NoriCho; Una gran familia (Omegaverse)
Choso imagino muchas cosas antes sobre su futuro, pero terminar casado con el heredero de los Kamo y tener un hijo no estaba entre ellas. Jamás imagino estar sentada sobre el futon una habitación mientras su omega canta y mese a su hijo. Simplemente nunca cruzo por su mente ver tan hermosa vista en su vida.
Pasaron tantas cosas que no espero que tras conocer al heredero de los Kamo y pasar tiempo con él se robaría su corazón sin descaro alguno. Tan enamorado lo tenía que podría jurar que el tiempo simplemente marcha diferente a su lado, que apenas fue ayer el día en que se le declaro y le robo su primer beso. Aunque ya de eso casi tres años.
— Choso, carga a Kenki por un momento por favor, iré por algo de té, ¿quieres un poco? — Negó ante la invitación y recibió al bebé en sus brazos. Quien estaba en un sueño tan profundo que ni siquiera sintió el cambio.
Era tan pequeño, cabía perfectamente entre sus brazos. Verlo le recordaba a cada una de las veces que vio a sus hermanos pequeños por primera vez, le recuerda más que nada a la primera vez que sus hermanos y el fueron presentados a Yuji. Ternura, nostalgia, amor, felicidad y orgullo era lo que le trasmitía ver a su hijo.
— ¿Estas bien? — pregunto con preocupación Noritoshi al regresar y ver a su esposo llorar. Choso asintió. Kamo se puso a su altura y beso su mejilla poco después.
— ya te dije que Shoko aseguro que estaba fuera de peligro y estaba más que sano — se acomodó en el piso junto a Choso. Este asintió nuevamente en señal de que si lo recordaba.
Kenki nació un poco prematuro y con la fuerza apenas necesaria para respirar, pero gracias al cielo tuvieron la ayuda del mejor médico para ayudarles.
— No es eso, no ahora al menos.
— ¿y qué es? puedes decirme — tomo de su taza tranquilamente, esperando escuchar nuevamente al mayor decirle como Kenki era adorable y le recordaba a Yuji cuando era pequeño, aunque no se parecieran en nada. Kamo ya vio las fotos, ya las comparo y por obvias razones su hijo se parece mucho más a Choso cuando era un bebé.
— Kamo, en tu próximo celo... Hay que hacer otro — quito su vista de Kenki para posarla en Kamo, el rostro del menor estaba rojo ante tal proporción — Necesita un hermano, o quizá dos. Tener hermanos es algo importante. Si tuviéramos tres se igualarían con los de Yuji y así podrían formar equipos de manera justa a diferencia de si tenemos dos.
Si pudiera Kamo ya le habría golpeado en la cabeza, por tomarlo desprevenido con sus ideas y hacerle por poco escupir su té, pero no era ese tipo de persona y mucho menos con Choso.
Choso era un tipo maduro y listo, pero a veces simplemente no entendía como trabajaba su mente y sacaba tales ideas.
— No digas cosas vergonzosas de la nada por favor — le regaño mientras intentaba que el calor bajara de sus mejillas. Dejando la taza que trajo consigo en el suelo para evitar un desastre — te estas proyectando mucho hacia al futuro con una idea como esa, además Kenki apenas tiene un mes con nosotros y no sabemos aún más que lo básico sobre criar a un bebé, no puedes simplemente pedirme otro hijo por una razón tan banal como esa...
— Quiero tenerlos porque es con Noritoshi con quien los tendré — sujeto su mano y lo miro directo a los ojos. Tenía esa sonrisa tranquila que había enamorado a Kamo desde la primera vez que lo vio— Kenki es tan hermoso y me llena de felicidad tenerlo porque es contigo con quien lo tuve, quiero tener una gran familia a tu lado.
Kamo, tan avergonzado y endulzado por las palabras dichas estuvo a nada de darle un sí. Tan débil era ante cualquier cosa que Choso le dijera que por poco caía ante palabras tan bellas que no iban directamente al punto real de la conversación.
Lo amaba también, había mil pruebas de ello, pero alguien tenía que tener los pies en la tierra respecto al asunto. El proceso de gestación fue lindo de cierta manera pero incómodo y doloroso por otra parte, Kenki tomaba gran parte de su tiempo y si eso era uno no quería pensar en otros dos. Claro que Choso podía poner a su hermano Yuji de ejemplo con sus tres hijos pero ignoraría como su pequeño hermano tuvo que ponerle límites a Gojo después del tercero porque si bien los bebés eran lindos era un proceso difícil para un omega llevar el embarazo hasta su resolución en las mejores condiciones. Aun así...
— Lo pensare — No le rompería su reciente ilusión tan rápido. Los ojos iluminados de Choso le advirtieron que seguramente volvería a oír nuevamente la propuesta y terminaría cediendo si no se cuidada. — quizá cuando él tenga dos años o más podríamos intentarlo. Sabremos más y podremos darles el debido cuidado a ambos.
—¿escuchaste Kenki? papá está en negociaciones con mami para traerte a un hermanito – sonrió, esta vez hacia él bebé, mientras peinaba esa pequeña y fina mata de cabello negro en su cabeza. Dejándolo en medio del futon y arropándolo para que pudiera descansar juntos — Papá los cuidara muy bien a todos ustedes.
Enternecido Noritoshi tomo lugar al lado de su bebé y su esposo.
— me pregunto cómo estas tan seguro de que el querrá tener hermanos, quizá quiera ser hijo único
— es una vida muy aburrida ser hijo único, uno es lo que es por sus hermanos y nunca esta solo si se tiene los unos a los otros
— podría debatirlo pero se no podría ganarte sobre ese tema. Mas te vale enseñarle desde temprano como ser un buen hermano mayor, si es tan atento y protector como tú lo fuiste con Yuji sé que no tendré que preocuparme por nada.
— Dalo por hecho — tomo una de sus manos para besar sus nudillos — yo me encargo de todo.
— Lo dejo en tus manos. Pero recuerda, esperaremos al menos dos años antes de decidir tener otro. — le recordó por última vez, Choso solo asintió antes de darle un beso en los labios para después cerrar sus ojos y descansar.
A Noritoshi le gustaría decir que cumplieron con lo acordado pero no pasó más que un año cuando en un descuido se habían embarazado de nuevo. Claro, que el hecho de que eso cambiara sus planes no evito que la felicidad llegara a ellos al saber tal noticia. Choso era el más alegre, y Kenki parecía contagiarse de su emoción.
Bueno, supone que ya habían dado el primer paso para convertirse en una gran familia.
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