Capítulo 3 Juguete, mi pequeño tesoro.
+Historia corta versión SESSHOME.
+Contenido +20
+Esta historia tiene muchos matices, se recomienda discreción.
+Arte creado por Sagita D
+Portada creada por la pagina Es Sesshome
+Contenido violento, palabras fuertes y escenas igual de fuertes.
+Historia terminada
+ palabras en comillas "" son pensamientos.
Capítulo 3
Juguete, mi pequeño tesoro.
Yo creo en ti, solo en ti, ¿Dónde está mi paraíso? acaso ¿mi destino me odia?, mi sangre se congela, sin ti, no puedo respirar, ¡estoy harta!, en mis malo sueños, por ti bebe, por favor, ¡despiértame! Tu eres "mi pesada cadena estrellada" incluso puedo convertirme en un Demonio, por ti bebe, obtuve la manzana que deseaba, pero no funciono, tal vez no te volveré a ver.
[.]
Los ojos de aquella niña no dejaban de ver con terror aquel árbol, estaba sola en aquel basto jardín, el viento mecía sutilmente las ramas, así como su hermoso vestido de color blanco y flores rosas, parpadeo un par de veces, tratando de tranquilizarse, pero no podía. Su vista bajo, hasta encontrarse con el control remoto que tenía entre sus manos, comenzó a apretar los botones y mover las palancas, oyéndose a lo lejos como el motor de una avioneta de juguete se escuchaba, volvió la vista hacia al principio, mirando el juguete atrapado entre las ramas de los árboles. Enredándose cada vez más.
— ¡No puede ser! — movió el pequeño control — solo quería sacarlo por un momento. Sesshomaru lo había hecho volar magníficamente esta mañana, porque yo no puedo hacerlo.... El, se enojará conmigo. — tembló.
Dejando el artefacto en el suelo, y decidida se acercó al tronco, solo para comenzar a escalarlo, hasta llegar a una de las gruesas ramas, se aferró fuertemente. tratando por todos los medios de alcanzar el aeroplano.
— Sesshomaru que en ese momento caminaba por los silenciosos pasillos, instintivamente volteaba a ver a la ventana — ¡Kagome! — el infante, miro desde lejos donde estaba la niña, pareciéndole realmente extraño. — ¿Qué hace?
— No... puedo alcanzarlo — estiro el brazo, tocando solo un poco con la punta de los dedos.
— Al percatarse de lo que trataba de hacer, no pudo reaccionar de otra forma, salió corriendo rumbo al enorme árbol de cerezos mirando con preocupación a la de cabellos negros — ¡que tratas de hacer! — grito alterado.
Al querer acercarse, su pequeño pie había resbalado, al igual que la mano, esta se separaba del tronco en donde estaba aferrada, sintiendo como su cuerpo se estremecía por la gravedad, haciéndola caer, el semblante de Sesshomaru cambio totalmente, aquella mirada afilada ahora estaba horrorizada al ver aquella escena.
La niña caía sobre una altura considerable, la avioneta se había estrellado primero, kagome caía encima de esta, haciendo pedazos una de las alas. Solo experimento el terror de la caída y el golpe de su espalda contra el suelo.
— ¡KAGOME!
— ¡uuuaaa!, ¡duele! — cerro los ojos fuertemente, una vez que se vio entre el pasto, volteando a ver el juguete — el aeroplano... está roto... yo... ¡lo siento mucho Sesshomaru! — se incorporó adolorida, mirando desde abajo aquella expresión.
Nunca antes había visto aquella mirada de desesperación en el rostro del Taisho, sus ojos dorados estaban llenos de miedo, su boca temblaba sutilmente, al igual que sus cejas negras, no pudo evitar apretar aquellos puños. Observo fijamente a Kagome, analizándola rápidamente con la mirada.
— Ka...
— Lo siento, dije que lo sentía — al verle aquellas muecas, no pudo evitar sorprenderse y aterrarse al mismo tiempo — "el... ¡¿va a llorar por romperle su juguete?!
— ¡kagome!, no vuelvas a hacer este tipo de cosas ¡ENTENDISTE! — había perdido la compostura, gritándole a quien tenía a escasos centímetros de distancia.
— Si — cerro los ojos ante el grito — "como pensé que él iba a llorar" — lo siento. — una enrome tristeza comenzó a invadirla, tenía una sola cosa que hacer en aquella casa, una de ellas era trabajar para el joven amo, se sentía sumamente culpable de haberle roto aquel avión, era una niña bastante mala.
— ¿Te lastimaste en algún lado? — nuevamente aquella mirada vacía aparecía en el rostro de Sesshomaru.
— ¡ah! No, no creo.
— ¡hmp! — suspiro lentamente, para dirigir esa vista dorada a aquella azul — quítate la ropa.
— ¿Qué?
— Es normal que no sepas que estas lastimada, te ayudare a ver que no tengas heridas.
— ¡HE! — agito de manera frenética aquellos brazos — estoy bien, realmente no me paso nada... no tienes por qué... hacer eso.
— Se acercó lentamente, tomando uno de los brazos de la niña, apretando un poco — ¿no me escuchaste?
— No Sesshomaru ¡detente! — forcejeo ante el agarre. — no quiero desvestirme en un lugar así.
— Estamos rodeados de árboles y arbustos, nadie nos ve.
— ¡basta!
— Se acercó tanto que ambas narices rozaron sutilmente, la mirada nuevamente volvía a hacer tan fría como lo era siempre — ¡desnúdate!
Soltó a la de contraria, llevándose las manos al pecho, cruzo estas, observando como el sonrojo de Kagome se iba intensificando, quitándose lentamente aquel vestido de flores rosas, dejando todo a la vista. El de cabellos plateados observo atentamente, esperando a que su compañera de juegas dejara de sollozar por aquello.
— Quítate todo y acuéstate. — ordeno.
— No... yo no quiero hacer esto Sesshomaru — una ligera lagrima se asomaba en su ojo derecho.
— Haz lo que te digo.
Lentamente la infanta se recostó sobre aquel pasto, cerrando fuertemente los ojos ante la sensación en su espalda.
— Podemos ir a ver a un doctor.
— No, yo curare tus heridas — paso ligeramente la lengua por uno de los raspones que se había echo en el antebrazo. — mira tienes un rasguño de este lado — esta vez, acerco su boca, dando un ligero beso.
— Sesshomaru... no... hagas esto.
— Se separó de aquella piel, solo para subirse encima de ella, dejando su cara cerca de la contraria, una ligera sonrisa salía de aquellos labios — deberás trabajar muy duro de ahora en adelante ahora que rompiste mi aeroplano.
— "yo...soy igual que ese aeroplano, ambos somos juguetes de Sesshomaru" — las lágrimas se asomaban por aquella carita compungida, entre el pasto y los vestigios de aquel juguete que una vez surco los cielos. Siendo presa de las exigencias de aquel niño.
Si algún día nuestras manos puedan entrelazarse, podríamos cumplir aquellos sueños, abrir tu corazón y así estar juntos, aunque sea solo por un pequeño y hermoso momento.
Los jadeos se escuchaban cada vez más fuerte, al tiempo que las embestidas disminuían en aquella habitación, todo se detenía conforme el de cabellera plateada llegaba al orgasmo, llenando el interior de aquella joven completamente. Su semblante era apetecible ante la vista del Taisho, aquel hermoso cuerpo aperlado en sudor, esa piel aterciopelada siendo presa de los labios de Sesshomaru, dejando cardenales por toda la zona del cuello, y la zona de los pechos, aquellos que rebotaban ante la agitación de aquella respiración. Su mirada azul estaba perdida en ese momento por el deseo, nublada por aquellas lagrimas que caían por la comisura de sus ojos, tocando aquellos pómulos encendidos, Sesshomaru la contemplo con intensidad, cada parte de aquella joven era hermosa. Como fuera, simplemente para el, era todo.
Paso la mano ligeramente por aquellos labios color cereza, solo para sentarse a un lado de la cama.
— Lo siento, me excedí. — se comenzó a vestir.
— "ahora que crecimos, el que me trate como uno de sus juguetes, no ha cambiado para nada" — se colocó de lado, aun metida en aquel recuerdo del pasado.
— Pero, es tu culpa por hacerme enojar — se aliso el fleco hacia atrás, dejando su frente descubierta.
— ¡hmp! — las lágrimas seguían cayendo.
— Te lo preguntare otra vez. ¿Dónde te escabulliste hoy? — se acercó a la contraria. — estarías más dispuesta a hablar ahora ¿no?
— Cerro los ojos ante el acercamiento, solo queriendo evitar la pregunta — ...Nn...
Reuniendo su fuerza, se giró, trato de levantarse para huir de aquella habitación, mas no contaba con la habilidad del contario, quien en un rápido movimiento la tomaba de la muñeca, atrayéndola hacia si para tomarla por la cintura, acerándola a su cuerpo, la colocó sobre su regazo.
— ¿hiciste algo que no puedes decirme? — menciono con aquella profunda voz.
— ¡no!
— ¿Por qué demonios no me lo quieres decir?
— Sesshomaru — se comenzó a remover — hace unos momentos fuiste tú quien se disculpó... por ser tan rudo...
— Paso sus brazos por debajo de aquellos pechos, guiando su mano derecha hasta el cuello — al parecer tengo que hacer que tu cuerpo entienda claramente a quien le pertenece.
— Por.... Por favor, para...
Ante las acciones de la de cabellos negros, Sesshomaru no puedo controlar sus instintos, su lado pensante se hacía trisas cada vez que estaba cerca de Kagome, eso siempre había sido así, no podía simplemente controlarse, cada acción que la chica tenia, repercutía en su persona, sacaba lo peor de él. solo quería el control total de aquello, solo quería que lo mirara, a él y a nadie más.
En un rápido movimiento, coloco a la contraria sobre la cama, sus pechos rozaban con las sabanas de aquella desarreglada cama, abriéndola las piernas, arremetió contra ella, entrando de una sola estocada, sintiendo como aquellas paredes hinchadas rozaban frenéticamente contra su miembro, sacando un gruñido de exasperación del joven.
Sin hacer caso a los gemidos y suplicas de la Higurashi, comenzó a moverse sin contemplación alguna, tocando aquellos puntos que lograban llevarlo al paraíso, paso sus manos por aquella estrecha cintura, tomándola fuertemente con ambas manos, comenzó a moverse de adelante hacia atrás.
El llanto y las suplicas de kagome comenzaron a inundar aquella habitación, el solo movimiento ocasionaba en ella una desesperación, combinada con aquel extraño placer que le recorría las entrañas, provocándole un estremecimiento cada vez mayor, no quería perder el control, no podía hacerlo, al final de cuentas, si eso seguía así, no podría pasar de ser solo un simple capricho, un juguete para Sesshomaru toda la vida.
Las estocadas comenzaron a ser cada vez más violentas, su cuerpo comenzó a resentir cada una de las acciones del contrario, causándole esa oleada de placer que no podía evitar, menos, cuando su cuerpo experimentaba el primer orgasmo, gimiendo, arqueo la espalda, sintiendo sus piernas temblar.
Sesshomaru la sostuvo fuertemente, atrayéndola hacia sí, solo para sentir como la punta de su miembro tocaba el cérvix, y ante los constantes masajes, no pudo más que vaciarse una vez más en ella. Percatándose de como el pequeño cuerpo descansaba en su pecho.
Colocándola a un lado de él, la abrazo fuertemente, quedándose dormido también después de unos minutos.
Kagome se despertó abruptamente, abriendo aquellos ojos en la oscuridad de la noche, analizando aquella situación, se llevó la mano a la frente. Con mucho cuidado se sentó en la cama, haciendo el menor ruido posible, no quería despertar al joven que dormía plácidamente a un lado de ella. Volteo a verlo; Sesshomaru se encontraba de medio lado su mejilla izquierda descansaba sobre su antebrazo.
Los ojos azules comenzaron a expresar una gran angustia, no podía decirle nada, de donde había ido ese día, sabía que los estribos del joven no se detendrían en solo una advertencia, sería algo aún más fuerte.
El colapso fue demasiado grave, solo por no ver a la chica cerca suyo, y aquello empero aún más cuando no le quiso decir a donde fue. Pensando en la situación que se le vendría más adelante.
Definitivamente todo lo mantendría en secreto, a estas alturas no podía decirle que había ido a presentar un examen para ingresar a una empresa terminado la preparatoria.
Sería su fin.
Flash back
La de cabellos negros se encontraba sentada en la sala del profesorado, su vista estaba fija hacia el hombre de lentes, que en ese momento veía el papeleo y comenzaba a entablar la conversación son su joven estudiante.
— Kagome, ¿ya lo pensaste bien?
— Sí, no se preocupe, es mi decisión.
— Pero, ¿no seguirás estudiando?
— No puedo asistir a la universidad de Tokio.
— Sabes perfectamente que la familia Taisho ya te había recomendando para dicha universidad, ellos aun quieren ver por ti.
— Lo se profesor — bajo la mirada — pero no es mi intención preocuparlos, sabemos que esa universidad tiene una alta demanda, y que no fui recomendada por mis notas, aparte de que... es muy difícil entrar por tus propios medios.
— Tu eres una alumna brillante, sé que, si tú decides estudiar, tendrás un futuro brillante.
— Profesor, quiero conseguir un trabajo luego que me gradué, así al conseguir empleo, podre mantenerme por mi misma.
— Pero... tú ya trabajas para la familia Taisho.
— Lo sé — sonrió — sé que dejare el trabajo con la familia que me acogió, pero... es por un motivo personal. Así que, deje que yo me encargue.
Fin del flash back.
Los ojos azules miraban un punto fijo en aquella habitación, pensando en su futuro, siendo consciente de lo difícil que seria, pero tenía que hacerlo o de otra manera seguirá sintiéndose como el juégate de Sesshomaru, encerrado en aquella caja, una que quería dejar a como diera lugar.
Sesshomaru abrió uno de sus ojos, sintiendo como la joven se removía a sus espaldas, sin pesan en nada más, pero algo estaba más que sospechoso, sin contar con la actitud de la de cabellos negros.
Después de unos días, donde las preguntas y los acosos de Sesshomaru secaron, la de cabellos negros pudo relajarse, caminaba por los pasillos rumbo a la cocina cuando una de las mucamas la detenía.
— Señorita Kagome... tienes una carta.
— Para mí — la tomo entre sus manos, mirando que no se encontraba remitente o alguna dirección en ella, hasta que miro el sello, percatándose que había sido de la compañía donde tomo aquel examen. Al darle la vuelta se le hizo raro que el sobre estuviese abierto — "de seguro no lo cerraron correctamente"
Comenzó a leer aquella hoja, su semblante fue cambiando lentamente, pasando de la sorpresa a una expresión de felicidad, al final de aquellas líneas, le anunciaban que había pasado satisfactoriamente, ahora seguía la entrevista, y de inmediato podría ser empleada de aquella empresa.
No cabía en su emoción, el corazón le comenzó a latir tan fuerte que las mejillas se le tiñeron de color carmín, sabía que las entrevistas eran difíciles y que sus estudios no le darían más que un sueldo mínimo, aun así, daría su mayor esfuerzo para poder ascender y ayudar a su familia.
Con esta motivación, siguió caminando, ocultando aquel papel de la vista de Sesshomaru, no quería que se enterara.
El cuerpo del joven se recargo en la pared una vez que miro como actuaba la de cabellos negros, solo pudo observarla, sin tener conocimiento de las reacciones que obligaban a la chica a comportarse de una manera tan rara y misteriosa.
Kagome tomo con cuidado todo el asunto de la empresa, tratando de comportarse lo más normal posible frente a Sesshomaru, esa mañana se levantaba sumamente temprano, acomodos su negro cabello, dejando aquellos risos libres, solo colocando una diadema en la cabeza, plancho su uniforme dejándolo impecable, al colocarse la camisa y anudarse el moño comenzó a trazar su plan:
La entrevista comenzaba a las 11 a.m, tenía que llegar a la escuela, tomar la primera clase e irse a la segunda, saliendo por la puerta trasera, tomar uno de los autobuses que la dejaría en la central de trenes, tomar el expreso y así llegar con media hora antes de la entrevista.
Suspiro, sintiéndose un poco nerviosa, pensando que, tal vez debería de llevar otra vestimenta a ese lugar, pero ante la situación no tenía muchas opciones.
— Kagome, — Sesshomaru irrumpía los pensamientos de la chica, asomándose por la puerta — apúrate, vamos tarde.
— Sesshomaru — la de ojos azules se sorprendió al verlo, olvidándose por completo de la compostura, se giró para verse al espejo, acomodándose el moño del cuello — yo... lo siento. Me dormí y aun no estoy lista. Estaría mal que llegaras tarde, por eso, puedes ir primero.
— Arrojo el portafolio al suelo, dejándose caer en la cama — está bien, te esperare, no tengo clases las primeras horas.
— Ante este descubrimiento, se congelo, su plan seria aun mejor si Sesshomaru se fuera a la escuela sin ella — sabes... — se puso el saco — creo que no me siento bien hoy... pensaba en tomarme el día libre, y no... quiero ser un impedimento para tus estudios, por eso... puedes irte ya.
— Afilo la mirada — hump. — paso su mano por aquella melena plateada, levantándose fue hasta donde la otra estaba, apoyando sus manos en los pequeños hombros — entonces debes de tomarte el día.
— Si — contesto con nerviosismo en su voz, mirando aquella expresión a través del espejo. — "eso estuvo cerca, pero, me siento culpable por mentirle"
— Su mano retiraba uno de los rizos, para después acercar sus labios hasta su oído — me quedare contigo y cuidare de ti. — susurro.
— Aquellas palabras le causaron un escalofrió, volteando a verlo abrió ligeramente aquellos labios — ¡...no!, no es necesario, ¡estaré bien sola!
— No — sonrió de medio lado, dejando ver aquella mirada anarquista y esa mueca de superioridad en aquellos labios — ¿Cómo podre poner atención en clases, cuando sé que no te sientes bien?
— Aquella expresión, no solo le hizo temblar, también era una clara advertencia — sabes que tienes razón, mejor nos vamos, no... quiero que te sientas mal por mi culpa, creo que iré a clases después de todo — comenzó a guardar los libros en su maletín — "creo que seguiré el plan original"
— Deberías de tomarte el día. No necesitas esforzarte. — no quito en ningún momento aquella sonrisa prepotente, acercándose nuevamente a la joven, la acostó en aquella cama — descansa y duerme un poco.
— Se... Sesshomaru — cerro los ojos al verse entre aquellas cobijas, observando el rostro del menor.
— Es muy molesto dormir con el uniforme — abrió aquellos botones, rompiéndolos en el proceso
— ¡espera! ¿Qué haces?
— No puedes descansar bien — jalo un poco dejando al descubierto, aquellos hombros.
— ¡Ya te dije que me siento mejor Sesshomaru! — se intentó zafar de aquel agarre siéndole imposible, la manera de ser del Taisho tenía una doble intención.
— ¿Dónde te duele?, déjame revisarte — acerco el rostro, dejando que su aliento chocara contra los labios contrarios, cambiando rápidamente aquellas facciones por una mirada seductora y unos ojos ardientes, rayando en lo hipnótico.
— ¡¿he?! — la chica se quedó por unos segundos segada por aquellos ojos dorados, sin poder evitarlo su sonrojo, salió a flote, dejándose llevar por aquellas sensaciones.
Sin darse cuenta, las manos de Sesshomaru viajaron por su diminuta cintura, hasta llegar a uno de sus pechos, apretándolo de una forma firme, masajeando descaradamente, para apretar el pezón en el proceso, dejándolo rojo de inmediato
— Te vez muy mal — susurro llevando la boca hasta aquel indefenso cuello, paso la lengua por la zona para succionar de forma pausada.
— No Sesshomaru, no hay necesidad de hacer esto, para... — cerro los ojos al sentir como sus bragas eran bajadas descaradamente por sus piernas, como la mano regresaba, recorriendo su piel lentamente para colarse por debajo de su falda, hasta su pequeña intimidad.
— ¿aquí? — introducía lentamente los dedos — ¿o aquí? Ah, ya se, ¿justo aquí?, esta tan caliente y suave — los dígitos ahora escudriñaban el interior de aquella intimidad, percibiendo el calor y humedad que lentamente se iba apoderando de su entrepierna.
— ¡ah! Por favor Sesshomaru... ah. — arqueo la espalda ante la intromisión, sintiendo los espasmos cada vez que los dígitos tocaban puntos sensibles que la hacían temblar, miro el reloj percatándose de que aún eran las nueve de la mañana, no podía perder aquella oportunidad, mordiéndose el labio cerro los ojos — yo... tengo que hacer algo importante hoy — soltó como única forma de poder salvarse. — por eso... por eso...
— El de cabellos plateados, mordió ligeramente la nuca, escuchando atentamente aquellas suplicas — ¿es así? — retiro los dedos para llevárselos a la boca, degustando aquel sabor tan dulce de la chica — bien, como desees.
— ¡huh! ¿enserio? — se dio la vuelta, mirando fijamente al contario.
— Pero, — volvió a sonreír de medio lado — tendrás que satisfacerme primero — se desanudo la corbata. — lámelo.
La impresión no cabía en aquella mirada azul, menos cuando el Taisho se comenzó a retirar toda la ropa, dejando aquel atlético cuerpo a la vista, obligando a la joven a deshacerse de todas sus prendas, las cuales, quedaron en el suelo, desordenadas.
La joven Higurashi se arrodillo, quedando entre las piernas del contario, para llevar sus pequeños labios a la punta de aquel miembro, abriendo la boca comenzó a succionar, llevando después sus manos hasta la base, donde comenzó a engullirlo de manera lenta, sintiendo como aquello abría su boca y parte de su garganta, sentía como se movía, y, aun así, pese a todo, comenzó a succionar una y otra vez.
Sesshomaru cerró los ojos, dejándose llevar por los espasmos que comenzaban a producirse por todo su cuerpo, no solo por las sensaciones, también por ver a kagome realizando aquel acto, aquella hermosa joven, de enormes ojos azules, le provocaba tantas cosas, entre ellas, tenerla de esta manera, poseerla de tantas formas posibles, llevando la morbosidad hasta límites insospechados. Tomo su cabeza para acelerar cada vez más las penetraciones, sintiendo aquella cavidad oral tan húmeda y apretada, que, ante el temblar de la chica, dejo escapar toda su esencia en ella.
— ¡hmmm!
— Tómatelo todo kagome, hasta la última gota — un gruñido exasperado salió de aquellos labios, mirando fijamente el semblante de la chica.
— Nn... ¡hgnm! — tomando la base de aquel miembro, no tuvo opción, sintió toda aquella espesura en su boca, y sin tener más remedio trago todo el contendió, sintiendo sus mejillas arder y sus ojos vidriosos, debido a las lágrimas que surcaban sus mejillas. — se... Sesshomaru... — Abrió la boca — ya... me lo tome — pronuncio con dificultad — ya... termine.
— Aquella vista no hizo más que encender nuevamente al joven, quien llevo lentamente su mano a la mejilla de la contraria — no juegues kagome ¿Cómo puedo estar satisfecho solo con esto? — introdujo suavemente el pulgar en la boca de la chica, sintiéndose aún más ansioso al tenerla de esa manera. — tu boca no está mal, pero si no me vengo dentro tuyo una y otra vez, no estaré completamente satisfecho.
Comenzó a acariciar aquella lengua con el dedo, sonriendo ante la sola idea de tenerla gimiendo y llorando, penetrándola de manera intensa y profunda, sabía que el orgasmo vendría una y otra vez, al observar aquellos orbes azules, y esa expresión de inocencia, no pudo más. Acerco sus labios, besando a la joven de una manera profunda y hambrienta, succionado un poco de la esencia que aún quedaba en la comisura de su boca, probándose a sí mismo, abrazándola por la cintura firmemente, la recostó en el filo de la cama.
Sin separar aquellas bocas, guio su miembro hasta la lubricada entrada, arremetiendo contra la contraria de una manera firme y precisa, sintiendo como aquellas paredes se abrían y cerraban sobre su miembro de una manera tan deliciosa y placentera que por poco y lo hacen emitir un gruñido de placer, solo mordió los labios fuertemente en cuanto comenzó a moverse.
La joven se aferró a las sabanas, apretando estas cada vez que la embestida tomaba fuerza, sintiéndose nuevamente perdida entre los brazos de Sesshomaru, No podía con aquello, ante cada movimiento su cuerpo reaccionaba de una manera que no podía controlar, el calor del momento combinado con las caricias estimulantes que poco a poco se volvían un profundo goce.
Soltó jadeos marcados, espasmos involuntarios, su cuerpo se entregaba a aquellas acciones cargadas de éxtasis, su mente quedaba en blanco, adentrándose en esas intensas sensaciones que la llevaban a orgasmos involuntarios.
Un simple juguete.
Su cuerpo nuevamente se amoldaba a la perfección con la piel del de cabellos plateados, el roce cada vez se iba volviendo ardiente, intenso y con ello la decadencia de aquellos cuerpos danzando en estímulos de deleite.
Un simple juego, disfrutado por uno.
— Terminaba por llenar el interior de la chica por segunda vez en ese tiempo — es suficiente por hoy — se deslizo hacia afuera, dejando aquella intimidad hinchada, destilando aquel semen que decencia por sus paredes internas hasta llegar a las sabanas.
— Volteo a ver el reloj, percatándose de que eran las 11:15 de la mañana, cerró los ojos — ...Nnn... — trato de estabilizar su respiración.
— Ya son más de las once, ya es tarde para la entrevista Kagome — la miro desde la orilla de la cama, colocándose los pantalones.
— Abrió los ojos abruptamente, dejándose ver el asombro en ellos — Se... Sesshomaru ¡lo sabias! — se levantó solo un poco.
— No lo intentes otra vez — no respondió ninguna acusación, camino hasta la puerta, dando una última advertencia con aquella mirada afilada — Kagome.
El asombro fue tal que el escalofrió le recorrió rápidamente por todo el cuerpo, no podía creer que Sesshomaru lo supiera todo el tiempo, cada movimiento que hizo, trato de ser lo más precavida, y, aun así, nada funciono. Se llevó la mano a la boca, no podía creer todo aquello, tanta maldad en alguien como él. Trato de no llorar, pero, las gotas se desplazaban por aquellas enrojecidas mejillas. No podía más con todo eso, era suficiente.
Era todo.
Empaco lo necesario, llevándose un abrigo y sus cosas personales, dejando aquellos atuendos caros y accesorios de diseñador, solo para despedirse de aquella habitación, de aquella casa y sobre todo de Sesshomaru.
Cerro la puerta tras de sí, dándose la vuelta se topó con el de cabellos plateados, quien, secaba su larga cabellera con una toalla, ambos se miraron de frente, la joven solo desvió la mirada, pero el Taisho, solo achico los ojos acercándose.
— ¿A dónde vas?
— Me voy a casa — apretó una de las bolsas que llevaba en sus manos — la fábrica de papá volvió a funcionar, quiero renunciar...
— No, — su semblante cambio a uno lleno de seriedad — no lo permitiré. — se acercó lentamente, acorralando a la contraria.
— Sesshomaru ¡no!
— Maldita sea ¡regresa a tu cuarto! — la tomo del brazo.
— ¡Renunciare quieras o no!, no necesito el dinero, solo, por favor déjame ir — forcejeo ante la sujeción, tratando de liberarse.
— Que no lo entiendes, tú me perteneces — golpeo la pared.
— Por favor déjame ir — ante el golpe, cerró los ojos, sintiendo una desesperación — ¡YA NO QUIERO ESTAR CONTIGO SESSHOMARU!
El silencio se hizo en el pasillo, así como los movimientos y los jalones, la de cabellos negros abrió los ojos, mirando hacia arriba, observo el semblante oscuro y sepulcral del Taisho, estaba furioso por aquello. Paso saliva pesadamente, abriendo después ligeramente aquellos labios.
— ... hmp
— Lo ... lo siento
— Apretó la mandíbula — lo que sea — paso por un lado de la chica.
— "lo que sea" — hizo una ligera reverencia — a... adiós "seguro él puede ser negligente conmigo... no soy nada más que un juguete para el... pero"
No miro atrás, tomo sus cosas solo para salir corriendo, mirando las escaleras, bajo estas sin detenerse, no podía hacerlo, su corazón comenzó a acelerarse, ¿acaso era el sonido de la libertad?, si así era ¿Por qué se sentía de esta manera tan miserable?
Tomo el taxi, para alejarse de aquella enorme mansión, de su gente y sobre todo de Sesshomaru.
Después de unos minutos, llegaba a su antiguo distrito, observando las casas y autos, divisando la suya al final de la calle; aquella construcción era de dos pisos, bastante desgastada y algo vieja, la parte de arriba estaba sujetada por dos laminas en cada extremo, divisándose el letrero de madera con el nombre del negocio de su padre. En la parte de abajo estaba una puerta algo grande y una más pequeña.
La de cabellos negros bajo con sus partencias, tocando el vidrio, fue recibida por su madre, quien en ese momento había terminado de preparar la cena.
— ¡Kagome! — la mujer de hermosa sonrisa, abrazaba a su hija.
— Estoy en casa — sonrió apenada — perdona por llegar tan de repente ¿te sorprendí? — entregaba una bolsa de papel.
— No necesitas ser tan formal — Naomi le devolvió el gesto, adentrándola al comedor.
Todos estaban sentados alrededor de aquella mesa de madera, la joven recordó aquel tiempo cuando era aún más pequeña, estar en aquella casa le traía tantos recueros, una vida que se perdió por completo al tener que salir a trabajar y ayudar a sus padres.
— Papá ¡ya volví! ¿Cómo están todos? — saludo abrazando a cada uno de sus hermanos.
— ¡Bienvenida a casa! — el hombre se levantó de la mesa para recibir a su hija.
— ¡Hermana! — Sota se abalanzaba a la chica, abrazándola.
— ¿quieres cenar? — Naomi colocaba un plato extra.
— Estoy algo cansada — miro la euforia de los niños, que seguían como si nada, viviendo felices y sin problema alguno, ante esto, no se enfadó, sabía que su familia no se preocupaba por ella. — es algo temprano, pero creo que me iré a dormir ahora.
— Entonces si vas a dormir prepararemos la cama de invitados. — la mujer le indico a una de las niñas que fuera por ella — está en el armario.
— "la cama de invitados" — parpadeo ante lo que su madre decía.
Después de seguir a la pequeña, acomodo las mantas y el futón en el suelo, mirando alrededor, aquella litera, los uniformes listos y ordenados para la mañana, el librero con textos y cuadernos, el pequeño escritorio con aquella lámpara rosa. Sonrió al ver todo aquello, pero, aun así, se sintió como una extraña en aquel lugar, lentamente fue borrando aquella mueca de sus labios, y sin más se metía entre las cobijas, al cerrar los ojos la imagen de Sesshomaru se le vino a la mente, nunca antes había sentido aquello, sin él, la cama a pesar de ser pequeña, se sentía enorme, a diferencia de cuando el joven estaba con ella.
¿acaso había hecho lo correcto?
Con el pasar de los días, la joven Higurashi comenzó a ayudar a Menma con el trabajo, llevando las cuentas y los inventarios sobre las piezas para construcción, sintiendo un alivio enorme al no tener que explicar el por qué había salido huyendo de la mansión de los Taisho, ni que sucedió con la escuela o la universidad, por el momento podía vivir con aquello, pese a eso, el recuerdo de Sesshomaru no la dejaba tranquila, no hubo ni un minuto que su mente no recordara al joven, su rostro, su mirada, era todo tan difícil, y aun así, por mucho que lo intentara, su mente seguía pensando en él.
El hombre terminaba de hablar con uno de sus clientes, observando a su hija; la mirada desenfocada, aquella expresión de tristeza y, sobre todo, el desconsuelo, preocupándose por ella.
— Tomo una de las cajas para realizar el conteo — "¿porque estoy tan preocupada?, a estas alturas, sé que Sesshomaru logro obtener un nuevo juguete, ¡estoy segura!, es imposible para el abstenerse por muchos días — cerro los ojos — "soy una idiota ¿Por qué me siento tan mal de solo pensarlo"
Ante los miles de recuerdos que surcaban en ese momento su cabeza, diviso aquella expresión de enfado en el joven, ensombrecido, sorprendido, pero, sobre todo, lúgubre. Sintiendo que aquello lo había visto anteriormente. Al colocar la libreta a un lado, el recuerdo le llego repentinamente. Fue la misma expresión que había puesto aquella vez que cayó del árbol y había roto su aeroplano.
Abrió la boca, tratando de analizar las situaciones, percatándose que, a lo largo de su vivencia con él, arruino objetos sumamente costosos y más preciadas para el joven Taisho, mas nunca mostro ese tipo de expresión.
Abrió desmesuradamente los ojos, al darse cuenta que aquello no era enojo, era preocupación, una bastante notoria, en cuanto cayo del árbol. Sin querer un suspiro salió, sintiéndose importante para el joven en ese momento, sabía perfectamente que aquello no podía ser, a Sesshomaru no le importaba nada ni nadie más que el mismo.
Abrió el cuaderno, tomando el lápiz comenzó a escribir las cifras, deteniéndose lentamente, dudando de la frialdad de su compañero, ¿Qué si era verdad?, volvió a aquel día, en donde no se detuvo y salió de la casa, en ese momento, esa expresión fue la misma, ¿acaso se había molestado por lo que le dijo?, no quería estar con él.
— Kagome...
— "yo"
— Kagome...
— Papa...
— ¿sucede algo? — se acercó. — realmente nos sentimos mal por ti, haber tenido que trabajar tan duro por la familia desde que eras pequeña. Por eso puedes hacer lo que quieras desde ahora.
— No... papa... yo... — observo al hombre.
— Menma... ¡tenemos un problema — antes de que la de cabellos negros pudiera responder aquello, uno de los empleados de su padre entraba totalmente asustado. — todos nuestros clientes, se niegan a hacer negocios con nosotros.
— ¿Qué?... — dio un golpe en la mesa con las palmas de las manos — todos los clientes fueron inducidos por la familia Taisho, se supone que eran empresas confiables.
— ¿¡uh!? — kagome sintió como si un balde de agua fría le cayera en la cabeza. — "cómo es posible"
No se detuvo a pensar, su cuerpo se giró por sí solo, yendo por el pasillo de aquel almacén, diviso la enorme puerta de vidrio, detrás de ella un Mustang en color negro se encontraba estacionado, sintiendo el nudo en la garganta, salió. Llevándose una enorme sorpresa al ver quien estaba recargado en dicho auto.
— ¡Sesshomaru! — camino lentamente hasta estar a escasos milímetros del chico — ¿todo esto... es por ti?
— Si — se cruzó de brazos. — pero si hay algún favor que me quieras pedir, escuchare. — sonrió tenuemente.
— Con aquella hermosa mirada abatida, tomo al contrario de ambos brazos — yo... ¡te lo suplico!, todo fue mi culpa ¡no involucres a mi familia!
— Hum... entonces admites que te equivocaste... — la miro fijamente.
— Yo...
— No te preocupes, no les hare daño, hay muchos buenos negocios esperándolos luego.
— Gracias — soltó las prendas.
— Pero tienes que recordar, no importa cómo te sientas sobre esto, no importa lo que tenga que hacer, no tengo la mínima intención de dejarte ir. — le tomo ligeramente la mejilla — porque tú eres mi juguete ¿correcto?
— Sintió aquel toque, el dedo pulgar limpiando las lágrimas que salían de sus ojos — sí.
+Fin+
La comunicación aun es difícil
El manto de la noche y las estrellas del firmamento adornaban desde el cielo aquella enorme mansión, el ruido por aquellos silenciosos pasillos se rompía ante las pisadas que se daban, la luz era encendida repentinamente, dejando que esta se colara hasta una de las habitaciones.
— Hmm... — la joven de cabelleras negras se removía ante esto.
— Kagome — el joven pasaba por aquella puerta, bebiendo una lata de cerveza, recargándose introdujo su mano izquierda en el bolsillo.
— ¿Sesshomaru? — se tallo los ojos con el dorso de la mano — ¿Qué haces levantado tan tarde?
— Entro sin ser invitado, sentándose en el borde de la cama, aun con aquella lata en su mano derecha — yo solo quería tomar unos cuantos tragos contigo.
— ¿Qué?... Sesshomaru, estas... ¿ebrio? — lo miro fijamente — no beberé, no puedo manejar el alcohol, además soy menor de edad, igual que tu — acomodo las cobijas.
— Con una sonrisa seductora, el cabello plateado cayéndole enfrente, se acercó peligrosamente a la joven — quiero verla de nuevo. Esa apasionada e intensa mirada que tienes cuando estas ebria.
— Deja de bromear — el sonrojo apareció violentamente en cada mejilla al ver así al chico. — no. — alejo la bebida de su boca.
— Tomándola, la atrajo hacia el — ¡está bien!, solo bébela.
— ¡no quiero hacerlo!, no quiero hacer ese tipo de cosas embarazosas de nuevo — volteo su rostro.
— Cuando yo te digo que bebas, tu, bebes.
— ¡no!, ya he dicho que no quiero — sin evitarlo, y con un solo movimiento aquella lata cayó al suelo, derramando completamente aquel liquido.
Ambos se quedaron en silencio, mirando como aquella substancia café seguía derramándose, burbujeando al hacer contacto con las fibras de la alfombra. La respiración de la joven se fue acelerando, trato de apartar su cuerpo del de Sesshomaru, pero ante lo que paso minutos atrás, la tiro a la cama, arrancándole el pijama, ante los gritos y las suplicas que no fueron escuchadas, el Taisho siguió con su propósito en ese lugar.
Se retiró toda la ropa, colocando a la joven en la posición de tergo, se apoyó en sus extremidades con sus piernas ligeramente separadas, Sesshomaru se posicionaba encima de ella, penetrándola lentamente, dejándola sentir como aquella hombría abría lentamente aquellas paredes internas, haciéndola estremecer, al grado de gemir fuertemente cada vez que el joven sacaba su miembro.
No podía esperar más de aquello, después de volver a la mansión nada había cambiado, seguía siendo el juguete de Sesshomaru, y con ello el que usara su cuerpo cada día, aumento, tanto que se la vivían en la cama.
Las posiciones sexuales fueron cambiando constantemente, ahora el cuello de la de ojos azules era presa de la boca del contrario, el cual succiono y mordió a su antojo, arremetiendo cada vez más en aquel interior, sintiéndose en el paraíso mismo.
— Ahhh... ¡ah! ¡ah! — arqueo la espalda ante los movimientos, sintió el cabello plateado hacerle cosquillas en la piel, observando aquellos ojos dorados perdidos en el placer mismo.
— Kagome — susurro besándola sin contemplaciones, sin ataduras, sin nada más que las emociones que se agalopaban en aquel acto, corriéndose en aquel interior.
Las respiraciones de ambos eran aceleradas, sin poder evitarlo el brazo de Sesshomaru descanso sobre el cuerpo de kagome, atrayéndola más hacia sí. dejo sus labios cerca del oído, poco a poco el peso del Taisho se hizo sentir, algo que noto la de cabellos negros, solo volteo un poco a verlo, percatándose que estaba completamente dormido.
— "está demasiado pesado" — abrió ligeramente los labios, acomodando mejor aquel musculoso brazo.
— Ka... Kagome — comenzó a hablar entre sueños — me gustas... eres tan hermosa, Kagome.
— El sonrojo nuevamente se apodero de aquel rostro, no podía creer lo que estaba escuchando, el corazón se comenzó a acelerar cada vez más, tanto que parecía que se saldría de su pecho. — qué cosas dices. — susurro.
Se dio la vuelta, acurrucándose mejor en el pecho del contrario, ocultando su rostro, tratando de olvidar aquello, pero el que se lo haya dicho tan cerca y de esa manera la llenaba de nerviosismo, uno que no se fue hasta que se quedó completamente dormida.
Los ojos del joven Taisho se abrieron, sonriendo ligeramente, observo como la joven dormía plácidamente, retirándole con cuidado el mechón de cabello que cubría parte de aquel hermoso rostro.
— No digo cosas por decirlas, lo hago por una razón — tomando el pantalón que previamente dejo en aquella mesa de noche, saco una diminuta caja, de ella un hermoso anillo con una perla en color rosa. Delicadamente y con cuidado tomo la mano de la joven, acariciando cuidadosamente aquellos dígitos, deslizando la sortija en su dedo anular, contemplando esto solo unos segundos. Acerco sus labios, besando con cuidado la mano de la de cabellos negros — aun no lo sabes, pero dentro de poco serás mi esposa. — susurro.
Volvió a mirarla, abrazándola por la cintura, cerró los ojos, durmiendo por fin. Esperando que los sentimientos fueran recíprocos, después de que ambos estuvieron conviviendo desde niños, el lazo que habían formado era aún más fuerte que antes.
Para siempre, estarían juntos.
++Fin++
No importa si la manzana esta envenenada querido, mientras pueda recuperar esa dulce sonrisa
Gracias por acompañarme en esta pequeña aventura y por tener paciencia, pero cumplí en poner la historia completa, en estos días de verdad que no pude hacer mucho, debido a compromisos, navidad y demás, pero les deseo UN FELIZ AÑO 2024, y nos vemos en mis otras obras, muchas gracias por todo y les deseo lo mejor del mundo, por siempre suya.
Cha-matta-ne :3
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