Fuimos los tres al jardín para desayunar e intenté mantenerme lo más alejada de ella, no quiero causar problemas nuevamente por mi falta de conocimiento sobre... todo.

—Ven Juliette, siéntate a mi lado. —As ordena.

—No —Grita ella.

Yo me siento sin entender la situación, es solo una silla, ¿no?

—Juliette, solo desayuna, ignórala.

—Realmente quieres que nuestro compromiso se rompa, ¿cierto? —Romina alza su voz.

—Tal vez sí, eres cada día más insoportable.

—¿Es por esta niña?

—¿Qué tiene que ver Juliette en esto? Ella simplemente es nueva en este mundo, tengo que cuidarla. Ella salvó mi vida, no puedo dejar que nada le pase.

—¿Estás seguro de que es solo eso?

—Romina, tus celos enfermizos son los que destruyen el poco cariño que te tuve.

—Me voy, estoy harta de respirar tu mismo aire, y el compromiso dalo por cancelado.

—Como quieras.

—No —me levanto. —No discutan, por favor.

—Juliette no te metas —As cambia el tono de su voz y admito que me dio un poco de miedo.

Caí de nuevo sobre la silla.

—No eres el problema, niña, el problema es él, si terminas muerta quiero que sepas que esta basura fue la culpable. —aclaró con odio en su voz.

Comienzo a llorar, y lo más frustrante es que no sé por qué. Me sentía tan triste en medio de esta situación. Nunca tuve a alguien quien pudiera llamar padre o familia, pero cuando la familia pelea, ¿se siente así de triste?

Es que me doy cuenta de que no hay nada que yo pueda hacer, si ellos no quieren solucionar el problema o terminar en buenos términos, ¿Qué puedo hacer yo? Ese sentimiento es horrible.

Estar al lado de una situación "violenta" y no moverte por miedo a decir o hacer algo que empeore todo.

—¿Juliette estás bien? ¿Por qué lloras? —As se arrodilla frente a mí y toma mi rostro.

—¡Me tienes harta! —Romina grita y saca un arma. —Yo no estoy bien, ¿acaso te importa? Estoy cansada de nadar hacia arriba y no llegar nunca a la sima.

—Baja eso, vas a lastimar a alguien.

—¿Te importa? ¡Juliette! ¡Juliette! —Hizo una voz burlona —Estoy cansada de Juliette.

Jala del gatillo.

—Juliette por dios —As me carga en brazos y corre por los pasillos.

No me duele, quiero decirle que no me duele, pero no tengo fuerza para hablar. Está tan preocupado, seguro cree que estoy sufriendo mucho.

—Llamen a un médico ¡Ahora! Lo quiero en esta casa en 5 minutos, no me importa si tiene que usar un Helicóptero, que llegue a tiempo.

Me recuesta en una cama, está fría.

—Lo siento, no pude protegerte, pero te aseguro que esa bruja nunca más verá la luz del sol salir.

Él toma mi mano y se arrodilla al costado de la cama. Sus ojos se veían cristalinos, como si quisiera llorar, pero se estaba conteniendo.

—No puedes dejarme Juliette, te lo imploro. Lucha por tu vida, eres fuerte, podrás salir de esta, si sobrevives nunca más te dejaré sola ni un segundo, te malcriaré con todo lo que me pidas, serás la niña más feliz que haya pisado esta tierra.

—Llora si lo necesitas —logro susurrar e intento sonreír.

As toma mi mano, la coloca en su mejilla y comienza a llorar abiertamente.

Luego todo es negro...