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🍁 Capítulo 5 🍁

"Estoy siendo atacada por algo de lo que jamás podré escapar, haciendo que cada día pierda más las esperanzas"

Mi estómago estaba a punto de explotar.

—Creo que no fue muy buena idea mezclar pizza con batidos de chocolate —comentó Ellie, mientras se tiraba arriba de su hermano—. Genial, ahora rompí mi dieta.

—¿Desde cuándo empezaste la dieta? —preguntó Liam observándola de arriba hacia abajo.

—¡Oh, cállate, Liam! —exclamó pellizcando a su hermano.

—¡Ey! —exclamó Liam frotando se su brazo, intentando calmar el dolor—. Es la verdad.

—¡Ya cállense! —exclamé—. ¡Déjenme ver una película tranquila una vez en la puta vida!

—¡Bueno, no hace falta que grites! —Se quejaron ambos.

El día en que estos dos no se pelearan, yo me teñiré de rubia. Lo juró.

—Oigan —intenté captar su atención.

—¿Qué?

—El día en que no discutan, me teñiré de rubia.

—¿Hablas en serio?

—Sí —afirmé.

—Entonces prepárate —dijeron ambos hermanos dejando de discutir.

No, por favor. El rubio no era mi color.

—Siempre me pregunté porque eres tan irritable —acotó Liam mirando a su hermana con el ceño fruncido.

—¿Yo irritable?

—Sí.

—Cariño, para tu información, yo soy tú propio reflejo —atacó Ellie con una sonrisa ladina.

—No entiendo —respondió Liam rascándose la cabeza.

—¡Qué eres igual de irritable que yo, idiota!

—Claro que no —bufó—. Holland te lo dirá, ¿verdad?

—Eh, bueno, yo creo que... —dije encogiéndome de hombros—. Ambos son muy guapos.

—Ay, gracias —dijeron ambos cayendo en mi trampa—. ¡Oye!

—¡Por favor! —exclamé—. Ambos son irritables, insoportables, inaguantables y muchas más palabras con "in".

—Lo sabemos, pero nuestro orgullo es más grande. Así que aunque sé que es verdad, me siento muy ofendida —dijo Ellie riendo.

Negué con mi cabeza una y otra vez, intentando ignorar la torpe respuesta que me había dado.

Los tres seguimos viendo la película en silencio. Se nos escaparon algunas risas en las partes graciosas y algunas lágrimas al final.

—¿Cómo es que no lloras con esa parte? —preguntó Liam intentando contener las lágrimas.

Si algo amaba de Liam, es que jamás actuaba como el típico hombre fortachón que no lloraba. Tal vez intentaba demostrar que es fuerte en ciertas ocasiones, pero siempre terminaba cayendo.

—No lo sé —respondió Ellie—. No soy tan sensible.

—Eres un monstruo —dijo su hermano haciéndole cosquillas—, y yo soy el príncipe encantador.

—Versión feo.

—¡Ey! —Liam miró a Ellie con indignación—. Entonces tú eres igual, pero en mujer.

—No, darling —respondió Ellie egocéntricamente—. Compartimos sangre, no belleza.

—Creo que es mejor que me vaya —dije observando por la ventana—.Ya está oscureciendo.

—Te acompañamos —indicó Ellie levantándose del sillón.

—No es necesario.

Comencé a tomar mis cosas y a acomodarlas en mi mochila con mucho cuidado.

—¿Quieren que me lleve algo del trabajo? —pregunté.

—Si quieres, puedes llevarte el informe —contestó Liam.

Agarré el informe y lo acomodé dentro de mi mochila.

Cuando ya todo estaba listo, me puse mi campera y me despedí de los mellizos.

—¡Adiós idiotas! —grité, mientras salía por la puerta principal.

—¡Idiota tú! —respondieron ambos riendo.

Caminé con rapidez por la acera. El frío recorría las calles, golpeando las puertas y las ventanas de las casas. La noche se estaba aproximando, así que quería llegar lo antes posible a casa, para que mis padres no me regañaran.

A pesar de que me estaba congelando, el cielo se veía hermoso, adornado por un atardecer lleno de colores. Algunas estrellas comenzaban a divisarse en el cielo, al igual que la luna.

Era de mi agrado estar sola, me gustaba mucho tener mi espacio. El silencio que, pocas veces podía conseguirlo, era lo que más apreciaba de mi soledad.

Creo que podía encontrarme a mí misma, en donde lograba apreciar las cosas positivas de mi vida, y dejar de lado las negativas.

Comencé a correr con rapidez, con una leve sonrisa en mi rostro.

De un momento a otro sentí que mis piernas no respondían, intenté amenguar la caída con mis manos, pero estas tampoco respondieron. El lado derecho de mi rostro golpeó abruptamente contra el suelo, podía sentir como un líquido espeso se deslizaba lentamente en mi mejilla.

Quise levantarme, pero no lo logré. Nada en mí estaba bien, era como si un gran peso cayera sobre mí. Respirar se había vuelto más difícil de lo que recordaba, necesitaba calmarme e intentar mantener el orden.

¿Cómo podría hacerlo? ¿Cómo logras mantener la calma en una situación tan abrumante?

Inconscientemente las lágrimas comenzaron a deslizarse sobre mis mejillas.

Tenía miedo, y no era como los típicos miedos adolescentes. Estaba aterrada, porque esto no era normal y creo yo tampoco lo era.

No sabía si esto volvería a pasar, o si tendría que quedarme toda la vida postrada en una cama. Sentía que estaba perdida.

A lo lejos logré divisar una silueta que venía corriendo hacía a mí, tenía miedo, tal vez aquella persona intentaba hacerme daño o tal vez solo intentaba ayudar, no lo sabía.

—¿Holland? —preguntó un chico—. Soy Adam Lahey, no te asustes.

Sentí como aquel chico que decía ser Adam, y tal vez lo era, me levantó del suelo y con facilidad me alzó entre sus brazos.

No entendía lo que estaba pasando, no podía ser Adam. Él se había ido hace cuatro años atrás, y nunca más lo había vuelto a ver.

—No sé lo que te sucede —habló apretándome contra su cuerpo —, pero voy a llevarte con tus padres.

Comencé a observar su rostro intentando encontrar algún parecido en su rostro con el de Adam.

Sus ojos azules era lo que más resaltaba, el mismo cabello y el mismo peinado de hace cuatro años. Los lunares característicos de su persona, en el mismo sitio. Todo encajaba perfectamente con el Adam Lahey que había conocido, pero para estar más segura dirigí mi mirada hacia el lado izquierdo de su cuello.

Una peculiaridad de Adam, era la pequeña mancha en forma de estrella que tenía.

Lo confirme, era Adam.

—Ad...am —intenté pronunciar su nombre. Sintiendo que los huesos de mi boca no se movían con facilidad.

—Tranquila, Holland. —Me calmó con una leve sonrisa—. Ya estamos cerca.

Él siguió caminando con rapidez, mientras que yo poco a poco recuperaba la movilidad en mi cuerpo. Bueno, parte de mi cuerpo volvía a la normalidad.

Adam se detuvo abruptamente y subió las pequeñas escaleras que daban paso a la entrada de mi casa. Tocó la puerta con fuerza y determinación.

Esta se abrió con rapidez. Del otro lado, mi madre observaba a Adam confundida, para luego dirigir su mirada hacia mí y abrir su boca sorprendida.

—¡Holland! —gritó colocando ambas de sus manos a los costados de mi rostro—. ¿Qué fue lo que sucedió, Adam?

¿Acaso mi mamá sabía que él había vuelto?

—Estaba tirada en la acera, a pocas calles de aquí —indicó, mientras mi madre le hacía señas para que entrara a casa—. No sé lo que le sucedió, creo que puede ser algún tipo de parálisis.

—¡Parálisis! —exclamó mi madre asustada.

Qué lindo, una parálisis. Que loca la vida, ¿verdad?

—Súbela a su cuarto. —Le ordenó mi madre—. Hablaré con su padre, si es que decide contestar el teléfono.

Adam, subió las escaleras y entró a mi cuarto observando todo a su alrededor. Me recostó sobre la cama, y me cubrió con algunas mantas que se encontraban en una pequeña silla en la esquina de mi habitación.

Lo observé, intentando hablar, cosa que no estaba funcionando del todo.

Los dos nos quedamos en silencio, yo porque no podía hablar y Adam seguramente para no incomodarme.

Me quedé observando un punto fijo, intentando concentrarme en lo que quería hacer. A los pocos minutos, logré mover mis manos y noté que mi mandíbula no pesaba tanto como antes.

—Adam. —Mi voz salió con firmeza.

—¿Qué sucedió? —preguntó sorprendido, observándome con atención.

—No lo sé —respondí en un susurró—. Honestamente, estoy muy confundida y frustrada. No sé qué será de mí ahora.

—Tranquila.

Los pasos rápidos de alguien subiendo la escalera hicieron que dirigiera mi atención hacia la puerta de mi habitación.

—¡Holland! —exclamó mi madre con la voz quebradiza, abrazándome con fuerza—. ¿Qué sucedió?

—No lo sé —bufé intentando contener las lágrimas, pero me resultaba imposible—. Mi cuerpo no responde. No puedo moverme, mamá. ¡No puedo mover mi maldito cuerpo!

—Tranquila, cariño —susurró acariciando mi cabello—Adam, ¿puedes quedarte con Holland? Necesito llamar a su padre, otra vez.

Él asintió con una leve sonrisa, mientras que mi mamá bajaba con rapidez por las escaleras.

Agaché mi cabeza, observando los pequeños dibujos de mi manta. Solo me concentré en ver las pequeñas mariposas bordadas, y olvidar todo lo que había pasado.

—¿Las cosas siguen igual? —preguntó observándome con una leve sonrisa.

—Peor —contesté riendo—. ¿Las cosas siguen igual?

—Peor —respondió él.

—Tengo miedo —susurré arrugando mi entrecejo—. Sé que no nos vemos hace cuatro años, y tal vez ya no te importo, pero...

—No digas eso —respondió sorprendido—. Me importas, Holland. Fuiste la única que estuvo en mis peores momentos.

—Tú también —contesté encogiéndome de hombros.

Ambos nos quedamos en silencio. Aproveché ese momento para poder observarlo mejor.

Era mucho más alto que la última vez, sus pómulos se encontraban marcados, al igual que su barbilla. Las venas se extendían por todo sus brazos.

Sus ojos azules, eran igual que antes. Solo que ahora no brillaban, se encontraban apagados. Tenía algunos cortes en su cara y algunos moretones. Se notaban bastante, más de lo normal.

Tal vez había cambiado mucho físicamente, pero quería pensar que era el mismo Adam.

—Te recordaba más enana —comentó mirándome de arriba hacia abajo.

—Y yo te recordaba menos guapo —respondí cerrando mis ojos con fuerza. Que estúpida soy.

—¿Piensas que soy guapo? —dijo con un tono burlón.

Genial, la había cagado.

—No... Lo que intentaba decir... —Pasé mis manos por mi rostro, percatándome de que podía moverlas—. ¡Puedo moverme!

—Con calma —ordenó colocando ambas de sus manos sobre los costados de mi cintura.

Nuestras miradas se encontraron, y solo sonreí levemente.

Sentí que aquella chispa que alguna vez sentí por él, volvía a crecer nuevamente. No podíamos dejar de observarnos, no importaba que tan incómodo se viera, sencillamente no podíamos dejar de hacerlo.

Acercó su mano hacia mi rostro y colocó un mechón de mi cabello rebelde detrás de mí oreja.

—Como olvidar el rojo vivo de tu cabello —susurró acercando su rostro al mío.

—Como olvidar los pequeños hoyuelos que se forman cuando sonríes, o tu lunar de estrella —mencioné, sintiendo como sus labios estaban cada vez más cerca de los míos.

—¿Puedes mover las piernas? —preguntó dirigiendo su mirada hacia mis labios

—Algo... Algo así —respondí.

Mi madre volvió a subir nuevamente a mi habitación. Encontrándose con aquella escena.

Me observó con una leve sonrisa y me guiño un ojo.

—Tu padre viene en camino. Muchas gracias, Adam —habló mi madre abrazándolo con fuerza—. Disculpa la molestia.

—No lo fue —respondió—. Nos vemos, pecas.

—Nos vemos, Adam —respondí con una leve sonrisa, sonrojándome por él apodo que había usado.

Y observé como el chico que había sido mi crush de la infancia, se marchaba por la puerta. Mi madre me sonrió y levanto las cejas una y otra vez.

—¡Mamá! —chillé riendo.

—¡¿Qué?! —preguntó saliendo por la puerta de mi habitación—. ¡Soy tú madre! ¡No creas que no lo notó!

Cubrí mi rostro con una almohada y ahogué un pequeño grito. Eran tantas emociones encontradas, no entendía que estaba sintiendo ahora mismo. No podía seguir sintiendo algo por él, no era lógico. No lo veía hace cuatro años, era imposible.

Eso quería creer, ¿podía seguir sintiendo algo por él?

No tenía respuesta a esa pregunta, pero tal vez en algún momento la encontraría.

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¡¡Hola mi pequeños guerrer@s!!

¿Cómo están?

¡Feliz año nuevo!  (Atrasado jsjsj)¿Cómo lo pasaron?

La verdad es que les deseo un buen comienzo a todos, y que este 2022 les traiga muchas sorpresas maravillosas a sus vidas.

Ahora quiere agradecer por un par de cositas...

La verdad es que este fue un muy buen año para mí, comparado al 2020. Quiero agradecer por el apoyo que me han brindado desde el principio, desde que publiqué mi primera historia en esta plataforma y como sigue avanzando.

La verdad nunca espere apoyo, nunca creí llegar a algo, pero la verdad me he sorprendido. Este año me he topado con páginas pagas que me han ofrecido publicar alguno de mis libros, y realmente lograr eso en un año y medio, es mucho para procesar. No he aceptado, no me han convencido del todo, porque quiero esperar una oportunidad que si me convenza.

Simplemente estoy muy feliz y agradecida con todas las personas que me he topado en wattpad, y lo amables que han sido conmigo.

En fin les deseo un buen comienzo, que todos sus sueños se cumplan y que siempre sigan luchando por lo que quieren ♥

Este capítulo estuvo bastante intenso, ¿no es así?

No me maten, el sufrimiento es parte de la vida humana, y aunque nos duela, hay que que aceptarlo.

¡HOLLAND Y ADAM SE REENCONTRARON!

Y esa tensión que hubo entre ellos dos, ufff, picaron nos salió Adam.

Invito a aquellas personitas que no leyeron "Nuestros propios demonios" a que lo hagan, si gustan. La historia esta completa, pero se encuentra en edición.

Espero que le haya gustado.

No se olviden de votar, comentar y compartir la historia para que más personas las conozcan que es gratis y me hace muy pero muy feliz JAJAJJAJAJA

Que tengan un hermoso día o una hermosa tarde o noche.

Nos leemos pronto

Besos♥

Instagram: Skar_Roma.

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