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🍁 Capítulo 14 🍁

"Qué raro, ¿verdad? Que dos personas tan diferentes puedan hacerse tan felices"

Charles Bukowski

Estar en una banda era más difícil de lo que esperaba.

—Suena mal —comentó Alan, observando como su hermano tocaba el bajo.

—Está desafinada —contestó Richards entre dientes.

Sentado arriba de un gran parlante, esperé paciente a que me explicaran porque me habían solicitado.

Sabía que una banda requería tiempo, aunque tampoco iba a dejar atrás lo que tenía por ellos. Estaba emocionado, pero mis prioridades en este momento eran Holland y su salud.

—¿Para qué me llamaron? —pregunté de una vez por todas.

—Tenemos una guitarrista —explicó Alan—. Es la novia del chico de seguridad, es muy buena. Aunque es muy...

—¿Muy qué?

—Parece la típica niña buena de casa.

—Créeme —hablé con risa—. Los niños y niñas de casa son la peor mentira que he escuchado. Todo no descarrilamos una vez que entramos a lo que llamamos pubertad.

—Es muy tranquila, no tiene aire de rockstar —Richards se encogió de hombros.

—¿Eso era todo? —pregunté frustrado.

—Sí —respondieron ambos—. El jueves la conocerás.

—Me hubieran llamado.

—Nunca contestas.

Ellos tenían razón, pero al menos pudieron dejarme un mensaje de texto, en vez de citarme por algo que no era muy importante.

Me despedí de ambos hermanos, y salí hacia el bar, saludando a Oscar, el guardaespaldas del lugar. Era un sujeto muy agradable, callado, pero agradable.

Mi vista se dirigió hacia los grandes ventanales, ¿Holland estaba aquí?

Caminé hacia la puerta con rapidez, mis ojos no habían fallado. Ella estaba allí, junto a los mellizos Parrish.

—¿Qué hacen aquí? —pregunté cerrando mis ojos por el sol que daba contra mi cara.

—Iremos a comer unas hamburguesas —indicó Holland—. ¿Vienes?

—Eso no me lo pierdo por nada del mundo —respondí sonriente.

—¡Entonces por qué te quedas ahí parado como idiota! —exclamó Ellie—. Tengo hambre.

Los mellizos corrieron por la acera con rapidez, mientras que yo me acerqué a Holland y tomé su mano con sutileza.

—Te extrañé —susurré. Ambos comenzamos a caminar con lentitud.

—Solo fueron dos horas.

—Las horas más largas de mi vida —exageré—. Haces mis días más felices, pecas.

—Tú los haces más interesantes.

Los dos reímos y seguimos caminando hacia el auto, mientras que los mellizos se habían adelantado para llegar con rapidez hacia el vehículo, Holland y yo no tomábamos todo el tiempo del mundo.

—¡Vamos! —gritó Liam tocando la bocina—. ¡Rapidin, rapidin, rapidin y a correr!

¿Esa no era una frase de Cars?

—¡¿Acaso no recuerdas que tengo una enfermedad, rapidin?! —exclamó Holland entre risas, burlándose de Liam.

—¡Es cierto! —gritó Ellie sacando la cabeza por la ventana—. ¡Tú idiota! ¡Sirve para algo y cárgala!

—¡Idiota tu hermano! —ataqué.

—¡No te equivocas! —concordó Ellie, ganándose una mueca de indignación por parte de Liam.

Holland solo reía por aquella escena, y en ese momento me di cuenta lo maravilloso que era verla feliz.

[ ... ]

—¡McDonald's! —exclamó Liam arrodillándose en la puerta del gran local.

—No me avergüences. —Se quejó Ellie.

—Eso lo sabes hacer tú solita. —Liam sonrió con malicia—. No hay mejor lugar que McDonald's.

—No es el mejor —comentó Holland, mientras que todos entrabamos al establecimiento—. A diferencia de ti, yo si conozco el mejor sitio para comer hamburguesas.

