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Siete ♡

18 de mayo - Domingo.

Tzuyu se encogió de hombros simplemente y frunció el ceño en confusión.

— ¿Quiere que diga algo? — preguntó ladeando su cabeza. ¿Qué debería decir? — Emm, pues... tampoco me gusta mucho el contacto físico.

— Tzuyu no es como yo, mamá. Tzuyu es muy calmada y aceptará lo que digas si eso no le trae problemas — Minnie se metía cuando su madre miraba de forma curiosa a la joven Zhou.

— Umm. Me agrada hasta ahora — comentó mirando de pies a cabeza a su hija menor — Bueno, no tocar mi perro — añadía sacando de su bolso un pequeño chihuahua que no hacía ruido alguno y sólo sacó su cabeza para volverse a meter al bolso, como si ese lugar fuera su favorito — No regañar a mi perro, no mirar a mi perro y ni siquiera respirar cerca de él — Minnie rodó los ojos por la exageración de su madre — ¿Has tenido algún perro?

— Yo no, sólo he cuidado algunas veces al de la casa de al lado — Seulyeon pensó que diría más pero Tzuyu calló esperando otra pregunta o más indicaciones.

— Bien. Tu padre mencionó que no tienes mucho amigos — Tzuyu asintió.

— Solo dos — alzó su mano, levantando su dedo medio y índice pero luego bajandolos rápidamente.

— Bien. Tal vez nunca nos hemos llevado pero quiero toda información de ellos dos. ¿Quiénes son? — Tzuyu se dio cuenta que la mujer la trataba más como de una adolescente a adolescente, que como madre e hija.

— Es Myoui Sana — no continuó porque Minnie saltó junto a un chillido.

— ¡Es Sana! ¡Yo la conozco! Vive aquí al lado y es muy amigable, perfecta para mejor amiga de Tzuyu-ah — su madre asintió sin siquiera mirarla, Seulyeon solo miraba a Tzuyu.

— Bueno, y es Im Jungkook, es mi compañero de clases también junto a Sana — aunque todavía no han entrado a sus clases, de hecho, lo hacen mañana — Tengo clases mañana — informó de repente.

— Bien. ¿Vas con tus amigos? ¿Necesitas que te lleve? ¿Qué? ¿Cómo? ¿A eso qué tengo que hacer? — la mujer solo tuvo que encargarse de Minnie en la primaria ya que después, en la secundaria, Minnie empezó a hacer todo sola. No sabía cómo funcionaban las cosas con su otra hija.

— Solo es llevarme, lo demás puedo hacerlo pero ahora no — ajustó su pantalón de nuevo, eso le recuerda que quiere cenar.

— Pero la secundaria está aquí cerca.

— A esa no asisto ya, mañana será mi primer día en otra — Minnie se aventó al sofá donde pataleo feliz, casi por solo estar más tiempo con su hermana — De hecho, le iba a pedir permiso para dormir con Myoui — a eso Minnie alzó su cabeza a modo de rayo — Mientras me acostumbro más y porque me invitó a cenar.

— ¿Puedo ir yo también? Juro que no haré mucho ruido. No me notarán mucho, solo cenar porque en realidad tengo mucha hambre. Me iré cuando tú te vayas a la secundaria. ¿Te irás junto a ella? Porque si no, quiero pasar tiempo con ella — Minnie hablaba muy rápido mientras se sentaba en el sofá y esperaba respuesta.

— Tengo que pedirle a Sana si puedes ir. Sana no irá conmigo, ella esperará hasta que, por lo menos, su fractura mejore, por lo mismo voy a estudiar con ella para que pueda entender clases — rascó su nuca, no quería hablar mucho sobre que Sana no podía ir.

— ¿El que tú cambies de secundaria tiene que ver con tu ojo morado? — preguntó su madre y ahora Minnie se acercaba a Tzuyu para verle la cara más de cerca. Tzuyu pensaría que es divertido lo cerca que está pero no le gusta mucho el acercamiento físico si no es con alguien de mucha confianza, y Minnie la conoce muy poco.

— Sí — la mujer se desesperó por la poca información.

— Pero dime detalles ¿Qué pasó? — sonó un poco brusco pero pues tampoco es como si no quisiera información de porque su hija está golpeada.

Tzuyu dudó mucho, pero después de todo, es su madre y hermana.

— Yo, Jungkook y Sana éramos muy molestados, un día unas chicas se pasaron mucho y acabamos yendo a un hospital — miró a Minnie — Fue el mismo día que te fuiste, la última vez que estuviste aquí — recordó que es mismo día. Sana por el camino le hablaba sobre que su hermana tenía su caracola — El mismo día que le enseñaste mis fotos a Sana — recordó frunciendo el ceño.

— Ah, oh. Emm. Pasado pisado, no pasa nada. En la mayoría dijo que eras muy linda — Tzuyu evitó ver hacia el frente y mejor agachó su cabeza para que su cabello pueda cubrir su rostro, su lindo sonrojo... Aunque Sana siempre le dice linda.

— Ese día, Sana quedó con un brazo roto y una mano fracturada, Jungkook y yo con golpes — Minnie se alborotó.

— ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué? Mamá tengo que ir a ver a Sana — era su amiga, y ni sabía de su estado desde hace casi dos semanas.

— Espera... — paró la mujer mientras alzaba una mano — ¿Me esta diciendo que una niña quedó con un brazo roto y una muñeca fracturada, mientras tú y un chico quedaron golpeados, y esas chicas que lo hicieron siguen sin ningún castigo, libres por ahí sin preocupaciones? — ya estaba a punto de llamarle a el que se supone padre de sus hijos pero Tzuyu negó.

— No, no, no. Papá y la señora Myoui hicieron algunas cosas y no supe muy bien qué pasó, pero la institución ya tiene muchas precauciones y las chicas las expulsaron, mientras los padres... creo que las internaron, por demanda de mi padre y la señora Myoui — ni su padre, ni la señora Sachiko quisieron decir qué es lo que realmente pasó, así que ni siquiera Sana supo qué pasó con ellas.

Pero era confirmado que esas chicas no estaban libres.

— Oh, algo que hace bien — murmuró mientras dejaba su bolso en el suelo, de allí salió un poco el pequeño perrito pero este se volvió a meter al bolso como pudo cuando vio que desconocía el lugar.

— Mi padre hace muchas cosas bien — defendió Tzuyu pero fue más un susurro y su madre no la escuchó.

— Bien. Pueden ir con la tal Myoui, pero si faltas a la secundaria no sé qué hará tu padre, por lo tanto, asegúrate de despertar porque Minnie es un muerto cuando se trata de dormir, no sé cómo seas tú — sin mucha preocupación se despojó de sus tenis y miró a Tzuyu esta vez volviéndose seria — Ah, y si miran mal a Minnie ninguna va ir mas, la única que juzga a esta... — apuntó a Minnie — Soy yo — y se apuntó a sí misma.

— ¡Bien! Avisa a Sana mientras, Tzuyu-ah. ¡Voy a alistar mis cosas! — a Tzuyu le recordó mucho a Sana el cómo su hermana corría y chillaba emocionada.

- Sana... - murmuró sacando su celular, tenía que contarle todo que solo pasó en horas, y la japonesa nunca dejaba en paz hasta saberlo todo.

Aparte de que Sana no dejaría que Minnie entre a su habitación tan fácil a menos que esté mucho rato con Minnie, o sea, ya lo ha estado pero congeniaron porque son casi iguales, no se conocen mucho más que eso.

<<Minnie está en casa y me pidió estar con nosotras.

Mi mamá también está aquí, te tengo que explicar algo.

Mi padre no está, ni mis hermanos.>>

Bueno, más o menos explicado, solo falta decir el por qué.

Tardó en llegar respuesta pero Sana casi no puede usar celular y para escribir un mensaje es muy difícil o le dice a alguien que lo escriba por ella.

Y claro que no dejaría que sus hermanas escribieran algo porque son capaces de poner una propuesta sexual solo para molestarla.

Así que en la casa Myoui, Sana se encontraba escribiendo lentamente un mensaje en su habitación, con la mente curiosa y emocionada por la llegada de Minnie y la mamá de su enamoramiento.

<<Esta bien, Minnie me agrada y creo que Galleto vendrá.

No se conocen, pero lo harán.>>

Solo eso le llevó escribirlo unos minutos, tuvo que guardar sus comentarios del 'por qué' que tanto le traladraban en la cabeza pero será luego.

#♡>☆

Unas horas atrás - En casa de Yoo.

Lo que era un día bonito y común entre sus conocidos para ella era un desastre y un vacío. Se colocó de pie con mucha dificultad.

Yoo Jeongyeon, con estabilidad económica por los cielos y con catidad grande de ceros en cuenta bancaria, ¿bonita? No, realmente hermosa, de corazón muy grande y bonito.

Ojos marrones, muy comunes en realidad pero con ese brillo tan bonito y a la vez tan apagado, un brillo de vida que pocas veces tiene y ahora se quiere aferrar a el. Tiene cabello castaño porque el color azul había desaparecido con los días, un poco más abajo de los hombros por no cortarlo como le gusta desde hace semanas.

Su cuerpo ha adelgazado y aunque eso le gustaría antes, ahora lo odia porque no ha comido en más de tres días. Jihyo arreglaba cosas con su familia, quería romper el compromiso lo antes posible para ayudar a su amiga pero eso provocó que la descuidara y ahora esté con golpes, casi desmayada en el pequeño sofá que había en esa grande habitación.

Chaeyoung, esa pequeña monstruo risueña y con gran habilidad para entrar en casas ajenas, no la había visitado y tenía en su mente la posible razón de ello.

Tal vez se había cansado de Yoo y se largó, como todos lo hacían. Jeongyeon la entendería, también lo entenderia si Park se alejara de ella, porque Jeongyeon no es más que un estorbo.

Eso lo repite su hermano, oh, su gran queridísimo hermano, Yoo Chaemin. Un pequeño adolescente impulsivo, estatura alta, cabello con flequillo, un poco robusto pero no mucho, aunque le faltaba crecer y desarrollarse, apenas tenía catorce años.

Aunque con tan poca edad tenía un gran odio por su hermana, odio por no ser "normal", por no tener un cuerpo envidiable, por no cumplir con las órdenes de sus padres, por no cubrir las espectativas de sus padres, por no ser "perfecta".

Un Yoo tenía que ser perfecto, y Jeongyeon no lo cumple, por lo menos no en su familia.

Jeongyeon piensa que siempre será así, más después de lo que pasó hace minutos. Su cuerpo ardía, pero ella se siente fuera de su cuerpo. Se siente en la nubes, como ignorando que su cuerpo está hecho un asco y ahora su mente está mejor en blanco.

No sabe qué pensar, piensa y piensa más, rodea su mente preguntándose '¿Qué estoy pensando?' O '¿Qué estaba pensando?' Y así dando vueltas entre esas preguntas sin respuesta.

No hay respuesta, ¿qué estaba pensando? No lo sabe y no lo entiende.

Su cuerpo ajeno a ella, como si ella pudiera salir de él y verlo pero no lo ve, sigue viendo desde sus propios ojos físicos pero no lo siente así.

En minutos vuelve en sí, como si estuviera perdida en otro universo y los pensamientos se disparan abrumandola con preguntas ajenas a las que antes se hacía.

Su cuerpo también vuelve en sí y suelta un quejido alto, se niega a que de su boca salga otro ruido. De repente, ahora sí siente el dolor, ardor y no puede soportarlo. Su cuerpo y mente abrumandola

'¿Por qué? Mi costilla se siente rota. ¿Me odia? ¿Yo lo odio? ¿Tengo que odiarlo? Mi pierna arde. ¿Qué me pasó? Quiero morirme. Hay pastillas en el baño.'

Niega fuertemente con la cabeza.

'¿Soy tan mala? Soy un asco ¿Mis padres también me odian así? ¿Cómo sería si estuviera en una familia común y corriente? No existe eso. ¿Dónde está Chaeyoung? ¿Y Jihyo? Yo les estorbo. Soy un estorbo.'

Fuentes pensamientos juntos y rápidos sin dejar lugar para que reflexione algo.

Se levanta de su sofá, y muerde su labio aunque le duela.

Su hermano le había hecho grandes moretones, golpes, partituras, raspones y cortes. Su cuerpo se sentía como un infierno, toda parte dolía y podía sentir en su oído la gran risa y reclamos de su hermano.

Se toma su tiempo y se para en sus dos pies, aunque dejando la fuerza más en su izquierdo que duele menos. Toma respiro y no sabe cuándo tiempo ha pasado, siente que fueron minutos pero toma su teléfono y este dice que duró más horas en todo abrumandola.

Ve un mensaje de Jihyo y lo que dice la alegraría pero ahora no piensa mucho.

<<Ya eres libre del matrimonio, Jeong>>.

¿Por qué será que no le alegró? Por su falta de pensar, no, por su exceso de pensar. Todo está abrumandola y haciendo que su respiración se acelere y pare al mismo tiempo.

Toma asiento de nuevo, dejándose caer en el sintiendo que su espalda se lo reclama. Jeongyeon cierra los ojos y intenta recuperar su respiración, como varias veces sus amigas le dijeron. Decían que cuando pase algo así, es respirar con calma mientras intenta pensar en blanco un rato.

Ahora está en blanco y intenta pensar lentamente las cosas.

Sonríe aunque eso ocasionó que le duela su labio por su estiramiento, cierra los ojos y piensa más. Su cuerpo no va para mucho y tiene que salir antes que sus padres la lleven contra ella cuando sepan del matrimonio roto.

No quería más golpes.

Escuchó ruido en su ventana, entonces alertada voltea y ve a su mejor amiga quien con una sonrisa entraba pero esta se borraba cuando la veía.

— Por Dios ¡Jeongyeon! — y ahí está, Chaeyoung preocupada. Era tan linda que se olvida de su cuerpo — Jihyo ya me avisó, vamos — su felicidad duró poco, Chaeyoung vino porque Jihyo le dijo.

Agradece que no preguntó qué pasó, porque no quiere hablar cómo su hermano se volvió desquiciado y sentía que iba a morir en cualquier momento por culpa de él... literalmente hablando.

No está nadie en casa y eso hace más fácil para Chaeyoung el llevar a su mejor amiga abajo hacia el auto.

Ella solo estaba acostada haciendo nada, solo pensando cuando le llegó un mensaje y bien sabía que eso era bueno, también sabía que si Jeongyeon se quedaba en su casa sería muy malo.

Fue como rayo a cambiarse y ir a la casa de su mejor amiga entrando por la ventana con sus trucos como siempre. No esperó encontrarla toda golpeada y despreocupada, al parecer.

Parecía ida.

La llevó y acostó en los asientos traseros del auto. Chaeyoung se subió al asiento del piloto quedando en blanco, no sabía a dónde ir y dudaba que su casa era buen opción.

Por su mente pasó una idea, como una flecha pasó, así de rápido. Tal vez podría llevarla a la casa Myoui. Se retractó, eran amigas pero la confianza no era mucha o la suficiente para como cuidar a Jeongyeon ahí.

Pero tenían habitaciónes suficientes y podían prestarles una de invitados. Cerró los ojos masajeando sus sienes con frustración. En su propia casa no podía ya que sus padres no la dejarían.

En casa de Jihyo pues ésta tenía algunos problemas que arreglar y no creía que los Park quieran a Jeongyeon allí por obvias razones.

Se le vino a la mente Asahi, era muy buena persona aunque a Nayeon no le agrade pero era porque era muy cariñoso y afectuoso. Pero descartó cuando tambien vino a su mente la vez que estuvo deprimido al saber sobre la situación de Jeongyeon. Si Asahi veía así a Jeong, lloraría y se lamentaría tal vez por semanas. No quería preocuparle demasiado, era muy buena persona y de corazón sensible.

Dahyun, con siete mal formaciones que se hacen llamar sus hermanos y dos padres estrictos que no aprueban casi nada, no se puede.

Su solución siempre llegaba a lo mismo, con Myoui. Pero Myoui podía decirle que no, no la conocía mucho.

Pero podía decirle que sí y Jeongyeon podría descansar. Tal vez allá esté Nayeon y también las ayuden por eso. Ahora no pensaba mucho, Jeongyeon no querrá ir a un hospital pero se le veía realmente mal.

— ¿Qué pasó, Jeonggie? — se volteó a los asientos traseros para ver el rostro de su amiga pero esta miraba el techo del auto sin expresión alguna — ¿Fue Chaemin? — no recibió respuesta.

Se estaba hartando.

— Te llevaré a un hospital y es mejor que sigas en silencio o llamo a Jihyo para que te obligue — se volteó para el frente escuchando la queja de Yoo pero pareció aceptarlo.

Con suerte, nada realmente grave le pasó al cuerpo muy delgado y débil de su mejor amiga. Y con más suerte, podrá cuidarla en algún lugar seguro.

#♡>☆

28 de mayo - Miercoles.

Una gran fiesta.

Sí, Momo había ido a la fiesta de Dahyun con la pura intención de sacarla de ahí o de, por lo menos, divertirla un poco. Muchas cuadras estaban llenas de automóviles y no cualquiera, Momo los reconocía como de marcas en realidad millonarias.

Se estaba metiendo en un lugar de riquillos por su enamorada. Lo que se hace por amor.

Lo más cercano que pudo estacionar, fue una cuadra antes de la gran casa, bueno, en realidad era una gran mansión pero le venía diciendo casa desde siempre.

Todos esos días había estado bromeando que iría a su casa y se la robaría en frente de sus padres... Pero no bromeaba mucho, eh.

O sea, no la robara así como así, sólo la recojera y la quitara de ese ambiente del cual Dahyun ha hablado que le incomoda. Y si Momo es sincera, también le incomoda mucho y ni siquiera ha estado dentro de la casa.

Sin mucho esfuerzo se escabulle dentro junto a un grupo de personas como de su edad, pasó desapercibida al tener un traje que Mina le había regalado un día, era lo mas costoso de su armario y era perfecto para que nadie la notara vagabunda en fiesta de gran magnitud.

— ¿Y ahora cómo me la encuentro? — se susurró a sí misma notando la cantidad excesiva de gente. Notaba que algunos la veían y no quería ser paranoica pero ya estaba pensando en correr.

— Oye linda — por un momento, había pensado que era Dahyun por la voz tan parecida, pero era un joven probablemente unos dos años menor que ella y sí que se parecía a Dahyun — ¿Buscas algo? — tenía sus mismo ojos rasgados, su palidez, sus mismos labios y una idea vino a su mente.

Reunió el aire para poder hablar bien y aclaró su garganta la cual no se había dado cuenta que estaba seca

— Emm, sí. Sinceramente, busco a Kim Dahyun — si la podían ayudar, mucho mejor. Su voz había salido firme de pura suerte porque estaba temblando de los nervios.

El chico frunció el ceño junto a los labios, susurró algo que Momo no entendió por la música fuerte.

— ¿La cumpleañera? ¿Eres su amiga? — preguntó en alto haciendo que Momo por fin pudiera escucharlo.

Y no lo iba a decir, no iba a ser tan tonta como para decir que es su casi novia. Dahyun había dicho que no se avergonzaba de ella, se avergonzaba de la posibilidad de que sus padres le hicieran algo por estar con ella.

Así que asintió.

— Soy cercana, más o menos — no mintió así que el chico asintió entrecerrando los ojos hacia ella. Momo se sorprendía cada vez más por el parecido de su novia con el chico — Soy Myoui Momo.

Momo se desconcertó por la sorpresa e incredulidad del chico.

— ... Soy Kim Jonghyun, el hermano mayor de Dahyun, emm... — ahora la japonesa entendía el parecido tan grande. Momo lo notó un poco incómodo pero prefirió no decir nada — No soy muy cercano a Dahyun pero debe estar al lado de nuestros padres. Ven — le hizo un ademán con la mano que lo siguiera. Momo dudó, el chico parecía amable pero no confiaba en él. Lo siguió asegurándose cada vez de que hubiera gente alrededor, por si acaso. Necesitaba testigos en todo momento.

Parecía una fiesta moderna de adolecentes hormonales, pero a la vez, podías ver a adultos hablando en mesas serios o charlando mientras beben.

Momo se dio cuenta que el chico era muy hablador pero de cosas irrelevantes que casi nadie toma en cuenta. En menos de cinco minutos ya sabía por qué los delfines se drogan con peces globos y el por qué el chico los odia tanto... hasta Momo le agarró odio en el poco tiempo.

— Estas de suerte que ninguno de mis otros hermanos o hermanas te encontrara, ehh — mencionaba el chico que había tomado de la mano a la japonesa para llevarla sin separarse — Bueno, excepto Dahyun, sería mejor que te encontrara ella. Si te encontrabas con mis otros hermanos estos primero te hicieran muuuchas preguntas — paró en seco haciendo que Momo chocara con su espalda y luego mirara por el hombro del muchacho — Bueno, ahí está — y para Momo fue un puñetazo en el estomago ver a Dahyun allí.

No malo, sino que la rubia estaba realmente hermosa con una sonrisa de labios sellados, hacia algunos hombres mayores que parecían hablar amenamente allí.

Sí estaban muy lejos de la entrada y Momo supuso que era porque recibían a los invitados hasta allí para que estos pasen por las bebidas y se embriaguen para hablar con personas más atontadas.

Y mientras la cumpleañera ahí estaba sonriendo ligeramente saludando a un señor, Momo estaba perdida en ella aunque podía ver la incomodidad y disgusto de la rubia por estar ahí. Tampoco reaccionó cuando Dahyun dió con ella y la miró sorprendida.

— Emm. Mamá, papá — llamó la atención de los adultos quienes la vieron con una fingida sonrisa a la cual ya estaba acostumbrada — Tengo un mucho sueño y me duele la cabeza. Es mejor que continúen la fiesta sin mí — al asentimiento "comprensivo" de su padre, se fue por otro lado; desapareciendo de la vista de la japonesa Momo quien desesperada la buscó hasta que alguien la jaló de la mano.

— Ey... — iba a protestar pero dio con la cabellera rubia de Dahyun y mejor calló. El camino nunca se le había sido tan rápido, y es que estaba perdida en cómo los cabellos de Dahyun se mecían al correr y cómo su rostro se veía despejado con un ligero maquillaje.

En cuanto salieron de la fiesta, Dahyun observó que no había nadie alrededor. La cumpleañera sonrió para luego tomar las mejillas de la japonesa para besarla sin ningún comentario. Momo de inmediato le siguió dejando sus manos en la cadera de la cumpleañera.

— Viniste... — susurró Dahyun cuando se separó de los labios de Momo dejando sus frentes tocándose, todavía no creía que Momo haya vestido con algo que casi no usa y meterse entre muchísima gente que la incomoda solo por ella.

La japonesa dejó pequeños besos en sus labios y mejillas, no la había podido ver en casi una semana.

Desde que Chaeyoung llegó con Jihyo pidiendo -o rogando- un lugar donde pudiera vivir Jeongyeon por un tiempo y Mina ofreciera su apartamento, Dahyun ahí estaba presente pero al tener que ver los arreglos de su cumpleaños ya no la había visto. Solo habían hablado por mensaje.

El 'Feliz cumpleaños' de Momo fue el primero que recibió la rubia aunque deseó que pudiera dárselo en persona.

Y Momo cumpliría ese deseo aún cuando estaba incomoda entre tanta gente.

— Tenía y necesitaba darte el 'Feliz cumpleaños' como te lo mereces — la rodeó con sus brazos para apegarla a su cuerpo solo ocasionando que Dahyun se restregara contra su pecho, feliz — Y también tu regalo — a eso la rubia se separó con una gran sonrisa emocionada.

Le encantaba la felicitación y esfuerzo de Momo, y le encantaba más que le haya preparado un regalo.

— ¿En serio? — su voz salió más aguda de lo normal mientras daba un ligero salto de la emoción.

— Bueno, son las once, vamos o sería regalo atrasado — y Dahyun no perdió tiempo para voltear a todos lados olvidando que allí solo estaban estacionados autos de personas cercanas a la familia — Está a una cuadra — le explicó Momo cuando la rubia la miró confundida.

— Entonces vamos — y la arrastró sin saber ni siquiera dónde estaba el auto de Momo, la emoción le ganaba.

¿Adivinen quién fastidió desde hace una semana a sus dos hermanas para que la ayudaran con algún regalo y alguna sorpresa para su linda casi novia? Exacto, Momo.

Mina no se negó mucho ya que en serio quería que Momo la dejara en paz cuando Nayeon llegaba a su casa e intentaban pasar tiempo juntas, y Sana... pues Sana le cobró, nada tonta.

Momo condujo a velocidad bastante buena mientras Dahyun parecía emocionada hablando sobre que ese cumpleaños no fue tan malo.

— Incluso Chaeyoung y Jeongyeon me visitaron en la mañana y me dieron un regalo, tal vez tengamos mucho dinero y todo pero me dieron unos broches que había querido desde hace ya tiempo y me gustó — se le notaba en la voz lo feliz que estaba mientras acariciaba la mano que Momo tenía libre.

— Me alegra que te gustara... Solo una pregunta, ¿no estuviste muy incómoda hoy? Tal vez debí haber llegado antes.

— Oh, no. Está bien. Llegaste y eso me encanta... Ammh. La incomodidad siempre está ahí pero estoy mejor, mejor desde que apareciste — le sonrió solo para recibir que Momo mirara al frente sonriendo, todavía estaban en carretera.

Dahyun no supo muy bien dónde estaban por la oscuridad que le tapaba la visión hacia afuera pero sólo una sonrisa de Momo fue suficiente para tranquilizarla.

— Vamos. No hay nada aquí, solamente seremos tú y yo — a las palabras de Momo, sonrió mientras la japonesa salía del auto lo rodeaba para ayudar a Dahyun a salir y luego llevarla consigo de la mano.

— ¿La pradera? — era muy noche pero pudo ver que se trataba de el terreno, donde se dio cuenta que estaba feliz con ellas — No pensé en que sería aquí — comentó en un susurro mientras caminaba maravillada por lo bonito que se veía todo, al no haber edificios se podía ver todo el cielo estrellado y la gran luna llena en todo su esplendor.

— ¿Te gusta? No sabía si debería haberte llevado a comer a algún lugar o algo parecido y Mina me dijo que estaba bien pero aún así-...

La mejor razón para callarte es cuando te callan de un golpe o de un beso. Dahyun la había besado... afortunadamente, porque un día Mina la calló de un golpe y no es nada bonito.

— Me gusta, porque estás tú aquí —dijo la rubia con una sonrisa cuando se separó del beso que tenía con Momo dejando a esta sonriendo como boba mientras Dahyun seguía caminando.

Momo la guió en silencio a lo más alto del terreno, donde había un tronco de un árbol cortado y al lado una mochila grande que confundió a Dahyun.

— No quise acomodar todo por miedo a algún animal que se comiera todo pero en segundos lo hago — Momo con determinación abrió la mochila para con rapidez colocar todo, como un picnic bien acomodado y un gran lugar para que Dahyun se sentara, cómodo y bien limpio. La rubia con emoción se sentó viendo todo.

— Es realmente lindo que lo hicieras, Momo — la japonesa sonrió orgullosa mientras suspiraba aliviada de que todo sea del gusto de Dahyun.

— Prepare varias de tus cosas favoritas, o por lo menos las que sé que te gustan. No yo sola porque hubiera incendiado la cocina pero aporté y hice mi esfuerzo — apresuró a decir lo ultimo mientras extendía algunas cosas hacia Dahyun con un leve temblor — ¿Tienes hambre? — ahora que lo recuerda, en las fiestas siempre hay comida y no quería que Dahyun coma por obligación o algo así.

— Sí, mucha en realidad. Mis padres no me dejan comer en la tarde ni en la noche para que no me vea mal según ellos. Solo desayuné hoy — Momo maldijo a todo aquel que le decía cosas a lo que considera el amor de su vida, pero sólo se limitó a dar un pequeño beso en la mano de Dahyun y dejarla comer.

Había espagueti con albóndigas con un poco de queso de relleno. También variaban en cosas dulces como un pequeño pastel con flan, pan con betún -el que un día Momo vio comer a Dahyun muy tranquilamente-. Había un pay de limon, que Dahyun comentó que le encantaba, y entre otras cosas. Bebida era jugo de naranja y un poco de uva que Nayeon insistió a Momo que llevara, porque 'es muy bueno' en palabras de la castaña.

— Todo está muy bueno, Momo. Hay mucho que siento que no lo acabaremos — si no por nada Momo había trabajado en una repostería como cajera todos esos días. Había soportado ese "asqueroso" trabajo que odiaba -odiaba por culpa de la jefa que la regaña- pero valía la pena si podía comprar todo con su esfuerzo y ver la carita feliz y satisfecha de Dahyun.

— Podemos guardarlo para más tarde. Quería saber si te gustaría pasar la noche en casa, si querías — Dahyun de inmediato la miró sonriente y asintió murmurando, ya que tenía sus mejillas llenas de dos albóndigas que metió en su boca al mismo tiempo.

Parecía una ardilla, eso veía Momo.

— Momo... ¿Me dejarías ser tu novia? — la japonesa se atragantó repentinamente, escupiendo el jugo que tomaba a un lado y tosiendo mientras sentía su nariz arder por casi expulsar el liquido por sus fosas nasales — ¿Estás bien? — de inmediato la rubia se estiró y dió palmadas en su espalda mientras Momo todavía intentaba recomponerse.

¡Es que se suponía que Momo lo pediría! No Dahyun. La japonesa estaba en asombro porque no esperaba tal pregunta y todavía tosía falsamente porque quería tiempo.

— S-Se suponía que yo te pediría eso hoy — después de un rato se levantó y quejó mientras soltaba lloriqueos que Dahyun no entendió y rió feliz — ¡Yo quería hacerlo, ¿bien?! — exclamó cuando escuchó la risa de la coreana, quien la abrazó. Y Momo nunca le negaría un abrazo — Y quiero que seas mi novia, chica mocosa — hasta tenía algunas lagrimas salientes de sus ojos mientras se escondía en el cabello de la rubia.

— Bueno, novia, quiero mi regalo — ahora la cumpleañera salía del abrazo y besaba los labios de Momo, quedándose ahí mientras sus manos secaban las mejillas de su ahora novia — Y no me llames 'Chica mocosa', bastante tengo con Mina — se quejó mientras se metía pan en la boca, todavía tenía hambre.

— Bueno... Tu regalo está aquí — de su bolsillo saco un anillo que apenas y pudo pagar al día anterior — Sé que no te gusta la joyería y por eso solo tienes un collar de cruz por tu religión pero esto es algo importante — la rubia exactamente miró el anillo con detenimiento. No le gustaba la joyería, pero Momo podía darle mucha y ella la atesoraba con su vida sólo por venir por parte de Momo.

Lo que le llamó la atención fue algo que ya conocía, pero a la vez no.

— ¿Ma? — se confundió por un momento, no le entendía.

— ¿Sabes lo que significa 'Ro'? — Dahyun negó.

— Así le llama Sana a Tzuyu "en secreto" — no tan secreto ya pero digámosle así.

— Sí. Akira, el padre biológico de Mina un día me contó una historia. Era sobre la palabra 'Amor'. Un día tres hermanas tuvieron a su respectiva pareja pero nunca encontraron un apodo, hecho por ellas, para llamar a sus parejas y entonces se les había ocurrido algo simple pero no tan fácil de adivinar — paró un momento, mirando el anillo.

— ¿Ma? — repitió Dahyun confundida, no sabía qué tenía que ver con la palabra 'Amor'.

— Sólo que al revez. Me la contó a mí cuando Mina era muy bebé. La menor eligió 'Ro' tomando de la palabra 'Amor' las últimas letras y volteandolas, o sea 'Or' al revés... ¿Entiendes? — Dahyin asintió.

— La última sílaba al revés — Momo la besó satisfecha de su novia por entenderla, a sus hermanas tardó un mes explicándoles.

— La del hermana del medio escogió tres letras ya que no quería ser como sus hermanas que escogieron dos, lo cual fue las últimas tres de la palabra 'Amor' o sea Mina le dirá a Nayeon 'Mor', o si le gusta más 'Mo', cuando esté segura de tenerla a su lado — Dahyun enrojecido un poco. ¿Momo estaba segura de tenerla a su lado, siempre? Le pareció muy lindo.

— La última, la mayor.

— La mayor escogió las primeras dos letras, al revez como la menor, formando 'Ma'. Y quedó con la menor llamando a su pareja de vida 'Ro', la del medio quedó con 'Mo', o con 'Mor', y la ultima quedó con 'Ma'. Las tres felices con sus parejas — terminó de decir mirando el anillo que tengo pulido el 'Ma' — Yo no recordaba la historia hasta que Sana me la recordó cuando le pregunté qué significaba 'Ro' y me repitió la historia a mí y a Mina — paró un momento, viendo en la nada.

— Por lo mismo antes no sabías sobre esto — susurró Dahyun y la japonesa le asintió murmurando un sonido.

— Al parecer, no era que yo no haya convivido mucho con Akira, era que me afectó su muerte al punto de olvidar varios momentos con el... y ahora recuerdo algunos — quiso contenerse pero realmente no lo hizo cuando lágrimas brotaron de sus ojos y sus orbes se hacían brillantes a la luz de la luna.

Dahyun con cuidado limpió sus mejillas dejando un beso en ellas.

— Se que llamarte 'Ma' sonaría como llamarte 'Mamá', así que si quieres puedo seguir llamándote como comúnmente lo hago — no quería incomodar a la rubia pero esta ya tenía puesto el anillo y le sonreía.

— Me gusta 'Ma' — fue lo que comentó para luego besar los labios de su novia — Así como me gustas tú.

#♡>☆

— ¡Nayeon! — se quejó la pelinegra mientras la mencionada la mojaba con el agua de la bañera, donde un Kookeu estaba encantado por la atención de ambas y salpicaba emocionado a sus dueñas — ¡Kookeu, ven! — tomó una toalla, ignorando los intentos de Nayeon por molestarla con el agua, y abrazando a el perro con la toalla — ¿Lo secas tú o yo? — eso paró a la coreana quien sonreía feliz, haciendo que pensara un rato y se parara para extender sus manos, ella quería secarlo.

El perruno había estado todo el día correteando en el patio de la casa Myoui, ensuciando su pelaje por tierra y pasto. Y como le gustaba dormir en la cama con sus madres, tenía que bañarse para no causarles comezón toda la noche. Mina primero había querido bañarlo pero la castaña se le unió y ambas fueron hacia el apartamento de Mina, donde Jeongyeon las recibió con quejas falsas sobre que era muy noche aunque eran sólo las ocho de la noche pero la pelicorto ya había estado durmiendo.

No podían bañar al perro en la casa Myoui porque la señora Sachiko ya tenía una rivalidad con el perro por el jardín, haciendo sólo que éste pudiera pasar tiempo definido en la casa Myoui pero infinito en le apartamento donde Jeongyeon lo cuidaba muchas veces porque le gustaba el perrito.

— ¿Crees que ha resultado todo bien con Dahyun? — preguntó Mina siguiendo a la castaña fuera del baño — Momo estaba casi histérica — su hermana había estado casi gritando todo el día, con una libreta en mano verificando que nada falte y regañando a cualquiera que la estuviera viendo solo por desconcentrarla. Hasta Sana se hartó de ella y se fue a la casa de Tzuyu junto a Minnie.

Un dato era que la más pequeña Myoui ya tenía una tipo amistad con la señora Seulyeon, mamá de Tzuyu y Minnie, al parecer habían congeniado muy bien. Oh, y Sana ya tiene su mano derecha disponible, solo el yeso en su izquierda lo seguía teniendo pero era soportable para ir a sus días de secundaria, cosa que no le gustó pero ahí estaba yendo con la custodia de el joven Im y la joven Zhou quienes la cuidaban de todo.

— Aunque estaba alterada, Momo parece quererla mucho y no creo que le haya salido algo mal — Nayeon, aunque también recibió un regaño por la hermana mayor de Mina, confiaba en que todo estaría bien — ¿Es normal que Kookeu esté tan calmado? — el pequeño parecía ido mientras la castaña lo secaba.

Mina se acercó y revisó al perrito que al parecer solo tenía mucho sueño ya que bostezaba mucho.

— Sólo necesita dormir.

— Yo también — la castaña tenía los ojos entre cerrados casi desde hace una hora pero seguía allí, cuidando a su hijo orgullosamente presente.

— Podemos dormir aquí. El devolvernos tardaría y no creo que te guste dormir en el autobús — el auto se lo había llevado Momo, por lo que fueron en transporte público — Aparte de que Jeongyeon ya debe estar dormida — no pues, la pelicorto parecía muerto en vida con esas ojeras, ya se imagina que cayó dormida en cuanto tocó la cama.

Nayeon asintió mientras seguía con su labor de secar al perruno. Ya terminando lo dejó en el suelo para que el perro pudiera ir a donde quiera, y donde quiera fue salirse de la habitación y irse al sofá donde le gustaba acostarse entre los cojines.

— Al parecer, no dormirá con nosotros — comentó Nayeon sentándose en la cama, sobresaltandose cuando había cerrado los ojos un momento y sintió un gran peso y calidez sentada arriba de ella. Abrió los ojos, encontrándose con Mina abrazandola y respirando calmadamente en su pecho — Uh — fue lo único que soltó para que sus manos estuvieran lo más alejadas del cuerpo de la japonesa.

Estaba nerviosa.

Cuando Mina guió las manos de la castaña hacia sus caderas, Nayeon se sintió más nerviosa y lo único que pudo hacer era corresponder el abrazo mientras intentaba distraerse con algo.

No era la primera vez que estuvieron así, pero le fue repentino que Mina se pusiera con tanta facilidad y tranquilidad encima de ella.

Ni siquiera tenía un jugo como para calmarse o distraerse con el. De hecho, los tenía en el refrigerador, allá en la cocina... Muy lejos para el gusto de Nayeon aunque solo era cruzar el pasillo, bajar escaleras y caminar por la sala; fácil.

Sería facil si Mina no estuviera encima de ella... ¿Ya mencionó que Mina estaba encima de ella? Porque Mina en serio estaba encima de ella.

La coreana suspiró intentando tranquilizarse pero no esperó que la pelinegra se moviera arriba de ella, muy lento como para querer quitarse. Miró con el ceño fruncido, confundida, el cómo Mina se movía en sus muslos. Incluso la apartó un poco porque estaba segura que despertaría a su miembro si estaba tan cerca, pero la japonesa se acercaba y la confundía.

Al punto de preguntarse si Mina estaba intentando eso, eso que cree que llegaría pero en un tiempo más allá, más alejado, en el futuro lejano.

En cambio Mina, ella sólo había querido abrazar con todo su cariño a la castaña pero de un momento a otro se le ocurrió moverse. Su sentido se cegó, por lo menos el que le decía que no era tiempo para tener intimidad con Nayeon. Ahora solo suspiraba de vez en cuando en el cuello de la coreana y seguía moviéndose intentando que Nayeon reaccionara e identificara lo que quería hacer.

— M-Mina, si sigues así, se va a... despertar — susurró la castaña apenas mientras intentaba parar con sus manos los movimientos de Mina pero el era imposible, tanto porque la japonesa seguía persistente y porque en realidad Nayeon no hacía mucha fuerza para pararla — ¿Estás jugando conmigo? — preguntó cuando por su mente pasó que Mina sólo quería molestarla con una erección.

— Estoy haciendo lo que realmente deseo — le susurró Mina, y es que había querido eso, sí, lo había querido desde hace tiempo aunque no lo había planeado.

Ahora había sido de improvisto, sin previo pensamiento de que quería hacerlo hoy, sino sólo de repente, intentando calentar a la coreana para que se diera cuenta de lo que quería.

Mina alzó un poco la mirada para ver si Nayeon estaba reacia a tenerlo pero la coreana aprovechó que había detenido sus movimientos de caderas para tomarla bien de las caderas y acomodarla bien en la cama, con un poco de nerviosismo que le dió ternura a Mina.

Aunque la japonesa no era como si estuviera muy confiada, sino que no quería demostrar que le tenía nervios a que a Nayeon no le gustara, porque no era como si a la castaña le gustara tanto el contacto físico, y tener intimidad contaba con muuucho contacto físico. Mina temía hacer algo que a la castaña no le gustara y Nayeon temía lo mismo.

No hubo palabras por parte de ninguna cuando Nayeon se acomodó entre sus piernas y la besó, pues no era como si pudieran hablar pero tampoco querían hacerlo en ese momento.

Mina guió torpemente las manos de la castaña hacia su propia cintura para que tomara el dobladillo de la camisa, un pedido silencioso que decía que la castaña le quite la camisa, lo cual apenas hizo porque los nervios podían ganarle un poco.

No era como si Nayeon no hubiera visto a detalle el cuerpo de Mina; en su trabajo la veía con apenas ropa que cubre sus pechos, trasero y parte intima pero tenerla a unos metros bailando en un tubo con ropa necesaria solo para cubrir poco... a tenerla abajo de ella, con pechos expuestos, jadeando, con solo ropa interior inferior y acercándola cada que puede... era muy diferente. Ambas situaciones le encantaban pero eran muy diferentes.

La hacía sentir caliente y necesitada de atencion en su cuerpo que Mina le daba solo con caricias por encima de su bulto, ya que Nayeon solo tenía el bóxer y su sujetador puestos. La ropa se les había ido en segundos, quedando así por un tiempo.

Sólo hasta que Nayeon se animó a tomar el elástico de la ropa interior de la japonésa y viéndola para ver si recibía una afirmación, la cual fue inmediata.

— Quitalo — fue lo que dijo entre jadeos la japonesa y Nayeon tragó saliva bajando por sus piernas la prenda y admirando todo el cuerpo desnudo de su... su persona especial, ya que no tiene un título oficial de la relación que llevaban.

Aunque se acostumbra a decir persona especial siempre, ese era su nuevo titulo.

Se subió al cuerpo de la pelinegra después de terminar de dejarla desnuda, su cuerpo le era indescriptible, no lo podía describir con algo porque le era perfecto, y se le hacía corta la palabra de perfección ya que Mina era más que eso. Subió para besar su cuello sintiendo las temblorosas manos llegando a su espalda para quitar el sujetador que todavía tenía puesto.

— ¿Estás segura de hacerlo? — preguntó Mina deteniéndose de quitar por completo el sujetador. Tal vez estaba ya muy caliente y dispuesta a entregarse pero también estaba dispuesta a parar si Nayeon le dice que esta incómoda manteniéndose en ese acto. Aunque para su suerte, excitación y felicidad, Nayeon respondió afirmativa.

— Me gustas. Quiero hacerlo contigo, Mina — eso fue suficiente para que la mencionada se animara a voltear las cosas, tomando a la castaña de hombros para apartarla, sentarla en medio de el colchón y subirse encima de ella para besar sus labios.

Enredó sus brazos en el cuello de la castaña para acomodar sus rodillas a los costados y moverse encima, pegando su abdomen con el de Nayeon de vez en cuando y siguiendo el beso en que la castaña ahogaba gemidos por como el trasero de la japonesa rozaba su miembro.

Pocas veces eran las que se tocaba y no tenía ningún encuentro sexual con nadie, aunque ahora no era completamente sexual, Nayeon no lo veía así. Nayeon veía un acto de amor entre ella y Mina. Sexualmente amoroso, sí, así; sexualmente amoroso... ¿O amorosamente sexual?... Ambas

— ... ¿Vamos a hacer el amor, verdad? — por duda de su mente preguntó, separandose, suspirando y jadeando mientras veía completamente el rostro de la pelinegra, quien la miró suspirando y luego sonrió con esa sonrisa de goma que a Nayeon le encantaba. Nayeon no tardó en llevar su mirada a los labios de su persona especial para admirar la preciosa sonrisa que tenía.

— Vamos a hacer el amor, Nayeon — respondió alegre sólo para recibir de nuevo en sus labios a la castaña feliz de la respuesta, feliz porque Mina le corresponde.

Gimió cuando la pelinegra se sentó directamente en su miembro, aplastandolo encima del bóxer que tenía puesto y solo haciéndolo tener un tirón por la excitación.

Mina se sentía diferente al estar completamente desnuda delante de alguien aunque haya estado en poca ropa en un tubo mientras recibía dinero de gente vulgar y morbosa. Con Nayeon siempre se sentía diferente. Diferentemente muy bien.

La castaña ni siquiera tenía el control del beso al que se unieron, sino que sólo se dejaba llevar por todo y Mina era la que se encargaba de moverse o controlar la situación. No era como si le disgustara, le encantaba sentir como Mina se movía sobre su miembro y rozaba su lengua con la suya en un beso húmedo.

Mina se separó en un chasquido para bajar y dejar un pequeño beso en el abdomen de la castaña, para luego dejar sus manos en el elástico del boxeo y mirar interrogante a Nayeon.

— ¿Puedo quitarlo? — preguntó recibiendo ninguna palabra de Nayeon pero sí un asentimiento efusivo.

Mina sonrió por la emoción de la castaña y dió un beso abajo de sus pechos. Bajó lentamente la prenda ultima que tenía la castaña y pasó por sus muslos, rodillas hasta los tobillos y por fin quitando cualquier prenda que tenían hace minutos.

Totalmente desnudas podían admirarse a la otra mientras cada una pensaba, ¿qué sería más perfecto en aquel momento donde tienes la confianza para mostrarte sin verguenza el cuerpo a la persona especial de tu vida? ¿Donde no le pones alguna restricción a tu deseo? ¿O donde haces lo que habías soñado más de alguna vez?

Ambos cuerpos rozandose cuando Mina subió por el cuerpo de la castaña y se frotó con su cuerpo mientras subía poco a poco dejando besos ocasionales en zonas donde creía que le gustarían a Nayeon o solo besando las que tenía ganas de besar o lamer un poco.

— Me gusta — confesó la pelinegra con al punta de sus dedos tocando el miembro de la coreana que se sobresaltó primero por el repentino toque y gimiendo bajito porque Mina no paró de acariciar.

Nayeon no podía sentirse más orgullosa de que le gustase a Mina, aunque realmente encontraba su miembro normal y casi como cualquier otro, solo que puesto en un cuerpo femenino. Podía verse raro por lo masculino de su parte íntima, pero femenino de todo su cuerpo, pero si a Mina le gustaba, ella estaba más que bien por ello.

La castaña mordió un poco su labio para luego desviar la mirada nerviosa.

— To-Todo tu cuerpo me gusta — esta vez confesó Nayeon con voz temblorosa porque no podía pensar mucho si Mina seguía acariciando su miembro de esa forma, jugando con la erección y no dejando que llegara a más, sólo bajando la velocidad de sus caricias cada cierto tiempo.

— Está para que lo toques, Nayeon. Tocalo como quieras. Mi cuerpo es tuyo ahora —  susurró la pelinegra en tono suave, como si soltara lo más fácil del mundo o como si tratara de convencer a Nayeon de tocarla. Pero para la castaña era difícil el tocar el cuerpo de Mina porque era precioso y tenía miedo de hasta hacer alguna pequeña marca que molestara a la japonesa.

Después de todo, este estaba bien cuidado y Nayeon solo pudo ver una pequeña cicatriz en la rodilla de probablemente muy en el pasado, lo demás era piel bien cuidada sin marca de alguna herida como el de ella. El de Nayeon tenía como tres cicatrices en las piernas, poco notorias pero si prestaban atención bien se podían ver la marcas. También tenía en el estomago un corte pequeño que se quedó allí desde que de pequeña su padre la golpeó. Cerca de su oído también había una pequeña marca que Nayeon había conservado después que su padre la abofeteara muy fuerte. En su brazo izquierdo había una pequeña donde no crecía el natural vello de los brazos, causada por un corte que accidentalmente Jungkook le dió cuando cocinaba juntos. En su hombro derecho otra pequeña que causó la sirvienta que la cuidó.

Había otras que a simple vista no se notaban pero Mina acercándose bien las veía aunque nunca mencionó nada de estas porque no presionará a la castaña de decirle algo sobre estas. Ya las había visto algunas antes pero no le importaban estas marcas.

— ¿Y s-si dejo alguna marca? — preguntó Nayeon tragándose un gemido largo cuando Mina apretó ligeramente su falo y acariciaba de arriba abajo su miembro. Respiraba pesado y jadeaba.

— No importa. No trabajo porque estoy de vacaciones y entonces nadie más que tú las vería... No me molestan tampoco — Nayeon se animó con eso a tomar la cintura de la japonesa entre sus manos y sentarla en sus muslos, delante de sus miembro porque no sabía si sería muy rápido sentarla directamente — Aquí también — dijo jadeando para luego tomar una mano de la coreana y ponerla sobre su seno derecho, suspirando cuando esta apretaba ligeramente su seno — O si quieres más íntimo — guió la otra a su parte intima dónde la dejó por encima.

Soltó un gemido cuando Nayeon tomó iniciativa de abrir su labios vaginales y explorar su intimidad, con duda, pero con cuidado para no lastimar a su persona especial o para que no se incomodara.

Aunque Mina sólo estaba reprimiendo su impulso de moverse sobre la mano de la castaña, dejando que esta vaya a su ritmo y descubra las cosas por sí misma o diciéndole algunas veces qué le gustaba.

Porque a diferencia de Nayeon, Mina sí se había tocado muchas veces, en adolescencia, en juventud, ahora de adulta. La japonesa había siempre explorado su propio cuerpo gustando y degustando las formas en que le gustaba masturbarse o si tenía zonas erógenas que le gustaran, aunque ahora sentía que toda zona lo era si Nayeon la tocaba, con esa timidez y temblor pero un toque único y cariñoso a la vez.

— Si qui-quieres acelerar, hazlo. ¿Te gusta esto? — la japonesa también se dedicaba ligeramente a dar atención al miembro erecto que pedía por ella, estaba ansiosa pero podía ver a Nayeon nerviosa, y eso que casi nunca expresaba sus sentimientos — ¿Quieres que me aparte? — preguntó teniendo una negación inmediata, efusiva y un jadeo — ¿Quieres... que empiece? — preguntó intentando darse a entender y más porque Nayeon frunció el ceño aunque no supo si fue por la confusión o porque aceleró el movimiento de su mano un momento — Empiece a meterlo, que te unas a mí, Nayeon — dejó un pequeño beso en su mejilla, su rellenita mejilla. Una expresión de duda y sus ojitos nerviosos mirándola de vez en cuando o a los lados pero un ligero asentimiento torpe que causó ternura en Mina y a la vez la puso ansiosa.

Dejó varios besos regados por el cuello de Im y se alzó sobre sus rodillas a los costados hasta poder sentir el miembro rozar su parte sensible y dando un último beso en los labios de la castaña, bajó con lentitud cuando alineó con una mano el miembro en su entrada. No necesitaba lubricar más porque Nayeon la había hecho humedecerse cuando exploró hace unos momentos.

Soltando un jadeo y gemido después, se sentó lentamente escuchando un gruñido pequeño de la coreana que le gustó en exceso.

Llegó a introducirlo hasta la mitad suspirando sonoramente para bajar todo, sentándose hasta sentir que podía dejarse caer completamente y gimió cuando Nayeon dejó varias mordidas pequeñas por su cuello y senos, con delicadeza y casi sin fuerza pero mordisqueando, dejando rastros de saliva por el cuerpo de la japonesa, quien todavía intentaba acostumbrar su interior a el miembro mientras gemía por la estimulación en sus senos, estos no eran muy sensibles pero ahora parecía que el sólo rozarlos la hacía suspirar.

Había sentido una ligera incomodidad alrededor de su entrada pero que se había calmado en cuando se había movido ligeramente y había sentido estremecerse por la sensación de placer que la embargó. Nayeon tenía la frente pegada a un hombro de Mina y deja ocasionalmente mordidas, lamidas, y besos pequeños por ahí mientras se daba la libertad de disfrutar la calidez que envolvía su miembro.

La sensación de excitación, cariño y de un alivio por tener su miembro siendo encerrado por la entrada de su persona especial.

Cuando Mina se movió ligeramente de adelante y atrás moviendo su miembro soltó un gemido casi agudo y quejoso, y era eso el por qué se avergonzaba e intentaba callarlo. Sus ruidos se le hacían agudos y irritantes que no quería que la japonesa la escuchara aunque debía hacerlo y le causó más seguridad que a Mina parecía no importarle que lo hiciera raro, sino importarle que le gustara.

Gimió más libremente cuando Mina se elevó un poco y se sentó en su miembro de nuevo. La ayudó elevandola con un brazo y sujetándola cuando veía que la japonesa lo haría.

La habitación que antes era silenciosa y solo con pequeñas charlas, ahora estaba retumbando gemidos por las cuatro paredes. El ambiente que antes era frío y muy fresco, ahora era caliente y con pieles sudorosas chocando y acariciandose entre sí.

Nayeon miraba con adoración y gemía por las sensaciones de todo, mientras Mina no miraba literalmente nada porque estaba con ojos cerrados, gimiendo y elevándose por las rodillas para tener nuevamente aquel placer.

Sólo se dejó llevar cuando la castaña la acostó delicadamente en medio del colchón mientras besaba su cuello y a veces chupaba sus pezones, se había acomodado entre sus piernas y había introducido lentamente su miembro para luego tener le mismo ritmo que Mina hacia hace unos momentos.

Jadeaba en el cuello de la japonesa y ésta apretaba su cabello o la acercaba más a su cuello para que siguiera mordisqueando como lo venía haciendo. No paraba de mover sus caderas contra las de la pelinegra y eso le encantaba cada vez más a Mina que mordía de vez en cuando el hombro de Nayeon pidiendo que no parara, ya que era justamente como siempre le había gustado mover su mano cuando se tocaba y casi en el mismo ángulo.

— M-Mina, siento... siento que v-voy a llegar — gimió la castaña apartando el cabello negro de la japonesa y acariciandolo un poco mientras besaba su cuello.

— H-Hazlo dentro, me cuidaré — logró decir pesadamente y, Nayeon confiando en ella, aceleró solo un poco su vaivén, sonriendo ligeramente cuando Mina dijo que le había gustado eso y entonces se mantuvo así.

No paraba de dejarle saber cuánto le gustaba todo de ella con pequeños besos y tampoco de moverse contra ella para culminar su orgasmo.

Mina apenas pudo corresponder el abrazo en el que Nayeon le dió cuando ambas habían terminado en líquido pegajoso y blanquecino, manchando las sabanas pero aún así la castaña tomó de la cabecera algunas mantas y rodeó a ambas cuando sentía el leve temblor de la japonesa, ya que era causado tanto por el orgasmo que tuvo como por el frío que les chocó en la habitación.

— ¿Estuvo bien? — preguntó en un susurro después de un rato la coreana. No había recibido respuesta por lo que curiosa sacó su cabeza del cuello de Mina y pudo verla adormilada, casi durmiendo completamente.

Y a decir verdad, Nayeon tenía sueño desde hace mucho pero sus ganas de estar con la japonesa de ese modo le habían ganado y dominado, había atrasado su hora de dormir y disfrutado en exceso toda sensación que la japonesa le causara.

Se acostó de lado, atrayendo a Mina a su lado mientras la abrazaba, recibiendo a una feliz Mina acomodándose en su pecho y suspirando.

— Estuvo increíble, Nayeon — murmuró Mina con los ojos cerrados y una ligera sonrisa que Nayeon no miró porque la japonesa estaba escondida en su pecho.

— Tú eres increíble... — susurró Nayeon aunque la japonesa ya había quedado plácidamente dormida, respiraba tranquilamente en su pecho desnudo.

Tal vez tenían mucha cosas qué decir, halagarla y hacerle saber que sintió todo de maravilla pero lo haría mañana si es que se libra de Jeongyeon.

Y en ese momento abrió los ojos un poco avergonzada. ¿Jeongyeon las habría escuchado? No lo cree mucho, no si la coreana pelicorto tenía mucho sueño y parecía muerta en vida cayendo a la cama sin moverse.

Apretó los labios y se dejó llevar por el cansancio y felicidad que ahora la embargaban, abrazando el cuerpo perfecto de Myoui Mina contra el suyo y besando ligeramente su cabello negro.

Ya mañana vería que le dice a Yoo si es que las escuchó.

Ahora se enfocaba en que una persona especial estaba acostada al lado suyo mientras dormía y ahí estaría cuando despertara.

Y hace unos momentos, justo afuera de ese departamento estaba una chica pelicorto saliendo molesta, con sus mejillas infladas y abultando los labios muy, pero muy, molesta.

En medio de querer tomar el sueño y escuchar el primer ruido, tomó sus cosas y marcó a Chaeyoung para que llegara por ella y pudieran ir a un hotel o algún otro lugar donde dormir, sólo que sin otro ruido.

Con su mochila colgando en un hombro fue bruscamente hacia el auto que esperaba afuera, el que acababa de llegar y por la ventana se veía una risueña chica viendo a su amiga.

— ¿Qué pasó como para que me honres con llamarme tan tarde? — divertida Chaeyoung preguntó pero recibiendo que la pelicorto entrara al auto de forma brusca y cerrara la puerta fuertemente mientras se acostaba en los asientos traseros, gruñendo — Les iba a ofrecer a Mina y Nayeon llevarlas — comentó mientras iba a desabrochar su cinturón pero un murmuro de Jeongyeon la detuvo — ¿Mmmh? No te entendí, pero si quitarás tu estupida mano de tu boca tal vez podría — la pelicorto bruscamente lo hizo y la miró enojada.

— Por algo te llame... ruidos no me dejan dormir — creyó que la de más baja estatura le entendió pero esta frunció el ceño confundida.

— Buneo, si hay ruido es mejor que Mina y Nayeon vengan — volvió a comentar mientras esta vez sí desabrochó su cinturón.

— No entiendes. Los ruidos provienen de ellas — dijo con rabia.

— Ooh, una pijamada — supuso la rubia chasqueando los dedos y colocándose el cinturón de seguridad para sonreír y acelerar el auto. Todo ante la mirada irritada y obvia de Yoo pero también cansada por lo que no dijo mucho.

— Sí, Chaeyoung, pijamada... — aceptó usando su mochila de almohada y cayó dormida en los asientos — Tonta pijamada.

#♡>☆

29 de mayo - Jueves.

Tal vez fue exactamente por el frio o la falta de presencia de alguien a su lado, o tal vez que su cobija se había bajado hasta casi el comienzo de su trasero y el frío le llegaba hacer temblar, pero Mina no pudo seguir durmiendo y abrió los ojos sólo para encontrarse con una habitación sin la persona que buscaba.

Se estiró en la cama, que ahora se sentía muy amplia por la falta de Nayeon acostada allí. Gruñó y se tapó completamente por el frío que tenía y luego sacó la cabeza para luego guardar silencio, intentando escuchar, a como podía, algún ruido que dijera dónde estaba su persona especial.

Tomó su teléfono de la mesita de noche y le marcaría a la castaña si no fuera por los pasos que se escucharon en el pasillo.

— Mierda — intentó vestirse pero alguien abrió la puerta y lo único que pudo hacer fue taparse y sólo dejar en vista su cabeza para mirar a quien entrara.

Tal vez eran sus hermanas o algo y no quería burlas de por qué estaba desnuda.

Pero fue Nayeon la que entró, sorprendiendose por ver los ojos curiosos de la pelinegra viéndola con atención. Enrojeció y agachó la mirada para acercarse y sentarse a su lado mientras sentía su cara caliente por el enorme sonrojo que tenía.

Es que cuando despertó, simplemente pudo quedarse como media hora con Mina en su pecho, la había mirado, acariciado, abrazado pero luego había recordado que la pelinegra tenía que cuidarse y no quería que tuviera que ir hasta la farmacia por una pastilla, así que se había levantado y vestido, con mucho pesar, para luego ir en un taxi a la farmacia. No había esperado que su persona especial estuviera despierta con la sábana hasta la nariz y que la mirara con tanto cariño pero con confusión.

— ¿A dónde fuiste? — la menor preguntó, acercándose solo para abrazar de lado a Nayeon y dejar un pequeño beso en su cuello — Sin ti sólo me da frío — y sin las cobijas tapandola, pero eso no suena tan romántico para ese momento.

— A la farmacia — contestó volteando su cara para recibir un lindo beso en los labios, que iba destinado a su mejilla pero al voltearse pudo obtenerlo en los labios.

— ¿Por qué? — preguntó Mina volviendo a besar rápidamente los labios de la coreana y luego mirándola con curiosidad. Nayeon se tomó su tiempo para contestar.

— Dijiste ayer que te cuidarías, de lo que hicimos, pero supuse que por lo menos te va a incomodar tu... tu parte íntima, así que cuando desperté se me ocurrió ir yo por una pastilla, para que no te tuvieras que levantar — alzó una bolsa que traía con ella en una mano — También traje otra pastilla, que es para el dolor, por si acaso te duele — se quedó un rato en silencio, tragando saliva y viendo a los alrededores.

— Está bien. Gracias porque sí me siento un poco incómoda, pero nada grave como para tomar una pastilla para el dolor — dijo besando la mejilla sonrojada de la castaña quien sonrió y asintió — ¿La razón por la que estás tan nerviosa es porque tienes otra cosa en la bolsa? — el contenido se veía más grande como para sólo dos pastillas, y lo confirmó cuando Nayeon bajó la mirada teniendo las mejillas más rosadas que antes — Ven — la llamó atrayendola para acostarla junto a ella.

La castaña solo alcanzó a quitarse los zapatos para luego acostarse al lado de Mina y esconderse en su pecho, donde no encontró algo más entretenido que besar sus senos y empezar a jugar con ellos, escuchando los bajos suspiros de la pelinegra.

— ¿Qué más trajiste? — preguntó Mina cuando observó que la castaña no intentaba hacer el amor de nuevo, sino solo entretenerse con sus senos — ¡Nayeon! — exclamó su nombre cuando sintió una mordida que la sobresaltó. La coreana rió en su pecho y mordió de nuevo haciendo a la pelinegra alejarse para ver esa sonrisa alegre — Cambia de tema pero eso no hará que se me olvide — comentó escuchando las risitas bajas.

— Son preservativos. N-No sé si volveremos a hacerlo pronto pero los miré y se me ocurrió para cuidarnos, si lo volvemos a hacer —respondió escondiéndose en el cuello de la menor, se avergonzaría si Mina le dijese que no harían el amor pronto, porque ella pensó que sí.

— Si estás bien con hacerlo, está muy bien — Nayeon la miró de inmediato — Yo sí quiero, sólo que no sabía si te sentías cómoda con tanto contacto — dijo dejando un beso en la nariz de Nayeon que se arrugó por un segundo.

— ¿Entonces estuvo bien? — recibió un beso en los labios.

— Estuvo muy bien — le contestó suavemente para luego suspirar porque Nayeon había encontrado entretenimiento en besar sus senos — Te tengo una propuesta ahora — miró la cara curiosa de Nayeon — Que traigas un vaso de agua para tomarme la pastilla y luego le damos uso a un preservativo.

Mina sólo pudo reír y acostarse cuando Nayeon se fue apresurada a la cocina.

#♡>☆.





Resucité ;].

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