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Juguete - +*+ Caja 1+*+

+Historia corta versión SESSHOME.

+Contenido +20

+Esta historia tiene muchos matices, se recomienda discreción.

+Arte creado por Sagita D

+Portada creada por la pagina Es Sesshome

+Contenido violento, palabras fuertes y escenas igual de fuertes.

+Historia terminada, se publicará cada 3er día.

+ palabras en comillas "" son pensamientos. 

Juguete +*+ Caja 1

Tuve un largo sueño en el que una voz me dijo adiós, *la manzana de los deseos en mis manos* la lluvia de color purpura sello el cielo agrietado con cinta, *la manzana de los deseos es falsa* No estoy esperando algo, pero tampoco puedo continuar hacia adelante, ¿Dónde está mi paraíso?, tu eres *mi pesada cadena estrellada* incluso puedo convertirme en un demonio, por ti bebe. No importa lo que suceda querido, mientras yo pueda recuperar esa hermosa sonrisa.

[*]

Una enorme mansión se podía apreciar en aquellos suburbios, contando con más de cien habitaciones, una estructura bastante gótica, pero muy europea, grandes ventanales se podían apreciar, al igual que torres en la parte interna, así como decoraciones hechos de piedra y mármol. A las afueras, enormes jardines; decorados con hermosos arbustos de rosas rojas y blancas, hortensias de un azul intenso, árboles frutales, en medio de todo ello, un majestuoso árbol de cerezos. A los costados miles de fuentes podían visualizarse, estos; de cantera blanca, acompañados de exquisitas esculturas, entre ángeles y figuras de dioses griegos, en pocas palabras aquel lugar era sumamente espectacular.

Sacado de un cuento de hadas.

Eso era lo que pensó una pequeña niña de unos diez años de edad, de hermosos ojos azules, luciendo una larga melena azabache, de hermosos rizos, su hermosa carita acompañada por aquellas mejillas sonrosadas. Atenta, observo estos escenarios de una manera tan peculiar, era la primera vez que visitaba un lugar como ese.

Ante la magnificencia del paisaje, no puedo evitar apretar su bolso de conejo, aquella carita esponjosa quedaba deformada debido al apretón, estaba sumamente nerviosa. Aun así, siguió el recorrido. Entro por aquella enorme puerta de madera, en tonalidades blancas, no pudo parpadear, abriendo ligeramente su boca, pero mayor fue su sorpresa, al ver que, en aquellos solitarios pasillos, las decoraciones seguían, cuadros enormes adornando las paredes, entre pinturas y fotos familiares, así como esculturas aún más grandes que las que había visto al entrar, pilares donde se podía apreciar jarrones en distintos colores. Se quedó mirando por un momento aquello, si vista se fijó en los muebles, unos con un toque antiguo, algo tan diferente de lo que tenía en casa, ya que estos tenían un aire más occidental. En definitiva, era un castillo.

— ¡Es hermoso! — mención con asombro, levantando la cabeza para ver los candelabros con pequeña cristalería que colgaba, casi como si estuviera suspendida en el aire — es mágico.

— Date prisa — un hombre mayor, de no más de treinta años, dirigía a la pequeña por esos corredores — no te distraigas.

— ¡lo lamento!, es solo que, la casa es hermosa.

— No bienes a perder el tiempo mirando el lugar — el hombre llego a un segundo piso, tocando la puerta un par de veces, anuncio que entraría — Sesshomaru Sama — abrió lentamente.

El panorama que la pequeña Kagome observo detrás de esas puertas, fue algo que no se esperó, aquellas paredes que pensó, estarían llenas de libros o algo más, estaban abarrotadas con miles de juguetes, entre autos de control remoto, instrumentos musicales, robots tirados en la alfombra entre otras cosas más, y en medio de todo esto, un sofá bastante acogedor se podía apreciar, en el, un niño de la misma edad que ella se encontraba sentado, sus manos tomaban un pequeño control de consola de videojuegos.

El cabello del infante estaba algo largo, solo llegando hasta los hombros, de un plateado que casi podía decirse que llegaba a blanco, pero lo que más le llamo la atención a la invitada, fueron aquellos ojos dorados, profundos y sobre todo exóticos. Aunque el rostro no era lo que ella esperaba, este carecía de emociones, incluso podía decirse que de movilidad.

Miro a los recién llegados, apretando el botón de pausa de su videojuego, los miro fijamente.

— La he traído — menciono el sirviente.

— Hmm... — levanto una ceja.

— ¡buenos días! — se acomodó el hermoso vestido verde de holanes, para hacer una reverencia — soy Kagome Higurashi, ¡en... encantada de conocerle!

— Se levantó con elegancia, algo extraño en un niño de su edad — así que por fin estas aquí — elevo sutilmente el brazo, tocando la mejilla de la hermosa niña — mi nuevo juguete.

— Ante aquellas palabras, los enormes ojos se abrieron, dejando ver después un semblante enojado, sin pensarlo mucho, dio un fuerte manotazo al niño — ¡tonto!

— ¿Qué? — se sorprendió ante aquel insolente acto, mirando su mano, la cual ahora estaba roja debido al golpe.

— Yo ¡YO NO SOY UN JUGETE! — menciono una vez más con entereza, mirando fijamente a Sesshomaru — he venido a trabajar — por dentro comenzó a temblar, después de darse cuenta de lo que había hecho, pensando si estaría en problemas por esta acción.

— ¡pequeña mocosa insolente! — el hombre le tomo la mano, con la intención de reprenderla.

— ¡no!, yo no...

— ¿¡Cómo te atreves a golpear al joven amo!? — comenzó a moverla, sujetándola del brazo. — lo siento mucho, ¡echare a esta niña sin modales de inmediato!

— N... no... — imploro — ¡lo siento!, ¡lo siento de verdad!, ¡por favor déjeme quedarme! — el miedo de ser enviada a su casa era algo que no se permitiría, tenía que trabajar.

— Un momento Jaken — interrumpió el de ojos dorados — ella es interesante — por primera vez, dejaba ver una amplia sonrisa, aunque de manera hostil y un tanto peligrosa.

Aquel hombre se quedó sorprendido por la reacción del joven amo, así como la palabra "interesante" en su vocabulario, ya que, era de los niños que se aburría rápidamente, con quien fuera o lo que fuera, al final, soltó a la infanta. Aterrado en lo que Sesshomaru tuviera en mente, era un niño bastante especial, esperado con amor por la familia Taisho, sabia como fue y era educado, pero, verlo reaccionar de una manera inesperada, era algo nuevo incluso para él, que llevaba trabajando por más de doce años con la familia.

— ¡ay! — menciono acariciándose el brazo.

— Deja que trabaje aquí — ladeo un poco su rostro. — le será difícil encontrar un trabajo debido a su edad, y más siendo una niña.

— ¡Gra... gracias! — lo miro con los ojos llenos de esperanza.

— Pero ... — intervino antes que la contraria siguiera, la observo detenidamente, dejando ver nuevamente ese semblante sepulcral — tu eres mi juguete.

— ... ha... — la expresión de esperanza se fue transformando a una de terror.

Kagome se le quedo mirando, llevando sus manos hasta los costados de aquel vestido, apretó este con mucha fuerza, ¿acaso ese niño decía aquello enserio?, sabía que su familia dependía de ella, era numerosa y contaba con casi cuatro hermanos más sus padres. Tenía una vida bastante feliz y prospera, pero, su padre había caído enfermo, y por consecuencia el caos se cernió sobre el negocio familiar, llevando a su madre a desesperarse a tal grado de caer en depresión, como consecuencia, por ser la hermana mayor, tuvo que buscar desesperadamente un trabajo, algo con lo que pudiera ayudar con los gastos, la salud de sus padres y el cuidado de toda su familia.

Tembló, apretando su boca en aquel proceso, queriendo que aquello fuera solo una broma de mal gusto, creada por aquel niño, mas no fue así, el semblante no dictaba nada de eso, con el dolor en su corazón y la agonía en su pecho, no pudo sentirse más humillada, derramando lágrimas de aquellos ojos azules, se dejó caer al suelo, entregando su libertad.

— Y bien — el de cabellos plateados se cruzaba de brazos.

— ... si... — respondió después de unos minutos, con el dolor impregnada en su ser, el miedo y la incertidumbre — seré tu juguete.

Desde ese día Kagome Higurashi se había convertido no solo en la propiedad de Sesshomaru Taisho, el único hijo de la familia, si no también, en una posición exclusivamente de él, para bien o para mal, la difícil vida comenzaba, algo que en los años transcurridos jamás cambio, tanto que la relación de ambos, estaba basada en algo más que unos simples amigos de juegos.

Era mucho más oscuro.

Esa tarde, el habiente era bastante húmedo, el cielo se mantenía despejado, la hermosa joven de cabellera negra caminaba por aquellos hermosos jardines de la mansión Taisho, aun portaba un hermoso uniforme escolar en tonalidades de un rojo intenso, el saco era liso, mostrando un hermoso moño en su cuello, su falda era a cuadros, la paleta de colores iba desde los más claros a los más fuerte. Su delicado cuerpo se movía un poco sospechoso, abrazando una bolsa de papel que tenía entre sus brazos, su rostro se denotaba preocupado, sus mejillas encendidas en color carmín. Entro a la residencia.

El joven de cabellera plateada miraba a la recién llegada desde el segundo piso, vistiendo unos pantalones blancos y una playera de manga larga en color negro, se recargo con elegancia en la orilla de donde iniciaban las escaleras, observo fijamente a la recién llegada.

— Kagome ¿Qué te ha llevado tanto tiempo? — su fuerte voz asusto a la joven que lo miro desde abajo.

— Se... Sesshomaru.

— ¿lo has comprado? — sonrió de una manera tan peligrosa, que, si alguna chica más lo mirase, pensaría que será perfecto.

— ...si — la de ojos azules bajo la mirada, sintiendo la vergüenza recorrerle por todo el rostro.

— Debe ser vergonzoso llevar el uniforme escolar en ese tipo de tienda — menciono con diversión el de ojos dorados.

— ...nm... eres muy malo — su rostro comenzó a ponerse aún más rojo — normalmente volvemos juntos, es solo cuando me pides este tipo de cosas que yo...

— Lo siento — la voz sonaba tan falsa, lentamente se fue acercando, colocando su brazo en la estrecha cintura de la contraria — iremos juntos la próxima vez.

— Un estremecimiento ocasiono que la joven Higurashi temblara ante el toque — yo... yo no lo decía en ese sentido...

— Está bien ... ven a mi habitación.

En esos años todo el panorama había cambiado, tanto que las circunstancias se volvían cada vez más retorcidas con forme pasaban el tiempo a su lado, la inocencia era una parte fundamental de lo que un niño o niña llega a poseer, ¿en qué momento eso cambia?, los factores que transmiten deben ser llenos de esperanza, poder comprender y respetar a las personas de tu alrededor, pero, un simple cambio de ideas por parte del respetar es suficiente para cambiarlo todo, al final es solo la esencia de cada persona, el mal que puede llegar a desarrollar más que el bien, la felicidad convertida en tristeza, y todos los sentimientos transformados en algo negativo.

Así eran ellos dos, como la luna y las estrellas, la relación de Kagome y Sesshomaru era totalmente retorcida, aunque convivieran y estuviesen todo el tiempo juntos, la diferencia era, como el juego era jugado.

No pudo sentirse más nerviosa, camino con él, por aquellos pasillos hasta las habitaciones finales, donde sabia, estaba la de su compañero, con paso lento accedió, observando cómo el contrario se sentaba en un sofá, su cabellera larga caía a los costados de donde se reposaban los brazos.

— Desnúdate — menciono de una manera tan neutral.

— ¿Qué? — el sonrojo se intensifico, así como el nerviosismo.

— ¿Por qué estas avergonzada?

— Yo... aún tengo otras cosas que hacer — dejo la bolsa de papel en la chimenea que adornaba aquella enorme habitación — dejare esto aquí.

— Da igual, desnúdate— la mirada afilada no dejaba de seguir el cuerpo de la de cabellos negros — ¿quieres que tu uniforme sea rasgado de nuevo?

El cuerpo de la chica se paró en seco, no quería que aquello pasara de nuevo, con aquellas manos temblorosas, se colocó en medio de aquella habitación, llevando estas hasta donde iniciaba su saco, comenzando a desabrochar los botones lentamente, ante la estructural mirada del joven, quien, se mantenía observándola fijamente, detallando cada parte de aquel hermoso cuerpo, cada movimiento que hacía, cada sutil acto, podía saberlo. Se levantó de su cómodo sofá, llegando hasta la chica, tomo una de sus manos, apretando fuertemente su muñeca.

— Sesshomaru...

— Olvídalo — la atrajo hacia su cuerpo, sujetando firmemente su delgada cintura — te desnudaré yo.

En un movimiento desesperado, la boca de Sesshomaru se hacía con la de kagome, succionando aquellos carnosos labios, sintiendo en como temblaba, aun así, no dejo de besarla, retirándole aquella gruesa prenda, de un rápido y certero movimiento. Sin esperar, sus habilidosas manos, desabrochaban la falda, la cual, cayó al suelo.

— Se...

— Saca más la lengua — tomo la barbilla de la contraria — quiero enredarla con la mía.

Volvió a succionar, esta vez entrelazando la lengua con la de la contraria, degustando ese sabor tan dulce para él, ante las circunstancias, arrojo a la joven al sofá, subiéndose sobre ella, comenzó a tocar su intimidad, apretando esta sin contemplación. Algo que hizo a kagome reaccionar rápidamente, apretando sus piernas.

— Ábrelas — ordeno.

— ... no.... Para...

— eres demasiado terca, entre más te resistas, más dolerá, — retirando la camisa blanca, apretó uno de los rozados pezones de manera fuerte — hasta tu cuerpo sabe eso — la observo con aquel perfecto rostro.

Los ojos azules miraron los dorados, parpadeo solo un poco antes de sentirse sofocada por la situación, al ver como su cuerpo reaccionaba con los toques de Sesshomaru, sabía dónde y cómo, para ella era algo tan bochornoso, tener que servir de esa manera a alguien, que, por si fuera poco, era un año menor que ella, lentamente abrió las piernas, dejando ver aquella intimidad a la perfección, de un color rosado, aterciopelado y suave.

— No me veas así...

— Sonrió solo un poco — te vez disgustada, pero te has excitado tanto con un simple beso — paso el dedo índice entre los labios, mirando como el líquido se quedaba entre ellos

— ¡AH! — no puedo evitar temblar con ese simple roce — no Sesshomaru, ¡basta! ¡no!

Coloco ambas manos en aquella intimidad, abriendo con los pulgares aquellos rosados labios, llevo su boca hasta estos, comenzó a lamerla, degustando su contorno con delicadeza, mordiendo solo un poco, para después introducir la lengua, comenzó a moverla de un lado a otro, tocando y probando aquellas paredes. simulando penetraciones.

— Sabes deliciosa.

— Po...r que... — arqueo la espalda, llevando la mano a aquellos cabellos plateados, tratando de retirar al joven de su cuerpo — ¿¡por qué estás haciendo esto...!? Tu y yo no... somos nada.

— Los colmillos del chico mordían con algo de fuerza la intimidad de la contraria — preguntando eso de nuevo, lo hago porque tengo ganas de hacerlo.

— ¡AH! — se llevó la mano a la boca al sentir el dolor de aquella mordida — no hagas eso. — imploro.

— ¿no hacer qué? — de un solo movimiento, colocaba a la joven boca abajo.

— ¡ah! — no pudo evitar temblar violentamente, abrazando uno de los cojines que estaban cerca, aferrando sus manos a ella. — ¡para!

Sesshomaru continúo lamiendo, succionando y mordiendo, adentrándose a su labor, deleitándose con el sabor dulzón que destilaba de aquella pequeña entrada, pasando una vez más la lengua, se posiciono sobre el pequeño cuerpo, guiando su miembro ya despierto hasta la hinchada intimidad, la penetro sin avisarle.

Los ojos de la joven se desorbitaron, sintiendo como sus paredes se abrían y desgarraban violentamente, aun que Sesshomaru la preparase, siempre terminaba lastimándola.

La diferencia de estatura era demasiada, al igual que la complexión, Kagome apenas llegaba al metro cincuenta, mientras que el Taisho superaba los dos metros con diez, era mucho más fornido y pesado.

Comenzó a moverse de manera violenta, ocasionando que la de ojos azules enterrara su cara en la almohada, dejando rastros de lágrimas en ella, debido a la magnitud de la situación, sus gemidos eran cada vez más marcados.

Comenzó a sentirse usada, sin valor, dejada a su suerte, sabía que Sesshomaru la usaba cuando quería y como quería, a la hora que quería, llenándola de frustración con todo esto. No había nada más entre ellos, una relación, un pacto, nada, dejaba en claro con aquellas acciones, que solo era su juguete.

— Arqueo la espalda ante una embestida que le nublo la vista, su cuerpo no dejaba de temblar, mucho menos de sentir como las penetraciones la partían por la mitad. — ¡ah! — sin que ella lo quisiera, el líquido comenzó a destilar desde su interior manchando entre sus piernas y parte del sillón

— ¿te has corrido solo por ser penetrada? — le tomo la barbilla — Kagome, eres una pervertida. — paso su lengua por la mejilla húmeda y caliente de la contraria — además tenemos que usar ese juégate erótico que compraste antes.

La mirada de la de cabellos negros estaba fuera de sí, su mente abrumada y su cuerpo no reaccionaba como ella le ordenaba, siendo presa nuevamente de los besos y los agresivos toques del contrario, sintiendo como su cuerpo nuevamente iba a ser usado, sin contemplación, sin amor, sin nada más que deseo.

Después de estar toda la tarde en la habitación de Sesshomaru, la joven Higurashi se dirigía al suyo, estaba demasiado atrasada en los deberes, mirando su saco, los botones arrancados y uno que otra parte descocida, sintiéndose agobiada, más en estas ocasiones y la manera de ser de su amigo de infancia.

Y es que por fuera siempre era tranquilo y serio, el aura de un príncipe, aunque la realidad era otra, era cruel, despiadado, y con una actitud bastante oscura, podría decirse que abstrusa.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos, dando las gracias mentalmente hacia las otras piezas de su uniforme que no sufrieron daño. Sin querer, tropezaba con una de las mucamas de la mansión, tirando todo lo que llevaba en una caja de cartón, de ella, miles de juguetes se esparcieron por el suelo, desde figuras de acción, autos, muñecos y un sinfín de objetos más.

— ¡Lo siento!, estaba soñando despierta — se disculpó con la mujer.

— Está bien Kagome — sonrió, volviendo a guardar todo en la caja. — también tengo la culpa, no preste atención.

— Esto — la de ojos azules se sorprendió al tomar un auto de policía con el que solía jugar con el de cabellos plateados.

— Oh, son los viejos juguetes del amo Sesshomaru, están rotos y se ha cansado de ellos. Encuentre la caja hace unos días. Estaba a punto de deshacerme de ellos.

Ante lo que la mujer comento, un malestar le invadió rápidamente, desde el estómago hasta la cabeza, no podía creer que aquello le afectara de esa manera. Ver tantos objetos, que, en su tiempo fueron de mucho valor, ahora, apiladas en aquellas cajas, olvidadas y pronto desechados.

— ¿los vas a tirar?

— Si, ya no los necesitamos, si los guardamos estorbaran.

— Sonrió muy a su pesar — si claro, los niños acaban cansándose de sus juguetes, es considerado una carga tenerlos.

La sonrisa se fue desvaneciendo lentamente, sintiendo nuevamente ese nudo, ese que por muchos años se mantenía donde mismo, sabia, que cuando menos lo esperara, seria abandonada por Sesshomaru, de la misma manera que aquella pila de cacharros, eso era lo que siempre le había recalcado desde que eran unos niños.

Para estas alturas, ya tenía diez y siente años, pronto serían mayores de edad, ¿Cómo podía ser manipulada por alguien que era menor que ella?, pero, pese a todo, sabía que el chico en el futuro se comprometería con alguien, a la cual le rendiría devoción por siempre, y ella, seria desechada para siempre, sin poder evitarlo, sus rodillas tocaron el suelo, sintiendo como las lágrimas recorrían sus ojos, una tras otra, sin querer detenerse.

— ¿Kagome estas bien? — la sirvienta miraba esto sorprendida.

— No... no es nada, estoy bien, solo es un poco de nostalgia "llorar ahora por algo así... soy como un juguete que ya está medio roto"

No supo por qué, pero toda esa tarde se la paso pensando en aquello, sabía que había llegado a ese lugar para trabajar, para ayudar a su familia, ¿Por qué ahora estaba tan triste?, se acomodó en las cobijas, dejando que su cabellera negra, se esparciera por toda la almohada.

— ¿Qué es lo que pasa? Enfermándote tan de repente — no supo en que momento Sesshomaru se había metido a su habitación, ni como abrió la puerta. Lentamente el joven se posicionó a un lado de la cama, sus ojos dorados miraban fijamente a la chica — lo siento, te he llevado más allá de tu limite hoy.

— No...

— Te has corrido seis veces, aunque yo solo lo hice tres veces. —recargo su rostro en el brazo, en ningún momento aquella mirada dorada se apartaba de la presencia de la chica.

— Sesshomaru, no... no tienes por qué disculparte, si piensas que no has hecho nada malo — las mejillas le comenzaron a arder.

— Pero, me dijeron que te habías enfermado.

— Sí, pero no es tu culpa... no deberías de pedir disculpas a alguien como yo... solo soy... un juguete. — se mordió la boca.

— .... ¿juguete? — se cruzó de brazos, alzando una ceja.

— ¿No lo dijiste tú mismo?, ¡por favor, no me digas que lo has olvidado!

— ¡hmp!

— ¡eso fue lo que me dijiste la primera vez que nos conocimos!

— Kagome ... ahora que lo mencionas — la tomo de los hombros, dejándola caer en la cama — parece que entiendes muy bien tu posición.

— ¡Ya déjame en paz! — le retiro las manos — de igual manera solo viniste a ver cómo está tu juégate ¿no?, ya puedes irte. — se tapaba con las sábanas, colocándose de lado.

— Ante la reaccione la chica, Sesshomaru sonrió sin ser visto por la Higurashi, — eso es cierto — lentamente se acercó, retirando el pijama un poco de su cuello, paso la lengua por esta zona — no olvides que serás mi juguete de por vida.

El sonrojo no puedo pasar desapercibido por el Taisho, ni mucho menos en como el cuerpo de la chica comenzó a temblar sutilmente con ese acto, lo miro de reojo con aquella expresión llena de confusión. Algo que le pareció fascinante al de cabellos plateados.

— Quiero dormir.

— Hmm... lo quiero hacer otra vez.

— ¿!huh!?, espera, espera, no me encuentro bien.

— Deja de actuar, se te ve en la cara que estas fingiendo

Continuara....

incluso puedo convertirme en un demonio, por ti bebe...

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Subiendo el primer capítulo, como les mencione no es una historia muy larga, pero es mi regalo de navidad para ustedes, espero poder subir el segundo capítulo el lunes o la siguiente semana, las quiero mucho, y recuerden que les deseo lo mejor, feliz navidad y próspero año nuevo a todas y cada una de las que sigue apoyando mis fics, deja sus hermosos comentarios y aun que ando con mucho trabajo, compromisos y cosas de adulto, aquí seguimos mis hermosas. 

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