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One-Shot 4/4 (Final)

Domingo 3:00 P.m.

Se aferro a las sabanas con gran fuerza, sus nudillos se tornaron descoloridos, sus ojos se sellaron con pocos intenciones de volverse a abrir. 

Su mandíbula cerraba con fuerza su boca, haciendo chillar a los dientes por los fuertes roses que ocasionaban esa acción. Su expresión delataba el más puro sentimiento de dolencia y desespero. Más su cuerpo se encontraba al borde del colapso total, desbordante de desespero y  frustración, todos los músculos estaban tensos y rígidos por la incomoda sensación que lo invadía. Su mente no se diferenciaba de su cuerpo, siendo también victima de una real tortura. 

"Hazlo", "Hazlo" ,"Hazlo", se repetía incesante en su interior, pequeñas gotas de agua salina resbalaron por su rostro, su cuerpo se retorcía de forma involuntaria, quería hacerlo, de verdad lo deseaba, no necesitaba juicio ni razón previa, ya no era una forma de castigo, no, se convirtió en una enfermiza forma de desahogo. Deseaba con cada parte de sí tomar la navaja y flagelar más su piel, pero algo lo detenía, la poca lucidez de su mente le gritaba a todo pulmón que no hiciera, que se mantuviera fuerte y se aferrara a la cordura.

Se repetía, una y otra vez, siempre tan cerca, rozando la barrera invisible que él mismo imponía, pero a la vez "algo" lo mantenía lejos de su punto de quiebre. Era él, su voz, sus tímidos roces de manos, su deslumbrante sonrisa, y sus ojos de color azul cielo, tan claros y serenos, como si reflejaran calma y tranquilidad pura. Solo esa mirada apaciguaba la ira y la ansiedad que lo comían vivo.

Pero algo había diferente, esta vez su rostro se veía distante, borroso, como si su mente le obligara a olvidar, obscureciendo su ultimo sustento y razón de ser. El recuerdo fugaz del roce de sus manos le quemaba la piel, causando en él un desespero monumental, sollozos ahogados dieron paso a jadeos desesperados, movimientos bruscos y erráticos.

Sus manos tanteaban el terreno con dificultad, rozando con sus dedos las superficie buscando impacientes lo que su cuerpo anhelaba, con los ojos sellados la búsqueda se prolongo durante minutos, hasta que sus dígitos palparon la filosa navaja sin cuidado alguno. Todos los músculos de sus manos se tensaron, con claras intenciones de no soltar el objeto filoso, abriendo la delicada piel de sus manos por la fuerza aplicada, dejando un rastro de sangre como evidencia.   

Sus ojos se abrieron en demasía, mostrando sus pupilas sumamente dilatas, por momentos toda su visión era borrosa, trato de enfocar sus ojos en el objeto entre sus manos, pero pasaron segundos para que sus ojo se dignaran a hacer su preciada labor. 

Miro la navaja, solo eso hizo, mantuvo su miraba fija en el objeto, prestando más atención de lo que jamás había hecho. Su corazón latía con rapidez, sentía que literalmente se saldría de su caja torácica,  extrañamente ese pensamiento no le perturbo del todo. Inhalo llenando sus pulmones con aire, logrando que sus costillas se marcaran en su piel gracias a la expansión de éstos. Soltó el aire de forma pesada, haciendo ruido por la brusca acción. Continuo, hasta serenarse y mermar todo pensamiento que lo disuada de su  misión. 

No lo dudó, no más, tomó la navaja, empuñándola con fuerza, marcando el mango en su piel, coloco la punta afilada en su ser, esta vez en su muñeca, presionando hasta flagelar su piel, escondiendo milímetros de la cuchilla en ésta. Cerro los ojos de nueva cuenta, ladeando su rostro para no ver el pavoroso acto que el mismo estaba cometiendo. Su mano hizo un movimiento vertical, cortando la carne del castaño, dejando un rastro de sangre, el liquido rojizo corría cuantioso por el brazo del afectado, y éste parecía no inmutarse al dolor provocado por la cuchilla. 

Abrió lentamente los ojos, los jadeos habían empezado hace ya tiempo, pero ahora se intensificaban, sofocando al afectado, sus ojos se no querían a apuntar en dirección a su brazo, negando captar una imagen tan hórrida como esa. Poco a poco y con gandulería sus ojos se esforzaron para ver la imagen que su mente masoquista ansiaba vislumbrar, su ritmo cardíaco que se encontraba en la cúspide de su capacidad, mandando sangre a cada extensión de su cuerpo. La sangre corría en su brazo, de manera lenta y tortuosa hasta que la gravedad las enviara dirección al suelo, manchando las sábanas que hace momentos se encontraban pulcras.

Poco a poco la visión del castaño se volvió borrosa, y sus movimientos erráticos pasaron a ser lentos y sumamente torpes, perdiendo el hilo de sí, y de dónde se encontraba. Balbuceaba cosas intangibles, sin significado alguno, no más que monosílabos que se perdían en la pesada aura de la habitación, la poca luz que iluminaba el cuarto se ensombrecía frente a los ojos del castaño, que ya no se encontraba totalmente en sí, ha escaso tiempo de caer rendido sobre las teñidas sábanas.

Una sombra se movía frente los entrecerrados ojos del semiinconsciente castaño, era grande y destacablemente más oscura que la habitación, se movía errática con desespero marcado en cada paso, movía sus extremidades hacia el castaño, mas no lo tocaba, manteniendo una distancia de no muchos centímetros. Parecía querer comunicarse, pues soltaba gritos y palabras intangibles. Él castaño dudaba de la realidad de la sombra, cuestionándose su propia cordura, pensando que después de todo había sí había perdido la razón.

Una sonrisa cargada de tristeza se plasmo en su rostro al darse cuenta de su realidad, negó con la cabeza, aquella sombra se oscurecía cada vez más, y sus parpados no parecían cooperativos, estaban pesados y querían cerrarse, el castaño cedió ante la inconsciencia, alcanzando a vislumbrar un rostro antes de caer en el vació profundo, era él...

Steve... 

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Ruidosas sirenas se escuchaban a la distancia, y un conocido color rojo iluminaba todo a su paso. Viajaban a gran velocidad, esquivando automóviles a diestra y siniestra, acercándose a una velocidad poco creíble si consideras el pesado trafico de New York, y una que otra alma desconsiderada que se negaba en darle el paso a una ambulancia.

En la habitación Steve se encontraba más que desesperado, el castaño se encontraba inconsciente, o al menos eso creía él. El liquido rojizo seguía corriendo por su brazo, pero esta vez era adsorbido por una tuyas alrededor de toda la exención del corte. No ayudaría mucho, pero cualquier cosa que ayudara a detener la hemorragia serviría.

Habían pasado ya minutos desde que el rubio marco al numero de emergencias, por alguna extraña razón Jarvis no se "Encontraba" Ya que no respondía a sus indicaciones, y no se activo cuando lo saludo como siempre. Aquello era obra del castaño, pues el era el único capaz de desactivar a su mayordomo, y ahora Steve sabía el por qué de su acción.

Un estruendoso ruido interrumpió sus deducciones, aquello sorprendió a Steve, quien se dio cuenta rápidamente de lo que pasaba. Unos hombres uniformados bajaron del helipuerto, donde había aterrizado un helicóptero medico, los paramedicos tomaron al castaño, subiéndolo a un camilla, par así empujarlo fuera de la habitación, dirección al techo donde se encontraba su transporte.

Steve seguía mudo a los paramedicos que prestaban toda su atención al herido que trasportaban, usando todos sus conocimientos para mantenerlo estable. No falto mucho para llegar al helipuerto, donde con gran destreza y sumo cuidado, subieron al castaño al helicoptero para transportarlo a su destino. El rubio por su parte no chisto y se limito a subir en silencio, claro, sin dejar de ver a su amigo con un rostro de preocupación, sin borrar un ceño fruncido por la frustración de no poder intervenir.

Los minutos pasaron lentos sobre el aire, Steve no recordaba la angustia que traía consigo la posible perdida de un ser querido, su mente no podía pensar ni enfocarse en nada, viendo todo a su alrededor como sombras totalmente ajenas a él.

A penas y se dio cuenta cuando el helicoptero aterrizo, volteo a todos lados con sorpresa, saliendo del shock inicial y poniendo en marcha sus sentidos, que hasta ahora se encontraban dormidos por la sorpresa y la angustia. Bajó junto con los paremedicos repitiendo la acción, seguirlos de forma muda, pero está vez con su mente trabajando a su máxima capacidad. Los pasos resonaban y podía ver a todo el personal médico que se acercaba para auxiliar al herido, vociferando cosas que el rubio no entendía del todo, pero que recopilaba como información para tener un data de lo que le sucedía al castaño.

Evalúo mejor la situación, se fijo en el personal con detenimiento, examinando los rostros para juzgar según sus rangos a los posibles peligros, se fijo en las salidas, entradas y en los pacientes, todo posible peligro paso bajo su mirada minuciosa, buscó cualquier anomalía sin bajar la guardia, pensando siempre en la seguridad de Tony, hizo lo que haría en el campo de batalla. Creía que solo de esa manera podría ayudar, haciendo lo que mejor hace, poniendo todo bajo un foco de peligro.

 Trotaba detrás de la camilla empujada por ya varios doctores, siguiéndoles el paso de muy cerca, observando cada movimiento de los doctores, pero prestando atención a lo más importante en este momento, él castaño.

Al doblar con un pasillo Steve pudo ver un quirófano, parecían tener todo listo, las puertas abiertas esperaban ansiosas al equipo médico, estos no perdieron tiempo, sus hábiles y experimentadas manos se pusieron a la obra en cuanto entraron a la habitación. Steve estaba dispuesto a seguirlos, pero una enfermera se le adelanto, cubriendo su paso, colocando su mano en el pecho del rubio para alejarlo.

-Señor, por favor tiene que esperar afuera- Le explicó empujándolo, para poder cerrar la puerta, pero Steve era un hueso duró de roer y se resistió a los inútiles empujones de la enfermera.

-Por favor déjeme verlo, no quiero que nada malo le pase- Le rogó, mas ya no empujo al notar la clara desventaja de la enfermera. Se puso de puntas para ver sobre ella, sin notar realmente nada, médicos iban de un lado al otro, enfermeras que hacían (Lo que parecía) Una transfusión, entre otras cosas que no alcanzo a descifrar.

-Por favor esperé- Dijo como ultimo la (Según el Capitán) Molesta e irritante enfermera, se volteo sobre sus talones y cerró las puertas del quirófano frente la cara del rubio, quién frustrado soltó un pesado suspiro, y volteo su cuerpo en busca de algún lugar para sentarse y esperar, lo que sea que vaya a esperar.

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Se sentó en uno de los muchos asientos que se encontraban en el pasillo, mirando ansioso las puertas de quirófano, esperando cualquier noticia que pudiera salir de ahí. No fue hasta que el hórrido ruido de un estruendoso llanto lo distrajo, obligandolo a apartar la mirada, en busca de la fuente del éste. Era una mujer, ella producía ese espantoso y chirriante sonido, a un lado de esta de encontraba un médico que al parecer no le daba muy buenas noticias, la joven de no más de 30 años cubría su rostro con sus manos mientras lloraba, intentando ahogar los sollozos."El joven falleció"  Fue lo único que el oído del Capitán alcanzo a escuchar.

"Que triste" Pensó. Fue lo único que pudo pensar, ya que su mente había saltado algo, un pequeño detalle, Tony, él tenía un corte en la muñeca, no era necesaria una súper inteligencia para saber qué paso. Todo fue tan rápido, y su mente trabajo en shock solo para cuidar al castaño, dándose el lujo de olvidas ese gran detalle. Todo cayó como un balde de agua fría, él había intentado suicidarse, Tony Stark, su Tony Stark se intento quitar la vida, y el no pudo darse cuenta de aquello.

Se reprimió mentalmente, por dos razones, no darse cuenta de la situación de su amigo, y ser torpe como para no captar la idea lo que había echo. Era estúpido, sí eso era, su mente paso por un shock muy fuerte, o así se podía escusar, pero no, como no se dio cuenta en cuanto lo vio, bueno, claro que se dio por enterado de qué paso, pero no pensó en la seriedad y profundidad de esto.

Cerró sus ojos con fuerza, intentando amainar sus pensamientos, mas fue en vano, ya que toda la información seguía ahí, y no podía dejar se pensar en ello. Tenía que serenarse y ver todo desde un punto objetivo, claro que era más fácil decirlo que hacerlo. Abrió los ojos, pero no tardo en cerrarlos al sentirlos aguados, estaban cristalinos apunto de soltar una lagrima. Con su mano se tallo el ojo, borrando toda evidencia de que una lagrima estuvo ahí. Pero para desgracia del rubio, estas luchaban por salir, cada vez con más fuerza, forzándolo a cerrar los ojos durante un largo tiempo.

Seguía con los ojos cerrados, y ya habían pasado cuantiosos minutos desde las primeras lagrimas, pero aun tenía el temor que al abrir los ojos estás conspiraran contra él, e intentaran salir de nuevo. El rubio estaba sumido en sus pensamientos, aprovechando su ciegues para meditarlo todo de una forma más minuciosa, pensando en todo y a la vez nada, pues su concentración era casi nula. 

Un delicado movimiento de hombro por un cuerpo externo lo distrajo de sus pensamientos, obligando muy a su pesar a abrir los ojos, en cuanto se acostumbro a la tenue luz vislumbro a la misma enfermera que hace minutos  le había cerrado la puerta en la cara.

-¿Usted es familiar de el paciente?- Le pregunto la enfermera de cabello color azabache.

-Eh, ¿Yo? No, no, soy un amigo- Soltó una sonrisa nerviosa y una mirada que ninguno de los dos supo como tomarla.

-Ya lo sabia, pero es obligación del hospital preguntar sobre la conexión que hay entre usted y el paciente- Le contesto y sonrió de una manera tranquila y delicada, aligerando el ambiente anteriormente creado por Steve- El señor Anthony Stark se encuentra estable, aunque perdió mucha sangre- Por fin la enfermera hizo su trabajo y le informo sobre el estado de Tony, susurrando el nombre para mantener la "Privacidad".

-Gracias- Susurro el rubio, más por cortesía que por otra cosa, ya que en realidad no sabia qué decir-Cuándo, ya sabe, podré verlo- Su cerebro tuvo un lapso de inteligencia e hizo lo que alguien normal haría, o eso es lo que creía, ya que pocas veces se había visto en temas como este.

-En unas horas estará estabilizado y podrá verlo. Su amigo es muy fuerte- Le sonrió como ultimo, dejando un poco desorientado al rubio con la última parte de su comentario, que era más eso, un comentario, aunque sonara como toda una afirmación.

La enfermera, que ya no era tan molesta e irritante, se alejo entrando a un consultorio a seguir haciendo su trabajo, o eso es lo que pensó el rubio.

Bien, no sabía qué hacer, iba a esperar para poder ver a Tony, eso era lógico, pero el aburrimiento le ganaría al poco tiempo, y eso quedo demostrado cuando una hora después el rubio no había despegado la vista de sus manos viéndolas como si fuesen lo más interesante de este o cualquier mundo. 

Como muestra de máximo aburrimiento decidió sacar su teléfono, en sí no lo entendía del todo, lo usaba para comunicarse y para emergencias como estás. Era un regalo-broma de Tony, quien estaba "Cansado" De su poco conocimiento tecnológico. Si mal no lo recordaba su celular se llamaba "IPhone" O algo por el estilo, era táctil y tenía a una inteligencia artificial como Jarvis, solo que esta era menos moderna que el IA que había creado el castaño.  

Jugueteo con este, examinándolo de arriba a abajo entrando a las aplicaciones que Tony había descargado para él, lo trataba con cuidado, ya que le habían dicho que eran muy fáciles de romper, suspiro por eso, hoy en día los teléfonos son muy delicados, tenía suerte de no haber roto ese.

Decidió llamar a Fury para contarle la situación del castaño, aunque sospechaba que el líder de Shiled ya estaba más que enterado de eso, principalmente porque el llamó una ambulancia y llego un helicóptero, solo Fury sería capaz de algo como eso. Buscó entre sus contactos el numero de Fury, no fue difícil ya que era pocos números los que tenía registrados. No sonaron más de dos pitidos cuando el director de Shield contesto el teléfono

-Capitán, tarda mucho en informarnos de noticias importantes- Habló primero Fury, haciendo que su contraparte del teléfono arrugara el rostro con un poco de disgusto, entonces sí lo sabía, y el había enviado el helicóptero.

-Entonces, ¿Ya lo sabe?- Preguntó cuidando de no soltar información de más.

-¿Qué es exactamente lo que tengo que saber?- El tono de voz sonaba más serio, haciendo que Steve pensara mejor sis palabras.

-Que Tony sufrió  un accidente- Le mintió, era obvio, pero sabia que de nada servia ocultar información a Fury, porque como ya lo habían dicho antes él es El Espía, sus secretos tienen secretos.

-¿Solo eso?- Sonó del otro lado.

-Sí claro, eso es todo- Meditó un poco, no era el momento para decirle lo que había pasado exactamente, aunque Fury lo sabría tarde o temprano- Por cierto gracias por enviar el helicóptero- Cambio de tema, cosa que Fury notó pero no dijo nada. La platica siguió amena, claro lo más amena que puede ser una conversación con Fury, Steve le informo sobre el estado de salud de Tony y le repitió varias veces que no era necesario que viniera, ya que tenía todo bajo control.

-Es malo mintiendo Capitán- El rubio no supo cómo contestar y se quedo estático, estaba seguro que Fury tenía una mirada altiva del otro lado del teléfono, un mutismo se extendió por segundos, hasta que en un acto desesperado Steve colgó, aun con el ceño fruncido por ser descubierto. 

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Ya habían pasado 3 horas, y Steve jamás se había sentido más desesperado, la conversación con Fury tampoco lo había tranquilizado. Pero si algo bueno había sacado de aquello es que ahora sabía que tenía que aprender a mentir, tal vez Natasha podría ayudarlo en eso.

Decidió (Después de meditarlo 5 minutos) De no avisar a los demás miembros de los Vengadores, pues supuso que Fury les informaría, además la mayoría se encontraba en alguna misión menor o en simples asuntos personales.

El Capitán era positivo y sabía ver el lado bueno a las cosas, esa era una de sus cuantiosas virtudes, que en este momento aprovecho al máximo, usando el tiempo para meditar lo sucedido con Tony. Sin duda (Y como ya lo habíamos explicado) Estuvo en shock durante un buen tiempo, al principio no quiso aceptarlo, y pensó en múltiples escenarios donde se pudiera explicar lo sucedido, donde el final o conclusión no sea el intento de suicidio de Tony. No era el primer integrante de los Vengadores que se había intentado suicidar, y eso era algo que le disgustaba al rubio. Después de la confesión del Doctor Banner, Steve pensó que sería más fácil de asimilar si algo parecido volviera a pasar, pero no, si la confesión de Bruce le había tomado por sorpresa, lo sucedido con Tony le había volteado el mundo, como una patada en el estomago, ese balde de agua fría sobre su cabeza que lo hizo reaccionar y ver la realidad oculta del castaño.

Una figura esbelta se poso justo delante del rubio, pero éste opto por ignorarla y seguir meditando el asunto. Pero aquella persona era insistente y no se movía de su posición, pero tampoco decía palabra alguna. Segundos después una mano se poso con delicadeza sobre el hombro del rubio, quien sin más remedio alzo la vista, enfrentando a la persona que interrumpía sus pensamientos. 

"Ya puede verlo" Es lo único que escucho Steve, aunque estaba seguro que esa frase venía acompañada por más palabras y explicaciones, aunque estas le importaran poco o nada.

Le regalo una pequeña y sutil sonrisa, por su parte la enfermera le señalo con sus ojos a donde ir, Steve asintió y partió sin más.

Sus pasos sonaban fuertes gracias al silencio del pasillo, donde no había más que algunos familiares a la espera de sus seres queridos, o enfermos que venían sin acompañantes esperando su turno para ser atendidos. Steve sintió más que una mirada curiosa sobre su espalda y rogó a todos los dioses que no le reconocieran, al parecer sus suplicas fueron escuchadas ya que las miradas no pasaron a más y le dejaron seguir su camino.

La puerta que llevaba a la habitación del castaño estaba frente a él, inhalo todo el aire que pudo y lo exhalo en sus suspiro más sonoro de lo que le gustaría, tomo todo el valor que tenía, y sin dilación o más meditación previa abrió la puerta, temiendo entrar pero a la vez desesperado por ver a su compañero que estaba dentro.

Asomo la mitad superior de su cabeza, solo lo suficiente para ver al castaño, quien por su parte rehuyo de su mirada, apartándola en cuanto sus ojos se conectaron, ninguno de los dos comento algo, y el mutismo se hizo presente. Ni Steve ni su contraparte movieron un musculo, esperando que el contrario rompiera el hielo. 

5 minutos, ya habían pasado en total mutismo, generando una ambiente sumamente incomodo para ambos. Steve examinaba la fisionomía del castaño, verificando su salud física, lo miraba de arriba a bajo en busca de una anomalía, después de una muy corta búsqueda no encontró más que una venda envuelta con ligera fuerza a la muñeca y antebrazo de este. 

-Linda ¿No?- El castaño fue quien hablo, rompiendo por fin el silencio. Aunque su comentario confundió más al rubio- Me refiero a que está linda- Apunto a su muñeca, más específicamente a la venda que la cubría- La ves mucho, está es mía, pero podría pedir una para ti- Le sonrió, ese es su Tony Stark. El rubio entro totalmente en la habitación, cerrando la puerta detrás de sí. El ambiente se aligero para suerte de ambos, el rubio miro hacia los lados, realmente sin buscar nada, aunque pensando de qué hablar.

-Yo, Tony... ¿Por qué no me lo dijiste?- Steve soltó aquello sin previo aviso, tomando por sorpresa al castaño, haciendo que borrara su sonrisa. Y cambiara su semblante a uno más serio, imitando al rubio.

-¿Cómo te lo diría? ¿Qué te diría? "Steve estuve apunto de saltar del piso más alto de mi torre" ¡Oh ya sé! "Steve me corto el abdomen con una navaja"- Le dio como respuesta el castaño, con claro sarcasmo mezclado con enojo. Su rostro se arrugo, frunciendo el ceño, enojado por la pregunta del rubio, porque, más que nada el tampoco sabía el por qué no le comentaba nada.

 -Tony, yo no sabía...- Se disculpo, sin saber exactamente por qué lo hacía. Se acerco un poco más, encogiendo el espacio entre ellos.

-Ese es el problema Cap, tu no sabes muchas cosas- Su respuesta desconcentro aun más a Steve, que no supo descifrar el tono que uso. El rubio medito en silencio, pensando con detenimiento las palabras que usaría.

-Sé que temo perderte, me preocupo por ti Anthony, todos no preocupamos por ti, te podríamos ayudar- Le explico, de nuevo acercando su cuerpo con el de su contraparte, claro que de una manera "Inconsciente". Tomándole con delicadeza por los hombros, inspirandole confianza como nunca lo había hecho.

-Hace mucho tiempo que nadie se preocupa por mi- Le respondió con un tomo amargo, dibujando una sonrisa triste en su rostro, acompañada de sus ojos ligeramente cristalizados.

-Me preocupas Anthony, me preocupa perder a la persona que quiero- Steve uso el tono de voz más dulces que podía, mirándole a los ojos comprobando lo tristes y apagados que se veían, pero no se rindió y siguió "Consolando" Al castaño, aunque no sabía qué era lo que hacía exactamente.

-¿Cómo puedes quererme? Yo mismo me odio y me repudio- Ya no había sarcasmo en su voz, estaba sereno, hablaba con tranquilidad pero sin borrar su semblante triste. Sus ojos jamás habían estado tan apagados y demostraban el tormento interno que sufría. Al fin había tocado fondo.

-Yo te amo Anthony Stark, eres la persona más fuerte que he conocido, jamás aceptas ayuda y eres muy necio, presumes de ser egoísta cuando en realidad eres un ser muy caritativo. Tu eres lo mejor que he conocido del siglo XXI, te rechace en cuanto te conocí, lo admito, pero no sabía cuál era tu verdadero ser, porque tu eres más que un playboy, más que una cara bonita o un genio, tu eres especial, eres mi ser especial- Jamás había hablado con tal seguridad, no entendía de dónde la había sacado, pero agradecía enormemente por fin haberlo dicho, era su confesión, ¿De qué? Realmente no lo sabía, amaba a ese hombre, y eso era lo realmente importante. 

Por su parte el playboy quedo estupefacto, sin pronunciar palabra, intentando asimilar las palabras antes dichas, repasando una y otra vez lo que había escuchado, sin creerlo todavía. Su rostro mostraba la más pura expresión de sorpresa,  no sabía cómo debía sentirse, o cómo debía actuar. Sin quererlo y de una manera discreta el sentimiento de felicidad se hizo presente, aumentando a cada segundo, ¿Debía sentirse feliz? No lo sabía pero era lo que sentía en ese momento, felicidad, felicidad de la más pura, como pocas veces la había sentido. Poco a poco su semblante estupefacto paso a uno desbordante de felicidad, mostrando una sonrisa, que si bien sutil, jamás había demostrado tanta felicidad y sentimientos juntos-

-Eres malo para las declaraciones Capi- Fue lo único que pudo salir de sus labios, pero ambos sabían lo que verdaderamente significaba. Sus cuerpos estaban unidos, y ya no sabían si era por efecto inconsciente, o por puro capricho divino de estar uno junto el otro. 

Decir que sus rostros estaban a centímetros de distancia era exagerar, se encontraban a un punto donde casi podían tocarse y a penas tenían un sutil y casi imperceptible roce de labios. La respiración de ambos cuerpos era irregular pero calmada, en un extraño ritmo donde sus pechos subían y bajaban a unisono. No podían esperar más, ambos deseaban con todo su ser tocar los labios ajenos, dando final a la distancia que los separaba uniendo sus labios en un casto y calmado beso, desbordante de sentimientos y emociones que hacía no mucho tiempo carcomían vivos a sus portadores.

Los labios de ambos parecían inexpertos, sobre todo los del rubio, que con casi nula experiencia, solo se dejaba guiar por los ajenos, intentando disfrutar al máximo el fantástico deleite que le ofrecía la boca del menor. Cuantiosos segundos después la conexión entre los labios acabo, terminando así el beso, aunque la falta de aire no había sido la causante, sino la inminente necesidad de ver el rostro de su contraparte, ambos estaban atónitos pero felices, sorprendidos de que aquello realmente sucediera y que sus sentimientos fueran compartidos con la misma efusividad.

Sus ojos llevaban conectados varios segundos ya, ninguno dijo palabra pues sentían que no la necesitaban, era un mutismo perfecto, sus miradas lo decían todo, sus ojos gritaba lo que su corazón dictaba, y no necesitaban nada más que eso.

-¿En serio crees que esto funcione?- De nueva cuenta el que rompió el hermoso mutismo (Y el momento) Que se había formado fue el castaño, aunque esta vez su voz tenía una extraña mezcla de esperanza y miedo. Pues se conocía y dudaba que alguien lograra amar todos sus defectos. Además sus problemas no son algo que se cure de un día a otro. 

-Lo haremos funcionar- Dijo de forma segura pero dulce, pues transmitía un sentimiento esperanzador y decidido. El rubio estaba consciente de todos los problemas que conllevaba y estaba decidido a ayudar a Tony en todo lo posible, no dejaría que volviese a caer.-Unidos venceremos ¿No?- Comento para dar un toque cómico.

-Te amo- Musito el castaño, volteando su rostro hacia arriba encontrandose con los ojos del ojiazul. Había dado su corazón en bandeja de plata, y sabia que no saldría dañado.

-Te amo- Le dio como respuesta el rubio, sintiéndose completo por primera vez desde que lo sacaron del hielo. Esa era la muestra más pura de amor. Un beso, una mirada y dos palabras pueden hacer la felicidad pura.

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Bien, pues es el final de la historia, espero que les guste y mil disculpas por tardar tanto, pero no sabía como exactamente terminarlo, si tiene alguna pregunta háganla, ya saben voten, cometen y critiquen que me ayuda a mejorar. No sé si haré un epilogó, ya veré. Si tienen alguna idea para un Fic díganla, yo soy muy abierta y me gustan casi todas las parejas así que pidan con confianza. Besos y adiós :3

Si quieres búscame en Amor Yaoi como: amerikita12  

¿Ya comieron hoy? ¿Se sienten bien? ¿Algo les molesta? Si quieren hablar conmigo mandenme un mensaje y con gusto hablare con ustedes.


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