Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mi multitud

Podría ser que hoy sufra un ataque al corazón al ver tanta belleza... Podría ser.

Es rubia, bajita y tiene toda la curiosidad de sus veintidós años... La aprieto contra mi cuerpo mientras nuestras lenguas se entrelazan en una danza obscena, una y otra vez. Sus pechos, sus caderas, ese culo en el que hundo las uñas hasta arrancarle un gruñido de placer y dolor... Es preciosa.

Lleva su vestido amarillo, escotado y corto, ese con el que se encuentra tan sexy. Una zorrita maravillosa, marcando sus tetas increíbles, con los labios pintados de rojo oscuro y dispuesta a jugar conmigo durante las próximas horas.

Perdón, ¿he dicho "conmigo"? Quise decir "con nosotros".

No estamos solas... Tenemos un espectador, un privilegiado que contempla cómo nos morreamos desde su puesto de sufrido observador forzoso. Es su novio y nos había contado varias veces que compartía la recurrente fantasía de ver a dos mujeres montárselo ante sus ojos... Lo que no esperaba cuando le dijimos que haríamos realidad su fantasía es que ciertas circunstancias no las escogería él.

Un poco zorras sí que somos, mi amiga y yo. Pobrecito, le hemos quitado la camiseta y le hemos sentado en una silla, con las manos esposadas tras el respaldo. Esos vaqueros tan ceñidos, que le quedan de vicio, se los hemos dejado, con toda la insana intención de que le explote la polla al ver el espectáculo. Nos mira con las pupilas dilatadas y la boca seca. No esperábamos menos.

Ella me sonríe mientras abre la cremallera delantera de su vestido. Yo hago lo propio y me deshago de mi blusa para arrojarla a la cara de su novio. Agarrándola por el sujetador, la atraigo hacia mí rudamente y le saco las tetas. Joder, qué buena pinta... Necesito comérmelas. Paso la lengua por sus pezones, dejándolos erectos, tiro de ellos suavemente con los dedos, la oigo gemir... La hago sentarse a horcajadas sobre su novio, con las tetas a escasos centímetros de su cara, y vuelvo a sobarlas mientras él nos mira sin poder tocarnos. Me giro hacia él, le agarro del pelo y le beso, con dientes incluidos, mientras le susurro:

- Ahora te vas a comer las tetas de Nuria húmedas de mi saliva, ¡venga!- de un tirón de pelo hundo su cara entre esos pechos magníficos.

Aprovecho el momento para quitarme el sujetador y el fular que voy a usar para vendarle a él los ojos. Ella se gira y me toquetea mientras privo a su novio del sentido de la vista.

- Y ahora vamos a jugar a "adivina de quién es la teta que te estamos metiendo en la boca"... Chupa como una buena putita- dice ella. Obedientemente, él degusta nuestros pezones y nosotras le devolvemos el favor palpándole la polla a través de los vaqueros... Está tan dura que comienzo a pensar que, si no me muero yo de un ataque al corazón, morirá él por falta de riego.

Nuria está cada vez más lanzada y comienza a meterme la mano bajo la falda, buscando mi coño, que a estas alturas está ya empapado y deseoso de acción... Lo encuentra y desliza dos dedos entre los labios, los saca y los lame, mirándome a los ojos. La beso, saboreándome a mí misma, mientras ella sigue jugando allá abajo, esta vez para dar a probar mis jugos a su novio. Me encanta esta pareja.

Entre gemidos, consigo recuperar un poco de lucidez para decirle a Nuria que yo también quiero chuparla. Se pone en pie y entre las dos ayudamos a nuestro macho a incorporarse y le quitamos la venda de los ojos. Le doy instrucciones precisas, con tono severo:

- Quiero que te eches boca arriba en la cama. Avisa si te duelen las manos más de la cuenta, pero solo puedes hablar en ese caso. Si te mueves o haces ruido, te mando a esperar detrás de la puerta mientras me follo a tu novia, ¿lo has entendido?- Asiente con un gruñido.

Nuria se quita el vestido y se exhibe ante nosotros con un culotte de encaje tan precioso como prescindible. Se acomoda sobre Héctor, en posición de sesenta y nueve, pero sin que él pueda alcanzarla con la boca. Mmmmh... Aparto la tela y paso la lengua de abajo arriba, es delicioso... Una vez más... Ella arquea la espalda y deja escapar un "ooooh" que me suena a gloria. Separo sus labios con los dedos y deslizo la lengua por su coño, cómo me gusta su sabor... Beso y lamo su clítoris mientras su novio lucha por mantenerse quieto; succiono y muerdo, ella se agita y jadea. Bajo la cabeza y dejo caer un hilo de saliva desde mi boca hasta la de él, que la recibe como si fuese agua en el desierto, paladeándola. Le beso.

