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30



—¿Podrías subir de una vez?— preguntó bastante exasperado desde el interior del coche.

—¿Vas a disculparte?— detuviste tus pasos girando en dirección al automóvil con los brazos cruzados por el frío de la noche.

Él no hizo más que mostrarte una mueca que llevaba escrito un "no" rotundo en su perfecto y jodido rostro. Odiabas cuando actuaba de esa manera tan orgullosa y te molestaba ser siempre la que tenía que ofrecerle una disculpa o ir tras él cuando claramente la mayoría de las veces se encontraba equivocado. Esta vez no sería así, eso lo tenías por seguro.

Bufaste por lo bajo para seguir tu trayectoria de camino a casa, que por cierto se encontraba más que lejos, debido al sitio en que la fiesta de la cual habías sido invitada se llevó a cabo. Con el tema de la pandemia era casi imposible realizar una buena fiesta con todas las letras, sobretodo cuando el anfitrión contaba con vecinos. Por eso a alguien se le ocurrió que sería buena idea organizarlas en un sitio a las afueras de la ciudad. Justo en ese momento estabas deseando que al de la idea le estuviera yendo muy mal.

Lo peor de todo ni siquiera era la distancia, sino el maldito clima que justamente ahora, plena madrugada, se le había dado por lloviznar, a esto sumándole el alcohol que recorría por tu sangre en esos momentos que no era demasiado pero sí lograba marearte, ah y por supuesto, también los tediosos tacones que estaban a punto de acabar con tus pies adoloridos.

¿Cuándo fue el momento exacto en el cual rechazaste la propuesta de tu amiga? Que consistía en noche de películas y comida chatarra, sin lluvia, ni peleas o trayectos extensos de caminata.

Tras un sonoro estruendo debido a la tormenta que comenzaba a formarse te estremeciste en tu lugar y Jungkook se apresuró en frenar de repente para bajarse y obligarte a recapacitar sobre la situación que los envolvía.

—¿Acaso te volviste loca? ¿No ves lo peligroso y absurdo que es esto?

—¿Qué? ¿La tormenta?— no pudiste evitar soltar una risa burlona.—No le temo a las tormentas, además... Esto es tu culpa.

—No me interesa si le temes o no, sólo sube al maldito auto de una vez.— intentaba sonar severo, pero sus actitudes demostraban todo lo contrario. Él podía ser tan fácil de frustrar que hasta sonaba divertido seguir molestándolo.

—Discúlpate.

—¿Por qué? ¿Por defenderte de un acosador? Deberías darme las gracias incluso.

Y ahí estaba su maldito ego nuevamente.

Apretaste los puños furiosa.—Te las daría si no hubieras actuado como un maldito salvaje llamando la atención de todos. Golpear a mi amigo no fue para defenderme, estabas cegado por tus jodidos celos y ambos lo sabemos.

—Él se aprovechaba de tu estado y ¿Qué esperabas? ¿A que trajeran palomitas para el show porno en vivo?— su voz se elevó y ante esto varias venas se hicieron notar en su cuello.

—¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? ¡Es gay! ¿Te lo deletreo? Le gustan los hombres, ¿Más fácil? Es un come pollas, joder.— estallaste harta de sus insinuaciones y sin esperar respuesta alguna, pasaste por su lado para adentrarte al coche.

Suspiraste por lo bajo más aliviada al sentirte inmersa en la calidad del interior, aunque muy probablemente luego pescarías un resfrío. Reposaste la cabeza contra la ventana cuando lo oíste seguir tus acciones y subirse al auto y encender el motor para volver a emprender camino.

Tu vestimenta empapada comenzaba a humedecer el asiento de copiloto y no tuviste más opción que revisar los asientos traseros buscando algo para reemplazar aquel vestido. Para tu suerte allí, entremedio de todo el desorden, descansaba una sudadera de él toda arrugada, pero seguía siendo mejor que nada. Te cruzaste hacia el fondo para mejor comodidad en poder quitarte la ropa.

Jungkook ni siquiera se inmutó ante ello, él venía demasiado concentrado y cargado como para enterarse de su alrededor. Sus pensamientos lo consumían y la culpabilidad carcomía cada esquina de su interior, bien sabía que todo este tiempo no había hecho más que comportarse como un completo imbécil con la única persona que estaba para él desde el comienzo del día hasta el final, y así eventualmente.

—Cariño, yo, umh...— ni siquiera levantó la vista para mirarte, buscaba las palabras correctas para expresarse.—Sé que tienes razón esta vez, bueno, tal vez la mayoría de la veces... Pero no todas. El caso es que lo siento, ¿Sí? Por arruinar tu noche y tus días con mis actitudes de mierda, en absoluto es lo que mereces.

—Jeon idiota, ¿Estás disculpándote por el hecho de verme en ropa interior?— le echaste una mirada casi asesina.

—¿Qué...?— su vista recayó en el retrovisor que reflejaba tu cuerpo semi desnudo, luchando por encajar la sudadera en tu cuerpo húmedo. La boca se le secó de tan sólo divisarte en ese estado, pero negó.—No, para nada. Lo que trato de decir es que no quiero perderte pero es lo que merezco, y soy demasiado egoísta en quererte sólo para mí cuando lo único que hago es lastimarte, pero no puedo evitar actuar de esa manera cuando se trata de ti y alguien más porque todo el tiempo me persigue el pensamiento de que encuentres otra persona mejor. Lamento ser así y amargar tus días cuando lo  único que debería hacer es complacerte como lo mereces por quedarte a mi lado como si estas discusiones no te afectaran. Y sólo... Te amo, ¿Sí? No tienes idea cuánto.

Todo quedó en silencio pero podías jurar que se oyó el estruendo de tu  pecho explotando y haciéndose añicos luego de oír y procesar sus dolorosas pero hermosas palabras. Por fin lograste bajar la sudadera por tu torso y tomandolo desprevenido te cruzaste nuevamente hacia adelante, pero esta vez sobre su regazo, exigiéndole aparcar.

—Que sea la última vez, Jeon, porque te juro que un día de estos amanecerás sin tu pequeño amigo allí abajo.— le advertiste entre dientes y lo escuchasté reír. Supiste que estabas jodida cuando lo enamorada que te encontrabas hasta de su risa.

—Qué refinada.— comentó en tono burlesco, repasando de arriba a abajo con sus venosas manos tus muslos.

Asentiste esbozando una sonrisa ladina antes de tomarlo por los bordes de su camisa y acercarlo, hallando finalmente sus labios con los tuyos. Ambas partes se acoplaban de manera perfecta, tal y como dos piezas de un rompecabezas. Él dominaba el beso con fiereza y tú lo seguías, extasiada por más. Sentiste la punta de sus dígitos fríos recorrer tu piel cálida desde la cintura hacia el interior de la playera, realizando dibujos imaginarios que te daban escalofríos.

—Le gustas a mi amigo, quería llamar tu atención en la pista.— confesaste en una sonrisa, rodando su cuello con tus brazos.

Se mostró confundido un momento y luego suavizó sus facciones.—Fuiste la única en llamar mi atención, y de una manera demasiado... erótica.— apretó tus caderas contra su regazo, creando una leve fricción que les robó suspiros bajos a ambos.

Descendió sus manos hacia el elástico de tu ropa interior, jugueteando con este. A la vez, te ocupabas en quitar su camisa y admirar su torso bien formado, mientras rozabas tus dedos contra su cinturón en un intento de acabar con su autocontrol, lo que comenzaba a hacer efecto cuando de manera temblorosa quitaba tu playera con anhelo. Recorrió con tal suavidad tu piel hasta tus pechos, los cubrió entre su palma masajeándolos a su antojo.

Ante aquellas sensaciones, inconscientemente te removiste contra su bulto notorio y él por inercia correspondió el movimiento con una estocada. Las mismas acciones prosiguieron, entonces en algún momento se encontraron teniendo sexo con ropa de por medio. Ambos se encontraban con las mejillas rojizas y las respiraciones pesadas, mas no se permitían parar.

Jungkook escabulló una su mano hasta la palanca del asiento y en un movimiento el respaldar cayó hacia atrás con ustedes sobre este. Sus frentes se juntaron y él no dudó en tomar tu nuca, colisionando su boca con la tuya, esta vez en un beso salvaje, más necesitado. Mientras que sus labios se encontraban en un enredo difícil de desatar, tus manos divagaron por su abdomen rígido en busca del boton de su pantalón, el cual con algunos inconvenientes lograste desprender y bajar, así como con su boxer.

Antes de dar otro paso, tomó de su pantalón un condón y con tu ayuda se lo colocó. Te erguiste para quitar tu ropa interior y seguidamente apoyar las manos contra su pecho, mientras introducías su extensión dentro tuyo. Soltaste un suspiro en seco cuando entró por completo.

—Esta vez yo mandaré.— sonreiste con suficiencia cuando asintió, consumido por el placer.

Diste el primer movimiento ajustandote a su tamaño. Él te rodeó por la cintura para sujetarte al momento que comenzaste a movilizarte creando pequeñas sensaciones recorrer por todo tu cuerpo. Con cada estocada sentías estar más cerca de tu punto, y él dispuesto a ayudarte llevó sus dígitos a tu zona interior, proporcionando caricias que te hacían apretar los muslos a sus costados.

El aire en el auto comenzaba a volverse escaso y los vidrios ya se encontraban completamente empañados. Sus cuerpos agitados y bañados en sudor, se negaban a detenerse en este punto de la situación.
Jungkook movilizó sus caderas deade abajo para aligerar el clímax y te sostuviste de sus hombros.

—Te amo, ¿Sabes?— besó tu cien, sin detener sus movimientos aún.—Ninguna pelea puede cambiar eso.









Pedido<3

Lamento la demora.

Realmente no me gustó como quedó lol.

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