—¿Dónde?

—No te lo diré, es algo exclusivo entre Adam y yo.

—Uh, exclusivo. —Se burlaron ambos hermanos.

Holland rio, tomando asiento en uno de los grandes sillones del lugar junto a Ellie y Liam.

—Creo que no me queda otra opción que ser yo el que pida la orden.

—Obviamente —dijo Ellie sonriente—. Una simple, con mucho, pero mucho chédar. Sin lechuga, pero con tomate. Sin kétchup, pero con mayonesa. Unas papas medianas, y para agregarle el toque light, un agua natural.

—¿Toque light? —preguntó su hermano entre risas—. Yo quiero un doble sin chédar, nada de chédar. Con lechuga, pero sin tomate. Con kétchup, pero sin mayonesa. Unas papas grandes, y una gaseosa de lima.

—No puedo creer que hasta en la comida lleven la contraria —mencionó Holland sorprendida—. Yo quiero...

—Dos hamburguesas triples completas, con unas papas grandes y una coca cola. —Conocía muy bien a Holland.

—Te equivocas. —Me corrigió, pero al instante su ceño se arrugó—. No, no te equivocas. A veces me das miedo.

—Tú apetito es grande, Evans.

Todos me dieron el dinero y con rapidez me dirigí a la caja. La fila avanzó con rapidez, además de que no era usual ver personas comiendo una hamburguesa en plena tarde.

En cuanto los pedidos estuvieron listos, con la ayuda de Ellie, llevé las bandejas a la mesa en donde nos encontrábamos para comenzar a degustar las hamburguesas.

—Que silencio —comentó Holland llevándose otro bocado a su boca.

—Cuando se trata de comer —habló Liam poniendo los ojos en blanco—. Siempre hay silencio, solo hay tiempo para comer, no para hablar.

—Bueno, a mí no me gusta el silencio —indicó Holland—. Así que... ¿Qué tal sus vidas de mierda?

—Genial —respondió Ellie—. Hoy casi me expulsan del grupo de matemática.

—¿Se puede saber por qué?

—Le lancé un libro a Katherine —explicó con calma, como si eso no le afectara en lo más mínimo—, pero como es una perra y todos la odian, decidieron que yo no asista por tres días.

—¿Por qué le lanzaste un libro? —pregunté.

—Una: Tenía muchas ganas. Dos: Estaba aburrida. —Ellie sonrió y continuó—. Tres: Intentó quitarme la capitanía.

—Esta loca. —Su hermano la observó con temor.

—Dime algo que no sepa.

—Tienes un leve problema —dijo Holland—. ¿Cómo sabes que quería robarte la capitanía?

—Porque es una perra desquiciada, igual que yo.

Todos observamos a Ellie con sorpresa. Ella aparentaba ser una chica tranquila, amable, bondadosa y serena. Cuando en realidad era todo lo contrario, era como un tipo de monstruo del que no sabes si amarla o correr de ella. En este caso, era mejor estar bien con Ellie, y no cometer ningún riesgo.

—¿El tuyo, Liam? —preguntó Holland.

—¡Competiremos en las finales! —exclamó elevando sus brazos, con la boca llena de comida—. Es la primera vez que siendo capitán llevo al equipo a las grandes ligas de baloncesto. Hemos competido con mejores escuelas, y en cada partido arrasamos como nadie. Nada puede detenernos.

—Una lesión —acotó su hermana llevándose una papa a la boca.

Liam observó a su hermana indignada.

—No te pego, no porque seas mujer. —Se burló—, sino porque sé que me romperías la cara. Además, soy un caballero, y esos no son actos de caballero.

—No pareces un caballero cuando te comes los mocos o te hurgas el ombligo —atacó Ellie encogiéndose de hombros.

—Me siento traicionado, eso no se dice. Es algo muy personal —Liam sonrió macabramente—. Es como si dijera que le das besos a tus posters de Ross Lynch.

—¡Ey! —chilló Ellie.

—¿Y tú Adam?

Todos me observaron con atención, no sé qué esperaban de mí, pero de seguro una gran historia no obtendrían. Solo soy un chico que cada día intenta no rendirse y no mandar todo el carajo; al que le importaba muy poco su vida y anhelaba la muerte más que nada en el mundo.

Muchos quieren dinero, sexo o fama; yo solamente quería morir. Creo que mi vida es como muchas más en este mundo que no valen la pena, solo era un humano más que no había pedido venir a este maldito infierno. No obstante, debía de soportarlo, incluso cuando lo único que deseaba era irme de aquí.

—Bien. —Mi voz salió firme, y aquella palabra se deslizó lentamente sobre mis labios.

—¿Solo bien? —preguntó Holland—. ¿Nada más?

—No, nada más.

—Okey. —Ella se encogió de hombros y rio—. Este día fue menos mierda que el de ayer, y espero que mañana sea menos mierda que este, pero estoy feliz. Con altibajos, pero las cosas podrían ser peor. Me considero una persona privilegiada a pesar de mi extraña situación, sé que hay situaciones más complicadas que la mía. Así que solo agradezco estar viva, incluso cuando quiero morir.

Y ahí fue cuando lo entendí.

Holland si tenía ganas de vivir, ella agradecía estar con vida, y cuando las cosas no iban tan bien, solo se levantaba y seguía. Esa era nuestra gran diferencia, una que me costó entender mucho más de lo que esperaba.

Holland quería vivir, yo no.

Holland apreciaba la vida, yo no.

Yo solo quería que mi sufrimiento terminara, y consideraba que mi única salida era la muerte.

Ella también deseaba que todo dejara de doler, pero creía que su única salida era seguir luchando y vencer las adversidades.

Yo era el chico deprimido, y ella la chica que me ayudaba a salir de la depresión. El mejor cliché para adolescentes como nosotros.

—¿Hacemos otra ronda? —propuso Liam—. Yo invito.

—Si pagas tú, sí —dijimos todo al unísono.

Es así que me levanté nuevamente, a pedir otra ronda de hamburguesas.

[ ... ]

—¿Qué lees? —pregunté observando a Holland desde el césped.

—Alicia en el País de las Maravillas —contestó desde el pequeño columpio de madera.

Si algo había extrañado de mi casa, era el pequeño, pero acogedor patio. Estaba algo descuidado, pero con un poco de trabajo podría quedar como nuevo.

—¿Te dijeron lo tierna que te vez cuando lees? —pregunté con una gran sonrisa.

—No.

—¿Estás enojada?

—No me gusta que me molesten cuando leo, ¿acaso nunca tuviste una novia lectora, o algo por el estilo?

—No —respondí captando su atención.

—Tú, Adam Lahey, ¿sin una novia?

—Sí, así es —contesté observando como ella se sentaba a mi lado—. Solo tenía cosas de una noche, nunca quise nada serio.

—¿Por qué?

—No quería estar con alguien solo por moda, yo quería amar a alguien y estar con esa persona porque de verdad lo deseaba.

—¿Hace cuánto que no coges? —Su pregunta me sorprendió.

—La última vez fue en el viaje que realice para regresar aquí —indiqué—. Fue con una chica de la estación de servicio, y en mi auto.

—¡Yo estuve en ese auto! —chilló retorciéndose—. Me siento sucia.

—Que exagerada.

Holland rio y se acostó, observando el cielo con atención.

—¿No te fascina la infinitud que tiene el cielo? —susurró—. La gran inmensidad de este y lo hermoso que es. Aun cuando los días son nublados, sigue siendo hermoso.

—Que profundo.

—Solo es lo que pienso. —Ella se encogió de hombros—. A veces observarlo me hace sentir feliz, no lo sé.

—Tienes una perspectiva de la vida que es muy diferente a la de los demás.

—La vida a veces puede ser muy corta para estar deprimido todo el tiempo y no luchar para vencer todo aquello que quiere tirarte abajo, Adam —indicó—. Todos tenemos una razón para vivir, incluso cuando sentimos que no la tenemos.

Ella tenía razón, todos tenemos una razón para no rendirnos y seguir luchando, pero... ¿esa razón es lo suficientemente fuerte como para mantenernos en pie?

No pretendía llevarle la contraria, no esta vez. No quería que ella pierda las esperanzas por alguien como yo, no iba a permitir que mi pesimismo y mi mala predisposición para todo aspecto de mi vida, la tiraran abajo. Sí debía cambiar, lo haría, porque ella lo merecía más que nadie.

Jamás he tenido una razón para cambiar lo que soy, pero ella podría ser la primera, la única y la última razón. No lo hacía porque quería ser perfecto, solo anhelaba que todo dejara de doler, y que mejor que tener a Holland Evans en tu vida para cambiar las cosas.

—¿Crees que cambiar por alguien es malo? —pregunté.

—Depende —contestó, apoyándose sobre sus antebrazos y dirigiendo su mirada hacia mí—. En ciertas ocasiones, las personas nos ayudan a cambiar aquellas cosas que no nos agradan de nosotros mismos, y que nos hacen daño. Otras veces, solo nos hacen sentir como la mayor escoria del mundo, y se llevan todo ese amor propio y esa seguridad que tanto costo conseguir.

—¿Cuál es tu consejo?

—Sé autentico, y no dejes que quiten ese brillo en tu interior. Uno mismo sabe lo que es correcto y lo que no, si tienes suficiente valor y amor propio para salir de esa situación, lo harás. No es fácil, pero es algo que se debe trabajar todos los días.

—Me sorprendes, pecas. Tienes la suficiente madurez mental para sobrevivir a este mundo.

—¡Ja! Sí, como no. —Se burló de sí misma—. Ah, ¿hablas en serio?

—Sí —respondí—. Que seas un tanto infantil y que tu ser desborde de positividad, no hace seas menos madura.

—Un niño no debería madurar tan rápidamente como lo hicimos nosotros. Siento que nunca disfrute mi niñez al máximo, tuve que soportar cosas que ningún niño debería de afrontar.

—Nuestras infancias fueron...

—Traumáticas. —Ambos reímos—. De ahora en más, intentemos tener una vida lo más normal posible.

—Nosotros, ¿normales?

—Dije que nuestra vida sea normal, no nosotros —Holland suspiró—. Sería nuestro tonto intento de ser normales.

—Lo sé.

Pasamos toda la tarde charlando sobre todo lo que venía a nuestra mente, desde los asuntos más absurdos a los más normales. Y a pesar de que ella no lo notara, ella era mi razón para seguir luchando, era más que suficiente para no rendirme ante la adversidad y la duda.

Tal vez suene muy dependiente, pero algunas veces necesitas algo o alguien que te haga ser resiliente.

Holland era mi razón.

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¡¡Hola mis pequeños guerrer@s!!

¿Cómo están?

Yo feliz de poder traerles un nuevo capítulo después de mucho tiempo.

¿Les gusto el capítulo?

Yo amo escribir sobre mi bebe Adam, es tan complejo escribir sobre él, lo que siente y su perspectiva de ver las cosas, que me encanta. Creo que hasta el momento, Adam es uno de los personajes más complejos que he escrito. La forma en la que piensa es muy diferente a la de otros personajes, o incluso a la mía.

¿Qué opinan ustedes de Adam?

Invito a aquellas personitas que no leyeron "Nuestros propios demonios" a que lo hagan, si gustan. La historia esta completa, pero se encuentra en edición.

Espero que le haya gustado.

No se olviden de votar, comentar y compartir la historia para que más personas las conozcan que es gratis y me hace muy pero muy feliz JAJAJJAJAJA

Que tengan un hermoso día o una hermosa tarde o noche.

Besos♥

Instagram: Skar_Roma.

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