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El Gambito De Chuck

En "Jugando con Cerillas" estamos obligados por contrato a revelar el propósito de esta historia de acuerdo con el abogado humano del centro comercial que opera desde la parte trasera de una peluqueria asiatica que podemos pagar. También nos hizo las uñas y nos vendió un buen tiempo compartido en Boca, lo que sea que eso signifique.

De acuerdo con la Sección 8, Párrafo C, Subsección ß del "Estatuto intergaláctico sobre engaños, triquiñuelas y otras formas de publicidad dudosa," estamos dando nuestro descargo de responsabilidad completo y expreso de que hemos sido comisionados por la "Exhibición Cercana a la Vida de Nueva Orleans" para hacer un libro promocionando su nueva atracción, "La historia del más humano de los humanos."

En un universo indiferente, y francamente un poco grosero que se niega a usar calcetines para ir a la casa de ese amigo que sabe que le pide que se quite los zapatos, es fácil llegar al fondo y simplemente ahogarse en el abismo eterno que es el nihilismo. La ECALVDNO se enorgullece de haber encapsulado esta particular historia en un ciclo temporal, para que cualquiera pueda alejarse de esa actitud nihilista que todos los adolecentes eventualmente tienen hacia el universo y ver la historia de un hombre que, frente al absurdo del mundo, ha logrado encontrar un sentido donde no lo hay.

Niños y adultos por igual podrán sentir con Chuck Colt mientras su interminable noche de ansiedad y descubrimiento se repite una y otra vez en una experiencia cercana a la vida que te hará sentir esperanzado por el universo y todo lo que está más allá, porque la vida es vida, y estamos orgullosos de vivirla, incluso si apesta. Por una tarifa adicional, podrá tener un tiempo cara a cara con Chuck en el que puedes darle ansiedad cuando quieras. ¡Perfecto para fiestas infantiles!

En él, le garantizamos a usted y a su ser querido una experiencia cercana a la vida, en la que pueden vivir indirectamente a través del temor existencial de Chuck y salir con una sensación de trascendencia espiritual que solo puede brindar la mirada a la infinidad del mundo, y la verdadera naturaleza del universo, el tiempo y la vida se revelarán ante sus ojos*.

¡Así que venga a "Exhibición cercana a la vida de Nueva Orleans" y obtenga una experiencia que no podrá obtener en ningún otro lugar!**

Dicho esto, hemos recibido una serie de quejas sobre cómo el final de la historia parece un poco complicado. O, como un usuario que permanecerá en el anonimato, un montón de caca de caballo frita, bañada en salsa picante, puesta en una tortilla y vendida en una tienda de goop a una mamá de fútbol que cree que Gwyneth supervisó personalmente la alimentación del caballo.

Como podemos tener una mejor idea de los pensamientos de Chuck en aquel momento, esperamos que la siguiente explicación lo satisfaga. ¡Use el código de promoción "JgdConCrlls" en la compra de su boleto para obtener un 20 % de descuento!***

* No proporcionamos ojos. Debe proporcionar el suyo propio.

**Los efectos secundarios incluyen desesperación, angustia, una cantidad innecesaria de tristeza y el impulso incontrolable de tener un zombi, que tampoco proporcionamos.

***no aplicable a planetas en la Galaxia de Andrómeda y la región canadiense de Quebec.

—Oye —dijo la bruja Sybil mientras conectaba su triángulo eléctrico, el instrumento más cruel y tonto de la humanidad, a un amplificador—, ¿no encuentras a Sabrina un poco rara?

—¿Qué quieres decir? La encontré fácilmente. ¡Ella está ahí! —dijo Samantha, jugando el juego más fácil de "¿Dónde está Harrmulkte, el señor supremo Calamari genocida?" de este lado de la Vía Láctea. Es importante notar que ella también estaba tratando de conectar al amplificador su pipa en forma de Omatome. Ella de alguna manera tuvo éxito.

—Quiero decir, ella está actuando como un robot —dijo Sybil.

—No estoy actuando como un robot —dijo Sabrina con voz monótona—. Solo soy Sabrina. Me gusta la música y decepcionar a mi tía. Soy su amiga.

—¿Ver? ¡Ella esta bien! —dijo Sabrina—. Es nuestra amiga. Estoy más preocupada por el grupo de allí.

Y por allí, se refería al lado donde Charquitos estaba amarrade, el Doctor Risitas golpeaba la cabeza de Jacque cada pocos segundos entre juegos de palabras, y Marraine Pené estaba siendo Marraine Pené, lamiendo su bastón.

—¡Hola, abuelita! Suave lomito, Don vampiro —dijo Sybil, inclinándose hacia ellos con su sombrero de bruja.

Tanto Samantha como Sybil se encontraron siendo el dúo involuntario de un ménage à trois bajo la axila de DJ Belluz al rodearlas a ambas. Al ser un demonio, siempre olía a azufre y no tenía nada que ver con su uso de erizos muertos como desodorante.

—Hey, hey, hey, mis morritas favoritas —dijo el DJ—. Esos son mis invitados VIP, así que no les hagan caso, porque están aquí gratis. No quiero que se pierdan este espectáculo por nada del mundo.

Un doble golpe en las costillas lo hizo soltar al dúo. No podemos deshacernos de la impresión de que le excito un poco, ya que gimió salvajemente después de estremecerse.

—Tócame otra vez y serás DJ Castrati, porque donde te vea te corto las bolas —dijo Sybil.

—No me amenaces con excitarme, chikitrikis —dijo DJ Belluz—. De todos modos, el sol está saliendo. ¿Están listas, beibis?

La mano levantada de Samantha agitándose sutilmente le dijo que no. —Oye, entonces esos tipos son VIP, ¿verdad? ¿Qué pasa con esos otros chicos?

Ella, por supuesto, estaba hablando del cuerpo flotante de un joven muchacho que parecía una muchacha—o tal vez de una joven muchacha que parecía un muchacho—con cuatro brujas cantando locamente mientras una malvada luz verde salía de debajo. Una de ellas era Helga.

—No nos hagas caso, cariño —dijo Helga—. Solo estamos jugando.

—No veo ningún problema allí. Nada sospechoso —dijo Sabrina de una manera muy problemática y sospechosa.

—¿Ves? —dijo DJ Belluz, tratando nuevamente de agarrarlos, pero fallando por una pulgada cuando ambas se alejaron de él—. Nada que ver aqui. ¡Hora de rockear!

El DJ materializó un micrófono y saltó al escenario mientras el foco caía sobre él, entre un estruendoso aplauso. —¡Buenos días, Nueva Orleans!

Como en cualquier misa, la gente comenzó a balbucear incoherencias ya hacer ruidos aleatorios con las manos, ya que un concierto es el único momento adecuado en el que uno puede actuar como un bebé sin despertar el fetiche de alguien.

—¡¿Están listos para pegar el poto al piso?! —gritó DJ Belluz.

Otro momento aleatorio de balbuceos aleatorios más tarde, y DJ lo dijo una vez más. —Dije, ¿están listos para pegar el poto al piso?

Esta vez, una sola persona logró romper el ruido con una voz muy distinta. —Solo haz que Bad Bunny salga ya. ¡Tengo que ir a trabajar en dos horas, y todo lo que tengo en mí es un Four Loko y dos tacos de pescado! ¿Quién hace un concierto al amanecer en medio de un día de trabajo de todos modos?

—¡Lo tomaré como un sí! —gritó el DJ—. Sin más preámbulos, ¡junta tus floppers para Heladito 777!

—¡Cianuro 666! —gritó Sybil.

—¡Lo que ella dijo! —dijo DJ Belluz.

Una ola de confusión, ira y aliento michelada se apoderó de la multitud, ejemplificada perfectamente por el tipo Loko Taco. —Oye, ¡¿dónde está Bad Bunny?!

—¡Saldrá cuando salga el sol! —dijo DJ Belluz—. ¡Solo siéntate y disfruta de la tocada!

—¡No hay sillas, pendejo! —dijo el tipo Loko Taco.

—¡Es un dicho! —dijo DJ Belluz.

—¡Todo es un dicho! —respondió el tío Loko Taco.

—¿Sabes que? A la chinga. ¡Dale, Sabrina!

Sabrina se acercó al micrófono y susurró con su voz más monótona. —Somos Cianuro 666 y esto es Choco Choco Bum-bum. Uno, dos, tres y...

—¡Mejor toca una de Cerati! —dijo el tipo de Loko Taco antes de empezar la canción.

Sybil empujó a Sabrina y tomó el micrófono para ella. —Este es Cianuro 666, y esta canción se llama 'A La Chinga Ese Wey Que No Se Calla Su Puta Boca'.

—¡Bueno, bueno, bueno! —dijo DJ Belluz mientras le quitaba el micrófono—. Aquí todos somos amigos, asi que vamos a bajarle dos.

—¡Perra, no te conozco! —dijo el tipo Loko Taco.

—Está bien, señor, hermano, bro —dijo el DJ, masajeándose la frente—, le voy a pedir que se relaje.

—Relajame con tus labios, atronador hombre caoba.

—Vale, te voy a pedir que te vayas —dijo el DJ.

—¡Sacamela!

—Eso es todo. ¡Seguridad! —dijo, lo que aquí significa una Pesadilla de Payasos moviéndose hacia el escenario.

—Sabía que no eras lo suficientemente hombre para enfrentarme tu mismo, bicho raro. ¡Muscurrufio! —dijo el hombre de Loko Taco desde algún lugar entre la multitud.

—¿Ah si? —dijo DJ Belluz—. Ah, ¿si? Entonces, ¿por qué me lo dices en la cara?

Estaba tan preocupado por la persona que interrumpía que no se dio cuenta de que la gente se miraba confundida. No sabían lo que estaba pasando porque solo podían escuchar un lado de la conversación.

De la multitud, como una ballena majestuosa que se come a un león marino indefenso, el perro del mar, salió Chuck.

—¡Ey, Chucky! —dijo DJ Belluz—. ¿Q'hubo? No sé si sabes esto, pero estás siendo un idiota en este momento.

—¡Mono reconoce mono! —dijo Chuck, canalizando el poder de miles de parques infantiles en todo el mundo.

—Um, disculpe —dijo una chica en la primera fila—. No quiero ser una Karen, pero ¿podemos ver a San Benito? Tengo trabajo en diez minutos.

—¡Sí! —dijo otro hombre—. ¡Es la voz de una generación!

La multitud comenzó a corear poco a poco hasta llegar al grito crítico, en el que nada era lo suficientemente inteligible, pero podía sentir la actitud.

—Oh, parece que tu multitud está impaciente —dijo Chuck. La primera parte de su gambito de Xanatos transcurría sin problemas—. Será mejor que llames a Bad Bunny antes de que empiece una revolución aquí.

DJ Belluz miró a Chuck por un santiamén, seguido de una sonrisa maliciosa que le dijo a Chuck que su Gambito de Xanatos no sería tan fácil implementar. —Oh, así se tuesta el pan, ¿no?

—Si hueles a pan tostado, es posible que estés teniendo un derrame cerebral —dijo Chuck con un tono verde de suficiencia.

La primera parte del plan, según Chuck, era intentar evacuar el concierto. Ningún concierto significaba ninguna manera de tener años para tomar. Como era de esperar, y Chuck esperaba esa expectativa, fracasó.

—¡Atención! —dijo el DJ—. Tengo un anuncio que hacer. No saldrá Bad Bunny. Nunca ha habido un Bad Bunny. ¡Les menti a todos!

Las quejas aleatorias de la multitud no eran de entendimiento y aceptación, que digamos.

—¡Pero, pero! —dijo el DJ, provocando un sonido vagamente desconcertante de la multitud. Rápidamente se convirtió en un huso de rabia con la siguiente palabra—. Si echas un vistazo al reverso de tus entradas, verás que no hay devoluciones, ya que no tuvieron que comprar nada. Es un concierto gratuito, por el amor de Dios. Y si tiene alguna queja, diríjase a nuestro gerente de quejas, el Doctor Risitas aquí.

Y el Doctor Risitas estaba más que feliz de cumplir cuando detuvo su sesión de Jacque-a-mole para jugar béisbol con la multitud. Y la multitud, generalmente favorable a que su cerebro permanezca dentro de su cráneo, comenzó a llorar de pánico mientras huían del Parque Central.

Por primera vez, Chuck no fue el único que entró en pánico.

—¿Sorprendido, Chucky? —dijo el DJ, chasqueando los dedos a un lado del escenario.

Después de unos segundos, Zuck, vestido con un atuendo diminuto, subió al escenario arrastrando los pies con una botella de Dr. Pepper dietético en una bandeja de plata. DJ Belluz lo agarró, colocó el extremo de la tapa en los dientes inferiores de Zuck y presionó la cabeza hacia abajo para abrir la botella, como si se burlara de Chuck. Definitivamente burlándose de Chuck. Ni siquiera bebió la cosa, derramándola sobre Zuck, solo porque podía.

—Mira, Chuckers, está es la vaina —dijo DJ Belluz, apoyándose en Zuck como una dama sureña—. ¿Recuerdas ese artículo en el que me dijiste que revisara esa lista para villanos de qué evitar al hacer un plan malvado? Bueno, la seguí.. Les di a todos mis secuaces WiFi gratis y seguro médico, para que ninguno me traicione. No tengo un conducto de ventilación por el que el héroe pueda meterse, ningún botón de autodestrucción que puedan usar para hacer estallar cosas, maté al legendario héroe tan pronto como lo capturé, todo todito todo. ¿Crees que no planearía por la gente no apareciera? ¿Y si lloviera? ¿O nos clausuraba la sanidad? Perdieron su año de vida tan pronto como tomaron posesión de sus boletos.

—¡Pero! —dijo Chuck—. ¿No ibas a tener tu primera sesión de DJ como humano aqui?

—Eh, tengo toda una vida por delante —dijo DJ Belluz—. Tengo mucho tiempo. ¡Pero no tengo mucho refresco de dieta! Ve a buscarme más, Zuckeroos.

—Degradante —dijo Zuck, alejándose.

—¿Ves? ¡Yo gano!

Afortunadamente para el plan de Chuck, lo había tenido en cuenta. Xanatos habría estado orgulloso. En ese momento, faltaban 10 minutos para el amanecer. Tenía que actuar rápido.

—Es una pena —dijo Chuck—. Y aquí te iba a proponer un trato.

DJ Belluz chasqueó los dedos de nuevo, esta vez haciendo que la alcaldesa subiera arrastrando los pies al escenario y se desplomara en el suelo como una bolsa de frijoles, o al menos para eso la usó el DJ. —No me interesa, Woodchuck. Ya gané. Solo tengo que esperar aquí y ser un buen demonio hasta el amanecer, donde la puerta entre el mundo de los espíritus y aquí se cierra para poder anclarme a ese chico juvenil con apariencia de niña/chica juvenil con apariencia de niño que estoy preparando atrás por cortesía de tu pug. No caer en tentación.

—Oh —dijo Chuck, flotando hacia el escenario donde estaba el DJ—.¿Ni siquiera si tiene que ver con convertirse en el mejor DJ del mundo?

El DJ se cruzó de brazos mientras tomaba su sombrero de copa para revelar sus malvados cuernos, usando el sombrero para abanicarse. —Ya soy el mejor DJ que hay, pero sigue.

Chuck comenzó a dar vueltas alrededor del DJ en un tono rosa burlón. Cuanto más tiempo pasara, mejor para él. Y su último recurso aún no había llegado en ese momento. —Bueno, ¿cómo te gustaría combinar esas locas habilidades de DJ con una loca suerte?

DJ Belluz le sopló con su lengua de víbora, que sonó extrañamente como un globo en forma de perro siendo sacrificado lentamente por deflación. —No necesito suerte. Tengo ritmo y estilo.

—Oh, no estoy hablando de suerte —dijo Chuck mientras trataba de envolverlo como una serpiente—,estoy hablando del universo trabajando activamente para convertirte en el mejor DJ que jamás haya existido guiando cada uno de tus movimientos. ¿Ves a esa vieja bruja de ahí? —dijo, señalando a Marraine Pené quien, en un momento senil, se olvidó de la gravedad y estaba flotando en su lugar, boca abajo—. Tiene esta loca suerte. Ella es básicamente inmortal. ¡Con su suerte, seguro que serás el mejor DJ de todos los tiempos!

DJ Belluz se rascó la barbilla en profunda reflexión. Esperamos no tener que decirles que tenía perilla. Obviamente, siendo un demonio malvado, la tenía—. ¿Sabes que? Seguro. Probemos eso. Hola abuelita.

—¿Moi? —dijo Marraine Pené, que ahora estaba usando su bastón para remar hacia ellos en el aire.

—Sí, tú —dijo el DJ. Otro chasquido de sus dedos y una mesa de mezclas fue convocada—. ¿Por qué no pruebas suerte mezclando algunos temas aqui?

—Oh, no sé nada sobre música, monsieur —dijo Marraine Pené mientras colocaba una mano en el tocadiscos—. Pero es su cumpleaños, así que, si insistes...

No sabemos cómo sonó el minuto siguiente, pero nos lo han descrito como el encuentro entre Steve Aoki y Motzart tocado en un xilófono en medio del universo, reverberando a través de la materia y el espacio mismo. Si eso no fue lo suficientemente descriptivo, lo que dijo DJ Belluz después puede darte una idea.

—¡¿Que, el santo nombre de la Virgen De Guadalupe, acabo de escuchar?!

—Eso —dijo Chuck—, es el poder de la suerte.

El DJ se puso de pie, con la boca abierta, la rodilla debilitada por haber presenciado quizás el sonido más hermoso del universo. Lo que estaba delante de él era la gloria. Una gloria que olía a naftalina y caramelo de frambuesa.

—Okay, lo quiero. Lo quiero todo —dijo después de agarrar a la vieja por los hombros—. Dime, ¿qué quieres por eso? ¿Un castillo? ¿Un pony? ¿Dos ponis?

—¡Quiero que me quites las sucias manos de encima! —dijo la anciana, acentuando sus palabras con un rápido golpe de su bastón en las espinillas—. ¡Sans vergogne!

Era hora de que Chuck desplegara el plan B. —¡No tan rápido, Belluz! ¿Por qué no jugamos por ello? Si ganas, te llevas su suerte. Si gano, me devuelves mi cuerpo y mi ego. Y el cuerpo de Charquitos. Y el alma de Jacque. Y todo el tiempo que robaste. Todo o nada.

DJ Belluz volvió a sentarse encima de la alcaldesa Mantecoza, rascándose lentamente la barba de chivo. Tiene caspa encima.

Helga, que estaba cerca, le tiró el zapato para llamar su atención. —¿Estás bromeando, verdad? ¡Ya ganaste! ¡Todo lo que tienes que hacer es esperar 5 minutos más y tendrás todo lo que deseas! ¡Todo lo que queremos!

—Me temo que la dama tiene razón, O'Chuck —dijo el DJ, ahuecando un bulto en la espalda de Butterman—. Demasiado riesgo, muy poca recompensa. Puedo prescindir.

Era momento del plan C. —¿Y si endulzo el trato? No solo le quitas la suerte, sino que también le tiro a Charquitos. Obtienes un rougpaug, que, como sabes, aumentaría tu reputación callejera como DJ. Después de todo, tienen, ¿qué, 3 millones de seguidores en Instagram? ¿10 millones en Twitter? Ni contar sus vistas de TikTok. Uf. Imagina tener ese tipo de plataforma para lanzar tu carrera musical. No tiene precio.

Estamos seguros de que, si no estuvieran atados, Charquitos habría dicho algunas palabras selectas ante la perspectiva de ser poseíde por un demonio.

—¡No lo escuches! —dijo Helga—. ¡Solo 4 minutos más!

—Oye, ¿por qué ser humano si no puedes disfrutarlo? —dijo Chuck—. Claro, tienes todo el tiempo del mundo, pero ¿quién sabe cuándo el EDM caerá en desgracia? ¡Golpea el hierro mientras este caliente! Si vas a hacer mella en la historia de la música, es ahora o nunca.

Y aquí es donde DJ Belluz, sin ser humano en absoluto, cayó en uno de los principales principios de la humanidad: que los humanos son estúpidos y harán cosas estúpidas. Por lo general, si el sexo o la cerveza están involucrados.

—Sé que no debería —dijo DJ Belluz, levantándose de su puf humano—, pero sería un tonto si no lo tomara. ¡Sisa!

—Pero... —Helga comenzó a decir antes de ser interrumpida por el DJ. Bueno, su cabello, sobre todo, ya que se convirtió en fuego vivo.

—¡Dije que sisa! —gritó el DJ. Mientras el humo se disipaba de su cabeza, respiró hondo y le sonrió a Chuck lleno de dientes de oro—. Ahora, ¿que dices si lanzamos una moneda otra vez?

—Oh, estaba pensando en un juego diferente —dijo Chuck—.¿Cómo te suena una batalla a muerte?

Ahora, hicimos un experimento en el que le dijimos a nuestro personal que quien quedara después de una batalla a muerte recibiría un aumento. La mayoría de sus reacciones, además de buscar cómo usar un asiento de inodoro como arma, fueron de horror. Por suerte para nosotros, solo perdimos a nuestros correctores con este experimento. Grupo terriblemente cauteloso. Lo que hace que sea más sorprendente cuando DJ Belluz, en lugar de mirar el objeto contundente más cercano en busca de consuelo, se rió a carcajadas.

—Quiero decir, yo me aguanto, pero ¿sabes que soy un demonio inmortal? —él dijo—. No puedo morir. Además, eres un fantasma. ¡Ya estás muerto! ¿Cómo propones que abordemos este juego tuyo?

—Lo sé, lo se —dijo Chuck—, pero yo no soy el que va a pelear contigo. ¡Ahora!

Mientras Doctor Risitas estaba ocupado introduciendo cráneos humanos al concepto de béisbol, Jacque se quedó con la cabeza intacta el tiempo suficiente para abalanzarse sobre el DJ por detrás, arrojándolo fuera del escenario a un triste mosh pit. También intentó hacerlo con Mantecoza, pero se necesita una fuerza imparable para mover un objeto tan inamovible.

Ambos cayeron al suelo por un rato antes de separarse. La pareja fue rodeada en cuestión de segundos por la Pesadilla de Payasos, pero DJ Belluz los detuvo antes de que pudieran abalanzarse sobre él.

Dio un paso adelante, escupiendo un diente de oro al suelo antes de reírse como un maníaco. —Bien bien. Si tanto quieres perder, te concederé tu deseo. Oye chica, tócame algo para patear traseros franceses. Algo rico, y pegajoso.

Las tres brujas, que estaban acurrucadas en un rincón, se dirigieron al escenario arrastrando los pies. Excepto por Sabrina. Caminó hacia el escenario sin ninguna preocupación en el mundo.

—Este es Cianuro 666 —dijo Sabrina con su voz muerta—, ¡y este es Mambo No. 5!

DJ Belluz dio la salva inicial con una patada en salto, que Jacque esquivó jugando al limbo debajo de ella, agarrando sus piernas en el aire y lanzando al demonio contra los payasos.

—Patético —dijo Jacque.

El DJ saltó hacia atrás, con sus ojos ahora mostrando locura en ellos. Cerró la distancia entre ellos en un instante y golpeó a Jacque debajo de la mandíbula. Mientras retrocedía, DJ Belluz lo agarró por el cuello y le dio un cabezazo. Fue casi inútil, pero dar cabezazos es divertido. Trató de seguir con una patada en la cara, pero Jacque lo detuvo con el antebrazo, dándole al DJ un codazo en la rodilla, partiéndola en dos.

Cuando DJ Belluz se tambaleó hacia atrás, Jacque le mostró los colmillos y fue a por la yugular, logrando darle dos chupadas adecuadas antes de escupir con disgusto.

—Estúpido vampiro —dijo el DJ, agarrando a Jacque por el cabello—. ¡Soy un demonio! ¡Mi sangre es 100% Anis Cartujo!

Sacudió su puño hacia atrás y perforó un agujero del tamaño de un puño en la cabeza de Jacque, haciendo que su cuerpo se aflojara.

—¡Gane! —dijo el DJ.

—No, no lo has hecho —dijo una voz que hacía gárgaras.

Como el último Cheeto debajo del sofá, Jacque se levantó de entre los muertos para darle un golpe en la boca al DJ que lo hizo morderse la lengua, enviando Anis a todas partes.

—¡Perra! —es lo que habría dicho si tuviera un poco de lengua, pero estaba contento con patear al vampiro en la cabeza otra vez. Pero a pesar de que su materia gris dejó de importar hace tres golpes, Jacque siguió adelante.

—¡3 minutos! —gritó Helga—. ¡Trae tu espeluznante trasero aquí, ahora!

Fue entonces cuando el plan de Chuck demostró lo magistral que era, y DJ Belluz se dio cuenta de que lo habían engañado. Él nunca iba a ganar. Ambos eran inmortales. Pero ese no era el punto. Todo lo que tenían que hacer era quemar el tiempo de DJ Belluz hasta el amanecer, y luego tendría que volver al infierno. Fue diabólico.

Pero también significaba que Chuck no iba a volver a su cuerpo. Era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer. La muerte, después de todo, es el comienzo de un viaje. Es decir, si su último recurso lograba llegar a tiempo.

DJ Belluz, sin embargo, no iba a dejar que terminara así.

Saltó lejos de Jacque y al escenario, interrumpiendo la canción.

En ese momento, solo Chuck le prestó atención, pero alguien gritó —¡Ahora toca una de Cerati!

Y ahí fue cuando supo que había ganado. Su último recurso había llegado.

Con Jacque a cuestas, DJ Belluz se acercó al grupo de brujas y al cuerpo flotante en medio de ellas. —¿Quieres recuperar tu alma? Bien. La tendrás.

Agarró una de las esencias que flotaban alrededor del cuerpo y la empujó dentro de Jacque que se aproximaba de un solo golpe, seguido de un puñetazo que fue directo a su corazón.

Por primera vez en siglos, Jacque sintió calor. El calor del sol naciente tocó su rostro, pero en lugar de quemarlo, lo lamió como un cachorro juguetón. El enorme agujero en su pecho se negaba a cerrarse. El aire frío lo atravesó para recordarle lo que una vez perdió. Volvió a ser mortal. Su alma estaba donde pertenecía después de todos esos años de búsqueda. Y se estaba muriendo.

Lo último que hizo fue darse la vuelta para ver a Chuck, solo que ya no podía verlo. Ahora era un humano, y los humanos no podían ver fantasmas. Pero sabía que estaba en algún lugar cerca. Sabiendo esto, murmuró un "gracias" antes de desplomarse. No era momento de pelear. Su Viaje del Héroe había llegado a su fin.

—¡Listo! —gritó el demonio—, ¡gané!

Y Chuck no pudo evitar reírse.

—¿Qué es tan gracioso, pedo? —dijo el demonio, sin darse cuenta de lo que acababa de hacer. Por suerte para él, estaba Helga para decírselo.

—¡Pendejo! ¡Eres un tonto absoluto! ¡Perdiste el alma! ¡Estamos jodidos! jodido! ¡Quedan 2 minutos!

Y ahí estaba. En su rostro, lo que Chuck estaba esperando, algo que había sentido una y otra vez a lo largo de la noche: pánico.

—¡Entonces dame la tuya! —dijo el DJ—. ¡Cualquiera de ustedes! ¡Haré tus sueños realidad!

—¡No te voy a dar ningún alma! —dijo Helga. Un sentimiento compartido por el resto de las brujas.

—¡Mozas inútiles! ¡Voy a recordar esto! ¡Pero no importa! Siempre puedo preguntar a... —comenzó a decir, pero no pudo terminar la oración, porque iba a preguntarle al público, pero no hubo ninguno. Los había ahuyentado. Todo por culpa de Chuck.

Ahí fue donde comenzó el pánico, parte dos. No había nadie alrededor con un alma que pudiera usar. Él mismo hizo esto. Fue su culpa. Su putisima culpa. Pero todavía había gente a la que podía usar. Mantecosa estaba bajo su control, al igual que Sabrina. ¡Él podría usar sus almas!

Pero resulta que no necesitaba hacerlo.

—¡Quiero vende' mi'arma! —dijo una voz estúpida al borde del escenario. Una voz que había estado ausente durante algunos capítulos ahora, pero que nuestros lectores podrían reconocer que pertenece a un tal Trebor con B. Nuevamente, algo que podría haberse transmitido mejor si tuviéramos un acuerdo con Netflix y pudieras escuchar las malditas voces.

—¡Sí, sí! dijo el DJ, el poder deslizándose hacia donde estaba—. ¡Dime que quieres! ¡Rápido, respira por la boca!

—Weno —dijo Trebor con B—, creo que me vendría bien un nuevo par de lóbulo' pa' mi jeñora. Ella consiguió que unos lobulare' le robaran lo' lóbulo' de la' orejas,

—Está bien, está bien —dijo el DJ—. ¡¿Dónde está esa mujer tuya?!

—¡Estoy aquí! —dijo la superintendente Lennin, apareciendo junto a él mientras sostenía su mano.

El DJ chasqueó los dedos y su iPad se materializó frente a él. —¡Bueno! Estrecharme la mano, y el trato está hecho.

—¡Un minuto! —dijo Helga.

Un apretón de manos más tarde, y el trato estaba hecho. Un chasquido del diablo hizo crecer un nuevo par de lóbulos de las orejas del superintendente Lennin, empujando las viejas al suelo.

—¡Finalmente! ¡Puedo ponerme pendientes! —ella dijo.

—Y esto es mío —dijo DJ Belluz, agarrando a Trebor con B por el pecho y sacándole una esencia verde—. ¡Gracias por el alma, imbécil!

El DJ corrió hacia las brujas y les entregó el alma, mientras miraba a Chuck y se reía como un maníaco. Pero justo cuando lo hizo, notó que Chuck estaba flotando en su lugar con un color verde presumido. Algo no estaba bien.

Si eso no fuera suficiente, el hecho de que el alma de Trebor con B flotara hacia el superintendente Lennin debería haberle advertido que algo andaba mal.

—¿Qué demonios está pasando? —preguntó el DJ.

Esta vez, era el momento de Chuck para reírse.

—Lo que pasa es que acabas de perder.

1 MINUTO HASTA EL AMANECER.

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