11
Voleibol
La cancha está ahí.- Extendió su brazo al frente, mientras la pelota de tu saque rebotaba a un costado, fuera de la línea de juego.
Si tanto sabes, ¿Por qué no vienes tú a hacerlo?- Tus cejas se fruncieron y tu voz se elevó más de lo normal.
Niñata...- De sus labios brotó una sonora carcajada, seguida por todos los demás jugadores de la cancha.
Idiota.- Volteas para buscar tu bolso e irte a natación, pues ya estabas llegando tarde.
Te gustaban los deportes, pero el voleibol era tu debilidad y, casualmente, Jeon Jungkook también. Eran amigos, pero claro, eso cuando todos los veían.
Dejaste tu bolso en uno de los bancos que se encontraba allí y te dirigiste a los vestidores, para colocarte tu traje de baño.
Tu piel se estremeció al mezclarse con el frío del agua, por más verano que sea aún no te acostumbrabas, a pesar de que llevabas prácticamente mitad de tu vida haciéndolo.
Cuando el cronómetro comenzó con su trabajo, tú comenzaste el tuyo, moviendo tus brazos a gran velocidad mientras las palabras de aquel idiota seguían reproduciéndose en tu mente, haciendo que aumentes tu velocidad, si es que eso era posible.
Vaya, nunca me cansaré de ver esto.- Levantaste la mirada y lo viste sonriendo, como si nada de lo que te dijo hace unos instantes haya pasado.
Vete.- Pausaste el cronómetro y saliste del agua, para luego quitarte el gorro de natación.
No me puedes echar, es un espacio público.- Rió burlonamente, como lo había hecho en la cancha.
Rodaste los ojos y antes de que pudieras dar siquiera otro paso más, tiró de tu brazo.
No me saludaste hoy- Sonrió.- Puedes hacerlo ahora.
No sé que te hace pensar que lo haré.- Lo miraste seria.- Te has comportado como el mejorsísimo de los gilipollas hoy.
Cielo, ¿No te han dicho que tienes la boca muy sucia?- Dice, refiriéndose a las palabras que, anteriormente, usaste.- Es tiempo de que alguien la limpie, ¿No?
Y tomándote de tu nuca, empuja tu rostro hacia el de él, provocando que choquen y te bese de una manera intensa, la cual no quisiste corresponder hasta que tu labio inferior fue prisionero de sus dientes, mordiéndolo hasta sacarte un insignificante hilo de sangre.
Con una de sus manos sujetó tu cintura y te guió a retroceder hasta chocar con una de las paredes de los vestidores.
Bajó sus besos a tu mentón y luego más abajo, en la zona sensible de tu cuello. Comenzó a morder y succionar aquella parte, con la intención de dejar marcas.
Baja las tiras de tu traje de baño por tus brazos, hasta dejar al descubierto tus senos. Sus labios dejan restos de saliva por el valle de tus pechos, hasta que se centra en uno y enseguida es devorado por su boca, mientras le da atención al otro con una de sus manos, apretujándolo.
Desabotonas, rápidamente, los botones de su camisa escolar, quitándosela. Trazas líneas imaginarias por su torso desnudo, hasta llegar a la hebilla del cinturón de su pantalón.
Él sonríe.
¿Qué esperas, bebé? Quítala.- Demanda.
Una vez desprendido el cinturón, desabrochas su botón y bajas su jean.
Él repite tu acción, pero con el traje de baño.
Su sección de besos parece aún no tener fin y sigue bajando hasta detenerse en tu intimidad y pasar saliva por sus labios antes de darle una lamida a tu clítoris y torturarlo entre sus dientes, mientras sus dedos se fundían en ti, entrando y saliendo a una velocidad ligeramente rápida.
Gimes su nombre al saber que estás demasiado cerca, pero acabas por maldecirlo cuando quita sus dedos de tu interior y aleja bruscamente su cara, dejando tu clítoris palpitando y a tu entrada pidiendo más de su toque.
Ya no me quieres echar, verdad?- Lo fulminas con la mirada, y eso parece divertirle más aún.- Tranquila gatita, te follaré tan duro que no sólo olvidarás una regla del voleibol, sino todas.
Pasa su dedo índice por tu centro, asegurándose de que estés lo suficientemente lubricada, para luego fundirse de una sola estocada en ti.
Pruébate.- Abres la boca y chupas el dedo bañado en tus flujos.
Baja sus manos a tu trasero y ejerciendo fuerza en este te levanta, dejándote apoyada contra la pared, mientras tus piernas rodean su cintura.
Echas tu cabeza hacia atrás, mientras sus duras embestidas te hacen querer más, olvidándote por completo que aún se encuentran en el instituto.
Mierda Jungkook!- Te quejas al borde de tu orgasmo.- Ve más rápido!
Él obedece y acelera su ritmo, haciéndote delirar y largar varias maldiciones acompañadas de palabras obscenas.
Carajo!- Sigue dando estocadas y al cabo de unas cuantas más, su tan esperado clímax llega para ambos.
Esto no ha acabado. Cambiate, lo resolveremos en casa.- Sonríe y vuelve a juntar sus labios con los tuyos.
Me disculpo por los errores ortográficos
✌
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro