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CHAPTER 16


Una semana.

Ese había Sido el tiempo que tuve que soportar el pesado ambiente que se formaba entre ellos.

Una semana en qué hice hasta lo imposible por romper la tensión que se formaba cada tanto mientras fingía no saber que pasaba, incluso les pregunté si algo pasaba para que no sospecharan que era algo demasiado raro que estuviese ignorando a propósito la situación.

Una semana en el instituto en dónde a la primera ocasión que se les presentaba para largarse como buenos cobardes, la aprovechaban sin titubear.

—Vamos Li, se nos hará tarde. No seas floja y sal de la cama.

—No estoy de floja, solo no iré Emma.

Esa fue la conversación que tuve con Li la mañana siguiente a la discusión que interrumpí a propósito en la cocina. La dejé cubrirse de pies a cabeza y preparé todo para ir al instituto.

El auto estuvo vacío sin la compañía de Lili o Ryan, porque el idiota de Wilson decidió llegar tarde a casa y Robert no quiso esperar para que no llegara tarde yo también.

Enana, espero y no hayas esperado por mi.

—¿Dónde estás? Llegarás tarde pendejo.

Ah, no te preocupes. No soy de llegar tarde y lo sabes.

—¿Entonces que pasó?—Cuestionar aún con una clara idea de la respuesta fue un tanto estúpido, pero quería estar segura de que estaba en lo correcto.

Solo que hoy no iréEsa respuesta fue sin duda inesperada.

—Ah. Entiendo.

Y colgué sin despedirme.

Aquella fue la conversación por llamada que me hizo saber que Ryan también se quedaría en casa. Pero al llegar al instituto fue cuando realmente sentí la ausencia de aquellos dos individuos. Las clases fueron aburridas, y el almuerzo lo hubiese Sido también si Izan y Andrew no lo hubiesen salvado.

Ya ha pasado una semana de aquello y cada vez somos más cercanos a Andrew e Izan. He tenido que invitarlos en secreto y otras veces en presencia de ellos para mejorar el ambiente. Pero sigue existiendo el problema de que Ryan no puede evitar mirar a Lili y a Andrew de soslayo de vez en cuando, así que también tomé la decisión de invitar a Dennis. Y deberán de estar pensando que estoy más que loca por intentar resolver las cosas así, pero, no es tan fácil resolver lo que se supone que no sabes. Así que intenté un último recurso para arreglar esto.

Y aquí estamos, en mi habitación luego de terminar las clases, solo Lili y yo. Le dije que hablaríamos, pero no sabe de qué así que está completamente tranquila, a diferencia de mí que estoy hecha un desastre de los nervios. Pero es necesario, esto no puede seguir así.

—¿Me dirás ya de qué vamos a hablar o tengo que esperar que hagas tu ritual de nervios por toda la habitación?

Y ¿Qué les puedo decir? Esa es Lili siendo Lili.

Suspiré con calma y giré a verla sostener un libro en manos un poco cerrado. Lili desarrolla un amor por los libros un tanto… diferente. No es el tipo de persona que siempre verás apegada a algún libro, pero a la vez, tampoco es quien deja pasar una buena lectura. Para leer, utiliza un horario y un orden, mientras que una amante de ellos como yo, lee cada vez que desea vivir la realidad de alguien más. Se podría decir que amamos los libros de maneras totalmente distintas.

Tomo asiento en el sofá cercano a mi balcón y le indico tomar asiento sobre mi cama. Estaríamos a una buena distancia, pero frente a frente. Y así está bien, la mirada de Lili suele intimidar con facilidad.

—Quería hablar contigo acerca de Ryan—Solté cuando ya tomó asiento.

No sé si ha fue mi imaginación, pero creí verla tensarse ante la mención de aquel nombre. Fui un poco directa, tal vez, pero la conozco, y sé que dar rodeos no es algo que le agrade en absoluto.

—Te escucho—Respondió luego de haber tomado una bocanada de aire discreta.

¿Por qué intentas ocultarte Li? Esa no eres tú.

—No. De hecho, quien tiene que escuchar esta vez soy yo—Crucé mi pie derecho sobre el izquierdo con calma—Así que, cuentame White ¿Qué es lo que no sé?

Tragó saliva y cerró los ojos a la par que apretaba las sábanas de mi cama con fuerza.

—¿De que hablas?

Quise reír en serio, ¿Me acaba de preguntar de qué hablo?

—No me subestimes Lili, no soy tan estúpida como para no notar que aquí pasa algo.

Clavó sus iris cafés en los míos tan penetrantes que pareció ser un desafío, y si lo fue entonces me aseguré de responder igual de desafiante sin apartar la vista. Desvió la mirada luego de unos segundos y dio una gran bocanada de aire.

—Discutimos. Ryan y yo.

—¿Eso es todo?—Cuestioné y pareció pensar mejor la situación.

Elevó la mirada y se cruzó de piernas con elegancia, la curva de sus labios se elevó lo suficiente para formar una pequeña sonrisa llena de ironía, incluso sus ojos sonreían con la misma pequeña magnitud que mostraba en aquellos labios de un rosa pálidos. Capté enseguida que su cerebro había hecho click y pensó mejor, e incluso puedo apostar que había entendido todo el panorama al que yo llamaba plan mientras que ella lo llamaba estratégia.

—¿Qué tanto sabes, Emma?—Buena pregunta.

—¿Qué tanto me ocultas, Lili?

Y volvió a sonreír ensanchando aún más la curva que delineaba perfectamente sus labios.

Y la sorprendí.

Lo que jamás pensé que haría en vida sería sorprender a Lili con una jugada más elaborada que ella, sin notarlo usé su pregunta en su contra.

Ladeó la cabeza.

—Aprendiste a jugar.

Le sonreí igual.

—Tengo a la mejor maestra—Guiñe un ojo y ella rio—¿Me dirás ahora?

—Solo porque aprendiste bien.

Sonrió y yo negué con la cabeza. Hacer caer a Lili era convencerla de saber jugar sus cartas. Y ésta fue la primera vez que lo logré, y solo esta vez tuve que utilizar aquel método, porque la conocía y sabía que si no buscaba de esa manera, tendría que seguir fingiendo no saber nada.

Se acomodó sobre mi cama de lado, para darme totalmente la espalda.

— Sé que sabes más de lo que creo, pero tienes razón al hacer que sea yo quien diga mi versión—Respiró profundo en una pequeña pausa, yo seguía en mi misma posición—Así que te diré que Ryan y yo nos…

—No—La interrumpí.

Giró a verme con clara expresión de duda en el rostro. Volví a negar con la cabeza con lentitud. Sus iris cafés aún seguían posados en mi en busca de una explicación.

—Conozco todo lo que ha pasado. No quiero que me digas “Ryan y tú”—Expresé con comillas—Quiero que me digas solo un “tu” Ryan esta vez no cuenta.

Sonrió de lado y nuevamente volvió a quedar de espaldas a mí.

—Cuando Alan llegó, yo siempre supe que se iría luego de un tiempo a Canadá, por eso pasaba la mayor parte del tiempo con él después de conocerlo. Me alejé un poco de ustedes y sé que estuvo mal, pero, hay decisiones tomadas en momentos de cegues que en ocasiones no se pueden evitar—Me miró por unos segundos en los que me regaló una sonrisa simple y vacía—Era uno de esos momentos en los que tomas un aventón por impulso sin pensar en cómo podría terminar. Lo mismo que pasó  cuando lo besé aquella primera vez aquí. Trabado ahí hubo un sentimiento, uno que me recordaba constantemente que Alan se tenía que ir, y otro que me forzaba a sonreír porque aseguraba que Ryan seguiría allí—Respiró hondo y por inercia lo hice también—Cuando se fue me sentí mal y lo oculte sin ningún problema—Se enderezó en su lugar y abrazo fuertemente sus rodillas pegándolas a su pecho—Una vez escuché a alguien decir: «Cuida lo que está a tu alcance, nadie dijo que porque está, no se irá» y lo entendí aquella tarde en la que sentí mi corazón hacerse añicos al ver a Ryan con Dennis—Me miró por fin—Ahí comprendí que Ryan no se quedaría a esperarme siempre, que el haberlo abandonado durante ese período por alguien que se iría en cualquier momento me cegó tanto que olvidé que quien estuvo también podría ya no estar. ¿Pero, sabes lo que más me enfurece Emma?—Me sobresalté al notar que había desviado la mirada, y ella continúo—: Que quien en verdad lo arruinó he sido yo.

Y ahí está la Lili que muy pocas veces sale a luz. Aquella chica que jamás se expresa, pero cuando lo hace, es como sentir la misma poesía partiendote en pedazos al compás de cada letra. Sentí mis mejillas húmedas, pase la yema de mis dedos sobre ellas y noté que estaba llorando como pendeja, no sé para qué pido saber si soy tan sensible.

—Intenté superarlo, y aceptar que ya estaba, que no volvería a ser igual. Y lo estaba logrando de a poco, pero todo mi progreso fue directo al retrete cuando Ryan se acercó a mí en la charla de la cocina. Ahí entendí todo, comprendí que los dos estábamos guardando lo que nos comía desde dentro, eso que no nos dejaba ser aquello que siempre fuimos y que nunca debimos dejar de ser—Finalizó dejando ver suaves gotas deslizarse por sus mejillas por igual.

Lili se puso de pie y se acercó a mí a pasos lentos. Parpadeo un par de veces sorprendida, realmente no sé que decir. Jamás imaginé escuchar este tipo de palabras por parte de Lili, estoy tan sorprendida que incluso creo no saber con quién estoy hablando realmente.

Al estar a un paso de mí, tiró de mi brazo para ponerme de pie y abrazarme en ese instante, me rodeo con sus brazos y apretó con fuerza. Quedé rígida por unos momentos, aún procesando lo que estaba pasando. Pero luego de unos minutos también la rodee con mis brazos y sonreí.

—Gracias Enana, eres una gran amiga después de todo.

Con eso se alejó de mí y salió de mi habitación a trompicones mientras limpiaba una que otra lágrima de sus ojos. Sonreí al verla salir.

Mi trabajo estaba hecho. Bueno, parte de él.

                                             ...🌹…

Ryan no deja de mirarme y yo tampoco dejo de verlo a él.

Han pasado varios minutos ya desde que mi charla con Lili pasó y Ryan decidió entrar a mi habitación y tomar asiento en el mismo lugar en el que se encontraba ella.
Me balanceo en mi lugar en espera de que diga algo, pero no deja de mirarme y jugar con sus manos, al parecer, esperando lo mismo que yo.

—Oye Enana ¿Se puede saber de qué se trata todo esto?

¡Bingo! Decidió hablar.

Me acomodé en el sofá.

—Pues, de una conversación que no puede pasar de hoy—Le sonreí y abrió los ojos tanto, que temí que saliesen de sus órbitas.

—¡No me digas que cometiste un delito! Porque si es así me largo—Se puso de pie tan eufóricamente que no me quedó de otra más que reír escandalosamente.

¿Un delito? ¿Enserio?

—Que delito ni nada, aquí el delito lo cometió usted y yo no estoy huyendo ¡Cobarde traidor!—Lo fulmine con la mirada tanto como se me permitió.

—¿Yo? Pero si yo no he hecho nada. Y más respeto señorita, que soy mayor—Volvió a tomar asiento con pose pensativa—Aunque si intentar comer demás es un delito, pues arresteme.

Elevó sus manos a la altura de su rostro como si intentara estar entregándolas para poner las esposas, golpee mi frente con la palma de mi mano derecha, será estúpido ahora.

—Ryan, nada de eso—Sacudí mis manos negando—Y ya deja esas tonteras para luego que el tema es realmente serio.

—Esta bien, deja llamar a mi seriedad—Se aclaró la garganta con exageración.

Y este es el momento en el que mi seriedad se va directo al retrete.

—¡Ryan!

—¡Pero si estoy serio mujer!

—No lo estás.

—Te digo que sí.

—El tema va acerca de Lili.

Tan rápido como mencioné aquel nombre fue como su rostro se desfiguró completamente. La media sonrisa que aún quedaba en su rostro desapareció tan rápido como la última letra de aquella oración abandonó mis labios. Incluso sentí la rigidez que alcanzó su cuerpo en cuestión de segundos.

Respiré hondo antes de continuar:

—Y por favor no me digas que me escuchas, porque esta vez soy yo quien tiene que escucharte.

—No hay nada que escuchar Emma—Dijo con la misma frialdad con la que se puso de pie.

Me congeló los sentidos la manera en la que pronunció mi nombre, hace tanto no lo escuchaba decirme así.
Caminó con pasos decididos hasta la puerta.

—¡No me trates de ocultar lo evidente Ryan!—Me puse de pie.

Se detuvo en mitad del acto en el que su mano se posaba en el pomo de la puerta y me miró sobre su hombro.

—Si es tan evidente no tengo porqué decirlo entonces.

—¿De verdad pensarás seguir ocultandolo de mí, Ry?—Pronuncie de espacio deteniendo nuevamente su mano sobre el pomo de la puerta a mitad de camino.

—Pero si ya lo sabes ¿Por qué tengo que decirtelo?

Aquel tono de frialdad seguía intacto y aún no giraba a verme.

Jamás pensé que convencer a Ryan sería más difícil que Lili, pero ya ves, aquí estoy conociendo nuevamente una versión de Ryan oculta para mí. Una versión de dos individuos que jamás pensé que existía, y que mucho menos pensé en conocer.

—Porque lo que es evidente y lo que sé lo escuché por accidente cuando debiste de contarmelo tú…

Aquello lo susurré notando por primera vez que sí dolía pensar las cosas desde esa perspectiva. Desde aquella que era MI perspectiva.

Giré sobre mis talones con pasos lentos, me acerqué al balcón y me apoyé del barandal sintiendo la frialdad de Ryan aún carcomerme por dentro. Desde que nos conocemos no recuerdo jamás haberlo escuchado hablarme en ese tono. Y si alguna vez lo hizo, olvidé lo mucho que dolía escucharlo.

—Sé que conoces gran parte de la historia, y no soy tan idiota como para no saber que Lili estuvo aquí hace un momento para darte la versión en la que sus sentimientos la hacían ver las cosas. Así que me toca a mí decirte mí versión ¿No es así?

Se apoyó del barandal de la misma manera que yo. Le eché un vistazo en el que lo noté con la mirada perdida en el paisaje que se formaba frente a nosotros. El atardecer se preparaba en lucir sus colores hermosamente con aquellos destellos anaranjados que hacían parecer el ambiente más sombrío de lo que debería ser. Aquel paisaje que no tenía idea de lo mucho que podría sufrir una mente y un corazón conectados por una misma emoción a pesar de tener misiones totalmente distintas.

Me miró unos segundos en los que asentí en respuesta. Respiró hondo y desvió la mirada al frente nuevamente, apretó el barandal con fuerza mientras meditaba en sí lo que debía o no decir.

—Alan me partió las bolas cuando me enseñó que si te quedas mirando lo que puede suceder sin intentar nada, estás haciendo una estupidez. Hizo temblar mis sentidos con un millón de preguntas acerca del porqué él logró lo que yo pasé tanto tiempo sin conseguir—Sonrió de lado—Y todas las respuestas que tuve terminaron en una misma conclusión: yo esperé a que ocurriera el milagro sin intentar luchar por él. Sé que Lili debe de sentir que la culpa es suya por dejarme de lado, y no lo creo así—Giró a verme con una sonrisa vacía, tan vacía como aquella que ella me dió—Pero sabes una cosa. Quedarse esperando que todo llegue a ti sin hacer absolutamente nada para asegurar que de verdad lo tendrás, es la cosa más estúpida que alguien puede llegar a hacer. Y lo entendí, pero después que la perdí…

Se alejó con lentitud dejándome en el mismo lugar procesando lo que acababa de escuchar.

—Te equivocas—Lo detuve justo cuando quedó a un paso para llegar a la puerta.

—¿Eh?

—La culpa fue de los dos.

En varias ocasiones despegó los labios pero los volvió a unir pensando tal vez qué decir.

—Los dos estaban en las mismas—Avancé un paso—Ella pensó que como estabas podría dejarte de lado para pasar un momento con alguien que después se iría. Y tú, tu te diste cuenta de que debías hacer algo para tenerla cuando alguien más ya lo hacía—Di otro paso—Los dos fueron idiotas por pensar en las cosas cuando ya era demasiado tarde.

—¿Desde cuándo eres tan sincera?—Cuestionó con una ceja alzada, yo solo reí, era una buena pregunta.

—Desde que existen situaciones como éstas—Me encogí de hombros y sonreí.

Me devolvió la sonrisa y fue entonces cuando volví a ver al Ryan que siempre conocí asomarse entre la comisura de sus labios en aquella media sonrisa. Se acercó a mí y me abrazó fuertemente, susurró un “Te quiero Enana” antes de salir de mi habitación irradiando lo que le faltó durante una semana para sentirla normal. Y ahora sí podría decir totalmente feliz: Mi trabajo aquí, ha concluido. Ahora solo falta ver el resultado de la combinación de los dos.













Nota de la autora:  y aquí nos encontramos nuevamente linduras.

Esta vez no tengo absolutamente nada que decirles. Pero si tengo que darles las gracias por continuar aquí, pacientes, y compartiendo mis distintos sentimientos en las letras. Se les quiere un montón.

Nos veremos en el próximo capitulo.  (Espero XD)

Los quiere, Stefany 🖤

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