CHAPTER 14
Emma:
El sonido en mi móvil que indica una llamada entrante me sobresalta de mi lugar ocasionando que casi cayera de la cama. ¿Quién será que acaba de interrumpir mi siesta? Froto mis párpados y luego busco dónde está el aparato para detener el sonido que me está dando jaqueca. Observo la pantalla el nombre de “bruja” e inmediatamente sé quién es.
—¿Que pasó?—solté apenas y pegué el móvil a mi oído.
—Necesito que estés en mi casa en veinte minutos.
—Pero…
Me veo interrumpida por un “tin” proveniente del móvil, me desconcierto y lo observo ¿Me acaba de colgar?
Genial. Buen comienzo Lili.
Froto mis párpados con pereza y suelto un bostezo. En definitiva dormir en la tarde es lo mejor. Me pongo de pie luego de unos cuantos estiramientos y me encamino a la ducha.
Al estar dentro de esta me despojo totalmente de mi vestimenta que consistía en una camiseta blanca que cubre la mitad de mis muslos.
Mientras estrujo mi cuerpo con jabón y el agua resbala por mi, me detengo a pensar en el por qué de aquella llamada. Pienso en tantas cosas, que lo único coherente que puede pasar por mi mente es que su motivo sea simplemente pedir un favor, aunque ¿Qué le costaba decir lo que necesitaba por llamada? Estúpida Lili.
Estiro mis manos y tomo la toalla que siempre está en la ducha para momentos en los que olvido traer alguna del armario, como éste por ejemplo. Envuelvo mi cuerpo y salgo a pasos más firmes que cuando apenas me levantaba hace unos momentos. Busco entre mi armario y escojo un vestido blanco con mangas de tiras, y, que su único diseño es un girasol a un lado de mi cintura.
Dejo mi cabello con las hondas para nada refinadas que fueron hechas al estar todo mojado a la par que tomo unas sandalias del mismo color que el vestido. Me acerco al espejo de cuerpo completo que está en la puerta del armario, desordeno mi cabello un poco y observo que en definitiva soy un desastre, pero bueno, es a casa de Lili tampoco es para tanto.
Camino a pasos rápidos escalera abajo, pero al cabo de unos segundos vuelvo arriba con prisa ¿A quién sino a mí se le olvidaría cerrar la puerta?
Emma, concéntrate.
Desfilo con velocidad por toda la casa -bueno, parte de ella- y llego a la cocina antes de todo.
—No pensarás salir así ¿O si?
Pegué un salto del susto al escuchar a mi madre a mis espaldas. Giro en su dirección con una mano en el pecho. Está cruzada de brazos apoyada en el marco de la puerta y viste un top claro que deja ver su sostén negro debajo, acompañado de un shorts ligero del mismo color que el top. ¿Cuándo llegó? ¿Tanto tiempo pasé dormida?
—Mamá, ¿Se supone que es un halago? Y ¿Por qué apareces así de la nada? Casi muero de un susto—Pasé a ver la despensa y ya no tuve deseos de comer nada.
—No es para tanto Emma—Agitó la mano en señal de que no tiene tanta importancia. Se acercó a uno de los banquitos del desayunador—¿A dónde irás?
—A casa de Lili.
Me encamino a uno de los muebles y tomo un vaso, vuelvo a la despensa y me sirvo un poco de jugo de naranja.
—¿No pensabas decirme?
—Pensé que no estabas—Me necogi de hombros.
Achicó los ojos en mi dirección, alcé una ceja incrédula.
—¿Estas consiente de que tu pelo está hecho un desastre?—Señaló mi cabello.
—¡Mamá!
—¿Qué?
—Me ofendes—Tomé un poco de mi jugo.
—No es cierto—La miré con cara de “anjan” —Bueno, tal vez un poco—Continúe con mi mirada de “¿Lo notas?”—No me mires así, solo estoy siendo sincera.
—Ya me acostumbré a Lili. Así que, está bien.
—No me compares con Li, su sinceridad tiene otro nivel—Mencionó con una mezcla de diversión y angustia en el rostro. Solté una carcajada por su expresión, pero dejé de reír cuando su expresión cambió a “te mataré si me entero que te estás riendo de mi”
En esos instantes recordé que tenía que encontrarme con Lili, así que prácticamente corrí fuera de casa con un último grito de mi madre que decía “te matará” y claro que también lo pensé, pero me mantuve positiva al pensar que no lo haría.
Saludé a Robert que se encontraba en la entrada conversando con Maggie a quien abracé con dulzura y apuro, pedí a Robert que por favor condujera hasta su casa lo más rápido posible, y así fue. Al llegar a casa de Lili corrí escaleras arriba hacia su habitación sin siquiera tocar la puerta principal, al igual que la de su habitación, simplemente entré y me encontré con una Lili en unas fachas peores que las mías cuando apenas me despierto en las mañanas: aún estaba en pijama, que consistía de una pantufla con estampillas de -no sé que cosa- color rosa y una camiseta del mismo color totalmente arrugada. Su cabello estaba enmarañado hasta más no poder en un intento de moño, y sus pies, bueno, esos eran otra historia. Gran parte de su cuarto estaba organizado, lo que me deja entender que sus fachas se deben al arduo trabajo que ha estado ejerciendo al organizar su habitación después de tanto.
—¡Emma!—Saludó efusivamente caminando al lado contrario de la habitación con un montón de ropa ocupando sus manos.
Me acerqué con rapidez a ayudarla con aquel montón que estaba por caer junto a ella a un lado.
—Bueno bueno. Creo que para lo que me haz llamado tiene algo que ver con todo esto.
Miré cada rincón del lugar notando la diferencia del lado organizado y el lado totalmente hecho un desastre. Lili me miró un momento y luego volvió a buscar más ropa para depositar las en su armario que estaba abierto de par en par. Volví a acercarme a ayudar, y mientras, la escuché suspirar con pesadez y cansancio.
—Enana. Te llamé porqué Ryan también lo hizo—Alcé una ceja en total confusión, me observó cansada—Me llamo a mi—Aclaró. Solté un “ahhhh” por el que casi me pega lo que está más cercano a ella, en este caso, un vaso con agua de hace vidas—Me pidió que le llevara a Greg al parque más cercano, pero como verás yo no puedo ir—Señaló con sus brazos el espacio que nos rodea y entendí a la perfección lo que quiso decir—Ese parque al que siempre olvido su nombre.
—Hablas del parque Hancock—Pregunté mencionando el primer pensamiento que llegó a mi. Lili asintió sin mirarme—¿Y dónde está Greg?
—¡Tia Emma!—Escuché luego del sonido de la puerta siendo abierta.
Giré con los abrazos abiertos para encontrarme a un pequeño pelinegro de hermosa sonrisa correr hacia mí con efusividad. Lo cargué en brazos a la par que reía de todo el amor que me daba para recibirme.
Definitivamente Gregory White es todo lo contrario a su hermana mayor.
—Ahí lo tienes—Lili no dejó de caminar de un lado a otro.
—Vendré a ayudarte luego y me quedaré contigo —Le sonreí.
Giró a verme al detenerse en medio del lugar y me sonrió con dulzura, una de esas sonrisas que jamás podría ver cualquier individuo en ella, esa sonrisa había que ganársela con unos buenos putazos de su parte antes.
Ensanche aún más mi sonrisa y me despedí de ella sosteniendo a un Greg demasiado contento. Escuché un “le pasa algo y los trituro a los dos por imbéciles” de Lili y no pude evitar soltar una carcajada escandalosa, después de todo seguía siendo la Lili que conocemos: agresiva y empoderada. Sin olvidar que las amenazas eran parte de su naturaleza.
Deposité a Greg en el suelo al estar fuera de la casa ya, y noté que Robert se había ido, suspiré, tomé la manita de Greg y empezamos a caminar en dirección al parque que sé y estoy segura que Ryan estaría en el.
Paso una mano por mi cabello enredado y me percato de que Lili no comentó nada acerca de mi desfachatez, aunque tomando en cuenta el desastre que tomó gran parte de su tiempo, no creo que lo haya notado, o si lo hizo, y estaba demasiado cansada como para decir algo al respecto.
En algún punto Greg suelta mi mano y empieza a correr con demasiada alegría y es cuando noto que ya estamos en el parque. Pasé tanto tiempo pensando en mi cabello y en el desorden de la habitación de Lili que había olvidado por completo en lo que estaba: llevando a Greg al parq…
¡GREG!
“le pasa algo y los trituro a los dos por imbéciles”
Recordé las palabras de Lili y está vez no quise reír.
Empecé a correr como si mi vida dependiera de ello al ver al pequeño correr no tan lejos de mí.
A lo lejos divisé una cabellera castaña sentada en una banca con los dos brazos estirados a los lados de la misma, y era a quien Greg se acercaba sin dudar. Lo reconocí al instante en qué me acerqué unos pasos más y suspiré aliviada al verlo abrazar al chico apenas llegó.
—Demasiada alegría para las cuatro de la tarde Greg—Me acerqué a ellos—¡Winter!—Esperé a la bola de pelos que se acercaba a mi balanceado la cola con alegría.
Me puse de cuclillas y estiré los brazos listos para darle un mini abrazo al canino.
—Por cierto ¿Para que querías a Greg—Pregunté al recordar el motivo por el que no estaba aún plenamente dormida en mi casa. Acaricié el pelaje de Winter mientras esperaba una respuesta de su parte.
—Allá está Dennis—Miré en su dirección justo cuando daba un cabezazo exagerado para mostrar me a la chica mencionada.
Giré a mirar a la izquierda-que es el lugar al que estaba señalando Ryan- y justo ahí estaba la mencionada con una pequeña igual o más chaparra que Greg en su compañía. Ahí entendí un poco más su plan, si es que se podría llamar así.
—¿Que harás con Winter?—Pregunté al notar que el canino no tenía mucho que hacer ahí. Se encogió de hombros en respuesta y mi boca soltó lo primero que se le ocurrió—Me lo llevaré.
—Me parece buena idea.
Me puse de pie con la correa de Winter en manos.
—Me cuentas que tal te fue—Mencioné antes de darle un beso en la mejilla de despedida y girar sobre mis talones Para dejarlo solo en compañía del pequeño Greg en aquel lugar.
Caminé con un Winter que parecía muy contento de estar en movimiento, tal vez Ryan no lo había sacado a pasear hace mucho tiempo ya.
Miré aquel hermoso pelaje negro de Winter y recordé que Ryan tampoco había notado el desastre disfrazado que tenía de peinado, aunque pensando lo mejor así estaba más que bien. Mi madre ya me había dicho suficiente como para agregarle palabras directamente venenosas de Lili, o, en un tono burlesco para nada disimulado de Ryan.
Continúe mi camino sintiendo la felicidad de que no hayan notado nada al estar enfrascados en sus propios desastres.
En algún momento sentí a Winter correr en dirección a un pequeño felino color blanco que no había visto antes. Al correr su correa se zafó de mis manos por el arranque tan repentino. Me sobresalté tanto que por un momento olvidé que tenía que ir por Winter que no dejaba de correr en círculos por aquel espacio del parque en el nos encontrábamos.
—¡WINTER!—Exclamé antes de empezar mi carrera tras él.
¡Genial! Primero perseguía a un niño, y ahora me toca perseguir un perro.
Bonita tarde la mía.
Estaba tan concentrada en mirar a Winter que al ser detenido no pude notar quien estaba sujetando su correa. Me acerqué suspirando de alivio al ver que tomó asiento como buen perro con tranquilidad olvidando completamente que antes estuvo persiguiendo un felino que apenas había visto.
—Muchas gracias en serio…—Mis balbuceos de agradecimiento quedaron a medio decir al ver quién había sido mi salvación— ¿Izan?
—Emma—Me sonrió en gran manera—No sabía que tenías un perro.
Escaneé cada parte de sí. Empezando por notar unos jeans ajustados junto a una camiseta negra que solo una parte de ella estaba dentro de sus jeans. Su cabello color canela estaba levemente desordenado, y puedo apostar a que ha sido por el viento.
Sonreí sin mostrar los dientes.
—Es de Ryan, y casi nunca lo saca a pasear— Respondí al terminar mi escaneo mental.
—Eso explica porqué tan feliz hoy—Acarició el pelaje de Winter una vez en cuclillas y el simple gesto lo encontré adorable.
Sacudí mi cabeza para alejar todo tipo de pensamiento extraño de mí. Asentí en respuesta y solo me quedé observando como Winter reaccionaba felizmente a las caricias que recibía de Izan.
—¿Me dejas acompañarte?—Preguntó. Winter ladro de una manera afirmativa.
Pero si no te están preguntando a ti.
Mi mirada vagaba de Winter a Izan y de Izan al camino frente a nosotros. Suspiré y asentí sin darle mucha importancia al asunto.
—Por favor—Se inclinó en forma de reverencia para dejarme pasar adelante y empezar a caminar, le sonreí y pasé a su lado notando como afirmaba la correa de un Winter feliz al ponerse de pie para caminar junto a él.
Empezamos a caminar en medio de un silencio sin dirección alguna. Simplemente caminábamos sin idea de hacia donde ir. Pero de algo estaba segura: yo aún no quería volver a casa.
Después de algunos minutos caminando en completo silencio sin rumbo, agradecí mentalmente a Izan al verlo tomar la iniciativa para tomar asiento en una de las bancas cercanas a la salida del parque. Avanzamos y tomamos asiento sin decir nada, solo observando alrededor a las pocas personas que transitaban en el lugar con niños, y otras que tenían por compañía sus parejas o simplemente un canino. Izan dejó caer la correa de Winter al suelo, pero antes, quitó la parte que conectaba a su cuello con ella. Mi expresión pasó de confundida a asustada al ver que el canino tomó eso como pase libre y empezó a correr alrededor de nosotros.
—No creo que sea buena idea—dije tan asustada como podía, Ryan amaba mucho a Winter, incluso más que a mí. Y estaba segura de que si algo le pasaba a esa bola de pelos no dudaría en partirme en pedacitos.
—Déjalo. No irá tan lejos, y si lo hace iremos tras él—Respondió sin mirarme.
Lo miré por unos segundos y luego miré en dirección a Winter. Estaba más que feliz correteando de un lugar a otro cerca de nosotros, sonreí y relajé mis músculos que se habían tensado un poco.
—Sonreír te sienta bien—susurró y casi caigo de lado al escucharlo. Tal vez simplemente estoy alucinando y el no dijo lo que yo pensé, o simplemente estoy delirando de tal manera que escucho cosas que no son.
Aún así, decidí preguntar—:¿Eh?
Dejó salir una suave carcajada, no de esas que te hacen sentir que se están burlando de ti, era una de esas carcajadas que decían un “ está genial hablar contigo” y eso no pudo hacer más que empeorar la situación.
—Que sonreír te sienta bien—Volvió a repetir confirmando mi teoría de : “tal vez no estaba alucinando”
Sentí mis mejillas calentarse de tal modo que supe que estaba tan roja como un tomate. Y no sabía si era por estar avergonzada o incómoda de cierta manera con aquel comentario tan repentino. Desvíe la mirada al instante para asegurarme de que no notara lo que estaba pasando en realidad.
Lo escuché volver a reír con suavidad y pensé que tal vez sí se había dado cuenta de lo que pasaba.
—¡No seas mal educada Emma!—Lo observé de inmediato con clara expresión de duda y ofensa—Cuando recibes un halago das las gracias.
Me reí en ese instante con claras intenciones de ocultar mi nerviosismo lleno de sorpresa. ¿ Por qué estoy actuando tan extraño? No es que no me hubiesen dicho algún cumplido antes. Aunque realmente lo sentía un tanto… diferente. Adam siempre decía cumplidos y me halagaba cada tanto, pero no eran tan creíbles, en cambio Izan me da un cumplido tan simple como ese y siento aquella sinceridad que no he visto antes. Tal vez por eso estoy tan alterada de todas maneras.
—Entonces, gracias—Le sonreí ya más tranquila al echarle un vistazo y notar que también sonreía abiertamente mirando al frente.
Desvíe la mirada hacia el frente de igual modo que Izan y reí al ver a Winter perseguir su cola con vehemencia. Y solo pensé que no estaría tan mal ser tan despreocupados como los animales, tener al menos una parte de nosotros que nos permita eliminar aquel pequeño mundo de pensamientos que no nos permiten hacer tantas cosas sin estar dudando tanto por el qué dirán. Al mirar a Winter pensé en muchas cosas, y entre tantas pensé en mí. En lo que estaba haciendo con el individuo sentado a mi lado, por un momento dudé, pero un vistazo al frente me hizo alejar esa duda. Y sé que está mal tomar aquella referencia para algo que parece ser tan inmaduro, pero quería hacerlo. Quería atreverme a hacer algo por primera vez en mi vida, aunque me arrepintiese después sabría que al menos lo intenté. Llegar un día y decir: “ jamás olvidaré aquel día en que decidí arrojarme aunque me llevase la chingada de camino”
Y ahí sentada en el parque Hancock decidí armar me de valor suficiente para continuar con lo dicho ya, prefiero hacer lo que parece una estupidez a quedarme con aquella duda tan común en cobardes: “¿Qué hubiera pasado?”
—¿Que tan buena eres con las matemáticas?—Izan me sacó de mis delirios con aquella pregunta fuera de lugar.
En ese momento no sabía si mentir o decir la verdad. Sonreí para mis adentros.
—Soy fatal.
Era una verdad a medias.
Rio al girar a verme dejando a la vista su mejilla derecha con aquel hoyuelo que me empezaba a gustar ver.
—¿Te ayudo?
—Si sabes y crees que no estamos en el mismo nivel de ignorancia. Entonces acepto.
—Eso es un sí—Se puso de pie sacudiendo sus jeans.
—¡Winter, ven aquí!
El mencionado se acercó enseguida, me puse en cuclillas para colocarle su correa nuevamente.
Al estar ya de pie empezamos a caminar en silencio, pero un silencio que no debía ser interrumpido, un silencio que parecía que cada uno estaba enfrascado en su propio mundo. Un mundo donde yo estaba pensando en… ¿En qué estoy pensando?
—No creo que tu cabello pueda recibir el nombre de peinado en estos momentos.
Parpadeo incontables veces a la par que intentaba centrarme en un pensamiento y saber si tomarlo como halago, ofenderme, o simplemente reír por no saber que decir.
Aunque lo que sí noté es que aquello era parte del mundo que él formó en aquel silencio, un silencio en el que yo no sabía que decisión tomar...
Nota de la autora: yyyyy!!! Nos volvemos a encontrar hermosuras.
El capítulo de hoy estuvo un tantito largo nomás y por ello me disculpo, espero y no hayan entrado en desesperación al esperar actualizaciones, y si fue así vuelvo a pedir perdón. Vamos conociendo cada vez un poco más la personalidad de nuestro querido Izan, encontrando puntos que no sabíamos de Emma, y uno que otro momento para enamorarnos de Lili o de Ryan. Disfruten de los capítulos, cuidense en casa y aquí me despido nuevamente.
Sin olvidar dar las gracias a aquellos que aún continúan aquí en nuestro querido mundo lleno de locuras, mi corazón negro se los agradece un montón hermosuras.
Sin más que decir, me despido.
Los quiere, Stefany 🌹
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro