Quizás no haya un impulso más grande en la psique humana que la muerte. Principalmente, cómo evitarlo por completo.
Desde que los humanos descubrieron la ciencia — y estamos usando el término aquí tan libremente como podemos para una raza que una vez pensó que podía curar la tos con una buena dosis de heroína — cómo evitar su muerte ha estado en la vanguardia de la innovación tecnológica, ya sea personal, como esa vez que pensaron que el mercurio podría funcionar de alguna manera para mantener alejado el juju malo, o más general, cómo realizar trepanaciones para curar dolores de cabeza.
Si desconoces dicha práctica humana, la trepanación es el arte humano de perforar agujeros en sus cabezas para aliviar la presión, que, si desconoces la fisonomía humana, es donde están sus cerebros. Resulta que a los cerebros no les gusta que los pinchen con un taladro. Imagínate.
Todo lo que estamos tratando de decir es que, para una especie empeñada en tratar de sobrevivir a toda costa, se disparan en los tentáculos más de lo que deberían.
Su obsesión por evitar su muerte final llega incluso a intentar imponer dicha obsesión a otros seres, incluso cuando quieren morir. Tal es el caso del oso panda.
Para aquellos que nos leen desde más allá del sistema solar, los pandas son quizás los seres más inútiles de todo el universo. No están en la cadena alimenticia, tienen cero impacto en el ecosistema y fallaron todas sus tiradas al crear sus hojas de personaje, ya que su pelaje es blanco y negro, lo que considerando que sus hábitats naturales son las selvas de bambú, es lo opuesto a camuflaje.
Son un fracaso tan grande que incluso ellos saben que no deberían existir y, por lo tanto, han iniciado un proceso de extinción masiva simplemente negándose a tomar las decisiones de supervivencia más básicas, como comer o aparearse.
Quieren tanto morir que se han negado a comer la carne nutritiva que evolucionaron para comer a favor de una dieta alta en celulosa de bambú, que no pueden procesar en absoluto y les hace tener diarrea constante. Su esperanza de vida es de unos 16 años, con ciclos reproductivos cada 7 años, pero solo cuando han alcanzado la madurez sexual, alrededor del año 7. Si eres bueno en matemáticas, significa que tienen 1, tal vez 2 ciclos reproductivos, no se aprovechan, porque tienen el impulso sexual de una servilleta mojada.
Los pandas quieren morir, simple y llanamente. Los humanosen su arrogancia, están impidiendo que los pandas alcancen su pulsión de muerte, simplemente porque los pandas son lindos.
Sus rostros son redondos y tiernos, generalmente son regordetes y tontos, y sus travesuras suicidas se consideran extravagantes. Por esas razones, los humanos se han empeñado en tratar de mantener vivos a los pandas, prolongando el sufrimiento eterno que es su existencia.
Resulta que los pandas podrían ser la especie más avanzada de la Tierra, ya que han alcanzado un nivel de claridad sobre la mortalidad que les hace darse cuenta de que la muerte es el único escape de vivir en un planeta con Tupperwares, TikToks y Trepanaciones. Una revelación que solo tres humanos han experimentado alguna vez en la historia de la humanidad.
El primero fue Jeremy Williams, salvavidas de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2004. Un salvavidas, fíjate, para los atletas olímpicos de buceo, personas que eran mucho mejores nadando que él, que es tan útil como una escoba en la playa. Allí, cuando vio al representante ruso dar tres saltos mortales consecutivos perfectos, tuvo una epifanía sobre el círculo vicioso y sin sentido de la vida, y que su existencia, en el gran esquema de las cosas, era tan importante como una gota de agua en el océano.
Se llevó esa epifanía a su tumba de agua, ya que unos segundos después, justo cuando el saltador alemán estaba a punto de subirse al trampolín, Jeremy se llenó los bolsillos de medallas de oro y saltó a la piscina. Como no había salvavidas para proteger la vida del salvavidas, su vida quedó sin salvar.
El segundo y tercer humano en recibir dicha epifanía, coincidentemente, eran efectivamente inmortales, lo que, al igual que el humilde panda, significaba que estaban condenados a quedar atrapados eternamente en su ciclo de sufrimiento, o como dijo uno de ellos...
—La muerte se desperdicia en los muertos —dijo Jacque St. Germain, bebiendo de la copa de vino que giraba como un villano de novela mexicana.
—Eso es lo que le dije, mon trésor —dijo Marraine Pené, que estaba sentada en las piernas de Jacque como alguien cien años más joven—. Daría cualquier cosa por estar tan muerta como él, ¿no?
—¡Cualquier cosa y más! —dijo el vampiro—. ¡Daria mi palacio y mi fortuna por la capacidad de morir!
Chuck, que flotaba frente a ellos al otro lado de la mesa, no entendía una mierda de lo que estaban hablando, y no le importaba, muchas gracias. En su mayoría, estaba impresionado por las estrellas, ya que estaba cara a cara con una leyenda viviente. No debe confundirse con ser golpeado por una estrella, lo que sucede cuando un piloto espacial ebrio entra accidentalmente en la órbita de una estrella y muere de una muerte terrible e insoportable. Miles de pilotos mueren cada año galáctico de atasco de estrellas. No bebas y pilotea. Mantenente seguro.
—Perdoneme —dijo Chuck, avergonzado de no haber prestado atención a nada de lo que había dicho el hombre.
—Sí, lo sé —dijo el vampiro—. Mi pequeña amargada aquí me contó todo sobre usted y su situación, Sr. Perdoneme.
—¿Amargada? —preguntó Chuck.
—Eso sería moi, Monsieur Perdoneme —dijo la vieja—. Verás, soy vieja, así que mi vajiji es-
—¡Lo entiendo, lo entiendo! —gritó Chuck, creciendo tres tamaños, rojo remolacha, y evitando que tuviéramos que usar improperios gráficos. ¡Gracias, Chuck!—. Quiero decir, ¡todavía no puedo creer que seas real!
El vampiro colocó la taza sobre la mesa con la fuerza suficiente para derramar un poco sobre la repisa. Si Chuck hubiera podido oler, se habría dado cuenta de que, de hecho, no era sangre. Todavía preguntó de todos modos.
—¿Eso es sangre?
—¿Que, esto? —dijo Jacque, agarrando la taza de nuevo y dándole un sorbo—, ¡por supuesto que no! ¿Sabes lo comunes que son las enfermedades transmitidas por la sangre hoy en día? Bien podría estar bebiendo veneno. Lo que había hecho antes. No es una experiencia agradable. No, esto es jugo de tomate.
De alguna manera, pensó Chuck, eso era aún peor.
—De todos modos, no puedo creer que tu existas, amigo mío —dijo el vampiro con una sonrisa. Solo hay unas pocas cosas que dan más miedo que un vampiro sonriente, una de las cuales es un vampiro que se sienta completamente quieto sin una expresión en su rostro—. Un zombi y un fantasma saliendo del mismo cuerpo. ¡Algo inaudito!
—Sí, sí, como Navidad en julio —dijo Chuck.
—O Halloween en mayo —dijo el vampiro—. Pero supongo que esta noche es una de primeras veces. Dígame, Sr. Perdoneme, ¿sabe por qué esta noche es tan importante?
Chuck no lo sabía, y no le importaba. No le importaba saber, y no sabía que le importara. Solo le importaba una cosa, ya que era volver a la normalidad. —No sé, ¿martes de tacos?
—Respuestas tan frívolas son impropias de su parte, Sr. Perdoneme —dijo el vampiro—. Después de todo, bienaventurados los mansos, no los iracundos. Sé más como tu cuerpo allí.
Zuck también estaba sentado a la mesa, bebiendo botellas de cerveza como si estuviera solicitando ingreso en una fraternidad y tuviera que demostrar su valía.
Chuck se hizo tres tallas más pequeña mientras tomaba el color de un caniche mojado, que es un color universal de tristeza. —Perdoneme.
—Marraine Pené —dijo la anciana, señalando a nada en particular. A ella solo le gusta señalar las cosas. Señalar había estado en su familia durante generaciones, y ella siempre pensó que una buena señalazion es todo lo que necesita para alargar el recuento de palabras de cualquier capítulo—. Ahora que nos hemos presentado, ¿por qué no nos dices por qué este día es importante, oui?
—No lo sé —dijo Chuck, haciendo todo lo posible por no parecer molesto—. ¿Zombie Gras?
—Más cerca —dijo el vampiro—. ¿Por qué es Zombie Gras hoy?
—Porque... ¿es martes de tacos?
Para los no iniciados en esta práctica, el Martes de Tacos es una de las fiestas humanas más sagradas, que se practica religiosamente todos los martes, en la que varios restaurantes de estilo mexicano venden tacos a precio rebajado, más que nada como una forma de regalar carne que está a punto estropear. La gente recibe tacos gratis y los restaurantes se deshacen de la carne peligrosa. Es un ganar-ganar.
—No, no es por el martes de tacos —dijo el vampiro—. Esta noche es muy importante porque es la Walpurgisnatch.
Chuck asintió como si supiera de lo que estaban hablando, pero al no tener cabeza ni cuello, simplemente se quedó allí, flotando, durante un tiempo incómodo.
—Está bien, creo que te debemos una explicación —dijo el vampiro, antes de ser interrumpido por Marraine Pené.
—Oh, mon canard —dijo la vieja—, ¿puedo explicarlo?
—Solo si empujas esa botella de vino por mi garganta y la rompes para que los fragmentos de vidrio puedan cortarme por dentro, mi dulce cordero —dijo el vampiro con una sonrisa torcida.
Chuck no supo si escuchó correctamente o no, ya que no tener oídos para hablar dificulta la percepción del mundo que lo rodea. Pero cuando Marraine Pené comenzó a empujar una botella de vino entera por la garganta de Jacque, se puso pálido.
—Verá, Monsieur Sorry —dijo la anciana, usando su bastón para aplastar la botella dentro de la garganta de Jacque, lo que le hizo vomitar trozos de carne y sangre que distraían a Chuck de su historia—, la Walpurgisnacht es una noche religiosa para las brujas. Se dice que los espíritus deambulan por las calles durante los últimos días de abril y primeros de mayo.
—Que es hoy —trató de decir el vampiro, si no fuera por el hecho de que sus cuerdas vocales habían sido rotas en pedazos.
—Como Monsieur Sorry podría haber deducido, esos espíritus no siempre son buenos, ¿no? Algunos son malicieux. Eh, quel est le mot que je cherche, ma chérie?
El vampiro escupió el cuello de la botella mientras jadeaba como un bulldog en un auto caliente durante el verano. —Maliciosos —dijo Jacque, tosiendo sangre entre palabras—. Salen a la superficie cada Walpurgisnatch, para aparearse con brujas y hacer tratos con los mortales. Yo también fui víctima de esos demonios.
—Fascinante —dijo Chuck en un intento de hacer que la trama avanzara, pero dado que Jacque era el personaje principal de su historia, necesitaba desarrollar su historia de fondo.
—Yo no era más que un joven alquimista en la Edad Media —dijo el vampiro, que trató de parecer sereno y pensativo a pesar de que había un fragmento de vidrio atravesando su yugular, chorreando sangre cada dos segundos. Chuck contó—. Estaba en la cima de mi juego, buscando conocimiento a diestro y siniestro. ¡Pero, por desgracia, choqué contra una pared que no podía escalar! Mi vida estaba llegando a su fin, porque tenía una tos crónica severa que mi médico diagnosticó como una causa de tener demasiados fantasmas en mi sangre, y me dio mercurio como cura. Mercurio, como resultado, te da un terrible caso de muerte súbita. Fue entonces cuando vino aquel demonio, un fatídico Walpurgisnatch .
Esta era la parte en la que Chuck preguntó quién era dicho demonio, pero, francamente, Chuck estaba cansado de que lo arrastraran por el baúl de los recuerdos y quería terminar con esto lo más rápido posible.
—Un demonio, dijo que era —dijo Jacque, mientras Marraine Pené intentaba clavar el fragmento de vidrio con su bastón—. Me ofreció la inmortalidad, en forma de vampirismo, porque era el método más popular en ese entonces, para perseguir mis placeres terrenales,
—Principalmente drogas y talonneurs —dijo Marraine Pené, finalmente empujando el trozo de vidrio dentro del vampiro.
—Sí, drogas y cortesanas —dijo Jacque, tosiendo sangre—. Píldoras y putas, como dice la lengua vernácula moderna. Todo lo que tenía que hacer era renunciar a mi alma inmortal. Si los políticos pueden vivir sin alma, ¿qué tan difícil podría ser, verdad? ¡Incorrecto! —gritó antes de que Chuck pudiera estremecerse—. Los primeros siglos fueron los mejores. Podía comer, beber y hacer lo que quisiera, siempre que tuviera cuidado de no pisar la luz del sol. Después de engañar a algunos reyes y obtener algunos títulos, estaba completamente aburrido, y fue entonces cuando decidí que era hora de separarme de este mundo.
—Oh, mes nouilles humides —dijo la vieja—, si tan solo fuera tan fácil.
—Me acerco a la luz del sol —dijo el vampiro—, listo para separarme de este mundo... y nada. Ni siquiera un chisporroteo. Lo intenté una y otra vez, mirando atardecer tras atardecer, pero la muerte me eludió. Luego probé un estaca en mi corazón... nada.
—¿Probaste con el ajo? —preguntó Chuck, tratando de ser molesto en este momento.
—Sí, sobre eso —dijo, sacando un bulbo de ajo de sus bolsillos—, es un mito perpetrado por nosotros los vampiros. El ajo es un anticoagulante y diluyente de la sangre. Hace que la sangre fluya más rápido y por más tiempo.
—¡Cerveza! —dijo Zuck, que había estado sentado cerca mientras encendía fósforos cada pocos segundos, la única forma de mantenerlo en un lugar.
—Desde entonces —dijo Jacque, trazando el borde de la copa con el dedo—, he intentado encontrar una manera de suicidarme, sin éxito. Parece que, sin un alma, no puedo morir. Me convertí en un filósofo francés, tomando el nombre de Robespierre e incitando una revolución contra la corona con la esperanza de que me acogieran y me torturaran, pero parece haber tenido el efecto contrario. Eventualmente fui decapitado, pero eso sirvió de poco. Entonces fui a Rusia con el nombre de Rasputín, y en su defensa, intentaron matarme bien, pero de nuevo, fracasaron. Luego pasé como capitán de barco a bordo de este barco llamado Titanic, que choqué contra un iceberg. Muchas muertes, pero no la mía. Finalmente llegué aquí y conocí a esta jovencita vivaracha.
La forma en que lo dijo mientras agarraba la pierna de Marraine Pené que tenía muchas venas varicosas que parecían un mapa del metro hizo que Chuck se sintiera bastante incómodo.
—Oh, basta —dijo la vieja.
—Sabes que no pareces un día mayor de 87 —dijo el vampiro—. Pero sí. Ella, como yo, tiene un problema con no morir, así que empezamos una pequeña sociedad para encontrar una manera de romper esta maldición nuestra.
—Lo llamamos: 'La Sociedad Panda', ¿oui? —dijo la vieja.
—Sociedad Suicida ya fue tomada, antes de que preguntes —dijo el Vampiro—. Aunque principalmente tratamos de encontrar una manera de morir, y créeme, he tratado de matar a esta pequeña descarada innumerables veces, también encontramos personas que han sido engañadas por espíritus, como tú.
Eso detuvo a Chuck en seco, si hubiera sido un tren, pero no lo era. —Espera, ¿me engañaron? ¡¿Cómo?!
—Bueno, creemos que lo fuiste —dijo Marraine Pené—. Es la única explicación lógica. Dijiste que perdiste la memoria hace un día, ¿no? Eso sería al comienzo de Walpurgisnatch.
—¿Entonces? —dijo Chuck, sorpresivamente a la defensiva—, dijiste que eran ex, pero ahí estás, ¡siendo todo cariñoso! ¿Qué pasa con eso?
Jacque tosió un poco de sangre, que ni siquiera se molestó en limpiar mientras apretaba aún más los muslos de Marraine Pené. —Creemos que las relaciones deben ser como los períodos presidenciales. Los últimos 4 años, solo una reelección, y luego terminamos. Pero ella todavía me llama Monsieur Président, si sabes a lo que me refiero.
Chuck lo sabía, pero deseaba no haberlo hecho.
—El punto es —dijo Marraine Pené—, la maldición en la que estás es más fuerte de lo que esperábamos, ¿oui? Recuerdas lo que sucedió cuando tratamos de deshacerlo en el bar. Si una bruja no puede romperlo, tal vez sea significa que algo más poderoso que una bruja hizo la maldición.
—Tendríamos que hacer una prueba para ver si esto es cierto, por supuesto —dijo el vampiro—, y luego trabajaremos a partir de ahí.
Finalmente, algunas buenas noticias para Chuck. —¿Y bien? ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos!
El vampiro, sin embargo, levantó la mano en el signo universal de "Cállate la boca" para que Chuck se calmara. —Antes de hacer nada, la Sociedad Panda tiene tres miembros, ¿ves? Tenemos que esperar al último miembro de nuestro grupo. El cual —dijo, mirando su reloj de pulsera, el más tonto de los relojes—, debe estar entrando. ..ahora.
Justo en ese momento, las puertas del comedor se abrieron para revelar a dos personas que entraban. La primera fue Samantha, la bruja 420 abiertamente amistosa. La segunda persona, a la que tiraban de una correa, gruñendo y protestando, era une pequeñe y casi adorable pug furro.
—Traje a su perre aquí, jefecito —dijo Samantha—. Justo a tiempo.
3 HORAS Y 25 MINUTOS HASTA EL AMANECER
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