Capítulo Veintitrés
— Cariño, ¿te sientes mejor?
La pregunta de SunHa a la hora del desayuno fue respondida por una simple mirada sin emoción. Taehyun examinó todo el comedor mientras ignoraba a su mamá antes de sentarse al lado de su padre, quien le revolvió el cabello.
— ¿No será por la gripe? —preguntó YoungMi muy ignorante al tema—. ¿Ayer entraste a la pisci-?
— Estoy bien, tía. —Musitó, su mirada en el platillo cuando todos estaban enfocados en su persona—. No te preocupes.
Su respuesta no fue suficiente.
— ¿Qué pasó?
— Taehyun tuvo un ataque de pánico ayer, cielo —respondió YoungMi con total pena.
— ¿Ah sí? —en cambio, DangHoon parecía divertido. Paseó su mirada hacia el rubio que no quería levantar la suya hacia ninguno de los presentes—. ¿Por qué?
— A Taehyun le pasa eso sin razón —Berel trató de alejar la atención de su hijo. Sabía que Taehyun a veces se ponía muy nervioso con esos temas, y preguntar solo lo empeoraba—. Cambiemos de tema por favor.
— Bueno... —YoungMi se encogió de hombros, desviando la mirada hacia el abuelo JungHo—. Papá, ¿qué te parece ir hoy de paseo?
— ¿Con tu esposo? —el anciano frunció el ceño con incredulidad en medio de su broma—. No, gracias, prefiero matarme.
—¡Papá, por Dios! —chilló Young—. ¡No juegues de esa forma!
— Sí es así, entonces no saldremos a ningún lado, suegro —DangHoon le siguió, sonriendo sin importancia—. De todas formas, hoy hay muchas cosas que hacer en casa.
SunHa se forzó a sonreír aún si la "broma" le incomodaba en demasía. La cena siguió con supuesta tranquilidad. Las gemelas comían sus ensaladas, el abuelo también, mientras que DangHoon solo tomaba un jugo luego del viaje que tuvo en la madrugada de Japón hasta casa.
Taehyun no levantaba la mirada de su plato, jugando con la comida como lo hacía BeomGyu. Pero en algún momento, el menor desvió su atención hacia su padre, notando que alguien faltaba.
— ¿Dónde está Kai?
— Está durmiendo en tu antigua habitación.
— ¿No tiene hambre?
— No lo sé, pequeño. —Berel se encogió de hombros, sin prestarle tanta atención a su hijo—. Si quieres ve por él.
Taehyun hizo una mueca con los labios. Estaba muy tentado de ir por su hermano, pero le intimidaba la idea de que el abuelo lo regañara por esa falta de respeto al levantarse de la mesa, por lo que se estuvo pensándolo muy bien por un par de minutos.
Y cuando se animó a ir por el pequeño de cinco años, este mismo apareció bajando las anchas escaleras aún en su pijama. Kai se frotaba los ojos con el dorso de la mano, haciendo un gran esfuerzo para bajar las gradas con cuidado al llevar un gigantesco peluche en manos.
— Bebé, ¿qué tal dormiste? —preguntó SunHa con una sonrisa, mirando también que Kai no se cayera.
— ¡Muy bien, el señor oso es muy suave!
El chillido aún dormilón de Kai llamó la atención de Taehyun, quien llevó la mirada inmediatamente hacia su hermano.
Lo primero que sintió fue una mezcla de asco y vértigo, que fueron lo sufientemente fuertes como para darle nauseas. Pero luego de ese fuerte mareo, la impotencia lo llenó por completo, levantándose estruendosamente con las manos en la mesa y una mirada furiosa hacia el pequeño que dio un salto del susto.
— Deja eso donde lo encontraste.
Kai frunció el ceño y sus labios se abultaron.
Negó.
— Te estoy diciendo que dejes eso donde lo encontraste.
— No.
— ¿Taehyun, qué te pasa?
— ¡Déjalo en su lugar, Kai!
— ¡No, yo lo quiero!
— ¡Taehyun!
SunHa llamó la atención del menor, que parecía que en cualquier momento correría y le arrancharía el peluche de las manos al niño.
— ¡Dile que suelte el juguete!
Berel frunció el ceño por la mirada intensa de su hijo mayor. Estaban haciendo una escena por un simple juguete, pero Taehyun no se parecía dar cuenta de ello.
— ¡Papá, díselo!
— Kai... —Berel volteó el rostro hacia el pequeño niño que abrazaba con fuerza el oso de peluche. No quería dejarse manipular por una mirada de Taehyun, pero era justo lo que estaba haciendo—. Bebé, deja eso donde lo encontraste.
— Pero a mi me gusta...
— ¡Pero es mío, y lo vas a dejar donde lo encontraste ahora mismo!
— Taehyun, por Dios, ¿qué te pasa?
SunHa volvió a preguntar ya con los nervios de punta. Se estaba avergonzando de tal actitud infantil que estaba ejerciendo Taehyun por un simple juguete.
