Capítulo Cuatro
Las posibilidades de que BeomGyu quisiera ser su amigo se esfumaron apenas notó aquella diferencia de trato entre él y SooBin.
BeomGyu parecía odiar a Kang, siempre diciéndole cosas que hacían que su corazón se oprimiera sin razón, Taehyun no entendía por qué es que le dolían las palabras sin sentido de aquel niño.
Al cambio, el mayor se volvía alguien "normal" con SooBin, quien era al parecer uno de sus pocos amigos. Choi SooBin había comenzado a visitarlo muy frecuentemente apenas comenzaron las vacaciones, pocas tardes eran las que quedaban en silencio sin presencia del niño de hoyuelos.
La diferencia de trato era demasiado notoria.
BeomGyu no le decía feo a SooBin; BeomGyu le prestaba sus juguetes a SooBin; BeomGyu se acercaba a SooBin; y Taehyun se sentía mucho peor al ver que ese niño de mejillas bonitas no era diferente a él. ¿Por qué BeomGyu quería más a SooBin?
Corrección, Taehyun hasta podía darse cuenta que SooBin sí era diferente a él: era un niño malcriado, o eso opinaba SunHa mientras abrazaba Kang en el sillón luego de haber sido botado por el otro par de la sala de juegos.
La hermana de la señora YoungMi le hablaba a Taehyun sobre cosas que él antes no se había dado cuenta, como el que Beomgyu era un egoísta, y que eso era malo. También que SooBin era un niño demasiado mimado, y que en el futuro eso lo hundiría más.
Taehyun se sintió mejor luego de esas palabras, porque el "malo" no era él, lo era BeomGyu.
Y aún así, no podía evitar sentirse celoso del exceso de atención que le daba BeomGyu a SooBin cuando este ni siquiera se dignaba a compartir sus juguetes.
El amigo de BeomGyu era demasiado celoso con sus cosas, porque "papá me lo compró, es mío". ¿Y acaso no podía compartir? Qué egoísta de su parte.
"Me gusta un niño, ya le dije a papá que me lo comprara"
Taehyun había rodado los ojos por primera vez a sus cinco años, era ridículo, SooBin era definitivamente ridículo, y de todas formas BeomGyu jugaba con él.
Ya ni intentaba unirse a ambos, porque BeomGyu siempre le decía que eran niños grandes, cuando en realidad solo lo eran por un año de diferencia.
Y Taehyun decía ser un niño grande, pero aún así le cerraban la puerta en la cara.
Pequeños detalles como ese comenzaban a notarse frente los ojos de los demás, y puede que esas personas ya no tan desconocidas comenzaran a darse cuenta del maltrato hacia el pequeño y risueño niño, pero ninguno hacía nada por salvar a la brillante estrella, sin ver la consecuencia de esta congelándose y desapareciendo en el espacio.
"¿Ya eres un niño grande? Juguemos algo mejor, entonces"
— Muévete.
La mirada del menor de los Choi hicieron tragar duro a Taehyun, quien se levantó de los escalones para dejarlo pasar.
BeomGyu siempre andaba con ese porte intimidante que lograba aterrarlo. Habían muchos niños que querían hacerle daño a Kang, esos que le quitaban sus cuadernos en la escuela, pero a ellos por lo menos podía darles un golpe en el brazo antes de correr a esconderse.
Taehyun aprendía a defenderse, pero no se podía defender de BeomGyu si luego su propia madre era capaz de echarle la culpa a él.
YoungMi sí sabía sobre el desastre que era su hijo, y ella se lo hacían saber con ligeros regaños al príncipe de la mansión.
"No trates a Taehyun de esa forma"
Pero ahí estaba BeomGyu, pasando por su lado antes de empujarlo con su codo con molestia.
Los torpes pies del pequeño tambalearon ligeramente, pero se sostuvo de la baranda antes de caerse por las escaleras y traer una tragedia por primera vez al lugar.
Y fue así como un milagro, que SunHa apareció justo en el momento exacto para ver eso.
Ella no ignoró aquello, con molestia y enojo cargó a Taehyun en brazos antes de pararse en frente del pequeño BeomGyu, gritándole por aquel acto demasiado imprudente, pero el menor solo terminó sacando la lengua y corriendo a su habitación mientras lloraba, gritando que SunHa era mala y que lo odiaba.
El que recibió una mala mirada por parte de HanSung fue Taehyun.
"No quiero que traigas problemas, Taehyun, no molestes a BeomGyu"
"Pero él me empujó"
"De seguro tú te metiste en su camino"
No se sentía bien al llorar, por eso retuvo aquel puchero y lágrimas que querían salir luego de esas palabras hirientes. Taehyun comenzaba a diferenciar lo malo de lo bueno, lo que su mami decía no era algo que estuviera a su favor o con lo que se sentiría protegido.
El que se sentía protegido era aquel niño que recibía un beso en su frente por parte de Hansung luego de su rabieta. La mujer le sonrió tierna, acariciando la espalda del menor y contándole un cuento esperando a que cayera dormido.
Su mami nunca le leía cuentos, y Taehyun lo entendía: ella estaba demasiado ocupada y cansada como para gastar su tiempo en él, y solo le quedaba dormir solo en la habitación, esperando que la calidez que emanaba el cuerpo de su madre lo acompañara luego.
Su puro corazón comenzaba a mancharse, inconscientemente.
Sus pequeños pies hacían resonar el suelo de mármol mientras corría, imaginando tener una carrera con algún amigo imaginario.
— Oh no, un misil —susurró, inclinándose a un lado sin dejar de correr, fantaseando que de pronto había una guerra y que él era un avión tratando de sobrevivir a esta.
Sus piernas le dolían por el esfuerzo y una pequeña gotita de sudor resbaló por su frente, llevaba media hora sin cambiar de juego, aburriéndose cada vez más.
Pero su atención fue puesta en un gran oso de peluche que estaba recostado en la cama del dueño de la habitación. La puerta de BeomGyu estaba abierta, y él jugaba con sus autos y algunas otras cosas en la alfombra.
El peluche era muy grande, lo suficiente para que Taehyun durmiera encima de él. ¡Hasta podría saltar sobre aquel oso! Estaba muy seguro de eso.
Las ganas de subirse a la cama de BeomGyu y acurrucarse con el peluche lo emocionaba, sus ojos brillaban con tan solo imaginar tener algún día tal gigante solo para él, poder abrazarlo, saltar encima suyo, jugar con él. Le encantaba la idea de tener un oso, aun si BuBú, su pequeño y antiguo peluche, ya le pertenecía.
La puntita de su lengua lamió en una acción nerviosa su labio inferior antes de tocar con los nudillos suavemente la madera para llamar la atención del mayor, y recibiéndola al instante.
No se dejaría intimidar por aquella mirada fría y fastidiada. Hoy las esperanzas de que BeomGyu lo dejara pasar habían revivido.
Las esperanzas de que ese niño dejara de ser malo volvieron a su cuerpo.
— ¿Puedo jugar contigo? —Hablar definitivamente no era una cualidad de Taehyun, por lo que cualquiera diría que su voz había salido miedosa.
¡Pero no! Taehyun no tenía miedo, él era un niño grande que no le temía a aquel peli-negro en lo absoluto, aún si la mirada de BeomGyu terminaba siendo filosa.
— No.
BeomGyu bajó la mirada de nuevo a sus autos, volviendo a imitar los sonidos que hacían los carros reales.
Un rostro triste y suplicante apareció en el menor, quien bajaba la mirada hacia sus zapatos negros, haciendo pequeños círculos imaginarios en el suelo con estos.
— Hyung, por favor —rogó luego de un tiempo al meditarlo, viendo de nuevo al peli-negro, quien ahora levantaba una mirada demasiado enojada.
— ¡No! —BeomGyu se levantó del suelo, acercándose peligrosamente a él. Taehyun tragó duro, dando un paso atrás y dejando su pequeña mano sobre su pecho, en ese lugar donde sentía que su corazón latía rápidamente por el susto de tal grito—. ¡Vete! ¡HamSung! ¡Taehyun está molestándome! ¡Vete, idiota!
— Solo quiero jugar contigo —musitó, mordiéndose el labio inferior para aguantar el llanto. Sus ojos de pronto estaban ardiendo, un nudo en su garganta le complicaba la respiración y a BeomGyu no le importaba.
— ¡No!
Una mano del mayor se posó sobre la suya, y la otra, en su hombro, empujándolo fuertemente y haciéndole perder el equilibrio.
Cayó a la dura superficie y no pudo evitar que pequeñas lágrimas se formaran en las esquinas de sus ojos, silencioso por el dolor, suplicando con la mirada desde el suelo que le dejara entrar a la habitación, que lo dejara subirse a su cama, pero BeomGyu ya había dado un portazo en frente suyo.
Sus brazos abrazaron sus piernas y su cabeza cayó pesada sobre sus rodillas, escondiendo su rostro y comenzando a sollozar: se rindió. Sus hombros y espalda temblaban por el llanto, era demasiado frustrante, BeomGyu era demasiado malo con él.
Los brazos de DangHoon, el señor Choi, lo acunaron. Luego de un tiempo sobre su regazo, vinieron las gemelas con mucha curiosidad al ver un angelito llorar, llenándolo inmediatamente de besos en su cabellera y quitándolo de los brazos de su padre. SunHa también lo consoló, acariciando su espalda mientras decía que eso se le devolvería a BeomGyu en el futuro, porque el karma existía.
Taehyun no sabe que es el karma, y no quiere que todo ese sufrimiento se le devuelva a BeomGyu, pero de todas formas asintió, recibiendo un beso en su frente por parte de SunHa, quien lo hizo dormir sin dejar de decirle cosas bonitas.
Aquel dolor físico desaparecía durante el transcurso de la noche, pero el sentimental seguiría ahí, asfixiando, envenenando poco a poco su corazón. La venganza nunca sería la opción correcta a ningún caso; la justicia, sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro