Capitulo 2 Un juguete en una caja
+Historia corta versión SESSHOME.
+Contenido +20
+Esta historia tiene muchos matices, se recomienda discreción.
+Arte creado por Sagita D
+Portada creada por la pagina Es Sesshome
+Contenido violento, palabras fuertes y escenas igual de fuertes.
+ palabras en comillas "" son pensamientos.
Capitulo 2
Un juguete en una caja
Las sombras de los paracaídas provienen de esas nubes rotas, no perdamos tiempo y reunamos los soldaditos de juguete, Grito ¡despiértame por favor!, me escondo en el tanque rosa mientras estoy llorando, No quiero quedarme en esta habitación sola desde ese día, ¡tengo miedo!, entonces ¿nuestro amor está muerto? Tu eres mi "pesada cadena estrellada", desobedecería a Dios por ti cariño. Te daré cualquier estrella que te guste, y decorare tu cabello y pecho con ellas.
[.]
La academia Shikon no Tama, era una de las más prestigiosas de la región de Tokio, contaba con una historia única desde la época de la antigua Edo y Sengoku, pasando por innumerables batallas, fue el cuartel de muchos grupos armados, así como recintos de poderosos señores feudales, a la fecha, esta se convirtió no solo en un pilar cultural, si no, en una academia especializada, donde los hijos de las familias ricas de todo Japón podían estudiar hasta el bachillerato.
Su construcción era moderna, así como su arquitectura, era totalmente occidental y contemporánea, realzando sus tonalidades en blancas y cafés; adornado de innumerables jardines y árboles, así como espacios para realizar actividades extracurriculares, contando con casi más de 200 aulas, gimnasios, albercas olímpicas, entre otras cosas. Su cafetería era una de las mas reconocida, la gastronomía que se implementaba en los almuerzos y comidas era deliciosa, y llena de nutrientes, si se refería a los jóvenes deportistas.
Las personas que estudiaban en dicho lugar, tenían un aura de pureza alrededor de ellas, parecía que mirabas estrellas de cine pasar por cada pasillo, las mujeres con hermosos cabellos, y uniformes impecables, sonriendo siempre tan amablemente, en cuanto a los hombres, siempre tan galantes, con aquellas ínfulas de grandeza, siempre dispuestos a mostrar lo mejor de sí mismos.
Para kagome aquella academia era como el jardín de la realeza, a excepción de ella, había estado dos años y lo que quedaba de este para terminar, y el panorama no terminaba de convencerle, menos las personas, sus sonrisas falsas, su aura de gentileza rayando en lo exagerado, simplemente no encajaba en el lugar. Le parecía que todos mostraban la hipocresía, entes que su verdadera cara.
Dio uno cuantos pasos fuera del auto, sintiendo una incontrolable sensación de hormigueo con cada respiración, sus mejillas estaban teñidas en color carmín y sus bellos ojos azules inundados en lágrimas.
— Kagome — Sesshomaru se acercaba detrás de ella — ven a las aulas del segundo curso, esta tarde como siempre.
— Sesshomaru — sintió el toque en su cintura, haciéndola temblar — s... sí.
— Vamos a comer juntos — el joven sonrió de manera tan falsa, que al ver fijamente aquellos ojos dorados, la joven se dio cuenta de sus intenciones. — pero hasta entonces cuídate... — susurro cerca de su oído.
— Sesshomaru... pero... — el roce del aliento contra su piel, la ponían demasiado mal — um...
— ¿entiendes?
— Yo — la joven Higurashi quería decirle que no, pero sabía que su cuerpo sufriría las consecuencias se llegaba a oponerse a los caprichos de aquel adolecente. — ... entendí...
— Entonces nos vemos luego — bajo la mano sutilmente, hasta el trasero, apretando solo un poco — hermana mayor — diciendo esto con sarcasmo, se adelantó.
Kagome dejo salir lentamente el aire, no podía permitirse caer en aquellos conflictos existenciales en la escuela, menos ser presa de los juegos de Sesshomaru, sabía que la ponía a prueba en donde fuera y como fuera, pasándose de la raya en más de una ocasión, esta no era una manera diferente de hacer las cosas, para deleite del menor y sufrimiento de ella, esto estaba convirtiéndose en algo peligroso.
Cada vez que quería dejar aquello, se veía frenada por sus padres, el dinero, y la ayuda a su familia, el trabajo que pensó llevaría a cabo era totalmente diferente a lo que ahora hacia, tanto con su cuerpo como su mente. y aun a pesar de todos sus esfuerzos, y su fuerza de voluntad en querer renunciar, no podía. Y menos ahora. Su madre fue la que más se alegró de esto, destilando lágrimas de alegría por saber que su hija mayor ahora podría estudiar en una de las mejores academias de la región, pudiendo ejercer en cualquier universidad, y poder así, ayudar al negocio.
Con aquello en mente, se dirigió a su casillero, sintiendo como era ignorada por todo y toda la que pasaba por un lado de ella, para esa época, ya cursando el tercer año, no había echo ningún amigo cercano.
— ¡hey! ¡buenos días Higurashi! — un chico de cabellera negra y ojos aguamarina se acercaba.
— La joven sacaba uno de sus libros, percatándose del llamado — joven Koga, ¡buenos días!
— ¿huh?, no luces muy bien — el chico se le quedo mirando fijamente.
— Estoy bien, no sucede nada — le sonrió.
— Qué bueno que lo estas, pensé que era por el lugar — suspiro — sabes... aun no puedo acostumbrarme a esta atmosfera tan falsa. — miro como los alumnos se hablaban entre ellos.
— ¿enserio?
— Si, tal vez porque mi familia era pobre antes.
— Yo tampoco puedo acostumbrarme — se llevó los libros, abrazándolos contra su pecho.
— No te preocupes, creo que el que nos hagamos compañía en esta escuela es un gran alivio, no es algo que me guste mucho.
— Si, tienes razón, "estar con el joven Koga es en verdad un alivio, me hace sentir sumamente feliz"
— Por cierto, el cuarto periodo es para estudio libre, ¿Por qué no estudiamos juntos en la biblioteca?
— Me parece excelente, en cuanto terminemos con las demás materias, vamos.
Los estudiantes del tercer año se mantenían concentrados en sus estudios, y para mejorar la eficiencia tenían que dirigirse a la biblioteca, esta contaba con cuatro pisos, todos divididos en secciones, encontrando todas las literaturas y títulos por más extraños que estos fueran. las especialidades que tenían que repasar para los periodos de exámenes estaban en el nivel dos, de ahí se podía apreciar los enormes libreros con cientos de volúmenes, perfectamente ordenados, en medio de estos las mesas de color blanco, enfrente unos enormes ventanales con cortinas de seda en tonalidades claras.
La de ojos azules se sentaba cerca de la ventana, tratando de concentrarse en la lectura, mas no podía hacerlo, se sentía nerviosa, el cuerpo en ocasiones le temblaba, debido al movimiento y la posición en la que se encontraba, trato de relajarse, pero, por más que repasaba las líneas, no podía guardar dicha información en su mente.
Al voltear por un momento hacia afuera, pudo ver a lo lejos como Sesshomaru caminaba con un grupo de amigos, su cabello recogido en una coleta alta, platicando con quien iba a su lado, siempre con esa aura de grandeza alrededor de él, siendo tan perfecto e inalcanzable.
— "Sesshomaru" — al adentrarse en sus emociones, la reacción de su cuerpo fue más que obvia, sintiendo este vibrar de manera tan fuerte que por poco y un gemido salía de sus labios — NN... "¡oh no... en un lugar como este...!
— Kagome — el de ojos aguamarina se levantó preocupado — ¿estás bien?
— Yo... "¡no quiero que el joven Koga me vea así! — se cubrió el rostro, tratando por todos los medios de calmarse — sí, yo... estoy bien... — el sonrojo era cada vez más notorio.
Preocupado, el chico tomo los hombros de Kagome, acercándose cada vez más, solo para tratar de que aquello que le estuviera pasando fuera solamente estrés, algo que desde la ventana parecía más un acercamiento más íntimo, acto que miro Sesshomaru desde abajo, reconociendo aquella melena rizada, y más aún, al chico que en ese momento abrazaba a la de ojos azules.
Ante lo que estaba sintiendo, y las cosas que en algún momento experimento a lo largo de todo ese tiempo, se cuestionó en que momento todo aquello había empezado.
Desde cuando Sesshomaru usaba su cuerpo a su antojo.
Flash back
Una kagome de once años, transportaba una pila de libros de una repisa a otra de las habitaciones, caminando por los pasillos, se topaba con un aburrido Sesshomaru que la miraba fijamente a los ojos.
— Hey, kagome, juguemos a esconderse y buscar.
— ¿Qué?... pero... tengo que ordenar tus cosas.
— El juego comenzó desde hace unos minutos, Jaken nos está buscando.
— ¿Entonces para qué quieres que juegue yo? — lo miro algo dudosa.
— Um... ¡ven aquí! — tomándola del brazo, la dirigió hacia su habitación, abriendo el armario se metió con ella.
— ¡uwaaah! Espera... Se... — sintió el dedo posarse en su boca.
— Shh. No digas nada. — se colocaba detrás de la niña, pegado su pecho a la espalda de esta.
— Amo Sesshomaru — el hombre comenzó a buscar, gritando por los pasillos.
La mano del infante se hacía con la boca de la niña, que en esos momentos se quedaba muy quieta a lo que fuera a decir o hacer su compañero de juegos, hasta que lentamente el silencio se hizo presente, las respiraciones eran acompasadas, calmadas, pero, sin poder evitarlo, la mano del menor se introdujo lentamente por debajo de la blusa de Kagome.
— Es... pera... Sesshomaru ¿Qué haces?
— Cállate, o alguien podría encontrarnos — volvió a taparle la boca.
— Hmmm — nuevamente se retiró la mano — por favor... ¡por favor para! ¿Qué tratas... ¡ah!
— Tan ruidosa...
Su mano exploraba la intimidad de la contraria, ocasionándole un cosquilleo bastante extraño, así como sensaciones que en su vida había sentido.
— Nn... nnnnnmm — se comenzó a remover, apretando las piernas una vez que aquella mano trataba de tocar aún más.
— Tienes que divertirme Kagome, eso fue para lo que fuiste contratada. — sonrió con malicia, tocando cada vez más.
— Ah...nn... — cerrando los ojos, comenzó a sollozar.
— De esta manera es más divertido, que esconderse y encontrar ¿no?
Jaken, se detenía enfrente de la habitación de Sesshomaru, suspirando pesadamente se comenzaba a rascar la cabeza.
— ¿Qué pasa? — una de las mucamas llevaba consigo una de las canastas para lavar la ropa. ¿no estabas jugando con el amo Sesshomaru a las escondidas?
— Sí, pero él me dijo que pretendiera buscarlo, y luego dejara de hacerlo.
— ¡ya veo! — la cara de confusión de la mujer era igual que la del hombre.
Fin del flash back.
Los pensamientos de la joven Higurashi viajaban al pasado, remembrando todo lo que había vivido con Sesshomaru, lo difícil que fue establecer aquella extraña relación, y lo difícil que era en la actualidad, no podía ser una estudiante normal, ni poder hacer actividades que fueran de acuerdo a su edad, todo eso lo hacía con el joven Taisho, no había nada que no hicieran juntos, incluso aquellos primeros encuentros.
Un suspiro la obligo a regresar a la realidad, más cuando el reloj de la pared comenzó a sonar, recordando la promesa que había echo, sobre comer juntos, sin poder relajarse se levantó de la mesa. Provocando que Koga se sobresaltara.
— Kagome...
— ¡ya se pasó la hora del almuerzo! — tembló con la sola idea.
— Probablemente... la cafetería está llena a esta hora — dejo la pluma en el escritorio. — ¿querías ir?
— Yo... lo siento de verdad Koga, tengo que irme ahora.
— Entonces, aún estaba aquí.
Una voz muy conocida para ella, le provoco sentir esos extraños latidos que por poco y le sacan el aliento, así como el sonrojo en cada mejilla que se fue intensificando, mordiéndose el labio inferior se dio la vuelta, observando el semblante molesto del Taisho, su mirada afilada y su rostro estoico.
— Se... Sesshomaru ¿Por qué estás aquí?
— Vamos — dijo molesto.
— Lo... lo siento yo — sin percatarse, era tomada de la muñeca de una manera tan fuerte que le provoco dolor — estaba concentrada en unas cosas y olvide la hora.
— ¡hey! ¡espera un minuto! — Koga se levantaba de la silla, mirando como aquel extraño joven se la llevaba — ¡Higurashi!
Sin que el Taisho contestara absolutamente nada en aquel trayecto, miraba el cuarto de información, para abrir la puerta y meter a kagome primero, al entrar el, cerró la puerta tras de sí, colocando la llave.
— ¿concentrada? ¿olvide la hora? ¿Qué significa eso kagome? — el semblante del de cabellos plateados era aterradora, el aura alrededor de él, era oscura, su semblante era de furia absoluta, aquellos ojos dorados tenían un tinte muy tenue de un rojo carmesí, solo se podía escuchar como la quijada tronaba, debido a la fuerza ejercida.
— Lo siento — se volvió a disculpar, no podía decirle que estaba pensando en él, no le creería.
— Me preguntaba que te tomaba tanto tiempo, luego de verte con aquel chico, a solas — se recargo en la ventana, cruzándose de brazos.
— ¿Qué?, no ¡es solo un amigo!, tenemos la misma edad, él y yo somos... amigos... somos... — el acercamiento fue tal que no pudo decir más.
— No me importa si son amigos, la cuestión es que está contigo, algo que yo no permití, ¿te gusta?
— ¡no...! — lo miro con sorpresa — deja de decir esas cosas eso no es...
— Actúas como una ramera, no hay ninguna diferencia. — estaba furioso al ver como lo defendía
— ¡Cállate Sesshomaru!, yo no soy este tipo de persona! — se quiso zafar del aguerre, algo que enfureció aún más al Taisho, apretando los dientes, llevo la mano hasta el trasero de la joven, apretando fuertemente. — ¡ah! — tembló.
— Mírate, eso aun esta firme dentro de ti. — llevo la mano hacia la intimidad apretando solo un poco — no importa cuánto protestes, con un cuerpo así, no convences a nadie.
— ¡ah!, ah... ahh, Sesshomaru — lo trato de alejar.
— Incluso si esta echo de la mejor silicona, aun así, no es agradable ¿verdad?, déjame ayudarte a quitártelo — hablo con pesadez en sus palabras.
— ¡no!... ¡PARA! — ante el agarre, lo alejo, sintiendo ese miedo invadirle lentamente, — estamos en la escuela ahora... ¡no hagas esta clase de cosas!, aquí no.
— Hmph... — su enojo creció mas, con cada acción de la contraria.
— ¿Qué quieres hacerme?, si nos encuentran haciendo esto... — se abrazó a si misma — yo... yo puedo soportarlo hasta que lleguemos a casa.
— Tu solo quieres que ese amigo tuyo no te encuentre así ¿verdad? — una vez más se acercó tomándola de los brazos, sujetándola fuertemente.
— Detente Sesshomaru
— Cállate ¿quieres que tu amigo te escuche?
El rostro de la Higurashi cambio, nuevamente la tristeza la invadió, se llevó la mano a la boca, tratando de alejar el cuerpo de Sesshomaru de ella, escuchando a lo lejos los golpes de la puerta, Koga comenzó a gritar, tratando por todos los medios de ayudarla.
El de ojos dorados le retiro la falda, así como aquella ropa interior, abriendo después el saco y la camisa blanca, solo observando como aquellos pechos rebotaban al retirar el sostén de un solo jalón, colocando a la chica cera de la ventana, la obligo a colocar las palomas en el vidrio, separar las piernas y acallar su voz.
Los gemidos comenzaron a salir lentamente, muy a su pesar, no podía más, había soportado toda la mañana con aquel dildo, y ahora, su cuerpo temblaba con cada toque, las lágrimas corrían por sus mejillas.
— Ah... apresúrate y sácalo... ¡ah! — estaba desesperada.
— Caminar con la escuela con algo tan indecente dentro tuyo — abrió los labios vaginales, tomando el pequeño aparato, retorciéndolo lentamente. — cada vez que te mueves, eso choca en lugares buenos ¿no es así?
— ¡ah...! — jadeo ante este acto, intensificando estos, conforme iba sacando aquello, abriendo los ojos cuando lo volvió a meter, empujando y sacando de manera descontrolada.
— Mira — aquellos fluidos se escuchaban sin control, deslizándose entre las piernas — estabas excitada, conforme pasaban las clases por culpa de esto.
— Pa... para ¡ahhh! — se aferraba a las cortinas.
— Estas demasiado mojada, y quieres que me detenga... no eres nada persuasiva.
Sus dedos se adentraron en aquella intimidad, ejerciendo un bombeo de adelante hacia atrás, sintiendo como aquellas paredes vaginales se cerraban, kagome no podía simplemente acallar su voz, tapándose la boca, arqueo la espalda, llegando al orgasmo una vez que el dildo salía de su cuerpo, los espasmos se dejaron sentir al por mayor.
— Basta — volvió a decir con un deje de temblor en la voz, una vez que Sesshomaru dejaba de jugar con su cuerpo.
— Se miró las manos llenas de aquella dulce esencia, llevándolas a su boca las comenzó a degustar con calma, probando. — entonces, ¿también te sentías excitada frente a tu amigo?
— ¡¡Aahhh!!... Sesshomaru.
— No puedo permitirlo.
De un solo movimiento, llevo a la mayor hasta la mesa, colocando sus pechos en esta, sus piernas se mantenían colgando de la mesa, la tomo del cabello, pegando el rostro al respaldo, sintiéndose enojado por aquella situación, apretó una de sus muñecas con fuerza.
— Me estas lastimando — pronuncio con un hilo de voz.
— No pienses en nadie más ... — dictamino con furia — ni por un maldito segundo — la tomo de las caderas para dejarla boca arriba — me escuchas.
— Sesshomaru — lo miro con sorpresa, aun así, sus ojos estaban llenos de lágrimas, sintiendo como agarraba sus piernas con la misma fuerza, dejando le las marcas en aquella piel — no... no, no, aquí no, ¡para por favor!
Ante las lágrimas y la desesperación de la joven, el de cabellos plateados ignoro las suplicas de la Higurashi, se bajó los pantalones, solo lo necesario, dejando al descubierto su miembro, que, sin miramientos, sin nada más que decir, sin palabra alguna, la penetro de una potente estocada. Kagome no pudo gemir, aun con el dolor que implicaba ser usada de esa manera, no dijo nada. Todo aquello era tan diferente, no era como otras veces, cada penetración estaba llena de furia incontrolable, una que el cuerpo de la mayor, resentía en su totalidad. Sintiendo como su intimidad se iba hinchando por la fuerza ejercida.
Cada penetración era más fuerte que la anterior, solo escuchando el chapoteo y las pieles al rozar, observando como unos rastros de sangre salían de aquella intimidad, la había lastimado y aun así, pese a eso, continuo con aquellos actos.
— Hmpp — un gruñido salía de aquellos labios — te dije que usando ese dildo cambiarían muchas cosas, usualmente eres demasiado apretada, pero ahora, tus paredes se amoldan a la perfección, kagome... no te contengas, llora.
— ¡hmmm! ¡nmmm! — los ojos azules miraron el rostro del contrario, uno lleno de lujuria, coraje y placer. — ¡nmmm! — apretó los labios.
— ¿no te duele verdad? Kagome — le tomo de ambos pechos.
— ¡hnmm! — su mano estaba tapando por demás su boca, ante la penetración, su espalda se arqueaba violentamente.
— ¡te dije que lloraras! — de un solo movimiento, tomaba la mano de la joven, aferrándose a ella, comenzó a moverse aún más fuerte dentro, dejándose llevar por el coraje de solo imaginar que otro hombre la estuviera observando.
— "violada en la escuela, violada dentro de casa" ¡ahhh!
Nuevamente los espasmos se arremolinaban en su vientre, ocasionándole miles de sensaciones, que viajaban rápidamente a través de su espina dorsal, sintiendo que nuevamente el orgasmo le llegaba, corriéndose una vez más ante la presencia de Sesshomaru, el cual miraba fascinado las expresiones de la Higurashi.
— Kagome — se acercó, rosando sutilmente sus labios, una vez que dejaba escapar su semilla dentro del interior de la chica — piensa solo en mi — la beso de forma sutil, mordiendo ligeramente su labio inferior. — en nadie más.
— Miro aquellos ojos dorados, los cuales volvían a tener aquel extraño brillo — "soy como un juguete que está dentro de una caja"
Koga corrió hasta la sala del consejo estudiantil, mirando a una de las alimañas trabajando en una de las computadoras, su semblante era tranquila, el de él, no lo era, estaba agitado, y con miedo.
— Oye ¿señorita?, dame la llave del cuarto de información, ¡mi amiga fue empujada dentro!
— No puedo hacerlo — se acomodó las gafas.
— ¿Por qué?
— Tu eres un eres un estudiante transferido, por lo tanto, no lo sabes, ese cuarto es manejado por Sesshomaru Taisho, así que es mejor no oponerse. Haga lo que haga mejor déjalo.
— ¿¡que!?... ¿estas bromeando verdad?
— Otra cosa — volvió a reanudar lo que estaba haciendo — te recomiendo que te alejes de Kagome Higurashi.
— ¿¡POR QUE!? — golpeo el escritorio.
— Todos los que han intentado acercarse a ella antes, han sufrido tragedias, ¿lo entiendes?
— ¿me estas tomando el pelo?
— Te lo diré de esta manera, nadie puede acercarse al precioso tesoro de Sesshomaru, ¿quedo claro?
— ¿tesoro?, — Koga se llevó la mano a la boca — ¿Qué estás diciendo?
Ante los actos indecentes que habían tenido en aquella habitación, la información que Koga descubrió al querer ayudar a su amiga, fue demasiado para él, no soporto la sola idea de aquel aquello fuera visto de manera tan normal en la escuela, que todos supieran y no hicieron absolutamente nada, no tuvo más remedio, al no querer presenciar todo aquello, pidió ser transferido a una escuela al sur, sin despedirse de kagome, lejos de todo aquello que dominaba Sesshomaru, Desapareció.
Kagome pensaba que algo de aquello era su culpa, no encontrando explicación, apenas había llegado, y ahora rapantemente se iba, la única persona con la que se sentía normal.
— Sesshomaru tomaba su maletín, pasando por un lado de la joven — ¿kagome estas lista?, llegaremos tarde.
— Ah, si ¡ya estoy lista! — lo miro de reojo colocándose el saco. — "me pegunto cuando podre..."
— O... ¿prefieres que faltemos y hagamos algo juntos? — jalo un poco aquel delicado moño que llevaba la chica en su cuello, ocasionando que aquel sonrojo apareciera en ese rostro de porcelana.
— Sesshomaru no .... "¿ser capaz de escapar de esta caja"
Continuara...
"tú eres mi pesada cadena estrellada"
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