- Eres un buen perrito. Sigue portándote bien y quizá hagamos algo con tu polla.

Nuria continúa disfrutando de las atenciones de mi lengua mientras el pobre Héctor sufre bajo su cuerpo intentando captar alguna gotita de flujo. Hago que él me sustituya durante el tiempo justo para quitarme la falda y colocarme un arnés que termina en una polla enorme. Estoy chorreando solo de pensar en los siguientes minutos. Masturbo a Nuria con dos dedos en su coño y el pulgar sobre el clítoris y cuando Héctor me mira, le sujeto sin miramientos la cabeza y le meto la polla en la boca a traición, tan profundamente como permite nuestra postura.

- ¡Chupa, puta!- mi voz suena tan ronca que yo misma me sorprendo, pero continúo empujando el arnés entre sus labios. Él chupa con fruición y a mí se me escapa una carcajada de puro placer... Nos ha salido vicioso el chico... Se la retiro, le guiño el ojo y la apunto al coño de su novia, hundiéndola despacio pero con firmeza, de un solo movimiento. Ella se tensa por un momento ante lo inesperado de mi gesto e inmediatamente responde, moviendo sus caderas hacia mí y subiendo el tono de su concierto de gemidos y grititos.

- Oh, mi amor, qué gusto, qué bien me está follando Sara... Creo que luego habrá que hacértelo a ti, te va a encantar... -yo sonrío, halagada, e intensifico el ritmo de mis embestidas, sujetándola por las caderas y sacando la polla de vez en cuando para que Héctor pueda comprobar por sí mismo, en su propia boca, cómo está de empapado el coño de su novia.

Se me ocurre un cambio de postura y se lo sugiero al oído a mi amiga, que asiente con su perpetua sonrisa maliciosa. Colocamos a Héctor tumbado sobre el pecho y ella se sitúa boca abajo sobre él para que yo continúe follándola. Puedo oír, estremeciéndome de placer, las obscenidades que le susurra y los gemidos contenidos de él, aplastado bajo nuestros cuerpos convulsos... Para ser un mero objeto, es un poco ruidoso. Creo que tendré que castigarle y así se lo hago saber.

Nos sentamos al borde de la cama y le hacemos arrodillarse ante nosotras. Como si él no estuviese, charlamos acerca del castigo más adecuado para su falta. Propongo a Nuria que le demos unos cuantos azotes y ella se ofrece a impartir justicia. Le despojamos de los pantalones y de la ropa interior, dejándole en pie, desnudo y expuesto; las vistas son espectaculares, Nuria no mentía cuando hablaba del generoso equipamiento de su novio: su polla es preciosa, está completamente erguida y un hilillo de líquido preseminal la hace del todo irresistible.

Ella capta mi mirada de vicio absoluto y le agarra la polla, diciéndome:

- Lo estás deseando... Pruébala.

No me hago de rogar y me arrodillo, dispuesta a lamer esa maravilla que palpita ante mi cara. Al contacto con mi lengua, él adelanta la cadera y por un momento pienso que se va a correr en mi boca... Generalmente no lo permitiría, pero ahora mismo estoy tan cachonda que me excita la idea. Mmmmh, es una polla deliciosa... Nuria, tras él, le masturba despacio -una mano en la polla, la otra en las pelotas- mientras yo chupo al ritmo que ella marca. El ataque al corazón comienza a ser un pensamiento recurrente...

Un gemido de Héctor nos hace recordar que estábamos a punto de castigarle. Recupero la compostura, me siento en la silla y le hago acomodarse sobre mis rodillas. Nuria rebusca en mi bolso y saca una palmeta corta de cuero. Le obliga a lamerla y se la pasa por la espalda y las nalgas.

- Vas a contar cada azote y a decir "gracias, señoras" cada vez, ¿entendido, putita?- le explico, acariciándole el pelo.

- Entend... ¡Aaaah! Uno... Gra... ¡Gracias, señoras!- mi querida Nuria no ha podido esperar y le ha propinado el primer azote cuando él aún no se lo esperaba.

- Muy bien, ahora sin gritar, a ver si eres capaz de conseguirlo- le dice ella, con un tono falsamente paciente, justo antes de lanzar la palmeta por segunda vez.

- ¡Dos! ¡Gracias, señoras!

- ¡Tres! ¡Gracias, señoras!

Una docena de azotes después, el culo de Héctor está tan coloreado como las mejillas de su novia, que le acaricia con suavidad, orgullosa de su obra:

- Espero que con esto hayas aprendido a estar calladito... Recuerda que no queremos que hagas nada de ruido. Último aviso, mi amor- él asiente con la cabeza, aparentemente dispuesto a ser el juguete silencioso que necesitamos-. Ahora deberías hacer algo por Sara, ¿no te parece?- Los dos me miran y yo me derrito. Son adorables.

Agarrándole la polla, le llevo hasta la cama y le hago echarse en ella. Quiero sentarme en su cara, quiero que sienta su boca llena de mi coño suave y mojado sin poder evitarlo. En cuanto me coloco sobre él, comienza a lamerme como si llevase tres días sin comer y yo estuviese hecha de azúcar. Es tan bueno...

Continúa luciendo un empalme espectacular y parece que Nuria no está dispuesta a desaprovechar ese mástil. Se quita el culotte y se sube sobre Héctor, restregándose sobre su polla como una gata en celo. No puedo evitar sonreír al verla, tan preciosa y tan guarra. Su cara de vicio debería estar en todas las vallas publicitarias del país.

Se la mete poco a poco, despacio, torturando a su pobre novio, hasta quedar empalada por completo. Me inclino hacia ella, sujeto su cara con ambas manos y la beso. Gemimos, las bocas muy juntas, mientras cabalgamos a Héctor al ritmo que nos pide el cuerpo. La verdad es que el chico tiene técnica y se mantiene bastante concentrado en comerme el coño a pesar de que su novia le está exprimiendo la polla sin tregua...

Pole para mí. Voy a correrme y creo que no podría, aunque quisiera, hacer nada por evitarlo. Me separo de Nuria para apoyar las manos en la cama, porque esta sensación es tan intensa que por un momento creo que podría perder el equilibrio. No es placer en oleadas; son más bien descargas eléctricas. Quiero que siga y que pare a la vez. Grito descontroladamente mientras Héctor se traga todo mi flujo sin rechistar, como si mi coño fuese un helado. Me da vueltas la cabeza.

Desmonto y me echo a su lado para besarle -mmmh, me encanta que su boca sepa a mí- y contemplar cómo Nuria juega al rodeo con él. Simplemente espectacular. En otras circunstancias, me habría invadido una deliciosa lasitud después del orgasmo, pero esta situación me tiene fuera de mí y solo quiero continuar.

- ¿Qué te parece si le enseñamos a la guarra de tu novia qué se siente al hacer un sándwich?- le digo a Héctor, mordisqueándole el cuello, lo bastante alto como para que ella me oiga.

- Brutal- adoro su entusiasmo juvenil hasta tal punto que hago la vista gorda ante la falta en que ha incurrido al responderme.

Localizo mi arnés y me lo coloco, mirando a Nuria con picardía. Manoseo la polla de plástico como si me estuviese exhibiendo para ella, que se muerde el labio inferior sin dejar de atornillarse en la polla de su novio. Les meto a los dos mis dedos en la boca y ellos chupan como auténticas putitas salidas. Cuando los tengo bien mojados, Nuria se inclina sobre él y yo me acerco por detrás, dispuesta a preparar ese culito para su primer doblete.

Con suavidad, masajeo los alrededores, acercándome poco a poco a su ano. Mmmh, debe de tener muchas ganas, no opone resistencia a mis avances y en poco tiempo, con la ayuda de mi saliva, tengo el dedo hundido hasta el nudillo... Lo muevo despacio y con la otra mano unto un poco de lubricante en la punta de mi herramienta.

Al notar la punta de la polla apoyándose en su culo, ella corrige la postura y lo levanta un poco más. Perfecto. Yo sujeto la polla con una mano y con la otra su cadera, mientras empujo con delicadeza. Un largo gemido se escapa de sus labios y yo continúo entrando en ese culito estrecho y apretado. Creo que Héctor me nota también, porque su cara es de absoluta felicidad. Llego al fondo y compruebo que Nuria se encuentra bien. Me muevo con cuidado, adelante y atrás. Ellos jadean de placer y se besan desesperados. Yo me siento una especie de sacerdotisa de algún culto extraño y arcano.

La fuerza de los gemidos de Nuria se intensifica. La noto temblar. Creo que va a correrse. Intenta moverse, pero es complicado, doblemente ensartada como está. Apoya las manos sobre el pecho de Héctor, echa la cabeza hacia atrás y mueve la cadera para penetrarse con toda la profundidad que la postura nos permite. La sujeto por la cintura, esperando los fuegos artificiales:

- Córrete, vamos, lo estás deseando...

Entonces, Nuria explota. Verla perdida en la locura de su orgasmo es decididamente maravilloso. Se muerde los labios, gime, maldice y parece que va a perder el conocimiento; es como si no fuese a terminar nunca. Héctor aguanta como puede, se nota que él también está deseando correrse pero sabe que no tiene permiso para terminar antes que nosotras, aunque no se lo hayamos advertido.

Con cuidado, me retiro del culo de Nuria, que nos mira con ojos vidriosos y se desploma sobre la cama. Me desprendo del arnés con parsimonia, para darle tiempo a recuperarse. Héctor continúa exhibiendo una erección deliciosa con la que no sé muy bien qué vamos a hacer.

- Sara- me dice ella, pasados un par de minutos-, ¿te parece que hagamos algo por nuestra putita? Creo que se ha ganado a pulso un orgasmo...- Asiento con la cabeza y escucho su idea- Había pensado en algo clásico, como una mamada a dos, pero ahora caigo en que tú no la has probado y quizá te apetezca...

Esta chica es así de encantadora y generosa, ¿qué más puedo pedir? Sonrío, absolutamente feliz, y le sugiero que probemos las dos cosas.

Ayudamos a Héctor a incorporarse y le retiramos las esposas, con un ligero masaje. Él aprovecha para estirarse y nosotras para disfrutar del paisaje que nos ofrece. Por segunda vez esta noche, me arrodillo ante él, acompañada por Nuria, y ambas nos lanzamos a comerle la polla, a ratos compartiéndola, a ratos arrebatándonosla una a la otra, como si hubiese una competencia tácita entre nosotras. Él solo acierta a hacer ruidos inconexos y a sujetarnos por la nuca para que no nos alejemos demasiado.

Concentrada como estoy en morrearme con Nuria a la vez que devoro la polla de su novio, tardo algunos segundos en darme cuenta de que la voz que oigo a lo lejos es de él y de que se dirige a mí:

- Ven, quiero follarte.

Se sienta en la cama y Nuria, a su lado, abre el envoltorio de un condón y se lo pone.

- A ver si te gusta tanto como a mí- me dice ella, mientras me acerco y me sitúo sobre él. Nuria actúa como maestra de ceremonias, dirigiendo su polla hacia mi coño, y él me agarra por las caderas, haciéndome descender hasta que ambos soltamos un jadeo.

Nos movemos juntos, o quizá debería decir que es él quien me maneja. Nuria le acaricia los hombros, besa y muerde su cuello, y yo siento que podría morirme en este mismo instante sin sufrir ni un poco.

- Úsame, Héctor, haz lo que quieras...-le digo, rendida por completo.

Como si hubiese estado esperando mis palabras, él me sujeta con más fuerza aún, embistiéndome hasta casi hacerme daño, y aumenta el ritmo y la profundidad de cada empujón.

- Destrózala, mi amor. Que sepa lo que es bueno. Hazme sentir orgullosa- le susurra Nuria, y su voz suena tan jodidamente sexy que él y yo nos estremecemos.

Héctor continúa follándome, cada vez más cerca del orgasmo. Me agarra hasta dejarme los dedos marcados en la piel y se hunde en mí con un grito gutural. Nuria y yo le observamos en silencio mientras se corre.

- Joder- consigue murmurar por fin, aflojando la presión de sus manos en mis caderas.

Me incorporo despacio, disfrutando del dolor que ahora siento al moverme. Ha necesitado apenas unos pocos minutos para, efectivamente, dejarme un recuerdo físico. No creo que pueda borrar esta noche de mi mente en mucho tiempo. Ni siquiera voy a intentarlo.

Abrazados, Nuria y Héctor se besan, sumergidos de repente en su propio mundo, y yo decido recuperar mi bolso y mi ropa, desperdigada por la habitación, para marcharme sin hacer ruido.

Al fin y al cabo, hay momentos en que tres son multitud.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro