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Capítulo Cinco

— ¿Ya lo viste, pequeño?

Taehyun asintió con una pequeña sonrisa pintando sus labios. La semilla que había sembrado hace unos días se estaba volviendo en un... ¿tallo? No lo sabe realmente, pero estaba viva, no solo era una bolita dura, era mucho más que eso.

— Lo estuviste cuidando muy bien —felicitó su maestra antes de acariciar su cabello ante la ternura que le provocaba la alegría en el rostro de uno de sus alumnos—. Y tienes que seguir cuidándola, darle agua, rayos solares, amor... Crecerá muy linda si la amas, Taehyunnie.

— ¿Y luego se la puedo regalar a mi mamá? —musitó el menor sin dejar de mirar a su planta.

— Claro, pequeño —la maestra se levantó del suelo, recibiendo la mirada emocionada del menor inmediatamente—. Pero si la arrancas, se marchitará.

— ¿Por qué?

— Porque la estarás matando —explicó, y Taehyun esperó a que continuara—. Ella tiene vida, si la cortas o maltratas, morirá y se hará amarilla, se encogerá, desaparecerá.

— Se hará fea —Taehyun formó un puchero antes de desviar la mirada hacia su plantita sembrada en un vaso descartable junto a muchas otras de sus compañeros—. Mejor la cuido hasta que sea grande.

— Exacto —YongSun sonrió ligeramente—, para eso la pondremos en el jardín de la escuela.

La emoción hizo que el pequeño Kang se levantara rápidamente y diera pequeños saltitos de anticipación. Esos tipos de trabajos le encantaban, era lo mejor de venir a la escuela.

Bueno, en realidad habían muchas cosas buenas en la escuela, como lo linda que era su maestra, sus amables compañeras que le ponían flores en el cabello, el jardín grande con muchas plantas bonitas, y además, BeomGyu no estaba ahí.

Esto último era lo que más apreciaba a tal edad.

Con todos sus compañeros llegaron al jardín trasero, alrededor del pequeño huerto que usaban para los proyectos.

— Cavaran un poco para hacer el lugar de sus plantas —la mujer les enseñó a todos los pequeños como tomaba delicadamente un puño de la tierra ligeramente mojada, dejándola a un lado—, luego, tomaran con cuidado a sus plantas, las dejaran descansar ahí, y cubrirán sus raíces...—la maestra terminó de hacer lo dicho, mostrándole a los niños el resultado sobre la tierra—. ¡Listo! Eso es todo. Vamos, nenes, háganlo ustedes.

Fue un poco frustrante para Kang ver como sus otros compañeros tan solo necesitaban tomar un puñado para plantarlas. Con un puchero miró sus propias manos arrodillado sobre el suelo, notando aquel detalle que fue pronunciado luego por su maestra.

— Tus manos son muy pequeñas, Taehyunnie —YongSun se arrodilló a su lado, sonriendo divertida ante el puchero de Kang—. Te ayudaré, ¿está bien?

Y no había problema, claramente. De seguro cuando creciera sus manos se harían más grandes y se le facilitaría el trabajo, eso es lo que esperaba.

"Tus manos son muy pequeñas, tendrás que usar tu boca"

Tal vez Taehyun es demasiado sensible, pero era algo ligeramente normal que un pequeño sintiera pena por la muerte de las flores regaladas a parejas en San Valentín o en aniversarios.

Claramente no diría nada por aquella escena donde DangHoon, el esposo de la señora YougMi, le regalaba un ramo de rosas por su aniversario a esta, ambos abrazándose y haciendo un lindo espectáculo para todos los presentes, en los cuales había uno que no disfrutaba tal escena romántica.

Las flores eran utilizadas para varias cosas, como satisfacer los deseos amorosos de muchas personas, ignorando el hecho que luego de regalarlas, morirían; dejarían de tener ese color tan lindo y alegre que Taehyun admiraba de los jardines.

El corazón de Kang se encogió tristemente cuando la misma señora Sunha le pidió arrancar una rosa, y no pudo retener sus palabras.

— Pero se marchitará y se hará fea.

SunHa, quien hacía un arreglo floral para la fuente de agua que estaba en el jardín de los señores Choi, detuvo su trabajo y así pudo mirar curiosa al pequeño que tenía la cabeza gacha, muy inseguro de haberse metido en la decisión de aquella mujer.

— No estoy diciendo que arranques flores, ángel —Taehyun levantó la mirada aún miedoso, viendo esa sonrisa enternecida de la mayor—. Quiero que traigas las flores de ahí —ella señaló con su dedo índice el ramo envuelto en bolsas—. Esas flores no se marchitan.

Taehyun abrió la boca con ligero asombro. — ¿En serio?

— Uhum. Puedes romperlas, cortarlas, ignorarlas, pero seguirán viéndose bonitas, porque no sienten, no mueren ni se marchitan —SunHa lo había animado, definitivamente—. Son flores artificiales, no tienen vida.

"Artificial" no estaba en el vocabulario del pequeño de ojitos bonitos, pero le agradó aquella palabra, definitivamente. Ser artificial podía salvarte de aquel malvado final que te daban las otras personas por simples caprichos. Todas las rosas deberían ser artificiales.

Traer su plantita a casa fue un gran problema, se estaba ensuciando y su mami seguro no entendería la razón de su actuar.

"La estoy cuidando para que mis compañeros no le hagan daño"

Lo bueno era que SunHa le había enseñado un pequeño apartado en el jardín, cerca a la fuente de agua.

Ese sería el hogar de la rosa que plantó, porque claro, Taehyun creía que su frijol feo se convertiría en una hermosa rosa, y aunque prefería que esta fuera artificial, ya la había plantado, y tenía que cuidarla.

Cuidarla ahora de aquel niño con mirada fría que estaba en frente suyo, sonriendo con burla por la pequeña hojita sobresaliente en la tierra.

— Es fea.

— Será linda cuando crezca.

Taehyun nunca se atrevía a responderle a BeomGyu, pero era su plantita, y debía protegerla.

— ¿En serio crees que esa cosa se hará linda?

— S-sí... —tartamudeó algo nervioso, los pies de BeomGyu se estaban acercando demasiado hacia él—. Será una rosa y la regalaré a mamá.

Fue una mala decisión decir eso sabiendo que tan malvado era Choi BeomGyu, pues ahora no podía detener aquel brusco movimiento que hacía pisando la pequeña hojita que sobresalía en la tierra, pisando con furia su plantita.

Gritar asustado y con el llanto por salir ya era algo muy normal de resonar en la casa, por lo que si alguien lo había escuchado, no haría caso.

— ¡Deja de hacer eso! —sollozó Taehyun, evitando empujar a BeomGyu porque no quería que lo golpeara a él— ¡Beomgyu, hyung, por favor, no hagas eso!

Pero BeomGyu no lo escuchó, siguiendo con la destrucción de aquella planta favorita de Taehyun mientras ensuciaba sus propios zapatos.

Luego de haberla pisoteado, dirigió la mirada y vió las nariz y mejillas rojas de Taehyun, quien sollozaba y lo miraba como si fuera un monstruo.

Solo pudo encogerse de hombros, porque se le hacía dramática la forma en que Taehyun se arrodillaba sobre la tierra y ensuciaba completamente su ropa con tan solo la esperanza de salvar a su pequeña planta.

Como si la panta fuera importante, como si aquella cosa fea en serio fuera a convertirse en algo hermoso con su estúpido "amor".

— Deja de llorar, idiota.

Taehyun negó con la cabeza mientras seguía buscando entre la tierra desparramada a su planta, rogando internamente que BeomGyu se vaya y lo dejara solo: necesitaba que se fuera, desapareciera, que se alejara y dejara de hacerle daño con acciones injustas.

Beomgyu se retiró indeferentemente, pero volvería luego a seguir molestándolo y lastimándolo.

Próximamente, Taehyun evitaría amar a una planta tanto, y procuraría conseguirse una artificial.

Estar vivo no servía de nada si te iban a hacer daño, eso es lo que sentía mientras dejaba que sus lágrimas marcaran su rostro, de nuevo.

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