mi voluntad se aferra al futuro de artista:

morir pobre

pero feliz

y libre,

sentirse vivo a costa de las letras que salen de los dedos,

sentirse vivo aunque a veces el vicio me consuma y sienta que no puedo.

debo confesarme con mis poemas,

con estos poemas que son mis diarios,

para comprender mis estragos

para saber qué pasa en lo interno.

para verme y conocerme

me busco en cada letra que acomodo en la oración.

¿quién soy? ¿quién soy yo?

no importa, solo escribo.

no hay enojo, solo hastío.

incertidumbre por el porvenir,

pesadillas donde mis manos han sido

amputadas

como las estrellas del cielo

cayendo.

y no puedo ser dios

porque soy humano,

y no puedo ser dios

si ya me volví humano.

anhelo trascender y contemplar la consecuencia

de mis actos más avaros.

quisiera dejarme llevar por la decadencia

si eso garantiza ser adorado.

quiero ser dios pero nací humano.

quiero el poder que predican mis manos.

quiero ser venerado.

alguien

por favor

deme el amor

que necesitan mis manos

para seguir escribiendo.

quizás si me consumo por completo,

quizás si me desangro y me trago cada gota,

quizás si me convierto 

el calavera rota

una vez más

una vez más

pueda sentirme lleno

con estas migajas de adoración

con estas miradas que se sienten como sobras.

no.

debo sonreír, debo ser ejemplo.

debo ser bueno para que me amen.

debo ser bueno pero no puedo.

debo ser bueno pero no quiero.

quiero ser yo y que me amen

por esto que soy,

por este ser amorfo que no proyecta amor

ni buenas vibras

ni perdón.

quiero ser dios

pero

si digo en voz alta las cosas

que pasean incansables en mi cabeza

me verán como ególatra

y me niego

a ser otro Raskolnikoff.