El rubio movió a un lado la silla para acercarse a su hermano menor, zafándose del agarre que le dio SunHa en la muñeca.
— Dámelo. —Demandó acercándose al niño.
— No.
— ¡Dámelo!
— ¡No, yo-
Antes de que Kai completara la frase, el más alto le arrebató el juguete de los brazos, haciendo que el más bajo que tambaleara asustado por el fuerte arranche. Y como se esperaba, los ojitos del pequeño comenzaron a llenarse de lágrimas, al mismo tiempo que hacía un puchero con sus labios.
— ¡Malo!
Y Kai corrió a brazos de su madre, quien tenía el ceño fruncido por tal escena. No sabía si enojarse por aquella actitud malcriada de Kai, o de la infantil de Taehyun. Más el llanto de su bebénera lo único que podía resaltar en el gran comedor, y lo único que llenaba su cabeza en esos momentos.
— ¿Qué diablos te pasa? —regañó la mujer al muchacho que llevaba el oso en un brazo—. ¿Acaso eres un niño? Devuélvele el juguete a Kai.
— Es mío.
— Beommie, tú tenías uno igual, dáselo a Kai.
YoungMi por fin metió su voz en la escena, y todo poco a poco comenzó a volver a la realidad. No estaban solo ellos. Las gemelas, el abuelo, BeomGyu, DangHoon, y la hermana de SunHa seguían ahí, mirando todo el drama que se formaba por un simple peluche.
— Lo di a caridad —respondió BeomGyu a su madre en voz baja, recibiendo un bufido frustrado.
— Yo te puedo comprar uno, Kai—DangHoon ofreció sin tanta importancia, sonriéndole al menor de cinco años que seguía con un puchero en los labios—. Solo deja de llorar.
— No le comprarás nada.
— Taehyun —regañó SunHa por tercera vez—. No seas grosero.
— DangHoon no le comprará nada a Kai —dijo esta vez el abuelo, recibiendo toda la atención, pero solo le importaba la del pequeño que lo miraba como si fuera alguien malvado. Trató de empatizar mejor con Kai sin quitar aquel rostro tranquilo—. Si alguien te dice no, es no. Taehyun no quiere prestarte ese juguete, lo debes entender.
— Pero debemos compartir —sollozó el menor, abrazándose más al torso de su madre pero sin desviar la mirada del anciano.
— Aún así no puedes obligarlo a hacerlo.
Kai volteó el rostro hacia su mamá, buscando ayuda. SunHa solo pudo sonreírle para que se tranquilizara, ignorando ahora que Berel se levantara de la mesa para llevarse a Taehyun escaleras arriba.
Él se encargaría de averiguar lo que fastidiaba al joven rubio.
— No quiero dormir contigo.
— Igual dormirás conmigo.
— Solo porque mamá lo dijo.
— Y porque me quieres.
— Nop, ya no te quiero, no eres mi hermano.
Kai volteó el rostro con indignación, sacándole una pequeña sonrisa al chico que ya estaba arropado bajo las sábanas.
Taehyun le dedicó otra sonrisa a su mamá, quien estaba parada en el umbral de la habitación, examinando que todo estuviera en orden antes de cerrar la puerta.
— Buenas noches, bebés —SunHa se acercó al par apenas Kai se acomodó al lado de su hermano mayor. Aún sabiendo que al pequeño no le gustaba, dejó un beso en su frente, recibiendo una mueca asqueada de Kai—. Te los seguiré dando todas las noches aún si me pones esas caras de vómito, bebé.
— Soy un niño grande, no me tienes que dar besos, iugh.
— Cállate y aprende de Taehyun. Míralo, grandote y se deja besuquear la carita —dijo la mayor con una sonrisa burlona, para luego dejar un beso en la mejilla y frente de su hijo mayor, que tenía un aire de suficiencia hacia el pequeño asqueado—. Apagaré las luces, duerman en los brazos de Morfeo.
— Iugh.
— Ya basta, Kai.
— Iugh.
Taehyun tiró un pequeño golpe con su dedo en la frente del niño, y este chilló antes de darle la espalda diciendo que lo odiaba. Claro que luego de un minuto, Kai se abrazaba a él como un pequeño koala. Y Taehyun lo abrazaba a él como si fuera su peluche favorito.
Lamentablemente, aún si quisiera dormir con una sonrisa en el rostro, los nervios y el miedo lo atormentaban de una forma impresionante. Tenía los ojos cerrados, el silencio en toda la mansión le aseguraba que no había nadie acechando cerca, y los suspiros tranquilos del pequeño cuerpo que abrazaba también le aseguraba que estaba a salvo.
Que no había absolutamente nadie capaz de asustarlo en una noche donde todo podría salir a la luz.
Pero con todo aquello, con todos los contras, escuchó claramente la puerta a la que le daba la espalda abrirse con cuidado, y unos pasos suaves acercarse a su cama.
Su corazón y respiración se agitaron con anormalidad, el agarre en Kai se fortaleció, y trató de imaginarse que era su madre llegando a las dos de la madrugada para fijarse que todo estuviera en orden, que ambos siguieran durmiendo.
Y aún con eso en mente, siguió con los ojos cerrados, haciendo lo posible para no temblar ni gemir asustado cuando una mano grande acarició su pierna por sobre las sábanas.
Su mamá ni su papá lo tocaban, no de forma lasciva. Aunque quisiera imaginarse que era alguno de ellos, sabía que no, y que el monstruo estaba atrás suyo, sentado al borde de la cama y con la respiración sobre su mejilla, mirándolo dormir.
— Sé que no estás dormido, Taehyun.
Un jadeo que estuvo reteniendo se escapó de sus labios, pareciendo más un sollozo. Su pecho parecía estar siendo aplastado por un camión, y su corazón bombeaba como si quisiera botar ese camión de encima. Sabía que no estaba en peligro, que aún siendo la misma voz del pasado, esta no sería capaz de obligarlo a hacer cosas que no quería.
Sin embargo, los temblores en su cuerpo eran los mismos que tenía de niño, y su mente también, todo su cuerpo se volvía pequeño de tan solo saber de quien se trataba, todo él se veía vulnerable de enfrentarse al mismo hombre corrupto.
Taehyun volvía al pasado, y el pasado no le permitía gritar por ayuda. En cambio, su boca se abría buscando respirar, tratando de tomar todo el aire posible, porque parecía no poder estar llenando sus pulmones aún jadeando.
— Siéntate.
— Vete, por favor.
— Siéntate, Taehyun.
El mencionado apretó los labios en una línea fina, sin permitirse llorar y verse como un tonto, como un niño tonto que no quería soltar su peluche por miedo a que le hicieran algo, o que le hicieran algo a ese oso de peluche que abrazaba con protección.
Tratando de verse calmado, sus ojos se abrieron, y sus brazos soltaron el pequeño cuerpo para alejarse de él y voltear hacia DangHoon, quien lo miraba con demasiada seriedad aún con una mano sobre su muslo.
Taehyun hizo un pequeño esfuerzo para sentarse sobre la cama. El frío provocó un pequeño estremecimiento apenas las sábanas resbalaron por su pecho, y el nerviosismo no parecía hacer efecto en su rostro, porque su cuerpo temblaba, más la cara que llevaba era una estatua en completa defensiva.
DangHoon le sonrió sin gracia, apretando su pierna un poco más antes de acercar su rostro al suyo.
— ¿Por qué tienes tanto miedo? —susurró, comenzando una suave caricia. Taehyun no cambió su expresión, que era una mezcla de resentimiento, dolor, ironía—. A ti no te haré nada si no lo quieres... aunque si sigues comportándote de forma tan ridícula, tal vez te de un castigo. Los niños buenos comparten, Taehyunnie.
El mencionado dejó que el silencio formara parte de toda la habitación, tragándose esas pequeñas quejas que querían escapar por sus labios al sentirse sucio con aquella mano subiendo y bajando por su muslo.
DangHoon llevaba una bata blanca para dormir. Aún pasando los años, Taehyun se podía dar la idea de que ese hombre no había cambiado sus costumbres, que abajo de la tela estaba desnudo y tenía la facilidad de tomarlo sin siquiera esforzarse. Eso tan solo aumentó su ansiedad, toda esta desplazándose a su manos que comenzaban a apretar duramente las sábanas en un intento torpe de controlar sus emociones.
— No quiero que me traigas problemas, ¿bien? —Susurró, acercando la palma de su mano a la mejilla fría del rubio. Taehyun estaba paralizado, sin ser capaz de reaccionar—. No me meteré contigo siempre y cuando seas lindo y bueno, Taehyunnie. —DangHoon le sonrió burlón, paseando su pulgar por el labio temblorosa del menor. Estaba tentado de entrar en la cálida boca, el rostro indefenso de Taehyun era demasiado tentador, pero no podía hacer eso si sabía que había un pequeño durmiendo al lado—. Tampoco quiero que te metas en mis pla-
— ¿Papá?
Y la respiración de Taehyun comenzó a acelerar. Notó claramente como la sensación de un camión aplastando su pecho desaparecía, pero su corazón seguía enloquecido, bombeando y bombeando como si quisiera salir de su pecho.
BeomGyu estaba en el umbral de la puerta llevando puesto un pijama azul y un vaso de agua en mano. Parecía recién haberse levantado, su cabello desordenado pero su mirada desconfiada completamente fija en su padre.
— ¿Qué haces aquí?
Actualizaciones: Todos los martes, y probablemente viernes también.
Perdón por la demoraAaAaAa, es que LSNSONSO estaba entretenida haciendo edits en tiktok, ya ahorita me pongo al día con las historias :( los amo bebés ❤️
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