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04 Oasis Sagrado



"Y cariño,

habías convertido mi cama

en un oasis sagrado"

Dancing With Our Hands Tied – Taylor Swift



Y aunque aún estuviesen escondiéndose del mundo, eso no significaba que se detendrían en festejar fechas importantes como esta.

HoSeok sabía cuán detallista podía ser YoonGi cuando realmente se lo proponía. El día que cumplieron los cien días de noviazgo fue como todo un sueño. Una cena en un restaurante que estaba a las afueras de Seúl, en una linda terraza que les permitía ver el cielo estrellado y con un ramo de flores pomposo que nunca faltaba en ocasiones como esa. Pero ahora estaban en su departamento, le había vendado los ojos antes de salir del elevador y lo conducía por lo que parecía ser el pasillo hacia la estancia.

—Espérame un momento, cariño—le susurró YoonGi al oído.

Él tenía una tremenda capacidad para ponerlo vulnerable sólo con pequeñas acciones como esa. Puede siquiera rozarle las manos con delicadeza, pero le hace experimentar un vuelco en su interior que es completamente difícil de detener. Sabe perfectamente que esta noche terminará en la cama, un lugar que se ha vuelto completamente sagrado para ambos.

Escuchó los suaves pasos de los pies descalzos de YoonGi y enseguida su mano que lo tomaba de una de las suyas para guiarlo con delicadeza. Al rato sintió cómo se colocaba detrás suyo. Lo supo por la ligera erección que rozó a su trasero y luego percibió un dulce aroma a fresas a su alrededor. Adoraba ese aroma.

La venda fue despejada de sus ojos y entonces tuvo frente suyo el comedor con rosas de color blanco y rojo en el centro, dos platos listos para ser usados por comida y alrededor decoraciones usuales en el día de San Valentín. El dulce aroma a fresas provenía de velas aromáticas que iluminaban cálidamente el entorno y sin duda eso le daba un toque especial al momento.

—Gracias por aceptar ser mi Valentín—volvió a susurrarle al oído—Hoy quiero que sea un día especial, por eso me encargué de cubrir todos los detalles posibles. Además de que mandé a preparar tu comida favorita.

—Es perfecto—respondió con ojos brillantes—Gracias por este gran detalle.

—Ya sabes que yo hago lo que sea por ti, cariño. Todo lo que sea.

HoSeok se giró para besarlo con algo de intensidad y con la petición tácita de lo que quería primero, sin embargo, el guapo director tenía otros planes y no estaba dispuesto a dejar que la calentura se los arruinara, aun cuando también siente deseo de pasar a la cama.

Lo guio a una de las sillas para retirarla y permitir que tomara su lugar que era justo a un costado suyo, después fue a la cocina para volver con un carrito de comida lista para disfrutar.

Siempre cuidaba los detalles mínimos, como no permitir que mueva un solo dedo y servir en su plato todo lo que le apetece, además de servirle una copa de su vino favorito. Le colocó porciones de fruta que era lo que más le gustaba comer y luego se permitió admirar los gestos de satisfacción que hacía al probar la comida.

—Esta ocasión no tuve tiempo de cocinarte, pero necesito que me digas si la comida es de tu agrado—pidió atento.

—Está perfecta, pero sin duda prefiero tu comida—le sonrió en pequeñito y continuó comiendo.

YoonGi se permitió observarlo por varios segundos hasta que por fin lo acompañó con la comida. Pensaba que este tipo de detalles eran los que jamás debían perder, sobre todo si quería que su pareja estuviese contenta y cómoda a su lado. Por eso se esmeraba en hacer cosas que sabe que ni el tonto del profesor Lee podría hacer por él.

Lo miró todo el tiempo, pero más cuando le hablaba sobre ese libro nuevo que compró en una librería la semana pasada. No había nada más embriagador que escuchar cada palabra que sale de su boca cuando habla de algo que realmente le gusta. Además siempre era bueno aprender algo con él, como palabras nuevas, datos históricos, entre otras cosas.

Lo amaba con locura, y precisamente por eso ya no quería ocultarse del mundo... quería pasar el resto de su vida a su lado.

—Brindemos, cariño—pidió YoonGi—Por nosotros y todo lo que nos espera en esta vida.

—Entonces salud por eso—sonrió y chocó delicadamente su copa con la de él—Por un por siempre juntos.

—Por una eternidad—sonrió.

Bebieron de sus copas, pero YoonGi lo miraba fijamente y con otras palabras en su cabeza que ya no quería ocultar. Fue entonces que se levantó inesperadamente de su asiento, dejando un poco confundido a su novio en el comedor. Al poco rato volvió con una expresión nerviosa y con algo en sus manos. Tomó asiento nuevamente a su lado y extendió una mano para que sostuviera la suya. El corazón del castaño latió con fuerza al tener una idea de lo que estaba a punto de suceder. Pero YoonGi no habló por largos segundos hasta que inesperadamente descendió al suelo para colocarse en una rodilla, todo sin dejar de sostener la mano de su amado.

—Mi vida fue un tanto solitaria por un largo período, y creí fielmente que estaba bien con eso... sin embargo, apareciste—sonrió y lo miró—Debo decir que mi corazón casi se sale de su lugar, sobre todo cuando leí esos poemas que llevaban en letras grandes mi nombre y entonces supe que te quería para toda la vida, pero estaba consciente de que podría ser demasiado si te pedía matrimonio en ese momento—se rio un poco y mostró la cajita con lo que llevaba dentro; un hermoso anillo de compromiso—Ha pasado un año y considero que no es demasiado pronto para esto... así que, por favor, mi sol, concédeme el honor de unirme en matrimonio contigo.

Los ojos del aludido brillaban intensamente debido a las lágrimas que amenazaban con salir. Y aunque pensó muchas veces en esto, ahora mismo siente que es demasiado irreal. Un sueño en medio de la noche.

—Sí quiero casarme contigo.

Respondió después de largos minutos de espera y dejó que YoonGi colocara el anillo en su dedo anular izquierdo. Y entonces su promesa de matrimonio y amor se selló con un beso intenso y apasionado, mismo que los llevó directamente a la cama donde todo cobraría sentido de existencia y veracidad.

YoonGi siempre sabía cómo guiar la situación para hacer que su ahora prometido experimente el buen placer. Le encantaba que cedía el control total de su cuerpo, pero también había veces en las que le permitía manejar todo. Las noches se volvían interminables cuando lo monta y salta sobre su pene erecto que bien llega en lo más profundo de su interior. Su desnudez hace que se embriague con cada detalle que pueda poseer, especialmente la curva de su espalda cuando lo folla de espaldas. Pero hoy, más que deseo, era el disfrute y la consolidación de su tan ansiado compromiso, porque ninguno va a negar que pensaron en esto desde que iniciaron su relación.

Los besos eran poderosos, intensos y decisivos. La lengua de YoonGi se metía dentro de la cavidad bucal de HoSeok que lo recibía completamente complacido. Hacía movimientos de vez en cuando y soltaba gruñidos de satisfacción. El sonido era bastante obsceno, pero un catalizador para el deseo que emergía de su interior.

Lentamente se guiaban hacia la cama del dormitorio del departamento de YoonGi donde pasaban la mayor parte del tiempo. Ahora quizá no bastaría con que exista un anillo que acredite su compromiso, pues van a necesitar algo más firme que eso, como vivir juntos o como gritarle al mundo lo que tienen y lo que llevan en su interior. El mayor es quien está más interesado, pero sólo sigue los pasos cautelosos de su sol, justo como ahora que lo ve quitarse la camisa para arrojarla al suelo. Observa la perfección de su torso y cómo sus pezones se han puesto duros y deseosos. Se acerca a él lentamente mientras pasa un pulgar por su labio inferior sin dejar de mirar el bulto que se ha formado en sus pantalones.

—Mi prometido es tan sexy—le halagó YoonGi.

— ¿Eso crees? —HoSeok ladeó la cabeza— ¿No te parece que me veo más sexy si no llevo nada puesto?

—Quisiera descubrir eso—lo incitó y se quedó completamente quieto en su lugar.

Las manos de HoSeok hicieron un recorrido delicado desde su cuello, pasando por su torso y llegando al elástico de su pantalón. Jugó así siendo un tanto repetitivo, pero algo que era bastante hipnotizante para YoonGi. Éste observó detenidamente la forma en que sus dedos tocaban su propia piel y cómo incluso tocaba sus pezones para estimularse un poco. Cada vez que hacía eso soltaba un gemido bajo y sonreía burlón, porque sabía lo que provocaba, podía ver por la forma en que movía su cadera debido a la tensión en su entrepierna.

Los segundos quizá fueron eternos, pero vaya que YoonGi los disfrutó. Cuando lo vio bajar la bragueta de su pantalón y cómo se deslizaba por sus muslos, sintió un escalofrío poderoso que le recorrió la espina dorsal. La ropa interior de HoSeok era de encaje de color blanco y que tenía una mancha húmeda donde se formaba el bulto de su erección. Sus ojos prestaron total atención a eso y no pudo contener las ganas de acercarse a él para comérselo todo completo.

Al tiempo que se quitaba la camisa caminó y lo tomó de su trasero para pegarlo a su cuerpo. Besó su boca con su salvajismo y metió su lengua sin tener ningún tipo de cuidado. Apretó sus nalgas y metió sus manos dentro de las bragas para sentir la suavidad de su piel. Era perfecto, tan delicioso como tanto le gusta.

Lo pegó a su cuerpo para frotarse con él y lo escuchó soltar un gemido tenue y largo. Guio uno de sus dedos a la línea peligrosa que no esconde nada que ya conozca, sin reparar bajo ningún motivo de tocar su esfínter sensible al tacto.

Cayeron en la cama pausadamente, no perdiendo definitivamente el ritmo de sus besos. HoSeok quedó completamente expuesto cuando YoonGi le quitó las bragas, pero no le importó, más bien se deleitó con su imagen sexy que sólo usaba el pantalón de su traje de buen director escolar, pero lo que más resaltaba era la erección, esa que liberó sin haberse quitado la prenda por completo.

—Cómo te dije, cariño. Tú necesitas un hombre de verdad—dijo y le sonrió ladino—Uno que sepa usar su polla para darte placer.

HoSeok no dijo nada, más bien sólo miró la sexy obscenidad que tenía frente suyo. La forma en que YoonGi masajeaba su propia polla y cómo la agitaba en el aire. Era excitante. Era delicioso. Y hacía que sus piernas temblaran o que incluso se abrieran más. Lo ha tenido en su interior tantas veces, pero nunca nada era igual, pues cada momento tenía su propio toque especial.

Lo incitó también al tomar su erección para darse un poco de consuelo, todo sin dejar de mirar sus ojos. Eran tan felinos e hipnotizantes que resultaba difícil concentrarse, hasta le brindaban un placer que no conocía del todo, pero que sin duda le encantaba recibir. Así permanecieron; incitándose y provocándose como un pequeño juego previo y muy suyo, pues sabían que conectaban a través de sus orbes y dejaban escapar el deseo por el mismo conducto, haciendo que todo su alrededor quedara encapsulado en el momento justo.

Sin embargo, YoonGi no deseaba esperar mucho, no cuando tenía tremendo cuerpo en el oasis sagrado que era representado por su cama. Desde que conoció a HoSeok muchas cosas cambiaron, incluyendo la forma en cómo veía su departamento y todo su alrededor. La soledad dejó de ser cómoda cuando lo vio sonreír o cuando escuchó el lindo timbre de su risa, pero sobre todo cuando sus ojos lo miraban llenos de deseo, de lujuria, de pasión y de mucho amor.

Todo perdía relevancia, incluso los puestos que tenían en su trabajo, y se convertían simplemente en una pareja que se ama y que disfruta de hacer el amor intensamente, sobre todo en momentos especiales.

YoonGi fue el primero en ceder al tiempo que retrocedía al mueble que estaba a un costado de su cama. De ahí sacó una de las varias botellas de lubricante y una caja de condones. Sin quitar la mirada del cuerpo de su prometido, volvió a la cama y dejó el contenido sobre la misma, para después terminar por deshacerse de la ropa que ahora era un completo estorbo. Subió y se posicionó en medio de sus piernas mientras le sonreía, pero segundos después descendió para tomar sus labios de nueva cuenta. Sus lenguas eran hábiles, como siempre, y gimieron a la par cuando un movimiento hizo inevitable que sus erecciones se rozaran. Estaban sensibles, podían sentirlo al simple roce y al más mínimo tacto. Fue YoonGi quien tanteó más con su mano el pene contrario y poco a poco se deslizaba por los testículos, aunque la necesidad y el hambre le hicieron tener una mejor idea para disfrutar.

Lentamente marcó un camino de besos que inició en su mandíbula y que pasó por todo su torso, pero dando debida atención a los pezones. Lo escuchó gemir y soltar una pequeña risa porque lo estaba disfrutando mucho. Bajó por el medio y subió besando uno de los costados, repitiendo el mismo proceso cuando descendió de nueva cuenta. La última bajada fue para besar su pelvis y terminar por depositar un beso en su miembro erecto y sensible.

— ¿Ha-haremos esto... ahora? —preguntó HoSeok con voz entrecortada.

—Siempre tengo ganas de probar un poco de ti—respondió con voz ronca.

Su aliento acariciaba la punta del miembro del castaño, así hasta que la humedad de su lengua limpió el poco líquido pre seminal que escapaba del glande. Al poco rato el hambre lo consumió y terminó metiendo todo el miembro en su boca. El gemido que soltaba cuando hacía eso era largo y muy sonoro, tanto, que lo hacía sonreír lleno de suficiencia. Siempre alzaba su mirada para ver cómo su cuerpo se retorcía y cómo a ratos echaba un vistazo con sus ojos llenos de lágrimas por el placer.

Fue hábil con su lengua y con los movimientos de su cabeza para succionar todo su miembro, así hasta que se volvió muy caótico y un tanto salvaje. Pasó de la rapidez a lo frenético, pero se detuvo antes de que llegara el primer orgasmo, entonces rápidamente descendió por la erección hasta que tomó los testículos con su boca. Cerró los ojos para disfrutar y dejó que HoSeok se ahogara con sus propios gemidos. Éste estaba completamente perdido en esa nube de excitación de la que ya era difícil bajar. Su cuerpo se retorcía de manera involuntaria, incluso sentía espasmos que lo hacían brincar, pero fue mucho peor cuando YoonGi bajó de lleno a su culo.

Sus piernas temblaron y se abrieron de manera inconsciente para dejarlo entrar un poco más. Su lengua acariciaba rápidamente los alrededores de su entrada y lo hacía suspirar pesado, entrecortado y necesitado. Lo tomó de sus cabellos oscuros para incitarlo a continuar, para que llegara más profundo si es que se podía.

Y así lo hizo.

Esa lengua se aventuró a ir un poco más lejos de lo que podía y entonces sus gemidos fueron cero pudorosos en el acto. Escapó el nombre de su prometido de manera voluntaria y con toda la intención de provocarlo, porque sabía que eso le encantaba. Lo escuchó gruñir y la vibración del sonido le erizó la piel inevitablemente, estaba seguro de que quizá con aquellas tareas simples podría tener su primera corrida, pero YoonGi era mucho más rápido y eficiente con su trabajo, sobre todo cuando se lo proponía. Se alejó y buscó rápidamente el lubricante para vaciar una cantidad considerable en sus dedos, y éstos mismos los guio nuevamente a su entrada para continuar con la estimulación. Fue delicado al principio, pero después dejó ir todo un dedo para probar las primeras intenciones. Su seño se fruncía cada vez que hacía cosas como esa y prestaba toda su atención a cómo su dedo desparecía y era succionado por la entrada de su prometido.

Los gemidos de HoSeok abundaban completamente en la habitación y no se hacían pequeños en lo absoluto. Su cuerpo se retorció nuevamente al sentir que tocaba su punto directamente y que no se inmutaba de continuar metiendo y sacando. Ese dedo se convirtió rápidamente en dos y luego en tres sin estar muy consciente, sólo se dejaba llevar por todo lo que YoonGi quisiera hacerle o por todo lo que se venía a continuación.

Sintió el abandono y eso le hizo abrir los ojos de golpe, pero pronto lo encontró hincado frente suyo mientras se colocaba rápidamente el preservativo. Siempre era un deleite observar esa imagen del mayor usando sus propias manos y cómo incluso se esmeraba en esa tarea. Era lo más sexy que sus ojos podían ver antes de ser follado con brutalidad.

Abrió sus piernas para él, para que se acomodara como mejor le parezca y casi enseguida sintió la punta que ingresaba en su interior. No pudo evitar soltar un grito por el ligero ardor que le recorrió, pero eso se transformó rápidamente en el placer más grande, sobre todo cuando lo tuvo completamente en su interior.

La primera embestida fue dura, la segunda también y la tercera dio justo en el blanco. Por un momento, HoSeok pensó que tal vez terminaría corriéndose, pero con YoonGi había aprendido a mejorar su resistencia y sobre todo cuánto podía aguantar. Llevó las manos a su espalda para acariciarla y así recibir gustoso cada embestida que expandía su interior. Se sentía completamente en las nubes.

—Tan apretado para mí... mi prometido—le dijo YoonGi entre jadeos—Me vuelves loco.

—Más rápido, amor—pidió suplicante—Jodeme duro.

—Me encanta cuando llega la hora de las complacencias.

Sonrió satisfecho y aumentó la velocidad de sus estocadas, al poco rato se escuchó el sonido de sus pieles chocando que se esparcía rápidamente por la habitación, al igual que sus gemidos sin un ápice de pudor. YoonGi gruñía y HoSeok suplicaba por más, de ese modo conectaban y sincronizaban sus deseos más oscuros, así hasta que el orgasmo fue poderoso en todo el cuerpo del castaño. Cuando su interior se contrajo hizo que el contrario experimentara el éxtasis involuntario. Para ambos todo fue arrasador y un tanto abrumador, pero sin duda el momento de la calma era más especial.

Aún flotaban entre las nubes cuando todo pasó, sólo escuchaban a sus respiraciones tratando de regularizarse y también a sus corazones un tanto frenéticos. Cuando se miraron a los ojos sonrieron y luego se besaron lentamente para culminar la primera ronda de la tarde.

YoonGi cayó a un lado en la cama, pero no pasó mucho tiempo para que HoSeok se acurrucara a su lado y fuese bien recibido. El silencio era cómodo para ambos mientras se acariciaban y disfrutaban de la cercanía, todo con tanto en su interior que no sabían cómo expresarlo.

Era HoSeok quien miraba encarecidamente el anillo que ahora adornaba su dedo anular izquierdo. No lo podía creer del todo, pero ahí estaba y lucía demasiado hermoso.

Estaba comprometido con Min YoonGi; el único amor de su vida.

—Te amo, sol—dijo de pronto—Me hace feliz saber que vas a casarte conmigo.

—Yo también te amo—sonrió y se aferró a él para esconder el rostro en la curvatura de su cuello—Ya quiero que empecemos a planear todo.

—Empezando por contarle a todos que somos pareja—dijo con un tono sugestivo.

—Vamos paso a paso, ¿sí? —suspiró—Yo mismo quiero decirle a todas tus admiradoras con quien estás comprometido.

YoonGi soltó una risita y terminó por rodearlo con sus fuertes brazos antes de besarlo de nuevo.

Vaya par de enamorados en un día de San Valentín. 



Con todo lo que llevo escrito, ya me gustó esta pareja.

Los siguientes capítulos se ponen interesantes y espero ya terminar de escribirla para subirles dos capítulos diarios o hasta más. 

Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!

PD: Intentaré ponerles imágenes de los personajes para que vean como lucen según en mi imaginación jsjs

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