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Seis ♡

18 de mayo - Domingo.

Sana nunca se había sentido tan inútil, Tzuyu tenía que hacer todo por ella. Tzuyu casi se había mudado a la casa Myoui, pasaba días sin volver a su casa solo para ayudar en todo lo que necesite a su amiga. Sana no es que se quejara de verla pero quería volver a hacer cosas como antes.

Aunque todas agradecen que ya no esté triste, aunque ahora no saben a quién maldecir cuando los gritos se hacen presentes.

— ¡Momoring! ¡Era con chocolate, no con miel! —era más dramática que de costumbre— Solo porque me caería, no te pateo —estaba casi tranquilamente sentada para empezar a desayunar, panqueques, con miel, ¡Con miel! Y ella quería con chocolate— Por eso siempre los hace Mina.

— Igual te gustan —Tzuyu comentó, mientras estaba a su lado para empezar a cortar un pedazo de panqueque, mayormente ella era quien le daba la comida a la japonésa.

La joven Zhou todavía se le notaba la golpiza que había recibido pero pues no era nada comparado con Sana, con el brazo derecho roto y la muñeca izquierda fracturada.

El joven Im, junto a Nayeon, deben estar en su propia casa arreglando asuntos con sus progenitores, además, era muy temprano y no siempre duermen allí.

Tenían que arreglar el cambio de secundaria para poder pasar exámenes a preparatoria, Tzuyu también está en esas con sus padres y afortunadamente parece que el trío de amigos quedarán juntos en otra institución educativa, solo con que Sana regresara cuando sane completamente, o por lo menos que sane su derecha.

Una tal secundaria un poco lejos que no podrán ir caminando como antes pero pues mejor para como investigaron; tenía muy buena apariencia, solo falta que sea verdad.

Mina ha estado todo el día encerrada en su habitación junto a Kookeu, probablemente esperando a que llegase Nayeon, o porque esta dormida por no dormir en la noche. Se la había pasado jugando con Kookeu mientras escuchaba música.

Esa noche Sana solo cenó entre quejas por no poder comer una hamburguesa pero feliz porque Tzuyu le dio pizza y durmió con ella.

Ahora se había levantado por los llamados de Tzuyu, y inconscientemente en la noche se volteó al lado derecho y su hombro dolía, no estaba de humor.

— ¡Eso no quita que hoy quería con chocolate! La miel es... ¡no sé! Pero hoy no se me antoja. Se me antoja una hamburguesa y no se me antojaría si en la noche me hubieran dado una —se quejaba y recibía en su boca el pedazo de panqueque que la joven Zhou le daba— ¿No way pizwa? —preguntaba, con la boca llena, por la pizza que según ella había quedado anoche.

— Mastica y traga, mocosa. Creo que quedó una rebanada pero Mina consintió a su hijo con ella anoche... Ese perro tiene privilegios y yo se que en esta casa no nos llevaremos bien —Kookeu era enemigo mortal de Momo.

— ¡Y lo que faltaba! ¡El perro se comió lo que yo quería de postre! —y la única que aguantaba al lado de ella solo era Tzuyu, hasta Jungkook estaba aturdido por los gritos pero aún así reía por todo lo que Sana decía— ¡Tzuyu! —la mencionada se sobresaltó un poco— ¿Podemos ir al mar? —la taiwanesa la miró un pequeño momento en sí misma.

La joven Zhou pensó un rato. Cada que la pequeña Myoui le pedía algo era común pensar en que peligros podía haber, y cómo podía evitar estos. Buscaba en su mente lo mejor para la japonesa. Sonriendo, Tzuyu se acercó a la japonesa dejando un pequeño beso en su mejilla y asintiendo a su pedido

— Hm —murmuró para luego voltear hacia abajo notablemente avergonzada. Momo la miraba con los ojos entre cerrados mientras comía de un pequeño flan que seguramente Mina dejó en el refrigerador pero habrá desparecido mágicamente cuando despierte.

Sana ni podía aceptar la cuchara con un pedazo de panqueque ya que se encontraba mirando a Tzuyu, sorprendida por el besito que había recibido, aunque luego sonrió y aceptó el pedazo de panqueque sin decir nada más.

— ... ¡Por fin! ¡Ya no hay ruido que no sea mío! —la mayor hasta tenía un pitido en el oído por el repentino silencio y le gustaba que su hermana menor no se quejara tanto. Aunque era comprensible el que se quejara, no la pasaba muy bien con dolores musculares por no dormir en buena posision, con los dolores de cambios de vendas en su mano derecha, con que no pueda bañarse sola.

¡Y sí! No se baña sola, claro que no, no y no. Mina era la que más se encargaba de ella en las duchas que no necesariamente son diarios, mayormente es un día sí y un día no, pero a veces la menor quería ducharse días seguidos y para tallarse era necesaria la ayuda de alguien. Sachiko solo pocas veces lo hacía ya que Sana se quejaba más, por que según ella la hacía sentir más bebe. Mina soportaba más las quejas cuando ésta enjabonaba su cuerpo.

Obviamente la japonésa menor se quejaría casi todo el día cuando la diferencias de su cambio de rutina eran notables; cada paso era no caer porque sus brazos no la ayudarían, cada vez que quería tomar algo era con su derecha y con poco movimiento ya que podia doler, cada vez que quería ir a hacer sus necesidades era un reto y un dolor en su mano, cada que quería comer algo era Tzuyu quien mayormente se lo daba en la boca, cada cosa que hacía era diferente y se quejaba libremente.

Pero hay una excepción, Tzuyu abrazandola -o en este caso, besandola en la mejilla- era su cambio de humor a feliz con ojos brillosos, admirando a la taiwanesa avergonzada mientras hace lo que se le pide, gran cambio de humor.

— Bueno, voy a despertar a Mina porque en esta casa nadie duerme si yo no pude —la mayor sufrió notablemente del ruido que Mina hizo en la madrugada con Kookeu.

— ¿Por qué quieres ir al mar hoy? ¿Hay algo en específico? —preguntó la taiwanesa mientras evadió la mirada feliz de Sana en ella.

— Oh. Quería ir contigo a ver que encontraba para mi habitación, no he ido y no hay nada nuevo. Jungkook dijo que iría con nosotras pero no creo que hoy, y hoy quiero ir... solo contigo —murmuró mientras aceptaba la comida y masticaba para luego tragar— Quiero ir al club también. Mina dijo que no pero es que quiero darle la caracola a la mujer que vi allá, es casi igual y dijo que la caracola que tenía tatuada significaba algo muy íntimo y especial —explicó mientras Tzuyu le sonrió.

— Bueno. Puedes dársela a Mina-ssi y que ella se la entregue... o a Momo-ssi —Sana negó inmediatamente.

— No quiero. Yo quiero que ella lo reciba de mí. Mina ni la conoce de seguro —ni tiene idea pero quiere ir.

— Es un lugar para adultos o por lo menos jóvenes mayores de dieciocho, no podemos ir y mucho menos en tu estado físico, Na —y tampoco le gustaba, Sana se podía poner fácilmente en peligro en ese lugar aunque desde que Woogi se enteró de él hombre que casi golpeó a su trabajadora pues hay guardias pendientes hasta de qué es lo que beben los clientes, pero la joven Zhou no está convencida.

— ¿Cuando sane completamente iras conmigo? —no insistiría más, no quería presionar a Tzuyu para ir a un lugar claramente no apto para sus edades, aunque siente que ya la presiona mucho con la responsabilidad de hacer todo por ella.

— Si tus hermanas lo aceptan, sí iré contigo cuando tu cuerpo sane completamente —Sana saltó en su asiento emocionada, incluso soltó un chillido agudo.

— Gracias, Ro —inconscientemente soltó pero esta vez si se dio cuenta y trató de ignorar pero Tzuyu ya no creía que la casualidad que todas las Myoui le escondieron que significara 'Ro'.

— Na, ¿qué significa 'Ro'? —Sana rápidamente aceptó la cucharada y masticaba tan lento que Tzuyu casi quería reclamarle pero no lo hizo, solo pidió de nuevo— Na, en serio quiero saber que significa —eran pocas aveces que Tzuyu pedía algo, pocas veces que ponía sus ojos suplicantes pero Sana no tenía la valentía de decirle.

— Yo... En serio, no pienso decirlo todavía —bajó la mirada estaba notablemente insegura.

— ¿Incluso cuando trata notablemente de mí? Porque hasta ahora sé, que así me llamas cuando yo no estoy —la taiwanesa no se veía en su serenidad común, se veía un poco enojada y seria, eso a la pelinegra le llegó a sorprender incluso intimidar. Obviamente si llega a pelear, no podrá hacer nada para detener a Tzuyu, sus extremidades duelen, no mucho, pero duelen.

— Es algo especial que quiero contarte algun día especial, no ahora mientras desayuno de tu mano, Tzuyu —la japonesa ahora miraba el plato, no había nada más del panqueque que su hermana hizo, vacío.

— Ya tuviste desayuno —la taiwanesa se había levantado y dirigido a la puerta tomando su celular de la mesa. Sana se alarmó.

— Espera, Tzuyu. ¿No te quedaras? —no quería, no quería perder momentáneamente a su mejor amiga por algo tonto, aunque no era algo tonto para la taiwanesa, era algo que realmente quería. Siempre ha estado detrás de Sana, cada cosa que Sana pedía era hecha con cuidado y dedicación, pero era una de las pocas veces que Tzuyu pedía algo, quería por lo menos Sana le contestara eso.

— No, debo ir a casa, no he ido en dos días... Luego vuelvo —la respuesta no tranquilizó para nada a la japonesa, quien no se había parado de la silla por el temor a caerse.

— Pero-... —no terminó de decir. Tzuyu la miró con tanta indiferencia que nunca creyó ver para ella misma, no pudo protestar a algo.

— Solo quiero ir a casa. Luego vuelvo —cada sílaba acariciaba su lengua despacio y remarcaba las dos últimas palabras para dejarlo claro. No esperó respuesta y se fue.

Sana ya no habló, sabía que era una carga ahora pero no esperó que Tzuyu la dejara ahora, cuando claramente su estabilidad emocional no está bien, cuando su inseguridad con todo crece, cuando claramente malpensó el repentino comportamiento de Tzuyu.

Porque Tzuyu tiene razón para actuar así, siempre fue comprensiva sin esperar algo, solo fue buena y tímida porque así lo sintió, así se sintio cómoda y más con las reacciones de los demás, pero la comprensibilidad se puede acabar momentáneamente. Después de todo, tiene sus propios problemas, tiene su mente con problemas personales, tiene su corazón lastimado cuando llega a casa.

Intenta no meter a Sana más problemas pero le cuesta detener en ella todas las emociones, es solo humana con límites y puede llegar a explotar cuando su mente juega con ella.

Su mente jugó diciendo que no estaba bien que Sana no le dijera algo así, que si tenía que ver con ella claramente tenía que saberlo. Su mente decía que se fuera para que Sana entendiera su desacuerdo pero en el fondo sabe que no debería dejar así a alguien con inseguridades y apegos.

Pero no es su responsabilidad las emociones de los demás.

La mente juega mucho cuando revela sus impulsos, y Tzuyu está arrepentida de su impulso. Ahora sería ridícula al llegar a con Sana a pedirle perdón por llegar a lastimarla así, debe recompensarla con algo pero al llegar a su casa decidió que lo haría más tarde.

Si lo hacía ahora, podría caer en sus impulsos de gritarle cuanto le afecta que no confíe en ella para decirle algo así. Quiere calmarse primero que nada pero al llegar a su casa es imposible

— ¡Tzuyu! ¿A dónde fuiste, eh? —su hermano mayor claramente no tenía algún indicio de dejarla ir sin que contestara así que lo hizo con toda la calma que pudo aparentar.

— Estuve en la casa vecina —y no podía decir el apellido Myoui en esa casa, no mientras solo sus dos hermanos estén en casa ya que su padre no está y su madre vive en otra ciudad, divorciada de su padre y apenas presente por su trabajo.

— ¿Con la rarita aquella? No sé como papá te deja estar con ella. Ya te divertiste de seguro. ¿Por qué sigues allí? —y por eso prefiere no mencionar el apellido Myoui, no cuando solo su padre acepta su enamoramiento y amistad con Sana. Pero los Zhou mayores ahora no esperan que Tzuyu regresara con sus emociones ya no escondidas, ahora regresando con enojo y sin ganas de guardarse nada para evitar una pelea, ahora tenía ganas de partirle el rostro a su hermano.

— Porque quiero y que no te importe —brusco y sin dejar que su rostro cambie, tenía una expresión serena, todo lo contrario a lo que en realidad siente.

— ... ¡¿Quién te crees para hablarme así, idiota?! Tal vez no debamos dejar que salgas de la casa. Esa puta ya te debe estar metiendo cosas en la cabeza.

Tal vez, solo tal vez, una persona puede resistir insultos de muchas personas pero cuando tocan el lugar correcto, explota.

Solo tenía que tocar el botón indicado para ceder de la mente al corazón y eso era meterse con Sana, con su mejor amiga, con la persona que más la apoya, con la persona que no duda en abrazarla siempre, con la que fue su primer amistad...

Con la que fue su primer beso.

Y por meterse con Sana, el mayor Zhou no solo sufrió un golpe. Tzuyu se abalanzó a encestar el primero en su rostro y de eso se colocó encima de él y solo dio más golpes, tanto en su rostro como en pecho o los brazos que se interponen para apaciguar los golpes.

La joven Zhou ya había sufrido mucho, ya había aguantado mucho, tenía que descargarse en algo.

— ¡Deja de meterte en mi vida! ¡Deja de insultarme! ¡Deja de destruir mi mente!... ¡S-Solo déjame! —y no pasó mucho cuando unos brazos rodearon su cintura y la separaron. La joven Zhou no sabía cómo podía tener su rostro húmedo, tentó este dándose cuenta que estaba llorando, pero no sabía por qué.

— ¡Esto ya está! —al parecer, su padre sí estaba en casa, solo que en la planta alta— ¡Seuljin! —se dirigió a su hijo quien estaba siendo visto por el otro chico, el cual ni siquiera se movió de su silla— ¡Ve a tu habitación!

— ¡Pero ella me golpeó! ¡Me duele todo el rostro hasta para hablar! —se quejó mientras el otro estaba viendo de su padre a su hermano.

— ¡A tu habitación! ¡Tú igual! ¡Te escuché desde arriba! —ahora era el otro chico era quien obedientemente se paró de su silla y fue arriba sin mirar a su hermano que a penas se levantaba y se iba lentamente a vista de su padre— Tzuyu-... —quiso llamar pero la joven ya no estaba. Zhou mayor suspiró, sabía donde estaba pero no diría nada. Se dirigió a las habitaciones de sus dos hijos mayores.

Y con la joven Zhou, ésta entraba por la ventana de la casa Myoui, era pleno día pero todos ya la conocían así que sin interrupciones pudo entrar por lo que conoce como la ventana de la habitación de su mejor amiga.

Había salido por la ventana de la cocina mientra su padre veía a sus hermanos. Cuando llegó la habitación de Sana estaba vacía, vacía de personas porque pues estaba llena de cosas que ella conoce, algunas que ella misma había recogido y se las había dado a Sana porque a ésta le gustaron.

Se dirigió a paso lento a un estante pequeño, este era donde Sana mayormente ponía sus cosas más valiosas, regalos de gente con afecto en ella. Suspiró y dejó que sus mejillas se empapen, dejando que sus ojos estén libres de que caigan gotas de ellos.

El peluche en forma de estrella.

Este estaba orgullosamente en lo alto del estante, parecía que siempre se limpiaba y tenía la nota pegada en un 'brazo' de la estrella, casi haciendo como si esta estuviera sosteniéndolo.

Ella realmente es importante para Sana, para su enamoramiento y mejor amiga.

Sonrió y se dirigió a la cama para acostarse y ver por un rato el techo, la sonrisa parece que le duró poco porque en segundos desapareció y sus ojos se cristalizaron, empezó a sollozar.

Se arrepentía de golpear a su hermano, ella no era así, siempre fue tranquila y le gustaba ya que se sentía cómoda siéndolo. Nunca esperó reaccionar así ni con el peor de los insultos. Pero no sabe qué necesita ahora.

¿Tal vez una compañía? ¿Palabras de ánimo? ¿Un abrazo? No sabe que quiere, pero en el momento que espera que llegue, terminó durmiendo.

En otro lado de la casa despertaba una Myoui con una mano en la frente y a Kookeu acostado en su estomago sin indicios de levantarse. Mina se sentó lentamente en el suelo, recordando que no fue a la cama aunque su espalda está agradecida ya que el piso era bueno para eso.

— ¡Kookeu, quítate! —gritaba adormilada y el perruno solo se bajó para acostarse al lado de ella mientras bostezaba muy tierno para el gusto de la japonésa— Igual que Nayeon —murmuró y parece que despertó de inmediato. Se levantó alarmada pero cuando vio la hora se relajó, era temprano todavía— ... ¡Sana! —recordó a su hermana.

Poniéndose un suéter cualquiera para bajar por lo menos bonita de sus prendas, se fue de su habitación siendo seguida por Kookeu con su campanita del collar sonando.

Y cuando bajó, corrió a la sala pero no estaba nadie y solo se le ocurrió otra cosa, en la cocina debe estar. Sana y Momo tienen un estómago como pozo sin fondo y de seguro Tzuyu debe estar retacandola de comida por pedido de la japonesa menor.

— ¡Sana! ¡Tzuyu! ¡Se me olvidó en desayuno! —entró sacando de todo para hacer por lo menos un huevo pero la presencia de alguien mayor llamó su atención— ¿Eh, Nayeon?

— Hola —alzaba su mano para sacudir levemente en forma de saludo, incluso agregó una sonrisa de labios sellados pero una sonrisa que Mina agradecía y le encantaba— Yo y Sana hablábamos sobre...

— Sobre Kookeu dormilón y privilegiado —interrumpió la menor.

Había estado todo el tiempo en la cocina desde que Tzuyu se había marchado, no había evitado pensar mucho pero la voz de Nayeon la interrumpió minutos después. La coreana esperaba que alguien le abriera la puerta pero como nadie atendía, entró al ver que estaba abierta.

En el momento que Sana la vio, se atrevió a hablar sobre eso con la coreana y esta le había aconsejado hablarlo sinceramente con la taiwanesa, aclarar sobre lo que sentía y también entender a Tzuyu, y no era tan alejado de lo que realmente debía hacer, era perfecto ahora que Sana lo pensaba.

La joven Myoui retomó su actitud emocionada y dramática en minutos, con le pensamiento de que Tzuyu luego volverá, como exactamente lo dijo y hablarían sobre eso.

Siguieron hablando sobre eso y fue así hasta que llegó Mina, quien estaba confundida por la presencia de Nayeon ya que esta llegaría más tarde según sus recuerdos.

— Pero... Bueno. ¡Kookeu! —Nayeon se dio cuenta de la presencia de su pequeño hijo perruno, sorprendiendo a ambos japonesas por la emoción que desbordaba, Nayeon no era de expresar mucho y se notaba la diferencia.

— Bueno, no pensé verte tan temprano, ¡pero me alegro que estés aquí! —añadió cuando Nayeon la miró insegura, por un momento había pensado que hizo mal volver la casa Myoui tan temprano— ¿Ya tuviste el desayuno? —Sana asintió volteando a ver al plato que estaba en la mesa— ¿Y Tzuyu? —no recibió respuesta más que un grito y unos pasos viniendo de las escaleras.

— ¡En cuatro días el amor de mi vida cumple años y no recordaba! ¡MINA! —Momo notaba la presencia de su hermana confidente de todo que seguramente tendrá la respuesta a todo— ¡Mi vida está en peligro de estabilidad! ¡Dahyun cumple años el...! ¿el veintidós? —preguntó hacia Nayeon y esta negó.

— Cumple sus veintiún años el veintiocho de mayo... En diez días —eso no calmó a Momo.

— ¡Igual solo falta poco y no sé qué regalarle! ¡¿Qué le gusta y qué le disgusta?! ¡¡No sé qué hacer y solo faltan diez días!!

— ¡Uy no, que poquito! —Sana se burlaba mientras quería alcanzar el bote de chocolate que estaba arriba del refrigerador, aunque era obvio que no lo alcanzaría por lo que Nayeon dejó a Kookeu y alcanzó el chocolate por ella— ¡Por eso eres mi cuñada favorita, Nayeon! —esa era su forma de agradecer— Y ahora... ¿me lo puedes dar en la boca con una cuchara? —bueno, un poco confiada que Nayeon asintió sin problema.

— ¡Ni creas que vas a comer chocolate así! —Mina ignoraba a Momo y quitaba el envase de chocolate para que Sana no pudiera tomarlo.

— ¡Pero Momo no me dejó ponerle a el panqueque de desayuno que me dió!... ¡Y solo me dió uno! —y solo había pedido uno pero tenía que quejarse del pésimo servicio.

— ¿Y por qué no? —Mina no encontraba nada mal que Sana quisiera ponerle a su desayuno un poco de empalagoso chocolate esa vez.

— Se me olvido y le eché miel —Momo se encogió de hombros pero luego cambió su expresión a desesperación— ¡Pero ese no es el punto! ¡El punto es que Dahyun estará decepcionada de mí por no tener un regalo decente y espectacular para su cumpleaños! ¡Quiero que mi primer regalo en grande sea algo especial pero no sé qué! —y un grito agudo y bajo salió de su boca con la total intenció de desahogarse— ... ¿Quieres otro panqueque, hermana de mi vida? —preguntaba con un toque de diversión hacía Sana.

— Sí, Momoring, pero ahora con chocolate —pidió, le gustaba la miel pero no como el chocolate y ahora en serio quería de su empalagoso panqueque.

— Sí, claro. ¿Dónde está Zhou y por qué no contigo? —notó ahora la ausencia de la taiwanesa.

— Fue a su casa después de darme de desayunar. Ahora dame otro panqueque o grito el por qué tu deberías ir a un psiquiátrico, y créeme que son varias cosas —amenazaba volteando hacia la puerta, tenía al esperanza que Tzuyu llegara en ese momento y que le diera de comer de nuevo.

— Sí, ajá —le restaba importancia pero en realidad tenía el miedo que ahorita Sana le descubra hasta la manera en que se mueve tiene que ver con problemas mentales.

— Y ahora, le puedes regalar a Dahyun una salida. Amm. No sé, a un lugar donde ambas les guste y puedan comer algo —aconsejó Mina. Cuando Momo lo consideraba, Nayeon decidió meterse.

— Los padres de Dahyun siempre le hacen una pequeña fiesta para mantener las apariencias, no podría salir de ahí hasta por lo menos media noche —Nayeon había sido testigo de como los señores Kim obligaban a su hija a ser amable, educada y tierna para los demás, una hija perfecta. Nayeon sabía que Dahyun podía escaparse solo por Momo pero para enfrentar las consecuencias después era muy aterrador.

— ¡Dios!, ¡matame antes que yo me mate! —exageraba mientras Mina le pegaba con una cuchara al casi ensuciar la mezcla de panqueques.

— A media noche, pueden salir a esa hora, dah —si pudiera mover la mano, Sana hubiera tronado los dedos en forma obvia pero se conformó con su tono de voz— ¡Piensale, Momoring! ¡También puedes colarte en la fiesta! ¡¡O robarte a la cumpleañera!! —Sana se emocionó por lo último.

— O Dahyun puede darte una invitación, si no es que ya te la dará. Aúnque no creo que quieras estar ahí —la advertencia de Nayeon fue completamente ignorada. Momo quería ir.

— No importa, yo quiero si Dahyun esta ahí. ¿Cuántos quieres, mocosa? —cambiaba su pregunta hacia Sana.

— Cuatro —intentó con su derecha alzar sus cuatro dedos y bajar el pulgar, afortunadamente sí lo logró.

— ¿También le darás al perro o qué?... Ni me contestes —agregó cuando Sana sonrió maliciosamente. No le daría a Kookeu, solo tiene mucha hambre pero molestar a su hermana es gusto— Y tú, ¿qué paso con Woogi ayer? —se dirigía a Mina.

— Oh, oficialmente estoy despedida —todas la miraron con sorpresa y cambiaron a incrédulas cuando Mina sonreía en grande.

— ¿¡Qué!? ¿Qué pasó? ¿Woogi le falta intelecto? —Momo fue al primera en reaccionar pero luego volviendo a la estufa cuando vio que casi se le quemaba un panqueque.

Mina rió, nunca les dijo que tendría esas vacaciones ya que pues en ojos de todos era un despido repentino, pero con decirle a sus hermanas y casi novia no afectaba nada.

— ¡Deja de reírte como delfín enfermo! —Sana ya quería saber que pasaba.

— Estoy de vacaciones —Momo la miró aburrida, así para qué se alteraba tanto— Es complicado, no entendí mucho, pero Woogi dijo que todos deben saber de fue despedida por un asunto que apenas entendí —miró a Nayeon— Lo importante es que ahora tengo más tiempo libre —clara indirecta que tiempo libre también será tiempo con Nayeon y su hijo Kookeu.

— Woogi es muy rara —Momo comentó— Nunca me gustó que te confíes tanto como amiga de ella. Sabes que está como loquita por dinero —hizo una seña rara para dar énfasis en lo que decía— Un día de estos nunca te dejará irte del trabajo, todo por solo tener dinero, y ese día me descargare a golpes por no dejarme más estafar a riquillos enfermos —le tenía rencor.

Aunque en serio creía eso de Lee Woogi, la mujer le parecía muy buena al recién conocerse. Woogi era amigable, platicadora, alegre, y emocionada por todo, muy parecida a Sana pero tenía sus gustos y desvergüenzas muy... muy al disgusto de Momo.

El ver a todos como un objeto para satisfacerla, ya sea financieramente o sexualmente y entre otras cosas. Mina solo es trataba bien la parecer por darle satisfacción financieramente, y Momo sospecha en grande que Woogi no perdería oportunidad para acostarse con su hermana.

Cuando la ve, es amigable pero no le agrada cuando, en los bailes de Mina, la dueña del lugar se siente en una esquina con un suéter grande mirando fijamente a su hermana.

Woogi tenía cosas raras que sinceramente no eran del gusto de Momo y no le harían cambiar de opinión.

— Es rara —asintió Mina— Pero sigue siendo mi jefa.

— No tu dueña —siguió Momo— Ten uno, mocosa —sacó del sartén el panqueque con orillas levemente obscuras por descuidarlo pero para la pequeña Myoui era lo mejor que podía haber, crujiente... quemado, pero crujiente— ¿Tu qué piensas, Nayeon? —la coreana quitaba su atención de Kookeu y miraba a Momo.

— ... Que Kookeu huele a queso —no estaba muy metida en la conversación obviamente.

Momo soltó una gran carcajada que la hizo recargarse en la encimera, Sana la acompañó con una risita mientras Mina con una sonrisa negaba con la cabeza.

— S-Sobre el trabajo de Mina, a eso me refiero —entrecortadamente, mientras seguía riendo, dijo Momo— Pero lo del perro es porque de seguro durmió entre bolsas de papas con queso.

— Oh. Si a Mina le gusta pues esta bien —comentó Nayeon asintiendo para sí misma— ¿Kookeu durmió en bolsas de papas con queso?

— No estoy segura, de lo que estoy segura es que quiero que me des el panqueque o ¡moriré de hambre! —Sana se metía ya que no había podido tomar el tenedor bien y cortar un pedazo, aunque sí lo logró al principio pero el tenedor cayó al suelo.

— Oh —fue lo único que Nayeon soltó para levantarse, tomar el tenedor del suelo, lavarlo, lavarse las manos en le proceso y luego ir a darle de comer la pequeña Myoui quien felizmente balanceó sus piernas mientras masticaba.

— Pero, ¿qué dirías si te digo que a Mina no le gusta su trabajo? —Momo continuó con la platica, y Nayeon miró inmediatamente a Mina, cuestionandole— Solo es una pregunta, no es que no le guste.

— Si no le gusta... ¿por qué trabajaría allí? —pareciera que ahora ambas ignoraban a la pequeña Myoui y a Mina.

— Tal vez porque no hay dinero y es un método para salir de ese conflicto —Momo quería escuchar cualquier respuesta de la coreana y Nayeon pues no encontraba problema en responder mientras se ponía recta en la silla.

— Como familia, la tendrían que apoyar —ese fue un golpe a Momo, quien siendo la mayor y sin trabajo. No pudo evitar ofenderse con un parte de su pensamiento diciéndole que Nayeon la insultó indirectamente aunque otra parte diga que solo está siendo sincera. El 'Ooouuuh' casi doloroso de Sana no ayudó en su interpretación.

— ¿Y qué pasaría si la familia tampoco puede? ¿Su pareja podría ayudarla? —Nayeon miró inmediatamente a Mina de nuevo. Pareja y Mina no le parecía bueno si ella no estaba como pareja— Si tuviera pareja obviamente —aclaró la mayor.

— No lo sé. Dependiendo si su pareja puede y quiere ayudarla —a Nayeon, la palabra 'pareja' hacia Mina no le gustaba, le gustaba más que 'pareja' se remplazará por 'Nayeon'.

— ¿Y qué tal si no quiere? Si la pareja no quiere ayudarla aunque pueda, ¿qué debería hacer Mina entonces? —Mina y Sana parecían estar viendo todo como una película, la tensión entre ambas chicas se notaba aunque Nayeon no lo note.

— No me gusta su pareja —negó Nayeon con un pequeño mohin en sus labios, no le gustaba, no le gustaba desde que su nombre no estuvo allí.

— ¿Por qué? —Momo preguntaba secamente y directamente sin inmutarse.

— Porque no soy yo.

Y lo decía con tanta tristeza en su voz causando que ninguna de las tres dijeran algo o incluso reaccionaran cuando Nayeon tomó a Kookeu y salió de la cocina, no quería más estar allí y no lo ocultaría.

Tal vez si Mina tuviera pareja, ella lo aceptaría por hacer feliz a Mina pero eso no quita que estuviera triste por la posibilidad que ella no lograra ser pareja de la japonesa que llegó a su vida hace solo unas semanas. Tal vez la apoyaría en eso pero no quita que le dé un dolor en su pecho por ello. El que esté aceptando y apoyando no significa que esté bien con ello.

Aunque luego recordó que Momo solo le dijo que imaginara que era así. ¿Por qué quisiera imaginar algo así? Y inevitablemente lo hace; Mina con una mujer o hombre en su vida mientras le abraza como lo hizo con ella, mientras le sonríe como lo hizo con ella, mientras le besa como lo hizo con ella... No es algo que le guste. Negó con la cabeza y se sentó en el sofá con Kookeu en sus piernas.

Después de escuchar atentamente desde la cocina como Momo se queja porque se le quemó otro panqueque junto a como Sana la regañaba y como Mina le pegaba aparentemente con una cuchara a Momo mientras la regañaba por decir todo lo anterior con ella, Nayeon escuchó como unos pasos se acercaban y luego sintió como el sofá se hundió a su lado junto al rechinido que hizo por el peso que se acostó sobre el. También un peso en su hombro.

¿Lo que le gustó más? Que Mina estuviera allí mirándola y luego abrazandola de lado con una sonrisa.

— ¿Sabes algo? —inició la japonesa mientras Nayeon murmuró en confusión— A mí tampoco me gustó 'pareja' —se detuvo un poco mientras Nayeon todavía la miraba esperando— Me gustaría más el termino 'Nayeon' —a Mina le encantó ver como los ojitos de Nayeon se iluminaron de brillo y le sonrieron junto a sus labios— Y espero que pronto pueda hacerse realidad —se levantó y luego sentó en la piernas de Nayeon ya que Kookeu se había quitado y corría detrás de su pelota que el mismo había aventado con su hocico.

Nayeon la miró detenidamente, estudiando cada parte de su ser para luego esconderse en su cuello.

— ¿En serio? —preguntó la coreana, no tenía una duda muy grande de eso pero quería escucharlo.

— Muy en serio, Nayeon... como dije la anterior vez, quiero tener algo contigo con el debido tiempo.

— Yo también... ¿Por qué Momo preguntó todo eso? —no se iba a quedar con la duda del aparente enojo que tenía la japonésa mayor contra ella.

— Creo que heriste su orgullo como mayor de nosotras —Mina rió, también notó lo enojada que se notaba Momo cuando Nayeon dijo aquel comentario sincero.

— Oh... Pero no lo dije con esa intención, ¿sabes? —aclaró. No quería que la vieran como que insultó, ella solo dijo lo que creía.

