Capítulo 27- Incomodidad
Dan llegó al gimnasio con mostrando un evidente semblante de preocupación, donde el entrenador se acercó a él para preguntarle si había algo en lo que podría ayudarle.
—Son unos pequeños asuntos personales, pero nada graves.
—Si necesita algo, dígamelo doc.
—Claro, gracias.
La jornada transcurrió sin mayores inconvenientes, Dan hizo sus labores como de costumbre y para suerte suya no había cruzado palabra con el luchador, lo cual era lo mejor después del problema que se armó con el desayuno, aun continuaba muy apenado por su error.
Por otro lado, había algo que llamaba la atención y esto era la falta de concentración por parte del campeón, pues este el día de hoy lucía algo distraído, pero no lo suficiente como para que sea regañado por los entrenadores, pues ellos entendían que no siempre se tenían buenos días.
El entrenador Josep llegó a pensar que la causa de tal distracción seguramente fue alguna discusión entre Dan y Jaekyung, lo cual no era del todo extraño aún más conociendo el horrible temperamento del azabache, sumándole a eso el hecho de que ambos viven juntos. Por lo que simplemente se compadeció del fisioterapeuta, llegando a pensar incluso que su buen salario que recibía cada mes no era lo suficientemente alto como para soportar convivir con el campeón.
Mientras tanto Jaekyung inconscientemente se dedicó a observar desde la distancia al fisioterapeuta quien de momento se encontraba practicando algunos movimientos de jiujitsu con Yoongu.
—Si quiere practicar, que al menos busque a alguien que sepa lo que hace.
Pensó mientras miraba atentamente los movimientos que el menor del grupo le enseñaba y para su sorpresa, a pesar de lo torpe que aparentaba ser el castaño, aprendía con rapidez, aunque no realizaba los movimientos como un profesional, no era lo hacía nada mal para ser un novato.
Lo que le recordó a la vez que lucharon en el ring, Dan le demostró un gran coraje que no creía inexistente en él, le ganó, por solo suerte, pero le ganó. Llegar a esos pensamientos recordó lo que se había enterado hace un par de horas.
—¿Por qué carajo dejó que le hicieran todo eso? ¿Acaso es tan tonto?
Comenzó a golpear con mayor fuerza el saco de arena, no entendía como Dan que perfectamente podía haberse defendido fácilmente de ese vejestorio, no hizo nada y además, estar tranquilo con todo lo que le había pasado. No lo veía preocupado siquiera, lo que lo irritaba.
No podía comprender como podía seguir actuando así cuando casi había sido víctima de violación en dos oportunidades o al menos hasta donde él sabía, lo que lo llevó a sobre pensar las cosas.
Toda su personalidad era algo que lo cabreaba.
—Es como un puto hámster.
El fisioterapeuta era muy temeroso y pasivo con todo lo que hacía, decía, su comportamiento, su actitud, todo de él, le gustaba que fuera sumiso, pero de tan solo imaginarlo serlo con alguien que no fuera él... No le agradaba la idea.
Sin ser percatarse del cómo, llegó a pensar en diferentes maneras de demandar a nuevamente a ese doctor, pero al percatarse de ello golpeo con más fuerza el saco pues... ¿Qué hacia él preocupándose por asuntos de otros?
—Carajo.
Tampoco era como que le importase la vida privada de Dan, puesto que mientras a él no le afectase directamente lo que hiciera no tendría por qué interesarle. No hay razón suficiente como para gastar sus energías pensando en alguien que no fuera el mismo, pero eso no significaba que pudiera dejar esos pensamientos tan fácilmente.
—Hasta podría decir que él carga con un Jinx al igual que yo.
Para el luchador ese razonamiento tenía toda la lógica del mundo porque... ¿Cómo es posible que tenga tanta mala suerte? En fin, eso ya no es un problema suyo.
A la otra punta del gimnasio, el mayor al sentirse observado volteaba entre ratos con un poco incomodidad hacia su alrededor buscando al culpable, donde en ocasiones su mirada se encontraba con la del luchador, ante lo cual desviaba rápidamente su rostro antes de que este notase el sonrojo que se formaba en sus mejillas.
Esto se debía a la charla que tuvo con él actor, pues desde que se despidieron no pudo dejar de pensar en las palabras que este le dijo sobre el luchador, por más que se repitiese a si mismo que era imposible que él tuviese sentimientos por él, su corazón se aceleraba de tan solo pensar en que hubiera una mínima posibilidad.
Sabia perfectamente que no tenia que permitir que esos pensamientos ronden por su cabeza tan seguido, porque al fin y al cabo quien tenia todas las de perder era él. Al luchador le sobraban pretendientes y había algo que no debía olvidar, que él era solo un trabajador mas y eso significaba que en cualquier momento podría ser remplazado.
Cuando el campeón había terminado con su rutina del día, se acercó inexpresivo hacia donde Dan se encontraba practicando con los demás chicos del gimnasio, llevaba consigo una gran aura siniestra que los demás al percibirlo abrían camino para que este no llegara a chocar con ninguno de ello, porque eso significaba ser víctimas del emperador.
Dan al darse cuenta lo miro temeroso, no sabía cómo reaccionar ante él, si hacerlo como de costumbre o simplemente tener la boca cerrada porque todo apuntaba a que este aún seguía con un mal humor.
—Mi tratamiento.
Ordenó. Lo miró de reojo por unas milésimas de segundo mientras caminaba hacia el salón de masaje, ante lo cual el mayor rápidamente hizo una pequeña reverencia hacia los demás y siguió al luchador.
Mientras Dan preparabas todas las cremas y aceites que necesitaría el silencio reinaba en la habitación provocando que ambos se no se sintieran tan cómodos.
Dan al conocer de primera línea el terrible carácter del campeón no quería decir nada por miedo a que provocase nuevamente su ira, mientras que el otro solo no sabía que decir.
No podía decirle libremente que lo había mandado a investigar y que sabia que no lo contrataban en otros lugares por el incidente que tuvo con el doctor, porque quedaría como todo un acosador al haber pedido que investiguen sobre el mayor.
Tan solo le quedaba olvidar rápidamente lo que descubrió sobre su pasado, pero hacerlo era algo de lo cual aún no estaba convencido.
Dan comenzó con su rutina de masajes tratando de dar lo mejor de sí para que el menor se relajase, porque notó que hoy su cuerpo estaba muy tenso. Habían pasado ya unos cuantos meses desde que trabajaba para él, pero aun así le seguía asombrando como su cuerpo lucía tan cuidado, sus brazos fornidos, sus piernas definidas, su abdomen marcado, su pecho...
Todo en él era tan perfecto y quien se encargaba de cuidar una parte de su cuerpo era él, sus alimentos, sus fisioterapias, tratamientos era su responsabilidad, era un trabajo importante que no cualquiera podía hacerlo... o al menos era lo que quería creer.
—Señor— lo llamó provocando que este lo mire con atención —Sobre lo que pasó en la mañana...
—Olvídalo.
—No... —se acercó con la cabeza gacha —Debo disculparme con usted, mi trabajo es cuidar su bienestar, fui distraído y...
—Que lo olvides Kim Dan.
—Pero yo...
—Por esta vez no haré ningún problema, solo encárgate de que eso no vuelva a suceder, ahora solo dame mis masajes.
Dan sorprendido asintió con la cabeza y en silencio continuó con lo que quedaba de la sesión. Cuando estaba limpiándose las manos al terminar, vio que el luchador se quedo sentado en la camilla revisando cosas en su celular por lo que se armó de valor para hablarle.
—Señor...
—¿Hmm? — respondió sin alzar la vista.
—Hoy fui a ver a mi abuela al hospital y la doctora me dijo que por el momento ella se encontraba estable y...
—¿Y?...—lo observó inexpresivo.
—La doctora me dijo que incluso podría salir del hospital mañana— lo miró temeroso —Sé que le había dicho que era para la siguiente semana y por eso quería preguntarle si fuera posible que me permita que la traiga a mi abuela mañana a su pent-house.
—¿Mañana?
—Si.
—Sabes que esta semana mi agenda está ocupada y por ende tú también.
—Lo sé, ya conseguí a enfermeras para que la cuiden mientras yo no esté, pensaba hablar con el entrenador para pedir permiso tras su respuesta, señor.
—Si ya solucionaste quien la cuidaría, tráela, igual creo que ya tenías todo listo o ¿Falta algo?
—¡¿E-en serio?!... Digo, no, no falta nada primordial.
Los ojos de Dan se iluminaron instantáneamente al igual que su rostro llamando la atención del luchador, puesto que solo tenía esa clase de expresiones cuando se trataba de su abuela y hasta ahora, podía contar con los dedos de sus manos las veces que había visto ese brillo en su rostro, lo que por alguna manera le generaba una cierta... incomodidad.
—Solo encárgate de hablar con las enfermeras que se vayan a quedar, de decirles no quiero que toquen nada fuera de la cocina y hagan ruidos cuando me vaya a dormir.
—Yo me encargaré de explicarles— hizo una gran reverencia —Muchas gracias, señor.
¡Al fin una actualización!
Ufff como me ha costado salir del pequeño hiatus en el cual entre por motivos del trabajo y bajón anímico, sus comentarios me han ayudado un montón, así que muchísimas gracias.
Les traigo hoy un capitulo un poquito largo, espero que lo hayan disfrutado.
Los quiere
MissLemons
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