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Capítulo Siete

— Deja de mirar como idiota.

La palabra "idiota" parecía ser la favorita de Choi BeomGyu a sus seis años. No paraba de decírsela al menor de ojos lindos que de cada tanto chequeaba los preciosos juguetes que tenía, siempre disimulado, pero no lo sufiente como para que BeomGyu no se diera cuenta.

— Tanto quieres un juguete, pídeselo a tu mamá.

«Ella no puede comprarlo» fue lo que resonó en su cabeza mientras se encogía cada vez más en el sillón al tener la mirada enojada del mayor encima suyo.

Ya con un año conviviendo con aquel niño, BeomGyu se aburría de él. El mayor quería que el cobarde respondiera, no que se quedara callado bajando la mirada, eso no era para nada entretenido.

— ¿O acaso tu mamá no te quiere? —la pregunta llamó completamente la atención del menor, quien parecía algo fastidiado por aquella insinuación—. Parece que no, ¿cierto?

— Ella sí me quiere —susurró, tragando duro ante la sonrisa fría del mayor—. Solo que no tiene dinero.

— ¿Entonces por qué a mí sí me los compra?

No iba a creerle. BeomGyu siempre quería hacerlo sentir mal, y SunHa le había dicho que era mejor ignorarlo y no creerle, porque BeomGyu decía mentiras con la única intención de lastimarlo, como el que era "feo", y Taehyun sabía muy bien por opinión de otras personas que él era muy bonito, así que eso era suficiente para confirmar que BeomGyu estaba loco.

— No te los compra.

— Sí lo hace —pero BeomGyu lo decía de una forma que hacía a Taehyun dudar, tan seguro de sí mismo, ¿cómo podía mentir de tal manera?—. La mitad de mis juguetes ella me los regaló, ¿y sabes por qué?

El nudo que comenzaba a formarse en su garganta hizo que desviara la mirada hacia el suelo, sin necesidad de responder para que BeomGyu exclamara algo que le dolería a cualquier niño de cinco años.

— Porque ella me quiere más a mi que a ti —el rostro serio cambio ligeramente a uno burlón, decidiendo que ya era suficiente, siguió jugando con sus pequeños autos—. Y eso si es que te quiere algo, porque yo siento que no le importas a tu ma-

— BeomGyu.

El relato superior del menor fue interrumpido por la voz notablemente enojada de SunHa, quien venía al lado de YoungMi con muchas bolsas de compras en manos.

El menor rodó los ojos. Atrás de las hermanas llegaban DangHoon, su padre, y HanSung, la sirvienta, ambos algo alejados de la discusión que se formaría.

— ¿Qué es esa forma de hablar? —SunHa dejó todas las bolsas sobre uno de los sillones, comenzando un regaño—. YoungMi, ¿puedes corregir a tu hijo?

La mencionada soltó un suspiro pesado, volteando a mirar al niño que estaba sentado sobre la alfombra rodeado de juguetes.

— BeomGyu, no seas así con Taehyunnie —pidió ligeramente cansada—. Préstale tus juguetes y deja de comportarte mal.

— No quiero.

— Préstaselos.

— ¡No quiero!

La mirada intensa y enojada del menor dejaron rendida a la mayor que se sentaba en el sillón individual, pero SunHa no dejó la situación ahí.

— No es lo que quieres o no, es una orden —la hermana de YoungMi se acercó hacia el par de niños, fastidiada con la actitud del mayor de estos—. Ella es tu mamá, hazle caso y compórtate bien. ¿Qué te ha hecho Taehyun para que lo trates así?

— Es un idiota.

SunHa volteó la mirada hacia la madre de Beomgyu, buscando que lo reprochara por aquella palabra que no tendría que ser usada por un niño de su edad, pero YoungMi solo había sacudido su mano en el aire, restándole importancia.

— No le hagas caso —la mujer sacó su celular del saco que llevaba, mirando la hora e ignorando la indignación reflejada en el rostro de su hermana—. Ya luego hablo con él.

— Más que hablar con él, deberías llevarlo al psicólogo —la mirada ofendida de YoungMi se posó encima de ella, pero no la detuvo—. Todos ustedes deberían ir ahí y recibir-

— ¿Nos estás diciendo locos?

— ¿Desde cuándo ir al psicólogo significa estar loco? —SunHa. rodó los ojos, antes de comenzar a acercarse al menor sentado en el sillón—. Llévalo si no quieres que sea peor de grande.

— Es un niño, cuando crezca se corregirá y se dará cuenta.

— ¿Y qué pasará con Taehyun? —trató de tomar al mencionado en brazos, pero el menor parecía no querer ir con ella, de seguro por el miedo de lo que dijera su madre, por lo que decidió solo dejarlo sentado—. ¿Él tiene que tragarse todo el comportamient-

— Señora, deje de discutir, por favor —HanSung por fin habló, dando un paso hacia adelante en el living—. Le diré a Taehyun que deje de molestar a BeomGyu.

— ¿Molestar? Hansung, Taehyun-

— Taehyun es un poco fastidioso, créame.

SunHa frunció el ceño antes de mirar el rostro del mencionado. El hijo de HanSung solo tenía la mirada baja, jugando con sus manitas sin saber cómo defenderse, sin saber cómo decir la verdad y dejaran de señalarlo injustamente.

— Dejemos esto aquí —DangHoon trató de bajar la tensión, pero la hermana de YoungMi no quitaba aquella mirada enojada de su rostro—. SunHa, yo hablaré luego con BeomGyu.

— Sí, mejor —terminó su esposa, levantándose del sillón—. HanSung, alístate, necesito que me acompañes esta noche al aeropuerto, no puedo cargar sola mis maletas.

— Está bien, señora.

Taehyun evitó formar un puchero cuando los mayores comenzaron a irse del lugar, además de que no se le hacía agradable dormir completamente solo esa noche, su mamá no estaría, no podría escuchar su voz venir ni de la habitación de BeomGyu.

Pero SunHa siempre estaba ahí.

— ¿Quieres que te lea un cuento hoy?

¿Un cuento? A Taehyun nunca le leían antes de dormir, solo su maestra en el kínder, pero luego...

— ¿En serio? —musitó, sin notar aquella mirada envidiosa encima suyo del niño que estaba en la alfombra.

— Uhum, mi esposo aún llegará en una hora —SunHa le sonrió dulce, pellizcando suavemente la mejilla del menor—. Podemos hablar antes de que te duermas, si quieres.

La sonrisa que lo hacía aún más bonito decoró el rostro del inocente Kang, quien asintió con su cabeza repetidas veces a la idea. La mano de SunHa se ofreció para ayudarlo a bajarse, e ignorando a BeomGyu por la emoción que sentía, fue con la mayor a la habitación.

SunHa siempre era muy agradable con él, haciendo lo posible para que llegando a la mansión luego de ir al doctor, comenzaran a jugar. Le hablaba de muchos seres mitológicos, de lo que trabaja en Estados Unidos, de lo diferente que era la vida ahí. ¡Hasta le había prometido que lo llevaría algún día! Eso alegraba la curiosidad del menor.

— ¿Qué tipo de cuento quieres? —preguntó la mayor que estaba sentada al borde de su cama luego de haber estado mucho tiempo hablando sobre cosas triviales e interesantes, él iba arropado hasta el pecho, sus bracitos estirándose para poder dormir cómodo.

Su mamá ya se había ido, probablemente llegaría en la madrugada, así que debía dormirse rápido si no quería quedarse esperándola hasta tarde.

— El de los dioses.

SunHa sonrió ligeramente, se le hacía tierno el interés que mostraba Taehyun a aquellos relatos, así que luego de estirarse un poco para poder alcanzar el libro que había pedido el menor, lo abrió sin saber cual contarle exactamente.

— ¿Hay alguno que tenga tu curiosidad hoy?

— Uhm... nop —Taehyun formó un puchero, incorporándose ligeramente para poder mirar el libro lleno de dibujos que SunHa miraba hoja por hoja.

La imagen de una mujer aterradora lo asustó un poco, solo un poco, porque Taehyun era muy valiente, tanto como para pedirle información de aquel monstruo.

— ¿Quién es ella? —preguntó, y SunHa evitó pasar a la siguiente página—. ¿Es un monstruo? Se ve fea...

— Se llama Medusa —SunHa dejó un corto silencio, debatiéndose de si contarle al menor la historia de aquella imagen—. Te hablaré de ella, ponte cómodo.

Taehyun sonrió emocionado, sumergiéndose bajo las sábanas y sacando solo su carita para mirar a la mayor leer el libro, pero ella no hizo esto último, al parecer ya sabía la historia de ese monstruo.

— Medusa era una bella mortal-

— Pero es fea.

— Dije que "era" —Taehyun asintió ligeramente, algo atento a lo que decía—. Ella era demasiado bonita, con rizos muy lindos además de un cuerpo en forma como la mayoría de las diosas. Lamentablemente eso mismo, más  la lujuria del dios del mar, Poseidón, la llevó a su tragedia.

— ¿Qué le paso?

— El hombre ultrajó su cuerpo en-

— ¿Ultra- qué?

SunHa desvió la mirada de los ojos confundidos del menor, no se le hacía cómodo hablar de un tema tan delicado con tal criatura inocente, por lo que decidió cambiar aquella palabra, regresando la vista a los ojitos curiosos del menor. —Le hizo daño, Taehyunnie, mucho.

El rostro del mencionado pareció volverse triste ante ello, y SunHa no pudo evitar acariciar su cabello ligeramente ondeado con delicadeza por la dulce sensibilidad que poseía Kang ante los relatos.

— Pero Atenas terminó castigándola a ella-

— Pero no hizo nada.

— A veces hay injusticias, bebé —SunHa imitó aquel puchero que se formó en los labios del menor, sacándole una sonrisita a este—. Atenas se enojó demasiado, tanto que decidió volverla en un monstruo. Sus lindos rizos se convirtieron en serpientes tenebrosas, y cada que algún hombre la mirara a los ojos, ellos quedarían petrificados.

— ¿Ella le hizo eso al señor que la lastimó?

— No, cielo, no tuvo la oportunidad de-

El relato de la mayor fue interrumpido por un fuerte tono de llamada que logró asustarla a ella y al mismo pequeño acurrucado en las sábanas. Ya se imaginaba quién era, su esposo probablemente había llegado para llevarla a casa en el auto, así que con todo el pesar, miró a Taehyun con la disculpa pintando sus ojos.

— Me tengo que ir, Taehyunnie.

El menor notó el rostro desanimado de SunHa, por lo que no pensó mucho antes de quitarse las sábanas y arrodillarse a su lado en la cama, dejando que sus labios besaran la mejilla de la mayor que más lo quería en la mansión.

Aquella mujer sonrió enternecida para luego tomarlo en un abrazo rápido que le provocó una risita.

— Prometo venir mañana para contarte más, ¿de acuerdo?

— Síp —Taehyun se deshizo el abrazo antes de volver bajo las sábanas. La mayor se había levantado de la cama tomando su bolso y decidiendo dejar las luces prendidas por si es que el niño llegaba a tener miedo—. Adiós, señora SunHa.

— Hasta mañana, Taehyunnie —la mujer le dio una última mirada en el umbral de la puerta, asegurándose de que todo estuviera en orden—. Duerme en los brazos de Morfeo.

El menor asintió feliz al saber a qué se refería y cerró los ojos, escuchando luego el sonido de la puerta siendo cerrada. Deseaba dormirse rápido, en realidad, tenía demasiado sueño luego de haber jugado con SunHa, pero el nítido ruido de la puerta siendo abierta luego de unos minutos sobre el silencio de la mansión le hizo abrir los ojos, incorporándose hasta quedarse sentado sobre la cama.

Sus ojos se enfocaron en DangHoon, quien le sonrió ligeramente desde el umbral de la habitación.

— Taehyun, ¿podemos hablar?

El menor asintió inmediatamente con la cabeza, sus sedosos cabellos sacudiéndose en la acción mientras DangHoon se sentaba al borde de la cama, a su lado.

— He hablado con BeomGyu sobre los problemas que ambos tienen —y sabía perfectamente qué seguiría luego de eso—, dudo que logre convencerlo de jugar contigo.

El menor mordió su labio inferior sin algún entusiasmo, ya le había quedado muy claro que ser amigo de Beomgyu sería una tarea imposible.

— Pero ahora que se acerca navidad... —musitó el hombre, recibiendo su completa atención—, quería preguntarte qué te gustaría como regalo.

— ¿Qué?

— Te regalaré un juguete.

Los ojitos del menor se abrieron un poco más al escuchar aquellas palabras, demasiado emocionado de la noticia que no pudo evitar ese pequeño grito agudo que desató una risa en el padre de BeomGyu.

— ¿En serio? —preguntó casi dando saltitos sentado, DangHoon asintió—. ¿Por qué?

— Te has comportado muy bien este año junto a nosotros, Taehyunnie.

Las manitas del pequeño Kang taparon su propia boca para evitar gritar emocionado, tal vez estaba exagerando, pero era un niño, y saber que le darían un regalo le alegraba demasiado. Incluso se le hacía muy impresionante caerle bien al señor Choi, que era la cabeza principal en la familia.

— Te lo mereces —DangHoon le sonrió—. ¿Qué te parece ese oso grande que está en la habitación de Beomgyu?

Taehyun asintió repetidamente a aquella propuesta, pero toda la alegría y emoción fue cambiada por incomodidad cuando la mano algo rasposa de DangHoon se posó en su mejilla, acariciándola lenta y tortuosamente. Su mirada tenía una chispa demasiado extraña que el pequeño Kang nunca había visto en sus cortos cinco años.

Se volvió casi en una estatua viendo aquella sonrisa rara en los labios del padre de BeomGyu, le daba miedo, pero no sabe por qué. Era una sensación de náuseas y vértigo acariciando su garganta, de la misma forma que el dedo gordo de DangHoon acariciando su rosado labio inferior.

Sin nada más que decir, el mayor lo soltó y se fue de la fría habitación silenciosa, dejándolo completamente solo. Taehyun ya se imaginaba que no dormiría cuando supo que su mamá llegaría tarde, pero nunca se le pasó por la cabeza que la razón sería esa angustia molesta apretando su pecho.

Una bella mortal fue violada, pero la castigaron a ella.

Ahora es un monstruo que todo hombre teme mirar.

Tal vez fue algo favorable para ella dejar de ser una doncella y así volverse en un ser vil: no volvería a ser lastimada, aún si el principal objetivo fue castigarla.

No soy medusa, mírame a los ojos

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