Capítulo 22
Sukuna iba caminando lentamente mientras se dirigía al lugar donde Uraume le había indicado que se reunirían, seguía sin comprender por qué su pequeña se había vuelto tan fría con él, sabía claramente que el perder a Gojo le era muy doloroso a la persona que amaba pero pudo apreciar como su actitud cambió totalmente al ver a Uraume, jamás había visto a su chica con esa actitud, incluso recuerda cuando él se peleó con el peliblanco, ella se entristeció de lo ocurrido. Con eso sabía que había ocurrido algo que él no sabía, pero, ¿el que?
Paró sus pasos al escuchar como la voz de Uraume lo llamó, levantó su cabeza encontrándose con los dos hombres vestidos de monje, en primer plano estaba Uraume mientras por detrás estaba el pelinegro jugando con la caja.
—Me presento soy Kenjaku —le alargó la mano pero el pelirrosa no solo no se la cogió sino que lo miró de arriba hacia abajo con asco—.
—No te recuerdo así.
—Jajaja, tienes razón ocupé este cuerpo, el cuerpo de Geto Suguru para completar mi plan, para mí sería un honor unir fuerzas para que ambos cumpliéramos con lo que queremos.
—No te necesito para terminar mi plan.
—Sukuna-sama, él ha sido de gran ayuda para mí, seguro que también le podrá ayudar.
—Sabes perfectamente que yo trabajo solo.
—Lo sé Sukuna-sama —la conversación fue interrumpida por una cuarta persona que apareció en el lugar este era Mahito—.
—Hola Sukuna, hace tiempo que no nos veíamos.
—Ya te dejé claro tu lugar, no me hagas volverlo a hacer.
—Tranquilo, no volveré a entrar en tu dominio —camino hasta el pelinegro—.
—Por lo visto la alumna de Gojo no abandona la idea de rescatarlo, se ha reunido con los amigos de su escuela y con las hermanas Hasaba.
—Eso es parte de mí culpa —Sukuna afinó sus oídos al escuchar hablar a Uraume un poco molesto —tendría que haberme asegurado que Kitsu no iba a reencarnar en una humana, y no una humana cualquiera, sino en una hechicera alumna de Gojo.
—¿Por qué dices eso? Tú no la mataste —el pelirrosa se giró para mirar los ojos púrpuras del que hablaba—.
—Creo que ya ha pasado el tiempo suficiente para contárselo, es cierto que yo no la maté pero fue por la sencilla razón de que nunca me ha gustado mancharme las manos.
—¿Qué quieres decir?
—Desde el día que llegó a nuestra vida, esa chica era una molestia, poco después de nuestra pelea descubrí aquel pueblo, me acogieron como un monje con la única intención de ayudar y con eso lo vi claro, solo tuve que pedirles a algunas maldiciones que mataran a algunos niños y mujeres del pueblo, y ella era perfecta como cabeza de turco.
—La mataste por el mero hecho de que yo le prestase más atención que a ti.
—¡La mate porque su sola existencia era una molestia! ¡Y porque hizo que nos alejásemos!
—¡Eso lo hiciste tú solo! Kitsu solo ha querido lo mejor para todos, incluso para ti, aunque tú solo le has mostrado desprecio.
—Bueno señoritas, eso fue hace mil años, ahora no tenemos que preocuparnos por Kitsu, mientras yo tenga esto entre mis manos ella no nos hará nada, incluso creo que llegaría a hacer cosas para nosotros sin importar el que —dijo mostrando el pequeño cubo de su mano, Sukuna sabía exactamente lo que era y se sentía un poco molesto por como este estaba hablando de su pequeña—.
—Sobre eso, la muchacha amiga de ella contacto con alguien que pudiera romper el sello.
—No os preocupéis, ya me he ocupado de esa persona.
—¿has mandado a alguien para matarlo?
—No solo le convencí de que Gojo Satoru no merece volver a este mundo además de explicarle lo que eran esos estudiantes.
—¿Te pidió algo a cambio?
***
Por otra parte Fushiguro junto con la ayuda de Keiko le explicaban a esa persona de cabello negro y ojos rojos que había acompañado a Nobara, esta persona al escuchar a la persona que querían liberar del sello comenzó a reírse, esto hizo a ambos ponerse a la defensiva.
—Pobres niños, seré bueno, entregarme lo que quiero y no os mataré.
—Me prometiste que nos ayudarías con el sello.
—Lo siento, pero recibí una oferta mejor y más divertida —mostró una sonrisa siniestra en su rostro junto a un cuchillo mientras que los jóvenes se preparaban para pelear—.
—No permitid que se acerqué a Yuji —dijo pero sin mirar a las gemelas que protegían el cuerpo del pelirrosa—.
Antes de que pudieran decir nada más la pelea comenzó, nadie sabía lo que este quería, pero sin ninguna razón solo se enfrentaba a las dos chicas que estaban preparadas para pelear. Aunque varias veces Fushiguro quiso alejarlo de ambas, este no se dejó y lo empujó lejos, lo que el moreno no se esperó es que en vez de golpearse contra una dura pared, fue detenido por alguien.
***
—¿Te pidió algo a cambio?
—Dos de las colas de Kitsu —los ojos de Sukuna se agrandaron al escucharlo, pero no fue notado por nadie—.
—Quiero que os quede claro una cosa.
—¿Qué ocurre Sukuna-sama? —dijo posando suavemente su mano en el brazo del más alto—.
—Yo trabajo solo —en un abrir y cerrar de ojos Sukuna desapareció del lugar—.
—Lo siento, creí que estaría de acuerdo.
—No te preocupes Uraume, es su decisión —dijo el pelinegro antes de mirar a su lado con calma, pero su rostro cambió a sorpresa—.
***
El hechicero de ojos rojos al ver a las gemelas se dirigió hacia ellas con el cuchillo en sus manos, Keiko al ver esto corrió hacia ellas y aunque no quería se transformó en Kitsune para protegerlas junto al cuerpo de Yuji.
—¿Estáis bien? —Keiko miró a las chicas—.
—Si ¿y tú?
—Estoy bien, no os preocupéis.
—Que hermosura —caminó hasta la kitsune y le cogió una de las colas —que bien quedarán junto a todos mis trofeos, aunque ahora que las veo todas juntas, ¡quiero las nueve! —tiró más fuertes de las colas y preparó su cuchillo—.
—¡Ahh! —aún con eso, la castaña no dejaba de proteger a las hermanas y a Yuji—.
—Tranquila, será rápido —cerró los ojos esperando el corte pero no sintió nada, abrió los ojos y miró hacia atrás y se sorprendió con lo que vio—.
Continuará...
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