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CHAPTER 07


                                         
Una cita.

O eso parecía querer llegar a ser. Una cita planeada, pero no por mí, si no por él. El hecho de que el haya tomado la iniciativa para acercarse a mí me hace querer dudar si realmente debería de hacer lo, si en verdad me atrevería a enamorarlo para luego echarlo a la basura con la excusa de que solo era una apuesta, así como yo lo fui una vez, aún tomando en cuenta que el objetivo principal no es destruirlo a él.

Observo el reloj de mi muñeca mientras avanzo por las calles alejadas del instituto 04:12p.m. miro en todas direcciones intentando encontrar alguna silueta conocida y mientras lo hago me vuelvo a cuestionar si en verdad quiero hacer esto, si de verdad quiero hacer añicos algo tan frágil como el corazón de una persona solo para intentar compensar el daño que me han hecho a mí, ni siquiera será a la persona que me hirió antes. Sé que estoy mal, y lo más sensato sería volver mi pasos y regresar a mi casa, en cambio...

Como si lo hubiese estado llamando con insistencia en mi mente, lo veo, esta de espaldas, pero no sería tan difícil reconocer aquel cabello castaño que ha adquirido un color un poco rojo por algunos rayos de sol descansando suavemente sobre ellos.

Esa es otra persona que jamás me he detenido a mirar por muchas razones y una de ellas era porque no me interesaba estar babeando por un idiota. Y si, amo juzgar a las personas con solo verlas y en serio debería de cambiar eso, pero simplemente mi mente ordena todas las ideas con respecto a esa persona sin siquiera avisar.

Al parecer ha sentido mi mirada en su espalda porque gira por completo su cuerpo en mi dirección, y solo me pregunto ¿puede alguien embobarse al mirar a una persona como si fuese la primera vez que lo ha visto? Porque en serio creo que ya me sucedió. Al acercarme a él por completo sus ojos marrones tan confusos me examinan con detenimiento y una hermosa sonrisa se asoma por sus labios dejando ver un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha.

—¡Emma! Pensé que no vendrías—dice sin dejar de mostrar esa sonrisa que lo hace ver mas hermoso de lo que en algún momento llegue a pensar.

Concéntrate estúpida.

Ignoro a mi mente y le sonrío por igual. Extiende su mano derecha hacia adelante indicándome que avancemos y eso hago.

—No rechazaría un helado—me encogí de hombros restándole importancia.

Y era cierto, invitarme un helado era la clave para no rechazarte a la primera. A lo lejos se asomaba una heladería con estilo restaurante y cafetería, había olvidado completamente que eso estaba aquí.

—¿Eso quiere decir que si no hubiese sido por el helado me hubieses rechazado? —ladeó la cabeza hacia un lado.

<<Realmente te habría rechazado, aunque hubiese un helado en medio>> esa habría sido mi respuesta, en cambio pregunte:

—¿Te soy sincera?

—Por favor—extendió la mano para que me adelantara un poco.

Llegamos al lugar y al mirar el letrero decía cafetería Ge’sseir. Al entrar el lugar parecía ser un mini restaurante, con la diferencia de que en un restaurante era menos floreado y más elegante, mientras que aquí era más simple. Había mesas redondas con sillas acomodadas perfectamente a sus alrededores, está una barra en la que algunas personas toman asiento plácidamente.

Nos acercamos a unas mesas junto a la ventana y como todo un caballero corrió la silla para mi antes de tomar asiento.

—Pues no. No habría aceptado de no ser por el helado—respondí cumpliendo su petición de ser sincera.

—¡Auch! Eso fue un gran golpe Emma— dramatizó tocando su pecho con fingido dolor, y aunque traté de evitarlo, no pude contener soltar una suave risa por su expresión.

—No exageres Izan. Además, tu pediste que fuera sincera. Y la verdad siempre va a doler.

Al parecer lo que dije lo hizo pensar en algo, porque se tomó unos instantes para observarme como si estuviese intentando descifrar algo en mi con solo mirar me, pero luego de unos minutos dejó salir un suspiro y volvió su sonrisa de hace un momento a su rostro.

—¡Bienvenidos! —se acercó a nosotros un chico con pelo negro intenso y de unos hermosos ojos ámbar, por lo que noto trabaja aquí, el colorido uniforme que lleva puesto lo delata — ¿Desean la carta? ¿O ya saben lo que van a ordenar? — concluyó dándome a entender que había dado en el punto cuando pensé que trabajaba aquí.

Lo pensé por un momento, los deseos de comer un helado habían desaparecido.

—Una batida por favor —dije antes de que Izan interviniera por mí y terminara por pedir un helado.

Y como lo había pensado, me está mirando con una clara señal de confusión por mi abrupta manera de cambiar de opción. Y que te puedo decir Izan, suelo cambiar muy rápidamente de opinión y me sorprende que aún no lo haya hecho respecto a ti.

—Lo mismo que ella.

El chico anotó en una pequeña libreta nuestros pedidos, dijo un “¿algo más?” al cual nosotros solo negamos y con eso desapareció en algún punto del lugar.

Apoye mis codos sobre la mesa para recostar mi rostro sobre mis palmas, aproveche que Izan estaba algo distraído mirando a la nada y lo observe detenidamente. Sus facciones eran raramente hermosas, su piel no era tan pálida pero tampoco tan oscura como la mía , sus ojos bajo el débil destello de sol que se colaba por la ventana a nuestro lado los hacían lucir de un tono más claro. Ahí tan sereno se veía hermoso, cosa que jamás quise ver «que me negué a ver». Pero entonces recordé lo irritable que me parecía su personalidad, claro sin saber quién era, y, aunque aún no lo sé no dejo de pensar lo mismo.
 
«¿Dónde quedo tu sonrisa arrogante, Black?» me pregunté.

Al parecer sintiendo mi mirada y coordinando mis pensamientos, su mirada cayó en mí, y como era de esperarse una sonrisa con galantería curso su rostro dando paso al hoyuelo de su mejilla derecha.

—¿Admirando mi belleza Hamilton? — alardeó ensanchando más su sonrisa. Voltee los ojos, ya sabía yo que su arrogancia no se iría así.

Me enderece en mi lugar y cruce los brazos sobre mi pecho.
  
—Ya quisieras.

El chico apareció con nuestros pedidos interrumpiendo cualquier respuesta de parte de Izan, se disculpó por la tardanza y nosotros solo asentimos, de igual modo no era nada.

Mi celular emite un sonido que indica una llamada entrante, lo tomo del bolso que traía conmigo, observo la pantalla y no puedo evitar voltear los ojos al ver el nombre. Deslizo el dedo por la pantalla mientras me pongo de pie.

—Vuelvo en un momento—me excuso e Izan solo asiente.

Ah, esta bien. Dime cuanto espero para volver a llamarte— escucho decir al otro lado de la línea. Volteo los ojos por tercera vez en el día.

—A ti no idiota—bufé tomando el puente de mi nariz con irritación—Ahora dime, ¿Qué quieres?

—¡Uy! Enana ¿Qué temperamento es ese? —lo escucho decir y resoplo con cansancio —bueno, bueno. Te llamaba para preguntarte como te esta yendo en la cita.

Observo detrás de mi a Izan aún sentado en su lugar mirando a la nada, en algún momento se percata de mi mirada y gira a verme, desvío la mirada al instante.

—Ryan, te recuerdo que no es una cita— respiro profundo para intentar no gritar lo siguiente —: ¡y no le veo el sentido a que me hayas llamado solo para eso! ¿estas bruto o qué? —exclame intentando a toda costa sonar calmada para no llamar la atención de las personas a mi alrededor. Escucho una suave carcajada no tan lejana y la reconozco al instante. —y espero que solo estén escuchando esto Lili y tu porque sino los trituro a los dos.

Escucho que vuelven a reírse y mi paciencia siendo probada, agradezco tener una buena pizca de ella.

Ya esta enana. Tranquila que solo somos nosotros. Y lo de llamar a sido idea de Ryan, así que cuando vuelvas no evitare que le patees el culo. —esa fue Lili quien habló esta vez junto a un grito de Ryan en protesta por las palabras de la chica.

Yo resoplo nuevamente, ya no estaba irritada o cansada, ahora estaba entretenida, pero un vistazo a mis alrededores me hizo recordar que “mi cita” como le llaman mis amigos, está esperando por mi en aquella mesa junto a la ventana, hasta podría decir que no ha probado su batida por estar esperando por mí.

—Chicos, gracias por llamar e interrumpir mi bebida. Nos vemos en casa. 

Con esto, antes de siquiera darles tiempo a decir algo más colgué y prácticamente corrí en dirección a Izan.

—Lamento la demora. Mis amigos suelen ser un poco… locos, se podría decir. —explique un poco apenada. Sonrió.

—No te preocupes. Además, giraste a verme en cierto punto, eso significó que no te habías olvidado de mi existencia —Se encogió de hombros y yo puse los ojos en blanco «¿En que será que acabo de entrar?». — pero, que te parece si para compensarlo me cuentas de ti.

Me sorprendí ante su propuesta, y solo me preguntaba que estaba pasando por la cabeza de este individuo que se encuentra en frente mío. ¿Por qué le interesaba hablarme? ¿será que cuando tropezamos se golpeo fuerte la cabeza? Si, eso debió de ser, no hay otra explicación.

Tomé de mi batida e incline mi rostro hacia adelante, entorne los ojos en su dirección. En ningún momento su mirada dejo la mía, no hasta que yo decidí rendirme y relajé mis hombros recostándome así de la silla.

—No tengo porqué contarte de mí. Aunque si me sorprende el hecho de que conozcas mi nombre, no recuerdo haberte lo dicho Black.

Rio y negó con la cabeza.

—Esta bien, no me cuentes sino quieres. — chasquea la lengua y toma un sorbo de su bebida —Y no deberías de sorprenderte porque conozca tu nombre, eres una de las personas más ricas del instituto. Y me encantaría decir lo mismo, pero sería estúpido ya que todos allá saben quién soy.

—Esas son las mismas palabras de Andrew.

Me mira un poco sorprendido y yo solo cruzo mis brazos sobre mi pecho.

—¿Mcchesney?

Asiento —: Él mismo. Deberías de advertirle que no moleste mucho a Lili con sus bromas, si es que quiere conservar sus bolas intactas.

—¿Lili es la chica que siempre está contigo? — Asiento—Te creeré porque sé que puede hacer lo que dices. Se lo diré.

—No, cambie de idea. Mejor no lo hagas, quiero ver cómo le patean las bolas.

—Eres mala— ríe dejando ver mejor aquel hoyuelo en su mejilla derecha.

—¿Yo? jamás—Acomodé mi cabello hacia atrás observando como continúa riendo dándole un toque adorable a su rostro.

Continuamos hablando hasta que en cierto punto cambiamos de tema

Al cambiar de tema empiezo a sentirme mas cómoda, aun con sus sonrisas y comentarios llenos de galantería por saber que es guapo, de hecho, me rio cada vez que lo hace. Hablamos de muchas cosas y mientras lo hacemos salimos de la cafetería y caminamos sin rumbo fijo, solo caminando, riéndonos de cosas que contamos.

Y ahí es donde me doy cuenta de que juzgar a las personas a la primera siempre será algo de lo que nos arrepentiremos luego de conocer a fondo a la persona, de hecho, siempre lo he sabido, pero jamás le di importancia hasta ahora que estoy riendo a carcajadas con una persona que pensé que no era mas que un gran arrogante y que en solo un día logro hacerme reír tanto que lo disfruté. Y que les puedo decir ¿no es normal equivocarse? Aunque ahora no se cómo sentirme al saber que me he equivocado con respecto a él.

¿Qué más hay detrás de tí, Black?










Nota de la autora: hermosuras!!! Soo. Volví, seguimos aquí mis amores. Me gustó mucho escribir este capítulo, espero que les haya gustado conocer a Izan tanto como me gustó a mi.

Aquí sus opiniones de que les pareció hermosos.

Ya no digo más y espero encontrar los en el próximo capítulo 🖤

Sin más que decir me despido.

Los quiere, Stefany 🌹

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