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One-Shot 3/?

La imponente torre Stark se alzaba frente al rubio. Un largo suspiro salio de los labios del presente, después de aquel incidente salio lo más rápido que pudo en busca de lo solicitado. Con el cuerpo tenso y la mente un lió decidió calmarse, no quería parecer colérico, o algo por el estilo.

A paso firme y rápido entro en la gran torre, sus pasos resonaban, y su cara mostraba un adorable mohín. Paso con facilidad a las secretarias, y guardias de seguridad que custodiaban la torre, justo al entrar al penthouse del millonario freno, hizo un leve movimiento, sacudiendo su cuerpo tratando- Fallidamente- De desasearse de la tensión que lo atosigaba, cerro los ojos y soltó un pesado suspiro que llevaba aguantando desde lo sucedido. Espabilo y con mano firme intento introducir el código de acceso, fallando más de dos veces. Con frustración lo intento nuevamente, y segundos después un sonido leve junto con una puerta abierta borraron, en su mayoría, la frustración del rubio.

-Hola Capitán Rogers, el señor Strak no se encuentra en casa, mis informes me dicen que se fue con usted ¿Pasa algo malo?- Un salto delató la sorpresa de Steve, un gesto de disgusto se formo en su rostro, siempre se exaltaba al oír la sosiega voz de Javirs.

-Eh no, no, me gustaría saber en donde guarda su ropa Tony, ¡Perdón! Stark- Un nerviosismo injustificado se apodero del ojiazul, no sabia el porqué de su actitud cada vez que se mencionaba el castaño, pero suponía que era simple remordimiento, aunque muy a sus adentros sabia que eso no era cierto.

Con un bufido ahuyento sus pensamientos, quería permanecer sereno, "Calma Steve" Se repetía una y otra vez en su cabeza. Una vez que la IA le indico a Steve donde se encontraba la ropa de Tony, una preocupación se apodero de él, ya que no tenía muy buen gusto, toda su ropa la eligió Tony, y él poco o nada sabia de moda- Al menos de la moda actual-. Lo menos que quería era llevarle algún cambio que no fuera de agrado del castaño.

Trato de serenarse y de convencerse que no tenía tan mal gusto. Un gran puerta blanca era la entrada al aun más grande ropero que tenía dentro. Cientos de prendas se hacían lucir dentro, desde los trajes más formales y vistosos, a lo más casual.

No lo meditó mucho, no quería pensar demasiado y tardarse más de lo que ya lo estaba haciendo. Eligió algo simple, un pantalón negro, una camisa con un gran logó rojo de AC/DC, y eso era todo, lo más casual que podía encontrar.

Soltó un suspiro, solo necesitaba esas dos prendas, y ya las tenía, se podía ir, pero no quería, por alguna razón no quería ver al millonario, ¿Culpa? ¿Vergüenza? ¿Remordimiento? No lo sabia, pero sospechaba que era una mezcla de todas las anteriores. Cerro los ojos y tembló un poco, tomo coraje y salió de la gran habitación, no iba a dejarse controlar por la situación, después de todo era el lider de Los Vengadores.

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Corrió, literalmente, hasta el restaurante, con todas las prisas no se atrevió a pedir las llaves del castaño, los dos se habían ido en uno de sus múltiples carros de lujo, y se arrepintió de no llevar su amada motocicleta. Era, sin dudadas, una escena un poco bizarra, no todos los días veías al Capitán América correr por las calles de New York como alma que lleva el diablo.

Llego después de una extenuante carrera, no se canso en demasía, pero eso no impedía un ligero sonrojo en su rojo fruto de su esfuerzo. La multitud se había disuelto, y solo quedaba una que otra persona curiosa, sin miramientos y a toda velocidad se aproximo al baño, poso su mano el la perilla de la puerta, y como supuso estaba cerrada. Con su puño toco varias veces, pero no obtuvo respuesta, un mohín se dibujo en su rostro, suspiro e intento de nuevo, pero como espero no se escucho nada del otro lado.

-¡Tony! Abre soy yo- Gritó como ultima opción, aunque se regaño internamente por no haberlo echo antes.

Segundos después un sonido se escuchó del otro lado y la puerta se abrió, el rubio dudó un poco, pero entró de una manera cuidadosa, haciendo el mínimo de ruido.

El baño se encontraba vació, como supuso, se acerco a una de las múltiples cabinas y tocó, esperando que fuera esa en donde se escondía Tony.

La puerta se abrió, aunque solo un poco, y una mano se asomo por la apertura, el rubio rió por la actitud del castaño. Con su mano el castaño tanteo el aire, esperando la ropa, el ojiazul jugó un poco con él, y esperó unos segundos para por fin darle la ropa, la mano le arrebato las prendas y cerró la puerta de un ligero portazo.

Varios segundos después, el sonido de la ropa cayendo seso, y el pestillo que mantenía la puerta cerrada se abrió, dejando ver al multimillonario ya con sus nuevas prendas, su cara tenía un dije de disgustó, o incomodidad. Su cuerpo se removía un poco y en una mano tenía las prendas empapadas del café frío que alguna vez fue su verdugo.

-Capitán, no podía traerme ropa más fea que está, ahora veo por qué tardo, usted solo quiere ver mi sufrir ¿No es así?- Se burló, cambiando su semblante a uno mucho más cómodo, aligerando el pesado ambiente. El rubio suspiró, ese era su Tony Stark, bajo la cabeza y rió un poco, negando la bizarra situación.

-No soy un experto en moda Stark- Le refutó, señalandolo con el dedo, siguiendo su juego. Un mohín sumamente tierno se dibujo en el rostro del castaño, quien se cruzó de brazos e hizo un -Según el Capitán- Adorable puchero.

-Eso no excusa, tú no tienes que traer puesta éste feo conjunto- Se señalo a si mismo, aunque mentía ya que el conjunto si le gustaba, solo quería molestar a su adorado Capitán. Aquella simple acción abrumo al rubio, como si alguien le hubiera golpeado junto el la boca del estomago dejándolo sin aire, se tambaleo un poco, respiro varias veces, intento regular su ritmo cardíaco, solo lo intento, su corazón palpitaba como loco, pensó que en cualquier momento saldría de su caja torácica. Se sintió bien, muy bien, quería ver así al castaño, quería ver todas sus reacciones infantiles y pucheros, quería tomarle mil y un fotos y hacer mil y un dibujos de él y solo de él.

El súper soldado llegó a su limite, cada acción del castaño le enternecía, le movía todo en su ser, poco a poco perdió su autocontrol, dudó un poco y pensó varias veces lo que iba- O más bien quería hacer- Pero es ese momento le importo poco o nada las consecuencias. Con un rápido y hábil movimiento se acerco al castaño, quien lo miraba de forma dudosa, enarcando un ceja, confundido por las acciones del mayor.

Con sus dos brazos abiertos cubrió al castaño en un inesperado abrazó, uniendo sus pechos que compensaron a subir y bajar irregularmente, cada uno sentía la respiración del otro. El castaño se sorprendió por la acción, pero no se aparto, no, dudoso estiro sus manos y también abrazó al rubio, haciendo más especial e intimo el abrazo. El rubio aspiro lentamente la loción del otro, llenando sus pulmones de aquel exquisito olor, su contra-parte no se quedo atrás y acarició lentamente la espalda del mayor, los dos disfrutaba la compañía del otro, el castaño rió en sus adentros, ¿El Capitán siempre había tenido una piel tan suave? ¿Un olor tal dulce? ¿Unos brazos tan musculosos? ¿Sus abrazos siempre habían sido tan cálidos? Cómo no se dio cuenta de lo perfecto que era.

-Me asustaste-Comentó el mayor, rompiendo el silencio y el armonioso ambiente que se había creado. El castaño negó ¿No podía estar así con el todo el tiempo? ¿Tenía que acabar ese abrazo? No lo quería, quería estar con ese rubio, abrazarlo, ver sus reacciones cuando le enseñan algo nuevo, cuando algo lo impresiona y lo llena de curiosidad, simplemente verlo y estar junto a él ¿Tan difícil era?

-Tú me tiraste café hirviendo encima- Bromeó el millonario, pero segundos después se arrepintió, el abrazó del rubio fue un poco más fuerte y se puso cabizbajo, clara muestra de arrepentimiento. El castaño trago en seco, y sintió un nudo en el estomago, no quería atormentar al rubio, al menos no por ese tema.

Le acaricio de nueva cuenta la espalda, consolándolo. Sus caricias tenían un ritmo lento, y su mano no se despegaba de la espalda de su contraparte, subía y bajaba, ejerciendo una ligera presión el sus movimientos.

-No duele- Musitó, tratando fallidamente de aminorar la culpa del mayor. Embozó su mejor sonrisa y juntó valor para deshacer el abrazo, no quería hacerlo, pero su ligera empatía le obligaba a consolar de la mejor manera al afectado.

-Vamos Capi, regálame una sonrisa- Le alentó, obteniendo un mueca, como un patético intento de sonrisa. El castaño frunció el ceño, quería una verdadera sonrisa, deseaba la típica sonrisa jovial que lo caracterizaba, a veces odiaba la gran moral del rubio, no debía preocuparse tanto por él, sólo era café, después de todo habían tenido peores peleas.

-Quiero una sonrisa de verdad- Se cruzó de brazos imitando un puchero, el rubio observo con atención cada movimiento del millonario, una sincera sonrisa no tardo de aparecer en su rostro, sin duda el castaño siempre obtenía lo que quería. El millonario acrecentó más su sonrisa y poso ambas manos en los hombros del rubio, los movió con rapidez agitando un poco a Steve quien lo miro ligeramente confundido, sin borrar su sonrisa.

-¡Vamos! Espabila, vamos a otra parte, no digo que este baño no sea acogedor, pero creo que más de uno quiere usarlo- Su comentario sarcástico hizo reír a Steve, quien asintiendo con la cabeza acepto la propuesta del millonario. Los dos cuerpos se apresuraron y salieron del baño, llegando a la mesa donde antes comían plácidamente, Steve se disculpó con el chico a quien le había tocado limpiar el desastre echo, mientras que a Tony le fue irrelevante -Por no decir difícil- Disculparse.

Por ultimo Tony pago por todo lo consumido y tirado, ambos salieron del restaurante en dirección al lujoso auto del millonario. Tony subió por el lado del copiloto, dejando la tarea de manejar a Steve, quien no rechisto y tomo el lugar de "Chofer".

-¿A donde lo llevo señor?- Jugó el rubio, abrochándose el cinturón de seguridad y lanzando una mirada ligeramente seria para que el castaño lo imitara.

-A donde quieras guapo- Le siguió el juego, guiñándole un ojo, deleitándose por el ligero sonrojo que se apodero del rubio. El mayor carraspeo la garganta, y se sereno un poco, sin perder ese dije jugetón que siempre conservaba.

-A un grupo de Alcohólicos Anónimos será- Steve rió a carcajadas por su propio chiste, y en parte la cara de molestia del menor, quien entre cerro los ojos mirándolo con "Enojo", que era solo una mascara, ya que en el fondo el comentario del rubio si le daba gracia.

-Vaya forma de cortarme la inspiración- Se quejo- Yo que ya había pensado toda una cena romántica...- Hablo alargando la ultima palabra, meciendo su cuerpo de un lado a otro, aunque de una manera lenta, intentando no mover su zona abdominal.

-¿Te apetece ir al parque?- Preguntó Steve con cierta prisa, que no paso desapercibida por el castaño, extrañado no dudo en preguntarse ese "Ligero" Cambio.

-¿Por qué la prisa?- Preguntó en tono bajo, casi susurrando, como si se estuviesen contando secretos mutuamente.

-Porqué si cambia el semáforo iré derecho y el parque esta a la derecha- El castaño se sintió tonto, su mente ya había formado mil y un teorías descabelladas cuando la respuesta era simple, e incluso obvia.

-Al parque se a dicho- Levanto el dedo y miro hacia arriba en una pose victoriosa, el rubio rió y negó con la cabeza.

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El parque sin duda valía la pena, estaba inusualmente solo, y ambos caminaban despreocupados por el camino de hojas. Su platica se centraba en asuntos banales, aunque las palabras pronunciadas no tomaba tanta relevancia como la presencia del otro, lo que de verdad disfrutaban. Carcajadas se escapaban de ambas partes, ya sean por algún chiste o comentario gracioso, sus pasos eran lentos y con cada comentario sus cuerpos se unían más, achicando el espacio entre ellos.

Inmerso en la historia narrada por el rubio, el castaño se hizo ignorante de su alrededor importándole poco o nada ver el camino. Su andar descuidado lo hizo tropezar con una piedra, el castaño seso sus risas por el susto, cerró los ojos y atino a meter las manos para que la caída no fuera tan dolorosa, esperó, pero no sintió el golpe. Un brazo lo sostenía de la cintura y otro sujetaba con un poco de fuerza su muñeca, abrió los ojos estupefacto, los brazos que los sujetaban con fuerza eran del rubio, su rostro marcaba una expresión preocupada por no decir que estaba muy cerca del suyo, lo suficiente para sentir la calmada respiración del mayor, que contrastaba con la acelerada e irregular del castaño.

Los iris zafiro de Steve se posaron con preocupación sobre los iris chocolate de Tony. Sus pechos estaban juntos y subían y bajaban al unisono, calmándose el uno al otro.

Lenta y casi tortuosamente sus rostros se acertaban, haciendo cada vez más pequeño el espacio que los separaba, sus narices se rozaban levemente y sus labios estaban a centímetros de distancia. Sus rostros ya no tenían el semblante de sorpresa de hace momentos, ahora reflejaban incredulidad y excesiva serenidad. Un ambiente perfecto los envolvía, ambos ajenos de lo que sucedía a su alrededor, pero su placido ambiente no duro demacrado. Un molesto sonido empezó a salir del bolsillo del rubio, éste movió la cabeza avergonzado, soltando su agarre dejando libre al castaño.

-¿Hola?-Contestó, aunque toda su atención estaba concentrada el el castaño, quien lucia un ceño fruncido, el mayor hizo una seña y se disculpó, alejándose un poco de el para escuchar mejor a su contraparte del teléfono.

-Capitán Rogers, el director Fury pide su parecencia, se sospecha de una posible amenaza que requiere de su atención- La casi robótica voz del anunciador hizo bufar al rubio, quien sin más remedio le musitó un "Sí" Con desaire, colgando como acto seguido.

Guardo su inoportuno teléfono en su bolsillo, y se volteo a ver al castaño, quien seguía con un ligero ceño fruncido. Se acerco un poco taciturno a donde estaba su amigo, con claro retraimiento se sobaba el cuello con su mano derecha, sin decir palabra, se aclaro la garganta y sereno su semblante.

-Es una llamada de SHIELD, me piden por una posible amenaza, tal vez no sea nada, o no me necesiten- Se excusó un poco, logrando cambiar el rostro del castaño a uno más comprensible.

-Te veo mañana aquí a las tres de la tarde ¿Te parece?- La voz del rubio salió con cierto aire de esperanza, la cual no fue estropeada, ya que un leve movimiento de cabeza afirmativo sello su acuerdo.

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Semanas habían pasado desde aquel acontecimiento, ese mágico parque se había convertido en espectador de un envolvente sentimiento recién nacido, pero aun así lleno de fuerza y deseoso de crecer más, que se acunaba entre las dos almas que ahí pasaban el tiempo.

Pero no todo era miel y color rosa, la parte oscura de esa historia era mayormente narrada por el castaño que vivía atormentado. Sus acciones autolesivas no habían cesado en lo absoluto, y cada periodo oscuro o de recaída quedaba marcado como cicatrices en la afligida piel del castaño. Su único consuelo y amigo era ignorante del gran daño que se auto-propiciaba, las cosas estaban llevando al millonario a un punto de quiebre, rosando y estando cada vez más cerca de la frontera que no quería cruzar.

Cada vez encontraba más "Motivos" Para afligirse, se auto-criticaba de una manera dura y con ira ciega, juzgándose por el más mínimo defecto ya sea verdadero o creado por su misma imaginación. Magnificando sus defectos, haciéndolos -Según él- Merecedores de un castigo, que derivaba a una navaja surcando su piel.

Aunque una pequeña luz de esperanza lo mantenía lejos de su punto de quiebre, apoyándolo inconscientemente, ahuyentando una parte de sus melancólicos pensamientos. La sonrisa que se pintaba en su rostro cuando veía al rubio era la más sincera que podía brindar en el día, y por desgracia casi siempre la única verdadera.

Algo dentro de él cambiaba cuando estaba con la presencia de Steve, y lo sabía, sabía que ese sentimiento de alegría exagerada al verlo, esa ansiedad al no verlo, ese incesante deseo de tocarlo y que lo toque, ese nudo en el estomago cuando lo veía reír, no eran normales, no era algo de amigos. Pero no lo iba a aceptar, tendría que ser algo más, él no podía amarlo... Si te odias a ti mismo, ¿Cómo vas a ser capaz de amar a alguien?

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Bueno, aquí les traigo el capítulo, perdón por tardar, pero estaba meditando algo muy importante de la historia, sospecho que esté es el penúltimo capítulo de la historia, eso deja que el siguiente es el final, aunque tal vez (No estoy segura) Haga un prologo, si me lo piden mucho lo are.

ALGO MUY IMPORTANTE: ¿Final feliz o triste? Tengo dos finales depende de cuál elijan. Está en sus manos.

¿Se sienten bien? ¿Ya comieron hoy? ¿Quieren hablar con alguien? Yo siempre estoy para escucharlos, y nunca los juzgare, si te sientes mal mandame un mensaje y yo gustosa hablare contigo.
Portada: Maldito auto corrector >:v

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