Piloto
La noche absorbe la ciudad en oscuridad, camino con paso lento y tranquilo, ya que no tengo prisa en llegar a casa, me miro en el reflejo de un coche para ponerme bien el pelo. Sigo caminando, cuando escuchó una explosión a lo lejos, me doy la vuelta viendo a la lejanía un instituto, me da la curiosidad y corro para ver qué pasa...
Para mi sorpresa hay un chico de pelo negro sangrando por la cabeza, un chico de pelo rosa con marcas en los brazos, cara, abdomen... ya que está sin camiseta. Me acerco al chico ensangrentado.
-Hey...- digo casi en un susurro.
-Esto no es seguro, vete.- habla con debilidad y un poco de molestia.
-Estas herido, necesitas un hospital.- le agarro con suavidad de la mano.
-Vaya... Vaya...- Habla una voz siniestra detrás de mí.
Cuando me doy la vuelta veo al chico de cabello rosado, sus ojos rojos son penetrantes... el miedo me invade, puedo sentir que sus ojos me leen la mente y me sonríe de forma sádica.
-Aparta.- Habla el chico ensangrentado.
-¿Quién es ese?- miro al chico de ojos rojos... que tiene cuatro ojos pero sus otros ojos son diminutos...
-Ryomen Sukuna, querida.- Habla de forma juguetona y sádica.
-Ah...
-¿Que tal, Megumi?- Saluda casualmente un chico de cabellos grisáceos y con los ojos vendados, viste de color morado.
-Profesor Gojo.- habla Megumi sorprendido.
-¿Satoru Gojo?- sonríe Sukuna de forma maligna.
-¿Eh?- pregunto sin entender.
-Vaya hola.- me saluda Gojo como si nos conociéramos de toda la vida.
-H-hola.- dije tratando de adaptarme a la situación.
-¿Y tu nombre?- pregunta Megumi de mala gana.
-Soy Martina D’agostino.- me presento ante Gojo y Megumi.
-Eso no suena japonés.- habla con desconfianza Megumi.
-Soy de Italia...- digo con incomodidad.
-¡Eso es genial!- habla en tono infantil Gojo.
Miro a Megumi el cual también me mira sin entender nada, pero de pronto me doy cuenta de que... Sukuna sigue detrás sin hablar, me doy la vuelta lentamente pero ya no tiene marcas negras en su cuerpo sino... que parece humano y parece desorientado.
-Yuju Itadori.- señala Megumi.
-¿Eh? ¡Ah! Soy Yuji Itadori.- sonríe de forma amigable.
-¿A dónde ha ido el otro ser?- pregunto confundida.
-Ah, Sukuna... esta dentro de Yuji.- habla Gojo sonriendo.
-¿Perdón?- intento entender la situación.
-Me comí su dedo.- explica Yuji rascándose la nuca.
-Imbécil.- habla Megumi con molestia.
-Para que nos entendamos... tú te comiste el dedo de Sukuna y Sukuna puede tomar el control de tu cuerpo... ¿no?- hablo mirando a Yuji.
-Eh... Es un buen resumen.- se ríe con nerviosismo Yuji.
-Ahora que todos estamos aquí... vamos a la escuela Jujutsu.- sonríe Gojo.
-¿No estarás hablando en serio?- pregunta Megumi frunciendo el ceño.
-Serán tus compañeros.- Gojo nos señala a Yuji y a mi.
-¿Perdón?- pregunto alzando una ceja.
-¿Escuela jujutsu?- pregunta Yuji sin entender nada.
-Escuela de hechicería para matar maldiciones o exorcizar alguna.- habla Gojo en tono bromista.
-El profesor Gojo no se toma nada en serio.- interviene Megumi.
-Pero yo no sé hechicería.- informo.
-Tienes energía maldita.- me señala Gojo.
-Creo que estoy drogada.- trato de mantener la compostura.
-Yo soy el hechicero vivo más fuerte.- se halaga Gojo.
-Ya, si, y yo soy china.- digo con sarcasmo.
-¿Vamos a estudiar hechicería?- pregunta todavía Yuji confundido.
-Tengo una duda... Cuando vine había un tío siniestro y que daba miedo, pero a los minutos estaba Yuji, ¿que ha pasado?- pregunto confusa.
Observo que la sonrisa de Gojo desaparece por unos segundos pero después vuelve a aparecer.
-Es Sukuna, no te preocupes por el, soy más fuerte, además todo fue porque Yuji se comió su dedo y ahora es su recipiente.- habla Gojo con desinterés.
-¿Perdona qué?- digo intentando asimilar la información.
-Sukuna puede tomar el control de Yuji cuando quiera, siempre y cuando Yuji se lo permita.- explica Megumi sin mirarme a la cara.
-Maravilloso... ¿Y Sukuna es... buena persona pero imponente?- intento averiguar más.
-No, Sukuna es un ser maligno y despreciable.- habla Megumi.
-Ah, ya veo, supongo que tendré que evitarlo, ¿no?
-No podrás, convive con Yuji, pero si, sería ideal que lo intentarás.- Megumi me mira.
Una boca se forma en la mejilla de Yuji, miro sorprendida ese acto...
-¿Hablando de mí? muy mal, sería mejor si estuviese presente.- responde Sukuna con molestia.
Yuji se da una bofetada a sí mismo para callar a Sukuna, lo cual me parece algo un poco exagerado pero si él lo cree necesario... Espera... ¿Hechicería? ¿En qué lío me he metido ahora?
-Venga vamos.- se pone en pie Gojo.
-¿Ir... A dónde?- pregunto desconcertada.
-A la escuela Jujutsu, claro está.- aclara Gojo con sonrisa.
-¡Toma ya! ¡Vamos a aprender hechicería!- habla Yuji con entusiasmo.
Sinceramente, no veo el entusiasmo, ¿por que deberíamos aprender algo que nadie nos dijo que existía? quiero decir, es algo muy improbable que ocurra, además yo no sé nada de maldiciones ni esas cosas, ¿son como fantasmas? ay dios que mal rollito.
-Tenéis habitaciones asignadas pero antes... Yuji tienes que hablar con el director de la escuela.- habla Gojo.
-¿Y yo no?- alzo una ceja.
-El director quiere saber si Yuji puede controlar a Sukuna.-. Responde Gojo con seriedad.
-Ah, claro, pues os veo más tarde, supongo.- me encojo de hombros.
-Ven, sígueme.- me guía Megumi.
Sigo a Megumi por los pasillos enormes de la escuela, la verdad es que no me lo imaginaba tan grande, se para delante de una puerta y me mira.
-Esta es tu habitación.- abre la puerta.
La habitación es sencilla, en un rincón hay una puerta que tiene un pequeño baño con una ducha y un inodoro, pero la habitación tiene un gran ventanal, una cama bastante acogedora, muebles y un armario.
-Vaya... ¿la puedo decorar, verdad?- sonrío a Megumi.
-Es a tu gusto, ¿has traído tus cosas?- pregunta Megumi.
-Eh... ¿había que traerlas?- pregunto avergonzada.
-Si.- responde de forma inmediata y fría.
-Eh... Megumi, ¿que es una maldición?- pregunto.
-Hay cinco categorías, están las maldiciones de categoría 3-4 que son las más débiles, después están las maldiciones 1-2 esas maldiciones son como más escurridizas y por último la categoría especial, es decir Sukuna, son las más difíciles.- explica Megumi.
-Ah, vale, gracias.
Megumi se va sin siquiera decir de nada y yo entro a mi nueva habitación... debería haber traído mis cosas, me siento una estúpida y una novata, bueno en cierto modo lo soy. ¿Quién me manda a mi a meterme en estos líos? me quiero morir.
-¿Puedo pasar?- llama alguien desde la puerta.
No reconozco la voz pero supongo que es porque habré pasado poco tiempo con esa persona, creo... ¿Será Gojo? abro la puerta y veo a Yuji.
-Claro, adelante.
-Muchas gracias.- su tono de voz cambia.
-¿Ah?- miro con incertidumbre.
-¿Pasa algo, querida?- sonríe de forma sádica.
- Ah, disculpa, pensé que eras otra persona. ¿Qué necesitas? - pregunto con cautela mientras observo a la figura observar mi habitación.
La figura se acerca lentamente, revelando una sonrisa siniestra que hace eco en la oscuridad de la habitación.
-Solo quería asegurarme de que estés cómoda en tu nueva morada - dice con una voz que hace que mi piel se erice.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. No puedo evitar sentir que algo no está bien.
-Sí, estoy bien, gracias por preguntar - respondo con voz temblorosa, tratando de ocultar mi inquietud.
La figura se acerca más, su presencia dominando el espacio de la habitación.
- Deberías tener cuidado, querida. En este mundo de maldiciones, nunca se sabe quién está acechando en las sombras - advierte con un tono ominoso.
Mis instintos me gritan que me aleje de esta persona, pero me siento paralizada por el miedo.
- Lo tendré en cuenta, gracias - digo, deseando que se vaya lo antes posible.
La figura me mira con una sonrisa que me hiela la sangre y se retira hacia la cama, dejándome sola con mis pensamientos turbios y una sensación de peligro inminente.
-Eh... ¿que tal?- digo nerviosa.
La figura se detiene y se vuelve hacia mí, sus ojos rojos brillan con una intensidad inquietante mientras me estudia detenidamente.
-Todo está bien, querida. Solo quería asegurarme de que estuvieras cómoda. No te preocupes, no te haré daño, al menos... no ahora que eres débil y patética. - responde con voz suave, pero su sonrisa siniestra no desaparece.
Trago saliva nerviosamente, sin estar del todo convencida por sus palabras reconfortantes.
-Gracias, supongo... - murmuro, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda.
-¿Eso que huelo es miedo?- sonríe Sukuna con maldad.
-¿M-miedo dices? yo no huelo nada.- intento tranquilizarme.
La figura se acerca lentamente, su presencia emitiendo una sensación de peligro palpable.
-Oh, pero yo sí lo huelo, querida. El miedo es un aroma tan delicioso... - murmura Sukuna, su voz llena de malicia.
Trato de mantener la compostura, pero mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras retrocedo lentamente hacia la puerta.
-No te preocupes, no voy a hacer nada... todavía. Pero recuerda, en este mundo de maldiciones, nunca estás a salvo - advierte Sukuna, su sonrisa siniestra ensanchándose.
-Lo tendré en cuenta... - balbuceo, con la voz temblorosa.
La figura se da la vuelta y se aleja hacia la cama de la habitación, dejándome sola con mis pensamientos confusos y el miedo latente. Una vez que se sienta al borde de mi cama, me apresuro a cerrar la puerta y me apoyo en ella alejada de Sukuna, tratando de tranquilizarme. ¿Qué he hecho para meterme en este lío?
-¿Sabes? eres divertida, me encantará jugar contigo más adelante.- amenaza Sukuna.
-¿Jugar? ¿Cómo que jugar?- pregunto aún más nerviosa.
La voz de Sukuna resuena en la habitación, envolviéndome en un aura de temor.
-Jugar, querida. Jugar con tus miedos, tus deseos más oscuros, tus debilidades. Eres un juguete interesante para mí, y estoy ansioso por ver hasta dónde puedo llevarte antes de que te rompas por completo - susurra Sukuna con un tono ominoso.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo un nudo en el estómago mientras las palabras de Sukuna me llenan de terror.
-¿Q-qué quieres decir con eso? - pregunto, luchando por mantener la compostura.
Sukuna se ríe con malicia, su presencia abrumadora en la habitación.
-Lo descubrirás, querida. Por ahora, simplemente disfruta de tu estancia en este mundo de maldiciones. Será... interesante - dice Sukuna antes de sentarse de nuevo en mi cama.
Me quedo sola, temblando de miedo y confusión, preguntándome qué he hecho para atraer la atención de un ser tan siniestro como Sukuna.
-¿P-por que estás en mi cama?- pregunto caminando lentamente hacia el.
La sonrisa siniestra de Sukuna se ensancha mientras me acerco lentamente hacia él.
-Oh, querida, solo estoy disfrutando de la comodidad de tu cama. No te preocupes, no te haré daño... por ahora - responde Sukuna con voz suave pero llena de malicia.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda mientras me acerco más a él.
-Deberías tener cuidado, querida. No soy alguien en quien confiar. - advierte Sukuna, su voz resonando en la habitación.
Me detengo frente a él, sintiendo la presencia abrumadora de Sukuna dominando el espacio de la habitación.
-Lo tendré en cuenta... - murmuro, luchando por mantener la compostura.
Sukuna me mira con sus ojos rojos brillantes, su sonrisa siniestra nunca desaparece.
-Entonces, ¿qué tal si jugamos un poco? - sugiere Sukuna, su voz llena de malicia.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo que mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras me enfrento a la amenaza de Sukuna.
-¿Jugar? ¿A qué te refieres? - pregunto con voz temblorosa.
Sukuna se ríe con malicia, su presencia imponente en la habitación.
