Capítulo Doce
— ¡Ta-da! ¡Despierta, Beommie! —los gritos en su oído lo hicieron bufar frustrado, intentando lo posible para quitarse el gran peso encima suyo a tales horas de la mañana—. ¡SooBinnie está aquí! ¡Despierta!
Las horas desvelándose en las tareas daban de resultado serle imposible poder levantarse de buen humor, y aquello empeoraba cuando su amigo de la infancia llegaba de un viaje a visitarlo inmediatamente, saltando encima suyo para levantarlo a la fuerza.
— Beommie —soltó en un quejido el mayor, sus labios abultados en un puchero sin tener la intención de salir de encima de Beomgyu hasta que este se dignara en levantarse y abrazarlo, feliz de su llegada luego de un mes—. ¿No te emociona que esté aquí? ¿Beommie?
— De seguro se desveló en las tareas —escuchó una segunda voz, esta muy contraria a la emocionada de SooBin—. Algo que tú deberías hacer.
Resignado, abrió los ojos, encontrando el rostro de SooBin demasiado cerca al suyo mientras que este miraba a YeonJun con un puchero.
Su mano fue hacia la mejilla de Soo, pellizcándola con un poco de fuerza y haciendo chillar al mayor desprevenido, pero no fue incoveniente para que este sonriera emocionado, volviendo a abrazarlo fuertemente.
— ¡Beommie, despertaste! —SooBin chilló sin dejar de abrazarlo en la cama—. ¡¿Me extrañaste?!
— Uhum.
— ¡Oww, yo también te extrañé demasiado!
SooBin lo siguió abrazando por unos segundos más, hasta que cayó en cuenta que ya era tarde para que BeomGyu fuera a la escuela, siete con veinte minutos, debía dejar a su amigo libre de sus abrazos.
— ¡Sydney es hermoso! —exclamó SooBin sentado en la cama, mientras que Beomgyu buscaba su ropa de la escuela en el armario de la celeste habitación—. Debes ir de vacaciones allá, es muy bonito, ¿verdad, Yeonjunnie?
El chico parado en el umbral de la puerta que estaba demasiado entretenido en su celular, asintió a las palabras de SooBin, confirmando aquello.
— Le pedí a papá que te comprara algunas cosas, ¡cierra los ojos, Beomgyu!
— Estoy con la hora, hyung.
Su respuesta no pareció gustarle al chico de quince años, quien miró a YeonJun para que este hiciera algo. Lamentablemente, su preciado Yeon no dejaba de teclear en el celular, demasiado distanciado de lo que le pasaba al otro par dentro de la habitación.
— ¿Quién te está mensajeando? —YeonJun negó con la cabeza a la pregunta de SooBin, enojando a este al no recibir la atención del mayor—. ¿Quién te está mensajeando?
— Olvídalo.
— Pero-
— SooBin hyung, ¿pueden esperarme en el living? —SooBin lo miró inmediatamente, asintiendo y levantándose de la cama—. Necesito alistarme.
— Oki doki.
SooBin se acercó a él a dejar un piquito en su mejilla, corriendo fuera de la habitación tan pronto lo hizo y cerrando la puerta de paso.
Una actitud aniñada como la de SooBin podía considerarse estresante para alguien de la edad de BeomGyu, que era cuando los jóvenes se querían ver más serios y "cool", cosa que no les salía por las típicas inmadureces de siempre.
Se tomó su tiempo para bañarse y vestirse, pero al salir de la habitación y encontrarse con su madre, esta detuvo todos sus planes.
— ¿A dónde crees que vas?
— ¿A la escuela?
— ¿Lo olvidaste?
— ¿Qué cosa?
YoungMi rodó los ojos por aquella irresponsabilidad de BeomGyu al olvidarse de lo que no se debía de olvidar.
— Pasado mañana se cumplen veinticinco años de la muerte de tu abuela —dijo obvia, retomando su caminata hacia la cocina y dejando a BeomGyu en medio del pasillo—. Hoy iremos a la casa de tu abuelo por una semana.
— ¿Qué? —preguntó incrédulo, corriendo detrás de su madre para llegar a su lado—. Pero esta semana tengo exámenes.
— ¿Eso es más importante que compartir tiempo en familia?
Beomgyu bufó exasperado. Claro, su madre no entendería su frustración al no ser ella la que pasara vergüenza al ser reprobada, pero de todas formas volvió a su habitación, resignado en cambiarse de ropa a una más formal.
Muy pocas veces iban a la casa de su abuelo, esta estaba demasiado lejos, además de que aquel viejo hombre siempre se abstenía de encariñarse con sus nietos. Parte de estos eran Beomgyu, Wonyoung y Lena, estas últimas dos siendo gemelas.
Recuerda débilmente a sus otras primas, con las que se había conocido a sus diez años, pero como se esperaba de la familia Choi, no eran muy unidos como para darse encuentros cariñosos, y todo eso por la agobiante malicia de ser los heredores de todas las riquezas del anciano aún vivo.
Su madre no se veía con sus hermanos, no recuerda haber visto a su único tío otra vez, tampoco a su otra tía. Hasta había una que muy pocas veces era mencionada, a la cual nunca en su vida había visto por vivir en Estados Unidos.
El encuentro de toda la familia Choi sería una reunión muy incómoda, en el que seguro habría demasiado pleito por las diferencias.
Pero nada que no se pudiera arreglar con una mirada despectiva de su abuelo, quien no dudaba ni un segundo en botar a alguna persona de su mansión si esta se pasaba con las palabras filosas, no importándole si era su hijo, o su nieto.
— Ponte ropa cómoda que hoy no será la misa, BeomGyu —le dijo DangHoon cuando ambos se encontraron en el comedor—. Eso si no quieres llegar todo incómodo luego de tres horas de viaje, claro.
— Lo mismo me dijeron la otra vez y era el único en jeans.
— ¿Cómo vas a ir en jeans al cumpleaños de tu abuelo?
— No me avisaron —respondió obvio.
— Estás grande como para decirte qué hacer y qué no.
BeomGyu suspiró con molestia, definitivamente su humor en las mañanas no era el mejor, eso lo podría comprobar SooBin quien era la víctima de sus palabras hirientes, pero que no se quejaba porque luego BeomGyu le daba ese tipo de cariños característicos de su buen humor.
Su amigo tuvo que despedirse con un puchero, pero aseguró que volvería la próxima semana para que ambos se divirtieran a más no poder. De seguro eso era más emocionante que estar sentado tres horas en el largo auto de su padre, escuchando a sus hermanas cantar la última canción de The Weeknd, o a su madre quejándose del alto precio del spa al cual frecuentaba.
El tiempo pasó demasiado rápido, y en un abrir y cerrar de ojos todo el auto se oscurecía al entrar por el túnel que llevaba a la cochera trasera de la gran casa, siendo recibidos por algunos sirvientes que los ayudaron con las maletas.
El tío JungHan seguía viéndose igual de joven que la última vez, hablaba animadamente con su esposa mientras le importaba muy poco que su hija de dos años estuviera gateando cerca de un cactus pegado a la puerta del gigantesco jardín.
BeomGyu entonces miró hacia su derecha, encontrándose con la tía RyuLi, la cual se enfocaba en su celular, seguro esperando distraerse como sus otras dos hijas hasta que el jefe del lugar saliera de su habitación a darles la bienvenida.
La familia nuclear de BeomGyu tuvo que toser para que los otros los miraran, levantándose por cortesía y saludándose con besos en la mejilla como con apretones de mano.
Si era sincero, le hubiera gustado ser más cercano a sus primas y así no aburrirse en su celular como hacía justo ahora, pero era normal que hubiera envidia hacia él si era uno de los principales herederos de todo el dinero de su abuelo al ser el único nieto varón. Digamos que el anciano tenía una mente un poco anticuada respecto a esos temas.
— Oh, ¿por qué mis buitres se miran de esa forma? —La rasposa voz del anciano, dueño de todo, llamó la atención de las tres familias, estas asombrándose al verlo muy bien parado. El viejo sonrió altanero—. Aún no me he muerto, niños.
Al parecer estaba haciendo un chiste respecto a sus hijos. BeomGyu se sintió forzado a sonreír.
La antipática forma de ser del anciano era ya algo a lo que se habían acostumbrado las hijas de su tía, quien venía muy frecuentemente a visitar a su padre, de seguro queriendo ganarse un mejor puesto.
Pero por parte de BeomGyu, aún se incomodaba demasiado cuando el abuelo decía sacásticos comentarios despectivos a sus propios hijos, llamándolos buitres, malagradecidos, aprovechadores. Lo único que lo salvaba era que con sus nietos no se metía, es más, prefería ni mirarlos.
"Trata de ganarte su confianza" siempre recomendaba su madre. "Eres su único nieto, puedes llevarte todo si pones de tu parte, BeomGyu".
Esa idea lo molestaba demasiado, y entendía perfectamente que su abuelo sintiera un repudio hacia sus hijos, aún si los reunía de alguna u otra forma para hacerlos ver todo lo que podían perder si se les daba por ir contra él.
La cena de bienvenida transcurría con normalidad, indirectas demasiado directas, tratando de no perder aquella elegancia característica de las fachas de los Choi.
BeomGyu miró a sus dos primas sentadas en frente suyo, RyuJin parecía desinteresada de lo que hablaban todos, mientras que Lia formaba un puchero al escuchar a su propia madre decir cosas feas en contra de todos.
En una semana podría empatizar fácilmente con ellas, era eso o ahogarse en la cama de invitados mientras navegaba en sus redes sociales.
O también, podría ser otra opción.
— Señor, disculpe que lo moleste —un sirviente se metió en media discusión con algo de miedo—, pero ha llegado una mujer y dice que-
— SunHa.
El nombre mencionado casi nunca por su madre en los labios de su abuelo sonó demasiado dulce, tanto que BeomGyu se quedó terriblemente confundido.
La menor hija de su abuelo era mencionada con fastidio por su madre, quien evitaba todo lo posible para no sacar el tema de aquella "descarada" que al parecer le había hecho pasar un mal rato en el pasado.
Beomgyu no entendía por qué, y YoungMi siempre pedía que no le rogara explicaciones. "Es una mujer codiciosa, creída. Gastó mucho dinero en quedar embarazada, pero no lo logró, estoy segura que es porque no merece ser madre".
Dejó los utensilios encima del plato, apoyando sus codos en la mesa y recibiendo una mala mirada de YoungMi, pero no le importó: le parecía más interesante conocer a su tía demasiado odiada por su progenitora.
Fue sorprendente que hasta su abuelo se hubiera levantado de su silla apenas aquella mujer de cabello profundamente negro y corto entrara a la sala. A su lado, un robusto hombre de aspecto gringo llegaba.
Todos los presentes se lavantaron casi por obligación, mirando como la mujer era abrazada por su abuelo, quien tenía pintada una gran sonrisa después de tanto tiempo sin verla.
— ¡Mi adorable SunHa! —eufórico, su abuelo tomó las mejillas de la mujer, pellizándolas con alegría—. ¡Mi niña, viniste!
Una escena cálida observada por el esposo de SunHa con una agradable sonrisa, pero BeomGyu no se pudo enfocar mucho en él.
Detrás del robusto hombre, alguien parecía no querer mostrarse ante los ojos de los demás.
BeomGyu inclinó su cabeza a un lado, tratando de mirarlo mejor pero si lograr su cometido. Y cuando su abuelo por fin liberó a su tía, pudo ver aquel rostro angelical, parecido al de alguna figura de muñecas, tan definido y lindo, demasiado perfecto ocultándose detrás del gran hombre.
Tontas las dopaminas, feniletilaminas y oxitocinas provocantes del leve flechazo que sintió BeomGyu apenas aquellos lindos ojitos se cruzaron con los suyos en una mirada tímida.
Las hormonas de su cerebro eran las culpables, así como su pasado.
Nota: holi LSNSONS ay, el capítulo pasado lo sentí muy cortito para el tiempo que habían esperado, por lo que les adelanto esto 😔 En fin, ¿todo bien en casa? Por la mía creo que sí, por ciert0 ESTOSJDONQDOJWD estoy pensando subir "análisis" Taegyu a Youtube, ¿ustedes que dicen? JJSJSJJELSJDLSJS ya, bai KWJDOAJODDK ❤️
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