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03 Amor Secreto



"Te amaba en secreto.

A primera vista.

Sí, amamos sin razón"

Dancing With Our Hands Tied – Taylor Swift



Lo bueno de ser adolescente es que los dolores son demasiado fugaces, si no es que hasta insignificantes.

JungKook siempre estuvo seguro de que no estaba enamorado de MinGyu, pero en algún momento quiso estarlo. Deseó pasar tiempo a su lado, platicar con él, saber sobre sus gustos y todo lo relacionado. Pero bastaron unas cuantas palabras para que el encanto se esfumara. Y una sola sonrisa de JiMin fue suficiente para encapsular a sus ojos, para sólo mirarlo a él.

Se fue a su casa con una media sonrisa en su rostro. Era verdad que lo único que pedía a cambio de esos regalos era una muestra de agradecimiento. Sin esperarlo o siquiera contemplarlo, el rubio le dio mucho más que eso.

Ahora sabía que lo amaba en secreto, por decirlo de alguna manera. Lo que se pregunta es; ¿desde cuándo? Tiene un sentimiento de suficiencia al pensar que quizá fue cuando entraron al instituto y piensa que fue demasiado idiota de su parte no notar a ese chico. ¿Es lindo? Sí. ¿Se sentía atraído por él? ¡Por supuesto que sí! Imposible no tener esa clase de sentimientos después de leer ese poema que lleva una gran confesión de amor que no a cualquiera se le da. Pero JiMin se lo escribió y ahora tiene la curiosidad de saber cuánto más hay detrás de sus cuadernos que lleven su nombre, su esencia y que le haya inspirado lo suficiente.

Cuando llegó a su casa no había dejado de pensar en él y agradecía que estaban demasiado cerca. Está seguro que desde la ventana de su habitación puede apreciar su casa, aunque sería demasiado verse desde ahí.

Entró y se descalzó los zapatos para cambiarlos por unas pantuflas y, antes de dar siquiera un paso, su padre Jin llegó corriendo con una enorme sonrisa impaciente en los labios.

— ¡Dímelo todo! —exigió.

—Tranquilo, papá—se rio un poco—Vamos a la estancia. Tengo mucho que contarte.

—A que se besaron—dijo y lo siguió muy de cerca— ¡Ay sí! ¡Yo sabía! ¡Yo...!

—Eso no pasó—negó e hizo una mueca.

Jin era esa clase de perspicaz al que jamás podrías engañar. Crio a JungKook con tanta dedicación y amor que se volvió uno completamente con él. Ahora sabía leerlo. Entendía su lenguaje corporal, el de sus ojos y el de sus palabras aun cuando no le estuviese diciendo nada.

Supo enseguida que algo no estaba bien.

— ¿Qué sucedió entonces? —lo miró con cautela.

JungKook suspiró y terminó por entrar a la estancia donde se dejó caer en un sillón para acostarse. Su padre tomó el mismo lugar de siempre; lo levantó delicadamente de la cabeza para recostarlo en sus piernas y comenzó a hacerle caricias suaves a su cabello azabache. Ahora tenía toda su atención.

—Nunca creí que sería terriblemente rechazado por MinGyu—comenzó a contar y volvió suspirar—Me acerqué con los regalos pensando que los aceptaría, pero... no lo hizo. Y dio una explicación bastante cruel de por qué no los quería.

— ¿De verdad hizo eso? —lo miró sorprendido.

—Sí—asintió y lo miró con ojos de bambi—EunWoo vio todo.

Jin abrió la boca exageradamente y sintiéndose muy ofendido. Si había algo que odiaba completamente era que lastimaran a su bello retoño. No lo había criado tan bien todos estos años para que alguien impasible hiriera sus sentimientos y abusara de su amabilidad. Pero al menos sabía que su hijo era tan caballero que ni siquiera fue grosero con ese chico pese a lo que hizo. Es su consuelo.

— ¿Y qué más? Tengo la impresión de que no es lo único.

JungKook mostró una linda sonrisa, como si fuese un niño pequeño que acaba de recibir un nuevo juguete. Volvió a mirar a su padre con esos ojos que heredó de él mismo y que a cualquiera derriten de amor.

—Después de que rompiera mi corazón—dijo a modo de juego y de manera exagerada—iba a tirar o vender los regalos, pero mi profesor de literatura me hizo una sugerencia... bastante interesante.

—Esto sí que es un buen chisme—se rio Jin.

—No te puedes imaginar—se rio un poco.

—Cuéntamelo todo y exagera—pidió ansioso.

—Hay un chico en la clase contraria que se llama Park JiMin—comenzó a relatar y su mirada se perdió en la pared al tiempo que una media sonrisa se dibujaba en su rostro—El profesor Jung me dijo que le diera los regalos. Al principio no creí que fuese lo correcto, pero cuando vi cómo sus ojos brillaban, supe que había tomado una buena decisión.

—Entonces... ¿los regalos los recibió él?

—Sí—asintió en pequeñito—Y le encantaron. Casualmente eran sus chocolates favoritos y le encantan los girasoles... debiste ver su sonrisa.

La forma en que la mirada de JungKook se perdía a la nada, cómo sus ojos brillaban e incluso cómo sonreía dejó todo muy claro para Jin. Supo de inmediato que ese chico le gustó y que era completamente diferente a lo de MinGyu.

—Pero eso no es todo, papá—se levantó de pronto y tomó su mochila para sacar algo—Me hizo una tarjeta donde viene un poema que él mismo escribió. Casualmente me dio leche de plátano y... no he visto lo que hay dentro de la cajita—murmuró al último.

Jin observó de principio a fin cómo JungKook abría la pequeña caja negra con mucha calma y delicadeza. Sonrió en grande al ver la forma en que se perdió en el contenido y sintió mucho alivio de pensar que su hijo recibió un regalo que para él significaría mucho.

—Una plumilla—murmuró el pelinegro—Me regaló una plumilla.

—Me parece que es bastante observador—sonrió coqueto—Dices que te regaló leche de plátano y una plumilla. Me temo que ese chico, hijo mío, te ha estado observando y ha investigado lo suficiente para tener este detalle contigo.

—Y no has leído el poema—le dijo JungKook con una sonrisa encantadora.

Jin alzó las cejas y enseguida abrió la tarjera para leer su contenido. Era demasiado detallista con las cosas, por ende observaba todo el acabado, empezando por la combinación de negro y dorado, terminando en la casi perfecta caligrafía, pero sin duda lo mejor era el sentimiento que iba impreso en cada verso de ese poema. Sus ojos se abrían cada vez más a medida que leía y terminó con la boca abierta con el último verso. Después miró a su hijo quien tenía las mejillas sonrojadas y los ojos clavados en la plumilla. Por su mirada supo que esto era algo real, era sincero.

—Pero qué romántico—suspiró Jin—Él te escribe poemas y tú le escribirás canciones. O pueden hacerlo juntos—sonrió sugestivo y pícaro.

— ¿Tú crees que... podamos tener algo así? Es que, papá—pasó la mano por su rostro—Parece irreal esto. Si tú lo vieras igual quedarías encantado. Es adorable, pequeñito y muy tierno. No sé por qué nunca me di cuenta de que estaba ahí. Incluso vive en la cuadra de enfrente.

— ¿Cómo dijiste que llama el muchacho? —preguntó al tiempo que le devolvía la tarjeta.

—Park JiMin; rubio, bajito, pequeñito y bonito—sonrió y suspiró.

Jin hizo un gesto pensativo sin que la expresión de su hijo pasara desapercibida. Rápidamente los recuerdos vinieron a él, porque era muy bueno recordando nombres y rostros. El apellido Park le sonaba, sobre todo ese cabello rubio. Al ser una característica inconfundible, pudo encontrar algo en sus memorias más recientes.

—Conozco al chico—dijo después de unos cuantos segundos—Es muy bonito—asintió y lo codeó—Y a sus papás también los conozco. ¡Bien hecho, hijo! Aunque... lamentó lo que pasó con el otro mocoso.

—Está bien para mí—asintió y sonrió con un suspiro—JiMin compensó todo.

La forma en que JungKook sostuvo la tarjeta y cómo miraba la plumilla que aún descansaba en la pequeña caja de regalo, eran una prueba de lo que estaba sucediendo en su interior.

Aunque para Jin todo estaba demasiado claro, conocía muy bien a su hijo.

Supo que, con esos detalles que podían ser simples para cualquiera, JiMin había logrado hechizar completamente a su hijo.

Había sido un día bastante divertido observando a los chicos enamorarse frente a sus ojos. Sobre todo a JiMin y JungKook.

HoSeok estaba seguro de que ellos combinaban a la perfección, pero el pelinegro necesitaba una pequeña ayuda para que se diera cuenta. Y salió mejor de lo que esperaba.

Los vio marcharse juntos por el mismo camino antes de regresar a la escuela para terminar con sus deberes. Y mientras revisaba y cerraba los salones, pensaba en la primera vez que se enamoró y terminó siendo todo un fracaso. También era un adolescente descubriendo el mundo, pero para molestia de muchos, era inteligente y bastante dedicado. Su aspecto no ayudaba demasiado ya que en ese tiempo usaba gafas, ahora sólo es ocasional. Pero logró sobrevivir a la preparatoria pese a que el chico que le gustaba lo rechazó cruelmente señalando su físico, por esa razón empatizó con JungKook. Ahora muchas cosas eran diferentes, no sólo porque ejerce la carrera que tanto le gusta.

Creció, se convirtió en un adulto responsable y no dejó que malos episodios afectaran la esencia de su corazón. Creyó fielmente que algún día llegaría alguien que lo amaría de la misma forma en que él lo hace.

Y así fue.

Una mano lo tomó de la suya para jalarlo a un salón y encerrarlo dentro. Terminó contra la pared acorralado y sin ninguna posibilidad de escapar. Pero no tenía intenciones de hacerlo. Lo siguiente que sintió fueron unos labios sobre los suyos y entonces se permitió cerrar los ojos para disfrutar de este momento que siempre lo tiene ansioso durante todo el día.

—Te extrañé mucho—escuchó que le decían y no pudo evitar sonreír.

—Yo también te extrañé, YoonGinie—abrió los ojos y lo miró.

Min YoonGi era su novio, el hombre de sus sueños y su príncipe azul, pero también era el director de la preparatoria donde ejercía como profesor de literatura.

No pudo evitar enamorarse de él, no sólo porque físicamente era el hombre más guapo que podía existir, también porque era tan romántico cómo él.

Al haber estudiado literatura, HoSeok era un romántico empedernido que esperaba algo recíproco. Lo escritores son capaces de demostrar intensidad a través de las palabras y también de expresar el amor más sincero que a veces con palabras no se puede transmitir. Y YoonGi había quedado completamente cautivado por eso, además de que era encantador, amable y compasivo con todos los alumnos. Desde que lo vio sintió mucha atracción, pero siempre estaba esa barrera que el trabajo y los puestos que tenían imponía. Sin embargo, ninguno pudo ser indiferente a lo que sus corazones pedían, sobre todo cuando se miraban o cuando cruzaban palabras con respecto a lo académico.

Una tarde, totalmente casual, YoonGi encontró un cuaderno tirado en la sala de profesores y descubrió los sentimientos verdaderos a través de las palabras mejores escritas de la vida. Dentro de esas páginas había más de un poema o versos con pensamientos que provenían del profesor de literatura, y esos estaban dirigidos a él. Después de ese día no lo esperó más y fue directo para ser sincero con respecto a lo que también sentía.

Sucedió una primera cita, luego una segunda y ahora tienen poco más de un año en una relación sumamente formal, aunque es secreta para el mundo. Se enamoraron a primera vista y sin razón. Sólo dejaron que sus corazones latieran a la par y no importaba que tuviesen que amarse en secreto, no si de ese modo protegían lo que tenían.

—Cuando instalen las nuevas cámaras no podremos hacer esto—le dijo HoSeok con una media sonrisa al tiempo que se colgaba de su cuello.

—Para cuando estén, espero que todos sepan que somos novios—lo miró sugerente.

—Ya hemos hablado de eso—le hizo una pequeña mueca.

—He investigado; y no es antimoral, siempre y cuando no interfiera en nuestro trabajo—le respondió incitador.

Acordaron mutuamente mantener su romance secreto debido a que pensaban que quizá no sería bien visto por los alumnos, por los padres de familia y mucho menos por los profesores. Se suponía que debían ser profesionales con lo que hacían dentro de la escuela y ahora, estar encerrados en un salón para besuquearse como si fuesen unos adolescentes, no era para nada profesional de su parte.

Al menos YoonGi quería tener la libertad de tomar la mano de HoSeok de manera natural y no tener que cerrar sus propias manos en puños para evitar tocarlo. Saben que no hay nada de malo en lo que hacen, pero para los ojos de muchos, su romance no era para nada correcto. Sobre todo por la diferencia de edad que existía entre ellos.

El director Min tenía treinta y cinco años de edad, mientras que el profesor Jung tenía veintiocho, y eso no era impedimento para amarse locamente y con mucha intensidad. Pero vaya que sus puestos de trabajo sí lo eran.

—Podemos ser profesionales—insistió YoonGi—Podemos tratar los asuntos del trabajo como director y profesor de literatura, pero cruzando la puerta, aunque sea en el estacionamiento, podemos ser sólo YoonGi y HoSeok; un par de novios que quieren vivir libremente su relación sentimental. Nadie aquí debería juzgarnos por lo que sentimos. Ni siquiera nosotros.

HoSeok bajó por unos momentos la mirada. Y es que tener que esconder su amor ante los ojos de todos a veces resultaba demasiado agotador, porque no sólo se ocultaban en la escuela, también lo hacían en la calle. A veces sus citas eran lejos de Seúl, para evitar encuentros casuales con compañeros de trabajo, alumnos y padres de familia. Sólo podían vivir lo que tenían entre cuatro paredes y era frustrante. Sobre todo por un gran detalle que a veces provoca demasiados celos en HoSeok.

—También está el hecho de que muchos y muchas suspiran por ti—acusó con un puchero.

—No les presto atención—negó enseguida y besó su frente.

— ¿Cuántos regalos recibiste hoy? —lo miró burlón.

—Rechacé cinco—respondió con seguridad.

Que YoonGi tuviese mucha responsabilidad afectiva ayudaba mucho a su romance secreto, sobre todo porque profesores y profesoras estaban detrás del director de manera descarada. Incluso madres y padres, cuando se realizaban juntas informativas, no perdían la oportunidad de acercarse al guapo director de la preparatoria. No podía culparlos; él era alto, fuerte, con mucha elegancia y de cabello oscuro medianamente largo que peinaba hacia atrás. Usaba trajes que se entallaban a su cuerpo musculoso y todos se volvían locos cuando se quitaba el saco y arremangaba su camisa blanca. Pero también cabe resaltar que es muy culto, educado y todo un caballero. A veces eso descolocaba mucho a HoSeok, sobre todo porque no podía marcar su territorio o gritarles; "Hey, dejen de coquetearle a mi hombre". La mayor parte del tiempo se limitaba a atisbar entre las sombras y esperar a llegar a su departamento para poder pasar tiempo con él.

Era cierto que si ellos dejaban al descubierto su romance podrían vivir más tranquilos, más que nada, podrían disfrutar incluso fuera de la preparatoria.

Pero era tan complicado.

HoSeok temía que YoonGi fuese el más afectado. Su puesto era más importante que el suyo.

— ¿Y tú? —YoonGi lo miró seductor— ¿Cuántos regalos recibiste hoy?

—Sólo tarjetas amistosas de mis alumnos—sonrió con obviedad—No soy tan popular como tú.

—Te equivocas—negó y chasqueó la lengua—Sé de buena fuente que el profesor Lee te iba a invitar a una cita hoy usando un enorme ramo de flores, pero tal parece que se acobardó.

HoSeok se rio y bajó la mirada completamente avergonzado. Supo desde hacía un tiempo que el profesor Lee estaba interesado, pero nunca se había acercado. Lo prefería de ese modo, porque realmente no sabría cómo rechazarlo sin lastimar su corazón.

—Pero mejor que haya huido—retomó YoonGi—Tú, querido mío, lo que necesitas es un hombre de verdad—coqueteó con esa forma tan suya.

— ¿Y tú eres ese hombre de verdad para mí? —coqueteó también.

—Pero por supuesto—asintió y lo apretó con sus brazos para acorralarlo completamente—Te lo demuestro todos los días. Con mis besos... cuando te hago el amor. Lo que tú necesitas es alguien que te haga llorar de felicidad y de placer, no de vergüenza.

Precisamente por eso HoSeok estaba irrevocablemente enamorado de Min YoonGi. Y también por eso se dejó llevar por el beso apasionado que le dio. Permitió que metiera sus manos grandes y fuertes debajo de su camisa para que explorara la piel de su espalda. Y también le permitió besar su cuello por unos segundos antes de alejarse con la respiración agitada.

—Sé mi Valentín—pidió YoonGi con voz ronca—Y tengamos una cita.

—Sí a todo—sonrió y volvió besarlo.

Se sentían tan de instituto teniendo estos momentos furtivos. Y el primero en salir siempre era HoSeok y cinco minutos después era YoonGi quien lo esperaba en su auto a dos cuadras de la preparatoria. En cuanto vio cómo su subía al asiento del copiloto con ese montón de libros que siempre lleva en sus menos, se acercó a él para besarlo con dulzura.

— ¿Dónde es la cita? —preguntó HoSeok y YoonGi le quitó su carga de libros para ponerlos en el asiento trasero.

—En vista de que aún no nos descubrimos ante el mundo, pues será en mi departamento—dijo y encendió el auto—Preparé algo para ti—lo miró con ojos ilusionados.

—Veremos cómo solucionamos eso, ¿de acuerdo? —le sonrió para consolarlo y se puso el cinturón—Por ahora disfrutemos de este día.

YoonGi era el más interesado en que su relación dejara de ser un secreto, no sólo por el profesor Lee y sus intenciones, también porque quería llegar más lejos con HoSeok.

Desde que lo conoció lo supo.

Era el indicado.

El único con el que ha planeado el resto de sus días. 


Nuevo capítulo con mucho amor en el aire jsjsjs

Ustedes saben que le doy relevancia a mis parejas secundarias, al menos lo suficiente. Y como Hobi fue pieza clave para que JiMin y JungKook se conocieran, pues le voy a dar su momento. 

El siguiente capítulo es completamente Sope y de ahí se viene todo lo del Kookmin :)

No es una historia tan larga y pretendo que quede completa el 14 de febrero :)

Después de esto me volveré a desaparecer y volveré con una historia muy diferente a esta :)

Pronto más detalles. 

Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!!

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