Tania se sentía desorientada y levemente preocupada. Había ido al baño contenta porque había visto que a Esteban cerca de ellas y le había hecho señas para que se acercara a Paula, con suerte podrían tener una conversación y su amiga tendría lo que había esperado hace semanas. Pero había salido del baño y Esteban y Paula no se veían por ningún lado. ¿La habría llevado Esteban a un lugar mas apartado? No parecía probable. Se estiró todo lo que daba su metro cincuenta y por fin los localizó cerca del escenario, junto con un grupo de chicos con pinta de borrachos. ¿Qué diablos?

Se puso junto a Esteban, que estaba parado detrás de Paula. Cruzaron miradas y Tania comprendió que Esteban no entendía ni mierda de lo que estaba pasando y que no sabía que se suponía que tenia que hacer. Paula estaba en otro mundo, observándose intensamente con un chico parado frente a ella. Se miraban tan fuerte que parecía que se iban a traspasar, dios.

Era un chico alto, rondando el metro noventa, pálido tipo fantasma, con los pómulos marcados y ojos café oscuro, un poco achinados. Pelo negro le caía sobre los ojos y alcanzaba sus hombros. Tania no pudo evitar notar lo sucio que tenía el pelo y se reprendió mentalmente por esa observación tan propia de su madre. El chico además tenia la mirada brumosa de alguien muy borracho y un leve aire de desafío un poco patético. Los 3 chicos que estaban junto a él se veían igual de borrachos y sucios (de nuevo Tania, por Dios).

Uno de los chicos, uno rubio con pinta de engreído, rompió el silencio que había alrededor del grupo.

—No lo puedo creer. ¿Realmente eres Paula? Hemos escuchado hablar de ti durante tres meses y sinceramente pensé que eras un poco más guapa. No eres la gran cosa—soltó y provocó la risa de los otros dos chicos.

Tania y Esteban lo miraron enojados, tomando aire para replicar, pero se detuvieron al ver que ni Paula ni el otro chico habían registrado la pulla. Tania soltó un taco en voz baja.

El chico rubio volvió a la carga.

—De todos modos, te agradecemos por haber dejado a nuestro Pablito libre. Prometemos que lo vamos a cuidar para que siga siendo nuestro Sasuke Uchiha de siempre—de nuevo los otros dos chicos hicieron un coro de risas bobaliconas y borrachas.

Tania estuvo a punto de reírse de eso. Era cierto que el chico se parecía un poco al personaje del anime, con esa palidez de cadáver y esa mirada herida tan dramática. ¿Pablo? Espera, ¿Pablo? Ese era el nombre del ex novio de Paula, ese con que estuvo eternamente, hasta que por fin se decidió a romper y buscar otros horizontes. Lo observó de nuevo, ciertamente era mono, pero ese aire de desvalido a ella no le atraía.

Paula fue la primera en hablar.

—¿Qué estas haciendo Pablo? —Tania nunca le había oído hablar con esa dureza.

—Recuperándome, como dijiste. Armándome otra vez, ¿no lo ves? —respondió él sosteniéndole la mirada y arrastrando un poco la voz.

—¿Y esta es la manera? En serio, ¿crees que esta es la manera correcta? —le cuestionó Paula.

—¿Porque te importa tanto que haga con mi vida, eh, Paula? Tu ya tienes a alguien mas a quien joder—dijo el chico, Pablo, mirando a Esteban.

A estas alturas, tanto Tania y Esteban como los amigos de Pablo, eran meros espectadores de algo que parecía como un drama de telenovela y que nadie sabía cómo cortar. Era claro que Paula aún tenía fuertes sentimientos por Sasuke Uchiha y que el chico se atontaba con alcohol para controlar su pena por perder a Paula. Los dos la estaban pasando pésimo y Tania no entendía porque diablos no volvían. Ese gusto de hacerse sufrir.

Uno de los chicos, que tenia el pelo corto, una gélida mirada azul y punkies botas de cuero, le tomó el hombro a Pablo y dirigió la mirada hacia Paula.

—No es cosa tuya, chica, déjalo—soltó.

—Tu no eres nadie para decirme lo que tengo que hacer—espetó Paula, con la voz un poco cortada de emoción y los puños contraídos. Que rayos le pasaba a esa chica, joder.

—Yo solo quiero cuidar a mi amigo, joder, no le hagas más daño del que ya le has hecho—su tono traslucía un fuerte cariño, que a Tania le pareció interpretar como algo más. Anotó esa observación en su cabeza.

—¿Yo, dañarlo? El... —Paula parecía al borde del llanto y estaba a punto de soltar una perorata cuando Pablo la interrumpió.

—Basta, a los demás no les interesa. ¿Nos vamos? Te acompaño a tu casa—dijo con voz de hastío el chico y comenzó a alejarse del grupo en dirección a la salida del campus—Nos vemos mañana chicos—les dijo a sus anonadados amigos.

Paula pareció profundamente sorprendida por eso. Tania pensó que iba a replicar que no tenían nada que conversar porque ya no estaban en una relación y que iba a dejar al chico caminando solo con ese paso de borracho. Era lo mas racional, ¿no? ¿Sí? ¿No?

Al parecer no, porque Paula había apurado el paso para alcanzarle. Que diablos, suspiró Tania, que bien que ella terminaba sus relaciones a los dos meses. Los amigos de Pablo se perdieron en la oscuridad de la fiesta y ella y Esteban se dieron una mirada interrogante.

—¿Qué diablos fue eso? —estalló Esteban.

—Creo, solo creo, que era el ex novio de Paula. Se conocen desde pequeños y terminaron su larguísima relación hace unos meses.

—Oh, rayos. Eso está jodidamente mal. Y yo que pensaba que me la podría llevar a la cama hoy—suspiró Esteban.

Tania estalló en carcajadas. Todos los tipos eran iguales, ¿o qué? Y cuando una chica ofrecía sexo de una noche se impactaban y se sentían ofendidos.

—Creo que con Paula no te resultará campeón. No es el tipo de chica que tiene sexo casual, ni, aunque le atraigas un montón—hizo una pausa para reflexionar—y conmigo tampoco, solo por si acaso. Estas bueno, pero le interesas a mi amiga y yo tengo mis prioridades bastante claras.

Ya estamos en tierra derecha con el drama, voy lento porque estoy intentando hacer un desarrollo de personajes creíble, pero de a poco se comenzarán a explicar los tags que aún no se entienden. Este capitulo es un intermedio y ya en el próximo se tirarán los platos por la cabeza, como decimos en mi pais. Como para que se hagan una idea del casting, Pablo para mi es Ezra Miller y Paula es Chloë Grace Moretz, con el pelo castaño.