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39

Jamás en la vida me había sentido tan dependiente, la ausencia de Clarence era más que notoria, la pequeña casa se encontraba vacía de personas pero llena de tristeza.

Vine a este lugar en busca de venganza, decidí que las heridas se pagan con la misma moneda y que si perdiste una bala, otra puede reemplazarla. Eso hizo Clarence conmigo, me reemplazó por dos golfas diferentes por tres noches seguidas. Mi plan era hacerle lo mismo pero no iba a rebajarme a ser la puta de seis hombres diferentes solo para vengarme de un mal de amor.

Así que recapacité, analicé todo y llegué a la conclusión de que Clarence no desconfiaría de mí palabra y que si yo le decía que sus cuernos tocaban el techo como los míos lo hacían, lo iba a destrozar.

Esperé las tres noches y al cuarto día llamé a Nes, le pedí que viniera por mí. Mi plan inicial había sido irme del país pero luego recordé que para el resto del mundo Irina está muerta y que no iba a conseguir subir ni al avión ni llegar a la puerta sin ser detenida.

En media hora Nes iba a llegar y yo ya tenía la mayoría de las cosas listas. Mi rostro parecía perfecto gracias al maquillaje que había comprado el primer día que me fuí del granero y las grandes bolsas bajo mis ojos a causa de la falta de sueño ni siquiera se notaban, eso mejoraba mucho mi aspecto para jugarme la gran venganza y que él viera que sin él puedo estar mucho mejor aunque solo fuera por fuera.

Para cuando Nes llegó ya todo estaba listo, lo que iba a decir e incluso como debía actuar.

—¿Cómo estás?— caminó hasta a mí, me abrazó y en cuanto pude, corté el abrazo. No quería desmoronarme ahora.

—¿Cómo está el bebé?— quise evitar el tema, si hablábamos de mí, le iba a terminar diciéndo todo y me iba a arrepentir de querer vengarme de Clarence

—Bien, ahora dime cómo estás— bufé y negué

—¿Podemos irnos?— Asintió sin quitar sus ojos de los míos y ambas nos subimos al coche, luego de que yo subiera mi maleta al asiento trasero

Pusimos música y fuimos todo el camino cantando.

—Clarence te extraña mucho— ella fue la primera en sacar a flote el tema

—Y yo a él pero eso no cambia lo que me hizo Nes— traté de sonar relajada pero la realidad era que cada vez que pensaba en lo que él me había hecho, sólo me daban ganas de hacerme bolita y llorar como una magdalena

—Lo sé, solo te pido que lo escuches— asentí. Lo iba a escuchar pero también le iba a decir unas cuantas cosas

Junior=

El jugo de manzana que Adonis me dio para que fingiera que es Whisky aún no me hacía efecto.

Princesa no dejaba de bailar y cantar las canciones de Jessie y Joy, la casa parecía todo un infierno. Hasta Jessie y Joy me recuerdan a Irina cuando las letras de sus canciones dicen "Como dueles", "Corre, corre corazón" y muchas otras frases que sólo me dieron ganas de morir por dentro y destruir mi mundo por fuera.

—Hola— levanté la cabeza, la miré a ella y miré el vaso de jugo.

¿Tan rápido hicieron efecto los ácidos y la azúcar del jugo?

—Hola— dejé atrás mi pose de borracho y me senté en el sillón como niño bueno.

Irina me miraba directo a los ojos, apenas se notaba que llevaba maquillaje y se veía hermosa, todo lo contrario a mí que perece como si un camión de acoplado me hubiera pasado por encima.

—¿Cómo estás?— quería arrojarme a sus pies y suplicarle que vuelva a ser mi amor pero no había dormido desde que ella se fue y no me sentía con fuerza de hacer nada.

—Excelente— su sonrisa fue como una estaca al corazón. —¿Y tú?— suspiré y fingí una sonrisa

—Bien, estoy felíz de verte
Irina— parecíamos dos extraños mirándonos sin saber que hacer para apaciguar la incomodidad que había entre los dos.

—Lo mismo digo Clarence, creo que debemos hablar— su sonrisa fue reemplazada por la seriedad de sus bellos ojos. Se sentó frente a mí y cruzó una pierna sobre la otra.

Mi cabeza comenzó a hacerme una mala jugada en cuanto su vestido se levantó y dejó al descubierto parte de sus muslos, mi boca se hizo agua con solo verla hacer ese movimiento y mi pantalón comenzó a apretarme.

Me enfoqué en su rostro. Gran error, sus labios pintados de rojo vino me hacían desearla y querer reclamar su boca. Subí mis ojos a los suyos y por un instante creí ver brillo en ellos.

—No te preguntaré que hiciste en estos días, sé que no tengo derecho a eso pero quiero que sepas que...

—...Hice lo mismo que tú—

Las lágrimas amenazaban por salir y el dolor que sentí seguramente no se compara con el que ella sintió pero aún así duele.

Pasé una vez más mis ojos por su cuerpo. Las imágenes de ella siendo tocada por otros no dejaban de ondear en mi cabeza, no puedo imaginarme a otro pasando sus manos por la delicada piel de su cuerpo, no quiero que me diga que otro besó o siquiera tocó sus pechos. Esos pechos que tanto disfruto apretar, manosear y besar, esos pechos son solo míos. Ya no quería pensar en esto, ni siquiera tengo derecho a decirle nada pero no puedo evitar querer gritarle y reclamarle que si otro la besó donde yo la beso o tocó donde yo la toco, lo buscaré y lo mataré porque ella es mía

—¿Cuántos? Dime quién y con cuantos te acostaste— sonrió y acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja.

—Seis, dos por noche mi amor, como tú, hasta incluso mejor que tú—

Arrojé el vaso de jugo y pasé varias veces las manos por mi pelo

—Mientes, nadie te haría gemir o disfrutar como yo, no te creo— apreté con fuerza los almohadones debajo de mí

—No vine para volver a pelear Clarence, vine para saber si vamos a darnos otra oportunidad o si me largo para siempre— la miré y todo el enojo se disipó.

—Te amo. Estamos a mano, yo te engañé y tú a mí. No hay nada que discutir— me miró con odio

—Hay mucho que discutir, comenzando por el hecho de que no te arrepientes, ni siquiera me diste una explicación
sensata—

—Estoy arrepentido, ambos lo sabemos. Me follé a seis y te engañé, tú hiciste lo mismo y no veo arrepentimiento en tus ojos, hasta incluso me dijiste que lo hacían mejor que yo— apretó los puños, estoy seguro de que en cualquier momento me golpeará

—Sigo sin escuchar una explicación— golpeó la punta de su tacón contra el piso

—No la tengo, solo quería desahogarme. Por favor pasemos página, tú puedes vivir sin mí, mírate estás más hermosa que nunca y ahora mírame a mí, llevo una hora intentando emborracharme con jugo de manzana, para cuando la noche acabe estaré sobrio y llorando por tí— me acerqué y tomé sus manos

—No es tan fácil— murmuró

—Lo es, todos dicen que una bala saca otra bala pero es mentira, nadie puede sacarte de mi corazón, me hice adicto a tí. A tus golpes constantes, a tus besos, a tu sonrisa y manera de retarme  y gritarme en ruso— rió y sonreí sintiendo como la esperanza volvía a mi cuerpo —Por favor, si quieres asotarme como castigo hazlo, no te lo impediré pero dame otra oportunidad, Rencin no se a parado ni una sola vez, parece que me pusiste un candado en las bolas y tú eres la única llave. Dí que me quieres— puse mi carita tierna, era lo último que me quedaba por intentar.

—No más mujeres— asentí

—No las habrá, solo tú— asintió

—Ni ninguna razón para darme celos— asentí

—Solo tú y tú— se humectó los labios y acaricié su nuca con una mano y la otra la bajé a su muslo

—Y nada de caprichos— acerqué mi boca a la suya y rodeé mi cuerpo con sus piernas, inclinando su espalda hacia atrás y apoyándola en la espalda del sillón.

—Solo uno, tú— susurré y rocé nuestros labios llenándome los pulmones con su fragancia, respiré el sabor de su boca y la besé, me recargué sobre mi rodilla y acomodé sobre ella. Metí mi manos por debajo de su vestido y reí en medio del beso
—No traes bragas— negó con la cabeza

—¿Tienes problemas con eso?— pasó su mano por el cuello de mi remera

—Para nada princesa— respondí con la respiración agitada
—De verdad lo lamento, si hubiera sabido que me quemaría tanto dejarte ser libre lo hubiera...

—Cállate antes de que digas una idiotes y deba golpearte— sonreí ante su amenaza y apreté una de sus nalgas

—Te amo mucho, no sé si la excitación se debe a la borrachera del jugo o si me caliento con solo pensar en que tardaré horas en quitarte la mancha de otros y dejar la mía propia en tí— rió. Acarició mi pantalón y jadeó

—Creo que es la borrachera del jugo junior— sonreí y acaricié sus piernas levantándole el vestido hasta la cintura y bajándole las mangas para poder acariciar sus pechos

—No quiero que alguien más los toque, ustedes son míos— le dije a sus pechos y me llevé uno a la boca

—Clarence no tendremos sexo—

No puede decirlo enserio ¿Acaso no vió esas películas donde la pareja sella su relación bajo las sábanas de una cama?

—Si lo tendremos, este es el momento donde nos besamos y poco a poco va sonando la música del final— sonrió y se acomodó la ropa

—Nada de sexo y no se discute más

Holis!!!

Solo un capítulo

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