— No te preocupes, ya se le pasará. Solo malinterpretó tu comentario —Nayeon asintió varias veces, luego rodeó con timidez la cintura de Mina para presionarla contra ella en un ligero abrazo.

— ... No creo que Momo deba ir a la fiesta del cumpleaños de Dahyun —rompió el silencio la castaña mirando fijamente el cabello obscuro de la japonesa. Mina ladeó su cabeza, confundida.

— ¿Hay algun problema con eso?

— Muchos... ¿No dormiste anoche? —cambió de tema inconscientemente con la pregunta que tenía rondando desde que olió el queso en el pelaje de Kookeu.

— No mucho —y Mina inconscientemente olvidó el anterior tema— Jugué mucho con Kookeu y comí por bastante tiempo que me duele el estómago —Kookeu felizmente movía su colita mientras correteaba por su pelota la cual se movía por toda la sala.

— ¡Mina!, ¡voy a mi habitación! ¡Si viene Tzuyu, que pase directamente! —la pequeña Myoui interrumpía mientras con sumo cuidado y lentitud iba caminando para no tropezarse.

Le daba miedo caer, pero como Mina no pudo mirarla no se dió cuenta del terror al que Sana se encontraba al solo ir a su habitación sola.

— ¡Yo le digo!... ¿Quieres ir a mi departamento? —cambió de tema, recordando su departamento el cual no ha visitado mucho.

— Sí —respondió casi inmediatamente pero tenía una duda— ¿Para qué?

— Vemos una película, comemos algo, dormir, llevamos a Kookeu y lo bañamos de nuevo ya que huele a queso —miró por un momento, mientras sonreía, al perruno quien hacía caso omiso a sus dueñas mientras jugaba— En algún momento podemos invitar a Dahyun, o a Momo... o Sana, Jungkook, Tzuyu, a quien gustes —Nayeon realmente le gustaba pasar tiempo con todos ellos, pero hoy especialmente quería estar con Mina viendo una de la tantas películas que veía con su hermano.

— ¿Podemos pedir pollo y ver una película caricaturesca? Solo nosotras —aclaró más lo ultimo, algo claro que Mina entendió y sonrió contra el pecho de la castaña quien todavía no la soltaba de su abrazo pero tuvo que soltarla cuando Kookeu se halló atorado en el sofá queriendo tomar su pelota debajo de este— Kookeu no se parece a mí —Nayeon no podía creer lo tonto que era su hijo, aunque era divertido.

#♡>☆

— ¿Tzuyu? —la pequeña Myoui se esperaba su habitación sin nadie dentro pero se llevó el susto de su vida cuando una persona estaba en su cama. Estaba a punto de gritar por sus hermanas pero la detuvo el que reconocía ese cabello el cual siempre acaricia, esa respiración que siempre la acompaña en sus pijamadas, esa era su mejor amiga dormida sin preocupaciones.

La japonesa apagó la luz para luego ir y quitar cobijas del cuerpo de su amiga quien se sobresaltó y la miró.

— Tonta —fue lo único que dijo Sana con una sonrisa para luego, con cuidado, acostarse a su lado. Cuidaba que sus extremidades no quedaran en mala posision mientras Tzuyu se limitó a abrazarla en completo silencio.

Después de estar enojada con ella por algo que ahora se avergüenza y se dice a sí misma que era muy fácil esperar, se siente completamente tonta por no comprender que Sana se lo diría luego. Era momento donde se arrepentía por su impulso pero Sana no parecía molesta con ella.

— ¿Por qué estás triste, Tzu? —no ocultó sus emociones esta vez, Sana notaba muy bien lo decaída que su amiga estaba y no creía que solo sería por arrepentimiento. Si el arrepentimiento fuera, Sana conocía perfectamente que Tzuyu apretaría los labios y esquivaría su mirada. No era el caso. Tzuyu la miraba directamente, con labios entreabiertos y sus ojos cansados. No está arrepentida, estaba decaída por otra cosa.

— Fui a casa, no quiero volver —desviaba su atención al techo, donde varias cosas estaban pegadas, hasta pequeñas estrellas que brillan en la obscuridad, hasta caracolas que Sana pegó con pegamento o cinta adhesiva. En cada una de estas, Tzuyu estuvo presente ya que estaba presente cuando Sana recibió la autorización de hacerlo.

Una niña muy pequeña no pegaría cosas en el techo -por lo que pegó varias cosas en la paredes que ahora no estan por desgastarse- y sus hermanas no la ayudaban por miedo a lastimarla, era la menor y era muy protegida. Lastima que sus hermanas no pudieran protegerla de lo que la dejó con un brazo roto y una muñeca fracturada, pero si no lo sabían, no podían hacerlo.

Sana la miró en silencio esperando una explicación pero la taiwanesa no parecía dispuesta a decírselo. Todo este tiempo, sus hermanos nunca dijeron un comentario directo a Sana, lo decían hacía ella y la animaban a que solo la usara cuando claramente ella solo quería a Sana junto a ella. Su hermana, quien vivía con su madre y pocas veces la visitaba, tenía una habitación y se llevaba muy bien con Sana, pero ésta casi nunca estaba. Sana nunca escuchó un insulto o una de esas palabras de aliento para solo burlarse de la japonesa, y por lo tanto no sabe muy bien de los chicos Zhou.

Sana sabe que no debe acercarse, no confía en ellos ni en esas miradas que le dan muchas veces y por lo mismo siempre visita a Tzuyu cuando el padre está presente. El señor Zhou es muy amable, siempre la ha tratado como una familia y eso le gusta. Lo que no le gustan son sus dos hijos mayores. Solo le gusta la hermana de Tzuyu, con quien se ha llevado bastante bien.

— Peleé con Seuljin. Papá quería hablar conmigo pero preferí escaparme y entrar por la ventana —bueno, una pequeña explicación— No quiero que me digas que significa lo de antes, todavía no, cuando quieras —la japonesa podía ver claramente de frente como la joven Zhou no la miraba pero tenía los ojos llorosos y decaídos.

— Te lo diré, siempre te digo todo y te lo diré luego —la voz alegre de la joven Myoui era muy diferente a la ahogada y triste de la taiwanesa pero Sana buscaba que sonriera por lo menos.

— Solo quédate junto a mí, Na. No te vayas —Tzuyu, con extremo cuidado, se acomodó en el pecho de su amiga donde expulsó todo sin preocuparse por ser vista como exagerada o tonta. Sana nunca la juzgaría así.

— ¡Somos mejores amigas, Tzuyu! Próximamente esposas. No nos separemos, primero tengo que firmar carta de divorcio, y yo no puedo escribir —bromeó mostrando su mano derecha y pudo escuchar una pequeña risa ahogada de la joven Zhou quien no pudo aguantar la broma de su amiga— Ni aunque pudiera escribir firmaría eso —continuó escuchando las suaves carcajadas que chocaban contra su pecho, estas que hacían que el aire expulsado por Tzuyu chocara contra sus clavículas— Nosotras somos Sana y Tzuyu, nada más y nada menos —asentía para si misma mientras sonreía— Tzuyu, la bonita, comprensiva, tímida y avergonzada chica de la que me enamoré a temprana edad —mencionó mirando como Tzuyu paró toda su risa y estaba completamente petrificada en su pecho— Y Sana, la hermosa, dramática, obsesionada con caracolas y enamorada de Zhou Tzuyu —terminaba feliz de poder decirlo libremente.

Y Sana solo podía sentir la pesada respiración en su pecho de la taiwanesa que primero quería procesar sus palabras.

Si bien ya sabían de los sentimientos de la otra, nunca dijeron tan directamente y a los cuatro vientos que estaban enamoradas, era nuevo, bonito y realmente feliz para ellas.

— ... P-Por... ¡¿Por qué dices esas cosas tan de repente?! —la japonesa se sorprendió por el reclamo de la taiwanesa pero rió cuando se dió cuenta del gran color carmesí que cubría hasta las orejas de su amiga— ¡Na, no te rías! —fue en vano, la japonesa se reía a carcajadas por su situación y no le quedó remedio que esconder su cara en una almohada mientras sentía el peso en su espalda; Sana se había subido arriba de su espalda para seguir riéndose de ella en todo su esplendor.

— ¡Oh, pero si es muy normal decirte lo enamorada que estoy de ti, Tzuyu-ah! —se burlaba a la vez abrazaba con cuidado el cuerpo escondido de su mejor amiga— ¡Tal vez debería decir más indirectamente lo tanto que me gustas! —y es que solo podía ver pocas veces la faceta más obscura de Zhou Tzuyu; soltando chillidos y grititos avergonzados mientras se escondía.

— ¡Esto lo pondré en la demanda y divorcio! —no sabe como es el tema pero esta segura que se puede, claro que se puede.

— ¡¿Pondras lo tanto que me gusta Zhou Tzuyu?! —agudizada su voz.

— ¡Claro que no! ¡Pondre lo tanto que me molestabas! —recibió un almohadazo de parte de Sana, no fue fuerte al solo ser una almohada que le dejaron caer por lo poco que Sana podía moverse. No evitó reírse por el intento fallido de la japonesa al querer pegarle fuerte.

— ¡No te rías! ¡Cuando sane, te voy a dar duro! —cuando vio a Tzuyu reírse más, se arrepintió de sus palabras— ¡No! ¡Me refiero a darte fuerte con la almohadas! —su amiga no paraba de reír— ¡Que cuando sane te voy a golpear pues! —se rendía dejándose caer en la cama acostada con una mueca por las risas de Tzuyu.

— ¿Debería decir lo mismo? —se burló la taiwanesa mientras Sana decidía firmemente ignorarla. Ahora Tzuyu estaba en su faceta valiente, porque casi nunca se atrevía a molestar a su mejor amiga así— ¿O demostrarlo? —esta vez sí logró hacer que Sana se volteara para quedar bocabajo con su cara enterrada en la almohada, estaba ocultando su sonrojo al solo imaginar eso. Sana solo tenía quince años, sus hormonas están ahí.

Esta vez la joven Zhou ya no molestó a Myoui, prefirió decidida abrazar a Sana por la espalda y susurrar en su oído.

— Me gustas mucho, Sana... y estoy muy enamorada de ti —fue lo único que dijo para acomodarse en la espalda de la japonesa e intentar dormir un rato.

Sana no sabe como pudo contener un chillido y grito emocionado en respuesta. Prefirió mirar la pared por un largo rato escuchando la respiracion calmada de la taiwanesa y en pocos minutos también ella cayó dormida.

#♡>☆

Nayeon esperaba que Mina siempre decidiera lo que más le gustase a ella, que la japonesa pidiera cosas para su gusto que dijera 'Hoy vamos a comer hamburguesas, me gustan' para dejar en claro que también habrían cosas que a ella le gustan.

Pero Mina siempre va y le pregunta: '¿Qué necesitas?', '¿Qué quieres comer?', '¿Qué bebida quieres?' Mina era realmente atenta y le encantaba aunque Nayeon a veces se preguntaba si la japonesa había comido o bebido algo que no le gustó y esta solo había fingido que sí le gustaba por ella.

Se decidió a preguntar y verificar cualquier cosa que a Mina no le guste para tener eso en cuenta siempre.

Aunque al principio se distrajo de su misión por lo bonito y cómodo que era el departamento de la pelinegra. Al punto de vista de la castaña, ese departamento era digno para que Mina habite en el, era perfecto.

No había mucha alfombra, solo había una rectangular y un tapete. Los colores cafés llamaban la atención y los blancos hacían que se mirara moderno. El aire acondicionado erizaba su vellos de la nuca y, a Nayeon, le encantaba el frío. Dos sillones, uno mediano y otro pequeño, ambos de color café y tenían forrado. Una mesita pequeña que era rodeada por ambos sillones, tenía un pequeño jarrón aunque este no tenía nada

A Nayeon le pareció muy bien.

Aunque luego recordó, ese era su pensamiento. ¡Su misión! Ahora era ver si a Mina le gusta.

Cuando Mina cerró la puerta dejando las llaves junto al llavero de conejo blanco -el cual Nayeon miró y sonrió- y soltando a Kookeu para que esté libre, Nayeon se encogió en su suéter feliz de sentirse fresca.

— ¿Qué te parece? —preguntó la japonesa mirando alrededor y luego su acompañante.

— Me gusta mucho. ¿A ti te gusta? —Mina asintió con una sonrisa.

— En cuanto lo vi, se me hizo muy cómodo. Aunque hace frío cuando no te tapas muy bien, me gusta estar con suéteres aquí... aunque solo he estado pocos días aquí y tengo muy poca ropa en un armario en la habitación donde se supone que es mi habitación —Nayeon la miraba directamente no perdiéndose de cualquier gesto que hiciera, estaba haciendo bien su misión— Aunque hay algo que no me gusta —Nayeon abrió los ojos y total atención le prestó. Mina sonrió y le dirigió una cálida mirada— Cuando vengo, siempre esta solo... Me gusta a veces estar sola pero no estoy muy acostumbrada a estarlo por mucho tiempo.

— Ya no estarás sola si no te gusta estarlo —comentó caminando lentamente hacia el sofá más grande y, con el silencioso permiso que le dio Mina, se sentó. Palpó a su lado para que Mina se sentara por lo cual la japonesa lo hizo recargandose en el hombro de la castaña.

— Uhum... ¿Quieres que pida pollo mientras vamos por un poco de tu jugo favorito?

— ¡¿De uva?! —volteó a verla emocionada.

— De uva.

Nayeon se daba cuenta que su misión ya estaba bien, porque Mina siempre le diría si algo no le gustaba... y también se daba cuenta que Kookeu necesita aprender a ir al baño al jardín.

#♡>☆

— ¿Por qué? —Sana estaba completamente segura que explotaría si recibía otra vez esa pregunta, ama a Tzuyu pero pues ya lleva escuchando esa pregunta más de diez veces.

— Porque vamos a arreglar esos problemas —contestó inhalando e exhalando, consiguiendo un poco más de calma.

— ¿Por qué? —volvía a preguntar mirando a Sana con ojitos curiosos.

— Porque es tu padre, se preocupa por ti y tal vez no sepa dónde estás —metió su celular al bolsillo delantero de su pantalón, este era holgado de pijama pero solo iría a casa de Tzuyu, al lado de la suya.

— ¿Por qué?

— Porque no puedes escapar de casa sin volver, por lo menos no sin avisarle y comunicar a tu padre —Tzuyu la tomó de la mano para comenzar a caminar y que Sana pueda estar segura de no caerse.

— ¿Por qué? —ya ahora solo lo preguntaba por diversión.

— Porque..., el que tengas problemas con tus hermanos, no significa que los tendrás con tu padre —explicó llegando a la sala. Era de noche y solo pudo observar a su hermana más mayor comiéndose la boca con su, al parecer, cuñada Dahyun— ¡Momoring! —interrumpió con todo el afán de molestar— ¡Elige un buen regalo! —le recordó y Momo lloriqueó haciendo que Dahyun las mire a ambas confundida.

Y la joven Myoui se refería al próximo cumpleaños de Dahyun, del cual Momo estaba más habladora por no saber qué regalarle exactamente. Faltaban días pero Momo no perdería tiempo para pensar en qué hacer ese día.

— ¡Voy con Tzuyu a su casa! ¡Regreso después! —avisó la pequeña Myoui.

— ¡Vuelves antes de las diez o voy por ti, mocosa! —amenazó aunque Sana ni la miró, estaba concentrada en recargarse con su amiga para no caer— Futuro próximo: embarazo —susurró seriamente hasta que escuchó la risa de la coreana que estaba en sus piernas, y sonrió.

— Son muy jóvenes, Momo... y por lo que he visto, se tratan más como mejores amigas —comentó Dahyun acariciando un poco la melena pelinegra de Momo.

— Si entonces eso es ser mejores amigas, ¿quieres ser mi mejor amiga? —bromeó. Dahyun podía pensar que lo decía en serio por su rostro fuera de cualquier diversión pero, hasta lo que la ha conocido, se da cuenta que sus bromas las hace lo más realista posible, cosa que hace reír mucho más a los de su alrededor.

— Ya tengo muchas amigas como para sumarte —contestó ocasionando que Momo se llevara la mano al pecho fingiendo estar dolida.

— Eh. ¿Debería ponerme celosa? —preguntó para luego desaparecer su rostro serio, remplazandolo por una gran sonrisa que evidenciaba más su broma.

— ¿Quién está en casa? —preguntó Dahyun y por inercia miró sobre el hombro de Momo para ver las escaleras.

— Estamos solas —sonrió de lado hasta que Dahyun golpeó ligeramente su hombro haciéndola reír— Sana y Tzuyu acaban de irse, que por cierto, sigo creyendo que ya tuvieron relaciones y que Tzuyu sea muy fértil no me deja tranquila —entrecerró los ojos hacía la puerta, casi como si ahí estuviera la joven Zhou para ver su mirada— Mina y Nayeon fueron al departamento que compró Mina hace semanas, quien sabe que estarán haciendo, cosas cursis probablemente —ya las imaginaba abrazadas viendo una película o besándose. Dahyun asintió, también pensaba que Nayeon debe estar haciéndole rosas con papelitos si tiene oportunidad— Mama se fue desde temprano, no quiso decir a dónde... empiezo a creer que Mina tiene razón sobre que mamá está saliendo con otra mujer —la Mina ya esparció el rumor.

La coreana asintió a todo pensando, sería bueno si ella y Momo hicieran algo.

— ¿Sabes cocinar? —preguntó la rubia, recibiendo una mueca de Momo.

— Bueno, sé algunas recetas pero cocinar de saber mucho sobre cocina... no —se sinceró observando como su novia... oh, no, casi novia, se levantó tendiendo la mano invitándola silenciosamente a que la siga.

— Tengo hambre —fue lo único que comentó para perderse en la cocina al ver que Momo duraba viendo su mano un rato como perdida.

— Yo también —murmuró la japonesa para solo quedarse un rato en el sofá, pensaba más en que no tenía una relación con Dahyun.

Le confesó que le gustaba, Dahyun también a ella, se dieron el tiempo de conocerse más hasta el día que hicieron el amor en la habitación de Momo y de ahí se trataron más como pareja, pero no se lo ha pedido, o Dahyun a ella, formalmente.

Pero entonces Momo se dió cuenta que estaba como tonta sentada viendo la mesita del centro y Dahyun debe estar esperándola, así que negó con su cabeza para estabilizar bien su vista perdida y estiró su cuerpo un poco para después caminar hacia la cocina.

Se encontró con varias cosas en la mesa, lo que supuso que Dahyun necesitaba y a Dahyun poniendo una olla en la estufa apagada.

— ¿Necesitan algo de esto? —preguntó la coreana insegura si podía usar las cosas que sacó. Momo negó con una sonrisa.

— ¿Qué vas a hacer? —quiso deducir alguna comida viendo los ingredientes de todo.

— ¿Sabes los que son palitos de queso? —Momo rebuscó en su memoria ese nombre en alguna comida y no encontró mucho.

— ¿Son como las banderillas? —Dahyun le sonrió asintiendo.

— Casi, los haremos, no tienen muchas cosas diferentes y los ingredientes están aquí —a Momo le divirtió la carita de labios apretados en una línea recta y mirada brillosa de Dahyun, que no evitó soltar una risa— No te voy a dar si te ríes —pero entonces calló, sí tenía mucha hambre.

Era de noche y solo había desayunado un panqueque que le robó a Sana.

— Bien. ¿En qué soy buena? —se acercó esperando ordenes. Dahyun casi miraba a Momo como un perrito que esperaba órdenes ya que esa misma cara tenía ahora.

— Toma ese tazón y ponle como un cuarto de harina, la que está en la mesa —apuntó a un tazón de aluminio redondo y a la harina de trigo que ya había sacado.

— Creo que voy a hacer algo mal pero pues de los errores se aprenden.

— Por eso tienes hermana menor —Dahyun se burló, haciendo que Momo siseara— Solo pon un cuarto de harina en el tazón y corta como cincuenta gramos de mantequilla —en igual de dejar que Momo lo haga, se lo enseñó para luego dejarle mantequilla en las manos, las cuales Momo ya se limpió— Le agregas pedazos de mantequilla mientras la amasas —ahora le apuntó pero Momo no se movía— La amasas —volvió a repetir pero Momo desviaba su mirada hacia el tazón o hacia la cocina— Solo es amasar.

— ¿Qué es amasar?

Un prolongado silencio de Dahyun mirando sin ninguna expresión a la japonesa mientras esta sonreía estéticamente y la miraba.

Lo que Momo no sabía es que Dahyun se aguantaba la risa por dentro mientras la miraba.

— Es así. Ven —le indicó, posándose detrás quedando un poco pequeña ya que el robusto y más alto cuerpo de Momo podía taparla— Es como en la escuela o kinder hacías cosas con plastilina, solo que integrara la mantequilla con la harina y la haras quedar como parte de esta, ¿entiendes?

Algo que a Momo le fascinaba, era que si esa situación hubiera pasado con alguien más, esa persona la mandaría a otra cosa, la llamaría tonta o se reiría de ella, mientras que con Dahyun solo le explicaba, incluyendola en todo sin dejar de ser una actividad de ambas. Dahyun siempre la incluía, por más difícil que se le haga.

Y es que ha visto amasar a su mamá, incluso una vez a Mina por lo tanto sabe qué se tiene que hacer pero no sabe hacerlo.

— ¿Se supone que quede así? —Momo tenía mantequilla pegada en los dedos, no creía hacerlo bien.

— Tienes que integrarla más, se parecerá como arena, o por lo menos es lo que he visto yo —Momo asintió intentando quitarse de los dedos la mantequilla pero no podía y era pegajosa y grasosa, se sentía feo— No intentes quitarla, la harina la secará y quitará de tus dedos.

— ¿Qué vas hacer?

— Sin la harina, no se puede hacer algo más... o bueno, sí —dejó la manos de Momo amasando para irse al refrigerador y sacar queso amarillo semi duro— ¿Sabes si vendrán pronto?

— ¿Quiénes? —Dahyun la miró y se dió cuenta que estaba muy concentrada en la harina y mantequilla.

— Tu madre y hermanas.

— Sana sí, Mina no lo sé, mamá en un rato... ¿Por qué? —preguntó descansando un poco, hasta que Dahyun la miró con una ceja alzada volvió a amasar

— Para hacer más, si no le gustan pueden guardarse pero es mejor que sobre a que falten... unas quince o veinte estarán bien —Momo la miró sorprendida— Son pequeños palitos de queso, en dos mordidas se puede acabar uno —explicó.

— Ahh —entendió mientras parecía que estaba terminando con su trabajo— Creo que casi está.

— Es muy pronto, voy a sacar lo demás —sacó del refrigerador dos huevos y tomó sal para luego tomar el cuchillo y tabla, donde cortaba el queso semi duro.

Cuando terminó de cortar, Momo ya había integrado bien la mantequilla con la harina.

Momo no supo qué más le echó, pero supuso por la vista que fue sal.

— ¿No sería solo la yema? —preguntó cuando Dahyun echó un huevo entero en la mezcla y un poco de agua después.

— En muchos casos sí, pero me enseñaron así —medio explicó para luego dar trabajo a Momo de revolver la mezcla— Creo que unos veinticinco no pasa nada —dijo cuando cortó lo último de queso.

— Si se come con galletas, a Sana le encantará —comentó Momo dejando la masa en el tazón. Dahyun asintió riendo mientras colocaba la tabla con harina por encima y ponía la masa encima.

— Ahora la amasas aquí —pidió, o ordenó, Dahyun. Cuando Momo hizo eso ya estaba entonces la rubia colocó otra cosa en un tazón que Momo no pudo ver pero Dahyun le explicó que era harina y en este tazón puso la masa. La rubia dijo que lo dejaran reposar un rato.

Momo, sinceramente, no le quedó mucho en la mente pero con Dahyun haciéndole algo de comer, le gustaba y más quería probar cuando este listo.

— ¡Momoring! —y ese llamado era obra del demonio Myoui— ¿Qué hacen? Tzuyu y yo fuimos a su casa, estaba solo el señor Zhou haciéndo la cena —hablaba demasiado rápido pero Momo escuchaba y asentía— Tzuyu dijo que cenaramos allí pero tenían que hablar de algo, así que solo comí un poco de pay de limon y mejor me fui de allí. ¿Qué eso? ¡Yo quiero! —miró con detenimiento la mesa hasta que se arrepintió— Mejor no quiero, hasta que lo pruebe Momoring.

— No sé muy bien qué es, pero eso cenaras —respondió Momo— Tzuyu también está invitada.

— Tzuyu tiene cosas que hacer pero le guardaré si me dicen qué es eso. ¿Dónde esta Mina? ¿No deberían estar aquí ya? —preguntó refiriéndose a su hermana y la castaña curiosa— Hola, Dahyun. ¿Qué haces? —su hermana no contestaba, su cuñada lo haría.

— En un rato lo verás, Sana —o no lo haría.

— Bueno. Siéntate en la sala, hay galletas en la mesita —y no se ocupó más para que Sana se fuera a una velocidad de rayo, como podía— Si se cae, me voy reír.

— No digas eso —Dahyun golpeó su hombro riendo.

— ¡Momoring! ¿¡Dónde esta Kookeu!? —tal vez a la pequeña Myoui no le caiga bien el perrito pero no quería perderlo.

#♡>☆

— ... ¿Entonces? ¿Qué castigo tendré? —regresando a unos momentos antes, Tzuyu preguntaba mientras observaba la desaparición de su mejor amiga y la dejaba sola con su padre y su hermano Seuljin, no sabía dónde estaba Wonjin(su otro hermano) pero ahora tampoco le importaba— Lo siento por descontrolarme. Me arrepiento de golpearte, Seuljin —dijo antes que nada, sin atreverse a mirar ni a su padre ni a su hermano.

— Tzuyu, no tendrás un castigo —aclaró su padre haciendo que ella alce su mirada— Wonjin me dijo todo lo que han hecho, y habrá cambios que quiero que escuches y entiendas bien —la joven Zhou se sorprendió por el acto de Wonjin pero al mirar la cara fastidiada de Seuljin entendió que este no estaba de acuerdo con su hermano.

— ¿Cómo cuáles? —preguntó dudosa acomodando su pantalón el cual era muy ancho para su cintura, tal vez porque no había comido mucho esas últimas semanas, necesitaba comer más.

— Tu madre vivirá aquí —eso sin duda sorprendió a Tzuyu aunque no lo demostró mucho, como suele hacerlo— Tu madre me dijo claramente que no quiere lidiar con jóvenes malcriados y desastrosos. Sé que ninguno lo son pero ella considera a cualquier adolescente así —explicó acariciando un poco su cabello, pensando— Por lo que le sugerí que cambiemos momentáneamente de hogar, yo con Seuljin y Wonjin iré a su hogar para centrarme en ellos y ella junto a tu hermana vendrán a estar contigo —se acercó a su hija para acariciar con cariño la mejilla de esta— Sé que no tienes buena comunicación con tu madre, pero no quiero que tus hermanos sigan con lo que te han hecho por días o incluso mucho tiempo.

— ¿No vendrás? —preguntó, su amor por su papá y el no estar acostumbrada a estar tan lejos de el la hacia sentir insegura.

— ¡Claro que lo haré! Vendré a visitarte de vez en cuando, y cuando esté seguro que tus hermanos estén bien, volverá a como comúnmente estamos. Si formas lazos con tu hermana y mamá pues podrás tener contacto con ellas —informó con una sonrisa. Seuljin distraídamente miraba su celular mientras esperaba, tenía su maleta lista y Wonjin ya estaba en el auto.

— Es muy repentino —susurró Tzuyu— ¿Ya se van? —preguntó con tristeza, su padre era el más cercano familiar y se iba a ir... momentáneamente pero ir.

— Tu madre ya viene, no me dio mucho tiempo para avisarles, y no quería separarte de Sana —a eso Seuljin bufó divertido, burlándose claramente de eso pero ahora Tzuyu ignoró y abrazó a su padre— Vendré pronto o incluso mañana si el trabajo me deja —informó haciendo una seña para que Seuljin saliera y eso hizo con bufidos saliendo de su boca.

Tzuyu apenas lo procesaba, su madre se mudará con ella junto a su hermana, a quienes casi nunca ve y casi no tiene relación. Su padre se iría por un tiempo, los comentarios de sus hermanos pasarían a no estar, ahora temía no agradarle a su madre.

Su madre y padre se divorciaron cuando ella tenía unos cuatro o tres años y casi no recuerda eso. Su madre no quiso tener una hija más que su hermana mayor que en ese tiempo mostraba ser una niña muy calmada y acordaron estar así cuando el matrimonio acabó; su padre con los dos chicos y con ella, mientras su madre se iba con Minnie, su hermana mayor.

Y después de muchos años, solo veía a Minnie cuando esta visitaba a papá o cuando la visitaba a ella con algunas comidas y regalos en su cumpleaños o solo de sorpresa.

El timbre sonó, sacandola de su pensamiento.

— Debe ser ella. Es mejor que ahora duermas con Sana, tal vez estés más cómoda los primero días —aconsejo para luego abrir la puerta y que una emocionada Minnie lo abrazara en cuanto se dejó ver— También te extrañé, Minnie —decía divertido al verla pegado a el— Pasa —dejó entrar a la mujer detrás, quien Tzuyu no pensó ver por años más pero ahora se haría cargo de ella.

— Bien. Se ve casi igual a mi hogar, un poco de olor a frutas y estará mejor —la mujer no era muy extravagante, pantalones de mezclilla y camisa cualquiera mientras tenía tenis, su rostro era igual al de su hija Tzuyu y este estaba libre de maquillaje o, capaz sí lo tenía, solo que Tzuyu no lo captó— Un poquito de pintura por aquí y por allá y perfecto.

— Recuerda que es temporal. Es el hogar mío y de mis hijos —regañaba el señor Zhou mientras la mujer sonreía divertida— Tengo que irme ya. Nos vemos Tzuyu, nos vemos Minnie —era muy apresurado para Tzuyu, pero a su mamá no le gustaba esperar y quiso hacerlo de inmediato— Por favor, cuida bien de ella.

— Lo haré, Zhou, te puedes ir —la mujer decía sin preocupación mientras dejaba la maleta en el suelo.

— Bien. Te amo, Tzuyu, a ti también Minnie —y aunque Minnie casi nunca tuvo contacto con él, esta lo visitó y charlaba aveces con el por llamada, la ama con su hija completamente.

— Te amo, papá —susurraba Tzuyu pero su padre pudo saber que dijo por el movimiento de labios que hizo y sonrió por el esfuerzo que hacía Tzuyu al expresarse.

— ¡Adiós, papá! —una Minnie más animada y emocionada por pasar tiempo con su hermana, despedía a su padre— ¡Tzuyu! —se abalanzó a su hermana menor cuando la puerta se cerró— Sé que es incómodo para ti cosas nuevas, pero mamá es muy impaciente y dijo que sí al ver la idea —se separó un poco de su hermana, al verla sorprendida se alejó unos pasos dejando que la joven Zhou se estabilice por lo repentino.

— Bien, Tzuyu —la mujer llamaba su atención— Me llamo Kim Seulyeon, tú me llamas mamá y está bien, no me molesta... pero hay límites —apuntaba seria, a Tzuyu le llegó dar diversión por que parecia una telenovela el como actuaba, pero al ver que era en serio le prestó atención.

Veía con curiosidad a su madre, cómo se comportaba, qué le gustaba, qué hacía, sus gestos ante todo, no quería ser muy acosadora, pero tenía curiosidad de cómo era.

— Bien. No me gusta el contacto físico —alzó un dedo, enumerando las cosas mirando fijamente a Tzuyu— No me gusta que toquen mis cosas —daba otro dedo frunciendo el ceño cuando Tzuyu solo la miraba sin decir nada y sin dar expresión alguna— Mi habitación estará prohibida de paso —Tzuyu asintió— ¿Y por qué no dices nada? —ahora tenía curiosidad

Tzuyu se encogió de hombros simplemente.

La mujer suspiró. Le sería difícil, al parecer.












Ya había tardado mucho la actualización de esta historia jajs. Espero el largo recompense la espera.

Recuerdo bien que en mi muro pregunté cuál historia querían que actualizara y dos me dijeron 'SU MAJESTAD' y alguien me dijo 'JUGO DE UVA' pero como no tenía la imaginación para esta historia por un buen tiempo pues decidí esperar para no hacerla aburrida.

Bueno para ese alguien que me comentó, el capítulo dedicado a el o ella ^^.

¿Les parece bien el rumbo de la historia? No serán muchos capítulos, pero sí con largos capitulos.

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