-Veo que mi juguete tiene mucha curiosidad... No te preocupes, querida, pronto lo averiguarás, ahora voy a devolverle el control al chaval, ya me he aburrido.- Sukuna frunce el ceño.
Me siento aliviada al escuchar que Sukuna va a devolverle el control a Yuji, pero aún así, la sensación de peligro persiste en el aire. Observo con cautela mientras Sukuna retrocede y, Yuji, recupera la compostura.
-Gracias... - murmuro, sintiéndome un poco más tranquila ahora que Sukuna parece haberse calmado.
Yuji se frota la nuca con nerviosismo, aparentemente avergonzado por la situación.
-Lo siento mucho, Martina. Aún no controlo de todo tenerlo dentro de mí- se disculpa, evitando mi mirada.
-No te preocupes, Yuji. Estoy bien - le aseguro, tratando de calmarlo.
El chico asiente con agradecimiento y se pone de pie, estirándose un poco.
-Bueno, parece que ya ha pasado el peligro.- Yuji sonríe de forma enérgica.
-¿Tú crees? yo aún tengo miedo, quiero decir, Sukuna no es que sea una gran persona, pero si es cruel, ¿por qué no me atacó cuando tuvo la oportunidad?- pregunto confundida.
-Quizás... Sukuna está esperando el momento adecuado. No suele actuar sin un propósito, y tal vez ahora no era el momento oportuno para él. Pero eso no significa que debamos bajar la guardia. - explica Yuji con seriedad.
-¿Sabes que estás sin camiseta verdad?- pregunto mientras noto el calor subir por mi cuerpo.
me doy cuenta repentinamente de la situación, sonrojándome un poco por mi falta de atención.
-Oh, sí, perdón por eso. ¿Te importa si me pongo una camiseta? - pregunta Yuji, un poco avergonzado.
-No, no te preocupes. Haz lo que necesites - respondo, tratando de ocultar mi propio rubor.
Yuji se apresura a buscar una camiseta y se la pone rápidamente, pareciendo un poco más cómodo ahora que está vestido adecuadamente.
-¿Por qué estabas sin camiseta? o es quiero decir, Sukuna arrancó la que llevaba cuando entró aquí, pero creía que cuando tu volvieras al menos estarías con una sudadera o algo.- miro a Yuji.
Yuji se rasca la nuca con nerviosismo, aparentemente incómodo por la pregunta.
-Bueno, es un poco complicado... Sukuna y yo compartimos el mismo cuerpo, así que a veces... bueno, a veces es difícil mantener la ropa intacta - explica con cierta incomodidad.
Asiento comprensivamente, aunque todavía me siento un poco desconcertada por la situación.
-Entiendo... Debe ser difícil lidiar con eso - comento con empatía.
Yuji asiente con una expresión de resignación en su rostro.
-Sí, lo es, pero estoy aprendiendo a controlarlo. Y con la ayuda de Megumi y el profesor Gojo, espero poder mejorar aún más - dice con determinación.
Me siento impresionada por la determinación de Yuji y su actitud positiva ante una situación tan complicada.
-Eh vosotros dos, tenéis una misión.- habla Gojo sonriendo y en tono burlón.
-¿N-nosotros?- pregunto en estado de shock.
-¿Nuestra primera misión?- pregunta Yuji animándose.
Definitivamente, la vida me odia, está clarísimo, apenas he hablado con Sukuna, Yuji tomó el control y ahora esto... ¿algo más que quieras intentar para matarme?
-Es una escuela abandonada, no debería ser difícil.- alienta Gojo sonriendo.
-Pero si ni siquiera he decorado mi habitación y tampoco sé que habilidades tengo...- digo con obviedad y timidez.
-Para eso es la misión.- me sonríe Yuji.
-Pues que asco.- se me escapa la frase.
-Venga será divertido, además estaremos solo tú y yo, ¿no profe Gojo?- pregunta Yuji todavía más animado.
-Exacto, una misión para novatos.- Gojo se apoya en el marco de la puerta.
Sin darme tiempo a responder, Yuji me agarra del brazo y tira de mi para llevarme a esa escuela maldita... Quiero morirme, seguramente lo consiga por lo inútil que soy.
-Creo que es aquí.- Yuji rompe el silencio pero todavía sigue agarrando mi brazo.
-¿Puedes soltarme el brazo?- pregunto.
-Ah, si, claro, perdona.- sonríe tímidamente.
-¿Y que hay que hacer?- miro la escuela abandonada y aterradora.
-No lo sé, el profe Gojo no dio mucha información.- dice Yuji pensativo.
Maldito Satoru Gojo, serás el hechicero vivo más fuerte del planeta, pero en respecto a dar información eres todo un lastre, cuando te vea te pienso partir las piernas yo misma.
-Bueno, parece que estamos solos en esto. ¿Por dónde empezamos? - pregunto, tratando de mantener la calma a pesar de la atmósfera inquietante que rodea la escuela abandonada.
-Hmm, supongo que deberíamos explorar un poco y ver si encontramos algo sospechoso. ¿Qué te parece? - sugiere Yuji, mirándome con determinación.
-Sí, suena bien. Vamos a ver qué podemos encontrar - respondo, tratando de ocultar mi nerviosismo.
Nos adentramos en la oscura escuela abandonada, cada paso que damos resuena en el silencio opresivo del lugar. Trato de mantenerme cerca de Yuji, sintiendo una sensación de seguridad en su presencia.
-¿Crees que encontraremos algo aquí? - pregunto en voz baja, sintiendo cómo la tensión se acumula en el aire.
-No lo sé, pero es mejor estar preparados para cualquier cosa - responde Yuji, escudriñando los alrededores con atención.
Continuamos avanzando por los oscuros pasillos, explorando cada rincón en busca de pistas sobre la misión que nos ha sido asignada. El tiempo parece ralentizarse mientras nos sumergimos más y más en la oscuridad de la escuela abandonada.
De repente, escuchamos un ruido proveniente de una de las aulas cercanas. Nos detenemos en seco, mirándonos el uno al otro con cautela.
-¿Que ha sido eso? - susurro, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho.
-Creo que viene de esa dirección - responde Yuji, señalando hacia el aula más cercana.
Nos acercamos con cautela, preparados para cualquier cosa que pueda surgir. Con cada paso que damos, el ruido se hace más audible, llenando el aire con una sensación de anticipación.
Cuando finalmente llegamos a la puerta del aula, nos detenemos y nos miramos el uno al otro, intercambiando una mirada determinada. Con un gesto de asentimiento, Yuji abre la puerta lentamente, revelando lo que hay dentro.
Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un grupo de maldiciones menores, que parecen estar causando estragos en el aula. Sin dudarlo, nos preparamos para enfrentarnos a ellos, sabiendo que esta es nuestra primera prueba como estudiantes de la escuela Jujutsu.
-Parece que tenemos trabajo que hacer - murmura Yuji, su expresión determinada mientras se prepara para el combate.
-Tiene que ser una broma...
Observo a Yuji ir tras ellos, en cambio yo veo algo rojizo en el suelo, lo agarro y miro con detalle cuando veo que es un dedo...
-Ew he tocado un dedo.- digo asqueada.
-Gracias, querida.- habla una voz siniestra detrás de mí.
No pude ser... ¿por qué la vida me odia tanto? me doy la vuelta lentamente y paralizada por el miedo.
Una oleada de miedo me recorre por la espalda mientras me enfrento a su presencia imponente.
-¿Qué haces aquí? -pregunto, tratando de mantener la compostura a pesar del pánico que te embarga.
Sukuna sonríe con malicia, sus ojos rojos brillando con una intensidad inquietante.
-¿Qué hago aquí? Simplemente estoy observando el espectáculo, querida. Pero parece que te has metido en un lío interesante. - responde con voz suave pero llena de malicia.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo que el peligro acecha a tu alrededor.
-Lo siento, no quería...- balbuceo, sin saber cómo responder ante la presencia amenazante de Sukuna.
Sukuna se acerca lentamente, su presencia abrumadora llenando el espacio a mi alrededor.
-No te preocupes, querida. No te haré daño... por ahora -susurra Sukuna, su voz envolviéndote en un aura de temor.
Intento retroceder, pero me siento paralizada por el miedo mientras Sukuna se acerca más y más.
-¿Qué... qué quieres de mí? -pregunto, luchando por mantener la calma.
Sukuna sonríe con malicia, su presencia está dominando mi espacio personal.
-Oh, tengo muchos planes para ti, querida. Pero eso es algo que descubrirás con el tiempo. Por ahora, simplemente disfruta del espectáculo. -susurra Sukuna, su voz llena de malicia.
-C-creo que esto es tuyo...- le hago ver su dedo con nerviosismo.
-Ah, muchas gracias... ¿no vas a deshacerte de esas maldiciones?- Sukuna alza una ceja con maldad.
-Si... no... no lo sé.- respondo presa del pánico.
Sukuna se ríe con malicia, su presencia imponente llenando la habitación.
-Oh, qué divertido. Parece que te has encontrado en una situación complicada, querida. Pero no te preocupes, estoy aquí para ayudarte. O para disfrutar del espectáculo, lo que sea más divertido - dice con una sonrisa siniestra.
Trago saliva nerviosamente, sintiendo el peso de su mirada sobre mí.
-¿Puedes... ayudarme? -pregunto, sintiendo una mezcla de temor y esperanza.
Sukuna se acerca lentamente, su sonrisa siniestra nunca desaparece.
-Tal vez. Todo depende de lo que estés dispuesta a hacer por mí, querida - responde con voz suave pero llena de malicia.
Me quedo sin aliento, sintiendo una sensación de inquietud en el fondo de mi ser.
-¿Qué... qué quieres? -pregunto, temblando de miedo ante lo que pueda decir.
Sukuna se detiene frente a mí, sus ojos rojos brillando con una intensidad inquietante.
-Oh, tengo muchos planes para ti, querida. Pero por ahora, solo quiero que te diviertas un poco conmigo. ¿Qué dices? -susurra Sukuna, su voz llena de malicia.
No sé qué hacer, me siento atrapada entre el miedo y la incertidumbre. Pero algo en mí me dice que no puedo confiar en Sukuna, que debo alejarme de él lo antes posible.
-Lo siento, pero no puedo hacer eso - murmuro, luchando por mantener la compostura.
Sukuna sonríe con malicia, su presencia abrumadora llenando la habitación.
-Oh, qué lástima. Estaba esperando que dijeras eso.- dijo con maldad.
-¿Eso significa que...?- intento averiguar sus intenciones.
-Voy a matarte.- dijo con una mirada llena de ira y una sonrisa sádica.
La amenaza de Sukuna me deja paralizada de miedo, sintiendo cómo el pánico se apodera de mí.
-¿M-matarme? -balbuceo, sintiendo cómo el corazón me late con fuerza en el pecho.
Sukuna se acerca lentamente, su presencia imponente llenando la habitación.
-Sí, querida. Vas a ser mi próxima víctima. Pero no te preocupes, será rápido y doloroso -dice con una sonrisa siniestra.
Intento retroceder, pero me siento atrapada contra la pared, sin poder escapar de la mirada penetrante de Sukuna.
-¿Y que hay de las maldiciones de este lugar?- pregunto sintiéndome arrinconada.
-No me importan... aunque puedo dejar que ellas te maten pero no lo disfrutaré tanto.- habla con irritación.
Miro a Sukuna y a la pared que tengo detrás... está claro que hoy muero y no por guapa precisamente... he tenido una idea.
-¿Y si tú... me enseñas a usar mi energía maldita?- pregunto esperando a que lo afirme.
-De ninguna manera.- se niega Sukuna sonriendo.
-Pues me quedo tu dedo para siempre.- respondo con valentía que he sacado de a saber dónde.
-Chica lista...
En un abrir y cerrar de ojos tengo a Sukuna delante de mí, tiene una mano en mi cuello y la otra sostiene mi cadera... Estoy tiesa.
-Sabia que me iba a divertir contigo...- susurra Sukuna en mi oído.
Sinceramente se sintió bien, pero por otra parte estaba temblando de miedo y creo que él lo sabe... esta jugando con mis emociones y yo como una tonta cayendo en sus intimidaciones. Aunque sinceramente es mejor no plantarle cara.
-Me gusta tu olor...- Sukuna sigue susurrando en mi oído.
-No entiendo...- digo temblando.
Veo una maldición detrás de Sukuna, entonces por instinto empujo a Sukuna. Miro a la maldición, algo hierve dentro de mi... abro mis manos y una explosión deshace a la maldición como si nunca hubiese existido.
-Te he menospreciado... pero has cometido un error a empujarme, querida.- Sukuna me agarra del cuello.
La cara de Sukuna se acerca demasiado a la mia, su aliento caliente golpea mi cuello y... me estoy poniendo demasiado nerviosa.
-S-sukuna...
-Shhh... no hables.
La mano de Sukuna deja de agarrar mi cuello y ahora me acaricia la mejilla, no estoy entendiendo nada, ¿esta jugando conmigo o solo ésta coqueteando?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro