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Capítulo Dieciocho

— ¿Por qué no se va a su habitación?

YeonJun dejó de acariciar la cabellera sobre su pecho para mirar a EunSoo, quien estaba recostada sobre una de las tumbonas de la mansión a su lado.

Los tonos dorados del sol de la tarde chocaban sobre sus cuerpos, mas estos no eran la principal fuente de calidez de Yeonjun. Lo que protegía al mayor del ligero frío era otro cuerpo entre sus brazos, que se removía entre sueños y suspiros tranquilos.

Ambos estaban acostumbrados a eso, SooBin disfrutaba mucho pasarse la tarde en la piscina principal y luego salir de esta a acurrucarse entre las piernas y brazos del mayor, al que no le importaba mojarse el cuerpo si eso salvaba a SooBin de una pulmonía.

Pero otras personas no veían aquello normal, y en estos momentos, la novia de Beomgyu parecía burlarse de él al tener a un gran chico durmiendo sobre su pecho como si se tratara de un bebé.

— Porque no se le da la gana, ¿por qué más?

EunSoo soltó una risita desquiciante por la respuesta que solo fastidió más al mayor. ¿Por qué no mejor se iba a leer un libro como hacía BeomGyu al otro lado de la piscina? Eso sería más agradable que tenerla preguntando cosas obvias y con intenciones de molestarlo.

— Pareces su papá —siguió la joven mientras se subía un poco más la toalla ante la ligera brisa que le causó escalofríos hasta al mismo chico durmiente—. Él ya tiene veinte años como para seguir comportándose así o hacer ese tipo de cosas, ¿no crees?

— Está en su casa, no creo que en la tuya te prohíban de hacer algo, ¿no?

— Claro que sí me prohíben muchas cosas que me gustaría hacer —la menor sonrió de lado apenas notó que Yeonjun se fastidiaba más de sus palabras—. ¿Te apetece saber qué?

— No me importan.

EunSoo rio una vez más, pero para alivio de YeonJun, BeomGyu comenzaba a acercarse a ellos por sobre el puente de la gran piscina.

Esos días donde SooBin invitaba a su único amigo y este traía a su molestosa novia le jodían el humor a Yeonjun. De todas formas se tenía que aguantar porque, uno, no era su casa para decidir quién venía y quién no; dos, Beomgyu era la única persona con la que SooBin logró socializar desde sus seis años.

Mientras más se acercaba Beomgyu con la toalla alrededor de su cuello, YeonJun más ajustaba su agarre en el cuerpo que tenía entre sus brazos. Una vez el chico llegó a ellos, tomó su mochila del suelo sin siquiera mirar -había que aclarar que Beomgyu tampoco se llevaba muy bien con el "niñero" de SooBin.

— EunSoo, vámonos.

La mencionada se bajó los lentes de sol para mirar directamente a los ojos del joven, este parecía apurado tomando sus cosas del suelo, ignorando completamente la sonrisa satisfecha de Yeonjun que comenzó a mirar hacia la piscina sin importarle lo que pasaba con la pareja.

— ¿Tan rápido?

— Hay una emergencia en mi casa —le explicó por fin con todas sus cosas metidas en la maleta. Beomgyu tuvo que toser un poco para recibir la atención de YeonJun, quien asintió al darse cuenta que se estaba despidiendo—. Le dices a SooBin que mañana vendré a ayudarlo con su uniforme, por favor.

— ¿Quieres que le avise a algún chofer que los lleve?

— No gracias, mi papá ya mandó a uno para que venga por nosotros.

— Está bien, adiós —Beomgyu asintió sin tanto interés y dio caminata hacia la salida del lugar, tras él, EunSoo con una mueca disgustada: ella prefería quedarse a dormir bajo el cálido sol del atardecer, no meterse a un auto y ser llevada a casa como si fuera una niña.

Pero eso era exactamente lo que quería YeonJun, que el par se vaya y lo dejara en paz con los rayos dorados sobre el rostro del menor, quien comenzaba a temblar mientras la brisa se hacía más fuerte y el sol comenzaba a esconderse.

Casi doce años cuidando al hijo de una de las familias más poderosas era un estrés, un estrés que se podía desvanecer en tardes de este tipo, viéndolo jugar en la piscina y luego salir de esta y correr a él para acurrucarse en medio de sus brazos sobre la tumbona.

Pero que Beomgyu formara parte de eso solo empeoraban el mal humor de YeonJun, dejándolo con un rostro fastidiado mientras miraba el cielo rosáceo, sin darse cuenta que los ojos curiosos del menor lo observaban desde abajo.

— ¿Estás enojado, hyung?

La pregunta asustó a Yeonjun, mirando inmediatamente el rostro cansado de su menor con cierto asombro y logrando robarle una sonrisita sin alguna intención.

— No —respondió luego de unos segundos que fueron aprovechados por SooBin para acomodarse sobre su regazo.

— ¿Seguro? —insistió, comenzando a mirar hacia los lados—. ¿Y Beommie hyung?

— Tuvo una emergencia.

La boca y ojos de SooBin se abrieron con sorpresa, ahora parecía más despierto y hasta casi se cae de la tumbona, mas YeonJun logró ajustar el agarre en su cintura.

— ¡¿Emergencia?! —chilló, acercando el rostro hacia el del mayor para buscar explicaciones—. ¡¿Qué emergencia?! ¡Hyung, no te duermas!

— No sé, SooBin —YeonJun rodó los ojos y el rostro del menor pareció palidecer aun más—. Tampoco me importa.

— ¡¿Cómo no te va a importar?! ¡¿Y si su patito se murió?!

— Beomgyu no tiene pato.

SooBin detuvo su drama para suspirar aliviado. Cierto, Beomgyu no tenía pato, ni ninguna mascota. Pero de todas formas se le hacía cruel que YeonJun estuviera tan tranquilo respecto a una "emergencia", tanto que achicó los ojos, mirándolo acusatoriamente. YeonJun ya estaba acostumbrado a esos ataques extraños del menor, por lo que solo sonrió.

— ¿Por qué me miras así?

— Porque no tienes sentimientos —musitó el menor, encorvando su cuerpo para hundir el rostro en el pecho del mayor—. Déjame buscar tu corazón.

— Tonto —YeonJun sonrió una vez más, alejando con un poco de fuerza el cuerpo húmedo del menor que comenzaba a hacerle cosquillas balbuceando sobre la piel de su pecho—. Ya levántate y ve a cambiarte de ropa, tus padres llegarán en cualquier momento.

SooBin hizo caso, pero no sin antes meterse una vez más al agua con demasiado cuidado de no ahogarse aun si la piscina era de un metro con treinta centímetros.

El cuerpo de YeonJun siguió recostado en la tumbona, mirando las acciones del menor que iba hasta el otro lado de la piscina para no tener que caminar descalzo por el caliente suelo.

— ¡Hey! —llamó apenas vio como SooBin corría dentro de la casa sin cuidado de resbalarse con toda la ropa pesada del agua—. ¡SooBin, mojarás el suelo!

— ¡Las señoras lo limpiarán!

Apenas llegó, se encontró con los empleados demasiado ocupados corriendo de un lado a otro, guardando cosas de importante valor y que en su vida fueron escondidas de los ojos humanos. Fue tanta la confusión que no se dio cuenta que se había quedado como idiota en medio del lío hasta que los tacones de su madre sonaron tras suyo.

— ¿Qué pasó? —YoungMi no levantó la mirada del iPad. Estaba muy bien arreglada, pero con el maquillaje algo sudoroso del esfuerzo mental y físico que hacía en esos momentos—. Mamá... ¿má?, mamá, ma- —su insistencia fue devuelta por un ligero manotazo en su hombro, que no buscaba ser gracioso pero que le robaron una sonrisa.

Ver a su mamá enojada era demasiado divertido para el veinteañero.

— Anda a alistar tus cosas.

— ¿Para qué?

— Iremos a la casa de tu abuelo.

— ¿De la nada?

Las preguntas de BeomGyu solo lograron fastidiar más a la mayor, que no podía soportar el ruido ocasionado por todas las cosas de gran valor chocando al ser guardadas en cajas.

— ¿Quieres dejar de hacer preguntas y apurarte?

— ¿Pero por qué andan todos desesperados?

— Tu abuelo tuvo un problema en la mañana —explicó la mujer, devolviendo la mirada al objeto de sus manos mientras enviaba más mensajes—. Le dio un infarto.

— ¡¿Qué?!

— No pongas esa cara, que no se ha muerto.

— Pero pronto lo hará.

— DangHoon, no digas idioteces.

BeomGyu volteó a mirar a su padre bajar las escaleras con varias maletas en mano. ¿Él también iría? ¿Tenía el descaro de estar frente al abuelo luego de tanto tiempo y fingir como si no hubiera pasado nada? Si JungHo no se había muerto con aquel infarto, seguro se moriría del enojo.

— Es la verdad, por las puras estás haciendo tantas maletas. ¿Crees que lograrás pasar tiempo con él más de tres meses? —Su padre soltó una carcajada sarcástica, dejando todas las cosas sobre el piso de mármol y sin importarle el daño que le ocasionaba a YoungMi—. Ese hombre de milagro vivirá una semana. En vez de preocuparte por la ropa que usarás, asegúrate que el testamento lleve para nosotros más de la mitad de los bienes.

— Mi padre está mal y tú en lo único que piensas es en-

— Ya, YoungMi, ni te pongas a llorar que nadie te traga el cuento de buena hija.

Beomgyu tragó duro, cada vez más incómodo de estar entre sus dos progenitores.

— Miserable, ¡claro que mi padre me importa!

— Como no —DangHoon tomó de nuevo las maletas, decidiendo ir a meterlas al auto en vez de gastar tiempo ahí—. Y no me levantes la voz, YoungMi.

La mencionada respiró hondo mientras sentía sus mejillas humedecerse del coraje. No esperó más para pasarse el dorso de la mano sobre estas y "limpiarlas", logrando solo machar su rostro más con el rímel caído. Cosa inservible, ¿acaso no era aprueba de agua? Con aquella pregunta se fue del lugar, sus tacones golpeando fuertemente el suelo hacia la habitación principal.

Beomgyu se sintió mal por su madre por aproximadamente diez segundos, pero la empatía duró hasta que sintió a su padre empujarlo ligeramente en el hombro, sacándolo de su burbuja.

— ¿Qué haces parado? —DangHoon tenía el ceño fruncido con una mirada fastidiada hacia su hijo, mas el sonido de más tacones que avisaban a la gemelas bajando las escaleras lo hicieron cambiar de expresión, desviando la mirada hacia la puerta y dirigiéndose a esa—. Ve por tus maletas, apúrate.

Y con una flojera y desánimo inexplicable, tuvo que ir a su habitación, quitándose toda la ropa al llegar al clóset y elegir unas prendas para luego de su baño.

No le importaba que todo fuera un lío en la gran propiedad, ni que su mamá estuviera llorando desconsolada, ni que su padre estuviera reventando de furia, ni que sus hermanas hicieran ojo ciego a todo eso maquillándose y vistiéndose elegantemente.

Lo único que podía invadir su mente era una gran fuga de estrés que tendría al llegar luego de la "semana" de la casa del abuelo, que se refería más en una noche con su novia.

EunSoo

¿Qué pasó?

Viajaré por una semana

¿No estarás conmigo
en el paseo de la
universidad?

No

:(
más te vale
recompensarme

¿quieres que te traiga
algo de allá?

Con que vengas con
todas las ganas de
aguantar más de dos
horas, yo feliz, Beom.

El mencionado sonrió ligeramente, dejando caer su celular en uno de los lavaderos del gran baño. Tener sexo lo relajaba y lo sacaba de todo su aburrimiento, un recibimiento por Eunsoo podría recompensar todo el estrés que pasaría en el hogar de su abuelo.

Oh, el abuelo. Bajo las finas gotas de la ducha, recordó unos cuantos detalles de la última vez que visitó aquel lugar. Y el recuerdo de los lindos ojos llenos de lágrimas más unos labios rojos e hinchados por el previo abuso llegaron a prenderlo: no había necesidad de esperar una semana para quitarse todo el mal humor, porque un chico tímido de mejillas rosas podrían ayudarlo apenas llegara.

Nota: Meper donan por la demora¿ 😭😭😭😭😭😭

Círculo de oración

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         🕯   BEOMHYUN     🕯
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         🕯   CONTENIDO    🕯
         🕯      YEONBIN      🕯
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                  🕯️    🕯    🕯️

por si acaso 👺👌

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