Capítulo Trece
— No tengas miedo, cariño.
BeomGyu comprendía que aquel joven chico estuviera tan nervioso de soltarse de la camisa de su padre: todos lo estaban mirando atentamente, como si fuera algún tipo de extraterrestre en una propiedad que no era suya.
Casi a fuerzas, Taehyun decidió dar un paso adelante, mirando los ojos de aquel anciano que tenían una mirada crítica hacia él, por lo que tragó duro, dejando que unas palabras terriblemente suaves y con gotas de miel se ofrecieran al abuelo. — Mi nombre es Taehyun...
El anciano asintió, sin cambiar esa mirada dura contra él.
Taehyun estaba nervioso, se podía notar en la forma que se mordía el labio, mirando de reojo a SunHa para que lo ayudara a escapar de aquella situación incómoda.
Pero su mamá ni siquiera lo miraba, ella parecía más preocupada por lo que diría aquel hombre mayor.
Beomgyu sintió cierta pena por el chico, su timidez e inseguridad podían reflejarse en esos ojos grandes, de los que BeomGyu no podía escapar, casi hipnotizado sin ningún esfuerzo.
— ¿Cuántos años tienes?
— Tiene catorce —respondió SunHa por su hijo, recibiendo inmediatamente una mala mirada del anciano.
— Él tiene boca para hablar, SunHa.
— Sí, pero-
— Tengo catorce años.
— Bien —la vista del mayor volvió a enfocarse en el castaño, asintiendo—. ¿De dónde te recogieron?
— Papá-
— Mi madre biológica murió en un accidente —respondió de todas formas, sin flaquear en su voz ni mirada—. Mamá y yo ya teníamos una buena relación, por eso me adoptaron junto a papá.
— ¿Y tu padre biológico?
— Él no era apto para tenerme bajo su custodia.
El anciano se quedó en silencio aún examinándolo, mientras que SunHa asintió nerviosa a todas las palabras de su hijo, evitando tomarlo de la mano. A su padre no le agradaba que los niños fueran mimados o tímidos, comprendería perfectamente si al viejo señor le terminaba desagradando su tesoro.
Pero fue un alivio que una sonrisa natural apareciera en los labios de su padre, apoyando su mano arrugada encima del hombro de Taehyun y haciéndolo temblar por tal acto desprevenido.
— Yo soy JungHo —Lo que tenía que hacerle saber SunHa a su pequeño niño, era que fue aprobado—, tu abuelo.
— No demoraré, ¿bien?
BeomGyu miraba desde una de las habitaciones de invitados hacia el jardín, donde Taehyun estaba recostado contra un árbol con un libro en mano mientras que SunHa le decía cosas tomándolo de las mejillas.
Cuando la mujer se fue con todos los mayores y la casa quedó solo con los nietos, decidió salir de su zona de confort y socializar con sus primas, pero estas parecían más curiosas por Taehyun, quien ignoraba todas las miradas que le tiraban desde el living.
— Es muy tímido, ¿verdad? —dijo RyuJin apenas BeomGyu se sentó a su lado en el sillón—. No ha dejado de leer ese libro, ¿tendrá celular?
— ¿No es menor para tenerlo?
— Tiene catorce, Beomgyu —soltó en un tono incrédulo, pero aún con su típica sonrisa en sus labios para voltear a mirar a su primo—. Además, hablas como si fueras mayor, cuando solo tienes quince.
— Tú también tienes quince.
— Ñiñiñi.
El varón sacó su lengua como una tonta forma de hacer enojar a su prima, y esta le sacó el dedo medio, dejándolo atónito.
Aburrimiento, todo era aburrido, la única que parecía divertirse era Lia que jugaba con la bebé de su tío JungHan. ¿Las gemelas? De seguro probándose toda la ropa que les dieron como regalo adelantado.
— ¿Deberíamos hablarle? —propuso Ryujin, recibiendo una negación por parte de BeomGyu inmediatamente—. ¿Por qué? ¿Celoso de que Taehyun le agrade más al abuelo?
— Ni siquiera me importa la herencia.
— Uh, yo no dije eso.
Molestosa.
Las carcajadas de RyuJin lo hicieron bufar, un temperamento de niño de cinco años era característico en Beomgyu, quien se fue con molestia de nuevo a su habitación.
Si se había negado a hablarle a Taehyun con Ryujin era porque no quería que esta robara toda la atención del menor. Sus molestas bromas y estilo sin tacto era muy agradable para cualquiera, considerándola como una amiga en pocos minutos, mientras que él era mucho más reservado.
Cayó boca arriba sobre la cama, tapándose el rostro con el antebrazo y quedándose así por un buen rato hasta que se dio cuenta que no quedaría dormido pronto. Se sumergió en sus redes sociales, encontrando varias fotos de SooBin apenas entró.
Dejando corazones rojos en todo lo que encontraba, las horas pasaron hasta que las siete de la noche fue avisada por un sonido extraño del reloj principal de la vivienda.
Fue tan solo unos minutos después que escuchó pasos por el pasillo. Con curiosidad se levantó de la cama yendo hasta la puerta de su habitación, la que abrió justo cuando la figura delgada de Taehyun pasó en frente suyo.
— Hey.
El castaño se detuvo inmediatamente para voltear a mirarlo con el ceño fruncido. Ya era demasiado obvio que Taehyun no podía socializar, por lo menos no ahora que recién los estaba conociendo.
Pero de todas formas BeomGyu salió completamente de su habitación para recostarse sobre la pared grisácea, examinando de pies a cabeza al menor.
— ¿No te aburres solo?
No entiende por qué es que aquel lindo chico se ruborizó por una pregunta tan simple, pero le dio cierta satisfacción ver como es que el pequeño reaccionaba a sus palabras, por lo que se acercó un paso hacia él.
— Un poco —musitó Taehyun con la mirada baja mientras fingía estar interesado en la pasta del libro. Tierno.
— ¿Te parece si mañana salimos? —por fin los bonitos ojos del menor lo miraron directamente, curiosos—. Dudo que nuestras primas quieran ir a pasear por ahí, quiero ir contigo.
— ¿En serio?
— Uhum.
Por primera vez, una sonrisa emocionada se pintó en el rostro bonito de Taehyun, que terminó encantándole de más a BeomGyu.
— ¿A qué hora? —preguntó casi dando saltitos como un niño pequeño, sin dejar de abrazar el libro contra su pecho.
— ¿Una de la tarde? Luego del almuerzo, supongo.
— Le avisaré a mamá.
Beomgyu asintió, tratando lo posible por verse desinteresado.
Tal fachada se sintió demasiado forzada cuando el cuerpo delgado de Taehyun se acercó al suyo, con la única intención de ponerse en puntillas y dejar un besito en la mejilla del mayor.
Una acción tan simple como sentir una pequeña boca chocar contra su mejilla con delicadeza, pero que se podía reforzar con un agarre fuerte en aquella delgada cintura sin tan solo BeomGyu no tuviera un control de la fantasía con la realidad.
Este último no pudo evitar aquel bombeo rápido de su corazón provocado por la confusión y ternura que le dio el olor a vainilla proveniente de la cabellera del menor.
Dos segundos luego, Taehyun sonrió con la inocencia característica de él, sin interesarle el espacio personal entre ambos que tentaban a BeomGyu de tomarlo y besarlo como quiso desde que llegó, pero de todas formas fue de mucha ayuda que Taehyun se alejara, deseándole las buenas noches.
Fue tan extraño y tierno que no pudo dormir correctamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro