Prólogo
Bang Chan.
-¡Bájenme, por favor!
El chico que era sostenido por Changbin nos rogó entre súplicas, la mitad de su cuerpo se encontraba en la terraza de la escuela y la otra suspendida en el aire, un movimiento en falso y se ganaría una estrepitosa caída. Changbin, en vez de detenerse, sacudió con más fuerza al estudiante que no hacía más que llorar.
-¿Por favor? Así que sí conocías el significado de los modales -Changbin se burló.
Con ambas manos en los bolsillos, avancé hacia la escena y le hice una seña a mi amigo para que bajara al tipo. Apenas sus pies tocaron el suelo y quedó liberado, intentó huir, pero Jungwon y Felix, otros miembros de nuestro grupo, fueron más rápidos y lo detuvieron. Él lloriqueó como un niño al verse atrapado nuevamente.
-Mira esas lágrimas de cocodrilo -Sonreí antes de apretar el rostro de nuestra víctima- .Ni siquiera pareces el mismo niñato que se rió de nosotros en clase por no saber un estúpido ejercicio de matemáticas.
-¡No fue mi intención! -aclaró en un grito. Su voz parecía a un segundo de romperse.
-Está bien, yo entiendo -Sonreí y noté un atisbo de esperanza en su rostro-, pero entenderás que no puedo dejártelo pasar así como así. Arruinaría nuestra reputación -Negué con la cabeza decepcionado.
-¡Prometo no volver a hacerlo! ¡No volveré siquiera a mirarlos! -Juntó sus manos desesperado.
El chico continuaba poniendo excusas sin sentido que, ciertamente, nos interesaban muy poco. Nosotros no conocíamos lo que era sentir pena, molestábamos a los imbéciles que se lo merecían sin importar quiénes fueran o la cantidad de dinero que tuvieran sus papis.
-Ya es tarde para arrepentirse -Cambié mi sonrisa por una expresión seria- .Changbin, asegúrate de que le quede muy en claro quienes mandan en esta escuela.
Changbin, en broma, me hizo una seña militar para después darle una patada en la espalda al chico, dejándolo caer al piso. Debido al impacto de su cara contra el pavimento, el susodicho no tuvo tiempo de reaccionar ni de esquivar los múltiples golpes que le proporcionaron mis amigos: patadas en el vientre, piernas y brazos.
Probablemente los moretones que se formarían en su cuerpo durarían días, pero era preferible así. De este modo dejaríamos evidencia de lo que éramos capaces de hacer si se metían con alguno de nuestro grupo, y seguiríamos generando aquella ola de miedo que nos volvía las personas más respetables de la secundaria.
Cuando terminamos con el trabajo, Changbin prácticamente empujó al estudiante a la salida. Él, sin querer pasar ni medio segundo más junto a nosotros, recuperó su mochila del suelo, huyendo a tropezones. Al perderlo de vista, choqué los cinco con mis tres amigos y entre todos nos repartimos los billetes que tenía guardado el imbécil burlón en su billetera.
-Vaya, Chris. Podría acostumbrarme demasiado a esto -Felix sonrió contando el dinero.
-¿No se los dije? Esa clase de chicos tiemblan sólo por gritarles, será tan fácil aprovecharse de esos bebés de mami -aseguré.
Sin más, nos dispusimos a encender unos cigarros y fumar un rato. Decidimos saltearnos la clase del profesor Lee porque lo considerábamos un idiota, y también porque se nos daba la gana. Bueno, más por eso último.
Di una calada profunda mientras Changbin imitaba la forma en que rogaba el chico al que habíamos golpeado haciéndonos reír.
No podíamos estar más tranquilos hasta que sucedió. Sentí un tirón en mi chaqueta de cuero y fruncí mi ceño. ¿Alguien se atrevía a tocarme sin mi permiso? ¿Quién en su sano juicio tendría la valentía de hacer algo así?
-¿Qué mier...
Volteé dispuesto a golpear lo primero que se me pusiera enfrente. Sin embargo, al instante en el que me giré, quedé paralizado, o mejor dicho, hechizado. Mi mirada se encontró con un par de ojos color cafés que brillaban reflejados por la luz del Sol. Un chico se encontraba frente a nosotros sosteniendo un cartel, sin embargo, mi atención fue capturada únicamente por la belleza de su rostro.
Era... era... bellísimo. Oh, mierda.
Tragué en seco sintiéndome cohibido de repente por miles de sensaciones que me revolvían el estómago. ¿Qué... qué me estaba pasando?
-Lo siento, ¿podrían ayudarme con esto?
El chico bonito indicó el colorido cartel que decía Vota por Seugmin y cuando mostró una sonrisa, sentí que un coro de ángeles cantaba a mi alrededor. Casi morí de ternura, al notar los brackets que adornaban su dentadura.
Con su atención focalizada de igual manera en el estudiante, Changbin se me aproximó de manera sigilosa y susurró:
-¿Quieres que lo golpeemos?
La mirada de mis amigos evaluaban al jovencito de arriba abajo, pero él no parecía percatarse de esto. Él tenía que ser un nuevo alumno, no hallaba otra explicación pues era más que sabido para la población estudiantil que nadie podía entrar a este territorio excepto por nosotros. Y él que lo hiciera pagaría las concecuenciass
Sin embargo, por alguna extraña razón no quería dañar al chico frente a mí a pesar de que hubiera roto las reglas. Su aspecto adorable me causaba una sensación de sensibilidad que nunca antes había conocido.
¿Me estaba volviendo loco o quizás era otra cosa?
-No, está bien. Déjenlo -Alcé mi mano en negación.
Mi grupo entendió esto como una advertencia de que no le pusieran una mano encima al chico bonito sin mi autorización. Tiré el cigarro a un costado y me acerqué para tomar la cinta que el muchacho me ofreció. Mientras él sostenía el cartel, yo pegaba los extremos y pronto el mismo quedó debidamente colocado.
-Es todo, gracias -El niño bonito mostró una sonrisa aún más grande y yo pensé que mi corazón iba a explotar por latir con tanta fuerza- .Eres muy amable.
Al notar que no emitía palabra alguna, Seugmin simplemente se despidió con una reverencia y se retiró tarareando una animada melodía. Mi mirada seguía cada uno de sus pasos y continuó puesta en la puerta aún cuando el chico ya se había ido. Suspiré embelesado, me sentía tan extrañamente... feliz.
-¿Qué carajos fue eso? -Changbin me empujó el hombro- ¿Por qué no lo golpeaste?
-No tenemos porque golpear todo lo que se mueva, Changbin -aclaré y sonreí sin poder evitarlo- .Menos si es algo tan hermoso.
-En serio no te entendemos -Jungwon se cruzó de brazos.
-Chicos, ¿no ven lo obvio? -Felix señaló mi rostro- .Parece que nuestro líder se enamoró -canturreó en tono de burla.
-¿¡Qué!? -El par exclamó al mismo tiempo.
-Bang Chan, ¿eso es posible? ¡Pensé que no tenías sentimientos! -Changbin me sacudió para completar su dramática actuación- ¡No puedo creer que al fin podrás tener sexo!
Irritado, lo quité de encima y me aguanté como por cinco minutos las burlas de mis amigos sobre que por fin abandonaría el club virgen.
-Ya, ya. Me hartaron, vayan a clases -Les ordené cansado de sus niñerías.
-Como diga, señor del futuro presidente -Felix me tiró besitos.
Puse mis ojos en blanco y me dirigí a la salida, pero antes de irme les advertí:
-Y que nadie se meta con el nuevo. Es mi protegido.
Los chicos me hicieron una seña militar y yo sonreí pensando en lo divertido que se volvería perseguir mi nuevo objetivo.
Pero si hubiera sabido en ese momento que el niño bonito no haría más que romper mi corazón en mil pedazos y jugar conmigo, ¿volvería a repetir nuestra historia?
Bueno, para ser más claro deberíamos empezar desde el principio...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro