jin al tiempo que le servía un platón de ramen al rubio—Sólo debemos esperar a que NamJoon termine con sus conferencias y listo.

— ¿Para qué son las conferencias? —preguntó JiMin muy interesado en continuar la plática con su suegro.

—Cada cierta temporada los gerentes de los bancos se reúnen frecuentemente para hablar sobre finanzas, economía y números aburridos—manoteó y suspiró—NamJoon estudió contabilidad y una maestría en economía porque le encanta todo ese mundo. Y se esforzó mucho para conseguir el puesto de gerente en el banco que trabaja. Su puesto y esas conferencias a veces le demandan demasiado y es agotador para él.

—Sí que suena aburrido—dijo el rubio con un puchero.

—Lo sé, pero a él le encanta—asintió complacido.

— ¿Y sus conferencias tienen larga duración?

—Una semana—asintió—Y es que debe de preparar un buen informe sobre el rendimiento de su sucursal y no sé qué tanto más. Sinceramente no entiendo. Lo mío son las jeringas y la sangre. La adrenalina de estar en urgencias—arrugó su nariz.

—Qué lindo—sonrió en pequeñito—Son completamente diferentes, pero aun así hacen una linda pareja.

—Vaya que sí—suspiró y colocó su mejilla en su mano haciendo un gesto pensativo—Debiste verlo en su época de universidad. Era el hombre más sexy que haya visto en mi vida. Y me visitaba en la facultad sólo para verme y de vez en cuando para fugarnos—sonrió enamorado.

—Si era el más guapo, entonces le tenían envidia—le dijo y comió de su plato de ramen.

—Por supuesto—se regodeó y sonrió con suficiencia—Más de uno quiso intervenir entre él y yo. Había veces que lo perseguían por todo el campus, pero al final del día, iba hacia a mí. Y yo iba hacia a él.

—Supongo que usted era muy hermoso... de hecho todavía lo es—le halagó con una pequeña sonrisa.

—Claro que soy guapo—volvió a pavonearse—Todos lo sabían, sobre todo mi esposo. Y era bastante celoso al respecto, porque más de uno me invitó a salir. Yo los rechazaba a todos, pero él se empeñaba en marcar su territorio como el buen macho alfa que es. Todo un celoso—rodó los ojos y suspiró.

—Ah, ya entiendo de donde lo sacó—dijo y miró a JungKook que estaba cruzado de brazos en su asiento.

—Yo no soy celoso—se quejó.

—Sí, claro—sonrió divertido.

—Efectivamente, es como su padre NamJoon—también se burló Jin.

—Que no soy celoso—insistió indignado.

—¡Ja! Lo mismo me decía mi esposo—aseguró Jin mirando hacia JiMin.

JungKook había estado siendo completamente ajeno a la plática de su padre con su novio, y continuó de ese modo, porque tal parecía que ellos no tenían intención de parar ahora. Estaba ansioso por estar a solas con JiMin, pero a la vez se sentía cálido al ver que su padre demostraba mucha adoración por él. Los vio reír e incluso secretearse entre ellos cosas que seguramente nunca sabrá, todo mientras se resignaba y comía de su plato de ramen, porque dentro de un rato necesitará energías.

El tiempo pasó y esa plática se alargó lo suficiente. JungKook fue consciente de la hora cuando se levantó para lavar los platos y unos cuantos trastes sucios. Para ese momento su padre continuaba contándole a JiMin varias anécdotas de su juventud con NamJoon y cómo fue que le pidió matrimonio después de tener la cita más desastrosa de sus vidas.

—Nunca confíes en el clima—dijo Jin rodando los ojos y dio un golpe en la mesa—Ese día el pronóstico decía cero lluvias en Seúl, pero, ¡oh sorpresa! De pronto el cielo se llenó de nubes negras y nos cayó tremenda tormenta encima. No había llevado su auto y volvimos a mi dormitorio completamente empapados. Todo después de que se diera cuenta de las entradas de cine que había comprado para otro día en otro horario y después de ver que nuestro restaurante favorito estaba cerrado—suspiró enamorado y volvió a colocar una mejilla en su mano con un gesto pensativo—Sé que se hizo el fuerte, porque así es él, pero estaba a punto de llorar de la rabia. Aunque eso no lo detuvo de hincarse ante mí con un bello anillo en una cajita de terciopelo frente a la puerta de mi dormitorio—sonrió y se cubrió el rostro porque se había sonrojado—Grité de la emoción y le dije que sí. Después de eso ya no se contuvo de llorar como un bebé en mi hombro. Y por último hicimos el amor durante toda la noche.

—Pero qué romántico—suspiró JiMin encantado.

—Papá, no le digas esas cosas—se quejó JungKook y se cruzó de brazos.

—A él le gusta que le hable de esto—lo miró de mala manera— ¿Verdad que sí, JiMin bonito?

— ¡Sí! —chilló feliz—Es una historia bellísima. Merecen que les escriban su libro.

—Pues tú te puedes encargar de eso, ¿no lo crees? —le guiñó un ojo.

— ¿Me permitiría hacer eso? —inquirió con ilusión.

—Pero claro, quien mejor que mi yerno para escribir la historia de amor que comparto con mi amado esposo y el padre de mi hijo.

— ¡Ah! Mañana mismo me pongo a hacerlo y después da el visto bueno.

— ¡Pero claro que sí!

Y así fue como comenzaron a hablar sobre más cosas de las que JungKook ya había escuchado muchas veces, porque su padre Jin siempre presumía su mágica historia de amor. En otro momento estaría sentado ahí escuchando por milésima vez, pero ahora estaba ansioso, muy ansioso y tenía ganas de ampliar su propia historia de amor con su novio mientras se hunde en él una y otra vez.

—Oye, pa—interrumpió con una sonrisa maliciosa—Ya es tarde, ¿no te tienes que ir ya?

Jin miró su reloj y luego a su hijo que estaba a su lado con un gesto sugerente. Vaya mocoso descarado.

—Ya te dije que es más fácil decirme que quieres tener sexo con tu novio—dijo completamente desinteresado.

— ¡Papá! —alzó la voz escandalizado.

— ¿O no es verdad? —inquirió mirando a JiMin.

El rubio se mordió su labio inferior y se puso tan rojo como nunca en su vida. Suficiente respuesta para Jin.

—Siempre tengo razón—se burló y se levantó de la silla—Bien, los dejo tener intimidad completamente a gusto. Hay condones en tu cajón, Kookie. Y también lubricante.

—Papá, por favor—le hizo un puchero como un gesto avergonzado.

—No te quejes—se acercó a él y le dio un beso sonoro en la mejilla—Nadie te va a cuidar como yo—le guiñó un ojo.

Se acercó a JiMin para también abrazarlo y darle un gran beso en su mejilla completamente sonrojada. No dijo nada más, sólo soltó una risita y salió de la concina para buscar su maleta de trabajo que estaba en su habitación. Al poco rato escucharon que bajaba las escaleras casi corriendo.

— ¡Limpian el desastre que ocasionen! ¡Y no quiero nietos! ¡No olviden que soy pro aborto!

Se escuchó el portazo de la puerta y continuó de eso el motor de un coche que se encendía y que gradualmente se alejaba de ellos. JiMin se había quedado sentado en la mesa y con el rostro oculto dentro de la misma, mientras que JungKook miraba por la ventana sin el valor suficiente de mirar a su novio. Pero tenía que hacerlo, después de todo, la vergüenza entre ellos no debería existir.

—Le gusta humillarme—dijo JungKook con una risita nerviosa.

—Se nota—respondió el rubio y salió de su escondite con una sonrisa coqueta, aunque aún tenía las mejillas sonrojadas—Y ahora tú y yo debemos hacer algo.

Se acercó a él para tomarlo de las mejillas y le plantó un beso sonoro que enseguida cobró vida. Segundos después JungKook lo tomó de la mano para correr hacia su habitación y casi tropezando en el proceso, pero al final lo logró y ni siquiera se inmutó en cerrar la puerta. Lo único que quería era follarse el lindo culo de su novio que tanto tiempo lo tiene suspirando en sus días.

Llegaron a la cama y se sentó con él encima suyo. Apretó sus nalgas un tanto ansioso y desesperado, incluso soltaba gruñidos por lo bajo de manera inconsciente. Y quiso llegar más lejos, pero tal parecía que JiMin tenía algo en mente que deseaba hacer.

Se puso de pie, y aunque tenía las mejillas sonrojadas, comenzó a quitarse el chaleco del uniforme y seguido de eso su camisa. Quitó botón por botón hasta que la prenda cayó al suelo y quedó completamente desnudo del torso. Unas marcas se asomaban en su pecho, mismas que JungKook hizo con toda la intención de marcar su territorio. Y tal parecía que necesitaba renovarlas.

JiMin se acercó a su novio para ayudarle con la corbata del uniforme y luego con el chaleco. En el proceso, JungKook había puesto sus manos en la cintura contraria para acariciar su piel, incluso se permitió besar cariñosamente parte de su abdomen, así hasta que le quitaron su camisa escolar.

— ¿Qué tienes en mente? —le preguntó el pelinegro.

—Ya pronto lo verás—sonrió de lado y volvió a alejarse.

Esta vez se quitó el pantalón del uniforme y le permitió a su novio que pudiera observar la perfecta desnudez de su cuerpo estando únicamente en bragas de encaje rosado. En el centro se asomaba una mancha de humedad que hizo que JungKook se mordiera el labio y que suspirara pesado. Necesitaba verlo desnudo ya mismo.

Y el rubio lo hizo. Terminó por quitarse su ropa interior y nuevamente se dirigió al pelinegro. Se hincó ante su mirada oscura y, sin dejar de mirarlo, bajó el cierre del pantalón con la evidente intención de quitárselo. JungKook le ayudó levantando sus caderas y lo siguiente que sintió fueron caricias en el bulto de su bóxer.

—Minie—lo llamó en un suspiro necesitado.

Su cuerpo tembló y eso que eran unos simples toques encima de la ropa, pero estaba bastante sensible y ahora respondía a cualquier caricia que su novio le hiciera. Suspiraba y llegaba a jadear con necesidad, pensó que debía pedirle por compasión, pero lo vio quitarle la ropa interior, y aun él estando ahí hincado supo lo que estaba en su mente.

— ¿Me la vas a chupar? —JungKook preguntó con voz ronca.

—Tú me escribiste una canción—dijo el rubio con ojos inocentes y tomó la erección para masturbarla—Es lo menos que puedo hacer para ti.

—Estoy de acuerdo con eso—respondió inquieto—Ya quiero ver cómo se ven tus labios bonitos alrededor de mi polla.

JiMin le sonrió y se ruborizo. Luego miró el pene que estaba en sus manitos comenzando a dudar de lo que estaba a punto de hacer. Lo único que sabía era por el prono que vio durante algunas noches, porque no iba a ir con su madre para que le enseñara a hacer sexo oral. TaeHyung era su única salvación, pero cuando le preguntó, le dijo que no le había hecho uno a EunWoo. Sorprendente, porque el castaño nunca perdía tiempo, pero parecía que esta ocasión se lo estaba tomando muy enserio.

Sólo suspiró y confió en su instinto, aunque temía que se le hiciera asqueroso y terminara por vomitar, pero para su sorpresa no lo fue. Cuando pasó la lengua por la punta gimió de satisfacción, de manera involuntaria por supuesto, y eso hizo que JungKook sonriera gustoso.

JiMin se dio cuenta de que eso le gustaba, así que repitió el mismo proceso un par de veces antes de meterse la punta en la boca para chuparla como si fuese una paleta. A su paladar llegó un sabor salado que se quedó en sus labios y los relamió con deseo para probar más. Miró a su novio quien estaba recargado sobre la cama y con los ojos cerrados respirando un poco agitado. Después volvió a mirar el falo y esta vez apostó por meterlo todo en su boca.

—Joder, Minie—gimió—Oh, amor, se siente tan bien—dijo y lo tomó delicadamente de los cabellos.

En medio del proceso el rubio sonrió y eso lo motivo a continuar chupando y deslizando su lengua por toda la extensión. Se abrió paso con un patrón que funcionaba bastante bien; subía y bajaba, pero de vez en cuando soltaba el falo para pasar su lengua por él de manera obscena y descarada. Con una manito comenzó a acariciar los testículos, porque había leído que eso los estimulaba aún más. Combinó ese movimiento al tiempo chupaba el pene con un poco más de avidez. Se sentía un poco torpe, pero los gemidos de JungKook le decían que estaba bien, que lo estaba haciendo de maravilla. Y cuando pensó que tal vez debería correr el riesgo de tomar toda la esencia de su novio, éste lo de tuvo con un suave agarre en su cabellera.

—No, Minie—dijo agitado—No quiero hacerlo en tu boca.

El rubio soltó el falo y sonrió. JungKook lo miró completamente fascinado; su boca estaba manchada de saliva y de un poco de su líquido blanco. Sin duda no había nadie más sexy que él.

— ¿No quieres venirte dentro de mí? —JiMin inquirió de pronto y se puso de pie—Si me follas correctamente, ¿quién sabe? Podría dejar que me embaraces.

Se sentó sobre JungKook nuevamente y lo miró intensamente, provocando un gran sonrojo en sus mejillas. Él lo tomó de las caderas y se acercó peligrosamente a sus labios para incitarlo, seducirlo, para joderle la cabeza tal y cómo lo hizo diciéndole aquello. Pero sabía que no lo intimidaba lo suficiente, pues él era descarado sin medir las consecuencias de serlo.

—Buen intento, amor—le dijo seductor—Aunque no deberías provocarme, ¿sabes? Porque te quiero conmigo para toda la vida. Si te embarazo, ya no tendrás escapatoria.

JiMin sonrió y se dejó besar por los labios hambrientos de su novio, marcando un ritmo acelerado y lleno de afán. El orgasmo interrumpido de JungKook le pasaría factura pronto y el hecho de que el rubio haya mantenido su erección doliente también era un factor.

Se besaron duro y poco a poco se adentraban más en la cama hasta que quedaron en medio. JiMin aún permanecía sentado sobre el regazo de su novio, pero esta vez balanceando sus caderas para incrementar la excitación, aunque realmente no era necesario, pues en este punto estaban lo suficientemente calientes como para correrse con sólo unas cuantas caricias.

—Quiero montarte, JungKookie—le dijo el rubio con voz sensual.

El aludido mordió su labio inferior y dejó que JiMin tomara su mano para chupar sus dedos sensualmente, justo como le había chupado la polla hacía unos instantes. Lo admiró y lo disfrutó, tanto que comenzó a respirar pesado. Después acató la orden de llevar sus dedos ensalivados a la entrada ajena para acariciarla lentamente. JiMin gimió gustoso y se aferró al cuello de su chico en espera de que lo estimulara correctamente. Cerró los ojos y suspiró pesado, pero una pausa lo hizo quejarse como si fuese un niño pequeño.

—Sólo un poco de lubricante—dijo JungKook y se estiró a la mesita que estaba a un costado de su cama. De una caja sacó una botella de lubricante y untó rápidamente en sus dedos—Ahora sí, amor. Gime todo lo que quieras en mi oído.

—Oh, Kook...—soltó un gemido entre cortado.

Esta vez el aludido no fue tan delicado. Las primeras veces después de que se probaron aquel sábado en la noche, fueron un tanto tímidas e inexpertas, pero en tanto pasaba el tiempo, ambos adquirían lo suficiente para desempeñarse mejor en el sexo. Sobre todo, cada uno aprendió lo suficiente para saber qué era lo que le gustaba a su pareja y cómo debían hacerlo. JungKook sabía que si utilizaba suficiente lubricante y lo acariciaba mucho, su entrada dilataba más rápido de lo normal, mucho mejor si lo acompañaba de besos en su cuello o en sus labios pomposos.

JiMin se adaptaba rápidamente a la forma en que su novio lo estimulaba. Sobre todo si lo acariciaba de la espalda con ese cariño que tanto le endulza. En este punto está completamente convencido de que quiere sus caricias para toda la vida. Lo que ha desarrollado por JungKook es mucho más que un enamoramiento adolescente, ya puede asemejarlo a lo que es el amor verdadero, sino es que hasta ya lo siente.

Y era el único. A medida que lo estimulaba, el pelinegro pensaba en muchas cosas, empezando por el hecho de que le pidió un bebé descaradamente. En más de una ocasión Rosé le ha dicho que no le haga caso cuando le pida cosas como esa, pero justo ahora esas palabras suenan tan lejanas, y ver el rostro tan precioso de JiMin le hace pensar que un bebé con él sería lo mejor que le pueda pasar en la vida.

Pero la racionalidad era una característica que heredó de su padre NamJoon, y el hecho de que, tanto como su novio como él, tienen planes a largo plazo. Todo un futuro por delante que implica realizarse profesionalmente y como buenos hombres en el mundo, antes de embarcarse en el curioso mundo de la paternidad.

Aunque sí, quiere que JiMin sea el padre de sus hijos. No habría nadie mejor que él.

Tomó el condón y rompió el envoltorio, todo bajo los ojos brillantes de JiMin. Podía ver el deseo brillando en ellos, pero mucho más que sólo sexo. Sin embargo, no era el momento.

—Te quiero—le susurró JungKook al tiempo que alineaba su miembro a la entrada ajena—Te quiero conmigo para toda la vida, Minie.

El rubio sonrió y por ahora no le afectaba el hecho de que debía esperar para tener un bebé con JungKook. No cuando le ha dicho aquello que suena como la promesa de amor más sincera de toda la vida. Así que le ayudó; se levantó y tomó el falo para meterlo en su interior. Bajó lentamente mientras respiraba pesado y no demoró demasiado en quedar completamente sentado sobre su novio. Sentía cómo lo estiraba delicioso y lo veía a él empujando con su lengua el interior de su mejilla. Estaba tan ansioso como él, por eso comenzó a menear su cadera con un poco de torpeza, aunque sólo era al inicio, porque después se soltaba y mostraba los gestos más sensuales del mundo.

Podía ser delicado, adorable y muy tierno, pero poseía un aura seductora que envolvía a JungKook por completo. Lo hacía perderse en sus ojos, en sus facciones y en su hermoso cuerpo con proporciones privilegiadas. Se recostó sobre la cama para admirarlo, para quererlo y para darle la atención que se merece. Disfrutó de la forma en que sus caderas se movían sobre él y cómo de pronto comenzó a dar saltitos pequeños. Lo tomó de las caderas para ayudarlo, para que no se detuviera, para que llegaran juntos hasta el placer del orgasmo.

Pronto la habitación era un cúmulo de gemidos, maldiciones, jadeos y el sonido de sus pieles chocando. La cama también ayudaba con el sonido de la cabecera golpeando la pared, pero ya nada que sucediera a su alrededor importaba, porque iban prácticamente corriendo hacia el punto más alto del placer.

JungKook decidió acompañar a su novio elevando su pelvis y con eso fue suficiente para que diera en el punto exacto que le provocó un orgasmo arrasador. JiMin se corrió sobre el abdomen de su novio, y éste lo siguió sólo un par de segundos después cuando su polla fue apretada con más fuerza. Llenó el condón con toda su esencia mientras pensaba que, en algún futuro, lo hará dentro del rubio para dejarlo embarazado de un bebé.

Ahora que lo miraba encima suyo mientras menguaban los estragos del orgasmo, pensaba que ya no podía existir nadie más, tal y como se lo había dicho en esa canción que escribió sólo para él. 



Capítulo de relleno con esos rellenos que nos gustan :)

Vuelvo a actualizar en la noche, porque ahorita ya no me da tiempo :) Me mamá está un poco enferma y debo hacer los deberes. 

Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar :)

Las tkm!!!

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