Capítulo 2: Ignorando al Bad Boy
Bang Chan.
La escuela era todo lo que odiaba comprimido en un solo sitio: clases, profesores, calificaciones, y todo aquello que me causara dolor de cabeza. No había nada en este lugar que me gustara, excepto por mis amigos y... él.
Seugmin, el chico al que había conocido hace un año y me seguía trayendo locamente enamorado.
Mis pasos recorrían los pasillos de la institución, buscando aquel cabello castaño tan reconocible para mí entre la multitud de estudiantes.
Sin embargo, un mensaje de Felix me interrumpió, obligándome a detener mi búsqueda.
Está yendo a la biblioteca.
Esto iba acompañado de una foto, un tanto borrosa, pero suficiente para reconocer a mi amado.
Sonreí al verla. Lucía tan adorable que no pude evitar responder con emojis enamorados, a lo que Felix, siendo Felix, me respondió con un simple Iugh.
Mientras contestaba, me acerqué a un pequeño puesto donde un par de chicas se dedicaban a vender dulces por el día de San Valentín. Sin pensarlo mucho, tomé una caja de bombones, lo que provocó que una de ellas se levantara de su asiento, dispuesta a reclamar.
-¡Ey, tienes que pagar por eso!
Me volteé, dedicándole una de mis típicas miradas frías que lograban intimidar incluso a los profesores. Al reconocerme, se hizo para atrás, retractándose de inmediato.
-Quiero decir... ¡Feliz día de San Valentín! -Cambió su expresión por una sonrisa nerviosa.
No dije más y seguí mi camino. Tenía miedo, debía entregar mi obsequio a tiempo y por su culpa no sabía si lo conseguiría.
Era un hecho que el amor se respiraba en el aire, volviendo el ambiente escolar insoportablemente meloso. Los pasillos lucían decorados con colores rojos y rosas, globos de corazones e imágenes de parejas dándose afecto. Todo eso no me causaba más que desagrado. Yo jamás fui del tipo cursi. Jamás me imaginé en una relación ni creí demostrar cariño por alguien. Pero entonces Seugmin apareció en mi vida y rompió todas las creencias que tenía sobre el amor.
De pronto, lo único que deseaba era poder llamarlo mi novio.
Llegué a la biblioteca. Me recibieron cientos de estantes repletos de libros y escaleras que te conducían a diferentes zonas. Fácilmente, cualquiera podría perderse en este enorme lugar, pero yo sabía a donde dirigirme.
La zona de estudio.
Sonreí al comprobar que había dado en el clavo. Allí estaba Seugmin, leyendo varios libros a la vez. Él era tan responsable e inteligente, siempre iba adelante en todas las materias. Uno de los tantos detalles que admiraba de él.
Mierda. Sentía que mi corazón iba a explotar con lo rápido que latía.
Ya, Bangchan, ¿te quedarás mirándolo como un acosador todo el día?
Miré la caja de bombones, luego a Seugmin y tomé aire como si esto me permitiera reunir valor. A pasos decididos, me dirigí hacia él, sin embargo, mi oportunidad perfecta se vió opacada cuando un grupo chicas se me adelantó y le entregó una montaña de cartas de amor.
Seugmin, abrió sus ojitos, impresionado, y no dudó en hacerles una reverencia a modo de agradecimiento.
¿Por qué tenía que ser tan amable?¿Por qué no podía decirles que se largaran y escupirles en los zapatos? Eso haría yo.
Ahora entendía porque nadie se me acercaba.
Una sensación amarga me envolvió, pero lo peor era que no podía hacer nada para evitarlo. Bueno, quizás algo. Cuando vi a otros chicos queriendo acercarse, me anticipé a echarlos con mi usual expresión de sicario destripador de cuerpos.
-Yo llegué primero. Largo.
Ellos asintieron rapidamente y chocándose entre ellos, finalmente se fueron.
Limpié sudor de mi frente. Carajo, ni siquiera en mi trabajo me cansaba tanto. Me sentía como si estuviera peleando en una tienda llena de ofertas.
Cuando por fin estuvimos a solas, me aproximé a la mesa donde se encontraba Seugmin. Como él estaba tan concentrado en su lectura, me permití unos segundos para apreciar su cabello castaño bien peinado que caía sobre su frente y brillaba sin importar que el día fuera lluvioso o soleado. Entregaría hasta mi riñón por tener la posibilidad de acariciarlo. Diría mi corazón, pero este ya tiene dueño. Pero en este momento lo que más apreciaba, eran los lentes que llevaba puestos. Usualmente los utilizaba para leer, dándole un aspecto aún más tierno.
Sin más, me decidí a sentarme junto a él y llamar su atención.
-Hello, my president -lo saludé con voz demasiado alta- .Qué casualidad encontrarte.
Seugmin levantó la mirada al reconocer mi voz. Probablemente, mi presencia no le sorprendía. Solía seguirlo adonde fuera, lo cual no era una tarea fácil considerando que siempre estaba moviéndose de un lado a otro.
-Lo mismo digo. Creía que la biblioteca para los bravucones era como la iglesia para los vampiros -dijo de manera desinteresada, mientras su atención seguía en el libro.
-De hecho, lo es. Pero de vez cuando nos gusta venir, aún más cuando vemos algo que nos interesa -Mi mirada recorría cada facción de su rostro como si pudiera besarlo con los ojos.
Por supuesto, el doble sentido en mis palabras no pasó desapercibido para alguien tan intelectual como él.
-Supongo que no hablas de Oscar Wilde.
-No se quién es ese, pero suena un poco gay -Me encogí de hombros- .Como sea, lo que quería decir desde un principio es... feliz San Valentín, dulzura.
Sin más, le entregué la caja de bombones, esperando mínimo un gracias o un pequeño gesto como le había otorgado a sus demás pretendientes. En cambio, recibí de su parte una inmediata acusación.
-¿A quién le robaste esto? -Sacudió la caja.
-¿Eso importa? Dicen por ahí que lo que cuenta es la intención.
-Claro, dile eso a la policía -expresó, dejando mi obsequio sobre la mesa- .Está bien, gracias por el gesto, pero no puedo aceptarlo.
Imaginé que diría algo como eso, y por esa razón tenía preparado un plan B.
-Bueno, tengo un regalo mejor que no podrás rechazar.
Lo tomé del brazo y lo arrastré fuera de la biblioteca.
-¿Qué haces? ¡Tengo que estudiar!
-Será rápido, lo prometo.
Lo conduje por la escuela, mientras él me inundaba de preguntas sobre a dónde íbamos. Su respuesta llegó cuando nos detuvimos en el balcón que daba al edificio trasero. Tuve que empujar a varios estudiantes que observaban y fotografiaban mi obra maestra. Las expresiones de la mayoría iban desde asombro, risa y confusión, pero yo sólo ansiaba ver la reacción de Seugmin.
Seugmin, al encontrarse con mi presente, abrió y cerró sus ojos incrédulo de lo que miraba. En la pared del edificio relucía un grafitti hecho por mí: un lobo siendo abrazado por un cachorrito, los cuales no hacía faltaba aclarar nos representaban a ambos. Yo siendo una bestia salvaje, pero consentido por un tierno animalito.
Me había llevado alrededor de seis horas. Mi sangre, sudor y lágrimas estaban impregnados en el dibujo, pero había valido la pena al presenciar el rostro anonadado de Seugmin.
No podía borrarme la sonrisa de la cara. Mis amigos tenían razón. Parecía que le había gustado y apreciaba el esfuerzo que había realizado.
Sin embargo, mis ilusiones se vinieron abajo cuando frunció su frente, algo molesto.
-¿Qué es esto?
-¿Te gusta? Lo hice para ti -Alcé mi brazo, señalando la enorme pared.
Finalmente, Seugmin volteó hacia mí, pero no de la forma que esperaba. Los ojos que tanto amaba ahora me observaban encendidos.
-¿Es una broma? ¿C-como pudiste hacer algo así? ¡Es propiedad estudiantil!
Sus gritos llegaron al oído de los estudiantes que ahora estaban murmurando entre sí, mientras nos veían de reojo.
-Quería que todos los vieran. No podía hacerlo en otro lado -me justifiqué.
Seugmin negó con la cabeza, decepcionado.
-Genial, gracias por violar la ley por mí. Ahora, si no te importa, tendré que reportarlo.
Y con los brazos cruzados, se alejó en dirección contraria.
-Seugmin, espera -intenté llamarlo, pero era inútil- .Perdóname.
Me revolví el cabello y chiste con mi lengua, sintiéndome como un estúpido. Dirigí una mirada mortal al público que había capturado mi humillación quiénes, asustados, no tardaron en irse.
Carajo.
¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué no podía hacer algo bien por alguna vez en la vida? ¿Por qué tenía que ser así?
Suspiré y observé las palabras que había escrito en el graffiti: Bangchan ama a seugmin
¿Pero como podía hacer para que Seugmin me amara a mí?
Era lo único que deseaba, sin importar qué.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro