Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27


Husband

La mansión de los Jeon desbordaba gente. No cualquiera, sino importante y de mucho dinero. La música era leve, suave y armoniosa, no se podía pedir algo mejor que eso para su gran celebración de compromiso.

Y tú estabas allí. No en el puesto de la prometida, tampoco amiga, y deseabas que tampoco conocida, pero eso no era así. "¿Qué hacía la perra de su ex amante en la fiesta de compromiso del esposo?" Buena pregunta, ni siquiera te agradaba estar allí, fingiendo una sonrisa hipócrita.

Tu novio jaló de tu brazo hacia una dirección contraria a la que iban, esto por ver a la pareja comprometida. "Justo a la boca del lobo", pensaste. Y es que estar ahí fue, nada más y nada menos, que por puro capricho de tu acompañante.

Suspiraste una vez que se encontraban frente a la pareja, pero inmediatamente volviste a dibujar una sonrisa forzada y mantuviste la postura recta, mientras tu brazo se encontraba enganchado con el del castaño, quien ya se encontraba felicitando a los dueños de la fiesta.

Tu vista se fijó en la única persona que deseabas no encontrarte esta noche; Jeon Jungkook.
Vestía un traje blanco, el cual lo dejaba ver increíblemente apetecible, a pesar de que estabas acostumbrada a verlo vestido de negro. Sus orbes cafés se encontraron con los tuyos y, antes de ver algo más, apartaste la mirada de la suya.

---Oh, lo siento, ella es mi novia.--- Te presentó el chico, luego de haberse hablado todo. Idiota.---Amor, ellos son el señor y la señora Jeon. ¿Ya los conocías?

---No, pero es un gusto.--- Miraste a ambos brindándoles una sonrisa.---Y felicitaciones.

La ojiazul, que parecía ser la esposa de Jungkook, agradeció con la felicidad a tope, incluso sentiste algo de pena momentánea por ella, no tenía idea de quién tenía a su lado; El tipo más mujeriego, vil e insensible de todo Seúl.
Podías jurar que no durarían más de tres meses casados.

---¿No? Creí haberla conocido desde hace mucho.--- Habló el pelinegro con cierta chispa de diversión y perversión en su rostro, ganándose una mirada fulminante de tu parte.

---Creyó mal.

Ahora fuiste tú quien tironeó el brazo del castaño para salir de aquella situación indeseable. Ambos se acomodaron en una de las mesas del fondo, pero no duraste ni dos segundos sentada cuando ya te encontrabas escapando hacia el patio trasero, el cual contaba con un bello jardín colorido y una gran piscina.

Tomaste un cigarrillo de tu mini cartera y lo colocaste entre tus labios, para luego encenderlo y darle una larga y tranquilizante calada. Tu mirada de dirigió al gran negrino, y al mismo tiempo brillante, cielo para expulsar el humo retenido. Suspiraste sientiendo el frío calarte los huesos lentamente, de cierta manera era satisfactorio.

La sensación de estar siendo observada te invadió, hasta que tu mirada se reencontró con la del castaño; Desde su ventana, en su habitación.
Tu corazón se aceleró, mas tu respiración seguía siendo igual de suave. Pasaste saliva y arrojaste el cigarrillo, aún sin romper el lazo visual.

Una seña diminuta fue todo lo que tuvo que hacer para que rieras entre dientes pensando en su cinismo, pero más cínica te autoproclamabas por pensarlo sabiendo que de cualquier forma cederías a sus engañosos encantos. No te mentirías a ti misma, eso sería absurdo, aún no lo olvidabas, tampoco lo tenías considerado. Estaba mal, ¿Qué importaba? Jeon Jungkook nunca fue ni sería de nadie.

Tus dedos se deslizaban por las barandas de las escaleras, habías logrado escabullirte sin ser vista. Dudaste estando a un último escalón, pero sentías que ya no había retorno, sobretodo cuando tenías a tal hombre como Jungkook a menos de diez pasos.
Por desgracia, el sentimiento de duda surgió nuevamente justo en el momento de estar frente a la entrada de su habitación. Mordisqueaste tu labio inferior a la vez que levantabas la mano para tocar.

---Esto es ridículo.--- Murmuraste, bajando el brazo y volteando. Listo, hasta aquí habías llegado... ¿Y para qué? Te maldeciste por ser de esa manera.

---¿Lo es?--- Cuestionó el chico, apoyado contra el marco de su cuarto mientras sostenía con fuerza de tu brazo, para seguidamente jalarte hasta quedar encerrados dentro. ¿Cuándo había pasado todo aquello? Aún no lograbas procesarlo.---Tú, mi pequeño vicio, serás mi regalo de boda.--- El dorso de su mano apenas rozó tu mejilla, creando un cosquilleo peculiar.

Se tomó el atrevimiento de observarte arriba hacia abajo mientras relamía sus finos y rosados labios, un acto digno de admirar. Con un brazo te rodeó, logrando encontrar la cremallera de tu vestido y bajarla, como lo iba haciendo con este seguidamente. Exhalaste lentamente el aire al no sentir más la tela que cubría tu piel.

---¿No extrañabas esto? Dime, ¿Lo hiciste?--- Tomó fuerte de tu mentón, elevando levemente tu rostro para que lo mirases. Asentiste varias veces y él sonrió finalmente.---Eres una buena niña.

Su dedo índice, que se encontraba jugueteando en tu abdomen, comenzó a descender hasta llegar al elástico de tus bragas y tomarlas con fuerza para arrancarlas. Las hizo un bollo en su puño, para luego guardarlas en su bolsillo.
Su pulgar se encargó de separar tus pliegues sintiendo tu humedad fácilmente. Llevó el mismo dígito a tu boca, siendo aceptado y succionado con gusto, disgustando de tu escencia. Viendo aquel acto, el pelinegro sentía como su polla no dejaba de palpitar y doler como los mil demonios. Llevó su gran mano a tu cuello, tomándolo de manera tosca, para acercarte a su rostro al punto de pegar sus labios en un choque brusco. Sus dulces labios atrapaban a los tuyos con necesidad, mientras su miembro bucal exploraba cada rincón de tu boca. Ladeaste la cabeza para profundizar más el beso mientras oías los chasquidos de este, que parecían inundar la habitación.
Cuando ambos sentían la ausencia del oxígeno decidieron separarse, quedando sus labios rojos y más hinchados de lo normal.

---Quiero esta linda boquita chupando mi polla hasta hacerte llorar, ¿Comprendes?--- Ordenó con su voz afectada, creando que te humedezcas de sobremanera y jadearas como respuesta.---Abajo.

Dejó que cayeras sobre tus rodillas frente a su bulto escondido tras aquellas telas estorbosas que comenzaste a quitar. Lo rodeaste con tu mano, dando una lamida a su glande, mierda sabía tan bien. Sus fluidos preseminales se extendían a lo largo de todo su venoso miembro, aún así, comenzaste a lamerlo y dejarlo más resbaladizo con tu propia saliva. Mientras tu mano subía y bajaba sobre su base, tu boca creaba el mismo vaivén con la parte restante, hasta que te sentiste lo suficientemente lista como para introducirlo de a poco en tu cavidad bucal.

Jungkook apoyó sus manos contra la pared, para retenerse. Apretó su mandíbula y arrugó el entrecejo, jadeando y maldiciendo mientras se dejaba llevar por el pecaminoso sonido de tu boca succionando y las sensaciones que recorrían todo su cuerpo.
Sin poder aguantar un segundo más, dio una embestida en tu boca oyendo el gemido proveniente de tu garganta.

---No sabes cuánto adoro follarte la boca... Uhmm, abre más.--- Un extenso gruñido fue expulsado de lo más profundo suyo cuando logró enterrarse al fondo de tu gartanta. Tus ojos expulsaron varias gotas fugaces que rápidamente desaparecieron.

Llevaste tus dedos hacia tu intimidad, que dolía de tanto que necesitaba un toque. Frotaste con suavidad tu clítoris, gimiendo sobre el pene del pelinegro. Comenzaste a mover el pulgar en círculos, mientras otros dos dedos se escabullían en tu entrada, introduciéndose con lentitud.

---Ah. Mgh...

Jungkook se había detenido mirando aquella apetitosa escena, que sólo aumentaba sus ganas de follarte hasta acabarte. Mordió su labio inferior con euforia y tomó en su mano tu cabello como si de una coleta se tratara, movilizado tu cabeza de adelante hacia atrás. Gimió ronco sintiendo su pene vibrar en tu boca.
Bruscamente quitó su miembro de tu cavidad bucal, alzándote hasta su cintura, para que enrrollases tus piernas en esta.

---¿Quién te dio la autorización para poder tocarte?--- Su respiración agitada chocó contra tu rostro, haciéndote sonreír. Su cabello se veía alborotado, sus mejillas de un leve carmesí y sus labios hinchados. Malditamente perfecto.

---¿La necesito?--- Relamiste tus belfos sin quitar la sonrisa socarrona de tu cara, jugando con su paciencia. Aquello era como un golpe directo a su ego, le encantaba mandar en todos los sentidos.

---¿Olvidaste con quien estás, umh?--- Rió de manera irónica, haciendo resaltar una vena en su frente.---Te lo recordaré, preciosa.

Rozó su erección caliente contra tu humedad, causándote casi un sollozo por la sensibilidad. Continuó con aquellos roces, atrapado en la burbuja de tus gemidos y muecas, volvió a tomar de tu mentón, esta vez ejerciendo más presión, estampado sus labios con los tuyos nuevamente. Ambos gimieron en el beso cuando su extensión comenzaba a hundirse en ti, fácilmente por su lubricante natural. Mientras su lengua procuraba enredarse con la tuya luchando, sus embestidas comenzaban a tornarse más rápidas y satisfactorias.
Tu espalda resbalaba contra la pared, siguiendo los pasos de Jungkook, quien se encontraba tan cerca del punto dulce que comenzaste a quejarte y tirar de sus mechones labios de cabello. Al romper el beso, varias gotas de saliva chorreaban desde las comisuras de tus labios, sin darle importancia inclinaste la cabeza contra la pared, dándole acceso directo al pelinegro sobre la piel expuesta de tu cuello la cual comenzó a besar y chupar.
Sentiste quedar sin oxígeno cuando sus movimientos se volvieron más toscos y profundos, a tal punto que jurarías sentirlo en tu estómago.

---J-jungkook, ¡mierda!

Apretaste más tus piernas sobre su cintura, lo que causó que un grave jadeo fuera expulsado por su boca. Apoyó una de sus manos contra la pared sin dejar moverse, dejándose llevar por la sensación del clímax que se avecinaba. Arqueaste tu espalda y apretaste tus puños gimiendo junto a cada estocada que daba, a causa del nudo formado en el centro de tu estómago. Y cuando al fin su miembro chocó en el punto exacto, formando un vaivén delicioso no pudiste evitar retenerlo, explotando. Seguidamente, siguió golpeando en aquel sector sensible hasta que logró acabar dentro de ti.

Agradecías seguir tomando tus pastillas.

---Deberías ser mi regalo para siempre.--- Esbozó una sonrisa cansada, volviendo a unir sus labios.











Pedido. Disculpen que no recuerde quien lo pidió, pero espero que les guste.💜

Sinceramente, no me convenció, espero que los siguientes por venir sí.







Me disculpo por los errores ortográficos✌

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro