Drake (1)
XX/XX/2017
El dolor se ha vuelto un acompañante inseparable, casi un fiel amigo, me toma de la mano y muchas veces me jala con fuerza, queriendo someterme a su voluntad. Muchas veces he sido vencido por sus caprichos. Tomo botella tras botella, me tambaleo por la acera y caigo. Veo mi rostro, horas después, demacrado en el espejo. Me pregunto cuándo dejará de serme tan placentero caer en este círculo vicioso. Pero mis pensamientos, últimamente, han sido... insoportables, casi tanto como el dolor.
Hay un sentimiento de vacío, pulula entrecortado entre mis venas. Muchas veces, no me deja respirar. Rasgo mi piel cada vez que puedo, digo que es por trabajo pero son solo excusas. Acepto las cartas para no tomar y tomo para olvidar todas esas cartas negras. Cada página es una vida perdida y me gustaría poder asegurar que esa es tan solo otra metáfora retorcida. Duele que no sea así. Duele saber que me he sumergido por completo en esta vida.
¿Por qué debo seguir con vida?
Llego a casa, veo a mi hermana. Veo su piel, morena y sin manchas, no como la mía. Ella no es como yo, ella no debe serlo. Debo seguir, por ella. Cuando veo su rostro, la cerveza me sabe insípida y puedo ignorar las botellas durante un par de días. Debo dejar de tambalear por las aceras si quiero seguir con vida. Por ella, porque ella es dueña de mi vida.
XX/XX/2017
La muerte se presenta, veo sus ojos observando mis pasos, mis movimientos. Siento su mirada en cada esquina. Sé que merezco su presencia, su acoso, sus pasos haciendo eco a la distancia. Sé que me mira, yo también la visto. Puedo contar nuestros encuentros pero me hacen falta dedos... porque el mes pasado perdí uno. ¿Qué estoy diciendo? Me he corrompido a tal punto que un chiste como ese me ha hecho reír como un cínico. Puedo confesarlo en esto, solo en esto. Solo en este papel puedo decir todo lo que pienso, todo lo que temo.
Perdí un dedo porque acepté una carta, llegué ebrio. Fue un error de novato, fui un estúpido. Pude cumplir el trabajo, soy un profesional después de todo. Pero él se llevó mi dedo, lo tomé del suelo y lo enterré en su tumba, lo dejé como trofeo... quizás como agradecimiento. No puedo saberlo, mi mente estaba muy confusa.
Sé que no debo morir pero cómo lo deseo...
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