Guerra De Fantasmas
—Entonces, para recapitular —dijo Chuck mientras se balanceaba dentro del Centro de Convenciones con el resto de los fantasmas—, ¿toda esta farsa de Zombie Gras es solo una artimaña elaborada para cortejar el voto paranormal con fines políticos?
—Pos sí —dijo Ahumado, tomando un "asiento" cerca del fondo de la sala. En realidad, la mayoría de los fantasmas simplemente flotaban torpemente sobre las sillas, extrañando sus nalgas y cómo se cansarían después de estar sentados durante horas. Extrañas son las cosas que extrañas cuando te conviertes en un fantasma.
—Bueno, de alguna manera, me sorprende que no se haya hecho antes —dijo Chuck.
—No impo'ta —dijo Ahumado—. Siéntate y pásatelo bien.
Como si las luces estuvieran esperando la señal de Ahumado, se atenuaron hasta quedar en nada. Solo el débil resplandor de los fantasmas que esperaban se podía ver alrededor del amplio salón de convenciones, dándole un brillo etéreo. Había un silencio sepulcral, que es la cantidad normal de silencio si eres un fantasma
Tres ancianas subieron a un escenario, cada una más decrépita que la anterior. Todos parecían tener un pie en la tumba, lo cual es bueno en una médium.
Había un mar de sillas entre el área fantasmal y el escenario, todas ellas ocupadas por el mayor desfile de raritos desadaptados que Chuck jamás había visto. Psíquicos, médicos, clarividentes, cazafantasmas e incluso un mago callejero estaban sentados a la expectativa, todos vestidos con una gama que iba desde el peregrino victoriano hasta el payaso gótico sadomasoquista.
En medio de toda la gente extraña en esa habitación había un par de hombres normales, con camisas a cuadros, anteojos y barbas cuidadosamente arregladas. Eran intrascendentes y simplones comparados con el resto, excepto por el hecho de que eran los únicos que hablaban—en voz alta, además—y agitaban una cámara de arriba a bajo. Pero más sobre ellos más adelante.
Por ahora, solo nos importa lo que las tres brujas tenían que decir.
—Bienvenidos, compañeros iluminados —dijo la vieja bruja. Tenía un parche en el ojo, pelo blanco y olía ligeramente a naftalina—. Todos sabemos por qué estamos aquí, así que saltémonos las presentaciones y sigamos adelante. Tenemos una gran participación hoy.
Todos comenzaron a murmurar, excepto los dos hombres. Prácticamente le gritaban a la cámara mientras hacían ruidos sorprendentes.
La segunda de las viejas, una de cabello largo, rubio y ojos azules que miraban a la nada habló con una voz grave, de esas que solo puedes lograr como un fumador empedernido de treinta y tantos años. —Antes de comenzar, nos gustaría agradecer a la oficina de la alcaldesa por permitirnos organizar este evento bajo el estandarte de Zombie Gras. Por eso, y solo por hoy, no pincharé furiosamente su muñeco de vudú con un picahielos antes de irme a la cama.
El público se rió, pero ella no. Chuck no podía decidir cuál era la peor implicación.
—Ahora bien, por favor, tómense de la mano mientras comenzamos.
De la mano, la habitación se unió. Una sola vela se encendió entre las tres brujas que parpadeaba tímidamente. La pobre tenía miedo escénico.
Uno de los barbudos, el más alto de los dos, fue el único que se atrevió a hablar en el silencio que siguió. Trató de susurrar, pero lo intentó más de lo que realmente hizo.
—Ahora, la sesión comenzará —dijo el hombre a la cámara—. La médium más antigua nos guiará a través del proceso, como es costumbre en estos eventos.
La bruja del parche en el ojo se aclaró la garganta, sumergiendo la habitación en silencio una vez más. —Hay espíritus entre nosotros.
—No me digas —dijo Caracortada provocando la risa del resto de los fantasmas.
Ver reír a un fantasma es un espectáculo unico. Como no tienen pulmones, ni boca, ni ningún tipo de órgano interno que emita sonidos, lo hacen absorbiendo el aire que les rodea y expulsándolo a través de sus cavidades gaseosas por todo su cuerpo. Como tal, cuando se ríen, se involucran en un círculo de expansión y retracción, similar a una gaita. Es por eso que un grupo de fantasmas se llama científicamente "un Riverdance."
—¡Espíritu, muéstrate! —dijo la vieja, tosiendo un pulmón.
Uno de los fantasmas, el primero de la fila, flotó hacia la mesa, extrajo un puñado de aire y lo sopló sobre la vela, apagando la llama. Esto hizo que la llama se confundiera bastante, ya que no pidió nacer y ciertamente no pidió que la mataran. Apenas tuvo tiempo de comprender la naturaleza de su existencia antes de ser extinguido, como una vela en el vien..., hey, ¡ahora entendemos el dicho!
—¡Vaya! —gritó uno de los barbudos, el más bajo de los dos—. ¡La vela se apagó sola! ¡Hay fantasmas entre nosotros!
—¡Cambia al modo nocturno, cambia al modo nocturno! —gritó el más alto.
Con un clic del botón, la imagen se convirtió en un tono verde pálido.
Otra de las brujas, una de pelo rosa y uñas largas y puntiagudas, empezó a hablar. Estaba mascando chicle. Si Chuck tenía que asignarle alguna energia en particular, sería la energía de una secretaria mal pagada. —Todos conocen las reglas, pero vamos a darles un resumen rápido de cómo funcionan las cosas por aquí.Tendremos tres minutos de interrogación para hacerle preguntas al espíritu, luego comenzamos la subasta. Seré su subastadora, y mi palabra es final. ¿Alguna pregunta?
Chuck se puso naranja con perplejidad, que era el color más confuso en el espectro de color humano, excepto por Verron, la mezcla de verde y marrón que parecía azul pero sabía a amarillo. —Espera, ¿qué tipo de sesión espiritista tiene una subasta?
—Es una sesión de espiritismo de Nueva Orleans, cariño —dijo El Tusi—. Hacemos las cosas diferentes por aquí.
Nueva Orleans cuenta con una amplia gama de apodos, cada uno de los cuales destaca un aspecto de su cultura y geografía. Tenemos "The Big Easy," que destaca la naturaleza tranquila de los ciudadanos que lo llaman hogar; o "Crescent City," por la forma de croissant del río Mississippi a medida que pasa por la ciudad. El apodo que la mayoría de la gente evita, tan cierto como es, es "La Capital del Asesinato de América."
La ciudad es tan hermosa como violenta, atrayendo a todo tipo de rufianes, gentuza, bajos fondos, políticos, ejecutivos de Disney y vendedores de medicinas naturistas en línea. La cantidad de personas reclutadas a la fuerza al Club de los No-Vivos es asombrosa. Esto crea una cantidad inusual de fantasmas, espíritus y otras almas vengativas que intentan pasar al más allá, a lo que la ciudad no pudo hacer frente.
Fue en los años 80 cuando el gobierno comenzó a ofrecer subsidios, recortes de impuestos e incentivos financieros para que los médiums se mudaran y lidiaran con su epidemia. Esto resultó ser demasiado efectivo ya que un número asombroso de personas espiritualmente sensibles se mudaron, creando el efecto contrario. Había demasiados médiums y no suficientes fantasmas.
Si bien matar a un grupo de personas para crear más fantasmas no era una opción eficaz, optaron por regular las interacciones entre espíritus y espiritistas. Una de esas regulaciones era un programa de igualdad de oportunidades diseñado para dar a cada medio la oportunidad de obtener un "cliente," principalmente para evitar ciertos monopolios espirituales. Y así, se creó el sistema de subastas. O, como dijo elocuentemente El Tusi...
—¿Alguna vez has visto 'Quien Da Mas?' Bueno, asi mismo es.
—¿Te refieres a ese programa horrible en el que un montón de personas apuesta ciegamente en una unidad de almacenamiento abandonada con la esperanza de ganar dinero con lo que sea que haya dentro?
—Sí —dijo El Tusi—. ¿Supongo que no te gusta?
—Eh, le doy 5 de 10 —dijo Chuck—. Debo, decir, y lo siento por mi lenguaje, pero esto parece una sandez.
—Perdonao' —dijo Ahumado, que no sabía lo que significaba la palabra sandez.
La anciana de cabello rosado colocó un sombrero de vaquero en su cabeza y un mazo. —Muy bien amigos, ¡adelante! ¡Tenemos el primero de la noche! ¿Cómo te llamas, cariño?
—Hola, mi nombre es Ahorcado y soy un fantasma.
—¡El fantasma dijo que su nombre es Ahorcado, y que son un fantasma —dijo la médium de pelo blanco.
—¡Hola, Ahorcado! —dijo la multitud, a excepción de los dos hombres que comenzaron a gritar de emoción. Esto era parte del ritual de la subasta: no los gritos, sino el reconocimiento de que el fantasma era, de hecho, un fantasma. Hay muchos espíritus que simplemente se niegan a creer que son fantasmas, o no lo saben, y tratan de vivir sus vidas como si siguieran vivos. Esto se conoce como el Efecto Shyamalan y generalmente se cura exponiendo al fantasma a dosis extremas de Bruce Willis.
—¿Pensé que prohibieron a los cazadores de fantasmas? —preguntó Infectoso.
—Libertad de asociación —dijo Frigorifico.
—Asquerojo —susurró Ahumado—. ¡No somo' un espectáculo de circo!
Una mujer de la audiencia de repente se levantó de su asiento, agitando la mano. —Siento una perturbación en la habitación.
La médium de cabello rosa golpeó el mazo tres veces para silenciar la habitación. —¡Cierra el pico, Christine!
—¡Pero la perturbación! —intentó decir Christine, la mujer que interrumpía, antes de ser ahogada de nuevo a martillazos.
—¡Dije que te callaras el hocico, cerda!
Otra mujer se puso de pie, usando una boa rosa como bufanda. —¡Sí, Christine, cierra tu puta boca! Todos sabemos que solo eres una mentalista. ¡No puedes sentir una mierda!
—¿Estamos discriminando ahora? —preguntó el mago callejero con una baraja de cartas en sus manos—. ¡Tenemos tanto derecho a estar aquí como tú!
Tres golpes más del martillo paralizaron la habitación. —¡Ya basta! Están asustando a los fantasmas.
—¡No le tengo miedo a ningún humano! —gritó Doble Asesinato.
—Vamos a hacer que este capítulo dure demasiado, ¡así que pongámonos manos a la obra! —gritó la médium de cabello rosado—. Tres minutos de interrogatorio. ¡Vamos!
Casi todas las manos se levantaron para hacerle preguntas a Ahorcado. La subastadora eligió a tres personas de la multitud a quienes uno de los ujieres entregó micrófonos.
—Hola, Ahorcado —dijo el primero—, ¿puedo preguntarte cuánto tiempo has estado muerto?
—Ahora, e'cuchame bien —dijo Ahumado, brillando con un azul profundo—, e'to es una forma dearte. Deben medir cuánto valen con pregunta' mínima'. Es como cuánto tiempo 'tuvieron muertos, qué tipo 'e trabajo hicieron y qué lo que quieren.
—Esto parece una forma de conducir negocios muy imprecisa —dijo Chuck.
—Bueno, e'to transmiten los martes en TLC —dijo Ahumado. —¿Ve las cámara' po' to'as partes?
Efectivamente, habian varios camarógrafos dando vueltas por la sala, filmando a las personas y sus reacciones.
—¡Realmente nos están convirtiendo en un Quien Da Mas! —gritó Chuck—. ¡Pero eso significa que todo esto es falso!
—¿Quien da mas es falso? —preguntó Doble-Asesinato—. Mierda.
Un silencio profundo provino del siguiente en la fila cuando Ahorcado terminó de responder sus preguntas.
—Muy bien, tenemos un fantasma de 2 años que fue instructor de tenis en vida y quiere encontrarle un nuevo hogar a su gato antes de seguir adelante —dijo la subastadora de cabello rosado de una vez—. ¡Vamos a comenzar las apuestas en $20! ¿Quién tiene $20?
Uno de los hombres barbudos levantó la mano y ofreció los $20.
—Recibimos $20 de los cazadores de fantasmas. ¿Quién me da $25? ¡$25!
—Si esto es como Quien Da Mas —dijo Chuck—, eso significa que tienen algunas estrellas a las que siguen. Sabes, personajes principales.
—Sí —dijo Ahumado—. Mira, hay uno ahí.
Una mujer vestida de pies a cabeza con escarchas amarillas y al menos dos anillos por dedo levantó la mano. —¡$40 por el fantasma! —ella dijo.
—Esa e' uno dellos —dijo Ahumado—. Madame LeClaire. La médium más rica 'e todas.
—Dicen que ayudó a encontrar el cuerpo de la mama de Luis Miguel —agregó Doble-Asesinato.
—Escuché que una vez fue poseída por un extraterrestre —dijo Gangrenoso.
—Una vez se tiró un pedo en mi dirección —dijo Frigorifico—. ¡Fue increíble!
Otra mano, o lo que debería haber sido una mano, si no fuera por el gancho que la reemplazó, se levantó rápidamente. —¡$60! —dijo una voz áspera y metálica.
—Ese ejel Capitán —dijo Ahumado—. ¡És mi favorito!
—Mira, perdió su mano en la guerra —dijo Perdigon.
—¿Qué guerra?— preguntó Chuck.
—No sé. Una guerra. Sin embargo, tiene un historial impresionante.
Chuck se convirtió en un azul pensativo mientras subía y bajaba. —Lo entiendo. Tenemos el idiota rico y el desvalido. Entonces, el que queda sería el alivio cómico tonto.
—¡$150! —gritó el mago callejero.
—Y ese seria él —dijo Caracortada—. Alfredo Magnifico. No es un médium, ni un psíquico, solo un don nadie. Un pez tiene más posibilidades de trepar a un árbol que el de ayudar a un fantasma.
—$150 a la una. A las dos. ¡Vendido! —dijo la médium de cabello rosado.
Siguió un silencio mientras Alfredo Magnifico caminaba hacia el escenario para reclamar su premio. Es decir, si fueras un humano normal que no pudiera ver fantasmas. Si fueras una persona que pudiera entender a los fantasmas, habrías escuchado a Ahorcado maldiciendo una tormenta, soltando blasfemias de izquierda a derecha mientras un trueno hecho de maldiciones golpeaba a personas al azar afuera.
—¡¿Por qué tenía que ser él?! —grito Ahorcado—. ¡Prefiero volver a ahorcarme del cuello que estar cerca de ese idiota!
—¡Muévelo! —dijo Caracortada, el siguiente en la fila—. ¡Soy el próximo!
Chuck vio cómo, poco a poco, la línea frente a él se encogía a medida que los fantasmas eran comprados. Algunos fueron tomados por los tres principales, mientras que otros fueron tomados por los demás en el mar de psíquicos. Incluso el par de cazadores de fantasmas consiguió atrapar uno. Pobre Infectoso, que en paz descanse.
Incluso Ahumado fue comprado a $5. Todo lo que quería era que alguien fumara un paquete completo frente a él, lo que un psíquico extrañamente sadomasoquista estaba más que feliz de proporcionar.
Finalmente, él fue el último y se volvió loco de miedo. Estaba temblando, hiperventilando como una gaita mezclada con una bola de discoteca, y no se movía ni un centímetro.
—Oye, ¿q'hubo? —gritó Ahumado desde el escenario—. ¡¿Po' qué no bajas?!
—¡Soy alérgico a hablar en público! —gritó Chuck.
—¡Pos te arreglas o te chingas! —dijo Ahumado. Se dio la vuelta para 'enfrentarse' a su médium, moviéndose arriba y abajo angustiado—. Azuquita, ve a busca' esos cigarrillos y encuéntrame en la entrada, ¿quieres?
—Sí, papi —dijo la médium, desapareciendo tras bambalinas en un segundo. Ahumado voló para encontrarse con Chuck, quien estaba en medio de un ataque de pánico en toda regla.
—Mira, Chucky —dijo Ahumado con su voz más suave y calmada, lo que hizo que Chuck entrara en pánico aún más. No hay nada más aterrador que una persona violenta que te habla tranquilamente—. ¿Quiere' consegui' a tu 'mento' y avanza' en tu historia, no? E'ta e' tu oportunida'. No hay pa' donde agarra'.
—¿Pero qué pasa si entro en pánico y no puedo decir una palabra?
—Estás entrando en pánico en este momento —comentó Ahumado—. Y hablai' como un loro.
—Pero, ¿y si entro en pánico ahí abajo?
—¿Será peor que aquí arriba?
—¡Quizás! —dijo Chuck—. ¡Tienes que ayudarme, hombre!
Ahumado flotó hacia atrás mientras se ponía rojo como una remolacha. —No tengo que hace' una mierda. Eso no era parte'l trato. Te traje aquí, pero debe' toma' el control de tu vida y decidir si vas allí o no. ¡Consíguete un medium y eso es todo!
—Lo siento, pero ese no era el trato —dijo Chuck—. El trato era que tú me ayudaras y podias quedarte con mis cosas. Este no es el tipo de trato de Matrix en el que me muestras la puerta y yo tengo que abrirla. El trato es que tú me abras la puerta.
Ahumado se puso gris por un segundo. Estaba flotando, pero inmóvil. Ni siquiera una mota de luz salió de él. Pero luego, risas. —Mielda, Chucky. Te diré algo. Bajaré contigo, como apoyo emociona', pero tú ere' el que necesita hacer la cosa', ¿entiendes? ¿Podemos compromete'nos a eso?
Chuck solo pudo asentir. Era su viaje después de todo. Los dos volaron hacia abajo suavemente, o tan suavemente como Chuck pudo sin infundir pánico en al menos diez médiums, y se posaron en el escenario.
—¡El último de la noche! —gritó la subastadora—. ¡Saquen sus billeteras! ¿Cómo te llamas, cariño?
—Me llamo Chuck —murmuró Chuck, casi inaudible—. ¡Y soy un fantasma!
—¡Su nombre es Chuck, y es un fantasma!
—Hola, Chuck —dijeron todos al unísono, haciendo que Chuck entrara en pánico aún más.
—Cool. Tres preguntas. ¡Primero!
La primera en preguntar fue Madame LeClaire. —Hola, cariño. ¿Puedes decirme cuándo moriste?
—Creo que hoy —dijo Chuck.
—¡Tenemos un novato, muchachos! ¡Murió hoy!
Toda la sala estalló en murmullos. Cuando un fantasma está tan fresco, significa que todavía tiene sus pertenencias. Estaban maduros y jugosos. De hecho, podías saborear la codicia que fluía por el lugar. Sabía a uvas y azufre.
La segunda pregunta provino del Capitán. —Entonces, un seguimiento. ¿Qué hiciste en la vida?
—Critico...eh, películas —susurró Chuck. La primera parte la dijo en voz baja. La segunda parte, en voz alta.
—¡Dice que hizo películas! —gritó el subastador.
Toda la habitación se volvió loca y el olor a azufre se intensificó. En algún lugar de la multitud, Mammon, el príncipe-demonio de la codicia, tenía comezón en los oídos.
—¡Dije que soy crítico! ¡No hago películas! Perdón por gritar, pero, ¡ya sabes!
Pero fue demasiado tarde. El subastador comenzó a pujar en el acto, para que no se produjera un motín entre la gente. —Comenzaremos la subasta en-
—¡$500! —gritó Alfredo Magnífico.
—¡$1000! —respondió el Capitán.
—¡$1230! —dijo otro medio.
—¡$1500! ¡$1500! —respondió Alfredo Magnífico con una sonrisa.
Madame LeClaire se levantó de su asiento, haciendo que todo su cuerpo brillara de amarillo de escarchas. —¡$10000! —dijo con entusiasmo—. ¡En efectivo!
Toda la sala estalló en murmullos. Nadie tenía tanto dinero. Chuck estaba en la bolsa.
—¡A la una! ¡A las dos! —comenzó a decir el subastador antes de ser interrumpido por Chuck.
—Uh, lo siento, pero no me preguntaste qué quería.
—Oh, cierto. ¡Un momento, todos! ¡Aún no sabemos qué quiere Chuck! Vamos, cariño, cuéntanos.
Chuck sintió que sus bultos gaseosos se congelaban. Tenía que hablar ahora, o callar para siempre. Por mucho que quisiera que lo mejor de lo mejor para tomara su caso, el mejor mentor que lo ayudaría en este viaje suyo, no sería justo. Chuck no solo era un pusilánime, sino que también era un pusilánime recto y correcto. El peor tipo de presa fácil. Si viviera del engaño, estaría muerto de hambre. —Uh... Quiero ayuda para devolver mi alma a mi cuerpo zombificado, si pueden.
Toda la habitación quedó en silencio. El olor a azufre desapareció. Mammón, el Dios de la codicia, no iba a comer esa noche.
Madame LeClaire se sentó con el ceño fruncido. —Retiro mi oferta. Este fantasma está claramente loco.
—Sí, estoy de acuerdo —dijo Alfredo Magnífico—. ¡Ni yo, el gran Alfredo Magnífico, podría meterme en eso!
—Paso —dijo el Capitán.
—¡Oh, vamos! —dijo la subastadora—. ¿Qué tal $5?
Nadie.
—¿$3? ¿Qué tal eso?
Y de nuevo, nadie.
—$1! ¡Y eso es definitivo!
Solo se levantó una mano.
—¡Te doy una nueva y brillante moneda de cinco centavos! —dijo la mujer más vieja que Chuck había visto. Era tan vieja, pequeña y arrugada que a Chuck le recordó a una uva pasa que una vez dejó debajo del sofá durante todo un año. Ni siquiera las hormigas querían un pedazo de eso.
—¡Vendido! ¡Por cinco centavos nuevos y relucientes! —gritó la subastadora—. ¡Ven por tu botín!
—Oh, Dios mío —dijo la mujer—. Dame un minuto, ¿oui?.
Se movía con la agilidad de una tortuga y la velocidad de una tortuga más pequeña y lenta. Estaba al frente del salón, pero le tomó diez minutos llegar al escenario con sus rodillas temblorosas y su bastón juguetón. —Desole, mon cher. Mis rodillas ya no son lo que solían ser.
Luego hizo algo que ningún otro ser humano había podido hacer durante todo el tiempo que Chuck había estado en la habitación. La mujer lo miró a la cara, y no a su dirección general, al menos hacia donde él pensaba que debería estar su cara. La mujer abrió la boca, revelando los tres dientes podridos que le quedaban en una tierna sonrisa.
¿Era esta la mujer que iba a ayudarl? En El viaje del héroe, "El mentor" es uno de los aspectos más importantes de la narrativa, siendo el guía, el entrenador, el ser sabio que pone al héroe en su viaje y lo prepara para las pruebas que se avecinan. La vieja parecía que ni siquiera podía preparar una olla de agua caliente sin quemar su casa.
—Entonces, mon cher —dijo la mujer con un marcado acento francés—. ¿Quieres Pene?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro