Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo dos.

Jaehyun secó el sudor de su frente, estaba terminando de arreglar la batería del BMW cuando se percató que el motor tampoco funcionaba correctamente. Suspiró con fuerza; malditos niños ricos que no cuidaban nada de lo que tenían.

- Gyu, pásame la llave aquella.

Habló a su perro, quien de forma obediente corrió hasta la la mesa ratona y de allí tomó lo que él le estaba pidiendo.

- Gracias. -dijo cuando recibió el objeto.

Si lo entendía o no, sentía que debía decírselo.

Su Gyu era un pitbull blue, al que había educado desde pequeño y le hablaba como si fuese su hijo. Incluso comía en la mesa con él. Aquello último debido a que vivía sólo y al tener un extenso comedor para sí mismo, sentaba a su mascota con él a la hora del almuerzo y la cena.

- Mierda... El motor también está jodido. -suspiró- Voy a tener que mensajear al chico.

Volviendo al asunto de su cliente tomó su celular a pesar de tener las manos llenas de aceite y buscó su contacto.

Si debía ser honesto, en realidad no tenía pinta de ser uno de esos ricos imbéciles, pero eso no quitaba el hecho de que podría estar arreglando el auto de sus padres.

- Hola... -dijo cuando atendieron.

- Hola. -respondió Doyoung- ¿Qué sucede?

- Hay que hacer algunas reparaciones al motor, por lo que el resultado final será más costoso. -dijo- A no ser que quieras repararlo en otro lado... -explicó.

- Entiendo, no hay problema. -dijo de forma alegre- Tú haz lo que sea y creas necesario, no te preocupes por el precio.

- El problema con eso es que no sé si pueda tenerlo para el viernes en la mañana. -su voz era tosca pero a su vez, linda.

- ¡No te preocupes por eso! Yo lo necesito para la noche, a eso de las diez u once tengo que viajar. -explicó.

- Bien, también necesito que vengas por la tarde... -hizo una pausa- Es con respecto a los neumáticos.

- Mm... Bien. -respondió- Estaré allí en ¿veinte minutos? -levantó una ceja- Síp, en veinte.

- Bien. -respondió antes de cortar rápidamente.

Jaehyun siguió con su trabajo mientras que el rubio a unas cuántas cuadras de distancia se sonrojó.

La voz del mecánico era tan profunda y varonil que lo hizo estremecerse. Luego comenzó a reírse como idiota de sus propios pensamientos.

- Creo que no haber dormido por casi cuatro días me está afectando. -rió, parándose de aquel escritorio mientras iba directo al baño.

Iba a darse una ducha para quitarse toda la mugre que le implicaba estar sentado en un escritorio por tres noches y cuatro días haciendo dibujos. Tenía un gran proyecto y aunque faltaba para entregar su parte, estaba tan emocionado que solamente se dedicaba a trabajar en él.

Salió del baño cinco minutos después y se vistió rápidamente, unos jeans negros al igual que sus borcegos, una remera blanca, un suéter blanco, su saco color azul pastel y su beanie blanco.

Blue Hill era bastante frío durante el invierno y él era una persona que solía enfermarse bastante rápido, por lo que debía abrigarse.

Caminando no le llevó mucho tiempo llegar a su destino, por lo que diez minutos después ya estaba frente al taller de Jung.

- Está abierto. -se oyó cuando tocó el timbre.

Pasó, aún así pidiendo permiso y fue hasta donde estaba Jaehyun, encontrándolo bajo un auto con un enorme perro al lado, que se acercó de forma rápida a su pequeño cuerpo y lo hizo quedarse duro mientras lo olfateaba.

- Gyu, ¿qué haces? -se oyó la voz del castaño- Vete a la cucha. -señaló al pasillo.

Seguidamente, el perro dejó de olerlo y entendiendo que su amo estaba dándole una órden, se fue.

- Lo siento, siempre hace eso...

- N-No te preocupes... -suspiró aliviado.

- No te preocupes, es todo menos malo. -le explicó.

Doyoung simplemente asintió.

- En fin, necesito que escojas unos neumáticos nuevos.

- ¿Por qué? ¿Qué tienen de malo esos? -señaló a su auto.

- Están tan gastados que me sorprende que aún estés aquí. -se encogió de hombros- Las carreteras suelen congelarse y las curvas son peligrosas. Eso más tus llantas viejas no son una buena combinación.

- Oh... -sonrió- En ese caso, también cambialos y elige los mejores que tengas. -se encogió de hombros- Mira, no sé mucho de autos... En realidad no sé nada, por eso te estoy dejando decidir qué hacer con el mío.

- ¿No crees que estás confiando demasiado en mí? -preguntó el más alto.

- No. No lo creo. -se encogió de hombros- El mecánico aquí no soy yo, eres tú. Y según la señora Cullen eres el mejor del pueblo, no creo que me esté mintiendo.

- Tienes razón. -se limpió el sudor de la frente.

Aquella musculosa dejaba al descubierto sus grandes brazos llenos de tatuajes, mientras que los de sus manos no se notaban debido al negro de la grasa. Estaba haciendo un leve pucherito mientras se acomodaba la perforación de la ceja. Doyoung pensó que era, de cierta forma, adorable.

- ¿Hay algo más que necesites decirme? -preguntó el pelinegro.

- No. -dijo tosco dándose la vuelta para buscar un trapo para limpiarse las manos.

- Bien, e-entonces... Me iré a...

Tras aquellas palabras, su pequeño cuerpo comenzó a tambalearse mientras que su vista se volvía negra y finalmente terminó cayendo al piso, que estaba lleno de aceite, grasa y de otros líquidos.

Jaehyun se giró rápidamente y al ver al más bajito tirado en el piso se agachó rápidamente a su altura.

- Mierda. -lo zamarreó.

Comenzó a levantar sus piernas y a darle bofetadas, no tan fuertes porque tenía la mano muy pesada, mientras gritaba su nombre.

Todo su cuerpo comenzó a entrar en un estado desesperación y volvió a sudar hasta que oyó a Doyoung respirar, y seguidamente roncar.

- Demonios, por un momento pensé que te habías muerto. -suspiró.

Luego se percato de que estaba sobre charcos de agua sucia, aceite y otros elementos que iban a arruinar toda su ropa. Rápidamente, lo cargó de forma nupcial y se sorprendió porque fue como levantar a una pluma.

Lo sentó en su cama y a duras penas, le sacó el abrigo, el suéter y también el beanie, verificó que su remera no tuviera manchas y al ver que no, siguió con sus jeans que, sí tenían manchas de aceite. No sabía si estaba bien puesto que no lo conocía pero retiró sus jeans y los llevó a su lavadora.

Imaginó que realmente se sentía mal por romper el auto de sus padres y no había dormido por eso o algo así. No le daba más de veinte años y si tenía más realmente no los aparentaba.

Le dió un poco de pena, por lo que tomó una de sus mantas y lo cubrió antes de volver a trabajar.

Él no era el tipo de persona que hacía la vista gorda frente a ese tipo de situaciones. No iba a dejarlo todo sucio y lleno de aceite porque no, simplemente no.

-

- Bien... -suspiró, habían pasado casi siete horas- Quizá se despertó, voy a ver si está bien.

Caminó hasta su habitación y prendió la luz, que no era fuerte, para luego ver que aún seguía durmiendo de la forma más plácida posible.

Ya que era su casa, su habitación y su cama, se dió la libertad de apreciarlo por un largo momento.

Tenía facciones delicadas, una nariz pequeña y labios gruesos, manos pequeñas y... En sí era muy pequeño, ocupaba poquísimo espacio en su cama de dos plazas y media; eso último le dió ternura y un poco de gracia.

Se veía como una gardenia.

Estuvo a punto de esbozar una pequeña sonrisa hasta que vió cómo se removía en la cama, estirándose. Pasaron unos minutos hasta que al fin habló.

- ¿D-Dónde estoy? -se sentó de golpe en la cama- ¿Y-Y mi ropa? Maldición... -se apoyó con sus manos ante otro mareo- ¿J-Jaehyun?

Sintió sus mejillas hormiguear cuando el pelinegro mencionó su nombre, prácticamente había sido sorprendido mirándolo de forma fija.

- El mismo. -respondió- ¿Estás bien?

- S-Sí y-yo... ¿Q-Qué pasó?

- Te caíste del sueño. -dijo- De la forma más literal posible.

- Ay qué vergüenza. -se cubrió el rostro con ambas manos.

Jaehyun reprimió la sonrisa que quiso salir, sus manitos eran demasiado pequeñas.

- ¿Mi ropa? -preguntó.

- Lo siento por eso, caíste en uno de los tantos charcos de mi taller y te empapaste con aceite, grasa, agua y otras cosas. -explicó- Tu gorrito, el saco, el suéter y tu jean están secándose. -suspiró- Tu jean de seguro ya se secó, pero no puedo decir lo mismo de las otras cosas...

- Lo siento mucho, de verdad. -jadeó- ¿Podrías alcanzarme mi jean?

El castaño asintió antes ir a por la prenda del chico.

Por su parte, Doyoung se sentía muy avergonzado pero mentiría si dijera que era la primera vez que le ocurría. Habían sido tres veces, dos en casa de su mejor amigo Ten, y una en casa de su secretaria, Seungwan.

Rápidamente se puso los jeans cuando Jung se dió vuelta.

- Gracias por ayudarme. -rió- Y de nuevo, lo siento. -se terminó de atar los borcegos mientras se paraba lentamente.

- No hay problema...

- Por casualidad, ¿no tienes algún abrigo? Prometo devolverlo mañana.

- Sí. ¿Dónde vives? -su voz era tosca, pero no tanto.

- Wallace street al final. -respondió.

- Ponte este abrigo entonces, voy a llevarte porque ya es de noche.

Doyoung asintió, aún no se despabilaba completamente por lo que tomó el camperón que Jung le tendió y se lo puso rápidamente.

- Me queda enorme. -rió.

Siguió los pasos de Jaehyun hasta la salida y esperó pacientemente a que saliera.

Se sorprendió cuando del garaje sacó una motocicleta, pero no emitió ninguna queja y se subió cuando él le indicó.

No tardaron mucho en llegar y Doyoung no se soltó en ningún momento de la cintura de Jung porque, las motos no eran de su preferencia.

- Gracias. -sonrió.

- De nada. -respondió, tosco como ya era costumbre.

No pasaron muchos segundos antes de que arrancara y se fuera.

Al entrar a su casa, Doyoung siquiera se sacó el abrigo, simplemente se tiró en su cama y como cayó, se durmió.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro