si soy el dueño de mi cuerpo, tal vez pueda elegir dónde clavar las agujas que expanden mis heridas. si soy el dueño de mi cuerpo, tal vez pueda elegir no sanar mis heridas. es mejor cubrirlas del aire, dejar que les de el sol. sé que seguiré sangrando hasta morir, pero son gotas inofensivas las que manchan mi piel. no hieren a nadie, no acrecientan el dolor. solo existen como rubíes, son joyas que puedo presumir. pero sí, si realmente es mío este cuerpo que maltrato y castigo, tal vez pueda escoger dónde clavar las espinas que día a día insisten ellos en clavar en mí. no sé por qué disfrutan tanto herirme, tampoco me importa. solo son así, solo son así. no puedo cambiarlo. no puedo cambiar la espina, no puedo cambiar la aguja de coser, no puedo cambiarlos a ellos. puedo cambiarme a mí puedo sostener la aguja con mis dedos y clavarla en piel fresca, en piel que sanará porque la piel siempre sana, no como las heridas perpetuas que sus palabras fueron dejando, no como las cicatrices internas que sus acciones provocaron. la piel que es mía puede sanar si así lo decido. la piel que es mía seguirá herida si así lo dicto. y puedo tener heridas abiertas que cubriré con calcomanías, mientras clavo agujas en la piel sana, piel sana que puede abrir y cerrarse. ya no quiero expandir las heridas abiertas...